
“En Venezuela, su primer amigo es YORK”
Esta frase en italiano, portugués y español, es el slogan con el cual cigarrillos YORK decide acercarse a recibir a los cientos de inmigrantes europeos que llegaron a Venezuela en la década de los años 50. La publicidad de YORK, una de las más populares marcas nacionales cuya cajetilla tenía un valor de Bs. 1, aprovecha la coyuntura de la llegada de migrantes a partir de la política de “puertas abiertas” implementada por el gobierno, para reafirmar la presencia de su producto frente a la fuerte competencia que le ofrecían a nivel nacional marcas como Capitolio, Continental, Alas, Cavet mentolado o Fortuna, e importados como Chesterfield, Phillip Morris, Camel, Pall Mall o Kool.
La publicidad cumple perfectamente su cometido, pues se concibe como una pequeña guía con un mapa que sirve de referencia a los recién llegados del viejo continente, y les permite conocer dónde se encuentran las oficinas de identificación, cómo registrarse legalmente, así como también conocer las monedas de curso legal.
En el imaginario del venezolano, hasta finales del siglo XX, siempre se pensó el país como una tierra de acogida, que recibió sin prejuicios a extranjeros, principalmente provenientes de España, Italia y Portugal, que salieron en búsqueda de mejores condiciones económicas y de vida en vista de la aguda crisis de Europa antes y durante la II Guerra Mundial, cosa que Venezuela aprovechó instaurando a partir de 1936 una política de recepción organizada, al promulgarse aquel año la «Ley de Inmigración y Colonización» y crearse en 1938 el Instituto Técnico de Inmigración y Colonización (ITIC) para la asistencia de los inmigrantes y la planificación y control de la colonización agrícola.

causa de la Guerra Civil Española.
Dicha política cobrará continuidad en la posguerra cuando en 1946 es designada la Comisión Nacional de Inmigración, presidida por Enrique Tejera París, que se encargó de organizar misiones de selección de inmigrantes en Italia, España y Portugal, y a partir de 1948 cuando la Junta Militar de Gobierno reestructuró el ITIC, transformándolo en el Instituto Agrario Nacional (IAN) en 1949, dando pie a lo que se conoció como las ya mencionadas políticas de “puertas abiertas” que Pérez Jiménez impulsará entre 1952 y 1958.
A pesar de que durante el siglo XX venezolano tuvo importante presencia el autoritarismo a través de dos largas dictaduras, la de Juan Vicente Gómez (1908-1935) y Marcos Pérez Jiménez (primero como parte de una junta militar entre 1948 y 1952 año en que es nombrado presidente provisional y luego entre 1952 y 1958 cuando se le designa como presidente constitucional), es posible afirmar que, en términos generales, el venezolano no migró masivamente durante esos lapsos, sino que, por el contrario, a pesar de ser hasta casi mediados de la centuria un país eminentemente rural con poco más de 6 millones de habitantes, experimentó más bien la llegada masiva de migrantes europeos. La aparición del petróleo trastocó la historia y generó una riqueza tal que convirtió a Venezuela en el lugar ideal para comenzar una nueva vida.

Cabe destacar que, según datos de la ONU, entre 1946 y 1959 alrededor de 7,5 millones de emigrantes abandonaron Europa, de los cuales dos millones se dirigieron a América Latina.
Cifras indican que entre 1948 y 1961 más de 600 mil extranjeros obtuvieron “cédula de identidad” por vez primera en Venezuela, mientras que otros autores señalan que la cifra habría alcanzado las 800 mil personas, 78% de las cuales eran españoles, italianos y portugueses, mientras que el 22% restante, estaba compuesto por alemanes, rusos, polacos, y europeos orientales.
Dentro del gran flujo de inmigrantes cabe señalar que la colonia de españoles fue la más numerosa dentro de los europeos que llegaron a Venezuela quedándose en el país el 52% de toda la emigración española dirigida a América. Como dato de interés, en el censo del año 1950 la comunidad hispana en Venezuela alcanzaba las 37.887 personas siendo en ese momento la segunda colonia en importancia después de la italiana, cifra que fue superada casi de inmediato al ascender a más de 200.000 españoles en el territorio nacional entre 1951 y 1958.

Austria.
Como ya se ha esbozado, esta migración se soporta en gran parte en la implantación desde 1948 y con mayor énfasis desde 1952 por parte del gobierno de Pérez Jiménez de la política denominada de “puertas abiertas”. Para ello, tal y como nos aporta Ermila Troconis de Veracochea en El proceso de la inmigración en Venezuela (1986), el primer mandatario instruye de la siguiente manera al Director de Inmigración: “Abra usted las puertas de la República a todo europeo que reúna las condiciones convenientes a su juicio”, línea que resultó especialmente difundida en los consulados de Italia, España y Portugal donde el perfil del inmigrante y los requisitos para ingresar al país eran expeditos y flexibles: “solo se necesitaba ser menor de 35 años, no tener antecedentes penales y poseer un certificado de buena salud, no estaban previstas las exigencias relacionadas con determinados oficios, como se había hecho con anterioridad, ni respecto a cierto tipo de preparación profesional o técnica; tampoco estaba la inmigración sujeta a control y supervisión del Estado con el propósito deliberado de favorecer determinada actividad productiva, como lo había sido en tiempos del ITIC”, apuntará Inés Quintero en “Venezuela: un país donde vivir y crear”, texto aparecido en la compilación por ella coordinada Un lugar donde vivir y crear. Españoles en la Venezuela contemporánea (2017).


Por otro lado, tal y como señala Johnny Castro-Trujillo en el ensayo “Política migratoria venezolana, una tradición de recepción. El caso de la inmigración española del siglo XX” (2019), existen también otros factores que ayudaron al proceso de identificación de no nacionales, como lo fue la Ley de Naturalización promulgada en el año 1955 cuyo principal objetivo era facilitar el proceso de otorgamiento de la nacionalidad venezolana a los extranjeros.
Ello pone en evidencia que la política migratoria no solo fomentaba la inmigración, regularización e incluso identificación de las personas extranjeras que ingresaban a Venezuela, sino que también contemplaba otorgarles el derecho a acceder a la naturalización, permitiéndoles ejercer plenos derechos políticos como ciudadanos: el máximo grado de asimilación e integración a un nuevo país.
Sin embargo, Froilán Ramos Rodríguez en “La inmigración en la administración de Pérez Jiménez (1952-1958)”, artículo publicado en el nº13 de la revista Heurística (2010), señala que esta política de acoger masivamente a inmigrantes a mitad del siglo pasado, estuvo limitada a personas provenientes de Europa, a pesar de que se hablaba de “puertas abiertas” a todo extranjero.

En 1958 concluyó formalmente la política de puertas abiertas a raíz del derrocamiento de Pérez Jiménez y el distanciamiento que adoptó la naciente democracia de las políticas vinculadas con el régimen que la precedió. Para ese año había en Venezuela un total de 526.625 extranjeros, de los cuales el 64,11% se encontraban en el Distrito Federal, convirtiéndose Caracas de esta manera en una ciudad con un alto porcentaje de europeos en búsqueda de oportunidades.

Dentro de este contexto, el plano que acompaña la publicidad de cigarrillos YORK, aparece como una importante evidencia del impacto de la política migratoria de puertas abiertas y además sirvió de guía a los extranjeros en su proceso de regularización e identificación en Caracas. En él se señala la ubicación de las oficinas de identificación y reconocimiento médico: la primera ubicada en el Edificio de Identificación, ubicado en la Plaza Miranda (El Silencio), y la segunda, en el edificio del Instituto Agrario Nacional (La Quebradita, Bella Vista).
Por otro lado, al reverso se provee de claras instrucciones de cómo deben gestionar su identificación los extranjeros a su llegada a la ciudad:
Requisitos para extranjeros:
1. Ir a Identificación con la tarjeta de desembarco a recoger el pasaporte. Para solicitar el pasaporte hay que comprar un timbre fiscal de 20 bolívares. (Plaza Miranda)
2. Acudir al Instituto Agrario Nacional para reconocimiento médico. Los autobuses salen del Centro Simón Bolívar.
3. Después de cumplir los trámites 1 y 2, hay que regresar a identificación con todos los documentos y un timbre fiscal de 7 bolívares, para solicitar la cédula de identidad.
También se ilustra y explica el valor de cada una de las monedas venezolanas en curso, que formaban parte de la identidad del país: un “centavo”, equivalente a 5 céntimos de bolívar; una “locha”, equivalente a 12,5 céntimos; un “medio”, equivalente a 25 céntimos; un “real”, equivalente a 50 céntimos; y las de 1 bolívar, 2 bolívares y un “fuerte”, la de mayor valor, que equivalía a 5 bolívares.

Para la época de la política de “puertas abiertas”, autores como Froilán Ramos Rodríguez en el capítulo I de Travesía de la esperanza. La inmigración portuguesa en Barquisimeto (1948-1958) publicado en 2021, o Yonathan Alonzo Herrera en los “Antecedentes” incluidos en el texto “El Exilio Republicano Vasco y el miedo al contagio revolucionario en Venezuela: 1936-1958” (2022), señalan que Venezuela ya contaba con más de cien años de experiencias en iniciativas que fomentaran, promovieran y protegieran la inmigración, con una fuerte tradición de políticas migratorias aperturistas. Ramos Rodríguez en Travesía de la esperanza precisa cómo tan temprano como “el 13 de junio de 1831 se promulga la primera Ley de Inmigración de Venezuela; el 14 de junio, del mismo año, el Congreso de Venezuela derogó la prohibición –del 9 de agosto de 1828– que impedía el matrimonio entre españoles y venezolanos; y el presidente Páez, así, auspicia una política migratoria para traer inmigrantes canarios al suelo venezolano, otorgando facilidades para la obtención de tierras, así como incentivo a las empresas de búsqueda de inmigrantes”.
Hoy en día, la idea de pensar en Venezuela en país de acogida se ha esfumado, y sistemáticamente se le ha ido negando el derecho a la identidad a los propios venezolanos. A su vez, se ha pulverizado el valor de la moneda hasta el punto de no saber explicar cómo se compone su cono monetario. Han desaparecido claves fundamentales del funcionamiento del país, así como han desaparecido las condiciones de seguridad y prosperidad que una vez fueron atractivas para la migración europea. Hoy, según la encuesta ENCOVI 2022, tampoco existen condiciones adecuadas que garanticen el retorno de los más de 6 millones de venezolanos que han emigrado.
Nunca como hoy había sido tan necesaria una guía sencilla, clara y amable para explicar la ciudad, nuestro gentilicio, y nuestra moneda a partir de una clara política migratoria como la que se traduce del simple panfleto de publicidad de cigarrillos YORK. Él nos muestra cómo en tiempos pasados, se construyó una sociedad abierta y generosa donde los extranjeros podían saber cómo recomenzar una nueva vida en Venezuela, gracias a “su primer amigo”. Esperamos que más pronto que tarde exista una guía que nos indique como retornar a la patria.
Nota
El plano que hoy ilustra nuestra postal forma parte de la colección de Maciá Pintó.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 6 y 7. Colección Maciá Pintó
2. http://www.agenziabozzo.it/vecchie_navi/B-Vapore/Navi_1850-1950_B120_piroscafo_GIULIO_CESARE_1913_Navigazione_Generale_Italiana_Soc_Italia_1932.htm y https://voce.com.ve/2020/08/14/516693/reviven-el-pasado-italiano-en-caracas/
3. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad y https://www.facebook.com/117631172382/photos/a.10150142128242383/10157676130017383/?type=3
4 y 5. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad