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¿SABÍA USTED…

… que el 15 de abril de 1955 se llevó a cabo la primera función en el Teatro del Este?

1. Teatro del Este. Vista del acceso desde el noreste con la Torre Polar al fondo (c.1955).

El conjunto Torre Polar-Teatro del Este le fue encargado en 1952 por la empresa que le da nombre (recordemos que Cervecería Polar se funda en 1941), encabezada por Lorenzo Mendoza Fleury, a la ya para entonces reconocida firma de arquitectos Vegas & Galia, con la finalidad de proveerla de una imagen corporativa impactante y acorde con el espíritu modernizador que vivía la capital de Venezuela así como de dotarla, dada la inclinación de Mendoza hacia el espectáculo de categoría, de un teatro que sirviera de escenario para montar y presentar varias obras y revistas así como a la exhibición de cintas cinematográficas.

2. Panorámica de la Plaza Venezuela y sus alrededores donde destaca la silueta del conjunto Torre Polar-Teatro del Este (c.1955).
3. Vegas & Galia. Vista desde el este (en fechas cercanas a 1960) del conjunto Torre Polar-Teatro del Este, Plaza Venezuela, Caracas (1953-1955).

Como señal de ello, Alberto Sato inicia su aproximación crítica a la edificación (incluida dentro de la categoría “Los palacios del trabajo”) en el libro de su autoría titulado José Miguel Galia. Arquitecto (2002), de la siguiente manera: “Cualquier relato de la arquitectura venezolana contemporánea menciona inevitablemente al conjunto Polar, que se ha constituido en un paradigma de modernidad y también de emulación metropolitana. Gozaba del privilegio de ser tan contemporáneo como el Seagram de Mies van der Rohe y la ciudad de Caracas, por lo tanto, era tan moderna como Nueva York”.

Aunque el mayor peso de los comentarios que Sato lleva adelante en la publicación están dirigidos al cambio sufrido sobre la marcha (y prácticamente por casualidad) en la envolvente de la torre (que pasó de tener sus fachadas este y oeste cerradas revestidas de ladrillo de arcilla y las norte y sur con protecciones solares, a estar recubierta en su totalidad con curtain wall), al impacto que ello produjo en el contexto donde se ubicó y a las polémicas que suscitó tanto positiva como negativamente en el mundo de la crítica arquitectónica del momento (desde Henry-Rusell Hitchcock hasta Juan Pedro Posani pasando por Francisco Bullrich), no deja de recordarnos algunas de las interpretaciones que enfatizan el contraste evidente en el tratamiento exterior de los dos volúmenes que forman el conjunto. Tal contraste, que aquivocadamente llegó a atribuírsele a las diferencias de formación y búsquedas entre Martín Vegas (graduado en M.I.T., Boston, a quien se atribuía el diseño de la torre) y José Miguel Galia (egresado de la Universidad de la República, Uruguay, quien se habría encargado del teatro), también se usó como excusa para establecer juicios sobre la presencia o no de la identidad nacional dentro de un edificio señero, pasando por alto que el proyecto con el que se inició la construcción de la obra mostraba total coherencia en el sistema estructural y uso de los materiales que se emplearían en ambas piezas, siguiendo las pautas seguidas para caracterizar el edificio El Municipal (1951).

4. Fachada del Teatro del Este.
5. Dos vistas de foyer original del Teatro del Este.

De tal manera, habría que decir que el Teatro del Este (definido como “cine” en el programa inicial), se sumó a la condición volumétrica plasmada a través del cuerpo bajo de la torre de oficinas, buscándose con ambos acentuar el contraste horizontalidad-verticalidad que ya era característico de diversos conjuntos modernos y que tuvo en el Lever House (Nueva York) de Skidmore, Owings and Merril un ejemplo paradigmático. Asimismo, el cuerpo bajo de la torre y el teatro se conectaban a través de un puente que fungía de articulador desde donde se podía acceder, siendo este un complemento de la amplia escalera central ubicada en su frente hacia la avenida Lima, la cual se constituye en su entrada principal.

Diseñado con base en una estructura aporticada de concreto armado postensada con vigas exteriores a la vista (la primera construida en el país), calculada por el ingeniero italiano Riccardo Morandi (diseñador del Puente Rafael Urdaneta sobre el Lago de Maracaibo y del Viaducto Puente República), sería luego realizada por sus colegas locales Otaola y Benedetti a través de la empresa Precomprimido C.A. El teatro disponía de una capacidad para 1242 asientos -todas butacas de lujo- (769 en la platea y 473 en el balcón), “que lo convertía en una de las salas de espectáculos más grandes y modernas de la ciudad, sólo comparable con el cine La Castellana de 1952”, afirmará Sato. La superficie exterior del volumen estaría revestida cuidadosamente con ladrillos de arcilla lográndose con ello una textura que le otorga la calidez propia del material.

6. Izquierda: Acceso al Teatro del Este (c.1955). Derecha: Conjunto Torre Polar-
Teatro del Este. Planta mezzanina.
7. Interior de la sala original del Teatro del Este.

El teatro se inauguró el 19 de abril de 1955, con la presencia del dictador Marcos Pérez Jiménez, como teatro en vivo con Pilar López y su Compañía de Danza Ballet Español. Proyectó su primera película el 11 de octubre de 1955: “The Seven Year Itch” con Marilyn Monroe. A partir del 13 de septiembre de 1956 se convirtió en «Cinerama» y continuó proyectando películas de ese formato de 3 proyectores actuando simultáneamente hasta el 2 de octubre de 1960.

“La tradición artística que obligaba todo lugar público en la tradición moderna venezolana, se resolvió en el frontón de la fachada del teatro con el mural bajorrelieve de Carlos González Bogen y policromías de Alejandro Otero; otra escultura de Bogen (hoy desaparecida), emplazada en el pequeño jardín de acceso, conformaban un fragmento de integración plástica que por esos años había enriquecido y también caracterizado a los espacios arquitectónicos internos y externos”, afirmará Sato.

Con el tiempo, dentro del conjunto, también fue habilitada, echando mano de la posibilidad existente de contar con acceso independiente, una pequeña sala ubicada en el cuerpo bajo de la Torre Polar para abrirla al público ofreciendo cine de arte y ensayo que se conoció como el “Pequeño Teatro del Este”.

8. Imágenes del proyecto de remodelación interna del Teatro del Este (1985-1987).
Juan Carlos Parilli con la colaboración de Francisco Arocha y Tabaire Pérez.

Como se reseña en Crono Arquitectura Venezuela, tras treinta años de funcionamiento, “en 1985 se cierra el Teatro del Este habiendo sido una de las grandes salas de proyección de cine caídas en desuso y se acomete su remodelación por parte de los arquitectos Juan Carlos Parilli, Francisco Arocha y Tibaire Pérez, con estructura de los ingenieros Fuentes y Gallango. El proyecto de 3.900 m2 de construcción dividió la sala de espectadores en dos espacios de igual dimensión, creó una recepción, un bar-restaurante, locales comerciales, un centro de comida rápida y un bar con escenario, espacio para mesas y pista de baile. La nueva estructura, metálica, construida en el interior del teatro no tocó las paredes de ladrillo en obra limpia del edificio original”.

9. Vista exterior actual de lo que fue el Teatro del Este hoy ocupado por una
congregación religiosa.

Desde 2007 la congregación Iglesia Santuario G3D fundada por el pastor Rogelio Suárez fija como sitio de reunión para sus seguidores el Teatro del Este en donde se reúnen 600 personas cada domingo. A partir de entonces se encuentra protegido de los intrusos por una sólida cerca de metal que hoy define su frente hacia la calle.

10. La Torre Polar en fechas cercanas a su inauguración.

Como dato curioso vinculado al momento en que el conjunto Torre Polar-Teatro del Este entró en funcionamiento, al ser encuestados Vegas & Galia por los editores de la revista A, hombre y expresión en el nº3 (enero 1957), respondieron a las provocadoras preguntas “¿Creen Uds. que se debe estimular la búsqueda de los caracteres nacionales de nuestra arquitectura?» y «¿Sobre cuáles bases habría que plantear esa búsqueda?”, de manera clara, para nada complaciente y a tono con un momento en el que el profesionalismo era la medida del comportamiento de los arquitectos del país, de la siguiente manera: “La interdependencia y difusión de la cultura del mundo actual restan toda significación a una búsqueda de caracteres ‘nacionales’ en la arquitectura. Es nuestro criterio que la arquitectura es producto de factores de orden social, económico, tecnológico y regionales. (…) Por tanto, la aparición de caracteres nacionales en una arquitectura, de producirse, sería una resultante histórica”. Una muy interesante reflexión.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Colección Crono Arquitectura Venezuela

2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3. https://twitter.com/Caracascuentame/status/1251229964265021442

4 y 7. http://mariafsigillo.blogspot.com/2015/04/teatro-del-este.html

5. https://precomprimido.com/project/teatro-del-este/ y http://mariafsigillo.blogspot.com/2015/04/teatro-del-este.html

6. https://www.pinterest.at/pin/290834088417170440/ y http://guiaccs.com/obras/torre-polar-y-teatro-del-este/

8. Revista Punto, nº 68, abril 2000

9. http://cinematreasures.org/theaters/16430

10. http://guiaccs.com/obras/torre-polar-y-teatro-del-este/

¿SABÍA USTED…

… que en 1955 se concluyen los trabajos de remodelación de la Plaza La Candelaria?

1. “Plan de la Ciudad de Caracas, con división de sus Barrios” (1775) de Joseph Carlos resaltando la ubicación de la iglesia y la plaza de La Candelaria.

Dentro de lo que fue la ampliación del damero fundacional de Caracas, consistente en la prolongación directa de las calles y en dar igual medida a la dimensión de las manzanas, se registra ya en el idealizado “Plan de la Ciudad de Caracas, con división de sus Barrios” de 1775 de Joseph Carlos de Agüero, la presencia al extremo este, próximo a la quebrada Anauco que establecía el límite urbano, del señalamiento “Par. de Candelaria”. Dicha señal fue colocada junto a lo que parecía ser una iglesia dentro de un sector que por su color azul establecía la existencia de la Parroquia Candelaria, una de las ocho divisiones proporcionales en las que se dividió la ciudad, gestionada cada una por el correspondiente “alcalde de barrio”. Como bien señalan Iván González Viso y Federico Vegas al referirse al plano de 1775 en el ensayo “Historia de Caracas a través de sus planos”, que sirve de introducción a Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015): “Cada uno de estos ‘barrios’ mantiene las mismas proporciones, funciones y leyes de crecimiento que el resto de la trama, incluyendo una plaza y una iglesia en su centro. Existe un criterio urbano de continuidad, homogeneidad y legibilidad entre las partes y el todo. Al mismo tiempo, el caraqueño encuentra una unidad de menor escala a la cual referirse. Es un ciudadano y también un vecino, un parroquiano”.

2. Camille Pisarro (1830-1903). Iglesia de La Candelaria después del terremoto de 1812. Dibujo a lápiz de 1854.
3. Ferdinand Bellermann (1814-1889). Izquierda: Parte de Caracas destruida por el terremoto de 1812 (c.1842). Derecha: Ruinas de la iglesia de Nuestra Señora de Las Mercedes (c.1842). Ambas: Óleo sobre tela

Y es que, en efecto, ya desde mucho antes, en el sector que se constituyó en parroquia en 1750, se había ido congregando una comunidad conformada por un importante número de oriundos de las Islas Canarias (a quienes se les denominaba “blancos de orilla”), la cual formó parte fundamental dentro de la estructura social colonial y cuya patrona justamente dio el nombre a la parroquia. En tal sentido, el 14 de diciembre de 1708 se finaliza, con la participación de maestros de cantería emigrantes de “las islas”, la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria, iniciada en 1703, costeada por venezolanos naturales del archipiélago español, quienes ya habían traído desde allá una imagen de la virgen. Frente al templo, casi al unísono, se definió una plaza que tomó el mismo nombre y, hacia finales de siglo, se consiguió que el gobernador Juan Guillelmi ordenara la construcción allí de una fuente, con el objetivo que los pobladores de la zona no tuvieran que recorrer largas distancias en busca de agua potable.

4. Fachada (c.1950) y dos tomas interiores recientes de la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria.

Luego del terremoto de 1812 y durante las guerras de Independencia y Federal, la parroquia tuvo por muchos años una imagen de devastación y ruinas. La recuperación comenzó durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, reconstruyéndose en la Candelaria, entre otras edificaciones, la iglesia, colocándose al frente de la obra a los ingenieros Pablo Miguel González, Lorenzo Melencio Osío, Jesús Muñoz Tébar, Santiago Aguerrevere, Juan Hurtado Manrique y Pablo Castillo quienes refaccionaron la fachada entre 1868 y 1872 y, respetando su planta rectangular, la dotaron de una distribución espacial de tres naves divididas entre sí por columnas de orden dórico. Cabe añadir que el templo ya se había desplomado en 1742 lo que ameritó su reconstrucción y tras el sismo de 1766 sufrió daños importantes a los que se sumaron los ocasionados en 1812.

5. 1901. Plaza de La Candelaria en momentos en que pasó a llamarse «Plaza de la Democracia», donde se aprecia la estatua erigida en honor a José Tadeo Monagas.

Desde su creación, la plaza de La Candelaria había servido como lugar de encuentro, para realizar corridas de toros y para la celebración de fiestas de la comunidad canaria o sus descendientes que, como ya señalamos, era una de las colonias más numerosa de entre los españoles que poblaban mayoritariamente el sector. Luego de la Independencia las corridas se terminaron en la plaza y sólo se celebraban fiestas patrias. En 1895, con motivo del centenario del nacimiento del General José Gregorio Monagas (a quien correspondió abolir definitivamente la esclavitud en el país en 1854), se decidió cambiarle el nombre a “Plaza de la Democracia”. Años después la estatua pedestre de Monagas erigida entonces en el espacio fue desmontada y la plaza retornó a su nombre original.

6. Vista al sur del espacio conformado por la plaza Urdaneta (en primer plano) y la plaza La Candelaria (en segundo plano) según proyecto realizado por Vegas & Galia en 1952 terminado de construir en 1955.

A raíz de la realización de las obras que entre 1952 y 1953 convirtieron la avenida Este-Oeste 1 en avenida Urdaneta, fue demolida la edificación que por años ocupó el frente norte de la plaza La Candelaria, entre las esquinas de Candilito y Urapal, dándose origen a la creación de la plaza Urdaneta a modo de ampliación de aquella. Finalizado en 1955, el proyecto realizado por los arquitectos José Miguel Galia y Martín Vegas con la colaboración del arquitecto suizo Richard Binggeli, buscó la integración de ambos espacios: el correspondiente a la Urdaneta se plantearía pavimentado, con carácter ceremonial, urbano, y estaría presidido por una escultura del prócer realizada por Francisco Narváez (1905-1982); el de La Candelaria tendría connotaciones más locales, prevalecería la sombra ofrecida por la vegetación y estaría destinado darle desahogo a la iglesia y al descanso, recreación y disfrute de la comunidad de los alrededores.

El alcance del proyecto realizado por Vegas & Galia, de 4.460 m2, incluyó un estacionamiento subterráneo para 300 vehículos, un pequeño edificio que funciona como concha acústica y la Jefatura Civil de la parroquia, construida al lado de la iglesia.

7. Tres tomas de la estatua ecuestre de Rafael Urdaneta realizada por Francisco Narváez en 1952.

Con respecto a la estatua ecuestre de Urdaneta realizada por Narváez, hemos sabido por el portal https://iamvenezuela.com/2015/08/estatua-ecuestre-de-rafael-urdaneta-de-francisco-narvaez/ que se ejecutó en 1952, y que “el artista se trasladó a Pistoia, Italia, donde vivió durante 6 meses mientras supervisaba su fundición. Esta estatua originalmente estaba destinada a la Plaza O’Leary, que inicialmente se iba a llamar Plaza Urdaneta. Se le contrató a Narváez en 1949 para El Silencio. Sin embargo, en vista de que para ese momento se construía también la Avenida Urdaneta (ensanchando la Avenida Este-Oeste 1), se decidió ubicarla en una Plaza anexa a la tradicional Plaza La Candelaria. Es así como la estatua de Narváez se ve finalmente erigida en la Nueva Plaza Urdaneta”.

8. Axonometría del conjunto de las plazas Urdaneta y La Candelaria.

Las plazas de La Candelaria y Urdaneta constituyen el gran vacío de la manzana que abarca las esquinas de La Cruz, Candilito, Urapal y Alcabala. Los llenos están conformados por la iglesia, la jefatura civil, una serie de pequeños edificios ubicados sobre la avenida Urdaneta y la avenida Sur 15 (entre Alcabala y Urapal, ubicados al este de la calle de servicios que permite el acceso a la iglesia), y el edificio París (1948, esquina de Alcabala) del arquitecto Luis Malaussena, también rodeado por otra calle que sirve a la plaza y a la iglesia.

9. Detalle de los planos de Caracas de 1810 (arriba izquierda), 1852 (arriba derecha) y 1929 (abajo) donde se muestra la evolución de la condición de la esquina de Alcabala como puerta de entrada y salida de Caracas.

Recordemos que el nombre dado a la esquina de Alcabala recuerda cómo en la colonia allí existió una de las cinco estaciones de control y pago de peaje que daba entrada y salida a la ciudad. Sería solo en 1776 que se logró construir un poco más adelante el Puente Anauco el cual permitió el paso hacia el este del valle. A principios del siglo XX, allí estuvo una de las estaciones del tranvía que conectaban con el centro y con la terminal Santa Rosa del Ferrocarril Central de Venezuela.

Como es de todos conocido, en el presbiterio de la Iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria reposan desde 1975 (traslados desde el Cementerio General del Sur) los restos del Dr. José Gregorio Hernández, recientemente canonizado como beato el 30 de abril de 2021 y parte importante de la devoción venezolana. La decisión de llevar las cenizas del “Médico de los pobres” a este templo tiene que ver con requerimientos solicitados por la Santa Sede para su proceso de canonización (iniciado en 1949 y ratificado en 1972 cuando se le concedió, como primer paso, el título de Siervo de Dios), con su veneración en las Islas Canarias y con el hecho de que Doña Josefa Cisneros, madre del ilustre y piadoso médico, era de origen canario.

10. Imágenes recientes del espacio conformado por las plazas Urdaneta y La Candelaria. En la de la derecha se puede observar las modificaciones incorporadas en la Plaza Urdaneta tras las refracciones de las que ha sido objeto.

Para finalizar, añadir que en 2002 se inició un programa de refracción de la Plaza Urdaneta por iniciativa de la Alcalía Metropolitana y la Fundación Francisco Narváez, y que en 2016 al espacio se le sustituyó el pavimento original y se eliminaron las pocas jardineras y bancos que poseía acrecentando, si cabe, su condición inhóspita.

Por su parte, la iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria afectada en 1967 por el terremoto de Caracas fue posteriormente reparada, registrándose su más reciente restauración en 2013 a cargo de la Dirección de Patrimonio de la Cancillería de la República.

Además, en la plaza, frente al templo, fue develado en 1973 un busto del educador y escritor José Manuel Núñez Ponte, obra del escultor Santiago Poletto. Núñez Ponte fue autor en 1924 de la biografía de José Gregorio Hernández.

El 2 de agosto de 1960 la iglesia de La Candelaria es declarada Monumento Nacional, declaratoria extendida a todos los templos construidos antes de 1830, mediante Resolución de la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-de-la-colonia/

2 y 5. https://curadas.com/2021/10/21/la-candelaria-historia-de-una-patrona-que-se-convirtio-en-parroquia/

3. https://curadas.com/2021/10/21/la-candelaria-historia-de-una-patrona-que-se-convirtio-en-parroquia/ y https://www.pinterest.de/pin/290200769720892485/

4. https://www.pinterest.com/pin/384917099385654365/ y https://uma.edu.ve/periodico/2018/03/29/nuestra-senora-candelaria/

6 y 8. http://guiaccs.com/obras/plaza-la-candelaria-o-plaza-urdaneta/

7. https://iamvenezuela.com/2015/08/estatua-ecuestre-de-rafael-urdaneta-de-francisco-narvaez/, http://estatuasdecaracas.blogspot.com/2010/05/general-rafael-urdaneta.html y https://mapio.net/pic/p-45939280/

9. http://guiaccs.com/planos/el-plano-de-mendoza-solar/, https://www.researchgate.net/figure/Figura-26-Primeros-perfiles-topograficos-del-Valle-de-Caracas-Revenga-y-Mendez-1852_fig4_260017256 y http://guiaccs.com/planos/ultimo-plano-de-razetti/

10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 168

Dentro del boom que significó desde finales de los años 40 y los 50 del siglo XX venezolano la definitiva inserción del automóvil como principal medio de locomoción, el cual llevó asociado toda una serie de edificaciones que iban desde aquellas donde se exhibían para la venta a otras que les servían de complemento, o facilitaban desde ellos la realización de diversas funciones como comer o ver el cine, sin contar las consideraciones urbanas que hicieron de las avenidas y autopistas el espacio idóneo donde impuso su reinado, el edificio proyectado por la firma Vegas & Galia para la empresa Anglo Ven se ubica en el punto más alto en cuanto al diseño de espacios destinados a convertirlos en objetos deseados y admirados cuan si joyas dentro de una vitrina o piezas de un museo se tratasen. No es otra la sensación cargada de glamour que transmite la extraordinaria foto de Paolo Gasparini que ocupa la totalidad de nuestra postal del día de hoy.

Citando a Rómulo Betancourt primero y a Guillermo José Schael después, Lorenzo González Casas en “Autopía: Modernismo motorizado en Caracas” (https://www.ccscity450.com/ensayo/autopia-modernismo-motorizado-en-caracas/), no duda en afirmar cómo “la poderosa influencia del automóvil, … representó un encuentro y encantamiento a gran escala con el mundo de la máquina y una forma relativamente sencilla de demostrar un entusiasmo sin límites por la tecnología; una fe imbricada en la idea de que ‘…los países de atraso técnico, cuando se incorporan al manejo de la máquina, disfrutan de una ventaja singular: la de colocarse de un salto al nivel de los más avanzados’. Más aún, la llegada de los automotores a los más apartados confines del país ‘era más que una aventura: era un mensaje de progreso’ ”.

Si bien, como señala el propio González Casas, los primeros automóviles llegan a nuestro país en 1904, “la circulación vehicular, habida cuenta de la escasez de calles pavimentadas, estaba limitada a algunos distritos como El Paraíso, primer suburbio caraqueño, el cual contaba con una vía acondicionada. Posteriormente, los carros se abrieron paso por el valle mayor, siendo una obra fundamental la carretera del Este, inaugurada en 1912, que llegó hasta Petare”, detectándose “que el parque automotor pudo saltar de unas pocas unidades a inicios del siglo a 46.000 unidades en 1946 y a 206.000 en 1955”. Por tanto, no fue casual que “dos experiencias de planificación fundamentales para la capital y el país pivotaran en torno al tema de la movilidad: el Plan Nacional de Vialidad y una serie de planes para Caracas”, el primero de 1947 y los segundos encabezados por el Plan Rotival (1939), seguido por el Plan Arterial de 1948, culminan con el Plano Regulador de 1951. Así, “el automóvil particular llegó a ser un importante símbolo de estatus, con el consiguiente desprecio hacia el peatón y la restricción de la movilidad para gruesas capas de la sociedad. En el nuevo paisaje, tan inspirado por el norteamericano, las autopistas (en horizontal) y los rascacielos (en vertical) trazan la evolución de la ciudad, en agudo contraste con los rasgos tradicionales del urbanismo caraqueño, como fueron la cuadrícula, la unidad focal y las edificaciones de baja altura”. ¿Qué otra cosa sino un gran monumento que tiene al automóvil como principal protagonista era originalmente El Helicoide?

Por tanto, la aparición de la tipología de edificios destinados a la exhibición y venta de automóviles (cuyo ejemplo pionero lo constituye la creación en enero de 1909 de la C.A. El Automóvil Universal por parte de William H. Phelps con apoyo de Enrique Arvelo y Edgar Anzola), no puede verse aislada de todo un fenómeno socio-económico-urbano que tiene al petróleo como su motor principal y a la ciudad como su escenario. Junto a ella habría que sumar el acompañamiento de “numerosas estaciones de servicio, talleres y ventas de repuestos que poblaron la geografía urbana”, sin dejar de lado la aparición de grandes estacionamientos (convencionales en horizontal y del tipo mecánico en vertical) e incluso autocines.

En este contexto, la C.A. Mercantil Anglo-Venezolana (Anglo Ven), fundada en 1945 por John Miller, Luis Johnson y Charles Frazer como empresa comercializadora de refrigeradoras, vehículos y variedades de mercancía provenientes de Inglaterra, ubicada inicialmente en el edificio Royal en Puente Hierro, consciente del negocio asociado con el desarrollo que cobró la movilidad vehicular en la ciudad, firma por un lado con GM Interamerican Corporation un contrato como distribuidor exclusivo de los vehículos de origen inglés Vauxhall y de su subsidiaria Bedford, y por el otro con los fabricantes británicos de las marcas de alta gama Lucas y Jaguar sumándose luego los alemanes de Opel. Dicha alianza arroja como resultado la necesidad de crear en la pujante urbanización Colinas de Bello Monte, localizada estratégicamente (avenida Leonardo da Vinci con calle Bonpland) equidistante entre la sede de la Creole Petroleum Corporation y la primera tienda por departamentos de la firma Sears Roebuck Co., una exclusiva vitrina para exponer y comercializar estos vehículos, responsabilidad que recayó en la importante firma de arquitectos conformada por Martín Vegas y José Miguel Galia.

1. El edificio y su contexto inmediato (circa 1956)

La parcela en esquina de 1.800 m2 propició que Vegas & Galia implantaran con maestría el edificio a modo de “rótula”, conformado por geometrías contrastantes: por un lado un cilindro de vidrio con una cúpula en concreto como cubierta y por el otro un prisma de ladrillos de arcilla con textura de calados, generando en su conjunto una pieza no convencional para exhibición de vehículos que constituyó una atracción y despertó interés en su época. El cilindro, destinado a la exhibición, posee una estructura de apoyo central y columnas perimetrales inclinadas para liberar el espacio. La cúpula que lo cubre, de treinta metros de diámetro y siete centímetros de espesor, fue reforzada en sus bordes con anillos de tracción pre-comprimidos. El prisma vertical de ladrillo contiene el montacargas y allí se identificaban las marcas que distribuía la empresa. El cilindro de exhibición está elevado del suelo y su cerramiento de cristal, fijado a las columnas perimetrales inclinadas, para evitar reflejos y mejorar la posibilidad de visualizar los automóviles en venta desde el exterior. Cuenta, además con una mezzanina incorporada espacialmente al área de exhibición y un depósito, con un sótano para un taller mecánico.

2. Dos tomas del edificio. Izquierda: recién terminado (1956). Derecha: mientras se construía (circa 1955)
3. El edificio en plena construcción (circa 1955)
4. Vista nocturna (circa 1956)
5. Aspecto actual del edificio (2013)

Se trata Anglo Ven, sin lugar a dudas, de una obra que permitió poner a prueba una vez más la conjugación del talento combinado entre los arquitectos proyectistas y los ingenieros que la calcularon: Juan Otaola Paván y Oscar Benedetti, quienes a su vez asumieron su impecable construcción a través de la firma Precomprimidos. También, muy a tono con los vientos que soplaban en la época, Vegas & Galia solicitaron la colaboración del artista plástico Carlos González Bogen (1920-1992) quien diseñó un mural que complementa el edificio.

Después de más de 10 años distribuyendo las marcas que le permitieron darse a conocer, el edificio Anglo Ven se convirtió en agencia distribuidora de la gama de vehículos Chevrolet por más de 50 años, manteniendo siempre en muy buen estado las instalaciones. Posteriormente la firma Dambromotors (también distribuidora Chevrolet), sin descuidar el buen cuidado del área de exhibición, incorporó como parte del acceso una desproporcionada valla publicitaria que afecta la elegante marquesina original,   desdibuja la impecable composición geométrica de edificio e impide la apreciación de la obra mural de González Bogen que una vez estuvo ubicada en la mezzanina del concesionario. Hoy en día se comercializan vehículos marca Nissan.

6. Planta baja y corte

Oscar Tenreiro en el artículo titulado “Obra de arte en Bello Monte”, publicado en El Diario de Caracas el 5 de abril de 1992, en fechas en que se encontraba abierta en el Museo de Bellas Artes la exposición “José Miguel Galia. Arquitecto”, no dudó en afirmar sobre el edificio que nos ocupa: “Su muy inteligente estructura, el dominio de las proporciones, el inventivo uso del ladrillo como creador de transparencias y texturas, la calidad de su construcción apoyada en la previsión exacta de detalles, encuentros de elementos y un conocimiento técnico sorprendentemente maduro para gentes tan jóvenes (menores de cuarenta años ambos arquitectos), convierten este edificio en un objeto que pudiéramos llamar acabado, en el cual nada pareciera haberse salido de control. (…) Es, en definitiva, una obra de arte, porque su conservación será enseñanza para generaciones posteriores, porque revela la capacidad de respuesta de un monumento histórico, porque resiste cualquier comparación con edificios contemporáneos a él en la arquitectura latinoamericana”, opinión que desde acá compartimos a plenitud, a pesar de que a Galia le incomodara comparar su cultivado oficio con el de un artista.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 3 y 6. Alberto Sato. José Miguel Galia. Arquitecto, 2002

  1. https://twitter.com/gfdevenezuela/status/1313849654115786754

2. Izquierda: Colección Crono Arquitectura Venezuela. Derecha: http://precomprimido.com/project/edificio-anglo-ven/

4. Archivo Histórico de Miraflores

5. https://construidoencaracas.wordpress.com/2013/10/13/concesionario-automotriz-angloven/

1954• Sobre la envolvente del edificio Polar

Envolvente edificio Polar.jpg

1954•  En varias ocasiones escuché a los arquitectos José Miguel Galia y Martín Vegas afirmar que teniendo listo, “permisado” y ya en construcción el proyecto del Edificio Polar y el Teatro del Este (diseñado teniendo como referencia el Edificio Municipal, primer proyecto de Vegas & Galia Arquitectos Asociados, completado en 1951), recibieron en su oficina a representantes y vendedores de los cristales Saint-Gobain (ofrecidos como aislantes y absorbentes de la radiación solar) y de ACO, S.A. distribuidores y también representantes de la compañía norteamericana ALCOA (Aluminum Company of America), quienes les ofrecieron utilizar sus productos para cubrir la fachada del Edificio Polar, complementándose entre ellos para ser empleados como «muro cortina” o “curtain wall».
Los jóvenes arquitectos encontraron atractiva la propuesta y modificaron las cuatro fachadas de la torre, para incorporar el nuevo sistema, produciendo el primer edificio en Venezuela revestido con vidrio y láminas ornamentales de aluminio.
Al respecto el arquitecto y crítico de la arquitectura, profesor Alberto Sato, escribió en su libro GALIA arquitecto (Ediciones Instituto de Urbanismo, FAU UCV, 2002) lo siguiente: «Introdujeron la modificación con las cuatro fachadas acristaladas y la imagen de la torre resultó más radical que las de Nueva York, porque ninguna de las dos famosas torres norteamericanas de esos años –el Seagram y la Lever House- se habían resuelto de esta manera».
Al Dr. Galia le agradaba completar esta historia con una anécdota. Contaba que teniendo la oficina de Vegas & Galia en el recién inaugurado Edificio Polar, un día en el cual hubo una torrencial lluvia tropical, recibió una llamada telefónica de Tomás Sanabria, vecino, quien también había traslado su oficina al edificio. Tomás le dice, «José Miguel, está lloviendo afuera y adentro, en nuestra oficina», a lo que le responde Galia, «Tranquilo. Aquí también».
La utilización del sistema «muro cortina” o “curtain wall» era para ese momento aún una tecnología novedosa y aquí en nuestro país no se controlaba su colocación técnica a la perfección. Sato afirma al respecto: «La estructura de concreto de la torre ya se había ejecutado de acuerdo con el proyecto original, pero la voluntad de cambio y el desafío tecnológico fue un verdadero estímulo para los arquitectos. En efecto, sobre esta estructura se habría de aplicar un muro cortina de cristal, aluminio y acero que obligó al diseño de muchos detalles para adecuar piezas con los materiales disponibles en el mercado, que exigía adaptar las tolerancias del concreto armado respecto de las piezas metálicas. La aplicación de láminas de acero sobre los bordes de las placas permitió absorber las diferencias y dar una retícula homogénea a las fachadas».

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Envolvente edificio Polar 2.jpg1954•  Edificio Polar, Plaza Venezuela. Vegas y Galia Arquitectos Asociados. Técnica Constructora C.A. (A. Rodriguez L. Pietri y E. Pardo Morales).

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1954•  Publicidad Técnica Constructora C.A. Edificio Polar, en la Revista CIV 217. abril 1954.

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1954•  Publicidad de ALCOA, Edif Polar. En la Revista CIV.
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LA RED HOTELERA NACIONAL

1. Hotel Bella vista. Vegas & Galia. Vista del conjunto desde el mar donde se muestra la fachada sur

Hotel Bella Vista

Retomando el repaso al grupo de edificios gestionados directamente por la CONAHOTU que engrosaron la Red Hotelera Nacional durante la dictadura perezjimenista encontramos, dentro de los que toman como punto de referencia ya no tanto las raíces tradicionales que pudiesen dar cuenta de lo nacional sino el lenguaje procedente de corrientes internacionales, como caso digno de ser resaltado, el del hotel Bella Vista.

Inaugurado el 4 de diciembre de 1955 y puesto en funcionamiento pleno en 1956, el Bella Vista, ubicado al final de la Av. Santiago Mariño en Porlamar (Isla de Margarita), es la única contratación que la oficina de Vegas y Galia hizo con el Estado durante el tiempo que duró una sociedad (1951-58), cuyas conexiones eran más bien con la promoción privada. También se trata del único edificio construido por esa exitosa sociedad profesional fuera de Caracas lo cual lo convierte en singular. Sin embargo, tanto en su concepción como en su ejecución no se rompen varios de los criterios que permitieron dotar a esta importante firma de una cierta marca de fábrica: máxima racionalidad constructiva, clara expresividad de los componentes funcionales de la edificación, atinada escogencia de los materiales, cuidadosa ejecución de la obra, solución rigurosa de los detalles y consideración de las variables del contexto. Como muestras de ello ya para aquel entonces Vegas y Galia habían realizado el edificio El Municipal, el conjunto Polar y el edificio del Banco Mercantil y Agrícola. De estas tres experiencias el Bella Vista continúa la exploración relacionada al tema de la descomposición funcional y volumétrica de la edificación. También se apega a la idea de que el entorno sea el que provoque la reacción del arquitecto en cada caso particular, muy alejada de una actitud premeditada hacia la valoración a través del uso de los materiales y el carácter expresivo proveniente de las condiciones locales.

2. Hotel Bella Vista. Vegas & Galia. Fachada norte donde se ubica el acceso.
3. Hotel Bella Vista. Vegas & Galia. Planta tipo

El hotel se organiza con base en el aprovechamiento máximo de las visuales que hacia el sur el paisaje ofrece. De allí el claro esquema de un bloque alargado de habitaciones todas mirando a la playa conectadas por una crujía sencilla que permitía la ventilación cruzada sin requerirse de aire acondicionado, resuelto bajo el criterio de ubicar en los dos primeros niveles (base) las dependencias administrativas, el lobby y la recepción, en el cuerpo de siete pisos las habitaciones propiamente dichas (49 dobles más siete suites dando un total de 56) y en el remate algunas áreas recreacionales y sociales. La recesión de la base, la utilización de los balcones como elementos de protección de la incidencia directa del sol sobre los dormitorios, la cubierta con que se techa la azotea y el no abrirse ni al este ni al oeste, nos muestran el cuidado que se ha tenido por tomar en consideración las variables climáticas. La modulada proporción de la fachada gana al incorporársele como pausa el lleno texturado del núcleo de circulación y servicios. El resto de las dependencias sociales, rentales, recreacionales y de apoyo se resuelven en un cuerpo bajo extendiso hacia el oeste correctamente articulado al bloque principal.

4. Hotel Bella Vista. Vegas & Galia. Áreas sociales en planta baja
5. Hotel Bella Vista. Vegas & Galia. Vista interior de una suite
6. Hotel Bella Vista. Vegas & Galia. Habitación tipo

El acceso ubicado al norte y definido por una marquesina, se halla en contacto directo con el área de estacionamientos. La piscina, punto de encuentro obligado y de animación permanente se colocó entre el edificio y la playa, dotándola de un ambiente que perfectamente se puede catalogar de tropical: pérgolas, pasillos cubiertos y techos de formas libres hacen aquí acto de presencia protegiendo algunas actividades de apoyo: el bar, la fuente de soda, la pista de baile. La propuesta estructural en todos los casos es a base de concreto armado, material de comprobada resistencia a los rigores del mar.

7. Hotel Bella Vista. Vegas & Galia. Fachada sur
8. Hotel Bella Vista. Vegas & Galia. Fachada sur desde las áreas recreacionales

Las influencias exógenas que en el Bella Vista se notan con mayor claridad proceden de la arquitectura brasileña, en particular de la carioca (que como se sabe le rinde a su vez tributo en gran medida a Le Corbusier), ajustadas si se quiere al medio playero en que el edificio se desarrolla. Es así como la liberación de las columnas en los dos pisos inferiores de la torre, tornándose a la vez cilíndricas, recuerda la escala monumental incorporada por Lucio Costa y Oscar Niemeyer en el Ministerio de Educación de Río de Janeiro (1936-45) y desarrollada en proyectos posteriores (el Pabellón de Brasil de 1939 en Nueva York y el complejo de Pampulha de 1940 al 42). También las remembranzas de esa arquitectura se leen en el tratamiento de las áreas exteriores y las cubiertas del cuerpo bajo de apoyo, las utilizadas en las áreas recreativas y la que remata el propio bloque de habitaciones. Ya con anterioridad Cipriano Domínguez a la hora de proyectar el Centro Simón Bolívar y Carlos Raúl Villanueva al hacer otro tanto en la Ciudad Universitaria habían bebido de la misma fuente, lográndose resultados igualmente memorables.

9. Hotel Bella Vista. Fachada norte una vez realizada la remodelación y ampliación según proyecto de Julián Ferris y Jaime Hoyos
10. Hotel Bella Vista. Fachada sur una vez realizada la remodelación y ampliación según proyecto de Julián Ferris y Jaime Hoyos

Este hotel de proporciones generosas para la época, de vocación cosmopolita, equipado con mobiliario de firma de los más afamados diseñadores nacionales y extranjeros, y aspecto claramente tropicalizado, hecho con la ambición de atraer el turismo a la hermosa Isla de Margarita, cumplió su cometido de forma tal que debió ser objeto de una remodelación y ampliación que lo llevó en 1974 a alcanzar el nivel de 5 estrellas, elevando a 239 las habitaciones y a 12 las suites, proyectada por Julián Ferris y Jaime Hoyos. Entre las importantes transformaciones que sufrió la obra original de Vegas y Galia se encuentra la eliminación de la ventilación cruzada en el bloque original de habitaciones y por ende la incorporación plena del aire acondicionado debido a la conversión de la planta tipo de crujía sencilla a doble. También se añadió un nuevo cuerpo de dormitorios ubicado hacia el norte cuya volumetría y lenguaje alteraron de manera radical la percepción original que se tenía desde su acceso principal (presidida por una gran piel de bloques calados que a modo de celosía protegía los pasillos que conducían a las habitaciones) y el antiguo Salón Principal, en el cual Marcos Pérez Jiménez celebró en diciembre de 1955 la finalización de su construcción con una gran fiesta, se transformó en el Gran Salón Restaurante Guayamurí. El Bella Vista durante años cubrió todas las expectativas, convirtiéndose además en una de las pocas inversiones rentables de la CONAHOTU, en hito dentro de la región y en obligada referencia por su adecuada respuesta al medio dentro de los hoteles de playa del país. Hoy intenta competir con las grandes cadenas internacionales aprovechando su inmejorable localización, el contar con una excelente playa y vistas hacia una de la más hermosas bahías de la isla, amén de poseer la solera que el tiempo le ha otorgado.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 a 8. Sato A. José Miguel Galia. Arquitecto, 2002

9 y 10. Colección Crono Arquitectura Venezuela