
7º TALLER INTERNACIONAL DE LA VIVIENDA
Fecha:
Viernes 27 y sábado 28 de septiembre
Lugar:
Salón Doral I, II y III
Hotel Lidotel
Isla de Margarita
ACA
7º TALLER INTERNACIONAL DE LA VIVIENDA
Fecha:
Viernes 27 y sábado 28 de septiembre
Lugar:
Salón Doral I, II y III
Hotel Lidotel
Isla de Margarita
ACA
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Técnica Constructora C.A. es quizás una de las empresas que dentro de esta rama industrial ha dejado una huella indeleble en la historia del país y su incansable camino hacia el desarrollo.
Producto de la iniciativa de una serie de hombres de empresa venezolanos, interesados en diversificar sus inversiones en lo que ya se vislumbraba como un atractivo negocio, que suman esfuerzos para su creación a inicios del año 1947, serán los ingenieros Alfredo Rodríguez Delfino y Enrique Pardo Morales los primeros encargados en dirigirla. A ellos se sumarán más adelante, cuando a partir de 1949 el crecimiento de la compañía empieza a ser sostenido, primero el ingeniero Luis Pietri Lavié y meses más tarde los ingenieros Raúl Hernández Silva y Oswaldo J. Blanch.
Como toda empresa de este ramo, Técnica Constructora C.A. da sus primeros pasos con la ejecución de viviendas particulares que comenzaban a poblar el este de la ciudad, acometiendo a partir de 1949 la realización de edificaciones de varias plantas entre las que destacan los edificios Araure, Camurí, El Municipal (1951, Vegas & Galia) y Galipán (1952, Gustavo Guinand Van der Walle) o hitos excepcionales como el Obelisco de Barquisimeto (1952, Gutiérrez & Otero).
Tal vez animados por el importante empuje que le dio a la industria de la construcción nacional la realización de la Reurbanización de El Silencio entre 1942 y 1945 con participación de varias empresas privadas, cuestión que abriría el camino hacia el establecimiento de un sistema de licitaciones en las obras públicas y daría pie a la fundación en 1943 de la Cámara Venezolana de la Construcción (CVC), y, definitivamente, en el marco de lo que significó la gestión de Gerardo Sansón al frente del Ministerio de Obras Públicas desde noviembre de 1948 (justo después de la caída de Rómulo Gallegos) hasta octubre de 1952, Técnica Constructora C.A. entra claramente, dado su perfil para aquel momento, dentro de las empresas que se favorecieron por la política que Sansón desde ese despacho fomentó.
Ello se recoge con toda claridad en la entrevista que Juan José Martín Frechilla le realizara en 1990 incorporada en Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna (2004) donde Sansón, ante la pregunta acerca del problema que surge entre ser Ministro y participar en el otorgamiento de contratos y lo engorroso en que se había convertido la realización de licitaciones durante el trienio adeco revela: “… yo vi el problema del Ministerio de Obras Públicas así: faltaban constructores, no había manera de construir el país sin que hubiese compañías serias, compañías solventes económicamente que respondieran al trabajo. Entonces se me ocurrió llamar a todas las compañías que había, que existían, pues, unas veinte. Las llamé y las senté en una mesa a todas ellas, muchas compañías pequeñas, otras grandes, pero ninguna con gran profesionalidad, tal vez la más profesional era la VICA… Entonces les dije: Aquí señores hay lo siguiente, esto es lo que se va a hacer, esto es … lo que puede hacer el Ministerio como plan de obras públicas; vamos a ver como lo hacemos con ustedes, que son los que lo pueden hacer. Entonces distribuimos: usted qué quiere; yo quiero tal cosa; usted no lo puede hacer porque no tiene los equipos necesarios y así llegamos a una concertación de contratos, con todos sin excepción.”
Aunque no nos consta que Técnica Constructora haya participado en la reunión convocada por Sansón no nos extrañaría para nada que allí hubiese estado dadas las características del momento y de empresa naciente que para entonces tenía, más allá de estar dedicada a la construcción privada. También dada la política de continuidad entre la gestión de la obra pública que privó durante aquellos años (cargada de discrecionalidad, hay que decirlo) no hay otra forma de entender el vertiginoso crecimiento de una empresa que a todas luces cumplía y lo hacía con una altísima calidad, abriéndose paso junto a otras tan importantes como la ya mencionada VICA (Venezolana de Inversiones C.A.), Precomprimido (Otaola & Benedetti), Brillembourg Villegas Asociados C.A., Oficina Técnica Gutiérrez & Co o Ardila-Hulett C.A.
Como dato de interés, tal vez valga la pena señalar que en 1952 Técnica Constructora C.A. tenía sus oficinas en la Calle Real de Sabana Grande con la 2da Avenida de Las Delicias, edificio Camurí, mudándose luego al edificio Araure, también en la Calle Real de Sabana Grande en este caso con calle Villaflor hasta que en 1954 se terminan ubicando en la Torre Polar, Plaza Venezuela, proyecto de Vegas & Galia, construida junto al Teatro del Este por la empresa.
A partir de 1953, cuando empezó a hacerse más frecuente la convocatoria a licitaciones públicas (que sin embargo siempre pasaban para su decisión final por el Presidente de la República y posteriormente derivó en un escandaloso negociado), se había disparado el crecimiento vertiginoso de la capital de la república enfatizándose en su modernización y se acentúa el auge de la construcción en el área metropolitana, se detecta la mayor actividad de Técnica Constructora registrándose entre sus realizaciones más destacadas los edificios norte del Centro Simón Bolívar, Banco Mercantil y Agrícola, Gran Avenida, Sudameris, First National City Bank, Laguna Beach Club, Club Camurí Grande, Concha Acústica de Bello Monte (realizada junto a TEC, S.A. y Gil Rangel Baquero, S.A.), Estaciones Maripérez y El Cojo del Teleférico, Estadio Olímpico y Gimnasio Cubierto de la Ciudad Universitaria de Caracas, edificios D, L, M y túneles bajo las pistas del Hipódromo de La Rinconada, 6 Bloques del 23 de enero, Lomas de Urdaneta, y, como ya adelantamos, el Teatro del Este y la Torre Polar cuya foto utiliza para promocionarse en la revista CIV del Colegio de Ingenieros nº 217 de 1954, la cual engalana nuestra postal del día de hoy.
Para nada es menos importante la participación de Técnica Constructora en obras de infraestructura de gran envergadura en el interior del país que acometió muchas veces asociada con otras grandes empresas. Tal es el caso del Hospital General de El Tigre y del Domingo Luciani de El Llanito, la represa del Guárico, de las plantas de tratamiento de agua de Ciudad Bolívar, Valencia, Barquisimeto, Coro y Maracaibo, el Acueducto Submarino para las Islas de Margarita y Coche, el Acueducto de Porlamar, el túnel Los Ocumitos nº 1 y el pilotaje del viaducto La Cabrera de la Autopista Regional del Centro. También participó como única empresa venezolana junto al resto de las extranjeras (norteamericanas para más señas) en la construcción de la primera etapa de la represa del Guri (1963), en la licitación del Puente sobre el Lago de Maracaibo y construyó las estaciones de Gato Negro, Agua Salud y Caño Amarillo de la Línea 1 del Metro de Caracas.
La Empresa en 40 años de vida (1948-1988) realizó más de 1.100 obras y por tal motivo editó una publicación que además resalta su papel dentro de la profesionalización de la ingeniería del país colaborando con la formación de nuevos cuadros dado que numerosos estudiantes dieron en ella sus primeros pasos y, a medida que se fueron graduando, muchos de ellos fueron asimilados aumentando así su capacidad técnica y profesional. La búsqueda que hemos emprendido para conocer si Técnica Constructora C.A. aún se mantiene activa ha sido infructuosa, por lo que presumimos que debe haber cerrado a no ser que lleve otro nombre desconocido para nosotros acuñado por sus posibles herederos. Ahí quedan sin embargo como mínimo ese millar de obras ejecutadas en un lapso de 40 años para testimoniar que se trató de “un coloso de la construcción en Venezuela”.
ACA
Procedencia de las imágenes
Todas. Colección Crono Arquitectura Venezuela
VENEZUELA TENDRÁ UN REPRESENTANTE EN LA BIENAL DE ARQUITECTURA DE SAO PAULO
Tomado de www.panorama.com.ve
El arquitecto venezolano, Maximilian Nowotka, ha sido el único venezolano – en esta ocasión – en ser invitado a participar en la 12ª Bienal Internacional de Arquitectura de São Paulo, que se inaguró el martes 10 de septiembre en Brasil y estará hasta el próximo 8 de diciembre.
Nowotka con su proyecto Diario / Daily, forma parte de la exposición principal de la Bienal “Arquitecturas diarias” en el Centro Cultural São Paulo.
El evento muestra proyectos de arquitectura, urbanismo, instalaciones, fotografías, publicaciones y videos de 70 arquitectos y oficinas de arquitectura de más de 20 países que tratan de reimaginar cómo la vida cotidiana da forma al mundo
La duodécima edición de la Bienal Internacional de Arquitectura de São Paulo propone que profesionales y público en general reflexionen sobre la vida cotidiana, la dimensión más trivial de la realidad en la arquitectura y el entorno construido del siglo XXI.
El proyecto venezolano, Diario / Daily, es un relato de lo que sucede día a día. Busca documentar mediante dibujos, gráficos, conversaciones, documentos de obra, fotografías y otros soportes, las reinterpretaciones de lo cotidiano desde cuatro ejes fundamentales: la obra construida, el anteproyecto, el concurso público y el auto-encargo especulativo.
A modo de cuadernos, cada uno de ellos muestra historias que documentan procesos, ideas y narraciones de la cotidianidad diversa, desde lo banal y lo ordinario, lo simple y lo nostálgico, hasta lo técnico y lo habitado.
Cada diario compromete y pone en crisis las formas convencionales de mostrar un proyecto, evidencia las relaciones y condiciones de cada tipo de ejercicios a los que normalmente está sometido un arquitecto en su práctica.
Nota
Tomada de http://www.iabsp.org.br/bia/
La propuesta curatorial de la 12ª Bienal Internacional de Arquitectura de São Paulo (12ª BIA), bajo el título TODOS LOS DÍAS/EVERYDAY, propone destacar el protagonismo de la vida cotidiana, la dimensión más trivial de la realidad, en la arquitectura y el urbanismo en el siglo XXI. El poder discreto de la vida cotidiana radica en su capacidad para traducir la forma en que vivimos, usar los recursos naturales y mantener el espacio en prácticas comunes que hacen que el proyecto sea algo relevante y una preocupación compartida, dicen los curadores de esta edición.
La 12ª BIA consta de dos exposiciones que ocupan dos edificios manifiestos de la vida cotidiana de São Paulo:
TODOS LOS DÍAS en Sesc 24 de mayo (2017, Paulo Mendes da Rocha y MMBB), del 10 al 29 de septiembre de 2019, y
ARQUITECTURAS DE LA VIDA COTIDIANA, en el Centro Cultural de São Paulo (1982, Eurico Prado Lopes y Luiz Telles), del 13 de septiembre al 8 de diciembre de 2019.
ACA
… que en 1987, en los espacios del Museo de Bellas Artes (MBA) de Caracas, se llevó a cabo la VIII Bienal Nacional de Arquitectura?
Cuando aquel año el Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV) -presidido por Italo Balbi- junto al Ministerio de Estado para la Cultura a través del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) -con Paulina Gamus a la cabeza de ambas entidades- y el Concejo Municipal y la Gobernación del Distrito Federal a través de la Fundación para el Desarrollo de las Artes (FUNDARTE) -siendo Miguel Ángel Contreras Laguado gobernador y a la vez presidente encargado de la Fundación-, convocan a participar en la VIII Bienal Nacional de Arquitectura, se estaban conmemorando el XXV aniversario de la creación de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Los Andes (ULA), el centenario del nacimiento de Le Corbusier y se entraba en el año en que se celebraría el cincuentenario del Museo de Bellas Artes de Caracas que tenía en ese momento a Oswaldo Trejo como director.
Se trataba del octavo llamado en 24 años de un evento que se supone debía ser cada dos, lo cual habla a las claras de una intermitencia que luego incluso se agudizará. También marca esta Bienal un punto de inflexión en cuanto a la manera y significado que tendrá el ser distinguido con el Premio Nacional de Arquitectura, es decir, desde 1963 hasta 1987 la selección del mejor edificio u obra le daba automáticamente a su autor o autores el Premio, pasando a partir de este momento a ser otorgado el mismo, anualmente, a través del CONAC a fin de equiparar el reconocimiento a la Arquitectura como expresión artística y cultural (junto a las Artes Plásticas, la Fotografía, el Cine, la Danza, la Literatura, el Teatro, la Música, las Humanidades, los Saberes Tradicionales y la Artesanía), premiándose de esta manera una trayectoria y no un elemento o hecho puntual. Las Bienales a partir de la IX se empezaron a caracterizar por el otorgamiento de un Gran Premio a la mejor obra del conjunto seleccionado para la ocasión por un calificado jurado.
Así pues, este último eslabón del que podríamos llamar como primer ciclo a cargo del CAV, retomó la sana costumbre de realizarse después de una suspensión de siete años (desde 1980) y tuvo como tema “La arquitectura del Lugar”. Se montó en tres meses y superó los 160 trabajos aceptados, lo cual indica que el tiempo transcurrido operó como una represa que al fin abrió un aliviadero. Se modificaron las bases de confrontación y a las categorías habituales (Arquitectura Urbana, Vivienda Multifamiliar, Vivienda Unifamiliar, Vivienda y Obra de Interés Social y Arquitectura Paisajista amén de los premios Metropolitano y los Regionales), se sumaron distinciones que abarcaron todos los campos donde la arquitectura se desarrolla, reconociéndose la Restauración y Conservación, el Reciclaje y Acondicionamiento de Edificios, la Docencia, la Investigación y la Crítica e Historia.
Como bien señala Shully Rosenthal, presidente de la VIII Bienal, “más que un evento de promoción a los mejores trabajos en cada renglón, (lo mostrado) en esta oportunidad trasciende del ámbito de los Arquitectos y se muestra al público en general, como el esfuerzo que a diario realizamos en esta actividad creadora de los espacios donde el hombre se desenvuelve, visualizando en esta muestra de la Arquitectura de los años 80 la recuperación del espacio urbano, la importancia adquirida por el peatón, el nuevo sistema de transporte dentro de la ciudad, la búsqueda de nuevas soluciones tecnológicas de fuerte contenido formal, un adecuado conocimiento del contexto, la mejor interpretación a los problemas ambientales, las condiciones plásticas, todo esto conjugando y configurando nuestro paisaje cultural.”
Al revisarse todos los factores que incidieron en el llamado y montaje del acontecimiento, podría perfectamente decirse que se convirtió en el escenario que permitió ver, analizar y presentar la arquitectura venezolana de toda una década, momento en que el rescate del tema del lugar ocupaba un sitial predominante en el debate arquitectónico latinoamericano y donde asuntos como la identidad se convertían junto a él en punta de lanza desde los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL). También le permitió a William Niño Araque, a la sazón curador de la exposición, continuar desarrollando tópicos que poco a poco le permitieron configurar una especie de plataforma desde la cual efectuar una posible lectura de lo más significativo. O, en otras palabras, seguir ejercitándose en una especie de gimnasia crítica que le permitía hablar con mayor insistencia de “La ciudad recobrada” (título del ensayo central del extenso y muy bien documentado catálogo del evento, cuya impecable publicación fue coordinada por Martín Padrón), y con ello de la Bienal como escenario de encuentros, la arquitectura como arte, el valor recobrado para el juicio estético y la consideración de la forma y sus amarres simbólicos para finalmente declarar que si durante la década de los años 70 se podía hablar de una “posible” Escuela de Caracas, en la de los 80 ya se vislumbra una alternativa que “al ‘Potenciar’ los instrumentos propios del conocimiento arquitectónico (permite) identificar durante los últimos años, una línea crítica y reflexiva que no pretende agotarse en los límites de un trabajo concreto, sino que aspira a introducir los factores espaciales en el marco más general de un reflexión sobre la identidad artística y los propios instrumentos que la arquitectura puede desarrollar.”
Así, para Niño Araque serían de destacar un grupo heterogéneo y dispar de obras “que enmarcan la producción estéticamente más interesante de cuanta se ha producido en el ámbito profesional de la última década. Con una proximidad a lo que en el resto de la experiencia plástica han sido las corrientes del minimalismo, el conceptualismo o la post-figuración, el proyecto para la nueva sede de la Galería de Arte Nacional, las estaciones del Metro de Caracas, el Edificio de la Electricidad de Caracas, la proposición para el ‘Foro Libertador’, el ejercicio ideado para la ‘Catedral del Agua’ en Ciudad Guayana, la Plaza Bicentenario o el Monasterio de Güigüe, Estado Carabobo, son algunas de las realizaciones o proyectos que van más allá del trabajo bien hecho a partir de la contradicción entendida entre la arquitectura y la creación estética en general producida en nuestra sociedad consumista y poco informada.”
En virtud de la vasta amplitud de la muestra, la decisión del jurado seleccionado para otorgar el Premio Nacional en esta ocasión, integrado por los arquitectos José Miguel Galia, Leszek Zawisza, Fruto Vivas, Gustavo Legóburu y Celina Bentata, no fue sencilla de tomar. Sin embargo, con plena justicia, la máxima distinción se le dio al Metro de Caracas y al arquitecto Max Pedemonte por la obra realizada por la División de Arquitectura de ese organismo premiando lo que Pedemonte denominó como las “Rutas Paralelas”, el conjunto de operaciones realizadas para construir y complementar la infraestructura peatonal a lo largo de las rutas del sistema de transporte subterráneo. Como ya adelantamos, correspondiendo a una segunda etapa desde que el Premio Nacional lo empieza a otorgar el CONAC, la IX Bienal se realizó en 1998, la X en 2001, la XI en 2014, la XII en 2016 y la XIII en 2019, es decir, 5 eventos en 32 años superándose con creces la falta de periodicidad mostrada durante los primeros 8 llamados. Las causas para que ello haya ocurrido y las consecuencias que ha traído pueden muy bien ser motivo de otra nota que las analice.
ACA