
La exposición José Miguel Galia, arquitecto, realizada entre el Museo de Bellas Artes (MBA) de Caracas y el Centro de Información y Documentación (CID) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la UCV, forma parte de un numeroso grupo de más de 15 muestras que llegaron a montarse a lo largo de la década de los 90 del siglo XX en diferentes espacios, producto del esfuerzo llevado a cabo por diversas instituciones o grupos interesados en divulgar la arquitectura en nuestro país, abriéndole espacio muy especialmente a la labor de recopilación, documentación y catalogación sobre el quehacer nacional iniciada con entusiasmo durante aquellos años.
José Miguel Galia (Gualeguaychú, Argentina,1919-Caracas, 2009), en particular, por la magnitud de su obra construida se constituyó en foco de atención de investigadores dada la amplitud de temas que llegó a abordar y el sello personal que logró imprimir a su producción luego de una exitosa sociedad con Martín Vegas en la década de 1950. Su ascendencia dentro del ámbito profesional se equiparó a la que logró como docente, influyendo en la formación de varias generaciones de arquitectos a lo largo de 35 años de labor ininterrumpida que se inicia dos años antes de su participación como fundador de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV en 1953. Venezolano por decisión propia desde 1974, obtiene ese mismo año el Premio Nacional de Arquitectura otorgado en la V edición de la Bienal por el edificio Seguros Orinoco (Esquina de Socarrás, Caracas) y en 1976 el Premio Municipal del Distrito Federal por el Edificio del Banco Metropolitano en Sabana Grande, Caracas. Galia, además, dignificó el diseño de edificios de vivienda multifamiliar en propiedad horizontal, convirtiéndose en pionero y viva demostración de los alcances que dicha Ley ofrecía desde su entrada en vigencia en 1960, enriqueciendo su tipología y mostrando alternativas que daban con el máximo aprovechamiento de las ordenanzas y el mejor funcionamiento posible. El ladrillo como revestimiento o cerramiento exterior imprimió a sus obras una marca de fábrica que aún hoy es claramente reconocible dentro del paisaje caraqueño.
Tras la apertura en los mismos espacios del MBA de las muestras dedicadas a Franco Purini (1986), Alvar Aalto (1989), La casa como tema (1989) y El espacio, escenario de un Museo (1991) y haber dado cabida en 1987 a la VIII Bienal Nacional de Arquitectura, José Miguel Galia, arquitecto se convirtió en la primera que esa institución destinó en solitario a la obra de un arquitecto venezolano. Anteriormente le había correspondido a la Galería de Arte Nacional (GAN) abrirle las puertas a sendas exhibiciones consagradas a la obra de Carlos Raúl Villanueva. 1900-1975 (1982), La Arquitectura de los 80 (1985), Los signos habitables: Tendencias de la Arquitectura Venezolana Contemporánea (1985) y Manuel Mujica Millán. Arquitecto (1991). Por su parte el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber (MACCSI) empezaba a dar sus primeras muestras de interés por la arquitectura de la mano con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia, la Embajada de Italia en Venezuela y el Instituto Italiano de Cultura en Venezuela a través de Alessandro Anselmi. Dibujos y Proyectos (1990) y Las Escalas del Espacio. Arquitectos Italianos Contemporáneos (1991).
El esfuerzo compartido entre la Fundación MBA y la FAU dio como resultado que entre el 8 de marzo al 3 de mayo de 1992 se abriera en las Salas 6, 6A y 7 del Museo un verdadero evento que combinaba el rigor académico producto de la puesta en orden del archivo personal de Galia y la producción de un material especialmente preparado para la ocasión. Así, tal y como señala Henrique Vera (responsable de la curaduría y museografía) en la presentación del hermoso catálogo que la acompañó, el guión museográfico se concibió para exhibir planos originales, dibujos, maquetas, croquis, detalles constructivos en escala 1:1, planos especialmente redibujados, axonometrías y fotografías, “dividiéndose en cuatro partes: la primera (…) integrada por una selección de proyectos realizados por los arquitectos Martín Vegas y José Miguel Galia, entre los años 1951 y 1958, en la firma Vegas & Galia Arquitectos Asociados. Destacan aquí por su importancia y significación el Conjunto Polar (1953), el Edificio Anglo-Ven (1956) y el Banco Metropolitano, agencia principal (1957). (…) El segundo grupo lo constituyen aquellos edificios diseñados por Galia desde 1958 hasta 1988. Aquí resaltan, por una parte, los dos Edificios Seguros Orinoco, el de la esquina de Socarrás (1971) (…) y el de Puerto Ordaz (1976). Igualmente el Edificio Banco Metropolitano, agencia Sabana Grande (1976) y la Remodelación del Parque Los Caobos. Por otra parte, se destaca un grupo de proyectos de vivienda multifamiliar, construidos y no construidos, los cuales fueron agrupados en seis familias tipológicas, tomándose el mejor ejemplo de cada familia para presentarlo con mayor detalle. (…) El tercer grupo está integrado por proyectos de diferente naturaleza, que no fueron construidos y que sin embargo ayudan a tener una visión más completa de este singular diseñador: tres diseños que participaron en concursos, una Quinta en Colinas de Bello Monte y el Edificio Sede para la Biblioteca Nacional, ambos para Caracas, y el de la Torre Peugeot, en Buenos Aires. También aquí se exhibe por primera vez un valioso material original. (…) El cuarto grupo de diseños exhibidos lo constituyen los tres proyectos en los cuales José Miguel Gala trabaja actualmente, el edificio Seguros Orinoco de Los Palos Grandes, el Centro Otassca en el Paseo Colón, y por último el Edificio Centro Princesa, ubicado en el Boulevard de Sabana Grande…”
Vera, contó para alcanzar con éxito este recordado montaje, con el inestimable apoyo de la oficina de Galia y en particular de los arquitectos Magali Ruz-Brewer, Sabino Marotta y José Antonio Maldonado, con el aporte del personal del MBA con María Elena Ramos, su directora, a la cabeza y del CID FAU UCV en las personas de las diseñadoras Martha Sanabria y Catherine Goalard.
El catálogo numerado como el 869 (la exposición fue la nº 984), cuya portada preside la postal de esta semana, diseñado por Andrés Carnevali, fue impreso por Unión Offset y tuvo un tiraje de 1500 ejemplares, pudiéndose aún adquirir a través de www.edicionesfau.com.
Destacan en él no solo su impecable impresión y el acompañamiento de las estupendas fotografías de Paolo Gasparini (protagonistas del montaje expositivo junto a las maquetas realizadas por Julio Camacho y José Ricardo Olivares), sino muy particularmente los dos textos preparados por José Miguel Roig y Federico Vegas: el uno titulado “Galia, La revolución a medida”, centrado en analizar críticamente el Banco Metropolitano de Sabana Grande; el otro, “El monasterio vertical”, dedicado a develar los entresijos y reflexiones, que en tono si se quiere más poético, suscita en su autor Seguros Orinoco. Del escrito de Vegas, extraemos, para terminar, la siguiente cita que ilustra la actitud de un profesional dedicado, tenaz, inquieto, que por sobre todo amaba la arquitectura y además logró que ella trascendiera: “La inmovilidad, la idea de que el edificio no se moverá de sitio como las Arcas, está a cargo del ladrillo. Aquí está la gran paradoja: el ladrillo, repetible y ancestral, lo imaginamos en muros de carga, pero éstos son inoperantes después de cierta altura. En el edificio de Socarrás, el ladrillo o la arcilla, es recubrimiento, y para que no haya dudas, no tiene trama y cambia de sentido cuando recubre el concreto y cuando es simple pared. No es posible un juego más diáfano, hacer más advertencias sobre la verdadera estructura del edificio, y sin embargo queda el sentimiento de un solo y gran ladrillo tallado”.
ACA



