1945• Se crea la Escuela Normal “Gervasio Rubio”, Rubio, estado Táchira.

1945• A raíz de quedar normada legislativamente la educación rural a partir de la Ley de Educación del 24 de julio de 1940, donde se legisló sobre la formación de los maestros y se dividió la formación en “Urbana y Rural” (Arts. 16 y 30); “La primera se suministrará en las Escuelas Normales Urbanas y la segunda en las Escuelas Normales Rurales” (Art. 34) se incrementó el número de estas en diferentes partes del país.
En consecuencia durante el Gobierno Regional presidido por el General Angarita Arvelo, el día 15 de octubre, se crea la Escuela Normal “Gervasio Rubio” la cual empieza a funcional en la Casa El Altillo, ubicada en el Barrio San Diego, en Rubio, estado Táchira, la cual tenía como objetivo formar Maestros Rurales.
Su primera directora fue la maestra Teresa Vega Leal. Se inicio como una escuela para mujeres con sexto grado aprobado para poco tiempo después transformar su régimen en mixto.
El 9 de julio de 1949, cuatro años después de abierta la escuela, egresó la primera promoción de Maestros Rurales, 28 en total, 25 mujeres y 3 varones.


Fuente: La historia de la Educación Rural en Venezuela. Caso: Centro Interamericano de Educación Rural (CIER). José Pascual Mora García.

HVH

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 305

Cuando los editores y responsables que estaban detrás del proyecto de la revista Armitano Arte expusieron las razones por las cuales lo emprendían estaban muy claros. En el editorial de su nº 1 se señalan los puntos principales que los orientaban y la seguridad exultante que los acompañaba: “Primero, la unicidad de esta publicación que, desde el primer número, deja ver a las claras, que se trata de algo totalmente diferente y sin posibilidad de comparación. Segundo, que es un esfuerzo editorial y cultural único en América Latina; no se conocen antecedentes que hayan tratado temas culturales con tanta generosidad de espacio y calidad técnica de las reproducciones en color. Tercero, que esta es una revista para coleccionar. En efecto, no ofrecemos una publicación informativa que pierde interés en cuanto termine su lectura. Todo lo contrario, es una revista que por su calidad artística aumenta de valor a medida que se conserven todos los ejemplares”.

Con semejante compromiso asumido, la publicación aparece en diciembre de 1982 (a las puertas de la conmemoración del año Bicentenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar, 1783-1983), con periodicidad bimestral, sobrio diseño e impecable impresión que contó con el respaldo y garantía de Ernesto Armitano, cuya legendaria imprenta (Gráficas Armitano C. A.), ubicada en la Cuarta Transversal de la Avenida Principal de Boleíta, se había hecho un importante espacio apoyando el arte y la arquitectura venezolanos a través de publicaciones de una altísima calidad y de gran formato. Toda la experiencia de Armitano se volcará en la revista que será dirigida por otro veterano de estas lides, Graziano Gasparini, acompañado por un Comité Consultivo de lujo integrado por: Carlos F. Duarte, Manuel Pérez Vila, Carlos González Bogen, José María Cruxent, Carlos Cruz-Diez, Ricardo Legorreta y Oscar d’Empaire.

Como complemento de lo ya señalado vale subrayar que la publicación se imprime sobre papel “IKONOFIX de 115 gramos especialmente elaborado para ARMITANO ARTE por Zanders, Alemania”, tiene un tiraje inicial de 15.000 ejemplares y un costo unitario de Bs. 55,00 para Venezuela, 19,00 $ para toda América y 24,00 $ para Europa. La suscripción anual por 6 números es de Bs. 300,00 para Venezuela, 100,00 o 150,00 $ para toda América y de 120,00 o 180 $ para Europa (dependiendo en los dos últimos casos si se deseaba recibir por correo ordinario o aéreo). La publicidad (a página entera), elemento siempre importante para lograr que empresas de este tipo sean medianamente sostenibles, se ubicó ocupando las primeras hojas y las cotratapas de la revista.

1. “El mobiliario de la Época Republicana en Venezuela” texto de Carlos F. Duarte y fotografías de Mariano U. de Aldaca.

Con la finalidad de colocar el listón en lo más alto el primer número de Armitano Arte, donde se utiliza como elemento distintivo el fondo negro tanto en la portada como en la mayoría de las ilustraciones que la acompañan (emulando en gran medida lo que la revista italiana de arte FMR – del editor Franco Maria Ricci- ya había lanzado como propuesta el mismo año 1982), tiene como contenido cinco temas en los que la excelente fotografía compite de tú a tú con los textos. Así, abre la entrega (pp. 11-42) “El mobiliario de la Época Republicana en Venezuela”, texto del prestigioso conservador y restaurador, experto en arte colonial venezolano, Carlos F. Duarte y fotografías de Mariano U. de Aldaca. Aquí Duarte confirma sus dotes de acucioso investigador, dedicado coleccionista y meticuloso informante de una temática poco trabajada en nuestro país, apoyándose para acompañar el desarrollo del ensayo, de objetos provenientes en su mayoría de las colecciones del Museo de Arte Colonial, la Casa Natal de Libertador y la suya propia.

2. “El muro del Inca” texto y fotografías de Luise Margolies y Graziano Gasparini.

Le sigue (pp. 43-62) “El muro del Inca” con texto y fotografías de Luise Margolies (antropólogo cultural) y Graziano Gasparini (historiador y arquitecto), donde al espléndido y predominante despliegue fotográfico lo acompaña un breve artículo que reseña el recorrido, ya trabajado con anterioridad por los autores, por el siempre impactante uso que se hizo de la piedra tallada en las construcciones que se encuentran en Cuzco (Perú) y sus alrededores durante la época precolombina.

3. “Cestería indígena” textos de Daría Hernández y Cecilia Fuentes y fotografís de Andrey von Leitberg.

La tercera parte de las cinco que recoge esta entrega del nº 1 de Armitano Arte, está conformada por el hermoso trabajo de registro y análisis de lo que es nuestra “Cestería indígena” (pp. 63-82) a cargo de las antropólogas Daría Hernández y Cecilia Fuentes, ambas graduadas en la Universidad Central de Venezuela y a su vez directora y jefe técnico administrativo, respectivamente, del Museo del Folklore de Caracas. Las notables fotografías que dan cuenta la impactante proximidad existente entre el arte popular utilitario y el abstracto, salieron de la cámara de Andrey von Leitberg. Vale añadir que no es casual que la portada de la revista recurra a una de las contundentes imágenes de von Leitberg para engalanar el número que significó su lanzamiento.

4. “La Guaira. Cartografía siglo XVIII” investigación de Graziano Gasparini.

“La Guaira. Cartografía siglo XVIII” (pp. 83-112) es el título del trabajo que permite a Graziano Gasparini dar salida a parte de una investigación que ya venía desarrollando apoyada en los archivos españoles de Sevilla, Madrid, Simancas y de algunos museos y otras instituciones culturales, dedicada a mostrar los tesoros cartográficos allí guardados. No hay que olvidar que en 1981 Gasparini ya había publicado conjuntamente con Manuel Pérez Vila el libro La Guaira. Orígenes históricos. Morfología urbana (editado por Armitano) y que muy probablemente lo publicado en la revista provenga del valioso material recopilado para el libro, potenciado en cuanto a su indudable valor gráfico.

5. “Juan Félix Sánchez. Lo espiritual en el arte” texto de Alberto Arvelo y fotografías de
Sigfrido Geyer.

Finalmente, con “Juan Félix Sánchez. Lo espiritual en el arte” (pp. 113-138) del escritor Alberto Arvelo y fotografía de Sigfrido Geyer, ambos integrantes del Grupo Cinco, se deja testimonio del significado y relevancia que cobró la obra del artista merideño una vez que Dennis Schmeichler (otro integrante del Grupo Cinco) estableciese contacto con él y descubriese el riquísimo y variado trabajo que ya había acumulado durante años, anclado de manera indisoluble al recóndito entorno natural (El Tisure ubicado entre las quebradas de El Potrero y Los Muñecos, estado Mérida), donde había decidido erradicarse desde 1943. El artículo, prólogo del catálogo publicado con motivo de la exposición abierta por dos meses en los espacios del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en 1982 se dedicara al artista merideño, es toda una invitación a aproximarse a la producción de Sánchez venciendo los prejuicios de lo que entendemos por arte popular, término que el autor del texto se ha negado ex profeso a utilizar mientras abordaba el análisis de su obra.

6. Izquierda: Portada del nº 1 de la edición italiana de la revista FMR de marzo de 1982. Derecha: Algunas de las 22 portadas de Armitano Arte.
7. Parte de la producción editorial dedicada al arte de Ernesto Armitano Editor.

Armitano Arte, fruto de otro exitoso emprendimiento de la dupla Ernesto Armitano-Graziano Gasparini, en el que puede percibirse en todo momento la apabullante influencia y presencia del segundo en su conducción, nos deleitó con una regularidad si se quiere poco afectada por las circunstancias que envuelven este tipo de publicaciones en nuestro país (la frecuencia tuvo un promedio de número y medio al año en lugar de los dos planificados inicialmente), a lo largo de 15 años, dejando de circular en 1997 tras la aparición de 22 números. Dejó en manos de lector, tal y como se lo habían propuesto sus impulsores, una colección invalorable de “temas sobre Venezuela y América en las facetas más variadas. Arte precolombino, arte colonial, arquitectura inca, maya o barroca, pintores cuzqueños, muralistas mexicanos o cinéticos actuales, antigüedades, objetos raros, arte popular, artesanía, fotografía, diseño, urbanismo, restauración y movimientos culturales de ayer y de hoy” así como de «la revista más bella de América”, en clara alusión al calificativo de «la revista más bella del mundo» que Franco Maria Ricci había acuñado para su revista, ya citada, lanzada solo unos meses antes.

Tan importante aporte dejó clara la conciencia que se tenía de la envergadura de la empresa, de la responsabilidad que se asumió y de los compromisos cumplidos tal y como se había anunciado década y media antes. Todo un ejemplo a ser analizado y estudiado que queda en los anales de la historia del mundo editorial venezolano.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas excepto 6. Nº1 de la revista Armitano Arte, 1982.

6. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

¿SABÍA USTED…

… que en 1952 se concluye la construcción de la avenida Andrés Bello?

1. Avenida Andrés Bello, sector Sarría-Guaicaipuro, años 1950. Vista hacia el este. A la derecha se distingue el Santuario Nacional de María Auxiliadora y la entrada al Colegio San Francisco de Sales de la Congregación de los Salesianos.

La apertura definitiva de la avenida Andrés Bello en 1952 colaboró de manera importante al descongestionamiento del centro de la ciudad de Caracas y a conectarlo con las urbanizaciones que comenzaron desde 1929 a desarrollarse hacia el noreste: La Florida (1929), San Bernardino (1939) y Los Caobos (1939). En tal sentido, se concibió como la prolongación de la avenida Este-Oeste 1 que casi simultáneamente se estaba ampliando y transformando en la avenida Urdaneta, inaugurada pomposamente en 1953.

Sobre el trazado de la que sería la avenida ya se habían comenzado a construir desde finales del siglo XIX (1897), en Sarría, el Colegio San Francisco de Sales de la Congregación de los Salesianos (cuya primera edificación terminada el mismo año fue proyectada por el padre Gerónimo Gordini), y el Santuario Nacional de María Auxiliadora (de Pedro S. Castillo y Luis B. Castillo, terminada en 1909), vinculado al Colegio que, entre 1940 y 1942, construye el edificio escolar, el más voluminoso del conjunto. Más adelante, en la misma zona, la Cruz Roja Venezolana (que ya funcionaba desde 1931 en el antiguo hospital Linares, inaugurado en 1892 sobre la avenida Este 0), decide levantar su sede en 1947 según proyecto del arquitecto Diego Carbonell.

2. Avenida Andrés Bello, años 1950. Dos tomas, una hacia el norte y otra hacia el este que muestran el encuentro con la avenida Vollmer de San Bernardino.
3. Avenida Andrés Bello, años 1950. Vista hacia el oeste que muestra el punto de contacto con la avenida Urdaneta.

Como referencia de lo que sería el lugar de llegada de la vía se tomó en cuenta la existencia desde 1930 de la sede del Club La Florida (atribuido a Manuel Mujica Millán, para el que Carlos Raúl Villanueva había presentado un proyecto a concurso en 1928), donde posteriormente, en 1958, se erigiría la iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá y luego el colegio San Antonio de La Florida. También a mitad de camino, a la altura de Maripérez, se construyó en 1946 la sede de otro club social, el Casablanca, que posteriormente se convertiría en la Hermandad Gallega.

4. Plano de Caracas y sus alrededores, 1941, donde puede observarse la propuesta de prolongación directa de la avenida Andrés Bello hacia el este.
5. Plan Municipal de vialidad, 1951. Gobernación del Distrito Federal. Dirección de Obras Municipales. Hacia el centro en la parte superior se puede observar la propuesta de conectar la avenida Andrés Bello con la Cota Mil.
6. Plano Regulador de Caracas, 1951. Comisión Nacional de Urbanismo.

Con los indicios que aportaban las incursiones más antiguas sobre el sector, que ya habían sido tomadas en cuenta en el “Plano general de la distribución de las nuevas avenidas, calles y carreteras” de 1936 (anexo al Plan Monumental de Caracas de 1939), no sería casual que la avenida Andrés Bello fuese incorporada por el Plan Municipal de Vialidad de 1951 como una de las 9 obras imprescindibles dentro de las 19 que allí se incluían y por el Plano Regulador de Caracas de aquel mismo año, como elemento importante de uno de los seis sistemas internos estructurantes (el este), junto a las avenidas Libertador, Lincoln y Francisco de Miranda. En particular, la Andrés Bello, como ya se ha dicho, se pensó para desahogar el casco central, pero además para enlazar y servir los sectores de San Bernardino, La Candelaria (este), Guaicaipuro, Maripérez, Los Caobos, Colina de Los Caobos (La Colina), Las Palmas y La Florida y para conectar de forma directa con uno de los sistemas de circunvalación pensado desde entonces para servir la ciudad: la avenida Cota Mil.

La avenida, que marcaba su inicio en la intersección con la Vollmer de San Bernardino, donde se conformaba una redoma que en algunas de las numerosas postales de la época se denominaba como “Plaza Estrella”, fue considerada dentro de las 19 obras imprescindibles establecidas por el señalado Plan Municipal de Vialidad de 1951. Sin embargo, como acota Juan José Martín Frechilla en Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna (2004), la Andrés Bello hizo perder “el característico ambiente de zona residencial a las urbanizaciones ‘Guaicaipuro’, ‘La Florida’, ‘Los Caobos’ y ‘Country Club’”, y quizás por ello mismo fue ejercida una importante presión para que, según Pedro Pablo Azpúrua (respaldado en el Acta de la sesión nº 210 del 19 de junio de 1951 de la Comisión Nacional de Urbanismo), citado en el mismo libro, al presentarse el Plan ante dicho ente “varios miembros de la Comisión emitieron opinión al respecto y después de larga deliberación sobre el particular, la Comisión resolvió aprobarlo y recomendarlo al ciudadano Gobernador del Distrito Federal por estar todo lo proyectado en él tal y como ha sido previsto en el Plano Regulador elaborado por esta Comisión con la salvedad de agregar la prolongación de la Avenida Andrés Bello hasta su empalme con la Cota Mil”. Es aquí donde se encuentra el origen del final abrupto y sin mayores consecuencias de la avenida y la razón por la que nunca se haya llevado a cabo su prolongación, cosa que sin duda afectaría de forma determinante a La Florida, La Campiña, el Country Club y demás urbanizaciones al este, tal y como se puede observar en el Plano de Caracas y sus alrededores de 1941.

Posteriormente, al terminarse los trabajos de construcción de la Cota Mil (hoy avenida Boyacá) a la altura de La Florida a finales de los años 60, parte del plan se retoma al decidirse que sea la avenida Los Mangos la que dirija de manera directa hacia el norte el tráfico proveniente de la Andrés Bello, pero sin resolverse de forma clara y firme la conexión entre ambas. Con relación a una posible unión expedita hacia el este con la Libertador (avenida terminada en 1965), más allá de su enlace directo a la altura del Mercado Guaicaipuro, ella se fue diluyendo a través de las transversales que comunican ambas arterias: Principal de Maripérez, Santiago de Chile y Buenos Aires (Los Caobos), Principal de Las Palmas, y Las Acacias, Los Samanes y Los Jabillos (La Florida).

7. Avenida Andrés Bello. Vista hacia el este del sector Sarría-Guaicaipuro, posterior al año 1957 cuando ya se había abierto la conexión con la
avenida Libertador.
8. Avenida Andrés Bello. Dos tomas similares de la avenida Andrés Bello en el sector Sarría-Guaicaipuro mirando hacia el oeste, posteriores a 1953 y con pocos años de diferencia entre sí.
9. Izquierda: Colegio Salesiano y Santuario Nacional de María Auxiliadora en la actualidad. Derecha: interior del Mercado Guaicaipuro.
10. Edificio sede de la Cruz Roja Venezolana.
11. De izquierda a derecha: sede del Banco Provincial, Torre Mercantil y Centro Financiero Confinanzas

Tras su apertura “oficial” en 1952, la avenida Andrés Bello además de cortar el terreno de la escuela y del oratorio del Colegio de los Salesianos, empezó a mostrar un comportamiento muy dispar en su desarrollo y vitalidad urbana. Al comienzo, en el sector oeste (San Bernardino) se produce un aumento significativo de la densidad y la aparición de una serie de sedes corporativas e institucionales: la del Banco Provincial (Gustavo Machado, John Machado y Félix Paván, 1982, al sureste en el cruce con la avenida Vollmer) y la Torre Mercantil (Manuel Fuentes y Tony Mas Lara, 1983, al norte en el cruce con la avenida El Lago). A ello se sumó al suroeste el Centro Comercial Sambil La Candelaria en 2008. Más tarde sobre la acera norte, al lado de la Torre Mercantil, se construirá el inconcluso Centro Financiero Confinanzas (Enrique Gómez Arquitectos Asociados, 1994, mejor conocido como “Torre de David”), y más hacia el este los edificios de la Fundación del Niño (actual Fundación Nacional “El Niño Simón», ARQUINA, S.R.L., 1982) y de la Contraloría General de la República, este último frente al Mercado Periférico (hoy Municipal) de Guaicaipuro (proyecto de la Oficina Técnica Carlos Blaschitz, 1953).

El Mercado, que junto al colegio de los salesianos se vio afectado por la conexión abierta hacia la avenida Libertador en 1957, marca dentro del sector de Sarría-Guaicaipuro un límite donde a partir de él se mantuvo una densidad baja con viviendas unifamiliares que con el tiempo han sufrido un proceso creciente de degradación.

12. Izquierda: Hospital Ortopédico Infantil. Derecha: Edificio Las Fundaciones
13. Plaza Andrés Bello con el edificio Las Fundaciones a la derecha y el Centro Diagnóstico Integral Andrés Bello (antigua Tienda por Departamentos VAM) junto al edificio Andrés Bello a la izquierda.

Es la construcción en la acera norte, primero del Hospital Ortopédico Infantil (Carlos Guinand Sandoz asociado con los profesionales norteamericanos Wallace K. Harrison, Jacques-André Fouilhoux y Max Abramovitz, 1940-1945), y luego del edificio Las Fundaciones (Diego Carbonell, 1955 y ampliación de Bernardo Borges, Francisco Pimentel y Pablo Lasala de 1979, donde funciona actualmente el Ministerio de Alimentación) -iniciativas ambas del empresario Eugenio Mendoza Goiticoa- lo que le dará al sector próximo a Maripérez un nuevo impulso que estará acompañado al sur por el Centro Diagnóstico Integral Andrés Bello (lo que en los años 60 y 70 fue la Tienda por Departamentos VAM y en los 80 la Proveeduría OCP). También al norte en la misma zona en 1956 se inaugurará la Plaza Andrés Bello, espacio público que marcará el acceso mediante la avenida Trujillo a Pinto Salinas y a la Unidad Vecinal Simón Rodríguez, desarrollo proyectado para el barrio Tiro al Blanco en el Taller de Arquitectura del Banco Obrero (TABO) por José Manuel Mijares, bajo la supervisión de Carlos Raúl Villanueva, construido justamente en 1956. Frente a la plaza, al sur, se levantará años más tarde el edificio Centro Andrés Bello (arquitecto Raúl Garmendia e ingeniero Luis Alfonso Oberto, 1957-1969).

14. Vista al sur del encuentro de la avenida Andrés Bello y la Principal de Maripérez. A la izquierda el Parque Arístides Rojas. A la derecha la Hermandad Gallega.
15. Izquierda: Torre Andrés Bello. Derecha: edificio Cattleya.

Adentrándonos en el sector de Maripérez aparecen al norte, en el cruce con la avenida principal que termina desembocando en la estación del teleférico, la ya mencionada sede de la Hermandad Gallega y el Parque Arístides Rojas (Luis Jiménez Damas, 1961-1963), uno de los espacios verdes más interesantes y poco publicitados de la capital. Más hacia el este, en la urbanización Los Caobos se ubica al sur la sede del Colegio Nacional de Periodistas y en la urbanización Las Palmas al norte, ya en zona residencial, se encuentran la Torre Andrés Bello (Manuel Rodríguez del Villar con la colaboración de Nikolajs Sidorkovs, 1969), la Policlínica Méndez Gimón y el Colegio Cervantes en el cruce con la Principal de Las Palmas. Hacia el final, en la urbanización La Florida, en la esquina suroeste con la avenida Los Samanes, destaca el edificio de vivienda multifamiliar Cattleya (José Miguel Galia, 1967).

16. Postal de la avenida Andres Bello, años 1950.
17. La iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá y el Colegio San Antonio de La Florida.

El fin de la vía, como ya hemos dicho, lo marca la presencia entre las avenidas Los Samanes y Los Jabillos, en los terrenos que fueron del Club La Florida hasta 1942 y luego del Instituto Escuela hasta 1945, de la iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá (proyecto de Edgar Pardo Stolk con la colaboración de Frederich Schwertle Stegerer) y el Colegio San Antonio de La Florida.

La desigual avenida Andrés Bello (como gran parte de las principales arterias de Caracas) hoy muestra signos claros de un deterioro muy distante a las imágenes que las apacibles postales tomadas durante sus primeros años presentaban. Al total desfiguramiento de su contacto con la avenida Urdaneta protagonizado por un lamentable “elevado”, sus aceras e importantes espacios públicos (la plaza Andrés Bello y el parque Arístides Rojas) sufren de un preocupante abandono que se traduce en inseguridad, dejando en la boca, una vez más, el sabor de la espera por la llegada de tiempos mejores.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.pinterest.com/pin/453667362444923170/

2. https://twitter.com/GuerreroPablo9/status/655900462646996992 y VIEJOS RECUERDOS – Eklablog

3. https://twitter.com/caracasdelayer/status/570030155256750080?lang=es

4. http://guiaccs.com/planos/caracas-mitad-del-siglo/

5. Juan José Martín Frechilla. Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna (2004)

6. http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-zonificada/

7. https://twitter.com/caracascuentame/status/1364946715393073156

8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

9. https://www.facebook.com/ColegioSFSccs/photos/breve-rese%C3%B1a-hist%C3%B3rica-de-nuestro-colegioel-20-de-noviembre-de-1894-llegaron-a-v/299093670797007/ y Colección Crono Arquitectura Venezuela

10, 11, 12 y 15. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

13. https://twitter.com/caracascuentame/status/1266449895512248320?lang=ar-x-fm

14. Captura de Google Earth

16. https://www.pinterest.com/pin/453667362445125295/

17. https://www.pinterest.com.mx/pin/280560251766190801/

HA SIDO NOTICIA

Kingstone University Town House de Grafton Architects y La Borda de Lacol ganan el Premio Mies UE 2022

Escrito por Dima Stouhi

Traducido por Fabian Dejtiar

26 de abril 2022

Tomado de Plataforma Arquitectura

La Comisión Europea y la Fundación Mies van der Rohe han anunciado que Town House de Grafton Architects y la vivienda cooperativa La Borda de Lacol son los ganadores del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea 2022 – Premio Mies van der Rohe. Town House, ganador de la Categoría de Arquitectura, fue premiado por su «calidad ambiental notable que crea un ambiente excelente para estudiar, reunirse, bailar y estar juntos». El Premio de Arquitectura Emergente 2022 fue otorgado a la vivienda cooperativa La Borda en Barcelona, elogiada por su «copropiedad y cogestión de recursos y capacidades compartidas».

Town House de Grafton Architects presenta una fachada de columnas de varios niveles que crea una atmósfera emocional y doméstica en los diferentes niveles de la estructura. El proyecto acomoda los espacios de estudio y danza de manera armoniosa, fusionando capas de silencio y capas de sonido sin interferir entre sí. Este proyecto es un hito al ser la primera vez que un edificio universitario gana el premio de arquitectura, destacando el potencial de los proyectos educativos públicos y cómo los proyectos con cualidades similares «dignifican la vida de las personas a través de la educación y la unión y brindan las mismas posibilidades educativas para todos».

Según explican los arquitectos, la vivienda cooperativa La Borda de Lacol es una estructura organizada por sus funciones y usuarios para acceder a “una vivienda digna, no especulativa, que pone su valor de uso en el centro, a través de una estructura colectiva”. El proyecto se considera transgresor frente a otros proyectos de vivienda, ya que va más allá de la vivienda cooperativa, y se configura como un espacio donde catorce profesionales con diferentes conocimientos ofrecen una herramienta activa para promover el cambio urbano basado en la sostenibilidad social, ecológica y económica.

La lista original de nominados incluía 532 proyectos completados entre octubre de 2018 y abril de 2021 en 41 países, que «destacan las oportunidades y las tendencias de la arquitectura actual en el territorio europeo», centrándose en la inclusión social, la sostenibilidad y la circularidad, y la investigación estética. A principios de este año, la lista se redujo a 7 finalistas, 5 proyectos en la categoría de Arquitectura y 2 en la categoría de Arquitectura Emergente, todos los cuales «animan y se convierten en modelos y referencias para las políticas locales de la ciudad».

La ceremonia de premiación de los Premios EUmies tendrá lugar el 12 de mayo en el Pabellón Mies van der Rohe de Barcelona e incluirá las intervenciones del alcalde de Barcelona, el comisario europeo de Innovación, Investigación, Cultura, Educación y Juventud, y el presidente de la Fundació Mies van der Rohe, así como una exposición de maquetas, textos, vídeos, bocetos y dibujos de las 40 obras finalistas.

ACA