1951• Es inaugurado el Hotel Detroit de Maracaibo ubicado en la avenida 12 entre las avenidas 5 de Julio y Dr. Portillo, cercano al Aeropuerto Internacional de Grano de Oro, en la zona residencial de El Paraíso, propiedad del industrial zuliano Eduardo Ocando (1900-1964). El hotel levantado en un terreno de 10.000 m2, de 96 habitaciones distribuidas en dos pisos, estaba provisto del Restaurante Windsor y el comedor El Flamingo, cafés, piscina, jardines, estacionamiento propio y una muy popular sala de reuniones llamada La Terraza, ubicada en el último nivel del edificio que tenía vista panorámica lacustre. Las impecables habitaciones contaban con aire acondicionado, baño privado y teléfono. El personal, altamente entrenado, hablaba, en su mayoría, inglés y francés, lo cual aumentaba la preferencia entre los turistas y empleados de la industria petrolera. El Hotel Detroit fue destruido completamente en un voraz incendio que lo consumió el 14 de febrero de 1966 por una fuga de gas. Una sucursal del Banco de Maracaibo, sustituida luego por una oficina del SENIAT, fue construida en parte del terreno que ocupó el Hotel Detroit.
Fuentes consultadas. República del Zulia. Añorando el Hotel Detroit. Diccionario General del Zulia. L. G. Hernández
1961•Se concluye la edificación y consagra la Iglesia Nuestra Señora de Coromoto, ubicada en la calle 73 de la urbanización Los Olivos, Maracaibo, estado Zulia, proyectada por el arquitecto Jorge Castillo B. (1933-2022) (FAU UCV, promoción 9-1959) tres años antes e impulsada su construcción por el sacerdote Olegario Villalobos Reyes (1888-1971).
El diseño estructural de la iglesia fue realizado por Renzo Vestrini (1906-1976), ingeniero de origen italiano que estudió en Roma y Pisa, quien como artista plástico es considerado el primer informalista de Venezuela.
1932• El día 19 de diciembre se inaugura en Maracaibo, estado Zulia, el nuevo Teatro Baralt diseñado por el arquitecto de León Jerónimo Hoet (1891-1944), el cual está ubicado en la Avenida 5 con calle 95, diagonal a la Plaza Bolívar de la capital del estado.
Este segundo Teatro Baralt, fue construido en el mismo sitio en el cual existió el anterior, inaugurado en 1887 y demolido en 1928. El Teatro debe su nombre al deseo de honrar a Rafael María Baralt (1810-1860), escritor, filólogo y diplomático marabino, autor de la obra «Resumen de la historia antigua y moderna de Venezuela», publicada en París en 1841 y primer venezolano en ocupar una silla en la Real Academia de la Lengua Española.
El recién inaugurado nuevo «Teatro Baralt» de Maracaibo, estado Zulia, proyectado por el arquitecto belga León Jerome Hoet (1891-1944), en una fotografia de Arturo Ferrebús Rincón del Archivo Histórico de Miraflores, Caracas.
El nuevo Teatro Baralt de Maracaibo fue diseñado por el arquitecto de origen belga León Jerónimo Hoet (1891-1944) y la decoración interior en estilo art decó fue diseñada por Antonio Angulo (1905-1992), joven marabino, considerado el precursor de ese estilo en Venezuela.
Cuando en 1961, con Miguel Casas Armengol a la cabeza, cristalizó la creación de la escuela de arquitectura de la Universidad del Zulia -LUZ- (que devendría en Facultad de Arquitectura en 1963), se manifestó un particular interés en incorporar a su plan de estudios un enfoque novedoso y estimulante en la enseñanza de las estructuras. Es así como para poder lograrlo aparece la necesidad de aproximarse a quienes se consideraban las referencias más importantes a nivel internacional en la materia: Buckminster Fuller, Pier Luigi Nervi, Frei Otto y Curt Siegel.
Tal y como relata la reconocida profesora de origen chileno Ingrid Jacobsen, radicada en Maracaibo desde 1959 y docente en la Escuela de Arquitectura de LUZ prácticamente desde su fundación, en una entrevista concedida a Marina González de Kauffman publicada en la revista Portafolio nº 27 (enero-junio 2013), “en julio de 1962, aprovechando un viaje de visita a familiares en Europa había programado ver de paso algunas de las obras famosas de la arquitectura moderna. El decano Miguel Casas, dentro de su política de apoyar los intereses del profesorado en beneficio de la Facultad, me preparó tres cartas de presentación dirigidas a Pier Luigi Nervi, en Roma, Frei Otto en Berlín y Curt Siegel en Stuttgart. (…) Todos tres, siendo profesores universitarios mostraron gran curiosidad, un interés genuino por nuestra nueva Facultad en Maracaibo. Al poco tiempo, en noviembre del mismo año, vino Frei Otto a dictar un ciclo de conferencias sobre estructuras colgantes, su especialidad. También estuvo el 24 de noviembre de 1963, invitado por el Centro de Ingenieros, Richard Buckminster Fuller, autor de las cúpulas geodésicas”, siendo Nervi el gran ausente dentro de esta importante iniciativa.
1. Portada de la primera edición del libro Strukturforman der modernen architektur (Formas estructurales en la arquitectura moderna) de Curt Siegel.
A las visitas de Otto y Fuller se sumará en marzo de 1964, como momento culminante por sus implicaciones en la docencia, la de Curt Siegel autor del célebre libro Formas estructurales en la arquitectura moderna (Strukturforman der modernen architektur) publicado por primera vez en 1960, quien dictaría un ciclo de conferencias y un seminario práctico dirigido a los estudiantes, de gran repercusión nacional y latinoamericana, organizados por la profesora Jacobsen.
De tal manera, la joven Facultad de Arquitectura de LUZ buscaba sumarse al cuestionamiento de la enseñanza de las estructuras a nivel internacional que había derivado, dado el énfasis que se le daba al cálculo, en esquematismo y desinterés por parte de los estudiantes.
Para aproximarnos a la figura de Siegel, apelando al apoyo de Wikipedia, hemos conocido que fue hijo del escultor alemán de madera y piedra Curt Siegel (1881-1950). Estudió arquitectura e ingeniería civil en la Universidad Técnica de Dresden donde se doctoró en 1936. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó como arquitecto en Magdeburg y en 1946, recibió una llamada a la cátedra de «Estática para arquitectos» en la Universidad de Arquitectura de Weimar. En 1950, tras escapar de la RDA, fue convocado por la Universidad Técnica de Stuttgart donde fue profesor, inicialmente para las asignaturas de estática y edificación, más tarde de construcción industrial y finalmente de estructuras portantes y diseño estructural. (…) En 1953 fundó su propia oficina junto con Rudolf Wonneberg contándose entre sus edificios más conocidos el Instituto de Fabricación de Ingeniería Mecánica, el Instituto de Estática y Dinámica de Construcciones Aeroespaciales y, junto con Rolf Gutbier y Günter Wilhelm, el Edificio Universitario I de la Universidad de Stuttgart. Además, proyectó el Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart en el Stuttgart Löwentor y el Hanns-Martin-Schleyer-Halle.
Pero si por algo trascendió Siegel es por haber publicado el texto ya señalado el cual, tan pronto salió a la luz en 1960 publicado en alemán por Verlag George D. W. Callwey (Munich), se convirtió en una referencia a nivel internacional llegando con el tiempo a ser traducido a once idiomas apareciendo por primera vez en español en 1966 a cargo de la Compañía Editorial Continental, S. A. (México-España). La influencia decisiva del libro en la enseñanza de la arquitectura a partir de su salida, es un hecho que, aunque sea de forma somera, vale la pena repasar para de allí develar el por qué de su impacto.
2. Portada de la edición en español del libro Formas estructurales en la arquitectura moderna (Strukturforman der modernen architektur) de Curt Siegel3. Algunas de las páginas interiores del libro Formas estructurales en la arquitectura moderna (Strukturforman der modernen architektur) de Curt Siegel
Como bien lo señala el autor en el Prefacio, el leit motiv de Formas estructurales en la arquitectura moderna se ubica en su apasionada preferencia por analizar las formas constructivas. “Desde hace mucho tiempo -afirmará Siegel- me habían atraído las formas sencillas y correctas de la naturaleza, la lógica del buen diseño técnico y la fuerza de expresión de las grandes obras de arquitectura. Como formas ‘construidas’, me parecía que todas tenían el mismo origen”.
Sin embargo, quizás lo más relevante de la obra de Siegel fue la manera como observó, analizó e interpretó los problemas estructurales de la arquitectura moderna optando por hacerlo “desde el punto de vista del arquitecto considerando las circunstancias de la técnica actual y de la ciencia de la ingeniería”. Para lograrlo, Siegel utiliza como recursos didácticos esquemas y vistas con los cuales explica las tres grandes categorías (y todas sus variantes) que repasa a lo largo de la obra (estructura visible, el apoyo en V y estructuras en el espacio), apuntando a un conocimiento más intuitivo (cualitativo, no cuantitativo y por tanto alejado del cálculo como panacea) de los principios elementales de las estructuras portantes cuya vigencia ha llegado hasta nuestros días.
Para Siegel, quien en el libro busque “encontrar recetas para el ‘cálculo de arquitectura’ o piense que la regla de cálculo es un argumento artístico, se verá defraudado en igual medida. Tendrá que notar que, aún tomando en cuenta positivamente los razonamientos de la ingeniería, a veces deberán hacerse a un lado los resultados que parecen definitivos y racionales para llegar al diseño y a los ejemplos de forma estructural. El trabajo servirá para aclarar los problemas de la forma y éstos son más amplios como para ser resueltos con un cálculo solamente”.
De alguna manera esa apertura a la intuición y la inventiva que acompaña al arquitecto y el interés por generar una teoría de las estructuras que le diera apoyo, vincula Siegel con la línea que Pier Luigi Nervi o Eduardo Torroja ya habían ido abonando. Valga recordar que para el primero “Los arquitectos, aún cuando puedan confiar los cálculos últimos de sus estructuras a un especialista, ellos mismos deben ser antes capaces de idearlas y darles correctas proporciones. Sólo entonces, una estructura habrá de nacer saludable, vital y en lo posible hermosa”. Y para el segundo “El cálculo no es más que una herramienta para prever si la forma y dimensiones de una construcción, simplemente imaginada o ya realizada, son aptas para soportar las cargas a las que ha de estar sometida. No es más que la técnica operatoria que permite el paso de unas concepciones abstractas de los fenómenos resistentes a los resultado numéricos y concretos de cada caso o grupo especial de ellos”. En tal sentido el libro de Karl-Eugen Kurrer La historia de la teoría de las estructuras. Buscando el equilibrio de 2018 aclara con gran nitidez no sólo la evolución del tema sino la ubicación de Siegel dentro de ella.
4. Curt Siegel conversando con Carlos Raúl Villanueva durante su visita a Caracas el año 1964.
A su paso por Caracas de regreso de Maracaibo Siegel, en aquel único viaje que hiciera a nuestro país en 1964, tuvo oportunidad de recorrer la Ciudad Universitaria acompañado por el maestro Carlos Raúl Villanueva y dictar el 18 de marzo, en el Auditorio de la FAU, la charla “Enseñanza del Diseño de Estructuras” de importante repercusión entre quienes pudieron disfrutarla. De la breve reseña aparecida en la revista Punto nº 17 (abril 1964) extraemos lo siguiente con relación a la conferencia dictada: “Este tema lo llevó a mostrar los métodos que emplea para la enseñanza, resaltando las objeciones que tales aspectos ha recibido. Para analizar y explicar su metodología el arquitecto Siegel mostró un conjunto de transparencias que ilustraron a cabalidad su exposición”.
De la iniciativa emprendida por la naciente Facultad de Arquitectura de LUZ, que permitió a Curt Siegel visitar a Venezuela y constatar en vivo buena parte de sus enseñanzas puestas en práctica de antemano en el notable laboratorio de experimentación estructural en que se convirtió años antes la Ciudad Universitaria de Caracas, queda para la posteridad el cierre del Prefacio de su célebre obra donde señala sobre ella que “… si anima al razonamiento crítico, si invita al respeto de lo que en la arquitectura es único y demostrable, si ayuda al diseño arquitectónico sincero y limpio y con esto ayuda a confrontar las apariencias formalísticas y efectos de la moda de la arquitectura actual con una calidad verdadera habrá llenado su fin”.
ACA
Procedencia de las imágenes
Enacabezamiento y 4. Colección Crono Arquitectura Venezuela
Convocado como “Concurso Nacional de Ideas” en octubre de 1995 por la Fundación Museo de los Niños de Maracaibo con el auspicio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Zulia y la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Maracaibo, el correspondiente al Museo de los Niños de Maracaibo tuvo su desenlace el 18 de enero de 1996. Ese día el calificado jurado integrado por Fruto Vivas, Ciro Caraballo, Alejandro Carruyo, Giovanni Villalobos, Inés Laredo y Francisco Bellorín seleccionó entre 20 propuestas provenientes de diferentes partes del país las que ocuparían los tres primeros lugares, siendo todas las galardonadas presentadas por arquitectos egresados de la LUZ.
El terreno seleccionado de 14.900 m2 con condiciones de clima semi-desértico tropical, destinado al desarrollo de un complejo de instalaciones educativas y culturales, estaba ubicado en la avenida San Francisco, cabecera oeste del Puente sobre el Lago “Rafael Urdaneta”, en jurisdicción del municipio San Francisco. En las bases del concurso se planteaba que “este museo deberá contribuir a que el niño aprenda y se desarrolle con el conocimiento y la cultura universal, de su entorno, de la zulianidad, importante componente de la venezolanidad y de todos aquellos aspectos esenciales del Zulia potencialmente museables”.
La idea ganadora identificada como “Un mundo de sonrisas”, presentada por los arquitectos Sergio González y Luisa Molero junto al entonces bachiller, que ya cursaba el último año de la carrera, Farid Chacón, consistió “en cuatro módulos o edificios, que representan los cuatro elementos básicos del patrimonio natural: aire, fuego, tierra y agua. Y en relación al patrimonio cultural se considera como tal las acciones del hombre sobre esos cuatro elementos y sobre las interrelaciones que se han producido y se producen entre ellos. Se habla entonces del edificio hombre y otros adicionales, como edificio energía y edificio Lago, ubicado totalmente sobre la superficie de éste. Además contará con un auditórium, sede de la Orquesta Sinfónica Juvenil, una biblioteca especializada en literatura infantil, una plaza de las etnias indígenas, un bosque húmedo tropical con ejemplares robóticos de fauna extinta”.
1. Planta general paisajismo de conjunto del proyecto del Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo, 20022. Proyecto del Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo, 2002. Cortes del conjunto
El proyecto financiado por la Gobernación del Estado Zulia desarrollado en 2002, publicado con detalle como “Museo de los Niños del Zulia” en la revista Escala, nº 228, 2014, estuvo dirigido por Sergio González y Farid Chacón contando como arquitectos asistentes con Janeth Boza, Dalmary Rubio, Adriana Ordóñez, Sandra Velasco; Lourdes Peñaranda como encargada del paisajismo; Pedro Rosales de los detalles arquitectónicos y el ingeniero Adolfo Mibelli Acuña del diseño y cálculo estructural. Abarcó una superficie urbana trabajada de 2,26 há y contemplaba un área construida de 9.165 m2.
De acuerdo a lo que señalan sus autores “el proyecto Museo de los Niños del Zulia está concebido como una unidad institucional de investigación continua que, a diferencia de proyectos convencionales, pretende abarcar y -en lo posible- desarrollar en profundidad todos los aspectos que constituyen la naturaleza de lo que ha de ser una edificación para niños. Abordado desde esta perspectiva, el proyecto siempre ha de estar en condiciones de asumir cualquier innovación o modificación que enriquezca sus contenidos”.
En función de las variables climáticas prevalecientes en la zona, se propone la búsqueda de sombra como condición esencial, “para permitir a los niños desarrollar actividades en el exterior. Por ello las edificaciones se plantean como ‘6 árboles’ que permiten la generación de más de 3500 m2 de parque público en sombra frente al Lago de Maracaibo, espacio único en la ciudad.(…) Compuesto por seis contenedores temáticos dispuestos en sentido norte sur franco, y unidos sólo por sus vértices, el conjunto busca englobar un importante complejo cultural de servicios y apoyo a la niñez de la región. Estos seis árboles convertidos en cestas de acero, están suspendidas a través de un núcleo central en concreto que funge como conexión vertical y dotador de servicios. El desarrollo paisajístico se une en intención con la temática implícita en los edificios, disminuyendo los límites entre lo construido y lo natural, donde la experiencia sensorial y museística comienza no dentro del museo sino desde fuera”.
Tal y como se había prefigurado desde que la idea resultó ganadora del concurso, los seis elementos que definitivamente conformaron el conjunto cuyo dibujo en perspectiva ilustra nuestra postal del día de hoy, dotados de una alegría cromática que recuerda el valor que esta variable tuvo en la primera etapa del Museo de los Niños de Caracas (1983), se identificarán de la siguiente forma:
3. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Energía
“Edificio Energía. Puerta de acceso al museo, alberga tanto las oficinas administrativas como los talleres de fabricación y mantenimiento de las exhibiciones; este edificio es el principal abastecedor de servicios al conjunto y el ejemplo vivo de la museabilidad extrema de la propuesta del Museo de los Niños del Zulia, al exhibir al visitante todas las actividades que hacen posible su funcionamiento.
4. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Agua
Edificio Agua. Al sureste del conjunto, dota de un gran espejo de agua al parque público y a la terraza del museo; es por sí mismo un sitio de recreación y de juego, donde los niños podrán disfrutar del agua, y aprender sobre este importante y valioso recurso. El edificio contiene más de 1500 m2 de exhibición e interacción con cuerpos de agua como mares, océanos, ríos y por supuesto el lago de Maracaibo, con sus especies, biodiversidad, su conservación y su sano disfrute. Bajo su sombra llueve constantemente refrescando el conjunto y creando un gran parque público de juegos de agua para la ciudad.
5. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Hombre
Edificio Hombre. Corazón del conjunto y elemento estructurador del complejo, el edificio hombre alberga todas las exhibiciones relacionadas al ser humano, su relación con el medio ambiente que lo rodea y su compromiso con el futuro. Este edificio provee al complejo de referencias y exhibiciones que permiten explicar la riqueza de las raíces del ser humano de estas latitudes, su diversidad étnica y su desarrollo a través de la historia. El edificio hombre dota al conjunto de más de 1500 m2 de área de exhibición terraza y parque público bajo sombra.
6. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Tierra
Edificio Tierra. Se levanta al suroeste, vistiendo al conjunto de verde y vida natural, es un gran germinador de especies botánicas y cultivos que dota al museo de espacios para la siembra y el disfrute natural a más de 9 m de altura. El elemento tierra se materializará en este edificio explicando y exhibiendo todo lo relacionado con dicho elemento, enseñando el cuidado, conservación y respeto al planeta; 500 m2 de terraza cultivada acompañan a más de 1000 m2 de área de exhibición y parque público.
7. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Aire
Edificio Aire. Ubicado en el extremo noreste del conjunto, contiene todas las exhibiciones relacionadas a este elemento natural. Sus fachadas norte y este están constituidas por un sistema de hélices traslúcidas de colores, que con el paso del viento y del sol convierten su interior en un gran caleidoscopio de más de 1500 m2 de área de exhibición, terraza y parque público bajo sombra.
8. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Fuego
Edificio Fuego. Ubicado al noroeste, resume la importancia de este fundamental elemento para la vida. Grandes cilindros textiles de colores cuelgan bajo tragaluces a 4.80 m de altura, dejando entrar la luz natural y creando un gran bosque de color y energía. El edificio fuego contribuye al conjunto con más de 1500 m2 entre terrazas, exhibiciones y parque público bajo sombra y luz”.
9. Museo de los Niños de Caracas, 1983-1993
Como ya esbozamos, la iniciativa zuliana por dotar a su capital de un museo de los niños estuvo precedida por la caraqueña concebida desde la década de los años 1970 por la entonces Primera Dama Alicia Pietri de Caldera, quien desde la presidencia de la Fundación Festival del Niño entre 1969 y 1974 puso en práctica el Programa Arte y Cultura para los Niños, con la intención de desarrollar sus capacidades mediante actividades participativas. El programa evidenció la necesidad de vincular al niño con el arte, la ciencia y la tecnología para despertar aptitudes y dar respuesta creadora a las inquietudes e interrogantes del hombre del futuro. Esta necesidad se transformó en el objetivo de la Fundación Privada Museo de los Niños. Después de 1974Doña Alicia, continuó su búsqueda de un sitio para albergar una institución tan especial. En 1979, el Presidente de la República, Doctor Luis Herrera Campins, ofreció una edificación en el Complejo Parque Central como lugar para establecer el Museo. La adaptación y remodelación de los espacios internos del edificio entregado, teniendo como modelo el Ontario Science Center (Toronto, 1969) estuvo a cargo de un equipo de investigación, diseño y montaje liderizado por el arquitecto Domingo Álvarez, lográndose aprovechar al máximo la estructura donada “para convertir al Museo en un símbolo: una gran caja de colores, formada por tacos azules, rojos, amarillos, negros y blancos, sugiriendo un todo que puede armarse y desarmarse”, tal y como se recoge en http://www.maravillosarealidad.com/resena-historica/. Su inauguración se produjo finalmente en 1983. Posteriormente, en 1993, se completó la ampliación del Museo según proyecto a cargo del arquitecto Henrique Siso.
10. Izquierda: Museo de los Niños de Bogotá, 1987. Derecha: Museo de los Niños en Himeji, Japón
Continuando una tradición que se remonta a 1899 cuando se abre el Museo de los Niños de Brooklyn (considerado el más antiguo del mundo) y será seguida cuando se inaugure el de Indianápolis en 1925 (el de mayor tamaño), alcanzando hoy hasta 190 instalaciones de ese tipo en los Estados Unidos, en fechas cercanas al museo de Caracas se abrirá al público desde el 29 de agosto de 1987 el Museo de los Niños de Bogotá diseñado por el arquitecto Billy Goebertus y también en 1987, el arquitecto Tadao Ando realizará el proyecto de un centro cultural y educativo dedicado a desarrollar las capacidades artísticas y creativas de los niños que se construirá en las afueras de la ciudad de Himeji, Japón, entre 1988 y 1989.
11. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Estado actual de la obra paralizada desde 2016.
Si entre el momento en que se dio el veredicto (1996) hasta el desarrollo del proyecto (2002) transcurrieron seis años, entre éste último y el inicio de la construcción (2013) pasaron diez, lo cual habla a las claras de las dificultades que ha transitado el Museo de los Niños del Zulia para poderse concretar. Comenzadas las obras se le daría un impulso sostenido hasta el 2016 cuando los trabajos se paralizan hasta el día de hoy encontrándose edificadas “las cestas metálicas y los núcleos centrales en concreto armado de los edificios Hombre y Energía (…) En tal sentido también están construidas las infraestructuras de los núcleos centrales de Aire, Agua y Tierra”, no habiéndose iniciado el edificio Fuego.
En tiempos de elecciones regionales como los que transitamos, bien vale la pena el repaso que hemos realizado para abogar por la necesidad de reiniciar y culminar las obras de un proyecto que a todas luces se constituirá en un importante aporte a la arquitectura marabina.
Nota
Queremos agradecer al arquitecto Francisco Mustieles, Miembro Asociado de la FAC, por el apoyo que nos ha brindado aportándonos muy buena parte de la información con la cual hemos podido elaborar esta reseña.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 11. Cortesía Francisco Mustieles