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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 356

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL
Cuando la familia Boulton Pietri adquiere en los años 1930 una parte de una colina de aproximadamente 50 há en Los Guayabitos, zona próxima a Sartenejas en las afueras de la ciudad de Caracas, Andrés Boulton, Alfredo Boulton y Anita Boulton de Phelps decidieron construir allí sendas casas en las que transcurrió buena parte de sus vidas. En particular, Andrés Boulton, tras casarse a comienzos de aquella década con Thereza Figueira de Mello, hija del embajador brasileño en Venezuela, levanta junto a ella una vivienda de campo que la llamaron Samambaya, (denominación que escrita como samambaia significa helecho en el idioma portugués, planta que crece a sus anchas en las periferias de la casa), nombre que además es elegido por doña Thereza por el recuerdo que le traía la zona de Los Guayabitos con Petrópolis en Brasil, lugar donde de pequeña pasaba largas temporadas cuando vivía en su ciudad natal, Río de Janeiro.
Residenciados permanentemente en Villa Castelania, ubicada en la urbanización El Paraíso, Samambaya, por tanto, era visitada por la familia Boulton Figueira de Mello para pasar temporadas o fines de semana alejados de una Caracas aún provinciana en la que apenas empezaban a soplar aires de modernidad. Imaginamos que la falta de buenas vías de comunicación convertía aquellos viajes a Los Guayabitos en verdaderas expediciones que se veían compensadas por el contacto con la naturaleza y su exuberante vegetación, las estupendas vistas que se abrían hacia el valle y el buen clima que allí reinaba.


Será en 1957, al casarse María Teresa (hija de Don Andrés), con el arquitecto ecuatoriano-francés Yves Denis Zaldumbide, hijo de los embajadores de Francia en Venezuela, cuando recibirá de su padre como regalo de matrimonio la pequeña casa de campo. Seis años más tarde, en 1963, al crecer la familia, los Denis Boulton construirán la segunda Samambaya como vivienda principal diseñada por Yves, quien aquel mismo año, además de revalidar su título de arquitecto en la UCV, había creado con su compatriota, el ingeniero ecuatoriano Claudio Creamer Gómez (socio durante algunos años del arquitecto norteamericano Don Hatch), la conocida compañía constructora Creamer y Denis que dedicó buena parte de sus esfuerzos a desarrollar sistemas constructivos prefabricados para viviendas de interés social construidas por el Banco Obrero.
De la unión de Yves y María Teresa nacerían cuatro hijos (Roland, Gonzalo, Francisco y Javier) y poco antes de la llegada del cuarto, en 1973, tomarán la decisión de ampliar la casa construida 10 años antes pudiéndose decir que apareció una tercera Samambaya.
Residencia de la familia Denis Boulton por más de 18 años donde llevaron una intensa vida social y familiar en los que la quinta fue permanentemente objeto de remodelaciones, Samambaya en 1974 pasará a ser ocupada de nuevo por quien había construido la primera casa: Don Andrés Boulton ahora con su tercera esposa Jean Harley, poco después de que los Denis Boulton, tras la separación de Yves y María Teresa, fijaran residencia en Ecuador. Don Andrés y Jean vivirán allí por más de 20 años donde disfrutaron de una intensa vida social en cuyas fiestas, cenas y agasajos participaban grandes personalidades de la vida venezolana e internacional para los que la casa servía de excelente marco. Tras la muerte de Don Andrés en 1998 la propiedad retorna a manos de los hermanos Denis Boulton.



Gonzalo Denis Boulton en entrevista aparecida en https://puraguapuraweb.com/blog/2018/9/20/quinta-samambaya, comentará cómo en los años 90, cuando su abuelo por razones de salud dejó de frecuentarla, Samambaya tuvo varios inquilinos, todos con necesidades muy peculiares. “Vino una señora que quería hacer un kínder y fue transformada. Después se la alquilaron a un cubano y casi la perdimos. La casa era un desastre, salones de clases, las áreas verdes ya no lo eran tanto, había una cantina, administración, biblioteca. Aún hay algunos vestigios de aquella época”.
Justamente le corresponderá a Gonzalo, arquitecto egresado de la UCV en 1988, devolverla desde 2013 a su estado original y mantener la integridad de la obra, luego de que fuera declarada ese mismo año Patrimonio Arquitectónico del Municipio Baruta por la gestión del alcalde Gerardo Blyde. “Yo agarro la casa y la voy remodelando. Ahora está disponible para todo tipo de eventos”, comentará Gonzalo para Puraguapura.
La valiosa información obtenida de la página https://www.facebook.com/quintasamambaya/ junto al testimonio de Gonzalo Denis y el reportaje hecho por Faitha Nahmens aparecido en Prodavinci titulado “Samambaya, el arte de ser parnaso” (https://prodavinci.com/samambaya-el-arte-de-ser-parnaso/), nos han permitido reconstruir su historia y determinar que la hermosa quinta que hoy conocemos no sólo fue construida por etapas, sino que durante el tiempo fue ocupada por diversos inquilinos y objeto de diversas modificaciones hasta que de manos de Gonzalo y con el apoyo de la familia hoy se ha convertido en lugar idóneo para la celebración de eventos, negocio sustentable que permitirá mantener la obra para las futuras generaciones.
De lo que no hay duda es de que Yves Denis Zaldumbide es el responsable de convertirla en referente arquitectónico y constructivo a partir de 1963: “Mi padre hizo de Samambaya una villa magnífica. Le otorgó el talante estilístico que detenta”, afirmará Gonzalo. “Para hacerla más funcional, no menos hermosa, mi padre transformó la bella casa donde vivía la belleza, y la belleza era mi madre, en una suerte de laboratorio de creatividad: el techo abovedado sería una ocurrencia que le daría carácter. Se habían visto techos así, hasta entonces solo en tiendas de automóviles, y la madera de todos sus acabados, pasamanerías y remates le añadirán calidez”, pasa revista Gonzalo. “Nosotros también participamos de la ocurrencia: las cerámicas usadas en los baños son las de la empresa de la familia y mantienen todavía el diseño añadido: están intervenidas por nosotros, los hijos”, dice sonriendo en el reportaje de Prodavinci.

Si a elaborar una ficha técnica nos dedicamos, podríamos decir que Samambaya se trata de una vivienda de 800 m2 de construcción, levantada en un bosque tropical lluvioso de 5 hectáreas, y que tiene planta en L. En uno de sus brazos se ubicaron los dormitorios, baños y vestier. En el otro brazo, las áreas sociales, cocina-pantry y comedor principal. En un nivel por debajo, las áreas de servicio. Entre ambos pisos, a medio nivel se desarrolla el salón principal.
La disposición de sus cerramientos, acristalados en muchos casos, permite establecer desde casi todos los ambientes, visuales hacia los jardines y su cuidado paisajismo o, a la distancia, con El Ávila, reforzando su continuidad espacial. El sistema estructural es de pórticos construidos con columnas de concreto armado y las losas de la cubierta son reticulares, habiéndose utilizado cajetones plásticos como encofrado, dándole un acabado liso para dejarlo a la vista. El bambú, planta que prolifera en la zona, ha sido uno de los principales elementos utilizados en su construcción apareciendo como elemento de fachada, y en la elaboración de portones, techos, escalones, barandas y muebles, entre otros.

De https://www.facebook.com/quintasamambaya/ extraemos como complemento las siguientes características: “El manejo estructural de la techumbre que converge en un eje principal formando un ave que está a punto de tomar vuelo sobre el valle de Caracas. El uso de la formaleta como solución para vencer grandes luces y volados donde percibimos que ese gran techo flotara sobre vidrios y espejos. El canal principal de concreto que recoge las aguas del techo para formar una cascada sobre unas piedras de cuarzo. El manejo de elementos de concreto en obra limpia maravillosamente dispuestos en las ventanas. El trabajo minucioso de la madera en puertas y ventanas. El piso traído del Japón de color rojo en la zona social de la casa y blanca en los espacios privados que recorre lo interno y externo como una gran alfombra que toma el mismo protagonismo del techo”.
Hoy gracias al permiso de vocación turística otorgado por la Alcaldía de Baruta desde su declaratoria patrimonial, Samambaya funciona como una estancia con servicios anexos como salón de eventos, restaurante, tienda y galería. Ofrece la posibilidad de realizar eventos para lo cual cuenta con sus amplios jardines, piscina, terrazas, tres salones, cinco baños de invitados y dos baños para personal. Además, tiene capacidad para 70 carros y un estacionamiento aledaño para otros 50 carros pudiendo albergar cómodamente hasta 400 personas.


También en su terreno ampliado que cubre hasta 20 hectáreas se ha comenzado a sembrar cacao proveniente de la zona de Paria (en específico de la hacienda Agua Fria) que ya ha dado como fruto la elaboración del chocolate Río Cacao en seis variedades.
Cuenta Samambaya con una colección permanente de obras de arte en la que predomina, por tradición familiar, la fotografía. Allí encontramos, entre otros, trabajos de: Vicente Diez, Paolo Gasparini, Luisa Richter, Alfredo Boulton, Alexander Apóstol, Ricardo Benaim, Yoshi, Ricardo Gómez Pérez, Fabiola Ferrero, Evelyn (Ivoly) Noguera Penso, Daniel González, Diana Sucre, Karim Dannery, Jenny Woodman, Margarita Scannone, Margarita Boulton, Suwon Lee y Josefina Gómez Revenga.
Rescatada con gran sensibilidad y equipada con gusto exquisito acorde con su riqueza espacial, Samambaya se constituye en una referencia ineludible a la hora de hablar de las grandes quintas caraqueñas.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela.
1, 2, 4, 5 y 8. https://www.facebook.com/quintasamambaya/
3. https://puraguapuraweb.com/blog/2018/9/20/quinta-samambaya y https://www.facebook.com/quintasamambaya/
6. https://www.facebook.com/quintasamambaya/ y https://puraguapuraweb.com/blog/2018/9/20/quinta-samambaya
7. https://prodavinci.com/samambaya-el-arte-de-ser-parnaso/ y https://puraguapuraweb.com/blog/2018/9/20/quinta-samambaya
9. https://www.facebook.com/quintasamambaya/, https://prodavinci.com/samambaya-el-arte-de-ser-parnaso/ y https://www.estadeboda.com/quintasamambaya
CONTACTO FAC 321
ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 355

“El PVC o policloruro de vinilo es un material cada vez más utilizado en la industria de la construcción debido a sus diversas aplicaciones y características. Desde tuberías y perfiles hasta ventanas y revestimientos, el PVC ofrece una solución duradera y económica para una amplia gama de soluciones constructivas”. De esta manera la periodista Paula Díaz da inicio a un artículo aparecido en la revista En-obra (https://www.en-obra.com) el 8 de noviembre de 2018 titulado “Aplicaciones y características del PVC en construcción” y nos da pie para desarrollar la nota de hoy, dedicada a productos de origen plástico usados en la realización de obras civiles, de entre los cuales destaca, también, el que aparece promocionado en nuestra postal del día de hoy por la empresa Donsen “tuberías y conexiones de polifusión”: el polipropileno o PP.
A sabiendas que el PVC es más conocido que el PP y fue descubierto mucho antes, nos moveremos brevemente hacia sus respectivos orígenes para así poder compararlos en lo que puedan tener en común y establecer las características que los diferencian.

Wikipedia nos aporta con relación al PVC que “fue descubierto por accidente por lo menos en dos ocasiones durante el siglo XIX: en 1835, por primera vez, por Henri Victor Regnault, y en 1872 por Eugen Baumann. En ambos casos, el polímero apareció como un sólido blanco en las botellas de cloruro de vinilo después de la exposición a la luz solar. Regnault produjo cloruro de vinilo cuando trataba dicloroetano con una solución alcohólica de hidróxido de potasio y accidentalmente, el poli (cloruro de vinilo), por medio de la exposición directa del monómero a la luz del día. Sin embargo, no advirtió la importancia de sus descubrimientos, ni comprendió que el polvo blanco contenido en el vaso de precipitados de vidrio era el polímero del líquido obtenido al comienzo. Baumann tuvo éxito en 1872 al polimerizar varios haluros de vinilo, y fue el primero en obtener algunos de estos en la forma de producto plástico”.
Mas adelante, a principios del siglo XX, los químicos Ivan Ostromislensky (ruso) y Fritz Klatte (alemán) “intentaron utilizar el PVC en productos comerciales, pero sus esfuerzos no tuvieron éxito debido a las dificultades de transformación del polímero”. No obstante, Ostrominlensky si consiguió en 1912 las condiciones para la polimerización del cloruro de vinilo y, desarrolló técnicas convenientes en escala de laboratorio. Por otro lado, Klatte trabajando como investigador para la empresa Chemische Fabrik Griesheim-Elektron “descubrió en 1918 los procesos que aún se emplean en la actualidad para la producción de cloruro de vinilo a través de la reacción en estado gaseoso, del cloruro de hidrógeno y del acetileno, en presencia de catalizadores”. Klatte patentó un método para la polimerización del policloruro de vinilo con luz solar, lo que es considerado en muchos casos como el nacimiento oficial del PVC. Pero igual a sus antecesores, Klatte no tenía aplicaciones para este naciente nuevo producto y por esa razón su patente no fue utilizada y expiró en 1925 sin que nadie haya hecho uso de ella. El PVC no logró salir del laboratorio porque Europa estaba sumida en la Primera Guerra Mundial.

Será en 1926 cuando “Waldo Semon, en colaboración con la B. F. Goodrich Company, desarrolló un método de plastificación del PVC mediante la mezcla con aditivos que ayudó a que el material fuese más flexible y más fácil de fabricar. Conjuntamente con Reid de la Union Carbide and Chemical Carbon Company, obtuvieron patentes para la producción de PVC que pueden ser considerados como los puntos de partida para la producción industrial de este material. (…) El desarrollo de un PVC de Alto Impacto constituye uno de los descubrimientos de mayor importancia en la segunda mitad del siglo XX, en relación con este material”.
De tal manera, una vez que Semon patenta el proceso en 1933 y supera con creces en 1934 su proyecto original logrando inventar más de cien métodos de fijación de goma sintética sobre metal, se extenderá la comercialización de este material, aunque sus usos eran todavía restringidos y lo serían hasta los años 50, cuando Estados Unidos comienza a aprovechar las ventajas de las tuberías de PVC.

“En los años de bonanza económica posteriores a la Segunda Guerra Mundial, un gran porcentaje de las nuevas viviendas que se construyen se equipan con este tipo de conducciones, muchas de las cuáles siguen hoy en perfecto estado y funcionamiento. El éxito del producto fue tal varias empresas comenzaron a competir por un mercado cada vez más amplio. Conscientes de la potencialidad del PVC, cada empresa dedicaba una parte de sus recursos a sus departamentos de investigación, y el resultado fue que, en poco tiempo, se consiguieron nuevos tipos de plásticos flexibles. De ahí hasta los años 80, el PVC vivió una enorme difusión en todo tipo de productos del hogar, instrumental médico, protección de cables, mangueras, envases o juguetes, y también aumentó su presencia en canales de riego y otras conducciones de agua. Su escaso riesgo de fisura, su durabilidad, la alta resistencia a la presión del agua, a golpes y a la corrosión, fueron convenciendo, poco a poco, a los escépticos que defendían el empleo de las tradicionales tuberías de hierro. (…) En los últimos 30 años el PVC se ha consolidado como un material completamente fiable e inocuo, y la gran mayoría del que se fabrica se utiliza para la construcción de tuberías de alcantarillado, conducciones de aguas residuales, riego y agua potable. La investigación, además, ha logrado diversificar las tuberías de PVC en diámetros diversos y ha llevado al mercado el cloruro de polivinilo clorado (CPVC), capaz de soportar elevadas temperaturas”. (larga cita que hemos extraído de la página https://www.aristegui.info de la empresa AM Group).

En resumen, el PVC se usa para hacer una variedad de productos plásticos, entre los que se incluyen tuberías, alambres y revestimientos para cables, además de materiales de embalaje existiendo desde el punto de vista industrial dos tipos: los rígidos: para envases, ventanas, tuberías -las cuales, como ya hemos mencionado, han reemplazado en gran medida al hierro (que se oxida más fácilmente)-; y los flexibles: cables, juguetes y muñecas actuales, calzados, pavimentos, recubrimientos, techos tensados. “Se utiliza mayoritariamente en aplicaciones de larga duración (sólo la industria de la construcción absorbe el 55% de la producción total de PVC). El 64% de sus aplicaciones tienen una vida útil entre 15 y 100 años (tubos, ventanas, puertas, persianas, muebles, etc.); un 24% entre 2 y 15 años (electrodomésticos, automóvil, tapicerías, mangueras, juguetes, etc.)”.
Con relación al polipropileno (PP), aunque sus aplicaciones han sido menos desarrolladas que el PVC, se suele afirmar que se trata de un material 100% reciclable mientras que el PVC no lo es en la misma medida, por lo que el PP es claramente una alternativa más segura. Aunque podríamos denominarlos de forma genérica como “plásticos”, el PVC y el PP poseen diferentes propiedades químicas, características y aplicaciones. El polipropileno es uno de los plásticos más neutros, ya que contiene solamente dos elementos: carbono (C) e hidrógeno (H), y es fruto de la polimerización del propileno, mientras que el PVC se produce a partir de la polimerización del etileno y su composición química, además del hidrógeno y carbono propios de todo hidrocarburo, también incluye cloro en un porcentaje considerable.


Con una historia más corta que el PVC, el PP, que sigue también la senda trazada por las investigaciones desarrolladas desde 1826 en torno a los polímeros, se origina en 1954 cuando el italiano Giulio Natta, continuando los trabajos elaborados por Karl Ziegler en Alemania en torno al polietileno, logró obtener polipropileno de estructura muy regular denominado isotáctico. Su comercialización en Europa y Norteamérica se inició rápidamente en 1957, en aplicaciones para utensilios domésticos. Posteriormente, gracias a su trabajo en el estudio de catalizadores para la polimerización estereoselectiva de polialquenos terminales, Ziegler y Natta recibirían el Premio Nobel de Química en 1963.
La página https://roymaplast.com nos auxilia explicando que, “Los trabajos de Natta y Ziegler que permitieron conseguir polímeros de etileno a partir de las olefinas, abrieron el camino para la obtención de otros polímeros. Este plástico, también con una estructura semicristalina, superaba en propiedades mecánicas al polietileno, su densidad era la más baja de todos los plásticos, y su precio muy asequible, pero tenía una gran sensibilidad al frío, y a la luz ultravioleta, lo que le hacía envejecer rápidamente. Por este motivo su uso se vio reducido a unas pocas aplicaciones. Pero el descubrimiento de nuevos estabilizantes a la luz, y la mayor resistencia al frío conseguida con la polimerización propileno − etileno, y la facilidad del PP a admitir cargas reforzantes, fibra de vidrio, talco, amianto y su bajo precio, dieron gran auge a la utilización de este material. (…) La amplia gama de propiedades del polipropileno, lo hace adecuado para una gran variabilidad de aplicaciones en diferentes sectores, y marca la parada ante los materiales del futuro, además de suponer una alternativa, mucho más económica. Debido a esto, el empleo de este material está creciendo de manera continua gracias al desarrollo de nuevos y mejores productos”.

Ahora bien, los productos ofrecidos por la empresa Donsen (protagonista de nuestra postal), se inscriben dentro del segmento del polipropileno random (PPR), polímero termoplástico de propileno de alta tecnología del cual se fabrican tuberías y conexiones. Entre sus propiedades mecánicas se destacan sus valores de rigidez, dureza y resistencia. Se trata de un material de fácil y rápida instalación usado comúnmente para agua potable y caliente, sistemas de calefacción del suelo y de radiadores, igual que en cualquier sistema de distribución de agua y aire comprimido. Es idóneo para instalaciones de agua fría o caliente en casas, edificios residenciales, hoteles y hospitales. Dada su especificidad y el desarrollo de que ha sido objeto, para los casos mencionados, el PPR ha logrado superar al PVC más no al CPVC, su versión más desarrollada para soportar altas temperaturas.

En cuanto a la polifusión es un método de soldadura simple y rápida que se realiza manualmente usado para unir tubos de polipropileno random (PPR) y sus accesorios. “Esta técnica une las piezas calentándolas hasta fusionarlas, lo que no necesita de elementos adicionales de unión y no permite fugas de tuberías”, se nos explica en https://donsenvenezuela.com.
Sintetizando, el amplio y frondoso desarrollo de los plásticos, se ha instalado con cada vez más solidez en la industria de la construcción dentro del camino que apunta hacia el futuro y donde la búsqueda de mejores resultados no se detiene. Su durabilidad, fácil manejo, alta resistencia, versatilidad y costos altamente competitivos así lo corroboran. Los esfuerzos por hacerlos cada vez más sostenibles serán claves para alcanzar el punto óptimo deseable.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal. Revista Vitrina Ferretera, nº69, 2019
1 y 2. https://historiasdeempaques.wordpress.com/2014/02/09/policloruro-de-vinilo-pvc/
3. https://www.bibliocad.com/es/biblioteca/tubos-de-pvc_24808/
4. https://depotmx.com/categoria-producto/conexiones/pvc-conexiones/sanitario/, https://tuberiasdepvc.wordpress.com/tag/conductores-hidraulicos/ y https://www.pinterest.com/pin/726557352372375978/
5. https://caelca.com.co/blog/cronologia-de-la-historia-del-plastico/ y https://www.timetoast.com/timelines/21079
6. https://historiasdeempaques.wordpress.com/2015/05/09/el-polipropileno/
7 y 8. https://donsenvenezuela.com/
CONTACTO FAC 320
ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 354

Para la Fundación Museo de Arquitectura (FMA), creada en 1988 por Hélène de Garay, Celina Bentata, William Niño, Martín Padrón, Juan Pedro Posani, Jorge Rigamonti, José Miguel Roig, Leszek Zawisza y Fernando Tábora, quienes asumieron también el rol de directores, la organización y apertura en el mes de abril de 1989 de la exposición “Alvar Aalto en Venezuela” significó la primera actividad de envergadura y el inicio de una alianza estratégica importante tanto con el Museo de Bellas Artes de Caracas (MBA) como con el Museo de Arquitectura Alvar Aalto de Finlandia. Se trató de una muestra itinerante que llegó a nuestro país gracias a las gestiones de la FMA y que contó con los auspicios de sus dos aliados a los que se sumó la entusiasta participación del excelentísimo Embajador de Finlandia en Venezuela Sr. Pertti Ripatti.
Junto a la exhibición, la FMA se encargó también de organizar el Primer Seminario de aproximación crítica a la obra del maestro finlandés, para lo cual se programaron 10 sesiones los días martes y jueves entre el 11 de abril y el 10 de mayo a un costo de Bs. 200 la entrada general (50 para miembros de la FMA y 100 para estudiantes), con un temario por demás interesante del cual quienes participaron obtuvieron el correspondiente certificado de asistencia. Colaboraron para que ello fuera posible la Universidad Simón Bolívar, la Universidad Central de Venezuela, la Universidad José María Vargas, el Instituto de Diseño Villasmil, la Fundación Neumann y el Instituto de Diseño de Caracas.


Entrando más en detalle, podemos decir que el seminario se inició el martes 11 de abril con la Conferencia Magistral titulada “Una aproximación a la obra de Alvar Aalto” a cargo de Leszek Zawisza (U.C.V.), organizándose el jueves 13 el primer panel titulado “A propósito de conceptos vinculados con la creatividad”, donde participaron Edilia V. de González, J.A. Sanz Astort, Jesús Trobo, Julio Coll Rojas, Henrique Hernández y Mirna Salamanqués. El martes 18 de abril le correspondió a Juan Pedro Posani (U.C.V.) dar la charla que se tituló “Alvar Aalto en el desarrollo de la arquitectura moderna”, dándose el jueves 20 el segundo panel llamado “La creatividad en Alvar Aalto” con la participación de Edilia V. de González, J.A. Sanz Astort, Jesús Trobo y Julio Coll Rojas. El martes 26 de abril sería el turno de José Miguel Roig (U.S.B.), Enrique Larrañaga (U.S.B.) y William Niño (U.J.M.V.) quienes ofrecieron “Tres aproximaciones a la obra de Alvar Aalto”, realizándose el jueves 27 el tercer panel, “Alvar Aalto y el diseño del objeto”, donde intervinieron Domingo Álvarez, Sete Bentata, Enrique de Mayo, Julia Villasmil, Mercedes Gartner, María Teresa Novoa, Carlos Cruz-Diez y Freddy Balza. El martes 2 de mayo José Luis Colmenares (U.J.M.V.) dictó la conferencia “Alvar Aalto en la arquitectura moderna heroica” y, el jueves 7, Julián Ferris, Carlos Gómez de Llarena, Carlos Celis Cepero, José Miguel Galia, Ernesto Fuenmayor y Jesús Trobo integrarían el cuarto panel en torno al tema “Herencia épica y regional como fundamento del diseño”. La última semana el panel se realizaría el martes 9 de mayo con la participación de Oscar Tenreiro, Alejandro Stein, Rafael Pereira, Martín Padrón y Jorge Castillo exponiendo sus particulares visiones en torno a “La luz como forma. La función y la tecnología en Alvar Aalto”, corriendo la sesión de cierre del jueves 11 a cargo de Jesús Trobo y Enrique Vila tratando el tema “La creatividad en la pedagogía de la arquitectura”.
Basta revisar los nombres de quienes participaron y los temas tratados en el seminario para llegar fácilmente a la conclusión de que se trató de un evento de notable trascendencia dentro de la arquitectura local.


De lo que se recoge en la Presentación redactada por los organizadores para el catálogo de la exhibición, Alvar Aalto (1898-1976), “desde la perspectiva de la creación artística” no sólo es considerado como “una de las personalidades más trascendentes del llamado ‘Período Heroico de la Arquitectura’ sino uno de los hitos de la cultura occidental del siglo XX”, lo cual le daba un particular brillo al esfuerzo que se realizó.
Por otro lado, en la “Introducción” publicada con el título “Ideas en torno a la Exposición del arquitecto Aalto”, se señala que “La llegada de la exposición de Aalto a nuestro medio debe ser encarada de manera tal de sacar el máximo de frutos de ella, y no dejar que sea un acontecimiento museístico más”, subrayándose que “la vigencia del pensamiento y la acción de este gran maestro finlandés del S.XX, está hoy más presente que nunca”, dada su “lucha incansable… por crear el ambiente de vida y respeto por este habitante de la tierra tan disminuido y pospuesto”, y porque “preconizó el respeto por la naturaleza” profesó con sabiduría y ejemplo la importancia de la relación hombre-entorno y cultivó como pocos la noción del “habitar” heideggeriano, rasgo distintivo de la condición humana.
El catálogo, además, incluyó los textos “Arquitectura ‘orgánica’” de J.J. Richards, publicado en L’Architecture da’Aujourd’hui, nº118, oct-nov 1971; “El largo camino de Alvar Aalto, arquitecto finlandés” de Carlos Santi publicado en Domus, nº254; “Un encuentro personal con la obra de Aalto” de Jesús Trobo; “Método de construcción y empirismo de la razón” de Brian Brace publicado en L’Architecture da’Aujourd’hui, nº191, junio 1977; y “Fuentes y orígenes, al paso del pasado de Aalto” de Cristina Tonelli publicado también en L’Architecture da’Aujourd’hui, nº191, junio 1977. Con ello se dejaba en quienes lo adquirían un rico material que complementaba la aproximación a la obra del maestro finlandés expuesta en el MBA.


Sobre la temprana presencia de Alvar Aalto en Venezuela y su influencia desde el punto de vista de la enseñanza de la arquitectura dan cuenta el hecho de que Carlos Raúl Villanueva, al preguntársele en la revista Punto nº1 (enero 1961) acerca de cuáles eran a su juicio “Las mejores obras del siglo XX”, haya incluido entre las 13 seleccionadas dos del maestro nórdico: la Biblioteca de Viipuri (1934) y el Centro Cívico de Säynätsalo (1955). También lo corrobora la aparición en el nº15 (noviembre 1963) del artículo “Alvar Aalto” escrito por Federico Gutheim, extraído del libro que éste escribiera en 1960 para la colección Masters of World Architecture.
Pero muy particularmente resalta el hecho de que el nº26 (enero-febrero 1966) Punto dedicara buena parte de su contenido (15 páginas) a Aalto y Finlandia a través de los artículos “Arquitectura finlandesa” de Juan Pedro Posani, “Alvar Aalto” de Carlos Raúl Villanueva y “La arquitectura finlandesa y su fondo histórico” de Nils Erick Wickberg.
A poco que se indaga se descubre que dicha profusión de textos en el nº26 de Punto no fue casual. Acompañaron el montaje de la muestra “Arquitectura de Finlandia”, auspiciada por el Museo de Arquitectura de Helsinki, abierta entre el 27 de febrero y el 27 de marzo de 1966 en la Sala de Exposiciones de la FAU UCV, para cuyo acto inaugural se contó con la presencia del profesor Aulis Bloms de la Universidad Tecnóloga de Helsinki y del Embajador de Finlandia en Venezuela Heiki Hannikainen. Esta exhibición, claro antecedente de la que hoy nos ha ocupado, contó con un catálogo de más de 50 páginas y ameritó la presencia para asesorar su montaje del arquitecto H. Gullichsen y su ayudante S. Houvinen enviados por el Museo de Arquitectura de Helsinki, todo lo cual no hace sino resaltar la importancia que tuvo.
Al morir Aalto, el 11 de mayo de 1976, Punto en su número 56-57 (junio de 1976) se hizo eco publicando una extensa nota que daba cuenta, una vez más de la trascendencia de su legado, puesto al día en 1989 en los espacios del MBA de Caracas.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal y 1. Colección Crono Arquitectura Venezuela
2 y 3. Catálogo de la exposición Alvar Aalto en Venezuela, Fundación Museo de Arquitectura/Museo de Bellas Artes de Caracas, 1989
4. Revistas Punto nº1 (enero 1961), nº15 (noviembre 1963), nº26 (enero-febrero 1966) y nº56-57 (junio 1976)