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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 345

Con el ejecútese del decreto que dio inicio a la nacionalización petrolera el 1 de enero de 1976, había quedado atrás no sólo el período en el que los hidrocarburos en Venezuela fueron explotados por empresas extranjeras, sino también el aporte a la cultura que algunas de ellas llegaron a hacer a través de sendas publicaciones periódicas.

En el caso concreto de la Creole Petroleum Corporation es recordada la continuidad, riqueza de contenidos y calidad gráfica de la que fue su revista: El Farol, cuya aparición entre 1939 y finales de 1975 dejó el listón en un nivel que parecía difícil de superar. (ver Contacto FAC nº222 del 2 de mayo de 2021).

Transformada la Creole en Lagoven y, por ende, convertida en una de las dos filiales más importantes de Petróleos de Venezuela, quienes asumieron su dirección no quisieron dejar pasar mucho tiempo sin atender el vacío originado por la desaparición de la revista de su antecesora. Es así como se dieron a la tarea de explorar cuál debía ser la línea y tipo de publicación que debía crearse, en medio de un clima que siempre se asumió de competencia e igualdad en cuanto a calidad y eficiencia del manejo de las empresas nacionalizadas y todo lo que ellas representaban.

Es así como el Departamento de Relaciones Públicas de Lagoven puesto a trabajar en el asunto y luego de evaluar diversas proposiciones, decide elevar a la junta directiva un proyecto de publicación periódica que tendría por nombre “Cuadernos” al cual se agregaría la denominación de la empresa, lo que le permitiría contar con un claro sello de identidad.

Pareciera que con relación al perfil de la revista no había mayores dificultades con respecto a que debía dedicarse a tratar con profundidad temas culturales y petroleros que contribuirían con el esfuerzo educacional que se realizaba en el país, manteniendo en este sentido una gran proximidad con la línea marcada por El Farol.

1. Algunos de los números pertenecientes a diferentes series de Cuadernos Lagoven.

La más importante diferencia estribaría en que cada ejemplar de lo que dio en llamar Cuadernos Lagoven sería monográfico y que se agruparía a su vez en series temáticas coleccionables, lo cual otorgaba cierta flexibilidad en lo que se refiere a la periodicidad y número de páginas que cada número podría tener. Se mantendría la condición de gratuidad del producto, se conservaría el cuidado en el diseño gráfico y diagramación, se contaría con los mejores fotógrafos, se seleccionarían reconocidas imprentas y se buscaría a los más connotados escritores y estudiosos del país para que fuesen abordando la pauta que los editores fueron estableciendo. El formato seleccionado sería de 21×21 cms.

La propuesta presentada fue aprobada por unanimidad por la junta directiva de la empresa, decidiéndose dar inicio a la materialización del proyecto de inmediato de manera que el mismo año 1976 debía estar el la calle el primer número.

El responsable de llenar de contenido la revista inaugural fue el reconocido historiador, investigador y pedagogo español radicado en nuestro país Manuel Pérez Vila (Girona, 1922, Caracas, 1991). El tema seleccionado: “Ciudades cuatricentenarias”, daría salida a indagaciones llevadas a cabo por el autor por aquel entonces. Se iniciaba así, además, la serie “El hombre y su gente”. Su portada, que recoge una hermosa panorámica de Caracas tomada seguramente desde lo más alto de Colinas de Bello Monte, ilustra nuestra postal del día de hoy.

Ampliamente reconocido por ser el biógrafo más importante del Libertador Simón Bolívar, de quien organizó y clasificó el archivo existente en su Casa Natal entre 1950 y 1955 bajo la dirección de Vicente Lecuna, Pérez Villa sorprendió como lo había hecho en otras oportunidades tocando en el nº1 de Cuadernos Lagoven una temática si se quiere alejada de su línea de trabajo fundamental que, sin embargo, trata con todo el rigor y profundidad de los que era capaz contando para ello con un valioso apoyo documental.

El ensayo elaborado por Pérez Vila invita a analizar la idea que nos hemos forjado sobre la historia hispánica, siguiéndole los pasos a los fundadores de las primeras ciudades venezolanas. Refiriéndose a la generación de primer orden en el desarrollo de la historiografía nacional, Pérez Vila ofrece un interesante matiz sobre los ejes de penetración y los núcleos de poblamiento urbano.

En un comentario sobre el texto de Pérez Vila del 8 de septiembre de 2019, ubicable en http://www.diarioelinformante.com.ve, Henry Vargas Ávila expresará cómo en él se describe la España del siglo XVI que acomete la tarea de ocupar un inmenso continente, el Nuevo Mundo, como una nación en la que se superponen diversos planos temporales. “A medio camino entre el Medioevo y la modernidad es España una nación excéntrica y particular. En 1492 expulsa a los árabes, unifica bajo una corona su territorio y comienza su expansión ultramarina. Sin embargo, un rasgo premoderno acompaña este período de esplendor: el fervor proselitista de la Evangelización. Convertir a la fe verdadera a los infieles es una firme idea española que convive y se imbrica con otras de más reciente factura, el Renacimiento, la ampliación del conocimiento geográfico y de la ecúmene, la Contrarreforma católica. Se trata de una España que vacila por situarse entre lo medieval y lo decididamente moderno la que llega al Nuevo Mundo en el siglo XVI”.

Así, “la fundación de las ciudades hispanoamericanas y las formas diversas de penetración a través de la conquista y poblamientos, están en estrecha relación con la acción predicadora de los misioneros y el surgimiento de las llamadas doctrinas. Las comunidades religiosas y entre ellas principalmente los dominicos, los franciscanos, los agustinos y los jesuitas realizaron una importante labor misionera alrededor de las doctrinas”.

Con la intención de remarcar los ejes de penetración seguidos por los conquistadores: el de Oriente, originado en Cubagua-Margarita, que tiene por base a Cumaná en tierra firme y se extiende luego por el Orinoco hacia Guayana; en Occidente, desde la costa, que penetra por Coro hasta El Tocuyo, se abre en abanico hacia Trujillo, Maracaibo, Barquisimeto, Carora y se extiende hacia la región central, nombres y fechas de ciudades fundadas a inicios del proceso de colonización antes de 1577 y que aún hoy persisten son descritas por Pérez Vila: Cumaná, 1521-1522; Coro, 1527-1529; Puerto de Mar (Porlamar) o Villa del Espíritu Santo, iniciada hacia 1528, fundada oficialmente en 1536; Maracaibo, en sus tres fundaciones, empezando por la de Alfinger en 1529; El Tocuyo en 1545; Barquisimeto, en 1552; Valencia 1553; Trujillo, en 1557; Mérida, 1558; San Cristóbal, 1561; La Asunción, 1564-1567; Caracas, 1567; Caraballeda, 1567, Carora, 1569; La Grita, 1576; Barinas –o Altamira de Cáceres- 1577. También algunas otras que no han llegado hasta el presente: Nueva Cádiz de Cubagua, La Borburata, El Collado, San Miguel de Neverí o la Villa de San Francisco.

Emparentado con el texto que posteriormente elaborara para el libro La Guaira. Orígenes históricos. Morfología Urbana (1981) en el que también participaron Graziano Gasparini y Carlos Duarte, Pérez Vila nos dejó en “Ciudades cuatricentenarias” no sólo un valioso aporte a la historia del poblamiento del país sino, además, un texto de obligatoria consulta para los estudiosos de temas urbanos.

2. Ciudado diseño gráfico en dos de las portadas de Cuadernos Lagoven.

Roto el celofán del compromiso asumido con la salida del número 1, Cuadernos Lagoven aparecería ininterrumpidamente entre 1976 y 1997. Allí se publicaron más de 250 textos distribuidos en algo más de 100 entregas, algunas abordadas por un solo autor y otras compartidas que, a pesar de ser editadas en su mayoría a modo de revista y en español, se abrió a la presencia de algunos ejemplares con tapa dura y traducidos al inglés, lográndose una alta calidad impresa. Definidos como una aproximación a las múltiples y diversas expresiones del quehacer humano y concebidos con un claro sentido de utilidad, cada número buscó la armonía entre el valor mismo del tema, el interés del público, la seriedad y amenidad del tratamiento y la riqueza gráfica y de diseño, cumpliendo con creces los objetivos iniciales trazados por la empresa.

3. Dos de los ejemplares de la serie «Bicentenario» (1983).
4. Dos de los ejemplares de la serie «Cuatro Repúblicas» (1988).

Sin necesariamente mantener una periodicidad fija se podría decir que en promedio Cuadernos Lagoven apareció bimensualmente, dándose los casos especiales correspondientes a los años 1983 (dedicado a celebrar los 200 años del nacimiento del Libertador mediante la serie que llevó el nombre de “Bicentenario”) de seis números y de 1988 cuando se lanza la serie “Cuatro Repúblicas” de siete entregas, ambas, por cierto, de corte histórico. Otras series dignas de ser mencionadas son “Siglo XXI” concentrada en los años 1985 y 1986 y “Medio Milenio” aparecida el año 1992 cuando se cumplían 500 años de la llegada de Colón a América.

5. Número de Cuadernos Lagoven titulado “Arquitecturas de Villanueva” (abril 1978) con textos de Juan Pedro Posani, fotografías de Paolo Gasparini e ilustraciones de Kees Verkaik de la serie «El hombre y su ambiente».
6. Otros dos ejemplares de la serie «El hombre y su ambiente»

Al ensayo de Manuel Pérez Vila publicado en el número 1 se sumaron, dentro de la serie “El hombre y su ambiente” (la de mayor amplitud en cuanto a ejemplares dedicados a través del tiempo), otros autores y temas que podríamos considerar afines a los que desde estas páginas promovemos. Así, vale la pena recordar el muy cuidado ejemplar titulado “Arquitecturas de Villanueva” (abril 1978) con textos de Juan Pedro Posani, fotografías de Paolo Gasparini e ilustraciones de Kees Verkaik, obra que posteriormente se editaría en tapa dura y en inglés el año 1985. Del mismo año 1978 data “La Ciudad Transfigurada”, con textos de Augusto German Orihuela y fotografías de Luis H. Doguis. En 1996, como número 100, aparecerá “Arborización y su mantenimiento en áreas urbanas” del biólogo y especialista en botánica Jesús Hoyos Hernández, Premio Nacional de Divulgación Científica y, previamente, dentro de la serie Siglo XXI, con el número 54, “El Futuro de las Ciudades Venezolanas” del sociólogo Roberto Briceño-León.

7. Dos de los ejemplares de la serie «Siglo XXI» (1985-1986).
8. Tres de los ejemplares de la serie «Medio Milenio» (1992).

De tal manera, con la firma de connotados autores entre los que vale la pena citar a Arturo Uslar Pietri, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Pedro Grases, Pedro Cunill Grau, Armando Rojas Guardia, Efraín Subero, Tomás Polanco Alcántara, R. J. Lovera De-Sola, Aníbal Romero, Orlando Albornoz, Diego Bautista Urbaneja, María Elena Ramos, José Luis Salcedo Bastardo, Alfredo Armas Alfonzo, Germán Carrera Damas, Elías Pino Iturrieta, Ramón Escovar Salom y Luis Castro Leiva, la crítica, el ensayo histórico, la investigación antropológica, el pensamiento venezolano, la geografía del país, la ecología, la ciudad y su atmósfera, la tecnología, la literatura, la música,  la relación mantenimiento y ambiente, el lenguaje, la zoología, el arte y la arquitectura se dieron cita a través de las páginas de Cuadernos Lagoven dejando un importante legado de parte de la empresa a la cultura venezolana y una demostración de una de las tantas maneras en que el petróleo puede ser sembrado.

9. Portada del nº50 de Cuadernos Lagoven.

Tal y como se recoge del artículo de Wikipedia dedicado a la publicación que hoy nos ocupa, “el buen grado de aceptación y veracidad de sus temas se vieron recompensados en el año de 1986 cuando se le otorgó el Premio Nacional de Periodismo a los Cuadernos Lagoven. (…)  También en el año 1986 Cuadernos Lagoven llegó a su publicación número 50, (llevando) por título “La poesía de los pueblos con sed” escrito por la pluma del Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa”. A ello cabe agregar que recibió por cinco años consecutivos el premio del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional como mejor publicación en su estilo.

Adicionalmente a las publicaciones periódicas e impulsada por el reconocimiento alcanzado, la empresa petrolera tomó la decisión de dar luz verde a la creación de la serie audiovisual de Cuadernos Lagoven, lográndose la producción de documentales diversos entre los que destacó la correspondiente a historia venezolana titulada «Cuatro Repúblicas», constituida por nueve videos. Como bien señala Manuel Bermúdez Romero en “El petróleo sembrado. Cuadernos Lagoven es un valioso legado cultural” (2021) publicado en http://petroleumag.com: “Del mismo modo fue satisfactoria en esta modalidad la divulgación televisiva de las biografías y contribuciones plásticas de los artistas Juan Lovera, Arturo Michelena, Francisco Narváez, Carlos Cruz-Diez, Emerio Darío Lunar y Jacobo Borges”.

Los Cuadernos Lagoven audiovisuales “eran transmitidos por la Televisora Nacional, canal 5, los sábados a las ocho de la noche. Venezolana de Televisión los proyectaba los martes a las once y treinta de la mañana”, acotará Bermúdez Romero.

A partir de 1998, la publicación fue rebautizada como Cuadernos PDVSA, a consecuencia del cese de actividades de la filial petrolera. El cambio radical en el enfoque que se le dio al nuevo producto editorial, lamentablemente, dejó atrás lo que fue una de las experiencias más notables dentro de las publicaciones periódicas culturales del país durante el siglo XX.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 2, 3, 4, 6, 7, 8 y 9. https://www.venciclopedia.org/index.php?title=Cuadernos_Lagoven

1. http://petroleumag.com/el-petroleo-sembrado-cuadernos-lagoven-es-un-valioso-legado-cultural/

5. Colección Crono Arquitectura Venezuela

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 329

La revista INMUEBLES, cuya portada correspondiente al número 1 ilustra nuestra postal del día de hoy, aparece en julio de 1992 en medio de un país que en febrero había sido sacudido por un golpe de estado y que nuevamente lo sería en noviembre, lo cual indica a las claras que, más allá de tales avatares, se estaba apostando a generar para “la industria privada más importante del país … un medio de comunicación destinado a informar, analizar y opinar sobre su desarrollo”, tal y como lo expresara su editor Yamandú Botella Oriol en “Con usted”, nota editorial que acompañó aquel lanzamiento. Botella Oriol añadirá: “Sectores tan diversos como la arquitectura, la construcción, la comercialización, el financiamiento y la decoración se resumen, ahora, en una sola palabra: INMUEBLES. (…) Si agregamos a ellos la fabricación de productos e insumos y todos los servicios relacionados veremos cuan vasto es el panorama a reflejar”.

Como corroboración de que aún privaba una visión optimista, y de que se aspiraba recorrer un “largo camino” que se asumiría “con absoluta responsabilidad y con la confianza que nos otorga el contar con el respaldo de un equipo multidisciplinario de profesionales inmobiliarios y de la comunicación”, en el mismo texto Botella Oriol se planteaba como principal reto el colocarse a tono con “las dimensiones que está alcanzando la inversión inmobiliaria, a través de nuevas modalidades de comercialización, de trasplantes exitosos de fórmulas de financiamiento de otros países, del desarrollo de la Ley de Política Habitacional, del surgimiento de nuevos productos y tecnologías”, todo lo cual “hacía necesario un medio que hiciera llegar al gran público el análisis de esos temas, en profundidad”.

1. Sumario y página de créditos del nº1 de la revista INMUEBLES.

Y, en efecto, Botella Oriol estaba acompañado de un amplio equipo de redactores, columnistas, colaboradores y corresponsales en el exterior con Elinor Gil como Jefe de Redacción, Salvador Chang como Asesor Económico, Ricardo Reyes como Director de Comercialización, Thaís Sosa como Gerente de Cuentas y María Antonieta Parra como Ejecutiva de Cuentas. Contaron, además, con un excelente grupo de fotógrafos: Ricardo Gómez Pérez y Ricardo Jiménez (quienes se identificaban como Ricar-2) además de Esteban Montagut, y con la Dirección de Arte y Diseño a cargo de Jorge Haralambides apoyado en Fanny Salazar como Secretaria de Coordinación.

La revista, de periodicidad mensual y formato tamaño carta, partió con un total de 80 páginas estableciendo un grupo de secciones fijas y alternadas, a saber: Construcción, Temas, Productos, Hábitat y Mercado a las que se sumaban otras que variaban según la ocasión: Perfil, Debate abierto, Gente en obra, Entre comillas, Tips, Convención inmobiliaria, Lanzamiento, Desde El Ávila clips y Exterior.

La arquitectura tuvo desde el primer momento un lugar destacado dentro de INMUEBLES, particularmente en las secciones Construcción, Temas y Hábitat tomando diferente talante según el caso. Así, en aquel primer número aparecería (sin firma) “Meliá Caracas. Luis XVI en Sabana Grande” que ofrece una semblanza general del novedoso hotel 5 estrellas que se inauguraba en la avenida Casanova, así como una completa ficha técnica.

2. Páginas interiores del nº1 de la revista INMUEBLES.

En la sección Temas, se publicó en número 1 de INMUEBLES el texto “El barrio: problema y solución” que recoge una conversación sostenida entre los redactores y el profesor Oscar Olinto Camacho (para entonces presidente ejecutivo de la Fundación Banca Hipotecaria y director del Consejo Nacional de la Vivienda), quien el año anterior (1991) había culminado un extenso trabajo de investigación auspiciado por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá con el apoyo académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, sobre la propiedad y el inquilinato de los barrios de Caracas.

Por otra parte, en la sección Hábitat se publicó el muy completo artículo “Una galería como sede para la creación”, firmado por María Teresa Novoa, coincidiendo con la inauguración de la nueva sede de la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas en la avenida Bolívar, proyectada por Carlos Gómez de Llarena y Moisés Benacerraf. En la misma sección pero apuntando a mostrar novedades en diseño asistido por computadoras, apareció “La arquitectura muerde la manzana” en el que la redacción se hizo eco del trabajo sostenido del arquitecto Hernán Pisani desde su empresa Soft CAD, diseñando programas de dibujo destinados a ser usados en equipos producidos por Apple Computers, de los cuales destacaba el versátil User’sCAD encontrándose a las puertas de producirse el lanzamiento del ArchiDOT (Architectural Designs Oriented Tool).

3. Páginas interiores del nº1 de la revista INMUEBLES.

Un tercer trabajo aparecerá también en la sección Hábitat: “Para recordar a Leopoldo Martínez Olavarría” de Juan José Martín Frechilla, escrito en honor al importante arquitecto fallecido por aquellas fechas, quien protagonizó desde su condición de funcionario público el desarrollo y modernización de Caracas entre 1940 y 1970, para lo cual Martín Frechilla hace un compacto pero muy sustancioso recuento resaltando su destacada participación.

Bueno sería reconocer que aquel primer número de INMUEBLES no tuvo desperdicio dada la amplitud de temas, lo atinado en la selección de los mismos y la calidad de redacción y acompañamiento visual que tuvieron, lo cual debe haber dejado muy satisfechos a quienes promovieron la iniciativa.

En la medida que fue apareciendo mensualmente y consolidando su posicionamiento, las siguientes entregas de INMUEBLES mantuvieron su buen nivel y continuaron incorporando temas de gran valor para los interesados en la arquitectura de entre los cuales cabría destacar, entre otros, los reportajes dedicados a la construcción de la Torre Confinanzas titulado “Confianza en las alturas”, al Hipermercado MAKRO titulado “El consumo encuentra su templo estructural” y a “El Renacer de la Cultura Mesoamericana”, que junto a otro artículo de Juan José Martín Frechilla que por repasar las exposiciones universales desde la de Chicago en 1893 a la de Sevilla en 1992, le permitieron titularlo “Un siglo y pocas novedades”, llenando todos de contenidos el nº3 de septiembre de 1992.

4. Páginas interiores del nº1 de la revista INMUEBLES.

La aparición en INMUEBLES de temas vinculados a la historia, la crítica y la actualidad arquitectónica permitirá registrar (a riesgo de que se nos queden algunos por fuera) los artículos: “En la cima de Güigüe, estado Carabobo. Una abadía benedictina. Jesús Tenreiro” de María Teresa Novoa y “De cara a Europa” de Martín Frechilla (ambos en el nº4, octubre 1992); el reportaje “Crónica de una torre levantada en dos tiempos. A la conquista del sureste”, dedicado a la Torre Humboldt de Federico Beckhoff, y los textos “James Alcock. La arquitectura como paisaje” de William Niño Araque y “Simón Vélez. La arquitectura del bambú” de María Teresa Novoa (todos del nº5, noviembre 1992).

Ese importante impulso se verá reforzado por la serie de ensayos dedicados a Maestros de la Arquitectura Contemporánea Venezolana escritos por Manuel López Villa, de los cuales aparecerán los correspondientes a Henrique Hernández (“La arquitectura de la tecnología”, nº6, diciembre 1992), Fruto Vivas (nº8, febrero 1993), Jesús Tenreiro (“La arquitectura como monumento”, nº 10, abril 1993) y José Miguel Galia (“La arquitectura de la realidad”, nº13, julio 1993).

5. Carátulas de los números 9 y 12 de la revista INMUEBLES.

Nuestro registro, incompleto por demás, da cuenta de la aparición de INMUEBLES al menos hasta 1995, quedando para la posteridad los números especiales dedicados a registrar dos importantes eventos realizados en Caracas, de los cuales fueron recogidos textos elaborados por algunos de los participantes. Ellos son: el VI Seminario de Arquitectura Latinoamericana realizado del 25 al 30 de abril de 1993 (nº9, marzo 1993) y la VI Conferencia Internacional de Centros Históricos y Patrimonio Edificado Iberoamericano realizada del 24 al 30 de julio (nº20, agosto-septiembre 1994).

También vale la pena reseñar que el nº12, con el que INMUEBLES celebraba su primer aniversario, le abrió las puertas a un amplio recorrido titulado “El viejo futuro de Caracas”, donde se dieron cita importantes protagonistas en el desarrollo y modernización de la ciudad a través de sendos reportajes dedicados a: Juan Bernardo Arismendi, Luis Roche, Luis Alberto Pocaterra, Carlos Raúl Villanueva, Rafael Bergamín (escrito por Martín Frechilla), Irwin Perret-Gentil, Julio Sosa Rodríguez, Heriberto González Méndez, Oscar Ochoa Palacios e Inocente Palacios. También registró la aparición de los artículos: “La arquitectura de Manuel Mujica Millán” de Martín Padrón, “Lucio Costa» de Carlos Eduardo Dias Comas y “Luis Malaussena y la modernización del país” de Silvia Hernández de Lasala.

Tras el recorrido que hemos podido hacer a partir de su primera aparición, queda claro que la revista INMUEBLES se constituyó en un importante apoyo para la divulgación de la historia, la crítica y las obras de arquitectura venezolanas a lo largo de los años 1990 y en ineludible referencia a la hora de llevar adelante un registro de lo allí acontecido.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, 2, 3 y 4. Revista Inmuebles, nº 1, julio 1992

5. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 321

La aparición en marzo de 1950 de la histórica publicación Los Disidentes ofrece varios datos curiosos que de entrada conviene señalar. En primer lugar, se trata de una revista venezolana en el sentido de que fue concebida y producida por venezolanos, pero editada e impresa fuera del país: en París para más señas. El segundo aspecto tiene que ver con que el folleto, como sus creadores prefirieron definir, produjo desde la distancia, pese a su tamaño, número de páginas y duración, un efecto crucial sobre la percepción y finalidad del arte con claras secuelas en la cultura contemporánea venezolana, con aspiración de ampliarse por la América Latina, tal y como mostraba el lema ubicado en su portada debajo del nombre.

Su modesto formato de 18 x 22.5 cm, las dieciséis páginas más tapa que conformaron su tripa, su pequeño tiraje y corta vida: cinco números (todos aparecidos en 1950, correctamente editados en la Imprimerie Beresniak 12, Rue Lagrange, París), hablan a las claras de que fue su contenido bien escrito y en ocasiones incendiario, amén de la coyuntura en que aparece, lo que más pesó para que la experiencia alcanzara la trascendencia de tuvo.

Los Disidentes, digámoslo de una vez, no fue otra cosa que el órgano de difusión del grupo del mismo nombre, formado por un grupo de artistas y escritores venezolanos residentes en París entre 1945 y 1952, quienes asumieron una posición de ruptura y vanguardia que se enfrentó contra los “falsos impresionistas, falsos salones de arte y falsos folkloristas” que, según ellos, dominaban la cultura oficial en el país. También se proponían luchar en contra de la educación oficial impartida en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas, cuyas fuentes provenían del paisajismo y nativismo, específicamente. Haciendo honor a su nombre, Los Disidentes procuraban alcanzar la renovación del arte tradicional y académico mediante la asimilación de los valores de la abstracción europea. De tal manera, los cinco documentos publicados en un lapso de siete meses aglutinan las ideas revolucionarias de este grupo, y se convierten en referencia obligada para comprender el “arraigo y preferencia” del arte geométrico en Venezuela.

1. Taller Libre de Arte. 1948-1952.
2. Izquierda: Alejandro Otero. Cafetera azul (1947). Derecha: Mateo Manaure. Mujer con gallo (1948).

Sin pretender abarcar la multiplicidad de factores que giraron en torno a la fundación de Los Disidentes y su órgano de difusión, se han señalado como antecedentes fundamentales: la creación en 1940 del Salón Oficial de Arte Venezolano por parte del Ministerio de Educación, desde donde se implementó un sistema de bolsas y premiaciones que permitió a los beneficiados viajar al extranjero; las críticas de que fue objeto la Escuela de Artes Plásticas en 1945 que originaron la expulsión de un grupo importante de estudiantes; y la apertura también por parte del Ministerio de Educación del «Taller Libre de Arte» en 1948 válvula de escape que permitió la convivencia de manifestaciones artísticas muy variadas pero que le abrió la puerta fundamentalmente a la abstracción como medio de expresión. Valga añadir que las becas y bolsas de trabajo otorgadas por el gobierno a los artistas aventajados tuvieron dos destinos fundamentales: París y México donde se dirigieron individualidades con rasgos formativos comunes pero con criterios ideológicos divergentes en lo atinente al «compromiso social». Al primer grupo pertenecen justamente Los Disidentes y al segundo lo que se denominó como» La Barraca de Maripérez» cuya conformación (1945) es anterior a la del grupo parisino.

3. Los Disidentes en París (c.1950).

Volviendo a la publicación que nos ocupa es interesante detectar, con la ayuda del artículo “Los Disidentes, manifiesto de arte abstracto” de Jacinto Salcedo, publicado en el libro Revistas culturales latinoamericanas 1929-1960, coordinado por Lydia Elizalde (2008), cómo el cabezal de la portada del número 1 estaba conformado por “una ocurrente composición que muestra un cuadrado negro sobre el cual se dibuja expresivamente una caligrafía que no encaja, que se manifiesta más allá de los límites y que inevitablemente se autorrefiere: “Los Disidentes”, el nombre de la revista, está entre comillas”. En la tapa, hecha exclusivamente con tipografía e impresa sobre cartulina marrón, aparecen los nombres de los artistas-colaboradores “como un gesto arrogante y emancipado”: Pascual Navarro Velásquez (pintura), Alejandro Otero Rodríguez (pintura), Mateo Manaure (pintura), Luis Guevara Moreno (pintura), Carlos González Bogen (pintura), Narciso Debourg (pintura), Perán Herminy (pintura), Rubén Nuñez (pintura), Dora Hersen (pintura), Aimée Battistini (pintura), Belén Nuñez (ballet) y J.R. Guillent Pérez (filosofía).

La publicación, sencilla y modesta pero cuidadosamente elaborada, siempre estuvo impresa a una sola tinta, sin ilustraciones (sólo se reproducen obras en los números 4 y 5) y contó con una escueta diagramación “con márgenes generosos, con detalles tipográficos como las capitulares y titulares que le aportan contraste”. Pero como ya se asoma en lo que se puede considerar como una especie de editorial ubicado en la página 1 del primer número se trató desde un primer momento que estuviese cargada de crítica y reacción: “Ningún interés creado, ninguna sensiblería ante lo que creemos nuestro inalienable deber. La juventud latinoamericana está hoy situada ante la alternativa, o bien de someterse al canon tradicional, o hacer que Latinoamérica logre su verdadera dignidad”.

Destaca también del primer número la crítica frontal de Alejandro Otero contra el comisionado del gobierno francés Gastón Diehl, establecido en Caracas y “cronista del arte moderno en Venezuela”, a quien se le encargó hacer itinerar por América Latina la exposición “De Manet a nuestros días”. Diehl asumiendo su rol como referencia dentro de la crítica nacional “en su visión, con un rancio sesgo eurocentrista, recomendaba a los jóvenes artistas venezolanos ‘no quemar muy rápido las etapas’ y mantenerse en la corriente del paisajismo posimpresionista porque el arte abstracto era una ‘tentación inútil’”. Ante tal postura, Otero no pierde tiempo en elaborar un mordiente artículo titulado “¿Gastón Diehl promulga y espera una resurrección del espíritu impresionista en Venezuela?” donde lo acusa de conservador y rechaza su postura que ignora al Cubismo y al arte abstracto, texto que señalará gran parte de la ruta que para estos temas siguió la revista.

4. Portadas de los números 2 al 5 de la revista Los Disidentes y página de contenidos del nº 4
5. Un dibujo de González Bogen acompañando un artículo de Mateo Manaure en el número 4 de la revista.

El resto de los números de Los Disidentes permite detectar en su carátula la incorporación de nombres como los de Armando Barrios (pintura) en el número 2, Miguel Arroyo (pintura) en el número 3 y César Henríquez (cine) en el número 5. También las ligeras variaciones de color y diseño de su tapa siempre en cartulina. Así, el número 2 de abril tendrá la carátula roja, el 3 amarillo pálido, el 4 color mostaza y el 5 marrón. A partir del número 3 “el cabezal cambia su diseño por una tipografía rotulada a mano que recuerda la disgregación de elementos del discurso cubista”, apuntará Jacinto Salcedo. Será en el número cuatro cuando aparezcan por primera vez reproducciones de imágenes dibujos: los de González-Bogen, por ejemplo, acompañarán a un artículo de Mateo Manaure. Pero más relevante aún será la publicación en ese mismo número de la “Última página escrita por Wassily Kandinsky con dos dibujos del artista” tal y como reza en el sumario. Del mismo número 4 cabe destacar los artículos “Ballet: arte incomprendido en Venezuela” de Belén Nuñez, “En torno a la pintura de hoy” de Narciso Debourg y “Del arte abstracto” de Alejandro Otero.

6. El polémico texto de Carlos González Bogen titulado «La escuela ‘de los paisajistas’ de Caracas» aparecido en el número 2 de la revista.
7. Airada respuesta contra la actitud de Los Disidentes y en defensa de los paisajistas venezolanos publicada en la columna “Márgenes” del diario Últimas Noticias el 21 de mayo de 1950, firmada con el seudónimo R.N. de C.
8. González Bogen responde brevemente en el nº 5 de la revista del grupo, bajo el mismo título: “De nuevo los disidentes” al responsable de la columna «Márgenes».

De las polémicas suscitadas por o hacia Los Disidentes hay dos que brevemente vale la pena reseñar. La primera de ellas se origina en el texto de Carlos González Bogen titulado «La escuela ‘de los paisajistas’ de Caracas» aparecido en el número 2 de la revista, donde “ataca duramente a los pintores paisajistas de la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas. Los acusa de manejar los centros culturales oficiales con fines egoístas, además de ampararse en un ‘pseudo impresionismo bastardo’, llegando a responder sólo a intereses lucrativos y pintar para satisfacer la demanda del mercado local. Concluye parafraseando históricamente al censor Catón: ‘Preciso es destruir la Escuela de Caracas’” (sinopsis que hemos obtenido de la página del International Center for the Arts of the Americas -ICAA- at the Museum of Fine Arts, Houston https://icaa.mfah.org elaborada por María Elena Huizi). Del fuerte y violento artículo de González Bogen se derivó una respuesta airada contra la actitud de Los Disidentes y en defensa de los paisajistas venezolanos publicada en la columna “Márgenes” del diario Últimas Noticias el 21 de mayo de 1950, firmada con el seudónimo R.N. de C., texto al que González Bogen responde brevemente en el nº 5 de la revista del grupo, bajo el mismo título: “’De nuevo’ los disidentes”.

9. Artículo “Historia de una mítica disidencia”, publicado por el grupo “La Barraca de Maripérez” el 9 de julio de 1950 en Últimas Noticias: El diario del pueblo (Caracas).
10. Sorprendidos por la reacción de La Barraca, Perán Erminy, Luis Guevara Moreno y Narciso Debourg publicarán, primero en Últimas Noticias el 9 de julio de 1950 y luego en el nº5 de la revista, el artículo “Alrededor de la historia de ‘Los Disidentes’”.

El segundo debate se suscita a raíz de la aparición del artículo “Historia de una mítica disidencia”, publicado por el grupo de artistas de la misma generación conocido como “La Barraca de Maripérez” (al que ya hemos mencionado), el 9 de julio de 1950 en Últimas Noticias: El diario del pueblo (Caracas). La sinopsis obtenida de la página del ICAA señala que el Grupo La Barraca, radicado entonces en México, “ataca lo que concibe como falsas pretensiones revolucionarias de Los Disidentes (París, 1950), rechazando así la invitación de sumarse a su movimiento. Los integrantes de La Barraca de Maripérez indican que Los Disidentes no son otra cosa sino una continuación de la labor iniciada por los de La Barraca al rebelarse contra la Escuela de Artes Plásticas de Caracas siendo expulsados de esta. Por lo tanto, acusan, uno a uno, a Los Disidentes (salvo algunos casos) de haber realizado concesiones a movimientos tradicionales para obtener ciertos privilegios y premios”. Allí también se señala: “Este artículo es un ejemplo de las repercusiones que causó en el escenario cultural venezolano la violenta irrupción de Los Disidentes (1950). Aquí, artistas de la misma generación, rechazan con rencor y agresividad el llamado de Los Disidentes —hacia la juventud latinoamericana para sumarse a su labor transformadora de la cultura tradicional venezolana— por considerar que se apropiaron de luchas que fueron suyas también. Más allá de los celos que pudieron despertar en los artistas de La Barraca de Maripérez los ‘éxitos’ de Los Disidentes, este artículo prefigura el discurso controversial más importante en la historia del arte en Venezuela: ¿quiénes orientan su arte hacia el realismo social? ¿Cómo operó La Barraca de Maripérez, con clara influencia del muralismo mexicano? ¿Cuáles fueron los argumentos que se promovían versus abstraccionismo europeo representado por Los Disidentes?”.

A modo de contraataque y sorprendidos por la reacción de La Barraca, Perán Erminy, Luis Guevara Moreno y Narciso Debourg publicarán, primero en Últimas Noticias el 9 de julio de 1950 y luego en el nº5 de la revista, el artículo “Alrededor de la historia de ‘Los Disidentes’” cuya sinopsis publicada en la página de la ICAA apunta lo siguiente: “Narrando lo que fueron sus orígenes y puntualizando las motivaciones que los unieron, Los Disidentes reafirman su posición combativa en contra de un pasado que desean superar; para ello, acusan a La Barraca de Maripérez —a quienes habían invitado a sumarse a esta lucha, porque suponían intereses semejantes— de pretender vivir del prestigio de glorias pasadas, amén de desvalorizar los méritos logrados por Los Disidentes. Posteriormente, en nota añadida a este artículo, los pintores Perán Erminy, Luis Guevara y Narciso Debourg (miembros de Los Disidentes) amplían esta declaración, rechazando aquella acusación de que su movimiento y objetivos eran mera continuación del episodio de la rebelión contra la Escuela de Artes Plásticas de Caracas, ocurrida en 1945″.

11. “Manifiesto No”, aparecido en el número 5 de la revista Los Disidentes.

Los Disidentes dejaron para el último número de la publicación la aparición de lo que se considera como su declaración de principios: el célebre “Manifiesto No” (que hemos decidido reproducir como imagen), como quien se despide dejando claro lo que desde un inicio se buscaba.

12. Pascual Navarro. Mural. Sin título. Universidad Central de Venezuela, Plaza cubierta (1954).

Terminado el intenso lapso que giró en torno a la publicación, no hay duda que la postura manifiesta por el grupo, pese a no ofrecer soluciones concretas, no pasó desapercibida. Por otro lado, posteriormente, Los Disidentes, como parte de un espíritu colectivo que comenzó a apreciar y exaltar el arte moderno, empezaron a contar con el apoyo de galeristas y coleccionistas, alcanzando su punto culminante (sin ser necesariamente manifestación de los gustos del régimen perezjimenista) en el proyecto “Síntesis de las Artes”, que lleva a cabo el arquitecto Carlos Raúl Villanueva en la Ciudad Universitaria de Caracas. Allí, como se sabe, Villanueva integra de forma orgánica a los espacios arquitectónicos, obras murales y esculturas donde convivieron reconocidos artistas internacionales como Leger, Henri Laurens o Jean Arp con venezolanos ligados directa e indirectamente al movimiento de Los Disidentes: Mateo Manaure, Pascual Navarro, Armando Barrios, Alejandro Otero, Oswaldo Vigas, Jesús Soto, Miguel Arroyo y Alirio Oramas, entre otros.

13. Alejandro Otero. Abra solar. Plaza Venezuela, Caracas (1982). Obra que representó a Venezuela representó a Venezuela en la Bienal de Venecia.

Más tarde, el arte abstracto se convirtió a finales del siglo XX en un “emblema de una Venezuela moderna”, trascendiendo en algunos casos “como expresión del discurso de una sociedad progresista” tal y como apuntará Jacinto Salcedo. “De esta manera, plazas públicas de las principales ciudades de Venezuela detentan obras abstractas monumentales (muchas de ellas cinéticas) de artistas como Alejandro Otero, Mateo Manaure, Carlos Cruz-Díez o Jesús Soto”. La paradoja entre la encarnizada lucha contra el “arte oficial” desatada en 1950 por Los Disidentes y su posterior legitimación como representantes de él, no hace sino corroborar las vueltas que el tiempo y la distancia permiten corroborar. Recientemente, una vez más, se reavivará el debate entre si es al realismo a quien debe corresponder constituirse en estética oficial y al abstraccionismo terminar de instalarse como estética burguesa.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. https://icaa.mfah.org/s/es/item?Search=&property%5B0%5D%5Bproperty%5D=196&property%5B0%5D%5Btype%5D=eq&property%5B0%5D%5Btext%5D=Mar%C3%ADa%20Elena%20Huizi

  1. http://vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/El_Taller_Libre_de_Arte

2. http://vereda.ula.ve/historia_arte/artevenezolano/lsegunda.htm y https://odalys.com/odalys/galeriadearte.php?expo_id=28

3. http://ebefavenezuela.com/guevara_moreno.html

4. https://www.academia.edu/37531405/Revistas_culturales_latinoamericanas_1920_1960 y http://portaldepoetasvenezolanos.blogspot.com/2019/03/los-disidentes-grupo-de-artistas.html

5. https://www.academia.edu/37531405/Revistas_culturales_latinoamericanas_1920_1960

6, 7, 8, 9 y 10. https://icaa.mfah.org/s/es/item/813667#?c=&m=&s=&cv=&xywh=-1046%2C-139%2C5062%2C2833

11. http://portaldepoetasvenezolanos.blogspot.com/2019/03/los-disidentes-grupo-de-artistas.html

12. https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:UCV_2015-043a_Mural_de_Pascual_Navarro,_1954.JPG

13. http://laguiadecaracas.net/17372/el-balcon-de-las-munecas-en-santa-rosalia/abra-solar-alejandro-otero-2/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 313

La aparición del número 1 de Cine al día en diciembre de 1967, se constituyó en un eslabón fundamental dentro del incesante trabajo que un grupo de intelectuales, críticos y amantes del séptimo arte ya había venido desarrollando desde los años 50 en Venezuela.

Convencido de la necesidad de generar un “pensamiento cinematográfico venezolano” que a su vez acompañara la necesidad de hacer del cine parte de la cultura en Venezuela, cosa que hasta entonces no había ocurrido, Alfredo Roffé (1929-2011), arquitecto graduado en la UCV en 1958, investigador, crítico cinematográfico y profesor universitario, quien ya había tenido una participación importante acompañando desde muy joven a su hermana Violeta en el proyecto que involucró la creación de la revista Cruz el Sur (1952), y presencia como colaborador cubriendo temas cinematográficos desde el primer número de la revista Integral (1955), se convierte en principal promotor de la aparición en octubre de 1962 de Registro, publicación de documentación y crítica cinematográfica del Centro de Investigaciones Cinematográficas (Caracas), convirtiéndose con los trabajos allí aparecidos en pionero de la moderna historiografía del cine en Venezuela.

Tal y como narra la profesora María Gabriela Colmenares España en “Alfredo Roffé (1929-2011) y el pensamiento cinematográfico venezolano”, texto aparecido en el nº157 (primer trimestre de 2012) de Comunicación, revista del Centro Gumilla, cuyo tema central fue el cine, será poco después de la experiencia de solo tres números de Registrocuando Margot Benacerraf propone al Inciba la creación de una Cinemateca Nacional, llama a Alfredo Roffé para que formule el proyecto de la misma. Con la creación en 1966 de la Cinemateca Nacional, según el proyecto de Roffé y con Benacerraf como primera directora, se logra que el Estado venezolano finalmente acepte el valor artístico y cultural del cine y lo incluya entre sus competencias en materia de cultura. A continuación, se producen los tres Encuentros de Cine Nacional que reunieron, por primera vez, un grupo de cineastas, críticos, productores, etcétera, para delinear los fundamentos de lo que deberían ser las políticas cinematográficas del Estado venezolano. Estos encuentros, realizados entre 1966 y 1967 en Ciudad Bolívar, Valencia y Caracas respectivamente, tuvieron como resultado un Proyecto de Ley de Cine que fue redactado por Roffé, Antonio Pasquali, Sergio Facchi, Oswaldo Capriles y Rodolfo Izaguirre y entregado, el 23 de junio de 1967, a Simón Alberto Consalvi, para entonces presidente del Inciba. Aunque este proyecto fue ignorado olímpicamente por el Poder Legislativo, los Encuentros de Cine y su redacción fueron el germen de varias iniciativas perdurables, entre las cuales se encuentran Cine al Día, la primera revista venezolana especializada en crítica cinematográfica, … y la ANAC (Asociación Nacional de Autores Cinematográficos) establecida definitivamente en 1974”.

Corolario importante de todo este proceso lo constituyó sin duda la creación en 1978 de la Escuela de Artes de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, en la que Roffé jugó un papel determinante “pues su visión de la crítica y la teoría del cine contribuyó a delinear el pensum de la Mención Cine y la conformación del correspondiente Departamento, al cual se incorporaron también Oscar Moraña, Joaquín González, Ambretta Marrosu, José Miguel Acosta, Iván Feo, César Bolívar, Héctor Ríos, Elizabeth Safar, Tulio Hernández, Rafael Zapata, Oscar Lucien, Manuel de Pedro, entre otros cineastas, docentes e investigadores”. A Roffé le correspondió, particularmente, la instauración de la Cátedra de Análisis Fílmico y Cinematográfico.

1. Página de créditos del nº1 de Cine al día

Pues bien, Cine al día se encuentra incorporada dentro del proceso señalado siendo una pieza clave y articuladora de proyectos, iniciativas y material tanto informativo como didáctico durante el tiempo que salió al aire entre 1967 y 1983, lapso en el que se produjo un relevante auge del cine venezolano. Como también señalará María Gabriela Colmenares: “La revista –que estuvo antecedida por la elaboración de un “manifiesto” por Roffé en el que se establecían sus principios fundamentales- fue proyectada como una publicación destinada a: apoyar, estimular y difundir la producción (cinematográfica) nacional, en función de su desarrollo y progreso; informar sobre las actividades culturales relacionadas con el cine que se efectúan en el país; ejercitar una crítica rigurosa y orientadora en los aspectos temáticos, amplia y exigente frente a la elaboración formal; estudiar las obras y autores significativos para el cine y los aspectos más resaltantes de su utilización como medio de expresión; dar a conocer los alcances del cine como instrumento de conocimiento, educación e investigación; analizar las posibilidades y consecuencias del cine como medio de comunicación colectiva; abordar el tema de la televisión mediante estudios sobre sus proyecciones culturales y sociológicas; ilustrar la técnica cinematográfica en sus alcances culturales e industriales; preparar índices bibliográficos de las publicaciones internacionales sobre el cine; poner de manifiesto la importancia del cine en formatos reducidos de 8 a 16 mm”.

Editada por la Sociedad Civil “Cine al día”, conformaron su primer Comité de Redacción (que se mantuvo sólo por tres números): Alfredo Roffé (Dirección), Ambretta Marrosu (para entonces, su esposa), Oswaldo Capriles, Sergio Facchi, Antonio Pasquali, Luis Armando Roche, Miguel San Andrés y Alberto Urdaneta, quienes son considerados como sus fundadores. Con la intención inicial de aparecer cada dos meses (cosa que sólo se cumplió al inicio), las dificultades económicas que desde un principio la limitaron, le permitieron a la revista contar sólo con 25 números al momento de su desaparición lo cual daría un promedio general aproximado de tres números cada dos años. El último Comité lo integraron Alfredo Roffé, Ambretta Marrosu, Oswaldo Capriles, Fernando Rodríguez y Miguel San Andrés.

La portada de aquel primer número estuvo presidida por un fotograma de la película “La guerre est finie” del director Alain Resnais y una copia de ella engalana nuestra postal del día de hoy. El valor del ejemplar fue de Bs. 2,50 y el de la suscripción por 6 números era de Bs. 15,00. Apareció en formato tamaño carta, impreso en papel bond diagramado a tres o cuatro columnas (según la sección) sin mayores pretensiones (apostando básicamente al valor de su contenido), y tuvo un total de 40 páginas. Su publicidad, discreta si se quiere, estuvo conformada básicamente de avisos institucionales y de empresas vinculadas al medio cinematográfico y la cultura buscando siempre estar “fuera de todo mecanismo de poder, sea económico como político”.

2. Páginas interiores del nº1 de Cine al día.

El sustancioso sumario del nº1 de Cine al día tiene a modo de editorial el artículo “Cine y cultura en Venezuela”, toda una declaración de principios y profundo análisis crítico de la situación del cine y su inserción dentro del campo cultural del país para el momento en que aparece. También contará con: una entrevista al productor venezolano de largometrajes Lorenzo González Izquierdo; “Nota sobre el nuevo cine inglés” de Oswaldo Capriles; “La crítica según los hijos de Gramsci y Luckács” de Guido Aristarco; “Caminantes, leyes, universidades y cine” de Alfredo Roffé; Tres preguntas a Leopoldo Torre Nilsson; “Cineastas sin distribución en Venezuela” de Chris Marker; “Uso y posibilidades del zoom” de Miguel San Andrés; las secciones “Ocho a dieciséis”, “Cine y TV”; “Índice Bibliográfico” y “Notas críticas”, para cerrar con “Información Nacional” e “Información Internacional”. Como se verá se trataba de un ambicioso producto que proporcionaba a los interesados en el cine no sólo un denso y variado contenido sino todo lo necesario para estar actualizado.

Aparece Cine al día, como ya se dijo, el año 1967 momento en que se conmemoró el cuatricentenario de Caracas y se montó el célebre así como efímero espectáculo audiovisual Imagen de Caracas, dirigido por Jacobo Borges, en los terrenos que hoy ocupa Parque Central sobre la avenida Bolívar. Desaparece en 1983 año en que se produce el “viernes negro” situación que arrastró a la economía y la cultura venezolana a una crisis que no ha hecho sino empeorar desde entonces. El número 25 (último de la revista) es precisamente «un balance de la situación imperante en el cine, la cultura y la política venezolanos para 1983. Un balance negativo desde cualquier punto de vista”, señalará Colmenares.

María Gabriela Colmenares, quien fuera discípula Roffé en la Escuela de Artes de la UCV, obtuvo su licenciatura en 1993 con la tesis Contextualización de la revista «Cine al día» (1967-1983) y sus planteamientos en torno al cine venezolano y latinoamericano, convirtiéndose desde entonces en una de las mejores conocedoras del tema y referencia ineludible. Como señala la autora en el resumen de la tesis, “En esta investigación, examino la trayectoria de la revista de crítica cinematográfica ‘Cine al día’ (1967-1983), desde sus antecedentes hasta su cierre, la contextualizo en el pensamiento cinematográfico venezolano y latinoamericano de su momento y discuto sus aportes tanto a la reflexión sobre el cine en Venezuela como a las políticas cinematográficas y culturales del Estado venezolano durante las décadas de 1970 y 1980”. Localizable y descargable a través de http://saber.ucv.ve/handle/10872/21032, se trata de un extenso documento de referencia que ofrece toda la información necesaria sobre tan importante evento dentro de la evolución del cine venezolano.

3. Alfredo Roffé.

A toda la labor que Roffé desempeñó dentro de la Escuela de Artes, habría que sumar otra importante faceta desarrollada en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo como docente e investigador adscrito al Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) del que fue uno de sus primeros integrantes tras su fundación en 1975, así como miembro del primer Consejo Editorial de la revista Tecnología y construcción (1985) junto a Luis F. Marcano, Raquel Gamus, Alberto Lovera y Ute Romero. En ese número publica “Las reglas del juego. Una aproximación al problema de la evaluación de proyectos de arquitectura”, una muestra clara del polifacetismo que lo caracterizó a lo largo de su vida. Como especialista en la programación de edificaciones Roffé será el encargado de elaborar el estudio pormenorizado de las áreas que formaron parte del Concurso Nacional para la sede de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UCV convocado en 1986. También del programa que acompañará el acondicionamiento del edificio San Pedro como sede del Instituto de Provisión del Profesorado (IPP) de la UCV, terminado en 1992.

Aceras y brocales, página semanal del diario Últimas Noticias, creada en 2005 por Roffé, junto a Juan Pedro Posani, Henrique Hernández y Alejandro López, lo mantendrá activo y será una de sus últimas incursiones en los medios hasta que se produce su fallecimiento en 2011. A Roffé se le otorgó el Premio Nacional de Cine el año 2000.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1 y 2. Revista Cine al día, nº1, diciembre 1967.

3. https://twitter.com/profe_emege/status/1382690608746221579

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 305

Cuando los editores y responsables que estaban detrás del proyecto de la revista Armitano Arte expusieron las razones por las cuales lo emprendían estaban muy claros. En el editorial de su nº 1 se señalan los puntos principales que los orientaban y la seguridad exultante que los acompañaba: “Primero, la unicidad de esta publicación que, desde el primer número, deja ver a las claras, que se trata de algo totalmente diferente y sin posibilidad de comparación. Segundo, que es un esfuerzo editorial y cultural único en América Latina; no se conocen antecedentes que hayan tratado temas culturales con tanta generosidad de espacio y calidad técnica de las reproducciones en color. Tercero, que esta es una revista para coleccionar. En efecto, no ofrecemos una publicación informativa que pierde interés en cuanto termine su lectura. Todo lo contrario, es una revista que por su calidad artística aumenta de valor a medida que se conserven todos los ejemplares”.

Con semejante compromiso asumido, la publicación aparece en diciembre de 1982 (a las puertas de la conmemoración del año Bicentenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar, 1783-1983), con periodicidad bimestral, sobrio diseño e impecable impresión que contó con el respaldo y garantía de Ernesto Armitano, cuya legendaria imprenta (Gráficas Armitano C. A.), ubicada en la Cuarta Transversal de la Avenida Principal de Boleíta, se había hecho un importante espacio apoyando el arte y la arquitectura venezolanos a través de publicaciones de una altísima calidad y de gran formato. Toda la experiencia de Armitano se volcará en la revista que será dirigida por otro veterano de estas lides, Graziano Gasparini, acompañado por un Comité Consultivo de lujo integrado por: Carlos F. Duarte, Manuel Pérez Vila, Carlos González Bogen, José María Cruxent, Carlos Cruz-Diez, Ricardo Legorreta y Oscar d’Empaire.

Como complemento de lo ya señalado vale subrayar que la publicación se imprime sobre papel “IKONOFIX de 115 gramos especialmente elaborado para ARMITANO ARTE por Zanders, Alemania”, tiene un tiraje inicial de 15.000 ejemplares y un costo unitario de Bs. 55,00 para Venezuela, 19,00 $ para toda América y 24,00 $ para Europa. La suscripción anual por 6 números es de Bs. 300,00 para Venezuela, 100,00 o 150,00 $ para toda América y de 120,00 o 180 $ para Europa (dependiendo en los dos últimos casos si se deseaba recibir por correo ordinario o aéreo). La publicidad (a página entera), elemento siempre importante para lograr que empresas de este tipo sean medianamente sostenibles, se ubicó ocupando las primeras hojas y las cotratapas de la revista.

1. “El mobiliario de la Época Republicana en Venezuela” texto de Carlos F. Duarte y fotografías de Mariano U. de Aldaca.

Con la finalidad de colocar el listón en lo más alto el primer número de Armitano Arte, donde se utiliza como elemento distintivo el fondo negro tanto en la portada como en la mayoría de las ilustraciones que la acompañan (emulando en gran medida lo que la revista italiana de arte FMR – del editor Franco Maria Ricci- ya había lanzado como propuesta el mismo año 1982), tiene como contenido cinco temas en los que la excelente fotografía compite de tú a tú con los textos. Así, abre la entrega (pp. 11-42) “El mobiliario de la Época Republicana en Venezuela”, texto del prestigioso conservador y restaurador, experto en arte colonial venezolano, Carlos F. Duarte y fotografías de Mariano U. de Aldaca. Aquí Duarte confirma sus dotes de acucioso investigador, dedicado coleccionista y meticuloso informante de una temática poco trabajada en nuestro país, apoyándose para acompañar el desarrollo del ensayo, de objetos provenientes en su mayoría de las colecciones del Museo de Arte Colonial, la Casa Natal de Libertador y la suya propia.

2. “El muro del Inca” texto y fotografías de Luise Margolies y Graziano Gasparini.

Le sigue (pp. 43-62) “El muro del Inca” con texto y fotografías de Luise Margolies (antropólogo cultural) y Graziano Gasparini (historiador y arquitecto), donde al espléndido y predominante despliegue fotográfico lo acompaña un breve artículo que reseña el recorrido, ya trabajado con anterioridad por los autores, por el siempre impactante uso que se hizo de la piedra tallada en las construcciones que se encuentran en Cuzco (Perú) y sus alrededores durante la época precolombina.

3. “Cestería indígena” textos de Daría Hernández y Cecilia Fuentes y fotografís de Andrey von Leitberg.

La tercera parte de las cinco que recoge esta entrega del nº 1 de Armitano Arte, está conformada por el hermoso trabajo de registro y análisis de lo que es nuestra “Cestería indígena” (pp. 63-82) a cargo de las antropólogas Daría Hernández y Cecilia Fuentes, ambas graduadas en la Universidad Central de Venezuela y a su vez directora y jefe técnico administrativo, respectivamente, del Museo del Folklore de Caracas. Las notables fotografías que dan cuenta la impactante proximidad existente entre el arte popular utilitario y el abstracto, salieron de la cámara de Andrey von Leitberg. Vale añadir que no es casual que la portada de la revista recurra a una de las contundentes imágenes de von Leitberg para engalanar el número que significó su lanzamiento.

4. “La Guaira. Cartografía siglo XVIII” investigación de Graziano Gasparini.

“La Guaira. Cartografía siglo XVIII” (pp. 83-112) es el título del trabajo que permite a Graziano Gasparini dar salida a parte de una investigación que ya venía desarrollando apoyada en los archivos españoles de Sevilla, Madrid, Simancas y de algunos museos y otras instituciones culturales, dedicada a mostrar los tesoros cartográficos allí guardados. No hay que olvidar que en 1981 Gasparini ya había publicado conjuntamente con Manuel Pérez Vila el libro La Guaira. Orígenes históricos. Morfología urbana (editado por Armitano) y que muy probablemente lo publicado en la revista provenga del valioso material recopilado para el libro, potenciado en cuanto a su indudable valor gráfico.

5. “Juan Félix Sánchez. Lo espiritual en el arte” texto de Alberto Arvelo y fotografías de
Sigfrido Geyer.

Finalmente, con “Juan Félix Sánchez. Lo espiritual en el arte” (pp. 113-138) del escritor Alberto Arvelo y fotografía de Sigfrido Geyer, ambos integrantes del Grupo Cinco, se deja testimonio del significado y relevancia que cobró la obra del artista merideño una vez que Dennis Schmeichler (otro integrante del Grupo Cinco) estableciese contacto con él y descubriese el riquísimo y variado trabajo que ya había acumulado durante años, anclado de manera indisoluble al recóndito entorno natural (El Tisure ubicado entre las quebradas de El Potrero y Los Muñecos, estado Mérida), donde había decidido erradicarse desde 1943. El artículo, prólogo del catálogo publicado con motivo de la exposición abierta por dos meses en los espacios del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en 1982 se dedicara al artista merideño, es toda una invitación a aproximarse a la producción de Sánchez venciendo los prejuicios de lo que entendemos por arte popular, término que el autor del texto se ha negado ex profeso a utilizar mientras abordaba el análisis de su obra.

6. Izquierda: Portada del nº 1 de la edición italiana de la revista FMR de marzo de 1982. Derecha: Algunas de las 22 portadas de Armitano Arte.
7. Parte de la producción editorial dedicada al arte de Ernesto Armitano Editor.

Armitano Arte, fruto de otro exitoso emprendimiento de la dupla Ernesto Armitano-Graziano Gasparini, en el que puede percibirse en todo momento la apabullante influencia y presencia del segundo en su conducción, nos deleitó con una regularidad si se quiere poco afectada por las circunstancias que envuelven este tipo de publicaciones en nuestro país (la frecuencia tuvo un promedio de número y medio al año en lugar de los dos planificados inicialmente), a lo largo de 15 años, dejando de circular en 1997 tras la aparición de 22 números. Dejó en manos de lector, tal y como se lo habían propuesto sus impulsores, una colección invalorable de “temas sobre Venezuela y América en las facetas más variadas. Arte precolombino, arte colonial, arquitectura inca, maya o barroca, pintores cuzqueños, muralistas mexicanos o cinéticos actuales, antigüedades, objetos raros, arte popular, artesanía, fotografía, diseño, urbanismo, restauración y movimientos culturales de ayer y de hoy” así como de «la revista más bella de América”, en clara alusión al calificativo de «la revista más bella del mundo» que Franco Maria Ricci había acuñado para su revista, ya citada, lanzada solo unos meses antes.

Tan importante aporte dejó clara la conciencia que se tenía de la envergadura de la empresa, de la responsabilidad que se asumió y de los compromisos cumplidos tal y como se había anunciado década y media antes. Todo un ejemplo a ser analizado y estudiado que queda en los anales de la historia del mundo editorial venezolano.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas excepto 6. Nº1 de la revista Armitano Arte, 1982.

6. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.