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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 340

Cuando el artista plástico, diseñador y profesor universitario Cornelis Zitman (Leiden,1926- Caracas, 2016), toma la decisión a comienzos de los años 60 del siglo XX de buscar un lugar alejado del mundanal ruido caraqueño en el que construir tanto su vivienda como su taller de trabajo, encuentra en las ruinas del antiguo molino de caña de azúcar de la Hacienda La Trinidad, ubicada entre los pueblos de Baruta y El Hatillo, el lugar ideal.

Zitman llega en 1947 a Venezuela procedente de los Países Bajos a bordo de un petrolero sueco con 21 años, luego de haber finalizado sus estudios en la Academia de Bellas Artes de La Haya y de rehusarse a hacer el servicio militar por estar en desacuerdo con las acciones políticas holandesas en Indonesia. A su llegada, se instala en la ciudad de Coro, donde encuentra empleo como dibujante técnico en una empresa constructora. En su tiempo libre pinta y hace sus primeras incursiones en el campo de la escultura. Dos años después se traslada a Caracas, donde fue empleado por Promociones y Decoraciones Dibo (DecoDibo), que hacía muebles por encargo y en la que alcanzó el puesto de director técnico de la fábrica ubicada en Quinta Crespo. Allí comenzaría a diseñar muebles y años más tarde, fundaría los talleres Zitman C.A. En 1951 recibe el Premio Nacional de Escultura y comienza a dar clases de diseño en la Universidad Central de Venezuela. En 1954 los talleres Zitman C.A. fueron absorbidos por la empresa Tecoteca (Tepuy Compañía Técnica C.A.), que también importaba equipos para arquitectos y llegó a tener tiendas en Caracas, Maracaibo, Valencia y Maracay.

1. Cornelis Zitman. Peinadora, puerta central con espejo. Nº602. Silla Nº601, 1953.
2. Cornelis Zitman. Dibujo (c.1965).

En 1958, Zitman expone un conjunto de pinturas y dibujos en la Galería de Arte Contemporáneo de Caracas. Decide abandonar la vida de empresario y se muda a la isla de Grenada, donde se dedica por completo a la pintura y comienza a afirmar su carácter de escultor. En 1961 viaja a Boston, Estados Unidos, para participar en una exposición de pintura y diseño. Ese mismo año regresa a Holanda con el deseo de estudiar las técnicas de fundición. En 1964 trabaja como aprendiz en la fundición del escultor Pieter Starreveld y regresa definitivamente a Venezuela contratado, de nuevo, por la Universidad Central como profesor de diseño.

Por tanto, es 1964 el momento en que Zitman emprende la búsqueda que lo lleva a instalarse en 1965 en la vieja ruina, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII (1759), cuando el Padre Ignacio Rengifo Pimentel era el dueño de la hacienda que para la época se hacía llamar Hacienda San Pedro y San Pablo, en momentos en que se iniciaban los cultivos de la caña de azúcar en el valle de Baruta y cuyo último lote, ya bajo la denominación de Hacienda La Trinidad, fue producido para los años de 1945, justo cuando se le da el golpe de estado a Isaías Medina Angarita.

3. El lugar y las ruinas desde donde Zitman inició la construcción de su casa-estudio.

Si bien podría considerarse que lo construido originalmente en el lugar se trata de un conjunto, conformado por la antigua casa de hacienda, el trapiche y los siete cubos que constituían los secaderos para la caña de azúcar, Zitman para resolver su casa-taller se acopla a las ruinas del antiguo molino del que quedaba como elemento original el torreón, cuatro paredes internas y una rueda hidráulica los cuales aprovecha para ir labrando, cuan escultor que era, su refugio íntimo mediante toda una aventura constructiva de carácter progresivo.

4. La casa-estudio dibujada por Zitman publicada en «Memoria descriptiva de una casa imposible», Revista CAV nº34, 1973.

En esta «casa imposible» como la calificaría Zitman en 1973 cuando fuera publicada en la Revista CAV nº 34, hecha poco a poco en la medida de sus posibilidades y de su tiempo, y que ya hoy puede considerarse como un verdadero museo, se ponen de relieve por un lado el contacto que este escultor siempre tuvo con la arquitectura y sus aspectos constructivos, y por el otro la libre interpretación que hace de la tradición y la historia que transpira el sitio que ocupa. Rodeada por una espesa vegetación, la casa-taller de Zitman se trata de uno de esos edificios difíciles de fotografiar externamente, pero en el que su sensible tratamiento espacial, cromático y lumínico lo convierten en toda una experiencia fenomenológica llena de sorpresas. En ella es posible identificar el aprovechamiento e integración que se hizo de las viejas ruinas en pro las de mejoras «modernas» posteriores, mediante un minucioso análisis de la tradición constructiva venezolana: techos de caña amarga, ladrillos criollos, muros de mampostería, aleros con trabas entre pares y canecillos, pies derechos, rejas y matas. Podríamos afirmar que en esta intervención se produce, de la mano de un hacedor de origen extranjero que no era arquitecto, una cierta “nacionalización” si se quiere menos académica, más localista pero igualmente significativa de los alcances que una reinterpretación cultural plena puede tener y en la que la condición del intérprete, su sensibilidad y su procedencia juegan positivamente un papel de primer orden.

5. La casa-estudio de Zitman publicada en 1992 por Graziano Gasparini en Casa Venezolana.

La casa está llena de detalles que denotan la estrecha relación que Zitman siempre tuvo con la arquitectura. Como bien expresará Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015): “La casa de ladrillos, muros de adobe color ocre, techos de caña amarga y madera se organiza alrededor del patio del trapiche, con galerías, donde destaca la chimenea como elemento vertical. Su interior está habitado por sus características esculturas: figuras femeninas plasmadas en diversas situaciones cotidianas”.

En la parte norte del torreón hay una terraza donde se puede ver los secaderos de Hacienda La Trinidad, el edificio de la P&G y en días despejados el Ávila. En la parte trasera de la estructura se encuentra el taller, una amplia área de trabajo a doble altura con grandes tragaluces que dan una confortable sensación de amplitud y donde Zitman daba libertad a su capacidad creativa, sin dejar de lado la experimentación, con piezas poco convencionales como armazones de carros, transformándolas y cambiándoles su uso. Allí reposan prototipos y moldes de yeso de diferentes esculturas.

Graziano Gasparini en Casa venezolana (1992), al referirse al refugio de Zitman expresó: “El resultado es toda una sucesión de sorpresas visuales en las que se identifican viejos pilares, muros, rafas y la chimenea del viejo trapiche. Todo lo aprovechable fue aprovechado y lo nuevo se integró al antiguo con respeto y armonía. Parece que la casa fue así desde siempre”.

6. Diversas tomas de la Hacienda La Trinidad Parque Cultural en la actualidad.

Zitman, quien junto a su esposa Vera Roos vivió en «El Trapiche» hasta su fallecimiento el año 2016, vio desde su recinto el afortunado surgimiento a partir de 2011 de lo que hoy se como la Hacienda La Trinidad Parque Cultural en los terrenos de la antigua Hacienda La Trinidad.

Como se recoge en https://haciendalatrinidad.org/quienes-somos/, dentro del parque cultural, “en la antigua Casa de Semillas funciona un centro de salud alternativa; en la Casa de Hacienda se desarrollan exposiciones y eventos culturales; el Trapiche corresponde al taller y residencia del artista Cornelis Zitman; en los siete secaderos hacen vida una tienda especializada en artesanía tradicional y diseño contemporáneo, una galería de arte contemporáneo, un café-restaurante, un espacio de alquiler para eventos corporativos, un laboratorio dedicado a la investigación sobre el cacao, una librería y un recinto para el incentivo y la práctica de la fotografía”.

También, en la misma página se puntualiza: “Hacia 1950 cesó la actividad agrícola a gran escala. En pocas décadas, las antiguas haciendas se fueron convirtiendo en modernas urbanizaciones, con la consecuente desaparición de un viejo modo de vida y de una arquitectura a él asociado. La Hacienda La Trinidad no fue una excepción, pero sí fue objeto de una decisión afortunada y única tomada en 1970: la preservación de los 15.000 m2 que albergaban sus principales construcciones y su marco natural como un refugio para la memoria histórica. En 2005, esta disposición sería corroborada cuando el Instituto del Patrimonio Cultural declarase esta propiedad como Bien de Interés Cultural del Municipio de Baruta. Para el año 2011 abre al público Hacienda La Trinidad Parque Cultural, un centro cultural y patrimonial concebido para fomentar el arte, la historia y la cultural venezolana y lo consoliden como parte importante de un circuito de turismo cultural que contribuya positivamente al cambio social, educativo y cultural de la comunidad”.

7. Cornelis Zitman (c. 2010).

Hoy en día la casa-estudio de Zitman se ha convertido en un lugar casi mítico donde sus esculturas cobran vida en cada espacio, pareciendo que fueron creadas o que nacieron en cada punto donde están ubicadas. El sol y el paso del tiempo corren por ellos sin dejar mayor huella.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. http://guiaccs.com/obras/el-trapiche-2/

  1. Catálogo de la exposición «Cornelis Zitman. La década del diseño. 1947-1957». Sala TAC (2011)

2. https://m.facebook.com/media/set/?set=a.1341211965951931.1073741844.147186205354519&type=3

3. Revista CAV, nº34, 1973 y https://haciendalatrinidad.org/

4. Revista CAV, nº 34, 1973.

5. Graziano Gasparini, Casa Venezolana, 1992.

6. https://haciendalatrinidad.org/

7. https://entrerayas.com/2016/01/una-butaca-de-cornelis-zitman-por-gregory-vertullo/

1951• Hotel Residencias Montserrat

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1951•  Se termina de construir el Hotel Montserrat o Residencias Monserrat, ubicado frente a la zona sur de la Plaza Altamira, proyecto de Carlos Guinand Baldó (1925–1982) (UCV, 1948), Moisés Benacerraff (1924-1998) (Yale, 1947) y Emile Vestuti (1927–1998) (Yale, 1949).

Hotel Montserrat.jpgEn años posteriores muy próximos a su construcción, el edificio fue objeto de una ampliación que alteró considerablemente sus proporciones para la cual se agregaron dos módulos estructurales hacia el norte permitiendo ello contar con cuatro apartamentos adicionales por piso (dos a cada lado de su circulación central) que se sumaron a los seis ya existentes, incorporándose a la fachada norte un pequeño balcón  (en lugar de la ventana existente en el volumen original) que permite rematar e iluminar el pasillo central de circulación.
Los arquitectos proyectistas en combinación con el cliente crearon un novedoso edificio no existente en el mercado venezolano en esos años, que estaba compuesto de apartamentos de área reducida, para solteros o parejas sin hijos, totalmente amueblados. Esto implicó que se concibiera a base de espacios mínimos, de usos múltiples, muy funcionales, fáciles de mantener, con mobiliario diseñado para cada sitio y con la escala adecuada, de forma tal que se aprovechara totalmente.

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La parcela sobre la cual se construyó el edificio resultante es un rectángulo orientado norte–sur. El programa contempló diez apartamentos por piso, cada uno con tres ambientes para funciones claramente definidas: estar–comer–dormir, cocina con mueble que combina gabinete de servicio y bar, y baño–vestuario. Para poder lograr un programa tan compacto se tuvo que recurrir a el uso de la ventilación artificial.
Con la estructura se planteó un sistema modular, sencillo y económico, cuyas columnas tenían el mismo ancho que los muros, evitando salientes.
Para el diseño de las fachadas los proyectistas dieron diferentes respuestas. La norte y sur, se diseñaron más cerradas ante la eventualidad de la construcción de otros edificios (solo dejando aberturas del ancho del corredor de circulación para iluminación y en la del norte, un pequeño balcón). La este y oeste tienen, por una parte, un juego de llenos y vacíos, muros calados y balcones, que plásticamente permiten reconocer al edificio desde lejos, transparencia y visuales urbanas desde adentro y, por la otra, una muy adecuada protección solar, básica en nuestro trópico.

El edificio se continúa utilizando hoy con su función original.

Hotel Montserrat 4.jpg

El mobiliario original, obra de Cornelis Zitman (1926-2016), diseñador industrial y notable artista plástico, se fabricó en su totalidad en el país con maderas nacionales y telas importadas. Al haber trabajado con los arquitectos se logró un equipamiento muy adecuado, funcional y contemporáneo.

Hotel Montserrat 5.jpgHotel Montserrat, Altamira, arquitectos Carlos Guinand, Moisés Benacerraf y Emile Vestuti. Planta de una habitación con muebles.

Hotel Montserrat 6.jpgHotel Montserrat, Altamira, arquitectos Carlos Guinand, Moisés Benacerraf y Emile Vestuti. Vista a través de la sala hacia el balcón con el mobiliario diseñado por Cornelis Zitman.

Hotel Montserrat 7.jpgHotel Montserrat, Altamira, arquitectos Carlos Guinand, Moisés Benacerraf y Emile Vestuti. Vista de la sala equipada con el mobiliario diseñado por Cornelis Zitman.

Hotel Montserrat 8.jpgHotel Montserrat, Altamira, arquitectos Carlos Guinand, Moisés Benacerraf y Emile Vestuti. Vista del comedor equipado con mobiliario diseñado por Cornelis Zitman

HVH

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 55

Tecoteca C.A. firma creada en 1952 por Cornelis Zitman (Leiden,1926- Caracas, 2016), con el apoyo financiero de los hermanos Diego y Antonio Carbonell marca, sin lugar a dudas, un antes y un después en el diseño industrial de muebles en Venezuela. Su aparición se ubica, dentro de la trayectoria de Zitman, en el momento de su madurez como fabricante y creador y como oportunidad de demostrar la evolución de una idea que se venía fraguando desde muchos años antes: “la elaboración de un mueble nacional de calidad al alcance de los hogares más humildes”, tal y como él mismo manifiesta en “Tecoteca: cómo se industrializa el mueble moderno en Venezuela” (Cruz del Sur, nº 9, noviembre-diciembre, 1952).
La apertura de Tecoteca estuvo precedida por el transitar de Zitman desde su llegada en 1947 a Coro, donde se instala y logra ampliar su formación adquirida en la Academia de Bellas Artes de La Haya, diseñando muebles de madera a escala industrial para “De León y Magdaleno” y luego para “Caideco”; su traslado posterior a Caracas (1949) donde trabaja en la compañía “Promociones y Decoraciones Dibo” (conocida luego como Deco Dibo); y la apertura de su primer negocio propio “Talleres Zitman A.A.”, carpintería que monta junto a Antonio García Arcos y un grupo de jóvenes arquitectos. Cabe destacar cómo en todo momento no pierde oportunidad de usar el equipamiento de los lugares donde vive junto a su familia para avanzar en el perfeccionamiento y el diseño de piezas que luego reproduciría en serie.


“Talleres Zitman A.A.” (ubicada en la zona industrial de Boleíta, Caracas), le permitió forjar un lugar dentro del mercado del mueble y, gracias al encargo que le hicieran Guinand y Benacerraf  para equipar las Residencias Montserrat en Altamira, Caracas (1951), entrar en contacto con Emile Vestuti (proyectista norteamericano asociado al proyecto del edificio e insigne diseñador) y sentar las bases definitivas de lo que será su producción hasta finales de la década de los años 50. Jorge F. Rivas Pérez en el texto que acompaña el cuidado catálogo elaborado con motivo de la Exposición “Cornelis Zitman. La década de diseño. 1947-1957” (montada en la Sala TAC en 2011), destaca de esta etapa: “Son piezas ligeras, realizadas con economía de medios. La estructura portante está claramente identificada y las demás partes están siempre subordinadas a ellas. El lenguaje formal se alinea con la estética moderna del mobiliario escandinavo e italiano de la época”.


Una vez emprendido su negocio más ambicioso, vale decir que el taller de Tecoteca estaba conformado por 7 departamentos: administración y compras, corte de material crudo, máquinas, ensamblaje, acabados de madera, lacas y pintura y tapicería, lo que nos da una idea de su envergadura y capacidad de enfrentar trabajos de diferente proporción, siempre caracterizados por el estar formando parte de una clara línea de producción en serie. La madera y el hierro materia prima fundamental de lo que se hacía, se buscaba fueran, en la medida de lo posible, de procedencia nacional.
La comercialización, pieza clave sobre la que Zitman basaba buena parte de su esfuerzo, permitió a Tecoteca contar con varios locales de venta directa al público de sus productos en Caracas: “Tecoteca Muebles C.A.” en el Centro Comercial El Recreo, “Tecoteca Este 1” en la Avenida Urdaneta y, finalmente, “Muebles Tecoteca”, tienda de mayor tamaño (que incorporará diseños provenientes de otras firmas), localizada en la esquina de la avenida Andrés Bello con Francisco de Miranda en Los Palos Grandes.

Catalogar los productos, otra de las fases primordiales en el proceso de comercialización, permitió a Zitman diseñar una primera publicación en 1953 que se ha constituido en toda una pieza de culto dentro de la historia del diseño industrial y gráfico del país. Allí los muebles está organizados según su tipo y cada elemento se muestra por separado con dibujos a escala y varias vistas fotográficas ambientadas según el espacio para el que están destinadas.
Tecoteca desde 1952 hasta 1957 tuvo un crecimiento sostenido y un exitoso desempeño. La febril actividad de Zitman, sin embargo, le empezó a pasar factura y a finales del 57 se retira para descansar cuando ya la fábrica empezaba a sufrir graves problemas económicos que desembocarán en su cierre definitivo y liquidación luego de la caída de Pérez Jiménez (1958).
Tal y como señala Lourdes Blanco en ”Zitman y Tecoteca. Conocido y desconocido”, texto introductorio al catálogo arriba citado, “queda para la reflexión, propia de una publicación más ambiciosa…, el programa concebido por Zitman para la nueva Tecoteca” y que puede resumirse según sus propias palabras extraídas de lo publicado en Cruz del Sur: “Tecoteca presenta por fin un mueble honesto en la expresión misma de su estructura, en el empleo de los materiales, en la terminación de sus componentes”. Toda una declaración de principios que se encuentra en plena sintonía con las aspiraciones de los arquitectos de la época.

ACA

Procedencia de las imágenes

Catálogo de la exposición de la Sala TAC: Cornelis Zitman. La década del diseño / 1947-1957, 2011

1951• Se inaugura el Cine Broadway

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1951•  El día 13 de septiembre se inaugura el Cine Broadway, ubicado en la esquina de la Calle Real de Sabana Grande con la Calle Chacaíto, diseñado por la Oficina Alayeto Bled con la asesoría directa del empresario Andrés Radonski. El diseño de este cine contrastó con los existentes hasta ese momento por los detalles de lujo y acabados: una fachada curva con color sobre el acceso a la sala, que fue resuelta en un solo nivel, sin balcón, con un aforo de 812 espectadores, colores en las paredes interiores y en la tapicería de las butacas, que ofrecían dos posibilidades de ajuste. A los lados del telón había unas figuras de bailarinas, doradas, obra del joven escultor de origen holandés, Cornelis Zitman. En la fachada Este del edificio se construyó una línea de pequeños locales comerciales, contra la pared ciega del cine, que daban vida urbana a la Calle Chacaíto, contribuyendo a la resolución de la esquina.
El Cine Broadway fue diseñado y construido por la Oficina Alayeto Bled simultáneamente con el Cine Imperial, el cual tuvo características y acabados similares.
HVH