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1954• Edificio Philips

1954• Se concluye y es puesto en servicio el Edificio Philips (hoy Centro Comercial Caroní), ubicado en la esquina entre la avenida Caurimare y calle Chama, de la urbanización Colinas de Bello Monte, proyectado por el arquitecto Santiago Goiri Beltrán (1918-1972).
El edificio de carácter industrial, tenía dos cuerpos de tres niveles cada uno de ellos. El cuerpo con frente a la avenida Caurimare tenía en la planta baja la exhibición comercial, en el segundo nivel la administración y en el tercero una terraza abierta, espacio concebido de desahogo para los empleados.
En el segundo cuerpo se ubicaron los talleres y depósitos.
La empresa Philips, fue creada en Holanda en 1891, para «fabricar lámparas incandescentes y otros productos eléctricos». Se estableció en Venezuela pocos años después de terminar la Segunda Guerra Mundial.
El edificio sede de Colinas de Bello Monte fue vendido y remodelado, abriendo en el año 1980, con un nuevo uso y nombre, como el Centro Comercial Caroní.
Santiago Goiri Beltrán estudió en la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela, obteniendo su título en su primera promoción en 1948.
En 1953 integró junto otras 26 personalidades el grupo de miembros fundadores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la universidad de la cual obtuvo su título.

HVH

1948• Edificio El Parque (luego Valderrey)

1948• Se concluye la remodelación del edificio residencial El Parque, construido en un terreno de forma triangular, ubicado en la intersección de la avenida El Parque con la avenida El Ávila, de acuerdo a una propuesta esquemática elaborada por el arquitecto Hartwell Morehouse Webb y el ingeniero civil Emilio Solórzano Yanéz (FI UCV 1941), transformándolo en una edificación para oficinas administrativas de la Embajada de los EEUU en Venezuela.
La representación diplomática de EEUU en nuestro país había sido elevada de Delegación a Embajada en 1939.

Edificio Astoria y Edificio Valderrey (Arq. Hartwell Morehouse Webb, Ing. Emilio Solórzano Yánez), San Bernardino, durante su remodelación.


Al edificio renovado, al que se le dio por nombre Valderrey, cuenta con ocho niveles: planta baja, seis pisos tipo y un octavo piso como remate; en el eje que divide al edificio en dos partes iguales se colocó el núcleo de circulación vertical (escalera de dos tramos con ventilación natural y un ascensor). Para su construcción se importó todo el material de plomería y electricidad, así como todos los vidrios utilizados.

Edificio Valderrey, urbanización San Bernardino. Arq. Hartwell Morehouse Webb, Ing. Emilio Solórzano Yánez. Foto CCScity450.

El arquitecto norteamericano Hartwell Morehouse Webb, miembro del Palm Beach Chapter del AIA (estado de Florida, EEUU) trabajo para el Departamento de Estado norteamericano proyectando edificios de oficinas, supervisando su construcción y tasando edificios para ser adquiridos, todos ellos como sedes para las embajadas de su país en Guatemala, Colombia Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Venezuela, así como diseñando las residencias para los embajadores en Colombia, Ecuador y Chile.
La Embajada de los EEUU ocupo el edificio Valderrey hasta el año 1959, cuando se mudó a su nueva sede en La Floresta diseñada por Don Hatch.
El edificio permaneció desocupado hasta el año 2007 cuando fue invadido y en el 2011 fue expropiado.

Fuentes:
CCScity45;
Journal of the American Institute of Architects, vol XII No 5, Nov 1949, pg. 224-227
https://history.state.gov/countries/venezuela

HVH

¿SABÍA USTED…

… que el 19 de diciembre de 1925 se inaugura el Teatro Ayacucho, Caracas?

Cuando la semana pasada repasábamos la fructífera trayectoria del Alejandro Chataing (1873-1928) saltaba a la vista el hecho de haber desarrollado diferentes tipologías de edificaciones públicas, muchas de ellas ubicadas en el casco central de Caracas. Hay una en particular a la que prestaremos atención el día de hoy: la conformada por salas de entretenimiento (teatro, cine o ambas) con importantes aforos y diversas condiciones que van del Teatro Nacional (1905) al Ayacucho (1925) pasando por el Princesa (luego Rialto y hoy Bolívar) (1917) y el Capitol (1921).

1. Alejando Chataing. Izquierda: Teatro Nacional (1905). Derecha: Teatro Ayacucho (1925).
2. Alejando Chataing. Izquierda: Teatro Princesa (1917). Derecha: Teatro Capitol (1921).

Una revisión rápida permite detectar una interesante evolución, ubicándose en los extremos temporales los dos mejores ejemplos (el Nacional y el Ayacucho) que, sin embargo, se distancian el uno del otro en cuanto a expectativas, valor representativo y condiciones contextuales a las cuales se debía responder. Quizás valga la pena remarcar que el Teatro Nacional se trató de un encargo procedente del régimen de Cipriano Castro mientras el resto obedecieron a iniciativas particulares de diferente tenor. En otras palabras, el Nacional (terminado en 1905), ubicado en un terreno en esquina que le permitió a Chataing resolver un objeto autónomo, buscó emular las realizaciones llevadas a cabo por Guzmán Blanco el siglo anterior. Los otros tres ejemplos no tenían tan elevadas aspiraciones. Resueltos entre medianeras sólo la respuesta hacia la calle demandó la consideración del tratamiento en fachada donde una vez más Chataing despliega diversidad de opciones provenientes de su habilidad para manejar códigos de la más variada procedencia, con la única finalidad dar a entender que se trataba de edificios destinados para el uso en cuestión.

3. Plantas aproximadamente a la misma escala. Izquierda: Teatro Nacional. Derecha: Teatro Ayacucho

Los aforos, absolutamente ligados a las dimensiones de los solares, son otro dato interesante a considerar. En tal sentido llama la atención el hecho de que el Teatro Ayacucho (diseñado para 1300 espectadores) duplique la capacidad del Teatro Nacional (664 asientos) cifra que también fue superada por el Princesa (710). Sin duda el primero fue pensado para resolver un problema donde la funcionalidad y aprovechamiento al máximo del lote fue una variable impuesta por un propietario (V. Vallenilla Lecuna) que buscaba sacar el mayor provecho de la inversión hecha predominando la austeridad en el tratamiento de los espacios interiores (platea, balcón y gradería), mientras el segundo tenía aspiraciones de gran teatro “a la francesa”, lo que se evidencia en el diseño del vestíbulo (donde destacan las escaleras de acceso a los palcos) y de la espacialidad de la sala principal (en forma de herradura que determina la solución perimetral de las galerías de los dos pisos superiores) junto a detalles tales como el plafond del techo decorado por Antonio Herrera Toro, la lámpara central y el recargado tratamiento de los balcones.
Por el hecho de tratarse de espacios destinados a la presentación de espectáculos que albergaban numeroso público, las salas diseñadas por Chataing ofrecen la posibilidad de detectar el uso de sistemas estructurales mixtos donde la utilización del hierro empieza a tener claro protagonismo a la hora de salvar grandes luces. También permiten hacerle seguimiento el desarrollo que tuvo la aparición del cine en la capital en momentos en que la ciudad apenas sobrepasaba los 100 mil habitantes y descubría una nueva forma de entretenimiento que animaba la vida social.

Así, las crónicas señalan que el teatro Princesa (1917) fue “la primera sala para proyección cinematográfica de la capital” y que el Ayacucho (1925) se convirtió en “el primer teatro-cine de América del Sur” y “hacía alarde del más moderno sistema de proyección” en momentos en que el cine sonoro empezaba a desplazar al cine mudo. De hecho se conoce que entre 1925 y 1931 el teatro Ayacucho engalanaba las noches de estreno con su orquesta “aumentada a 40 profesores” para realizar la adaptación de muy variados programas musicales a los filmes exhibidos, y que en el Princesa hasta 1920, cuando aparecieron las máquinas que permitieron la sincronización del sonido con la imagen, era también una orquesta la que servía de telón de fondo a las proyecciones.

4. Posters de dos de las primeras películas sonoras proyectadas en el Teatro Ayacucho. Izquierda: «Ramona». Derecha: «La dama misteriosa»

De la página “Historia del cine en Venezuela” (https://historiadelcineucab.blogspot.com/2016/04/teatro-ayacucho-de-su-origen-y.html) rescatamos: “La premisa básica del Teatro Ayacucho era dar un espacio a los ciudadanos para su esparcimiento y consumo cultural, principalmente se buscaba ofrecer distintos eventos artísticos relacionados con las escenas. Y funcionaba perfectamente, su distribución permitía que todas las personas pudiesen acceder al lugar y presenciar lo que ahí sucedía. Tenía una platea, un balcón y una gradería, también había camerinos y una tramoya, pero estos espacios fueron eliminados y el espacio cambió un poco”. En 1929 mediante un sistema de cooperación comercial con el Almacén Americano (propiedad de William H. Phelps e importador de los nuevos sistemas de sonido), se proyectaron en las salas del Ayacucho las películas “Ramona” con Dolores del Río (1928, Artistas Unidos), “La dama misteriosa” con Greta Garbo (1928, Metro Goldwyn Mayer) y, posteriormente, “Canción de Amor” (1929, Art Cinema Corporation), película esta última que se promocionaba junto al disco de RCA Víctor en el que Lupe Vélez (la protagonista) interpretaba el tema central el cual podía adquirirse en el Almacén Americano.

5. Exterior del Teatro Ayacucho antes y después de su tranformación en mini-centro comercial en la década de 1990.

Por tanto, la inauguración del Ayacucho fue todo una evento dentro de la dinámica urbana de la capital y una clara demostración de la pujanza de una ciudad que empezaba a percibir el impacto de la aparición del petróleo. Como señala Iván González Viso en Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), “Fue edificado sobre bases coloniales, en una parcela alargada, frente al Congreso Nacional (al oeste), en pleno casco colonial. Su fachada evidencia una composición simétrica y referencias al academicismo francés. Destaca un gran arco apoyado sobre dos cuerpos sobresalientes que enmarcan el acceso principal, que se ve magnificado por cuatro columnas y una escalinata que conducía al hall de acceso”.

Volviendo a la inevitable comparación entre el Nacional y el Ayacucho, los dos más importantes teatros de Chataing, Beatriz Meza Suinaga en “Notas sobre arquitectura de Rafael Seijas Cook”, ponencia presentada en la Trienal de Investigación de la FAU UCV (2011), al repasar los escritos del “arquitecto poeta”, destaca particularmente una entrevista que le realizara a Chataig la cual daría origen al ensayo “Intervius de Élite. Causerie a Chataing” (Élite, agosto de 1926) donde luego de una serie de disquisiciones preliminares es curiosamente el entrevistado (Chataing) quien interroga al entrevistador (Seijas Cook) acerca de cuál de sus obras le gusta más, “quien indica la Sala de Espectáculos del Teatro Nacional por considerar bello el conjunto y ‘…el plafond evocador; y la empolvadísima araña un calderón de luminosa musicalidad…’ pero a su vez aprovecha para preguntar en relación con la demolición del balcón apenas inaugurado el coso, mas ante la indecisión de Alejandro Chataing para responder añade ‘…¿los cantilivier que los soportaban estarían bien equilibrados?…’ (…) En relación con el Teatro Ayacucho dice ‘Demasiado americano, un afán de multiplicar en logias, una encima de las otras, sus asientos … Su ‘Nacional’ sublima el alma; su ‘Ayacucho’ con su red de vigas de dimensiones brutales, la aplasta. Hace pensar en cargas y resistencias y pesos. El primero, es concepción de un arquitecto completo… El segundo, de un Ingeniero, un calculador, un empresario’. Queda establecida la diferencia entre el ingeniero frío y calculador y el arquitecto, quien es un artista que trabaja en función del ‘alma’, concluyendo Seijas que Chataing es ‘…el colega a quien más le debe la Caracas urbana y la Caracas suntuaria’ ”

Declarado Monumento Histórico Nacional según Gaceta Oficial nº 35.441 del 15 de abril de 1994, el Ayacucho dejó de funcionar como teatro a raíz de una desafortunada intervención que se le hiciera en la década de 1990 con el fin de albergar locales comerciales y múltiples salas de cine. Aunque su fachada aún aguanta los embates del tiempo y ofrece una cierta dinámica urbana, ha perdido totalmente el encanto de la época en la que fue construido quedando su esplendor de antaño sólo en el recuerdo de los ciudadanos que lo conocieron.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Colección Crono Arquitectura Venezuela y http://guiaccs.com/obras/teatro-ayacucho/

2. https://twitter.com/CIVoficial/status/1494471372638244873 y Colección Crono Arquitectura Venezuela

3. http://guiaccs.com/obras/teatro-nacional/ y http://guiaccs.com/obras/teatro-ayacucho/

4. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

5. https://www.pinterest.com/pin/285415695110787754/ y http://guiaccs.com/obras/teatro-ayacucho/

¿SABÍA USTED…

… que el 31 de octubre de 1969 el presidente Rafael Caldera inaugura el hotel Caracas Hilton, construido por la nación venezolana y cedido para su operación a esa cadena hotelera internacional?

1. Vista exterior del hotel Caracas Hilton en los años 1970

Los antecedentes que se tienen en relación al sitio donde se construyó el hotel Caracas Hilton (hoy hotel Alba Caracas), apuntan a que se trataba de unos terrenos propiedad de la familia Mohedano al este del casco central de Caracas, ubicados al norte de la hacienda El Conde localizada entre las quebradas Catuche (al oeste) y Anauco (al este), la avenida Este 6 al norte y el río Guaire al sur. Ya el plano de Ricardo Razetti de 1897 destaca cómo el solar se encontraba perfectamente delimitado producto de la prolongación de la cuadrícula colonial, cosa que permanecerá incluso cuando en 1927 los hermanos Machado Hernández ya tenían cuadriculada y parcelada la vieja hacienda El Conde, lo que dará origen a la urbanización del mismo nombre también conocida como El Ensanche.

2. Trazado de la prolongación de la avenida Bolívar y futura conexión con la Autopista del Este. Se puede observar la ubicación del Edificio Creole donde posteriormente de ubicará el hotel Caracas Hilton
3. Izquierda: Primer edificio sede de la Creole Petroleum Corporation (1944). Derecha: Saqueo del edificio de la Seguridad Nacional (antiguo edificio Creole) el 23 de enero de 1958.

El terreno de aproximadamente una hectárea que delimitaba al sur con la plaza Mohedano y al norte con la avenida México, cercano a la Plaza Morelos, será adquirido, simultáneamente al inicio de los trabajos de la avenida Bolívar y con ello la puesta en marcha del Plan Rotival, por la Creole Petroleum Corporation para construir en la capital la que sería su primera sede en 1944. Cuando la petrolera se muda sólo diez años después a una nueva edificación ubicada en Los Chaguaramos que albergara todos sus departamentos, el antiguo edificio de la Creole se convertirá en el asiento desde 1955 de la Seguridad Nacional (SN), policía política del régimen de Marcos Pérez Jiménez, uno de los primeros focos que fueron atacados y saqueados cuando cae la dictadura el 23 de enero de 1958.

4. Primer edificio del Conjunto Residencial El Conde en construcción de acuerdo al proyecto del arquitecto José Joaquín Álvarez. Luego entre 1966 y 1969 de manos de la firma de arquitectos venezolanos Edmundo Díquez, Oscar González y José Alberto Rivas sería transformado en el hotel Caracas Hilton

Demolido el edificio de la SN, los terrenos pasan a ser propiedad del Centro Simón Bolívar que en 1965 designó al ingeniero Juan Sánchez Carranza para la construcción del Conjunto Residencial El Conde de acuerdo al proyecto del arquitecto José Joaquín Álvarez. Será la primera edificación inconclusa del también inconcluso conjunto la que se transformará entre 1966 y 1969 de manos de la firma de arquitectos venezolanos Edmundo Díquez, Oscar González y José Alberto Rivas en el primer hotel con que la cadena Hilton abrirá operaciones en Caracas. La instalación de 238 habitaciones, categoría cinco estrellas, con todos los servicios que dicha clasificación exigía, fue manejado desde su apertura por el Barón Marcos von Nesselhauf y contó con un completo proyecto de diseño gráfico realizado por el artista Gert Leufert. Casi de inmediato por la calidad de los servicios que ofrecía se convirtió en referencia dentro de la ciudad.

Estratégicamente ubicado en la zona de mayor potencial cultural de Caracas donde ya se encontraban los museos de Bellas Artes y de Ciencias Naturales, el hotel se verá beneficiado por la construcción del Parque Central (1970-76) y la ampliación del Museo de Bellas Artes (1973) y más adelante la realización del Ateneo de Caracas (1981) y el Teatro Teresa Carreño (1972-83) así como la apertura de la línea 1 del Metro (1983).

5. Izquierda: Vista panorámica del conjunto de Parque Central. Derecha: Edificio Anauco de Parque Central utilizado en 1974 como alojamiento para los asistentes de la III Conferencia Mundial sobre los Derechos del Mar. Después del evento se remodelaría para convertirse en las Residencias Anauco Hilton

Justamente, en la medida que el Parque Central se estaba construyendo, a finales de 1973 a la oficina de Siso Shaw y Asociados, sus proyectistas, llegó la noticia de que Caracas asumiría en abril de 1974, como relevo de Chile (a raíz del golpe de estado llevado a cabo contra el gobierno de Salvador Allende), la sede de la III Conferencia Mundial sobre los Derechos del Mar y se debía contar con espacios suficientes para que los 3000 delegados participantes fueran alojados. Ello originó la conversión de uno de los edificios residenciales del conjunto (el Anauco) que ya estaba listo para la venta en aparta-hotel. Los locales comerciales que fueron diseñados para supermercados y tienda por departamentos se convirtieron en Salas de Exposiciones; el espacio concebido para un concesionario de automóviles dio paso al Museo de Arte Contemporáneo; y la planta baja del edificio se transformó en el lobby.

Pasada la Conferencia, a fines del año 1974, el arquitecto Nicolás Sidorkovs y el diseñador de interiores Julio Obelmejías, a solicitud del Centro Simón Bolívar, rediseñan el mismo edificio para 330 habitaciones tipo suite el cual, dada la proximidad con el Caracas Hilton, se convierte en Residencias Anauco Hilton, primera ampliación de los servicios que se registra del proyecto original.

6. Ampliación del Caracas Hilton realizada en 1979 según proyecto de la firma DGR (Díquez, González y Rivas)

En virtud de la demanda creciente que la ciudad estaba teniendo de servicios de alojamiento, en 1979 de nuevo la firma DGR (Díquez, González y Rivas) será la seleccionada para proyectar una importante ampliación del Caracas Hilton la cual es inaugurada por el presidente Luis Herrera Campins en 1984. Se trata de una torre de 27 pisos situada al norte de la instalación original que le añadió 500 nuevas habitaciones (para un total de 738) con vistas panorámicas de la ciudad, 20 salas de reuniones, una Gran Salón para 6.000 personas, piscina, 2 canchas de tenis, 24 cabañas, 2 restaurantes, cafetería, bares, salas de fiestas, gimnasio, locales comerciales, alquiler de autos y un estacionamiento adicional de 600 puestos. Se incorporaron obras de reconocidos artistas venezolanos a la colección de arte del hotel, tales como: Jesús Soto, Harry Abend, Elsa Gramcko, Alejandro Otero y Víctor Valera, entre otros.

7. Fotografía del conjunto de las dos edificaciones que conformaron el hotel Caracas Hilton en los años 1980

La concesión del hotel fue renovada en 2006 por el Centro Simón Bolívar por un plazo de cinco años. Después de esto, la empresa hizo varias mejoras a la infraestructura: actualizó su imagen corporativa, reparó la piscina, los baños y otras áreas. No obstante, al poco tiempo se recibe la noticia de que el Gobierno decidió rescindir el contrato y, a través de un decreto publicado en la Gaceta Oficial, ordenó la adquisición forzosa de los activos del complejo. En 2007 reabrió sus puertas con el nombre de Hotel Alba Caracas y según fuentes oficiales, se invirtieron seis mil millones de bolívares en su modernización, adaptándolo a los nuevos tiempos.

El 15 de abril de 2010 pasa a la tutela del Ministerio del Poder Popular para el Turismo para forma parte de la red denominada como Venezolana de Turismo (VENETUR), pasando a tener nueva denominación, directiva e imagen corporativa. Sus condiciones de mantenimiento desde entonces han sufrido un marcado deterioro. Pese a las vicisitudes asociadas a todo lo que ha pasado a manos del Estado en los años recientes que hemos vivido, aunque le hayan cambiado de nombre, el Hilton sigue siendo un hotel de referencia perviviendo aún así (no sabemos hasta cuando) en la memoria colectiva.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.pinterest.com/pin/607634174695045669/

2, 3, 4, 5 y 6. Colección Crono Arquitectura Venezuela

7. https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Hotel_Caracas_Hilton.jpg

¿SABÍA USTED…

… que en 1951 Gustavo Wallis proyecta el cine Castellana y remodela el cine Rialto?

1. Cine Castellana. Avenida Francisco de Miranda
2. Cine Rialto. Plaza Bolívar

Gustavo Wallis Legórburu (1897-1979), quien concluye sus estudios de ingeniería en la Universidad Central de Venezuela en 1921 y se incorpora de inmediato al Ministerio de Obras Públicas (MOP) participando activamente en el programa de canalizaciones de quebradas y cloacas de Caracas, se traslada en 1923 a Estados Unidos donde realiza cursos de especialización con el arquitecto Albert Kahn y obtiene la representación para Venezuela de las empresas Truscon-Steel y John-Manville, no sólo se convierte en el primero en realizar estructuras metálicas a escala nacional sino en uno de los profesionales que forman parte de la primera generación de arquitectos que le abren paso a la modernidad en el país.

Tras asumir la arquitectura como la disciplina que profesará durante toda su vida, su influencia se hará notar fundamentalmente en el polígono que constituye el casco de la ciudad, donde realiza hasta ocho edificaciones que entre las décadas de 1930 y 1940 “hicieron del sector un campo de prueba de esa primera modernidad”, tal y como se recoge en texto central del catálogo de la exposición “Wallis-Domínguez-Guinand. Arquitectos pioneros de una época” elaborado por Carmen Araujo Suárez y William Niño Araque en 1998.

3. Gustavo Wallis. Teatro Principal (1928)
4. Cuatro obras proyectadas por Gustavo Wallis. Arriba izquierda: el Edificio Veroes (1940). Abajo izquierda: la sede del Banco Central de Venezuela (1942). Arriba derecha: el Edificio General Páez (1949). Abajo derecha: la Casa Piedra Azul (1942)

Destaca de entre dichos edificios el Teatro Principal (1928), ubicado en el ángulo noroeste de la esquina del mismo nombre, “primer edificio en esquina con estructura metálica, viga balcón y acondicionamiento acústico; en él manifiesta el énfasis en el estudio detenido de distintas variables estructurales que combinan el acero y el concreto en soluciones mixtas”, apuntarán Araujo y Niño. El diseño interior art déco fue realizado por Lahalle & Levard, Páris, y Carmen Helena de las Casas, decoradora venezolana. Se suman al Teatro Principal: la Casa Belga (1928, esquina de Sociedad), la remodelación de la Catedral de Caracas (1932) y el Palacio de la Gobernación de Caracas (1935, ángulo noreste de esquina de Principal) “… laboratorio formal del vocabulario arquitectónico de Gustavo Wallis, que luego aplicará en proyectos tan notables como la Casa Degwitz (1938), la sede del Banco Central de Venezuela (1942), el Edificio Veroes (1940), la Casa Piedra Azul (1942) y finalmente el Edificio General Páez (1949)” afirmarán Araujo y Niño.

En esa serie de edificios Wallis se pasea por una diversidad de lenguajes que van desde el neoclásico que paulatinamente se aproxima al art déco  siempre en tono racionalista, y participa en el cambio de densidad que se produce en el centro de la ciudad asumiendo compromisos más bien asociados con la continuidad del tejido urbano que con la edificación aislada.

Las experiencia de Wallis a través de la remodelación del cine Rialto y el proyecto para el Cine Castellana, realizados a comienzos de la década de 1950, le ofrecen la oportunidad de reencontrarse con una tipología que había sido el objeto de su primera experiencia en 1928, ya no resolviendo un edificio en esquina sino interviniendo uno entre medianeras como el Rialto (calle Sur 2, Entre las Esquinas Principal y Monjas) y proyectando otro aislado como el Castellana (sobre la avenida Francisco de Miranda). Por aquel entonces también trabaja en el proyecto para el teatro Arauca ubicado en la Avenida Nueva Granada con Avenida Roosevelt a la altura de Los Rosales.

5. Tres momentos en la vida del edificio: desde su inauguración en 1917 como Teatro Princesa según proyecto de Alejandro Chataing hasta su conversión en 1919 en cine Rialto, pasando por la ampliación realizada por Rafael Bergamín en 1943 y la remodelación de Wallis en 1951 (siempre para que funcionara como cine), hasta su conversión en Teatro Bolívar (2013)

El proyecto de remodelación del Rialto amerita remontarse a 1917 cuando en el terreno en el cual estuvo el local comercial “Lo Mejor”, se inauguró el día 3 de octubre el Teatro Princesa diseñado por Alejandro Chataing con un aforo de 1000 personas, primera sala para proyección cinematográfica de la capital, al cual se suma más tarde el teatro Principal constituyéndose en dos elementos dinamizadores del corazón de la ciudad coincidiendo en un momento en que el cine se expande como espectáculo de masas. El Princesa, que funcionó poco tiempo como teatro formal y de variedades con piezas musicales, fue una de las primeras edificaciones donde se contemplaban los principios modernos tanto en la decoración como en la iluminación requerida para ese momento.

A raíz de las ordenanzas de 1919, donde se obliga a construir cabinas de proyección con materiales no inflamables, se moderniza el teatro Princesa y se reinaugura el 8 de junio con el nombre de Rialto, presentando por primera vez la modalidad de funciones continuadas.

Tal y como apunta la arquitecto María Ortiz T. en el texto dedicado al Cine Rialto publicado en su blog Patrimonio Cultural el 16 de mayo de 2008 (https://mariaortizt.blogspot.com/2008/05/cine-rialto.html), entre 1930 y 1934 se da una transformación importante en los cines de la ciudad: la conversión de las salas del sistema mudo al sonoro. Por otro lado “La transformación de la capital iniciada en 1936 incluye la edificación y modernización de los recintos cinematográficos ubicados en el casco y en los contornos de la ciudad. (…) Para 1943 el Teatro Rialto cambia su nombre a Cine Rialto, es ampliado por el arq. Rafael Bergamín, y junto con los teatros Principal, Continental, Caracas y Coliseo, consolidarán el principal circuito comercial del momento”. La ampliación propuesta por Bergamín se dividía en dos partes: la primera, desarrollada hacia el fondo de la parcela, estaba compuesta por la sala de cine en planta baja con balcón, con accesos de entrada y salida separados. La segunda construcción ubicada al frente de la parcela, mira hacia la plaza Bolívar, conformada por un cuerpo rectangular de tres pisos destinado a locales comerciales y oficinas, organizado por un núcleo de escaleras y un ascensor de madera.

La remodelación de Gustavo Wallis de 1951 sobre el trabajo previo realizado por Bergamín, a caballo con el desarrollo del cine a color, consistirá en remodelar la sala de cine y cambiar el techo tradicional a dos aguas por una cubierta plana, operación que, salvando las distancias, ya había aplicado al momento de remodelar la Catedral casi veinte años antes. Wallis respetará la simetría en su composición caracterizada por la sencillez en los elementos que se integran, y el frente definido por dos niveles de balcones cuyos antepechos sobresalen un poco con respecto al plano de la fachada, donde cada balcón contiene dos vanos dintelados, que permiten definir el acceso al edificio.

Reinaugurado como Teatro Bolívar el 18 de diciembre de 2013, el Rialto es hoy el primero del Circuito de Teatros Municipales de Caracas que cuenta con dos salas de espectáculo (la principal con 520 butacas y la secundaria con 190 asientos para un total de 720), luego de un proceso de restauración que alteró significativamente su aspecto exterior.

6. El cine Castellana en momentos en que se construía casi al unísono la avenida Francisco de Miranda
7. Diversos momentos en la vida del cine Castellana desde su flamante inauguración junto a la avenida Francisco de Miranda, pasando por su época de apogeo hasta la llegada de su deterioro y posterior cierre.

El cine Castellana, por su parte, recoge todo el aprendizaje desarrollado por Wallis en sus obras anteriores. En este caso, donde el compromiso con una modernidad signada por el racionalismo está claro, ofrece hacia la avenida Francisco de Miranda una muy bien proporcionada fachada curva con tres grandes ventanas ubicadas en el centro sobre la entrada. Además el edificio se constituyó en una importante pieza dentro del desarrollo del sector donde se ubicaba mostrando una interesante vocación urbana.

El Castellana fue el más grande de los cines construidos en la década de los 50, siendo el primero del este de Caracas en tener balcón; su aforo fue de 838 espectadores en patio y 402 en balcón. El edificio combinaba su uso principal con el comercial a través de una serie de locales ubicados en planta baja con frente a la avenida. Se inaugura el 21 de mayo de 1952 con la proyección de la película “A Place in the Sun” con Montgomery Clift. Fue  cerrado en 1980, luego abandonado y permaneció vacío y sin uso hasta que fue demolido en julio de 1993 para dar paso al proyecto del denominado Paseo La Castellana, conjunto de dos torres de oficinas, una de diez pisos y otra de catorce, proyecto de Jimmy Alcock cuya construcción estuvo paralizada durante algún tiempo y se ha reactivado recientemente.

8. Imagen del proyecto del arquitecto Jimmy Alcock denominado Paseo La Castellana y del estado actual de la obra ubicada en el terreno anteriormente ocupado por el cine Castellana.

A modo de conclusión vale repetir lo que Araujo y Niño señalan en el ensayo ya citado: “La trayectoria de Wallis se desarrolla en un arco que evoluciona desde una etapa con tempranas influencias de Perret. Su producción se caracteriza por la presencia de formas expresadas en tres fases: la neoclasicista, el art-déco y la racionalista, en ocasiones con notable influencia wrightiana y mendelsonianas. Su aporte a la arquitectura venezolana está en la concepción de una obra íntegra en la que se conjuga la visión del arquitecto y la del ingeniero, y donde confiere a cada una de sus obras culminantes un vigor particular. La insistencia en el manejo del concreto y de otros materiales permitió enriquecer esta área en la arquitectura venezolana.”

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 3, 4, 6 y 7 excepto abajo izquierda. Colección Crono Arquitectura Venezuela

2. https://haimaneltroudi.com/el-hoy-teatro-bolivar-fue-la-primera-sala-de-cine-de-caracas/

5 y 8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

7 abajo izquierda. https://www.pinterest.com/pin/179299628886675628/ Archivo El Nacional (Fuente: Libro «Los cines de Caracas en el tiempo de los cines» de Nicolás Sidorkovs)

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 237

El Concurso Nacional de Ideas «La Cultura Libera al San Carlos. La transformación del cuartel San Carlos en Centro Nacional de Culturas”, promovido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) y el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), presidido por el arquitecto Leopoldo Provenzali y asistido por el también arquitecto Javier Cerisola, se inscribe en un año en el que la realización de eventos de ese tipo se vio particularmente revitalizada. Así, en el 2000 se llevaron a cabo, además del ya señalado: el Concurso de Ideas por invitación para el Edificio Sede de la Cinemateca Nacional, Los Caobos, Caracas; el Concurso privado convocado por la Fundación UCV para la Propuesta de Recuperación de la Plaza Simón Bolívar, ubicada entre los estadios de la UCV, Caracas; el Concurso Conservación y Rehabilitación del Área Central de Valencia, estado Carabobo (5 elementos de mobiliario urbano); y, Coordinados por INSURBECA con el patrocinio de CONAVI, FONDUR y FUNDACOMUN-CAMEBA, se organizaron como parte del Programa de Habilitación Física de las Zonas de Barrios de la Ley de Política Habitacional, dos Concursos de Ideas correspondientes a diferentes estados del país.

1. El Cuartel San Carlos con el Panteón Nacional al fondo. 1920
2. El Cuartel San Carlos. Planta y vista exterior de comienzos del siglo XX
3. Cuartel San Carlos. Patio principal

El Cuartel San Carlos, puesto militar que permitía albergar hasta 2000 soldados, construido sobre la planicie de La Trinidad, al Norte de Caracas, por orden del entonces gobernador de la Provincia de Venezuela, don Luis de Unzagay Amenzaga, en 1787, constituiría, como bien señala Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) “el punto final del sistema de fortificaciones que punteaba la ruta entre el puerto de La Guaira y Caracas, que formaban parte de la estrategia defensiva del territorio diseñada por el ingeniero militar y brigadier de las Fuerzas Reales, el belga Agustín Cramer. Su primera etapa fue concluida en 1790 y su construcción finalizó en 1792, con espacios destinados al entrenamiento militar, resguardo de armas, dormitorios, calabozos y áreas comunes. El edificio, cuya dimensión original era un cuadrado de 75 por 75 metros, era una pieza única en el área para ese entonces, ya que, por Real Cédula, se prohibían construcciones en su entorno.”

Su nombre rinde honor al rey Carlos III siendo conocido también a través del tiempo como Cuartel de Veteranos, Cuartel de La Trinidad y Cuartel de Santa Ana. “Está construido con muros de tapia y posee un patio de armas rodeado de corredores o galerías con arcadas. El diseño era de dos plantas, con garitas de vigilancia en cada esquina. La estructura fue también utilizada como prisión militar y política” entre 1945 y 1994 pero diferentes fugas de presos llevadas a cabo en la década de 1970 “pusieron en entredicho su seguridad a la hora de albergar prisioneros”.

Durante el terremoto de 1812 el cuartel se vio seriamente afectado quedando sepultada en sus escombros “una tropa de línea compuesta por soldados de Artillería y Zapadores”, según relata la antropóloga Mariana Flores en “Cuartel San Carlos. Yacimiento veterano”, artículo aparecido en Memorias, Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe, nº 7, 2007. “No es sino hasta finales del s. XIX, en el año de 1884, cuando se restaura completamente su estructura, aunque sus reparaciones se iniciaron en 1839 en el Gobierno del General Carlos Soublette. El poco presupuesto nacional y el mantenimiento del control interno durante el inicio de la República, no permitieron su culminación sino hasta la época de Antonio Guzmán Blanco. El alojamiento de las tropas durante este siglo, funcionó en el Cuartel de Milicias, Cárcel Pública, y en los Conventos de San Jacinto y San Francisco. (…) En el año de 1900 otro terremoto destruye nuevamente parte del edificio, incluyéndose esta vez durante la reconstrucción, la prolongación de las Naves Este y Oeste y la construcción del edificio de enfermería y de las cuatro garitas de las esquinas, mientras que en 1946 se inserta el edificio de la Comandancia, localizado en el Patio Central”, apuntará Flores.

4. Vista aérea del Cuartel San Carlos

La edificación, que había sido declarada monumento histórico nacional en 1986 por la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación, es objeto en 1988 del Decreto N° 2.487, emanado de la Presidencia de la República, que destinaba sus instalaciones para sede del Museo Nacional de la Historia, bajo custodia y conservación de la Academia Nacional de la Historia.

En 1995, se ratificó lo pautado en el Decreto 2.487 y, por ende, su condición de “sede del mencionado Museo y demás fines que sean compatibles, de acuerdo a lo que decida el Consejo Nacional de la Cultura”; en el mismo documento se encarga de su restauración al Instituto del Patrimonio Cultural «para devolverlo, en lo posible, a su estado prístino». Cabe destacar que para el momento del llamado a concurso los trabajos de rescate del edificio patrimonial estaban ya en marcha. Se habían iniciado durante la gestión de Juan Pedro Posani como presidente del IPC y continuados sin detenerse por Leopoldo Provenzali, quien lo sucedió en el cargo.

Con el Concurso de Ideas se buscaba mediante un proyecto integral proponer la creación de áreas de exposiciones, auditorios, salas de usos múltiples, aulas y talleres, áreas para oficinas, servicios y depósitos, espacio para un centro de documentación audiovisual y de archivos, servicios gastronómicos y áreas de comercialización de bienes culturales. Se pretendía, así, convertir el antiguo recinto militar en el “Centro Nacional de Culturas”; espacio integrador de las expresiones plurales de todas las regiones de Venezuela.

La Comisión Organizadora del evento estuvo conformada por Guillermo García Ponce, Benito Irady y Carlos Pou habiéndose inscrito, en virtud de las amplias bases que se plantearon para el mismo, más de un centenar de personas.

5. Número 343 del semanario Arquitectura HOY del 30 de junio de 2000 donde se recogen los resultados del «Concurso Nacional de Ideas. La transformación del cuartel San Carlos en Centro Nacional de Culturas».

El numeroso jurado, integrado por Héctor Navarro, Manuel Espinoza, Gustavo Pereira, Gladys Meneses, Jorge Rigamonti, José Manuel Rodríguez, Pedro Romero, Ana María Marín, Marcos Sanoja y Hugo Segawa como invitado internacional, seleccionó como propuesta ganadora la presentada por el equipo integrado por los arquitectos Joel Sanz y Juan Carlos Parilli, con la colaboración de Claudia Hernández, Omar Ladera y Roberto Castillo, formando parte de la información gráfica presentada el material con el que ilustramos nuestra postal del día de hoy. El segundo premio fue ganado por el mismo grupo sumándose como colaboradores Sergio Colombo y Juan José Carrillo; y el tercero por los arquitectos Rafael Mattar Neri, Garam Mattar Neri y Darwing Suárez Bustamante. Así mismo, el jurado otorgó tres Menciones de Honor: la primera para el equipo conformado por Edwing Otero García, Alfredo Sanabria Corrales y Hugo José D´Enjoy Ochoa, con la colaboración de María José Sedales y Natascha Gergoff B.; la segunda para Arturo Lares, José Miguel Fernández Avilán y Yudmar R. Reyes Ramírez; y la tercera para Pablo Lasala Ferrer, Isabel Lasala Hernández y Ana Lasala Hernández con la colaboración de Claudia Ruiz Santana. Adicionalmente otros once trabajos fueron reconocidos con Mención Publicación.

Tal y como fue recogido en el número 343 del semanario Arquitectura HOY del 30 de junio de 2000, los ganadores presentaron unos lineamientos generales donde se subraya la necesidad de crear “un ambiente integrado a la ciudad, un conjunto urbano más que un edificio, que promueva y estimule junto con la necesaria planificación de actividades, la indispensable espontaneidad que hace de estos lugares espacios exitosos, en donde la cultura se acerca a la vida cotidiana de la ciudad a través de espacios interiores y exteriores que permitan su apropiación de manera informal para actividades y eventos difícilmente previsibles en una programación planificada”.

Tal declaración de intenciones se acompaña de una “propuesta urbana” y una “propuesta arquitectónica”. La primera se encuentra respaldada por una serie de acciones “dirigidas a revitalizar la zona, que en parte por su ubicación periférica, y en parte por decisiones erradas de diseño urbano, se ha convertido en un lugar deprimido cuyos problemas deben ser resueltos, trascendiendo los límites del edificio del Cuartel e incluso de la poligonal urbana objeto del concurso”. Para ello la operación principal consistirá en convertir la fachada norte, hoy en día abandonada, en su frente principal, acompañándola con la creación de un atractivo espacio público que le servirá de acceso al edificio.

La segunda propuesta, consecuencia y a la vez acompañante necesario de la primera, “consiste en la creación de un recinto urbano bien definido e identificable, conformado espacialmente por nuevas construcciones que rodean la edificación del Cuartel y a una serie de espacios exteriores (plazas anfiteatros y terrazas), destinados a actividades públicas, formales e informales relacionadas con el uso cultural”. Además se propone la eliminación de todos los anexos (interiores y exteriores) que con el tiempo se le han añadido al edificio, en busca de recuperar las características originales del mismo, evitándose adosar ningún otro cuerpo o edificación “a excepción de un área de acceso y distribución que se construirá en la antigua fachada posterior (ahora principal), entre los dos apéndices construidos en el siglo XIX”.

6. Imágenes del Estudio Arqueológico del Cuartel San Carlos (EACUSAC) del Instituto de Patrimonio Cultural llevado a cabo por EXARCON (Excavaciones Arqueológicas Consultores. C. A.)

Como suele suceder en Venezuela, la solución formulada por los vencedores del certamen quedó en el papel. Posteriormente (2006) sólo sabemos que se emprendió el Estudio Arqueológico del Cuartel San Carlos (EACUSAC) del Instituto de Patrimonio Cultural llevado a cabo por EXARCON (Excavaciones Arqueológicas Consultores. C. A.), que abarcó las áreas Traspatio, Patio Central y las Naves Este y Oeste de la edificación, «encontrándose en el sitio una amplia muestra de materiales que reseñan un estilo de vida cotidiana militar, así como las dinámicas sociales internas ocurridas en el San Carlos», del cual el ya mencionado artículo de Mariana Flores da cuenta con lujo de detalles.

7. Portada de la publicación publicación editada por los entes organizadores del concurso que lleva por título justamente «La Cultura Libera al San Carlos. Concurso Nacional de Ideas. La transformación del cuartel San Carlos en Centro Nacional de Culturas” (2000)

El concurso, su concepción, organización, desarrollo y desenlace fue recogido en una publicación editada por los entes organizadores que lleva por título justamente «La Cultura Libera al San Carlos. Concurso Nacional de Ideas. La transformación del cuartel San Carlos en Centro Nacional de Culturas”, siendo uno de los pocos documentos que se han hecho para registrar evento alguno de este tipo realizado en el país y por tanto referencia en dicha área temática. El libro está estructurado con base en una “Introducción” conformada por cuatro textos de Héctor Navarro, Manuel Espinoza, Leopoldo Provenzali y Benito Irady; tres capítulos (“El Cuartel San Carlos” -reseña histórica, cronología del edificio, levantamiento planimétrico y registro fotográfico-, “La cultura libera al San Carlos” -seis artículos de Guillermo García Ponce, Carlos Pou Ruan, Gustavo Pereira, Pedro Romero, Jorge Rigamonti, Hugo Segawa, Christian Valles y Francisco Sesto- y “Concurso Nacional de Ideas. Resultados”); y un “Apéndice” que contiene las bases, los documentos de referencia, el veredicto y la lista de participantes. Cabe destacar que buena parte de la información que manejamos para elaborar esta nota la hemos obtenido de esta cuidada y relevante edición.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal y 5. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

  1. http://viejosrecuerdos.eklablog.com/cuartel-san-carlos-a117884288

2 izquierda. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

2 derecha. https://www.pinterest.com/pin/384917099387254655/

3. http://guiaccs.com/obras/cuartel-san-carlos/

4. http://viejosrecuerdos.eklablog.com/cuartel-san-carlos-a107384020

6. file:///Users/aziercalvo/Downloads/Dialnet-CuartelSanCarlosYacimientoVeterano-2321930.pdf

7. https://www.lasalaylasala.net/la-cultura-libera-a-san-carlos