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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 347

La empresa Duplex Industrial C.A., líder en el país desde 1950 en el diseño, fabricación e instalación de butacas y asientos para auditorios, centros deportivos, áreas al aire libre y áreas de recepción y espera, que ofrecía, además, apoyo en la interpretación, adaptación y asesoría a los autores de los proyectos, con cuya propaganda aparecida en la revista Espacio nº3 de 1988, ilustramos nuestra postal del día de hoy, brindó sus servicios hasta los primeros años del presente siglo cuando se vio obligada a cesar sus actividades.

Sin embargo, teniendo como telón esta firma que equipó buena parte de las salas de cine del país que fueron abiertas dentro del boom que dichos espacios de entretenimiento tuvieron durante las décadas de 1950, 60 y 70, no estaría de más llevar a cabo un somero repaso de la evolución que dicho equipamiento ha sufrido a través del tiempo.

Sería el teatro, primero realizado al aire libre, luego ocupando espacios improvisados simplemente techados y luego funcionando en salas destinadas especialmente para tal fin, el primer lugar donde harían acto de presencia las primeras butacas que evolucionarían a los confortables asientos que hoy conocemos. Inicialmente el público se sentaba sobre el terreno tallado o sobre incómodas sillas a disfrutar de eventos que normalmente tenían una larga duración y donde la incomodidad siempre hacía acto de presencia.

1. Teatro de Dionisio en Atenas, Grecia, siglos V y VI a.C.
2. De izquierda a derecha: el Teatro Olímpico de Vicenza (1580), el Teatro all’antica de Sabbioneta (1590) y el Teatro Español, Madrid (1735).

Por otro lado, se conoce que el primer teatro construido fue el dedicado a Dionisio en Atenas, Grecia, entre los siglos V y VI a.c. Se dividía en tres partes la orquesta, el lugar para los espectadores y la escena. Los primeros teatros griegos constaban de dos formas: un espacio circular donde se alzaba la estatua de Dionisio y el hemiciclo para los espectadores. Sin embargo, no será sino hasta el Renacimiento cuando se construyan en Italia los primeros teatros cerrados modernos. “Su estructura era similar a la de los teatros antiguos, con una cavea y una escenografía arquitectónica que representaba una calle de la ciudad. Los ejemplos más antiguos que se conservan de este estilo son el Teatro Olímpico de Vicenza (1580) -de Andrea Palladio- y el Teatro all’antica de Sabbioneta (1590) -de Vincenzo Scamozzi- (…) El primer teatro de ópera abierto al público fue el Teatro San Cassiano (1637) de Venecia. Los teatros de ópera italianos fueron el modelo para los posteriores teatros de toda Europa”, encontramos en Wikipedia.

En España el Teatro Español (también llamado Corral del Príncipe o Teatro del Príncipe), ubicado en Madrid junto a la Plaza de Santa Ana, es considerado el más antiguo y uno de los más viejos de Europa. Remontándose sus orígenes al momento en que fue un corral de comedias medieval, pasando a ser conocido en el siglo XVI como Corral de la Pacheca, el solar donde se encontraba sirvió para llevar adelante la construcción de un teatro de forma estable en 1582 identificado popularmente como el Corral del Príncipe, debido a la calle de su ubicación, con ese mismo nombre. El 21 de septiembre de 1583 abrió sus puertas y fue el lugar donde los mejores autores del Siglo de Oro estrenaron sus obras. Posteriormente, en 1735, el arquitecto Pedro de Rivera construyó con base a un proyecto el edificio cuya planta y estructura coinciden exactamente con la actual.

3. Jean Nicolas Louis Durand. Recueil et parallèle des édifices de tout genre, anciens et modernes… (1800). Página de presentación (izquierda) e índice (derecha).
4. Plantas y alzados de teatros a la misma escala registrados en el libro de Durand.

Es en su monumental libro Recueil et parallèle des édifices de tout genre, anciens et modernes: remarquables par leur beuté, par leur grandeur, ou par leur singularité, et dessinés sur une même échelle (1800), donde Jean Nicolas Louis Durand, en su afán de ofrecer desde la recién fundada Escuela Politécnica de París (1794) una enseñanza basada en la economía, la funcionalidad y la racionalidad de la arquitectura (jugando la estandarización un papel fundamental), realizaría la primera recopilación tipológica importante de espacios para teatro desde la antigüedad hasta ese momento que, expresada a través de plantas a la misma escala, muestra la disposición del público en las salas sin dar mayores detalles sobre su equipamiento.

Quizás sea Charles Garnier quien dedique mayor atención al tema que nos ocupa en el libro Le Théatre (1871), publicado mientras se construía su proyecto para la Ópera de París (1861-1875), institución creada en 1669.

5. Portada e índice del libro Le Théatre (1871) de Charles Garnier.
6. Interior de la Ópera de París.

Tal y como apuntáramos en nuestro Contacto FAC nº 297 (6 de noviembre 2022): Cuando Garnier publica su libro, estructurado en una serie de reflexiones sobre teatros en general, admitiendo que esto fue un argumento para su propio diseño, enfocará su mirada ya no en términos de geometría abstracta (como lo haría Viollet-le-Duc), sino más bien desde el espectador que atiende a un espectáculo y hacia aspectos estrictamente funcionales los cuales permitieron a partir de entonces incorporar al teatro como un tipo de edificación que podía ser perfectamente “caracterizable” en función de la adecuación al uso al que estaba destinada. Las partes que lo conforman son: «Prefacio»; un bloque de 21 apartados titulados “Utilidad de los teatros”, “Accesos cubiertos”, “Vestíbulos”, “Escaleras”, “Foyers y galerías”, “Cámaras del Jefe de Estado”, “Salas y dependencias”, “Encendido de la sala”, “Acústica”, “Calefacción y ventilación”, “Telón del teatro”, “Escenario”, “Maquinaria teatral”, “Logias en el teatro”, “Encendido del escenario”, “Departamento de decoración y montaje”, “Administración y servicios diversos”, “Cuerpo de bomberos”, “Luces”, “Alrededores del teatro”, “Arquitectura de teatros”; y, al final, “Conclusión” y “Apéndices”.

Ya para aquel momento el equipamiento de la sala estaba constituido por elementos en los que la madera si bien seguía siendo el material fundamental de la estructura, del asiento y del respaldo, se contemplaba la utilización de productos que permitían minimizar los efectos del estar sentados de una manera prolongada.

El siglo XIX también marcará la presencia incipiente de otros dos usos en los cuales, al igual que en el caso de los teatros, ameritarán cuidado en cuanto al confort de quienes disfrutarán de sus instalaciones durante tiempos dilatados: el cine y los eventos deportivos, estos últimos con claros antecedentes en la antigüedad.

7. Diversos gráficos vinculados al diseño y producción de butacas, sus medidas, características y disposición.

Durante el siglo XX se producirá gracias a la incorporación como asunto fundamental a considerar la ergonomía en el diseño, los nuevos materiales y las normas que pautan las dimensiones tanto de las butacas como de su disposición en los lugares públicos donde se deben utilizar, la proliferación de firmas dedicadas a la fabricación venta e instalación de este elemento.

Hoy en día es numerosa y muy variada la oferta de butacas diseñadas para diversos usos, las cuales variarán de acuerdo a las características y exigencias de los mismos privando en ello las prestaciones y el tipo de material a emplearse en su elaboración, diferenciándose los modelos ofrecidos para cines o teatros (donde, además del confort, la acústica se convierte en variable de primer orden) de los que se destinan a espacios de masiva concurrencia.

En resumen, tal y como la conocemos hoy en día, una butaca es una clase de silla diseñada para permitirle al usuario apoyar sus brazos y cuyo respaldo presenta una cierta inclinación, encontrándonos con que esta condición incorporada al diseño permite variaciones que van de los 15º a los 25º. A diferencia de otros mobiliarios con brazos, la butaca no es demasiado ancha. Puede estar hecha con diversos materiales diferenciándose claramente aquellos que conforman su estructura (generalmente en madera, acero o pvc) de los que conforman el asiento, el respaldo y los apoyabrazos que toman la consistencia de un almohadón o cojín en los dos primeros, con densidades distintas en cuanto al uso del material que los integra, para que sean más confortables. También es posible encontrar butacas de aluminio, plástico y otros materiales. En el caso del asiento y el respaldo, también es frecuente que estén confeccionados o revestidos con cuero.

Sería bueno señalar que el término con el cual se identifica al mueble es mayormente usado cuando se trata de salas de cine o de teatro siendo en este caso sinónimo de «asiento disponible». Puede decirse, por lo tanto, que los espectadores se sientan en butacas.

El diseño de butacas, en la actualidad, presenta entre sus variantes aquellas que poseen reposabrazos fijos o móviles que a su vez pueden albergar un espacio para posar una bebida con la forma de la botella o vaso. Así mismo, la carcasa suele hacerse en pvc moldeado de una dureza a prueba de impactos, con resortes que funcionan como muelles y amortiguan el peso. Otros detalles importantes tomados en cuenta desde que se produjeron los primeros modelos de butacas han sido, además de las consideraciones atinentes a permitir la mejor visibilidad en función de su disposición en el espacio, la fijación al suelo y la condición plegable del asiento. Con respecto al segundo, se trata de un factor que permite optimizar la distribución de los locales y minimizar la circulación en las salas donde las butacas hacen acto de presencia. La rapidez en el replegado es considerada hoy en día un ítem de importancia y un avance ya no sólo en cuanto al ahorro de espacio sino como variable en la velocidad de desalojo de cualquier sala tanto en condiciones normales como ante cualquier eventualidad o emergencia. La utilización de materiales resistentes al fuego o que no produzcan gases tóxicos en caso de combustión ha pasado a ocupar, en la actualidad, un lugar preponderante en el diseño de butacas para espacios públicos. Huelga decir que con las normas de seguridad hoy imperantes la mayor parte de las salas de cine o de teatro de vieja data han debido actualizar su mobiliario ajustándose a las condiciones que la reglamentación exige.

8. Izquierda: Aula Magna de la Ciudad Universitaria de Caracas, Carlos Raúl Villanueva (1953). Derecha: butacas de la Sala Simón Bolívar, del Centro Nacional de Acción Social por la Música (Cnaspm), Tomás Lugo (2011) tapizadas según diseño de Carlos Cruz-Diez.
9. Cartel inaugural del Teatro Caribe, Centro Comercial Mata de Coco, Chacao, del 25 de mayo de 1960, donde aparece la lista de diversas empresas que estuvieron involucradas en su construcción, equipamiento e instalaciones. La dotación de las butacas estuvo a cargo de Duplex Industrial C.A.

Finalmente, sólo decir que tras la desaparición de Duplex Industrial C.A. son numerosas las firmas, particularmente extranjeras, que han cubierto el vacío por ella dejado, en un ramo de apoyo a la industria de la construcción donde competir y estar al día es fundamental y al que la situación país no ha favorecido en lo más mínimo.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Athen_Theatre_of_Dionysus_BW_2017-10-09_14-29-49.jpg

2. http://www.agoramagazine.it/index.php?option=com_k2&view=item&id=39608:el-teatro-olimpico-de-vicenza&Itemid=737, https://twitter.com/MiguelBorrallo/status/1372305270957871110 y https://madridfilmoffice.com/en/localizacion/teatro-espanol/

3 y 4. https://socks-studio.com/2016/07/03/j-n-l-durands-divers-edifices-publics-dapres-le-champ-de-mars-de-piranese-in-recueil-et-parallele-des-edifices-de-tout-genre-anciens-et-modernes-1800/

5 y 7. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

6. https://www.meer.com/en/71516-glory-years-of-the-paris-opera-house

8. Colección Crono Arquitectura Venezuela y https://www.pinterest.com/pin/851813717004623222/

9. https://www.pinterest.com/pin/179299628886625406/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 337

Tal y como se ha repetido tantas veces “cuando se habla de revistas venezolanas de gran calidad y belleza la primera que suele venir a la mente es El Cojo Ilustrado”. Esta legendaria publicación periódica, cuya portada del primer número engalana nuestra postal del día de hoy, apareció por primera vez el 17 de enero de 1892 al mes siguiente de la desaparición de El Zulia Ilustrado, primera revista del país en reproducir imágenes fotográficas y fotograbado y su más claro antecedente que, tras 35 números con periodicidad mensual apareció por primera vez el 24 de octubre de 1888.

El alto listón dejado por su predecesora fue asumido por los editores de El Cojo Ilustrado, con Jesús María Herrera Irigoyen (1847-1929) a la cabeza, apostando ya no a una revista de carácter regional sino abriendo las puertas a la cultura y lo que en torno a ella acontecía tanto a nivel nacional como internacional. Se editó en Caracas en la Tipografía a vapor “El Cojo” en formato de ¼ recortado (32 x 23 cms.), a tres columnas y sobre papel glasé de tan buena calidad que todavía hoy en día se conservan los originales en muy buen estado y que además permitió, al igual que El Zulia Ilustrado, la reproducción de imágenes fotográficas, fotograbados y cromofotograbados a muy buena definición, industria ésta que ya mostraba un importante desarrollo en Europa y Norteamérica. Apareció con puntualidad cada quince días, era distribuida en todo el país, su abono mensual costaba 4 bolívares y el número suelto, 2 bolívares llegando a contar con más de 3000 suscriptores a nivel nacional e internacional. Cada ejemplar tenía entre dieciséis y cuarenta páginas.

1. Manuel Echezuría (izquierda) y Jesús María Herrera Irigoyen (derecha).

Sobre el nacimiento de la revista se conoce, de acuerdo a lo publicado en https://museodellibrovenezolano.libroria.com/el-cojo-ilustrado/, que tuvo lugar en “la fábrica de cigarros ‘El Cojo’, fundada en 1873 (cuyo) nombre se tomó de uno de los socios de la cigarrería: Manuel Echezuría que era conocido con ese apodo. El otro socio era Agustín Valarino. Los cigarros ‘El Cojo’ pronto se transformaron en una empresa pujante con sucursales en todo el país, (y) es allí donde aparece Jesús María Herrera Irigoyen, (quien) es nombrado gerente de la sucursal de Caracas. En 1881 Herrera Irigoyen comienza a publicar un pequeño folleto, como propaganda para la fábrica de cigarros, pero un año después la empresa compra una tipografía, con la intención de imprimir lo necesario para los cigarros, además de diversificar sus productos. Tres años más tarde con la muerte de Echezuría, Herrera Irigoyen compra la empresa y pasa a ser el único propietario de ‘Tipografía a vapor El Cojo’” uno de los primeros talleres de fotograbado mecánico del país y punto de partida para la fundación de la revista artístico-literaria que hoy nos ocupa.

Aunque detrás del proyecto de la revista siempre estuvo Herrera Irigoyen, el primer director de El Cojo Ilustrado fue Manuel Revenga. Será a partir del n°66 (1894) que el nombre de Revenga se acompañará con el de Herrera Irigoyen, hasta 1895 en que éste aparecerá como único director hasta el número 559 del 1 de abril de 1915 que marcará su fin.

Cuidando siempre que la portada de cada ejemplar estuviese hermosamente ilustrada, El Cojo Ilustrado, dentro de una línea claramente cultural, recogía “artículos diversos sobre arte, historia, literatura y crónicas. También se incluían relatos de vidas de personajes, poemas o cuentos, obras de artes, arquitectura, curiosidades y noticias mundiales y un calendario con las fechas destacadas. La intención de la revista era unificar al país con los ideales liberales, (mostrando) un discurso que apoya a la familia, el ideal de Nación, el progreso y la civilización, la democracia, la educación y la paz; destacó sobre todo por promover la idea de la mujer como cabeza de familia para lo que se incluían secciones como moda y belleza”.

Como señala Oscar Palacios Herrera en el artículo dedicado a Jesús María Irigoyen aparecido en el Diccionario de Historia de Venezuela (https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org), “por las páginas de la revista desfilaron 3 generaciones de escritores venezolanos: desde Eduardo Blanco, Julio Calcaño y Felipe Tejera, hasta Rómulo Gallegos, José Tadeo Arreaza Calatrava y Francisco Pimentel. Quizás la que llenó el período más destacado de El Cojo Ilustrado fue la generación intermedia, en la que tanto influyó el modernismo literario y el pensamiento positivista, a la que pertenecieron -entre muchos otros nombres relevantes- prosistas como Manuel Díaz Rodríguez, Pedro Emilio Coll y Luis M. Urbaneja Achelpohl; ensayistas como César Zumeta, Pedro Manuel Arcaya y Laureano Vallenilla Lanz; poetas como Rufino Blanco Fombona, Andrés Mata y Alfredo Arvelo; historiadores como José Gil Fortoul, Eloy González y Francisco González Guinán”. Además, la publicación contó con la colaboración de fotógrafos de la talla de Henrique Avril y Luis Felipe Toro “que recorrían el país para mostrar su progreso, por lo que con frecuencia se orientaban a trabajadores, tecnología, productividad y numerosos paisajes”, convirtiéndose en cronistas gráficos de la Venezuela de finales del siglo XIX y comienzos del XX.

2. Páginas interiores del nº1 de El Cojo Ilustrado.
3. Algunos de los grabados aparecidos en el nº1 de El Cojo Ilustrado. Izquierda: «La France». Centro: Entrada al Pasaje Linares (vista sur). Derecha: «Torero» de Arturo Michelena.

El primer número, de dieciséis páginas, además de presentarse dirigido por Ravenga, mostrará en su portada a J.M. Irigoyen C.A., Empresa El Cojo, Caracas, Venezuela, como Editores Propietarios. También se dejará claro su condición bimensual y que estaría bajo la responsabilidad de Empresa El Cojo, Caracas, Venezuela. La hermosa y potente imagen que la protagoniza corresponde al grabado “El llanero domador” descrito junto al resto de ilustraciones que recoge la página 2 precisándose que el “original se debe al pincel del inspirado pintor Celestino Martínez (q.e.p.d.) y la copia a pluma, al hermano de éste, Gerónimo Martínez, representa una de las más típicas escenas de nuestros llanos”. Continuará la descripción señalando lo siguiente: “Los hijos de nuestras pampas figuran en nuestra historia de la Independencia como valerosos adalides que nunca cejaron ante empreño de arma alguna, por enorme que fuese, y que siempre fieles a la santa causa de nuestra libertad, ayudaron de continuo con su sangre a que germinara en la patria tierra la semilla fecunda de nuestra ciudadanía”. Finalizará el texto apologético preparado sobre el grabado de la portada de esta forma: “Al mismo tiempo de bello adorno y artístico regalo, quiera la suerte que sirva este dibujo de lema simbólico que nos enseñe a todos a domar los vicios de diverso linaje que sin descanso hacen venir a menos los hechos de nuestra vida nacional”, como se verá, toda una declaración de principios de los editores, quienes, evadiendo en lo posible oponerse durante 23 años a los gobernantes de turno (Raimundo Andueza Palacios, Guillermo Tell Villegas, Joaquín Crespo, Ignacio Andrade, Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez y Victorino Márquez) y, por tanto, cualquier vinculación política, se esforzaron siempre por liderar reformas que de algún modo implicaran beneficios positivos para el bienestar del país.

El Sumario del nº1 de El Cojo Ilustrado recoge como textos los siguientes: “Prospecto”, que puede considerarse como el editorial con que se presenta tanto el ejemplar como la publicación en general; “Nuestros grabados”, donde de las 14 imágenes que acompañan el número se describen 8 de ellas, de entre las cuales cabe destacar los grabados de los recién inaugurados Hospital de Niños (también conocido como Hospital Linares, devenido luego en Hospital Militar y finalmente hasta hoy en sede de la Cruz Roja Venezolana) y Pasaje Linares, ambos acompañados de una destacada reseña dedicada importante benefactor caraqueño; una fotografía del interior del Hospital Vargas (Departamento de Mujeres) terminado el año anterior; y un grabado titulado “Torero” basado en un estudio a pluma de Arturo Michelena; “Flores y jardines en Caracas” de Adolf Hernst; “Las Reputaciones” de F. de Sales Pérez; “Política europea” (extracto de las revistas y periódicos recibidos últimamente); “Poesías” de Luis López Méndez; “El Tocador” de la Baronesa Staffe (primera entrega de la transcripción traducida del libro del mismo nombre que significó un best seller para su autora); “Estrofas” de Alirio Díaz Guerra; “Sección científica” (El bacilo de la fiebre tifoidea); “Sección biográfica” (dedicada a Luis López Méndez, A. Ernst, Jesús María Suárez y Francisco de Sales Pérez); y el Capítulo I de “Su cara mitad” (novela escrita por F. Barret, traducida al castellano por Francisco Sellén).

4. Portada del último número (559) de El Cojo Ilustrado del 1 de abril de 1915. Imagen: Episodios de la guerra (la Gran Guerra había llegado)

Las claras intenciones de los editores de convertir la publicación en referencia venezolana de la industria del fotograbado, de competir abiertamente con periódicos similares del extranjero y de ser “adalides de toda reforma que de algún modo implicara positivos beneficios para el bienestar de la Patria y de sus hijos”, se ve subrayado por la visión nacionalista que se refleja en el “Prospecto” del primer número, del cual extraemos los siguiente: “Así como para la parte ilustrada, de más está decir que los editores desean con vehemencia que las hojas de esta publicación al texto dedicadas, sean palenque donde brille de preferencia el patrio talento; y para ello excita á los escritores, hombres de ciencia y arte, é industriales venezolanos, á que contribuyan con sus producciones á realzar esta obra de progreso. Todo documento que tenga relación con la Historia Patria, con la de nuestras ciencias, artes é industrias, las lucubraciones de todo linaje que de algún modo representen interés nacional ó revistan carácter genuinamente venezolano, serán acogidas con entusiasmo y deleite, pues la crónica de nuestros heroicos hechos, así como la que demuestre el orijen y desarrollo de nuestra vida intelectual, está aún por comenzarse”.

La ventana que se abre desde el mismo nº1 a la participación e interés por la mujer y sus temas en sus páginas, lo evidencia la traducción parcial del libro El Tocador de la Baronesa Staffe (seudónimo de Blanche Augustine Anyele Soyer) autora de un libro muy leído titulado La elegancia en la vida social, la cual vendrá encabezada por lo siguiente: “en obsequio a nuestras lectoras, traduciremos de él los más notables capítulos que servirán de guía y norma a nuestras bellezas caraqueñas. Publicamos a continuación el primero”. Sobre este asunto es altamente recomendable la lectura del texto de Cecilia Rodríguez Lehmann en el interesante artículo Autorías transoceánicas. Una baronesa en un boudoir caraqueño del siglo XIX”, publicado en https://tropicoabsoluto.com, donde analiza cómo los editores de El Cojo Ilustrado, pese abrir esa interesante puerta, no están exentos de los prejuicios propios de la época en cuanto a cómo se visualiza la participación de la mujer venezolana en un medio de divulgación, cómo se introdujo la autoría femenina extranjera en el contexto del entresiglo venezolano y qué papel jugaron esa voces femeninas transoceánicas en el rediseño del campo intelectual venezolano.

5. Diversas publicaciones que tienen a El Cojo Ilustrado como tema.

Para cerrar, no queremos pasar la oportunidad de señalar que El Cojo Ilustrado y sus páginas han sido objeto tanto de recopilaciones como de varios estudios que han dado lugar a diferentes libros entre los cuales merecen ser destacados los siguientes:

El Cojo Ilustrado. 1era. Edición facsimilar. Fotociencia. Caracas. 1960. 12 paquetes de folletos.

El Cojo Ilustrado. Edición facsimilar. Ediciones Emar. Impreso en España. 1977 (edición completa en formato reducido). 44 tomos

Martín Perea Romero y José Agustín Catalá. Catálogo de El Cojo Ilustrado. Ediciones Centauro. Caracas. 1975

Mario Milanca Guzmán. La música en El Cojo Ilustrado, 1892-1915. Dirección de Cultura UCV. Caracas. 1993. 2 tomos.

Mirla Alcibíades R. Literatura y Nación en El Cojo Ilustrado: La “íntima satisfacción» de Jesús María Herrera Irigoyen. Fundación Bigott. Caracas. 2017

Gabriel González. La fotografía en El Cojo Ilustrado. Burbuja Editorial. Caracas. 2005.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 2 y 3. El Cojo ILustrado, nº1, 17 de enero de 1892.

  1. http://venezuelaehistoria.blogspot.com/2016/08/manuel-maria-echezuria_16.html y https://camaradecaracas.com/ocurrio-aqui/el-cojo-ilustrado/

4. https://twitter.com/cojoilustrado/status/1498427041166811139

5. https://museodellibrovenezolano.libroria.com/el-cojo-ilustrado/

¿SABÍA USTED…

… que en diciembre de 1965 se inaugura la avenida Libertador de Caracas?

1. Avenida Libertador (c.1965)

La avenida Libertador es sin lugar a dudas una de las arterias viales más importantes de la ciudad de Caracas. Su construcción fue iniciada en 1957 durante el régimen de Marcos Pérez Jiménez y, tras una interrupción de más de dos años, es retomada con decisión por el gobierno de Rómulo Betancourt entre 1959 y 1964 para finalmente ser inaugurada el martes 14 de diciembre de 1965 por el presidente Raúl Leoni, pese a que ya desde 1963 se había puesto parcialmente en funcionamiento. Se trata, por tanto, de una clara muestra de continuidad administrativa de las muchas de las que no se hace mención en el paso de la dictadura a la democracia venezolanas.

2. La avenida Libertador dentro de la trama urbana de Caracas. Abajo a la izquierda, su intersección con la Francisco de Miranda resuelta en trinchera.

La Libertador fue trazada por el arquitecto urbanista Antonio Cruz Fernández y el ingeniero Hernán Stelling sobre la base de la antigua calle La Línea. La arteria, que une el centro de Caracas con el este de la ciudad y aún conserva su aspecto “novedoso”, transcurre en dos niveles: uno superficial que tiene el carácter de una vía urbana de servicios para los edificios que la delimitan (poseedores de una amplia diversidad de usos), y otro en trinchera, sin semáforos ni interrupciones, con connotaciones de vía expresa que transcurre entre Los Caobos (municipio Libertador) y El Rosal (municipio Chacao). La combinación de ambos criterios permitió, pese al alejamiento que sufrieron sus dos frentes edificados en el trayecto atrincherado, mantener la continuidad de las conexiones norte-sur, contribuyendo notablemente a dinamizar el tejido urbano. La finalización de la vía expresa hacia el este da origen a un tramo diferente de la avenida prácticamente aislado del anterior y con un desarrollo edificatorio distinto (fundamentalmente oficinas y comercios) que transcurre a nivel entre El Rosal y Bello Campo paralelo a la avenida Francisco de Miranda, finalizando en el empalme con el distribuidor Altamira.

3. Izquierda: Plano Regulador de Caracas (1951). Derecha: Plan de vialidad de Caracas (1951) con la avenida Libertador resaltada.

Su gestación está absolutamente ligada a dos hechos importantes. Por un lado, formaba parte del sistema del este del Plano Regulador de Caracas de 1951 junto a las avenidas Andrés Bello, Lincoln (antigua Calle Real de Sabana Grande) y Francisco de Miranda, además de ser una de las 9 obras imprescindibles dentro de las 19 que incluía el Plan Municipal de Vialidad de 1951, lo que le otorgó desde entonces un nivel prioritario en cuanto a su realización.

Por el otro, su trazado se realizó aprovechando la ruta que, desde su inauguración por Guzmán Blanco el 4 de septiembre de 1886, siguió el Ferrocarril Central de Venezuela (también conocido como el “ferrocarril inglés” por la participación en su construcción y posterior administración de empresas británicas) entre la estación Santa Rosa o Caracas (ubicada en Quebrada Honda) y Petare (luego de pasar por Sabana Grande, Chacao y Dos Caminos), primer tramo del recorrido que se terminaría en 1928 en tiempos de Gómez, cuando llega finalmente a Ocumare del Tuy, población que había dejado de ser la capital del estado Miranda el año anterior.

4. Ruta completa que cubría el Ferrocarril Central de Venezuela entre la estación Santa Rosa (o Caracas) y Ocumare del Tuy, indicando todas las paradas intermedias.
5. Detalle del Plano de Caracas de Ricardo Razetti de 1906 donde se puede observar la carretera que unía el centro con la estación Santa Rosa en Quebrada Honda y el inicio de la ruta del tren hacia Petare.
6. Estación Santa Rosa (o Caracas) del Ferrocarril Central de Venezuela (demolida). Frente a ella pasaba la calle La Línea.

En su recorrido caraqueño, ya para 1940 el tren atravesaba El Bloqueo, pasaba sobre la Quebrada Canoas, cruzaba la urbanización Bigott pasando al norte de la Cigarrera Bigott, sobre la Quebrada Maripérez, para luego transitar por las incipientes urbanizaciones de Los Caobos, La Campiña, Las Delicias, Campo Alegre y El Rosal, y seguir su ruta a través de diferentes haciendas del Este de Caracas hasta llegar a Petare. Luego, en su camino hacia Ocumare del Tuy, el tren se detendría en El Encantado, Lira, Tusmare, La Envidia, Los Mangos, Arenaza, Pichao, Boca de Siquire, Santa Lucía, Soapire, Santa Teresa y San Francisco de Yare. En total el trayecto entre Santa Rosa y Ocumare del Tuy estaría conformado por 18 estaciones.

La ruta del tren prácticamente desde sus inicios, se vio acompañada en lo que se refiere a su tránsito por las parroquias El Recreo y la entonces foránea Chacao por la ya mencionada la calle La Línea la cual, con el añadido de los bordes dejados en reserva de circulación, le serviría a Cruz Fernández y Stelling para trazar la avenida Libertador. Por tanto, puede decirse que la vía se realizó, una vez diseñada y efectuado un intenso proceso de expropiación de terrenos y demolición de edificaciones, en dos etapas en función de sus dos niveles. Así, mientras se culminaba la correspondiente a la parte superior (primera etapa) se pudo abordar la construcción de la trinchera que la caracteriza (segunda etapa) prácticamente sin interrumpir el tránsito de lo ya ejecutado a nivel de superficie.

7. Momentos de la construcción de la avenida Libertador.

El Ferrocarril Central de Venezuela, venido a menos a raíz de la crisis de 1929 que afectó a sus administradores lo que obligó a su nacionalización en 1936 por el gobierno de Eleazar López (recordemos que desde 1885 estuvo a cargo de la compañía de capital inglés The Venezuelan Central Railway Company Limited), y herido de muerte (como el resto del sistema ferroviario a nivel nacional) a partir de que la Venezuela petrolera decidiera priorizar la construcción de carreteras para enlazar el país y darle así impulso al transporte automotor, dejó de circular (amenazado además por los planes viales que se tenían previstos para descongestionar Caracas) en 1953, cuatro años antes del comienzo de la construcción de la avenida. Será la demolición de la estación Santa Rosa en 1959 la que pondrá punto final al último vestigio de lo que quedaba de aquel sistema que llegó a enlazar eficientemente Caracas con los Valles del Tuy.

Desde el momento en que se decretó su construcción y se trazaron sus límites, cuando aún se conocía como calle La Línea, e incluso antes, en el trazado de la avenida se pueden encontrar interesantes edificaciones, proceso que se incrementará cuando es concluida en su totalidad y rebautizada. En sus comienzos al oeste se pueden encontrar por un lado los Museos de Bellas Artes (1938) y de Ciencias (1940) ambos de Carlos Raúl Villanueva (conexión con la avenida México) y, por el otro, el Colegio San Francisco de Sales de la Congregación de los Salesianos (primera etapa de 1897 y última de 1942) junto al Mercado Guaicaipuro (Oficina Técnica C. Blaschitz, 1953) (conexión con la avenida Andrés Bello).

8. Izquierda arriba: Sede de la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV). Izquierda abajo: Iglesia de San Rosa de Lima. Derecha: Puente Bolívar (demolido) en el cruce de la avenida la Salle (o principal de Los Caobos) con calle La Línea. A la derecha en primer plano el edificio La Salle.

En el terreno que en parte ocupó la estación Santa Rosa se construyó al norte en 1973 el edificio Sede de la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV) proyectado por Guido Bermúdez, Carlos Brando, Pedro Lluberes e Isaac Van Praag y, más recientemente, al este, el Proyecto Integral de Viviendas Santa Rosa de la Gran Misión Vivienda Venezuela -GMVV- (Fruto Vivas, 2013). Frente a la CANTV, al sur, se logró preservar la iglesia de Santa Rosa de Lima (1906, restaurada por el Metro en 1983), construyéndose a su lado en 1983 la estación Colegio de Ingenieros del Metro de Caracas y más adelante las Residencias Plaza Jardín.

Transitando hacia el este, en el cruce con la avenida La Salle de Los Caobos (lado sur) en 1942 sus urbanizadores habían construido el Puente Bolívar (de Enrique García Maldonado) sobre el cual pasaban el ferrocarril y la calle La Línea, que luego sería demolido al construirse la avenida Libertador. En dicho cruce se construiría más tarde en 1952 el edificio de uso mixto La Salle (de Carpio y Suárez).

9. Izquierda: Edificio 10-18. Centro arriba: Edificio sede de PDVSA. Centro abajo: PDVSA Torre Sur. Derecha: Torre KPMG.

Siguiendo el recorrido, entre la avenida Las Palmas y la avenida Las Acacias, al norte, se encuentra el edificio 10-18 (Ramón González Almeida, 1964) y en el cruce con avenida Las Acacias, al sur, el hotel Crillón. Al norte, entre las avenidas Los Samanes y Los Jabillos se ubica el Centro Comercial Los Cedros (Oscar Carmona y Gerónimo Puig, 1970), en el cruce con Los Manguitos, al sur, un muy correcto edificio de vivienda multifamiliar (Luis Jiménez Damas, c.1960) y en el cruce con la calle Negrín (al norte) el Centro Comercial Libertador (Bernardo Borges y Francisco Pimentel, 1973).

Entre la calle Negrín y la calle El Cristo (al sur) se encuentra la Policlínica Santiago de León (1958) y al norte el edificio Torre Maracaibo. Un poco más adelante en el cruce con la calle Empalme (al norte) se encuentra el edificio sede de PDVSA (1980) y al frente (sur) la Torre Las Delicias y PDVSA Torre Sur (Helene de Garay, 1995).

En la urbanización La Campiña entre las calles Caicara y Cantaura (al norte) se encuentran los edificios Libertador, Ramca y Caicara (Heriberto González Méndez, 1940) afectados en los años 60 por la construcción de la avenida y, en la misma acera, en el cruce con calle Caicara, el Instituto Politécnico Educacional (Wladimiro Acosta, 1948). Al otro lado de la avenida está el Centro Residencial Libertador.

10. Izquierda arriba: Edificio Viulma. Izquierda centro: Edificio Sausalito. Izquierda abajo: Edificio Santillana. Derecha: Edificio El Castillito

Acercándonos a Chacaíto encontramos al sur el Edificio Viulma (Guido Bermúdez, 1954) entre la calle La Arboleda y la Principal de El Bosque, y en el cruce con la principal de El Bosque tres valiosas piezas: el edificio Sausalito (Héctor Machado Rivero, 1953), el edificio Santillana (Manuel Mujica Millán y Gustavo Guinand Sandoz, 1946) y el edificio El Castillito (Raffaele Mazzeo, 1951).

Ya en pleno municipio Chacao, en el muy abstracto encuentro entre la avenida Libertador con la Francisco de Miranda está la torre KPMG (Helene de Garay, 1998) y comenzando el último trecho rumbo a Altamira, al salir de la trinchera tapizada por Juvenal Ravelo, se puede ver al sur la Torre Exa y más adelante entre la avenida Andrés Galarraga y la calle Élice el edificio sede de Seguros Mercantil (Manuel Fuentes y Tony Mas Lara, 1999).

11. A la izquierda el edificio sede de Cauchos General (demolido), a la derecha su némesis: el Centro Comercial Sambil.
12. Arriba derecha: Edificio Nuevo Centro. Arriba centro: Multicentro Empresarial del Este. Arriba derecha: Edificio sede de Seguros Mercantil. Abajo: Liceo Gustavo Herrera.

Pasando la calle Élice, al norte se encuentran el edificio Nuevo Centro (Julio Coll Rojas, 1966) y Multicentro Empresarial del Este (Luis Manuel Trompiz, 1978). Antes de construirse los dos edificios mencionados en el frente sur se encontraba la sede de Cauchos General cuyo estupendo edificio administrativo de 1955 había sido diseñado por Guinand, Benacerraf y Vestuti, siendo posteriormente demolido para dar paso al Centro Comercial Sambil (Celina Bentata, 1998). Finaliza nuestro recorrido por la avenida Libertador hacia el este con el Liceo Gustavo Herrera (Dirección Técnica del Ministerio de Educación, 1963), ubicado en la acera sur con frente hacia la autopista Francisco Fajardo en la zona de Bello Campo.

13. Varias tomas que sirven para apreciar las características de la avenida Libertador.

Con su aspecto metropolitano que apunta al futuro descuidando el presente, sus dilemas entre quienes la habitan de día y de noche, el debate acerca de si se debió respetar su composición social en lugar de dar cabida de forma arbitraria a edificios de la GMVV, su clara preferencia en imponer al vehículo como máximo protagonista, su desigual comportamiento a todo lo largo, y su ruptura en Chacaíto que ha buscado paliarse a través de la presencia de “arte urbano” en su sórdida trinchera, sus deudas con la generación de verdaderos espacios públicos (que comienzan por sus descuidadas aceras), junto a lo inhóspita que se presenta para el peatón, y su perfil alejado de las posibilidades que abre su peso como eje vital de la capital, la avenida Libertador ha sido objeto de diversas experiencias académicas que han buscado resolver sus múltiples contradicciones.

Su condición de herida suturada que aún no sana ofrece, sin embargo, la oportunidad de encontrarnos con una experiencia y un modelo que valdría la pena evaluar si se debe repetir o, por el contrario, se debe reformular completamente.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.pinterest.com/pin/384917099381295734/

2. https://primicias24.com/tal-dia-como-hoy/232519/hace-54-anos-se-inauguro-la-avenida-libertador-de-caracas/

3. Juan José Martín Frechilla, Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna (2004)

4. https://tucuy.wordpress.com/2013/03/29/estacion-santa-lucia-del-ferrocarril-central-de-venezuela/

5. http://guiaccs.com/planos/la-busqueda-de-el-paraiso/

6. http://museodeltransportecaracas.blogspot.com/2012/02/ferrocarril-central-y-las-tarifas-para.html y Colección Crono Arquitectura Venezuela

7. https://twitter.com/tachirense89/status/768280821971030018, https://twitter.com/caracascuentame/status/1062385428093919232 y Colección Crono Arquitectura Venezuela

8. Colección Crono Arquitectura Venezuela y https://twitter.com/caracascuentame/status/1062385428093919232

9. Colección Crono Arquitectura Venezuela

10. https://construidoencaracas.wordpress.com/2013/06/09/edif-viulma/ y Colección Crono Arquitectura Venezuela

11. Colección Crono Arquitectura Venezuela y https://twitter.com/conacero/status/782740758302330880

12. Colección Crono Arquitectura Venezuela y https://www.facebook.com/Arquitecturavzl/photos/a.1688228341392504/2026778097537525/?type=3

13. https://www.pinterest.com/pin/83809243044074133/, https://kiosquitocreativo.wordpress.com/2016/05/18/ravelo-modulo-cromatico/, https://www.facebook.com/venezuelatextra/posts/avenida-libertador-de-caracasel-13-de-diciembre-de-1965-fue-inaugurada-la-avenid/3335506509795112/, https://www.pinterest.com/pin/426223552218303029/ y https://insiteart.org/es/insite-2005/farsites/documentary-projects/julieta-gonz%C3%A1lez-caracas-avenida-libertador

VISITAS MEMORABLES

1. Leonardo Benevolo fotografiado por Graziano Gasparini durante su primera visita a Venezuela en la casa de Alfredo Boulton, Pampatar, Isla de Margarita

Leonardo Benevolo (1923-2017)

Considerado como uno de los más destacados historiadores de la arquitectura y del urbanismo del siglo XX, Leonardo Benevolo (a cuyo apellido no colocaremos la tilde, que en español se le suele poner, respetando la forma como se escribe en italiano con la cual tituló todos sus libros), visitó por primera vez Venezuela cuando fue invitado por Graziano Gasparini a participar en el Seminario Internacional en torno al tema “Situación sobre la historiografía de la arquitectura latinoamericana”, realizado en la Ciudad Universitaria de Caracas entre 9 al 14 de octubre de 1967, organizado por el Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (CIHE), bajo los auspicios del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV (CDCH).

2. Benevolo y Pedro Rojas Rodríguez conversan durante el Seminario “Situación sobre la historiografía de la arquitectura latinoamericana”.

Para aquel evento en el que también participaron otros reconocidos investigadores como Erwin Walter Palm de Alemania, George Kubler y Sibyl Moholy-Nagy de Estados Unidos, Paolo Portoghesi (que junto a Benevolo vino por Italia), Fernando Chueca Goitia de España, Ricardo de Robina, Pedro Rojas Rodríguez y Salvador Pinoncelly de México, José García Bryce y Frederick Cooper Llosa de Perú y Germán Téllez de Colombia, a los que se sumaron Alfonso Venegas Rizo, Juan Pedro Posani, Carlos Raúl Villanueva y Graziano Gasparini por Venezuela, Benevolo presentó la ponencia “Las nuevas ciudades fundadas en el siglo XVI en América Latina. Una experiencia decisiva para la historia arquitectónica del ‘cinquecento’”, que junto al resto serían publicadas en el número 6 (especialmente dedicado al evento) del Boletín del CIHE en abril de 1968.

3. Izquierda: nº 9 del Boletín del CIHE dedicado por completo al Seminario “Situación sobre la historiografía de la arquitectura latinoamericana”. Derecha: Benevolo, Posani y Villanueva en Margarita

Al igual que gran parte de los asistentes al Seminario, Benevolo tuvo la ocasión de conocer la Isla de Margarita gracias a la gentileza del Sr. Alfredo Boulton y su esposa la Sra. Yolanda Delgado Lairet quienes los hospedaron en su casa ubicada en Pampatar. De esta manera entraría en contacto con una región del país que contaba con un acervo patrimonial importante acompañado por dos de sus más conspicuos estudiosos y cultores: Gasparini y Boulton.

Benevolo, oriundo de Orta San Giulio (municipio piamontés en la provincia de Novara, al norte de Italia), para cuando visitó Venezuela por primera vez en 1967 contaba con 44 años y ya hacía 21 que se había recibido de arquitecto (1946) en la Universidad de Roma La Sapienza. Para entonces, también ya tenía una fructífera experiencia como docente e investigador registrándose que, tras finalizar sus estudios, destacaría por sus “revolucionarias” investigaciones y en especial por la realizada estableciendo la diferencia entre la arquitectura romana y la griega, que le daría acceso a la cátedra de «Historia y estilos de la arquitectura I y II» en la facultad de Roma en 1956.

4. «El Benevolo» en una de sus ediciones en español.
5. Los otros dos importantes libros que ya Benevolo había publicado antes de su primera visita a Venezuela.

También había publicado tres de sus más importantes libros: la fundamental Storia dell’architettura moderna, Laterza, 1960 (Historia de la arquitectura moderna, traducida por primera vez al español en 1963 por Taurus y conocida desde entonces en el mundo académico como “el Benevolo”), Una introduzione all’architettura, Laterza, 1962 (Introducción a la arquitectura, publicada por primera vez en español en 1979 por Blume), y Le origini dell’urbanistica moderna, Laterza, 1963 (Orígenes del urbanismo moderno, publicado por primera vez en español en 1979 por Blume).

Tras aquella primera visita de Benevolo a Venezuela se registran otras tres: en 1968, 1969 y 1972. La primera y la última sería como invitado de nuevo por el CIHE de la FAU UCV y la del 69, quizás algo más trascendente por su impacto en la naciente escuela de arquitectura de Mérida (creada en 1961) y por el debate suscitado en torno al desarrollo urbano de esa ciudad, estaría destinada a dictar el Seminario “Las Nuevas Búsquedas a la Ciudad Contemporánea”. Luego, también pasaría por Caracas a dar una conferencia cuando los aires de la Renovación académica empezaban a soplar con fuerza.

Sobre el seminario ofrecido por la ULA que tendría a Benevolo como principal protagonista, para el cual fue invitado por el Departamento de Historia a través de los profesores Alfonso Vanegas, Gustavo Díaz y Paolo D’Onghia en coordinación con las autoridades, y también sobre sus repercusiones, el arquitecto y profesor Luis Jugo Burguera publicó en 2004 lo siguiente: “Allí valoró a la Ciudad Universitaria de Caracas concebida por Carlos Raúl Villanueva como una ‘ciudad dentro de la ciudad’: el más importante y audaz planteamiento urbanístico humano de Venezuela”; y prosigue: “En su estadía en Mérida tuvo oportunidad de conocer y observar los planteamientos que se hacían al desarrollo de la ciudad en 1969, por lo que escribió una carta al Rector Pedro Rincón Gutiérrez, indicándole que localmente se había comenzado a desarrollar ‘todo un movimiento contrario a los procedimientos de Planificación Urbana en Venezuela y a la propuesta de Mérida en especial’. Invitaba a que ‘la Universidad debería pedir un nuevo procedimiento de Planificación, pero no debería esperar la concesión de este procedimiento para ocuparse del Plan Regulador’. Sugería que la ULA debería dedicarse, de acuerdo con la administración municipal, ‘a estudiar un nuevo Plan Piloto, actualizado según los criterios internacionales en la materia y adaptado a las necesidades particulares de la ciudad de Mérida…y demostraría que la Universidad se mueve por su propia iniciativa y que quiere tener una participación activa en el desarrollo del territorio en el cual se encuentra; comprometería a las fuerzas universitarias -profesores y estudiantes- no sólo a hacer propuestas organizativas, sino a producir un trabajo creativo; impulsaría a los diversos grupos políticos a suministrar propuestas para el futuro de la ciudad, confrontables sobre el terreno concreto” (Pintó, Maciá y D’La Coste, Irma: trabajo de grado: “La Universidad como Modelo de Estructura Urbana”, 1972, referido en Jugo, 2004, p.17)”.

6. Mérida. Plan General de Ordenación Urbana, 1971

Como resultado de aquella visita a nuestro país, Benevolo publicaría posteriormente dos artículos: “Una Contribución Política”, Caracas, junio/1969 y “La Lección de Venezuela”, Caracas, junio/1969, en los que “mantiene la preocupación por los problemas de la arquitectura, de la planificación y de la Universidad a partir de la comprensión de su naturaleza política común”, nos aportará Lugo. En este sentido cabría señalar que Benevolo desde la aparición de su Storia dell’architettura moderna fundamentó siempre la nueva arquitectura “en la agenda social y en el reformismo. Su posición de crítico militante se derivaba de la idea política que tenía de la arquitectura y asímismo de una marcada sensibilidad religiosa, que se tradujeron en la atención a la problemática social de la vivienda y el crecimiento urbano…”, como nos recuerda Fulvio Irace en “La ética de la historia. Leonardo Benevolo (1923-2017)” artículo publicado en El País el 30/04/2017.

7. Los cinco tomos de la edición en español de Diseño de la ciudad.

Tras aquellos años de continuo contacto con Venezuela Benevolo no volvería más. Sin embargo, ello no impidió que fuera durante varias décadas a través de sus publicaciones el historiador de la arquitectura con mayor influencia en la formación de los arquitectos del país. Sus libros que desde entonces hasta su fallecimiento terminaron superando las tres decenas, fueron traducidos a muchos idiomas, convirtiéndolo en un clásico en las escuelas de medio mundo, de Italia a Latinoamérica, y con ellos se formaron varias generaciones de estudiantes. Su serie de 5 libros que en español se denominó Diseño de la ciudad de 1977 (original en italiano L’arte e la cittá antica, 1975), utilizada muchas veces como guía de los cursos de proyectos, y su Historia de la arquitectura del Renacimiento de 1972 (Storia dell’architettura del Rinascimento, 1968), se sumarían a sus tres primeras obras para conformar un grupo de textos de consulta obligada.

8. Leonardo Benevolo.
9. Izquierda: Plano de Ascoli Piceno. Derecha: Bolonia a comienzos del siglo XX.
10. Los dos últimos libros publicados por Benevolo.

El haber llegado con salud a una avanzada edad y podido contar con la colaboración de sus dos hijos (Alessandro y Luigi), le permitió a Benevolo mantenerse activo en Brescia (la ciudad donde escogió vivir) y poder así no sólo publicar (siempre con Editori Laterza): La ciudad europea (1993), La captura del infinito (1994), L’architettura nel nuovo millennio (La arquitectura del nuevo milenio) de 2006, una larga entrevista titulada La fine della cittá (El fin de la ciudad) de 2011 o Il tracollo dell’urbanistica italiana (El declive de la urbanística italiana) en 2012, sino también enseñar en Florencia, Venecia y Palermo, ser invitado a prestigiosas universidades de todo el mundo y desarrollar una intensa actividad profesional, que lo llevó a proyectar y construir (tras ganar el correspondiente concurso junto a Tommaso Giuralongo y Carlo Melogran) la nueva sede de la Feria de Bolonia, el plan regulador de Ascoli Piceno, el plan del centro histórico de Bolonia, el plan regulador de Monza (1993-97) y los planes reguladores de diversas ciudades del Piemonte y Lombardía (Módena y Bérgamo), entre otros.

En algún momento con el objeto de explicar sus diversos enfoques y el amplio espectro de sus investigaciones y realizaciones Benevolo afirmaría: «Mi trabajo es la arquitectura, desde la enseñanza a la propuesta de leyes, desde el dibujo a la realización de proyectos urbanos, desde textos a libros”.

11. De izquierda a derecha: Giulio Carlo Argan (1909-1992), Bruno Zevi (1918-2000), Manfredo Tafuri (1935-1994) y Leonardo Benevolo (1923- 2017)

Quien nos visitara por última vez en 1972 forma parte de una generación italiana sin la que no se comprende el pensamiento de la arquitectura contemporánea, junto a Bruno Zevi, Manfredo Tafuri y Giulio Carlo Argan. En particular, su enfoque sociopolítico y amplio, basado en la idea braudeliana de la longue durée, enriqueció la perspectiva de los historiadores de la modernidad con su mirada global. Benevolo, como señala Irace, “nunca dejó de creer que sólo en la calidad de los proyectos necesarios puede encontrarse la solución para una sociedad más justa y solidaria” y, a diferencia de otros historiadores o críticos, opuso “a la arquitectura ‘extraordinaria’, la razonabilidad de la arquitectura ‘ordinaria’ y ‘necesaria’”. Según él “las cuestiones lingüísticas debían quedar en un segundo plano respecto a la responsabilidad de dar una respuesta concreta a los problemas humanos”, lo cual lo coloca “a la orden del día, después de la euforia de la arquitectura glamurosa que precedió al colapso del sistema financiero internacional”.

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 2 y 3. Boletín del CIHE, abril 1968

4, 5, 7 y 10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

6. https://www.ciudadespatrimonio.org/publicaciones/evolucion-urbana/merida.pdf

8. https://www.clarin.com/arq/arquitectura/leonardo-benevolo-adios-maestro_0_ByKTZ20Sx.html

9. https://www.orangesmile.com/travelguide/ascoli-piceno/high-resolution-maps.htm y http://urban-networks.blogspot.com/2014/07/cuando-el-plan-de-bolonia-era-una.html

11. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/argan.htm, https://www.goodreads.com/author/show/135610.Bruno_Zevi, https://arquiscopio.com/manfredo-tafuri-in-memoriam/ y https://www.urbipedia.org/hoja/Leonardo_Benevolo

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

La arquitectriz

Melania Mazzucco

Anagrama

2022

Nota de los editores

La fascinante historia de Plautilla Bricci, la primera arquitecta moderna, en la Roma del siglo XVII.

Un día de 1624 un padre lleva a su hija a la playa de Santa Severa a ver los restos de una criatura quimérica, una ballena varada. El padre, Giovanni Briccio, llamado el Briccio, atesora en su escritorio un diente de esa ballena, que después su hija, Plautilla, conservará toda su vida, junto con el recuerdo imborrable del animal que vio de niña en aquella playa.

Estamos en la Roma del esplendor barroco, la Roma de los papas, la Roma de Bernini y Pietro da Cortona, la Roma de las intrigas, el fanatismo, la violencia, la pompa, el libertinaje y la peste. Giovanni es pintor, dramaturgo y músico. Plautilla es su segunda hija, menos agraciada que la primogénita, pero destinada a ser una mujer importante. Su padre la educará en el arte de la pintura y ella acabará convirtiéndose en arquitecta, en la primera arquitecta de la historia moderna.

Ahora, en su madurez, Plautilla evoca su vida: el decisivo encuentro con el abad Elpidio Benedetti, mecenas y amante, que llegará a ser secretario de Mazarino; la construcción de Il Vascello, la espléndida villa con forma de barco que se levanta en una de las colinas de Roma y cuya autoría no se le reconocerá en un principio…

Melania G. Mazzucco regresa por todo lo alto al género histórico y a la recreación de una figura real del mundo del arte, algo que ya hizo en su ambiciosa y excelsa La larga espera del ángel, sobre Tintoretto. Aquí reconstruye con minuciosidad y fastuosidad una época de esplendores y violencias, y relata la apasionante historia de una mujer adelantada a su tiempo, una pionera que rompió barreras y abrió caminos.

Melania Gaia Mazzucco (Roma, 1966) está considerada una de las mejores escritoras de su país. En Anagrama ha publicado Vita (Premio Strega); Ella, tan amada (Premio Napoli y Premio Vittorini); Un día perfecto; La larga espera del ángel; Limbo (Premio Elsa Morante); Eres como eres (Premio Il Molinello) y Estoy contigo.

ACA