1906•Luego de cumplir once años de operación comercial cierra sus puertas el Gran Hotel Venezuela, ubicado en la esquina de La Torre, frente a la Plaza Bolívar, propiedad del Sr. Pedro Salas Camacho, destacado empresario de espectáculos taurinos, dueño del Circo Metropolitano), se acondiciona y abre como el Hotel Klindt, propiedad del Sr. Pedro Klindt. Se le atribuye esta remodelación, sin que se haya podido precisar, a Franco López, ingeniero de origen español. Por otra parte, el Hotel Klindt, creado a fines del siglo XIX, ya había funcionado en otra localidad, «en una elegante casa de la época provista de un gran patio central sembrado con diversas plantas», ubicada en la esquina de La Marrón. La larga fachada del edificio de tres pisos sobre la Plaza Bolívar (en donde al diseñarlo, se la había hecho coincidir sus detalles con la altura de los balcones y cornisas de los edificios que compartían la cuadra), estaba ocupada por las oficinas y áreas de servicio del Hotel y compartida con cuatro locales comerciales (una Barbería, la Botillería La Iberia, una Agencia de Lotería y por la Cervecería Strich, la cual algún tiempo cambiaría de nombre por el de Cervecería Donzella). Al hotel se ingresaba por una ancha escalera que conducía al segundo piso del edificio, en cuyo centro se encontraba el comedor con espacios para reuniones a sus lados y con algunas habitaciones en su alrededor. En el tercer piso, solo habían habitaciones, destacándose las mejores por tener ventana y balcón sobre la Plaza.
El Hotel Klindt cerró sus puertas en la esquina de La Torre en 1920, abriendo de nuevo en 1926 en la esquina de Las Mercedes, con 40 habitaciones. Pedro Klindt murió en 1927. Su familia continuó operando el establecimiento durante 4 años más, hasta venderlo. Tan pronto es vendido el edificio de la esquina de La Torre, es remodelado para ser utilizado para oficinas, cambiando su nombre por el de Edificio Washington. A su vez, el Edificio Washington fue demolido en 1957 para construir en su lugar un proyecto elaborado por Tomás Sanabria (1922-2008), el cual nunca se materializó.
1951• Se termina de construir el Hotel Montserrat o Residencias Monserrat, ubicado frente a la zona sur de la Plaza Altamira, proyecto de Carlos Guinand Baldó (1925–1982) (UCV, 1948), Moisés Benacerraff (1924-1998) (Yale, 1947) y Emile Vestuti (1927–1998) (Yale, 1949).
Poco tiempo después de su construcción, el edificio fue objeto de una ampliación que alteró considerablemente sus proporciones para la cual utilizando el mismo esquema, se agregaron dos módulos estructurales hacia el norte, permitiendo ello contar con cuatro apartamentos adicionales por piso (dos a cada lado de su circulación central) que se sumaron a los seis ya existentes, incorporándose a la fachada norte un pequeño balcón (en lugar de la ventana existente en el volumen original) que permite rematar e iluminar el pasillo central de circulación que conduce a los apartamentos. Los arquitectos proyectistas en combinación con el cliente crearon un novedoso edificio no existente en el mercado venezolano en esos años, que estaba compuesto de apartamentos de área reducida, para solteros o parejas sin hijos, totalmente amueblados. Esto implicó que se concibiera a base de espacios mínimos, de usos múltiples, muy funcionales, fáciles de mantener, con mobiliario diseñado para cada sitio y con la escala adecuada, de forma tal que se aprovechara totalmente.
La parcela sobre la cual se construyó el edificio resultante es un rectángulo orientado norte–sur. El programa contempló diez apartamentos por piso, cada uno con tres ambientes para funciones claramente definidas: estar–comer–dormir, cocina con mueble que combina gabinete de servicio y bar, y baño–vestuario. Para poder lograr un programa tan compacto se tuvo que recurrir a el uso de la ventilación artificial. Con la estructura se planteó un sistema modular, sencillo y económico, cuyas columnas tenían el mismo ancho que los muros, evitando salientes. Para el diseño de las fachadas los proyectistas dieron diferentes respuestas. La norte y sur, se diseñaron más cerradas ante la eventualidad de la construcción de otros edificios (solo dejando aberturas del ancho del corredor de circulación para iluminación y en la del norte, un pequeño balcón). La este y oeste tienen, por una parte, un juego de llenos y vacíos, muros calados y balcones, que plásticamente permiten reconocer al edificio desde lejos, transparencia y visuales urbanas desde adentro y, por la otra, una muy adecuada protección solar, básica en nuestro trópico.
El edificio se continúa utilizando hoy con su función original.
Hotel Redidencias Montserrat, Plaza Sur Altamira, arquitectos Carlos Guinand, Moisés Benacerraf y Emile Vestuti. Planta de una habitación con muebles.Hotel Residencias Montserrat, Plaza Sur Altamira, arquitectos Carlos Guinand, Moisés Benacerraf y Emile Vestuti. Vista a través de la sala hacia el balcón con el mobiliario diseñado por Cornelis Zitman.Hotel Residencias Montserrat, Plaza Sur Altamira, arquitectos Carlos Guinand, Moisés Benacerraf y Emile Vestuti. Vista de la sala equipada con el mobiliario diseñado por Cornelis Zitman.Hotel Residencias Montserrat, Plaza Sur Altamira, arquitectos Carlos Guinand, Moisés Benacerraf y Emile Vestuti. Vista del comedor equipado con mobiliario diseñado por Cornelis Zitman
El mobiliario original, obra de Cornelis Zitman (1926-2016), diseñador industrial y notable artista plástico, se fabricó en su totalidad en el país con maderas nacionales y telas importadas. Al haber trabajado con los arquitectos se logró un equipamiento muy adecuado, funcional y contemporáneo.
En el año 1955 el arquitecto, historiador, crítico y profesor universitario Henry-Russell Hitchcock (1903-1987), responsable de la selección de los 49 edificios que integraron la exposición Latin American Architecture since 1945 en el Museo de Arte Moderno MoMA de Nueva York, entre noviembre 1955 y febrero 1956, publicó un extenso libro con igual nombre que la exhibición (Arquitectura Latinoamericana desde 1945) en donde incluye ( pp. 156-157) el edificio Residencias Monserrat, ilustrado con dos fotografías de Roger Halle, NY y la planta tipo.
1951. Hotel Residencias Monserrat, av. Ávila, Plaza Sur Altamira. Una vista nocturna del edificio. foto Roger Halle, NY (MoMA Archivo Fotográfico)
Hitchcock afirma sobre el edificio Residencias Monserrat en su libro: “Este pequeño bloque de lujosos apartamentos de una habitación está hábilmente diseñado, logrando en cada unidad espacios bien articulados … Los apartamentos son aún una novedad en Caracas, sin embargo la mayoría de los ya construidos son corrientes y de poca calidad”.
1974• Se concluye la construcción de los 30.000 m2, el equipamiento, el entrenamiento del personal y abre sus puertas al público en el mes de enero el Hotel Meliá Puerto La Cruz, ubicado al extremo Este del Paseo Colón, Puerto La Cruz, estado Anzoátegui. Esta instalación turística, diseñada por la firma Lampo y Lampo Arquitectos (Margot Fernández de Lampo y Roberto Lampo Molina, ambos egresados en 1955 de la Universidad de Kansas, EE.UU. realizando su revalida en la FAU UCV, promoción 8/1958), dotada de 252 habitaciones dobles distribuidas en 7 plantas, fue el primer hotel internacional de lujo en esta ciudad y todavía el único construido sobre la playa (Bahía de Pozuelos).
La construcción del hotel fue planificada y programada por la firma Kelemen & Kelemen, utilizando la programación gráfica “Pert-Graf” En años recientes el hotel pasó a manos del gobierno nacional, conociéndose desde entonces como Hotel Venetur Puerto La Cruz. El Hotel sigue teniendo el mismo número de habitaciones, con suites y cuartos de categoría «ejecutiva», piscinas para adultos y niños, salones para reuniones, restaurantes y bares, gimnasio, parque infantil, acceso directo a la playa y muelle propio.
1951• Es inaugurado el Hotel Detroit de Maracaibo ubicado en la avenida 12 entre las avenidas 5 de Julio y Dr. Portillo, cercano al Aeropuerto Internacional de Grano de Oro, en la zona residencial de El Paraíso, propiedad del industrial zuliano Eduardo Ocando (1900-1964). El hotel levantado en un terreno de 10.000 m2, de 96 habitaciones distribuidas en dos pisos, estaba provisto del Restaurante Windsor y el comedor El Flamingo, cafés, piscina, jardines, estacionamiento propio y una muy popular sala de reuniones llamada La Terraza, ubicada en el último nivel del edificio que tenía vista panorámica lacustre. Las impecables habitaciones contaban con aire acondicionado, baño privado y teléfono. El personal, altamente entrenado, hablaba, en su mayoría, inglés y francés, lo cual aumentaba la preferencia entre los turistas y empleados de la industria petrolera. El Hotel Detroit fue destruido completamente en un voraz incendio que lo consumió el 14 de febrero de 1966 por una fuga de gas. Una sucursal del Banco de Maracaibo, sustituida luego por una oficina del SENIAT, fue construida en parte del terreno que ocupó el Hotel Detroit.
Fuentes consultadas. República del Zulia. Añorando el Hotel Detroit. Diccionario General del Zulia. L. G. Hernández
1943• El 2 de octubre, bendecido por el obispo Rafael Arias Blanco, abre sus puertas el Hotel Bella Vista, ubicado en la carrera 9 con calle 9, San Cristóbal, estado Táchira, a solo dos cuadras de la Plaza Bolívar. El nuevo establecimiento hotelero fue promovido por el empresario Francisco Chuecos (1894-1988).
El hotel, un edificio de dos plantas que tenía 39 habitaciones, fue diseñado con detalles en estilo art decó, al igual que su equipamiento y mobiliario. Entre sus avances tecnológicos se destacaba su central telefónica de clavijas. Llego a ser uno de los mejores de su época.
Al cerrar sus puertas fue remodelado, ampliando su número de habitaciones y modernizando sus servicios. Abrió sus puertas poco tiempo después como Hotel Faraón.
1. Postal de finales de los años 1940 donde se aprecia el hotel Waldorf a la derecha. En primer plano la esquina Puente Anauco ocupada por un edificio de vivienda.
El Waldorf, que ocupó inicialmente una edificación ubicada en la avenida Norte 17 (hoy Las Industrias) entre las avenidas Este 1 (hoy avenida Urdaneta) y Este 0, o, dicho de otra manera, entre las esquinas de Campo Elías y Puente Anauco, Parroquia La Candelaria, es uno de los hoteles que formó parte del proceso de “americanización” de que fue objeto la zona de San Bernardino a raíz de su conversión en lo que Henry Vicente califica como el primer distrito petrolero de la ciudad en “Distritos Petroleros en CCS”, texto aparecido en el portal Prodavinci el 8 de agosto de 2017. Dicha “americanización” fue iniciada con la construcción del hotel Ávila (1942) y continuada con el Waldorf (1944), el Potomac (1949) y el Astor (1950), y estuvo acompañada por la ejecución en 1944 de la primera edificación sede en Venezuela de la Creole Petroleum Corporation en la Plaza Mohedano; la instalación de la Embajada de los Estados Unidos en el edificio Valderrey (1948) en San Bernardino; la ocupación por parte de la Mene Grande Oil Company del edificio Vulcania, también en San Bernardino; y de cinco pisos del recién construido Edificio Phelps (1946), obra del arquitecto estadounidense Clifford C. Wendehack, ubicado entre las esquinas de Veroes a Ibarras, por la Sinclair Venezuelan Oil Company. Adicionalmente se construirán el Centro Médico (1947), obra de Stelling, Tani & Cía., con asesoría de Edgar D. Martin, de Chicago; y luego la Shell contratará a Badgeley & Bradbury, una compañía de arquitectura de Nueva York, para la elaboración del proyecto de su edificio sede que terminará de levantarse en 1950 como remate de la avenida Vollmer.
2. Plano de San Bernardino con la señalización en rojo de los cuatro hoteles allí construidos entre 1942 y 1950. Al norte el Ávila (1942), al oeste el Astor (1950), al este el Potomac (1949) y al sur el Waldorf (1944)
Por tanto, la actividad hotelera se convirtió en apoyo de primer orden al movimiento que en torno al negocio de los hidrocarburos se dio en el mencionado “distrito” y la influencia norteamericana se ve claramente reflejada en los nombres que las instalaciones asumen, buscando el Waldorf remitir directamente al neoyorquino Waldorf Astoria, imponente hotel que ocupa un rascacielos de 47 pisos construido en estilo art déco en 1931 sobre la prestigiosa Park Avenue.
En sus tiempos de esplendor el Waldorf estuvo a cargo del reconocido operador e inmigrante austríaco llegado a Venezuela tras la muerte de Gómez, Federico Schlesinger, quien había trabajado previamente en el Potomac al que también colocó en un nivel muy alto. Como relata María F. Sigillo en “Remembranzas de la Hotelería Caraqueña” a partir de un texto tomado de la página Viejas Fotos Actuales (publicado en el 2006), reproducido en su blog Caracas en retrospectiva el 23 de septiembre de 2012, “Schlesinger se concentró en El Encantado y el Waldorf: a mediodía estaba en el restaurant de La Electricidad y de noche despachaba hasta altas horas en el Waldorf, en cuyas paredes del comedor colgaban obras de maestros de la alta pintura europea del siglo XIX y comienzos del XX pues invertía en arte parte de las ganancias como hostelero profesional. (…) Schlesinger tenía humor, pasión por el trabajo. Detrás del comedor, había un espacio de regulares dimensiones en donde semanalmente se reunían rotarios, los miembros del Serra Club, la asociación de damas presidida por Margot Boulton. La comida, tanto en El Encantado como el Waldorf, era buena y ambos establecimientos contaban con un equipo que se desempeñaba con profesionalismo y esmero en la atención pues estaba compenetrado con la manera de ser y entendía la generosidad del patrono, quien hacía gala de su afabilidad. Como decimos al comienzo de estas líneas, merece ser tomado en cuenta cuando se escribe de gastronomía y hostelería venezolana de la segunda mitad del siglo XX”.
3. Aviso de prensa donde la administración del hotel Waldorf invitaba al «Grandioso baile de nochebuena de pascua» (años 1950)
A lo anterior y a la usanza de la época, debe añadirse que el Waldorf también era uno de los puntos en los que la sociedad caraqueña tenía la oportunidad de celebrar fiestas y disfrutar de noches bailables en un ambiente sobrio, quedando para la posteridad un anuncio en el que se promociona la invitación a pasar la nochebuena al son de la muy conocida orquesta de Luis Alfonzo Larrain.
Al parecer, según se publicó en la página de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios. La Cámara de Caracas https://camaradecaracas.com/por-aqui-pasaron/trompeta-de-louis-armstrong-supero-el-racismo-en-caracas/ bajo el título “La trompeta de Louis Armstrong superó el racismo en Caracas”, fue al Waldorf y no al hotel El Conde donde se dirigió el famoso trompetista norteamericano junto a su esposa Lucille y siete músicos luego de haber sido discriminado por la administración del hotel Tamanaco, donde tenía reservaciones para su visita a Caracas en noviembre de 1957. Esta versión se contrapone a la hecha “de memoria” por Nikolajs Sodorkovs que recogiéramos en el Contacto FAC 263 (13-3-2022) según la cual “Satchmo” había recalado en el Hotel El Conde, donde fue “considerándolo Huésped de Honor, ya que en ese tiempo ya era una figura legendaria, le dieron la Suite Presidencial”. También la página de La Cámara de Caracas desmiente el hecho de que “cuando Armstrong regresó a principios de los años sesenta, una vez cambiado el Gobierno, en lugar del Hotel Tamanaco previsto fue directamente a Hotel El Conde”, afirmando que el trompetista vino a nuestro país sólo una vez. Sin tomar partido por ningún de las dos versiones quisimos dejarlas aquí plasmadas para que el lector evalúe en todo caso la importancia que en su momento tuvieron ambas instalaciones hoteleras.
4. La Casa de Italia, Doménico Filippone, 1957, junto a su vecino el hotel Waldorf, 1944.
En los años 1950, más precisamente en 1957, al lado norte del Waldorf se ubicó La Casa de Italia notable edificio diseñado por Doménico Filippone que aún hoy se conserva en buen estado y es referencia en la zona. Eran aquellas fechas en las que ya se venía dando la transición que terminó apuntando hacia el este de Caracas como zona en la que se desarrollaría un nuevo distrito petrolero y con ello la paulatina decadencia del hotel.
5. El Waldorf a finales del siglo XX.
Las líneas modernas que caracterizaron el diseño original de la fachada del Waldorf, de quien Martín J. Padrón en el Dossier titulado “De la posada al hotel. El devenir del alojamiento turístico en Venezuela”, aparecido en la revista entre rayas nº 131 de septiembre de 2019 dedicada al tema, supone (junto al Astor y al Potomac) ser proyectado por algún arquitecto norteamericano “de menor renombre al reconocido Wallace Harrison del Hotel Ávila”, aguantaron los embates del tiempo pero cada vez menos la competitividad del hotel con respecto a edificaciones más modernas que se empezaron a construir en el resto de la ciudad, lo cual se tradujo en un paulatino deterioro que llegó a su punto culminante en la década de los años 1990.
6. Recuperación y ampliación del hotel Waldorf, Nikolajs Sidorkovs, 2007-2017.7. Diversas tomas de la ampliación y recuperación del hotel Waldorf.
Será entre 2007 y 2017 cuando, tras ser adquiridas las dos edificaciones contiguas que al igual que el Waldorf tenían declaratoria de bien de interés cultural, se emprenda desde el sector privado una estrategia inédita en la ciudad dirigida a la recuperación de edificaciones de valor patrimonial. Como apunta Martín J. Padrón, dicha estrategia “implicó la integración al nuevo hotel de dos edificaciones de vivienda muy deterioradas adosadas al hotel, densificando la nueva parcela con un bloque de habitaciones de cinco niveles adicionales desplazados de la fachada original. La operación permitió recuperar la imagen urbana de la conformación de la tradicional esquina de Puente Anauco. La audaz propuesta (ajustada) a los requerimientos del Instituto de Patrimonio Cultural…implicó la demolición interior de los restos desvencijados de las edificaciones (declaradas bien de interés cultural)… para construir la nueva…manteniendo la primera crujía de la fachada original, una estrategia que permite pensar en la posibilidad de intervención de muchas edificaciones de la primera modernidad caraqueña que todavía conservan la imagen urbana original, pero requieren actualizar y mejorar su estructura interior. El proyecto de esta experiencia de recuperación del Hotel Waldorf lo dirigió el arquitecto Nikolajs Sidorkovs con el apoyo del ingeniero Alonso Olivares en el área de restauración y desarrollo estructural, contando con la orientación de conservación integral restaurativa del arquitecto Gregory Vertullo desde el Instituto de Patrimonio Cultural”.
Quienes quieran leer una aproximación algo sesgada y no necesariamente positiva de la intervención hecha en el Waldorf pueden consultar el escrito “Ampliación de pobres resultados” del arquitecto José E. Martínez G. publicado en https://construidoencaracas.wordpress.com/2016/07/31/hotel-waldorf/.
Para conocer el nuevo programa, facilidades, ventajas y servicios que ofrece el nuevo “Waldorf Hotel Boutique”, dotado de salones, piscina, sky bar, restaurante, centro de negocios, gimnasio, wifi gratis y estacionamiento privado gratuito, amén de 118 habitaciones de cuatro tipos con aire acondicionado, escritorio, caja fuerte, TV de pantalla plana y baño privado con ducha, nada mejor que visitar https://waldorfhotelboutique.com/.