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TEXTOS FUNDAMENTALES

Apolo en la democracia

Walter Gropius

(Prólogo de Carlos Raúl Villanueva)

Monte Ávila Editores

1968

Apolo en la democracia se trata del último libro publicado por Walter Gropius (1883-1969), el célebre fundador de la Bauhaus, antes de su fallecimiento. El que lo hayamos seleccionado como parte de nuestros “textos fundamentales” obedece al hecho de que su edición para todos los países de habla española junto a su traducción (a cargo de Norberto Silveti Paz), fue realizada en 1968 por la editorial venezolana Monte Ávila Editores, siendo el Prólogo escrito para la ocasión por el maestro Carlos Raúl Villanueva.

1. Ediciones en alemán (1967) e inglés (1968) de Apolo en la democracia.
2. Ediciones en italiano (2009) y húngaro (1981) de Apolo en la democracia.

Fue lanzado un año después de su publicación en alemán, cuyo título fue Apollo in der demokratie (Kupferberg. Mainz & Berlin), y en simultáneo con la edición en inglés (McGraw-Hill) Apollo in the democracy (subtitulado The cultural obligation of the architect). El libro venezolano se realizó en tapa dura, en formato de 25,5 x 18,5 cms, tiene 148 páginas y fue impreso por Editorial Arte. La cubierta la diseñó John Lange.

3. Walter Gropius con su esposa Ise Frank.

La selección, ordenamiento y preparación del material que conforma Apolo en la democracia (alocuciones, artículos y conferencias llevadas a cabo por Gropius entre 1956 y 1965, a excepción de “Construcción de un teatro” y “Estructuración de Edificios para Museos” que se remontan a 1934 y 1946, respectivamente), estuvo a cargo de Ise Frank (1897-1983), su compañera desde 1923 cuando se casó con quien entonces era director de la Bauhaus y ella secretaria, editora y organizadora, compartiendo la autoría de algunos de los escritos de su marido (lo cual no fue reconocido sino muchos años después), asumiendo posteriormente la edición de todo lo producido por él.

El índice del libro está conformado por el “Prólogo” (como ya se mencionó, elaborado por Carlos Raúl Villanueva en 1968), la “Introducción” (escrita por Gropius en 1966) y los siguientes textos: “Apolo en la Democracia” (1956) -que da el nombre a la publicación-; “La ‘Brújula Interior’” (1958); “‘Unidad en la Multiplicidad’. Una paradoja de la Cultura” (1958); «‘El ‘Árbol de la Vida’ y las ‘Espirales de Venta’” (1961); “El Arquitecto en el Espejo de la Sociedad” (1961) -el que expresa con mayor claridad el ideario de Gropius-; “Un Nuevo Pacto con la Vida” (1963); “Tradición y Continuidad en la Arquitectura” (1965) -el más extenso y mejor ilustrado y donde se desmonta la idea de que la “funcionalidad” postulada por Gropius no respondía a un enfoque utilitarista, sino que implicaba una dimensión trascendente que la emparentaba con la noción de “tradición”-; “Japón, País de la Arquitectura” (1960) -en el que lejos de propugnar un universalismo transnacional incluye la cualidad nacional de toda nueva arquitectura-; “Estructuración de Edificios para Museos” (1946); “Construcción de un Teatro” (1934); “Encuentros: Peter Behrens, Frank Lloyd Wright, Ludwig Mies van der Rohe, Le Corbusier, Igor Strawinsky” (1963). “Referencias”; e “Índice de Ilustraciones”.

4. Páginas interiores de la edición en español de Apolo en la democracia.

Como se podrá notar se trata de un abanico amplio de tópicos que permiten por su diversidad considerar el libro como resumen de una trayectoria, reflexión madura sobre diferentes asuntos y revisión de algunos de los postulados fundamentales que Gropius enarboló a lo largo de toda su vida tanto en su rol de docente como en el de profesional. Es así como son abordados temas cruciales de la segunda posguerra como la producción de calidad en la sociedad industrializada y en el universo de la mercantilización. También, a la tendencia cada vez más arraigada y extendida hacia la especialización, Gropius opone una concepción «total» del hombre y de la arquitectura que ya había anunciado años antes en Alcances de la arquitectura integral (1943). Entre otros temas tratados en el libro, el ideal de belleza en la era de la máquina, el principio de unidad en la diversidad, el papel del arquitecto en la sociedad moderna y la perennidad de las tradiciones constructivas cobran un lugar preponderante. Para cerrar, el volumen se completa con unos «encuentros» con figuras relevantes de la arquitectura y la cultura del siglo XX a los cuales Gropius, en tono anecdótico, refiere en momentos cuando tuvo la oportunidad de compartir experiencias y dedica elogiosas palabras.

5. Primera página del prólogo escrito por Carlos Raúl Villanueva para la edición en español de Apolo en la democracia.

En el “Prólogo” escrito por Villanueva, quien transitaba si se quiere una etapa particular en su vida, con un bajón en su actividad profesional luego de los intensos años transcurridos entre de 1930 a 1958, encontramos una importante cercanía con los planteamientos hechos por Gropius a quien venía siguiendo desde hacía mucho tiempo. Así, luego de destacarlo dentro de los grandes maestros, por su “prosa concisa pero elocuente, estrictamente utilitaria y verdaderamente explicativa”, y de afirmar que cuando escribe “lo hace con un objetivo muy determinado”, percibiéndose en sus páginas “siempre con claridad el problema que le interesa discutir”, Villanueva considera que el asunto central de Apolo en la democracia “es el de la razón de ser y de existir de la belleza en un mundo caótico y confuso. La Belleza, como posibilidad en todas las cosas, y como derecho colectivo, constituye, como apremio extraordinario, el valor que debe ser institucionalizado nuevamente en la civilización que se está forjando”.

Detecta Villanueva, dentro del discurso del maestro alemán, “un reproche lleno de angustia e impregnado de amargura” hacia el mundo capitalista norteamericano, el cual a través de “un mercantilismo arrollador” considera como causante de “profundos desajustes, incomprensiones y deformaciones” de lo que inicialmente había sido su apuesta por “el amanecer del nuevo diseño, sabio y racional”, impulsado desde la creación de la Bauhaus.

Sin embargo, Villanueva resalta de la trayectoria humana de Gropius tres aspectos totalmente actuales y que sin duda comparte: “la exigencia perentoria de la responsabilidad social, la necesidad de la reforma periódica de la enseñanza, (y) la urgencia de una metodología del diseño ajustada a las nuevas dimensiones de los problemas”. Aquí tal vez vale la pena recordar que un año después de la aparición del libro se desencadenará el proceso de Renovación Académica dentro de la Escuela de Arquitectura de la UCV, que tuvo en Villanueva uno de sus principales puntales, basada justamente esos tres temas subrayados dentro de la actividad vital de Gropius y que ya venían siendo practicados a nivel profesional por algunos jóvenes arquitectos venezolanos.

Concluirá Villanueva en un momento de su escrito cómo “la actualización de las estructuras, realizada con audacia, sin prejuicios y como prueba de participación y de conciencia de cada quien”, propiciada por Gropius, se convierte en una lección actual y permanente.

6. Páginas interiores de la edición en español de Apolo en la democracia.
7. De izquierda a derecha, Walter Gropius, Le Corbusier, Marcel Breuer y Sven Markelius discuten durante una sesión de trabajo con motivo de la construcción del edificio de la Unesco en París, año 1952. Foto extraida del capítulo «Encuentros» de la edicion en español de Apolo en la democracia.

Tras destacar como temas “gropiusianos” el del caos urbano patente tanto el mundo desarrollado como subdesarrollado, “que no admite … otra solución fuera de un auténtico control de los cambios de uso mediante la propiedad colectiva de la tierra urbana”; el de “la importancia, para el arquitecto, de practicar desde el comienzo, con la autoridad derivada de la experiencia compartida en el equipo, en la prefabricación y la industrialización”; o el de su preocupación por la pasividad del arquitecto frente a los cambios y a los saltos cualitativos y cuantitativos (“…la sordera del corazón y de la mente, de que padece el arquitecto de hoy”), Villanueva concluye que “la audacia de la previsión y la previsión de la audacia es, en el fondo, lo que más nos atañe, en nuestro difícil y atormentado desarrollo, de la enseñanza de este grande, ilustre maestro”.

8. Ediciones en inglés (revisada de 1962, la primera fue de 1956 por Routledge) y en español (1956, Ediciones La Isla) de Alcances de la arquitectura integral de Walter Gropius.

Sobre el cómo se le abrió a Monte Ávila Editores la oportunidad de publicar el libro sabemos a través de Walter GROPIUS proclamas de modernidad. Escritos y conferencias, 1908-1934, editado por Joaquín Medina Warmburg en 2018, que “En el Bauhaus Archiv de Berlín ha quedado constancia de un ambicioso proyecto de la editorial Nueva Visión: a comienzos de 1957 se pusieron en contacto con Gropius para pedirle las ilustraciones originales de la monografía de Argan (publicada ese mismo año por Nueva Visión) y de paso le anunciaron su intención de traducir y editar en 1958 la serie completa de los Bauhausbücher, en relación con lo cual le consultaron sobre la viabilidad técnica y legal del proyecto, que finalmente no prosperó. Fue Ediciones Infinito -otra editorial bonaerense nacida en 1954 como escisión de Nueva Visión- la encargada de publicar en 1963 un único volumen de aquella legendaria colección: La nueva visión, de László Moholy-Nagy. Infinito había traducido y editado ya, por mediación de Hardoy, una antología de artículos de Gropius con el título de Arquitectura y planeamiento (1958). Simultáneamente publicaron el Pioneros del diseño moderno: de William Morris a Walter Gropius, de Nikolaus Pevsner. Hardoy había intentado publicar la versión en español de su Scope of total architecture, de 1955, pero una tercera editorial porteña, Ediciones La Isla, se le adelantó con la compra de los derechos y lo publicó como Alcances de la arquitectura integral en 1956. El éxito de ventas de todos estos libros hizo que Infinito, esta vez a través de Carlos Méndez Mosquera -antiguo secretario de redacción de Nueva Visión y cofundador de Infinito junto a Hardoy-, propusiera a Gropius ya en 1960 la traducción de su conferencia ‘Apollo in democracy’ (1956), pero en este caso fue la editorial venezolana Monte Ávila la que finalmente se hizo con los derechos del libro con el mismo título, cuya versión en español editó en 1968”.

Para finalizar y como explicación del título del ensayo que a su vez permitió denominar el libro (que en resumen “trata de la creación de lo bello y de la intensidad de su eco dentro de la sociedad democrática”), Gropius en la “Introducción” apunta con clara vocación nietzscheana: “El eterno péndulo de la posición del espíritu en la cultura y la arquitectura oscila del polo dionisíaco al apolíneo, de la ebriedad y el caos a la contención y la armónica medida. Hasta en el artista individual hallamos estos antagonismos polares en permanente lucha y equilibrio. El Apolo de los antiguos era aristócrata y aliado cultural de los príncipes y las clases privilegiadas. El mecenas se desarrolló conforme a su modelo. La democracia del siglo XX tiene que sustituir al mecenas por la voluntad cultural del ciudadano. En ella Apolo se convierte en un nuevo símbolo cultural, haciendo contrapeso frente al poderío materialista de la técnica. Todos estamos llamados a colaborar en esa imagen”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado, 4, 5, 6 y 7. Walter Gropius. Apolo en la democracia (1968)

1, 2 y 8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3. https://www.artsy.net/article/artsy-editorial-forgotten-story-mrs-bauhaus

TEXTOS FUNDAMENTALES

Dos parques, un equipo

Parque del Este, Caracas-Venezuela/Aterro do Flamengo, Río de Janeiro-Brasil

Fernando Tábora

Embajada de Brasil en Venezuela/Norberto Odebrecht Constructora S.A.

Editorial Ex Libris

2007

Cuando el arquitecto de origen chileno residenciado en Venezuela Fernando Tábora se aproximaba a cumplir los ochenta años, tomó la decisión de dejar testimonio escrito de lo que fue su participación durante los años 50 y comienzos de los 60 del siglo XX en dos proyectos de arquitectura paisajista donde, invitado por Roberto Burle Marx, actuó formando parte de un equipo junto a John Godfrey Stoddart, Julio César Pessolani y Mauricio Monte que hizo posible la realización tanto del Parque del Este en Caracas como del Aterro do Flamengo en Río de Janeiro. El libro Dos parques, un equipo es justamente el producto del esfuerzo realizado por Tábora por dejar testimonio de dicha experiencia echando mano de la valiosa información que había logrado acumular en sus archivos y los recuerdos que se fueron cruzando en la medida que los consultaba y convertía todo ello en texto.

1. Dos parques, un equipo. Índice

Narrado como una historia salpicada de anécdotas conformada por pequeños segmentos dedicados cada uno a un tema, abundantemente documentada, en la que se entrecruzan múltiples escenas en simultáneo de su vida personal, de su contacto y relación con Burle Marx, de los proyectos y viajes realizados como parte de los encargos realizados en el atelier del maestro brasileño, de su encuentro con Venezuela y de las etapas del desarrollo de los dos proyectos en los que busca centrarse la publicación, Dos parques, un equipo fue estructurado por Tábora en dos partes.

2. Burle Marx con el equipo: los arquitectos Fernando Tábora, Julio César Pessolani y John Godfrey Stoddart con el plano general del Parque Naciones Unidas de Santiago. 1960. Rio de Janeiro.

La primera arranca contextualizando a “Caracas en el momento del proyecto del Parque del Este”, para abrirle así la puerta a la llegada de Burle Marx a Venezuela por primera vez en 1956 en compañía de Tábora (solicitado por Daniel Camejo Octavio para resolver los problemas presentados en el tratamiento de las áreas exteriores del Club Puerto Azul) y la conformación del “atelier” en Río de Janeiro a partir de los numerosos encargos que tras la visita se debían atender, lo que daría paso luego a la creación de una “sociedad” que tendría una de sus sedes en Caracas. El desarrollo de este primer tramo del libro, sin duda el de mayor valor documental, transcurre a través de toda la experiencia que se inicia con la participación en los proyectos de las áreas exteriores para la Exposición Internacional, que se realizaría en Caracas en 1960 en las setenta y cinco hectáreas provenientes de parte de la expropiación de los terrenos agrícolas de la hacienda “San José” y los del fundo “La Carlota”, lo cual derivaría, tras la caída de la dictadura, y gracias a la intervención de Carlos Guinand Sandoz (otro personaje vital dentro de la historia) en el proyecto para el Parque del Este. Serán justamente todos los aspectos involucrados en el diseño y realización del parque caraqueño lo que consuma el mayor espacio de la primera parte del libro: la consolidación legal de los terrenos, el concepto de diseño y la elaboración de un plan maestro, “el equipo de apoyo en la ejecución del proyecto”, “las expediciones en busca de plantas y animales”, los componentes fundamentales de la propuesta, la consideración de “las plantas como estructura espacial”, “los proyectos arquitectónicos” y “los problemas de diseño de los patios”, constituyen un valioso testimonio digno de ser leído y consultado.

Luego se le abre un breve espacio a la experiencia que en simultáneo fue realizada en Río, iniciándose con otra contextualización que en este caso abarca “Brasil, la ciudad universitaria del Distrito Federal, Brasilia y el ‘Aterro do Flamengo’”, para luego dar paso a la “presentación del anteproyecto del Plan Maestro”, hablar de las “afinidades de los dos parques” y aclarar el grado de participación de los componentes de la sociedad con Burle Marx en cada caso, correspondiéndole a Tábora y a Stoddart hacerlo de manera más activa en Caracas y a Julio César Pessolani en Río.

3. Dos paques, un equipo. Extracto de algunas de las páginas de la primera parte del libro.

La muerte de Guinand en 1963 le permitirá a Tábora dar inicio al fin de la primera parte del libro donde se referirá, con relación al Parque del Este a: “el diseño del serpentario y del aviario junto  a la presencia de Augusto Ruschi”, “el diseño final e implementación del proyecto de los Patios” (con explicación detallada de cada uno), para finalmente abordar temas relacionados con el futuro del parque una vez terminadas las obras: su mantenimiento, su consideración como “hito de la arquitectura paisajista contemporánea” y “parte del Patrimonio Cultural de la Nación”, “los primeros proyectos de rehabilitación y la creación de la Comisión Asesora” y “El Plan de desarrollo, administración y manejo”.

Los dos últimos segmentos de la primera parte se dedican, a modo de cierre, a efectuar, por un lado, un breve balance de lo que significó para Tábora abordar a través de un equipo el diseño de los dos parques y su relevancia para su crecimiento como profesional y, por el otro, a referirse a “La arquitectura paisajística en Venezuela y Brasil” como “un “problema de escala”.

4. Seis de las fotografías de la segunda parte de Dos parques, un equipo. Arriba: Parque del Este, Caracas. Abajo: Aterro do Flamengo, Río de Janeiro.

La segunda parte está conformada por una serie de excelentes fotografías tomadas en fechas cercanas a la publicación del libro de los dos espacios objeto de atención a lo largo del mismo. Cada foto está acompañada por una breve cita seleccionada por Tábora de los textos elaborados para la primera parte del libro alusiva a cada imagen presentada.

Dos parques, un equipo tiene 208 páginas (145 ocupadas por la primera parte y 63 por la segunda) y fue diseñado en un formato de 23 x 26 cms. La edición es bilingüe correspondiéndole hacer la traducción al inglés a Petra Kowalsky. Contó con la dirección de arte y edición de Carla Tábora.

Las 241 imágenes con excelente definición que lo acompañan se diferencian claramente en función de las dos partes en que está dividido. Así, las 185 correspondientes a la primera parte se nutrieron del material proveniente de: Archivo Fernando Tábora (153), Archivo John Stoddart (8), Manuel Díaz (1), Andrés Manner (11), Carla Tábora (3), Fernando Rey (56) y Archivo Alejandro Pietri (1).

Las 56 magníficas fotos que constituyen el grueso de la segunda parte fueron tomadas Andrés Manner (56) y Luciana Leal (2).

5. Izquierda: Roberto Burle Marx, John Stoddart y Fernando Tábora en el Atelier de Río de Janeiro (1960). Derecha: Fernando Tábora y John Stoddart en el Parque del Este (c.1990)

Fernando Tábora fallece en Caracas en 2005 después de finalizar la escritura del libro el cual se publica de manera póstuma en 2007. Se había residenciado en la capital venezolana desde 1964 una vez finalizadas las experiencias del Parque del Este, el Aterro do Flamengo y el proyecto para el Parque de las Naciones Unidas en Santiago de Chile, entre otras, que lo llevaron a participar dentro de la sociedad creada por Burle Marx con sede principal en Brasil. A partir de 1964 funda junto a John Godfrey Stoddart la firma Stoddart+Tábora Arquitectos en la cual se realizan innumerables proyectos en Venezuela, Latinoamérica y el Caribe. La asociación con Stoddart se rompe en 1997 y entonces decide fundar la empresa TTB junto al ingeniero Enrique Blanco y a su hijo el arquitecto Andrés Tábora quien al fallecer su padre continuará dirigiendo la firma tábora+tábora.

De la reseña biográfica de Fernando Tábora que aparece en Dos parques, un equipo, extraemos lo siguiente, con lo cual concluimos la presente nota: “Paralelamente ejerce como profesor en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela durante más de treinta años en el Departamento de Acondicionamiento Ambiental y en 1987 hasta 1992 es coordinador del Comité Académico de la Maestría de Arquitectura Paisajista que se inicia en 1990. Es invitado a dar cursos, conferencias y sus proyectos son expuestos en Latinoamérica, Norteamérica y Europa. (…) Recibió innumerables premios y reconocimientos”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas menos 5 derecha. Fernando Tábora. Dos parques, un equipo. Parque del Este, Caracas-Venezuela/Aterro do Flamengo, Río de Janeiro-Brasil (2007)

5 izquierda. https://iamvenezuela.com/2019/06/john-stoddart-el-paisajista-britanico-que-llena-de-belleza-a-venezuela/

TEXTOS FUNDAMENTALES

LA GUAIRA

Orígenes históricos. Morfología urbana

Graziano Gasparini – Manuel Pérez Vila

Ernesto Armitano Editor

1981

LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana, tal y como menciona Graziano Gasparini en el Prólogo y agradecimiento, “es el primero de una serie que se propone investigar sobre los orígenes históricos y destacar los valores morfológicos de algunas ciudades venezolanas”. Dentro de la prolífica producción de Gasparini este libro sería el número 24 que publicaría desde que apareciera Templos coloniales de Venezuela en 1959. La salida del libro en 1981 coincidiría con el de la segunda edición de La arquitectura colonial en Venezuela que como se sabe vio luz por primera vez en 1965.

Realizado conjuntamente con los reconocidos historiadores Manuel Pérez Vila y Carlos Duarte, el libro «tapa dura» de 424 páginas cuya diagramación y selección de fotografías fueron responsabilidad de Gasparini, fue impreso en papel Camedo Dull 120 gramos siendo la selección del color realizado “por Computadora y Rayos Laser” en los talleres de Gráficas Armitano. Se terminó de imprimir el 29 de junio de 1981 “día de La Guaira”. La cubierta de la portada, se encuentra bellamente ilustrada con un detalle del Plano de Agustín Crame, fechado el 15 de mayo de 1778, indicando “Todos sus castillos y baterías” en los cerros” que está contenido en las páginas 220 y 221 del libro.

1. Izquierda: Tapa dura sin cubierta de LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana. Derecha: Página del Contenido
2. Izquierda: Felipe II pintado por Alonso Sánchez Coello antes de 1582. Museo del Prado, Madrid. p. 35. Derecha: Navío de línea español. S. XVIII. p. 91.
3. La Guaira colonial en un grabado del siglo XIX. p. 111.
4. Calle de La Guaira según un grabado del año de 1893. p. 116.

Correspondió a Pérez Vila la primera parte dedicada a los “Orígenes históricos” (pp. 9-127), la cual, siguiendo un orden si se quiere cronológico, está dividida a su vez en: Leyenda y realidad; El marco geopolítico: mar, tierra y hombres; Las primeras fundaciones hispanas en el Litoral; Orígenes y decadencia de Caraballeda; La ciudad de Caraballeda y el puerto de La Guaira; Unas atarazanas, un fuerte y una caleta; La Guaira y Arrecifes: una breve e intensa rivalidad; Fue el pueblo; y La Lucha por la autonomía.

La segunda parte (la más voluminosa, pp.129-379) estuvo a cargo de Gasparini y se enfoca en desarrollar la “Morfología urbana” de la ciudad apelando a una profusa y muy bien seleccionada información gráfica, donde la evolución que muestra la ciudad en el tiempo es el tema que ocupa la parte inicial, dedicándose al final a llevar adelante una descripción más próxima al momento en que el libro se publica. Abarca: El pueblo fortificado. El siglo XVII; Comienzos del siglo XVIII; La relación de Olavarriaga; Desde Gayangos Lascari al Conde Roncali; González Dávila, Agustín Crame y Fermín de Rueda; Las fortificaciones hoy; Descripción de La Guaira; y La morfología urbana.

Cierra el libro Carlos Duarte con “Las artes en el puerto de La Guaira durante la época colonial”, colocando en manos del lector una importante cantidad de piezas de orden utilitario y reliquias atesoradas en casas e iglesias de la ciudad producto de la acuciosa labor que como conservador y estudioso del arte de ese período ha llevado adelante durante mucho tiempo.

5. Carlos Duarte y una obra de Abraham Bosse de su colección de arte colonial.
6. Manuel Pérez Vila y una de sus obras Simón Bolívar. El Libertador (Síntesis
biográfica).

Manuel Pérez Vila nacido en Gerona en 1922 y fallecido en Caracas en 1991 fue director de la primera edición del Diccionario de historia de Venezuela. Según se recoge en el artículo dedicado a su persona publicado en la edición digital de esta obra, elaborado por Astrid Avendaño Vera, tras exilarse en Francia a causa de la Guerra Civil Española, Pérez Vila se formará en las universidades de Burdeos y Toulouse casas de estudio con tradición en los estudios hispánicos, que “le proporcionarán no solo una rigurosa formación para el análisis crítico, sino también una sólida formación intelectual que se preocupará por ampliar y profundizar a través del tiempo. Esos 2 elementos serán característicos de su aproximación al estudio histórico: rigurosidad analítica y una amplitud de criterios que solo proporciona una vasta formación cultural”.

Su llegada a Venezuela se da a fines de 1948 y desde entonces “no tarda en irse abriendo campo en la docencia, ya como profesor particular y en el colegio América (1949-1955), y como investigador, iniciándose como tal, a través de Pedro Grases, con la localización de la obra de Andrés Bello existente en la Biblioteca Nacional y en las academias de la Historia y de la Lengua (1949)”. Dedicado a profundizar en la temática bolivariana y a conocer a fondo la historia del país, Pérez Vila desarrollará una intensa carrera que le llevó a desarrollar bajo la dirección de Vicente Lecuna “la organización y clasificación del Archivo de Simón Bolívar existente en la Casa Natal del Libertador (1950-1954) a fin de elaborar índices, los estudios de historia a nivel universitario daban sus primeros pasos y faltarían 8 años para la creación de la Escuela de Historia en la Universidad Central de Venezuela (1958)”.

Para cuando Pérez Vila realiza con Graziano Gasparini el libro que hoy comentamos, aún era director del Boletín Histórico de la Fundación John Boulton y ya había publicado, fruto de su trabajo con los archivos del Libertador, una biografía de José Rafael Revenga (1953) y Vida de Daniel Florencio O’Leary, primer edecán del Libertador (1957), considerada su primera gran obra, y más tarde producto del conocimiento y experiencia adquirida en temas bolivarianos y su minuciosa labor de documentalista Pensamiento político venezolano del siglo XIX (1960-1962) y los Escritos del Libertador (1964-1981). En 1983 con motivo de la celebración del bicentenario del natalicio del Libertador Simón Bolívar, le tocará ejercer como asesor histórico de la exposición preparada en su homenaje y dos años más tarde, será electo individuo de número de la Academia Nacional de la Historia (marzo 1985).

De tal manera, el aporte de Pérez Vila al libro LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana convierte el segmento al que se dedicó en una pieza de gran valor por la riqueza de la documentación que llega a manejar que se ve reflejada en las 421 notas a pie de página que la acompañan.

7. Fragmento de la parte superior del plano de Santiago de León de Caracas que acompañó la relación del gobernador Juan de Pimentel en 1578, el cual muestra sólo una parte de la costa. En la toponimia ya aparece «puerto de la guaira» en fechas anteriores a la fundación de la ciudad (p. 139)
8. Vista de La Guaira desde el mar. Año 1700 (p.147)
9. Grabado que ilustra el ataque a La Guaira por la flota inglesa al mando del Cap. Charles Knowles, el 2 de marzo de 1743 (p.170)
10. Plano de la Serranía entre Caracas y La Guaira por Agustín Crame. Caracas, 15 de
mayo de 1778 (pp. 226-227)
11. La Guaira a comienzos del siglo XX y La Guaira hoy

Profusa y ricamente ilustrado con material proveniente del Archivo General de Indias en Sevilla, el Archivo de Historia Militar de Madrid, el Archivo Fotográfico de Graziano Gasparini, las colecciones de Luis E. Doguis, Carlos F. Duarte, Dirección de Cartografía Nacional, Fundación Boulton, Graziano Gasparini, Paolo Gasparini, Pedro Grases, Leopoldo Morillo, Museo del Prado, Museo Naval de Madrid y Servicio Geográfico del Ejército, Madrid, para lo cual la curaduría llevada a cabo por Graziano Gasparini fue fundamental, LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana se convierte en una obra de consulta obligada no sólo por lo allí escrito sino particularmente por las fotografías, dibujos, grabados y planos que contiene.

De la serie dedicada a ciudades venezolanas anunciada por Gasparini al momento de publicar el libro comentado, que sepamos, sólo apareció Coro: patrimonio mundial en 1994, por lo quedó truncada una bonita iniciativa que hoy en día sería de agradecer, lo cual no desmerece en lo más mínimo la gran labor que como investigador y divulgador Gasparini llevó a cabo durante toda su vida.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado, 1, 2, 4, 4, 7, 8, 9, 10. Graziano Gasparini – Manuel Pérez Vila. LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana. Ernesto Armitano Editor. 1981

5. https://colonialart.org/archives/locations/venezuela/ciudad-de-caracas/carlos-f-duarte-collection#c3058a-3058b y https://www.anateresatorres.com/2015/04/homenaje-a-carlos-duarte/

6. https://josefinaweidner.wixsite.com/laweidnercosmica/single-post/2020/09/21/entrega-xix-y-final-del-libro-de-roberto-lovera-de-sola-bol%C3%ADvar-el-gran-se%C3%B1or-de-la-pala y https://www.cervantesvirtual.com/obra/simon-bolivar-el-libertador-sintesis-biografica–0/

11. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

TEXTOS FUNDAMENTALES

Arquitectura popular de Venezuela

Graziano Gasparini – Luise Margolies

Ernesto Armitano Editor

1986

Arquitectura popular de Venezuela escrito por Graziano Gasparini (arquitecto e historiador) y Luise Margolies (antropóloga social), es un libro de 317 páginas, formato de 24,5 x 28,5 cms., tapa dura, diseñado por el propio Gasparini, impreso por Gráficas Armitano, C.A. en papel Glacé de 150 gramos del que se hizo un tiraje de 8.000 ejemplares.

Dedicado por los autores con “admiración, respeto y afecto” a Miguel Acosta Saignes “padre de la antropología venezolana” quien aún vivía cuando se editó, se trata de un texto de referencia que busca, entre otras cosas, poner de relieve el valor de una categoría que siempre ha ido a remolque y por debajo de “lo erudito”, “lo culto”, “lo propio de las élites”, “lo que se escribe con mayúsculas”.

Adelantándonos a asuntos que son expuestos en el capítulo 9 (“Final”) que bien pudieron aparecer como preámbulo, para los autores, “lo popular” ocupa un espacio que le es propio y que está vinculado etimológicamente a populus (el pueblo) y a las manifestaciones que de él emanan: el saber, la cultura, la tradición, la experiencia, la expresión, el arte, la música, la danza, la medicina, la religión y la arquitectura. “El concepto de arquitectura popular nace para distinguir y definir una de las manifestaciones de la cultura popular” declararán en el mencionado capítulo Gasparini y Margolies. Allí mismo en otro momento expondrán: “Lo popular es sincero. Lo popular es obvio. Lo popular es humano, a veces sencillo y rústico, pero humano. Los sentimientos no necesitan erudición. Para expresarlos no hay que ser literato. Los sentimientos populares nacen de la serenidad, de la meditación, de la sinceridad. (…) No importa la exquisitez de las definiciones. (…) Lo popular es el espinazo de la Nación”.

Con lo anterior por delante y el libro en la mano, cuando Pedro Grases escribe la “Introducción” de Arquitectura popular de Venezuela logra rescatar del primer capítulo titulado “Lo popular y la vivienda” lo que considera resume su propósito fundamental. De allí Grases subraya: “…en los últimos cincuenta años la transformación de la vivienda tradicional en Venezuela ha sido mas violenta y drástica que en los ‘casi cinco siglos de historia desde la llegada de los europeos al Nuevo Mundo’. Los efectos de la era del petróleo, a partir, especialmente, del fin de la II Guerra Mundial han sido determinantes por el cambio económico y cultural, a través de un conjunto de hechos (modernización, industrialización, urbanización, comunicaciones, etc.) que han ido borrando en forma casi incontenible los rasgos característicos de la tradición venezolana en la vivienda de sus habitantes».

Por tanto, el libro, cosa que también devela Grases, debe ser entendido como un documento que deja registro de las manifestaciones construidas más resaltantes sobre las cuales se podría apoyar “… la búsqueda de la tradición como ‘gran unidad dentro de la diversidad y complejidad de las soluciones regionales’ antes de la era petrolera venezolana. Todo ello en trance de desaparición, como tributo inevitable al progreso contemporáneo, por lo que esta obra adquiere un carácter testimonial de valor inapreciable”.

Graziano Gasparini y Luise Margolies socios en esta loable y valiosa empresa que busca “preservar en lo posible la parte más legítima del pasado nacional” y evitar “la total destrucción de lo que simbolizó el alma colectiva”, se combinan desde sus respectivas áreas de conocimiento para ir presentando a través de un sustancioso texto acompañado de excelentes fotografías (aportadas en su gran mayoría por ambos), los temas que consideran claves para comprender cuáles son los elementos constitutivos de nuestra arquitectura popular, aquellos que por su permanencia la definen y contribuyen a precisar su idiosincrasia, así como las categorías que podrían explicarla: lo diverso de sus manifestaciones, la manera como se construye, los materiales y técnicas que se utilizan, la respuesta al clima, las fuentes de las que bebe, la asimilación de lo culto o la forma como se asocia a otras manifestaciones son, entre otros, motivo de atención.

Así, en el primer capítulo (“Lo popular y la vivienda”) ya anunciado, donde se establecen los fundamentos de la obra, los autores se detienen a “precisar el alcance y significado del término ‘arquitectura popular venezolana’, y sobre todo, determinar el período que se puede considerar como representativo de la manifestación cultural”. Será la arquitectura prepetrolera, aquella que va “desde el lejano ayer sin fecha, hasta la segunda guerra mundial”, la que aporte mayores insumos a la definición que se busca y la que ofrece dentro de su diversidad la oportunidad de encontrar gran unidad producto de un equilibrio que existía “entre una forma de vida y una economía basada en las actividades agrícolas”. En consecuencia, se ve a la modernización impulsada por la riqueza petrolera como una amenaza que ha puesto al descubierto la fragilidad de la tradición acumulada la cual hay que preservar a toda costa sin dejar de reconocer que forma parte intrínseca de ella su capacidad de transformarse, mezclarse y adecuarse a los tiempos que se viven.

También aclaran Gasparini y Margolies en el primer capítulo su particular interés por referirse al tema de la “vivienda rural relacionada con la población criolla” la cual consideran como fuente principal de referencias y requiere atención ya que ha despertado interés solamente a partir de los años cincuenta, cuando “apenas acusa débilmente las primeras influencias de los incipientes procesos de industrialización y rápida urbanización” y los trabajos de los folcloristas Felipe Ramón y Rivera y el antropólogo Miguel Acosta Saignes empiezan a ocuparse en vivo de la vivienda indígena.

Portada e imágenes tomadas del interior del libro

Sentadas las bases y expuestos los motivos, el libro a partir del segundo capítulo desarrolla temáticamente aquellos asuntos que refuerzan el interés de los autores. Así, “Arquitectura indígena” (título del capítulo) apunta al rescate de una cultura que prácticamente se ha mantenido inalterable desde la llegada de los primeros europeos y a valorar una serie de aspectos que históricamente siempre han colocado las construcciones de los aborígenes venezolanos en un nivel por debajo de la “gran arquitectura”. Clasificada a grandes rasgos entre vivienda colectiva y vivienda unifamiliar, Gasparini y Margolies despliegan una amplia información visual que acompaña la detallada explicación de cómo y por qué aparecen y se construyen el shabono Yanomamö, el bohío Barí, la churuata Panare, la churuata Piaroa, la churuata Ye’kwana, la churuata Pemón, la casa andina y la vivienda palafítica.

El tercer capítulo  dedicado a “La tierra cruda” se pasea por aspectos relacionados a la presencia en el país de la “arquitectura de tierra” y las técnicas utilizadas para elaborarla. El adobe y la tapia constituyen junto al bahareque los elementos más conocidos siendo el último el procedimiento constructivo más usado incluso desde antes de la llegada de  los europeos y africanos. A la vivienda de bahareque corresponden las explicaciones dedicadas a su proceso constructivo donde aparecen la horconadura, el encañado, el embutido y el empañetado como sus diferentes etapas.

El cuarto capítulo, dedicado a “Los aportes foráneos” repasa en buena medida el inevitable proceso de mestizaje que se revela dentro del andar y la evolución de la arquitectura popular venezolana. La influencia española, predominante durante casi 300 años, es fundamental para entender la variedad de materiales y elementos que con una diversidad asombrosa se encuentran en los más apartados rincones del país. A partir de la independencia, al abrir Venezuela sus puertas al comercio libre, comienzan a llegar influencias de otras latitudes que se irán sumando y generarán respuestas igualmente interesantes que consistirán en la sustitución y uso de nuevos materiales y con ello también una forma distinta de componer las fachadas.

En “Viviendas y ambiente”, quinto capítulo, se recorre y analiza la manera sabia con que la arquitectura popular da respuesta a las variables climáticas de acuerdo a la región del país donde se localice, fuente inagotable de aprendizaje. De tal forma se dirige la mirada a la casa de Paraguaná, las casas de los páramos andinos y la casa de Maracaibo sumándose a ellas el impacto causado por la aparición del techo de “zin” el cual paulatinamente fue sustituyendo al tradicional de tejas.

Fotografías tomadas del capítulo «Genius loci»

“Genius loci”, sexto capítulo, aborda “uno de los aspectos más atractivos, humanos y siempre diferentes, dentro de la tipología repetitiva de la arquitectura popular, … lo novedoso, único, excéntrico, imprevisible y extravagante del aporte personal en determinadas intervenciones”. Se trata éste de un capítulo donde las fotografías hablan por sí solas para relatar las combinaciones de formas, materiales, colores y elementos que ofrecen infinidad de ingeniosas y atractivas maneras de combinarse y componerse siempre tras la búsqueda de resolver problemas funcionales que sin duda derivan en soluciones con una importante carga estética.

Siendo fundamentalmente una arquitectura anónima y sin duda la más abundante, la popular juega un papel relevante en la conformación del espacio urbano de muchos pueblos y ciudades del país ofreciendo en muchos casos lecciones dignas de estudio. A este tema que podría estar relacionado con el “hacer ciudad”,  dedican Gasparini y Magolies el capítulo 7 desplegando una vez mas hermosas imágenes que dan cuenta de este importante hecho en diversas regiones y bajo diferentes circunstancias geográficas y topográficas.

Casi a modo de conclusión, bajo el título “Arquitectura popular hoy”, los autores reconocen cómo “la situación actual de la arquitectura popular venezolana es el resultado incontestable de los cambios sustanciales que han afectado el país; no se trata sólo del aspecto físico, es decir, de los cambios que pueden haber ocasionado los nuevos materiales industrializados o por que se vayan abandonando siempre más las técnicas constructivas tradicionales. Seguramente lo más importante, dentro de los factores de cambios, es la nueva actitud del hombre que ha vivido todas las transformaciones originadas por la modernización”. Es aquí donde se resalta la fragilidad que presenta el tema de la tradición y su sustitución por nuevos anhelos que han afectado sensiblemente la vida en el interior del país tras el hecho irrefutable de que ya para 1980 “Venezuela figuraba a la cabeza del mundo como el país con el más alto porcentaje de población urbana: 83,3%”. Sin embargo, pese a que han cambiado los materiales y desaparecido las técnicas tradicionales “la ‘arquitectura popular’ como fenómeno cultural sigue vigente”.

El formato de Arquitectura popular de Venezuela y la calidad de su contenido fotográfico puede hacer creer que se trata de un “coffee table book” diseñado únicamente para facilitar una placentera revisión de su contenido visual. Sin embargo, sin dejar de reconocer lo anterior, tanto o más importante que ello pasa a ser su bien estructurado discurso y orden de aparición de los temas que trata, donde a cada paso no deja de señalarse un aprendizaje y una advertencia sobre temas medulares que como la tradición, la memoria y la identidad claman por su preservación hoy más que nunca.

Sin embargo, una pregunta empieza a rondar insistentemente una vez terminada de revisar la obra: ¿por qué no se mencionó y menos aún se incluyó como parte importante del desarrollo de la arquitectura popular venezolana la experiencia correspondiente a los barrios autoconstruidos y las viviendas que los conforman, que para el momento de la publicación ya ocupaban una importante proporción de algunas ciudades venezolanas, particularmente Caracas? Responder esta interrogante daría pie, sin lugar a dudas, a otra nota diferente a la aquí presentada que podría tener un contenido crítico más agudo o dar pie a un debate acerca de los verdaderos intereses que movieron a los autores del libro.

ACA

TEXTOS FUNDAMENTALES

Caracas cenital

Fotografías de Nicola Rocco

Colección Fundación para la Cultura Urbana

Editorial Arte

2004

La aparición de Caracas cenital el año 2004 significó colocar otra pieza de gran valor en la saga de libros dedicados a la capital de Venezuela. En este caso se trató de seleccionar de entre una cantidad enorme de fotografías (unas cinco mil) tomadas por el talentoso Nicola Rocco, tras más de 15 vuelos en helicóptero, aquellas que permitiesen trazar una suerte de “mapas visuales” para cuya elaboración la curaduría llevada por William Niño Araque fue fundamental, lo que finalmente se vio coronado por el diseño gráfico de Pedro Quintero conformando todo ello un libro de colección y de consulta obligada.

Inscrito en la categoría de fotolibro, formato de 30 x 30 cms, tapa dura con una sobrecubierta que dobla sobre sí misma para darle protección, lo que lo acerca a un coffetable book, Caracas Cenital  está impreso en papel couché de alto gramaje, en pliegos sujetos con puntadas de hilo, y posee guardas negras en cartulina corrugada.

Para Harrys Salswach en “Acerca del fotolibro Caracas Cenital, de Nicola Rocco”, publicado en https://fotourbana.org/harrys-salswach/acerco-del-fotolibro-caracas-cenital-de-nicola-rocco/, “el diseño tiene en cuenta el aire entre las imágenes, los espacios que dan respiro entre los textos, una tipografía delgada, esbelta, y se siente la liviandad del vuelo; … el diseño gráfico logra lo que todo fotolibro debería: fraternidad entre la imagen, el espacio y los textos. No es un atrevimiento pensar que este libro ha sido diseñado para verlo de pie, explayado sobre una mesa o dispuesto sobre un atril.”

La publicación está estructurada en torno a lo que se podría llamar su corazón o, en otras palabras, la descripción del paisaje de la capital. Lo anteceden y suceden una serie de textos concisos y discretos que no buscan en ningún momento competir sino que complementan su carácter visual y contextualizan el trabajo fotográfico. Al inicio se ubican una “Presentación” a cargo de Herman Sifontes Tovar (Econoinvest, Casa de Bolsa); un “Preámbulo” de la Fundación para la Cultura Urbana; los escritos “Caracas de Latinoamérica” de Marco Negrón, “Metrópolis, megalópolis. El mapa desbordado de Caracas” de William Niño Araque y “Descripción del paisaje” de la Fundación para la Cultura Urbana con la asesoría de Saskia Chapellín, que le abren la puerta a la presentación de 9 Paisajes que conforman el territorio de la capital cada uno acompañado de una breve introducción y un diagrama que indica sobre un plano de Caracas reducido el área abarcada. Superado el contenido central aparecen a modo de cierre “Caracas sacudida y en paz” de Rafael Arráiz Lucca, y “Apuntes fotográficos. Una revisión de Caracas” de Tomás Rodríguez Soto; una “Reseña biográfica de Nicola Rocco”; “Notas”; y “Bibliografía”.

El texto de Negrón ubica la ciudad de Santiago León de Caracas en el territorio latinoamericano y la historia de la fundación de ciudades para contrastar datos, similitudes y diferencias y poder comprender el desarrollo de nuestros núcleos urbanos desde una perspectiva integral. La ciudad “cosa humana por excelencia”, invita así a la conciliación de los contrarios. Niño Araque, por su parte, en lo que fue durante años su línea discursiva, reflexiona sobre la modernidad y la ciudad anotando la experiencia que se encuentra tras el proyecto del libro. En su introducción a los Paisajes que constituyen el eje central de la publicación, Saskia Chapellín perfila el mapa al que responde el recorrido por el valle de Caracas. Y, para finalizar, Rafael Arráiz Lucca, desde su perspectiva, ordena una cronología de la ciudad a partir de 1641 hasta principios del siglo XXI.

Los nueve Paisajes que constituyen el corazón de Caracas Cenital están precedidos cada uno, como ya se indicó, por una resumida nota que enfatiza lo paisajístico y lo geográfico donde se exponen las características de la zona, kilómetros de extensión, disposición topográfica, vialidad, infraestructura y la relación de lo urbano con la naturaleza. Así, tenemos: el Paisaje 1/Portal Este (Guarenas-Guatire), el Paisaje 2/Paredón Monumental (Petare Norte-Petare Sur), el Paisaje 3/Archipiélago de Las Colinas del Sur (El Hatillo-Baruta), el Paisaje 4/Terraza Norte (San Bernardino-El Marqués), el Paisaje 5/Portal Tazón (Galería de El Valle, Los Próceres), el Paisaje 6/Mirador (Altos mirandinos), el Paisaje 7/Ciudad Dormitorio (Último ensanche moderno), el Paisaje 8/Recinto Histórico (Ciudad fundacional), y el Paisaje 9/Litoral, Paisaje de Borde (Maiquetía-Los Caracas).

Podría decirse, siguiendo a Salswach, que entre el Archipiélago de Las Colinas del Sur, “donde la ciudad sigue encontrando verdor para expandirse, pasando por el conjunto montañoso de los Altos Mirandinos, y llegar hasta la Ciudad Dormitorio en Caricuao, el recorrido es un tránsito hacia la modernidad como proyecto inconcluso. Quizás porque la propia modernidad es crisis, quizás porque la propia modernidad entraña tensión, caos y desbordamiento, la ciudad responde a esa condición ínsita que la habita. La mirada sobre las fotografías ensancha las ansias de orden propias de una razón que pretendió por siglos regimentar la realidad y, ante la imposibilidad de hacerlo, se fragmentó”.

Seis impactantes imágenes provenientes del libro Caracas Cenital

Comprendido en lo que se denominó “El Proyecto Cenital” impulsado por la Fundación para la Cultura Urbana, siempre bajo el mismo esquema que contó con la participación de Rocco y Niño Araque, donde se incorporó posteriormente a Valencia (2006) y Maracaibo (2007), Caracas Cenital da cuenta, según palabras de Lorena González Inneco, “con una sorprendente carga estética y compositiva, de la compleja topografía urbana de la capital, dejando atrás en su registro los límites impuestos por el relato oficial para brindar unas potentes y magnificas imágenes que evidencian el desbordamiento de una ciudad que traspasa la legitimidad de sus estructuras.”. También según los editores, el Proyecto Cenital se constituye en una  “exploración del paisaje urbano (que) se suma a los testimonios de los pintores viajeros y los fotógrafos emblemáticos de los siglos XIX y XX, desprendiéndose de las visiones románticas de la ciudad moderna y se acerca a una postura hiperreal, atrapando sin artificio un momento histórico de la metrópoli en plena metamorfosis”.

Justamente, a Lorena González Inneco le correspondió realizar la curaduría de la exposición montada en la UCAB en 2017 con motivo de la celebración del 450 aniversario de la fundación de Caracas, en el marco la II Feria del libro del Oeste dedicada a la ciudad, que tuvo a Caracas Cenital como principal protagonista. La muestra exhibió fotografías y textos de los nueve paisajes en los que está divido el libro, y brindó al visitante la oportunidad de comprender los planteamientos que se encontraban tras la curaduría de la publicación. También para la ocasión el Archivo Fotografía Urbana presentó en su sección Apuntes sobre el fotolibro un interesante video sobre el proyecto editorial que tuvo a Caracas Cenital como su primer producto. Haciendo nuestras las palabras de Salswach, podríamos concluir diciendo que “mirar Caracas Cenital desplegado sobre una mesa produce una extraña ansiedad. Y es extraña porque al pasar las páginas comienza a sentirse el sosiego de quien va reconociendo los lugares, la geografía, el paisaje de una ciudad que ha tallado el ánimo de sus habitantes. Así, desbordamiento, caos y tensión se reconocen como instancias forjadas en el espíritu que encuentran un desplazamiento del ánimo hacia un ordenamiento urbano. Como si la territorialidad respondiera a la conjugación de un carácter que es también espíritu de los tiempos. (…) Acaso todas las ciudades son materializaciones del carácter de sus habitantes. Formas de estar en el mundo. Cuando ese mundo toma distancia (medible, efectiva, física) exige necesariamente un reajuste para aprehenderlo. Y es esto lo que logra este fotolibro: la exigencia de mirar la ciudad de Caracas por encima de la propia mirada, por ‘encima de la cabeza del observador’. La mirada cenital, que solo puede alcanzarse sobre un vehículo aéreo y que tiene reminiscencias divinas, insta al lector-observador a conciliar contrarios: vértigo y calma, zozobra y contemplación, asombro y análisis, gozo y dolor. Porque mirar Caracas, su paisaje urbano (y los brotes de naturaleza que se impulsan entre el cemento como asfixiados) en la manera en que se ha estructurado este trabajo es caer en cuenta de que la idea de ciudad es muy distinta a la realidad concreta que se muestra y se vive, y que esa idea debe mutar constantemente en una carrera en desventaja o inalcanzable como la tortuga que persigue Aquiles”.

ACA

TEXTOS FUNDAMENTALES

La cosa humana por excelencia.

Controversias sobre la ciudad

Marco Negrón

Fundación para la Cultura Urbana

2004

Desde hace muchos años y hasta la actualidad Marco Negrón (1938), arquitecto graduado en la UCV (1961), con estudios de postgrado en Planificación del Desarrollo Regional en el CENDES, Universidad Central de Venezuela (1961-1963) y Profesor Titular desde 1991 en una actividad que inició en 1969 hasta su jubilación en 1996, no ha dejado de manera sistemática de tener presencia como articulista y formador de opinión en la prensa nacional y en entrevistas y foros en medios de comunicación escritos y audiovisuales.

Como bien expresó Alfredo Cilento en el “Discurso de presentación” en el acto de incorporación como Miembro Honorario de la Academia de la Ingeniería y el Hábitat del 24 de noviembre de 2016: “Marco Negrón es nuestro más reconocido investigador en el campo del desarrollo urbano y sobre el tema de la ciudad venezolana. Es uno de los más duros críticos a las políticas anti urbanas que, desde hace décadas satanizan a la ciudad, especialmente la metropolización, que en todas partes ha sido un factor de desarrollo. Ha escrito y ha insistido en múltiples foros y declaraciones, denunciando los mitos que se han construido en relación a Caracas: 1. El mito del tamaño exagerado de Caracas, que en realidad es una pequeña metrópolis que apenas supera los 3,5 millones de habitantes y al 15 % de la población del país, y cuya congestión no se debe a superpoblación sino a las malas políticas públicas y deficiencias de los servicios y sistemas urbanos; 2. El mito de la ingobernabilidad de Caracas, que se confunde con un centralismo incompetente e ineficiente y con el desconocimiento del rol y competencias de los gobiernos metropolitano y municipales; 3. El mito de la macrocefalia en una ciudad que apenas duplica la población de Maracaibo, Valencia o Maracay; 4. El mito de la ciudad obstáculo al desarrollo nacional y de la mudanza de la capital, que reafirman las manías anti-ciudad; y que desconoce el rol que las ciudades, centros del conocimiento, han jugado y juegan en el desarrollo de los países”.

Esta actitud que define el eje de un pensamiento que vive permanentemente actualizándose y que acumula según Cilento “más de 130 libros, capítulos de libros, artículos y ponencias en revistas técnicas especializadas, foros y congresos nacionales e internacionales”, tiene en la antología de ensayos breves y artículos aparecidos entre 1999 y 2003 en los diarios El Universal, El Mundo y TalCual, titulada La cosa humana por excelencia, tomo 17 de las ediciones de la veinteañera Fundación para la Cultura Urbana, una importante parada dentro de la línea que ya nos mostrara Cilento más arriba.

En su prólogo, en este caso escrito por Manuel Caballero, éste señala que quizás la idea más novedosa de estas páginas sea que el más importante insumo para el desarrollo económico, social y cultural de un país no es el petróleo, ni el hierro, ni otros productos del suelo y el subsuelo “sino sus ciudades”.

Escritos tocando asuntos que oscilan entre lo humano y lo urbano, Negrón se dedicó desde muy temprano a denunciar la política hostil hacia lo urbano que ha caracterizado a “la revolución bolivariana”, que tuvo en el lapso abarcado por los artículos que componen el libro un período particularmente álgido en cuanto al estudio del tema. La compilación, diversa en cuanto a temas, amena en su lectura e insistente en la denuncia, rescata con agudeza en un claro ejercicio de pensamiento crítico la idea de entender la ciudad como una realidad compleja, potente, donde se concentra la más alta densidad del capital humano y a la que hay que entender como eje de la sociedad del conocimiento.

El título y el espíritu del libro remiten a una ciudad de la que Claude Lévi-Strauss había escrito premonitoriamente en Tristes trópicos (1955) cuando las aglomeraciones urbanas no constituían un objeto de atención prioritaria de la antropología y las demás ciencias humanas, como tampoco lo era la cultura en el sentido político-estratégico que el término ha adquirido en el presente. Así, decía Lévi-Strauss que tenemos derecho a comparar la ciudad con “una sinfonía o un poema”, y no sólo “de manera metafórica” pues, a su juicio, “son dos objetos de la misma naturaleza. Quizá más preciosa aún, la ciudad se sitúa en la confluencia de la naturaleza y el artificio. Congregación de animales que encierran su historia biológica dentro de sus límites y que al mismo tiempo la moldean con todas sus intenciones de seres pensantes, la ciudad, por su génesis y por su forma, depende simultáneamente de la procreación biológica, de la evolución orgánica y de la creación estética. Es a la vez objeto de la naturaleza y sujeto de cultura; es individuo y grupo; es vivida e imaginada: la cosa humana por excelencia.”

Rescatando la última frase del texto del célebre antropólogo, filósofo y etnólogo francés, Negrón se aproxima a una vertiente complementaria que trasciende el urbanismo entendido como mera planificación ubicándose, como diría William Niño Araque, “a mitad de camino entre el pensamiento matemático, de modelos y el pensamiento contemporáneo relativo a la forma de la ciudad” o, en otras palabras, entre lo cualitativo que prioriza lo espacial, y lo cuantitativo que valora los estudios estadísticos y mira hacia aspectos normativos.

Negrón, quien no deja de insistir “que vivimos en un mundo eminentemente urbano y que según las estadísticas ya la mitad de la población vive en ciudades”, tradujo en 1969 Proyecto y Destino (Ediciones de la Biblioteca de la UCV) de Giulio Carlo Argan a quien conoció en su estadía en Italia entre 1965 y 1968. Finalizado el conflicto de la Renovación Académica de la UCV en 1971 se incorporó al CENDES-UCV donde permaneció hasta inicios de los 80, y donde también ejerció como Director de la Sociedad Venezolana de Planificación entre 1973 y 1977 y de Coordinador de Estudios para Graduados entre 1974 y 1977 para luego, a comienzo de los 80, incorporarse de lleno al Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV donde, desde entonces, desarrolla sus actividades de investigación y docencia de postgrado como profesor titular en los cursos de la Maestría en Planificación Urbana y profesor de la Cátedra de Teorías Urbanas (fundador) en el Doctorado en Ciencias Mención Urbanismo, de dicho Instituto.

Coordinador de Investigación del Instituto de Urbanismo (1985-1990), Coordinador del Sector de Estudios Urbanos de la Escuela de Arquitectura de la FAU-UCV (1988-1990) y miembro principal del Consejo de Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV entre 1984 y 1990, Negrón es electo Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo durante dos períodos consecutivos: 1990-1993 y 1993-1996.

Presidente de la Fundación Fondo Andrés Bello para el Desarrollo Científico de la UCV entre 1997 y 2003; y, desde 2008 hasta que es eliminado en 2017, Asesor Principal del Instituto Metropolitano de Urbanismo, Taller Caracas, ejerce también como consultor independiente sobre temas urbanísticos.

Recibió la Orden José María Vargas de la UCV en su primera clase en1996; la Orden Francisco De Venanzi (UCV, 1998) y la Orden Diego de Losada en primera clase del Concejo Municipal del Municipio Libertador (1998).

Distinguido con el Doctorado Honoris Causa de la UCV en 2009 y, como ya dijimos, Miembro Honorario de la Academia de la Ingeniería y el Hábitat desde 2016, Negrón obtiene el Premio de la XI Bienal de Arquitectura (2014) en la categoría Publicaciones por el libro que hoy nos ocupa: La cosa humana por excelencia: controversia sobre la ciudad.

Su actividad en el diario TalCual en su versión digital como columnista semanal, lúcido, crítico y atento a la realidad nacional e internacional que nos ha tocado vivir, no ha cesado encontrándose a la espera de una nueva recopilación editorial.
De entre los textos que más recientemente ha publicado se encuentran: “Ciudad e innovación tecnológica (mayo 1, 2018), “Renovación urbana” (agosto 7, 2018), “La ciudad después del apagón (marzo 19, 2019), “Campo y ciudad” (mayo 14, 2019), “El odio y la ciudad” (julio 9, 2019), “La ciudad de Pasquali” (octubre 15, 2019) y, más recientemente, “¿Cómo salir del laberinto?” (abril 28, 2020), “De la ciudad socialista” (junio 9, 2020), “Pobres alcaldías” (junio 23, 2020) y “¿Demasiado tarde?” (julio 7, 2020), dedicado al desplome del pasillo cubierto que bordea la “tierra de nadie” en la UCV. Material hay de sobra y puede consultarse en https://talcualdigital.com/author/marco-negron/

ACA