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Archivos diarios: 5 de noviembre, 2017
LA RED HOTELERA NACIONAL

Hotel Moruco
Cuando Juan Pedro Posani dedica un capítulo de la segunda parte de Caracas a través de su arquitectura (1969) a lo que denominó “La arquitectura populista”, centra fundamentalmente su atención en la “quinta”, protagonista principal de las nuevas urbanizaciones caraqueñas, reconociendo en algunas de sus mejores soluciones el interés por recuperar los “elementos plásticos utilizados en defensa contra los elementos (sol y lluvia)” así como los valores permanentes de la arquitectura colonial que Carlos Raúl Villanueva precisó con tanto tino en “El sentido de nuestra arquitectura colonial” (1952). Posani tiene además en mente el ir delimitando lo que podría denominarse como “el ‘carácter’ nacional ” a partir, no sólo de la aproximación hecha por Villanueva a lo que se edificó en la Colonia, sino muy especialmente desde la arquitectura popular, fuente desde donde empezaban a nutrirse algunas experiencias realizadas en la Escuela de Arquitectura de la UCV y algunas casas proyectadas por Carbonell y Sanabria o por Fruto Vivas, señalando así un rumbo y búsqueda distintos al patentado a través del «cliché» que mostraban las viviendas unifamiliares diseñadas para la clase media de la capital. No obstante, tras hacer dicho reconocimiento, Posani no tiene dificultad en afirmar, muy a tono con una actitud que buscaba mas que “reconstruirnos un pasado” el de “inventarnos un futuro”: “que si las intenciones eran básicamente sanas no puede decirse lo mismo de los resultados: la arquitectura populista se equivoca al tratar problemas actualísimos con medios pretéritos”.

Hecho el necesario preámbulo, luce muy acorde con los rasgos atribuidos a “la arquitectura populista” el sumar las experiencias que desde la CONAHOTU se emprendieron en Barinas y Mérida a través de los hoteles Llano Alto (ver Contacto FAC nº 44 del 10-09-2017) y Prado del Río (ver Contacto FAC nº 48 del 08-10-2017), respectivamente. Pero es el proyecto de Fruto Vivas para el hotel Moruco (1955-56) en Santo Domingo (Estado Mérida), el que sin dudas se apropia plenamente de tal calificativo. Aunque cuando Posani acuña el mencionado apelativo tiene en mente (entre otras obras) las casas que Vivas proyectó durante la década de los 50, es el Moruco el edificio público al que mejor le calza y, en consecuencia, no es casual que haya sido un hotel (lugar igualmente residencial) el que se haya prestado para ello.

Así, el Moruco, a pesar de contar con 19 habitaciones dobles, una suite, un conjunto de tres dormitorios con baño central para ocho personas y adicionalmente con 6 cabañas (todos con los respectivos servicios de apoyo), ha sido tratado, justamente, como una casa grande, pero en este caso incluyéndose como referente la vivienda popular andina y no la casona de hacienda como lo hicieran Sanabria y Volante, proyectistas del Prado Río.

Vuelve aquí el lugar a tener un rol protagónico en la toma de diferentes decisiones: un paraje montañoso ubicado a 2.250 metros sobre el nivel del mar, rodeado de vegetación arbórea en su mayoría, desde donde se puede apreciar el panorama de las altas cumbres andinas, los cultivos y las aguas que descienden hacia el río Santo Domingo. Climatología, topografía, visuales, materiales, sistemas constructivos son elementos que el sitio provee y que se intentarán aprovechar al máximo.
Con la actitud con que el campesino se une a la naturaleza en mente, pero a la vez con el talento de quien conoce las ventajas que ofrece la modernidad, Fruto Vivas logra, con el apoyo del Maestro Rodríguez de Lobería, cultor-artesano a cargo del trabajo en madera, resolver una edificación absolutamente integrada al paisaje, relativamente compacta, en la que el sabio manejo del espacio y la iluminación propician con frecuencia el encuentro entre sus ocupantes y mitigan la inevitable segregación de funciones que todo hotel impone.
El esquema de edificio es sencillo: dos cuerpos desplazados sobre un eje longitudinal, articulados por el área de recepción y lobby desde la cual se aprecian los salones recreacionales. El cuerpo anterior, más ligado a la llegada desde la carretera, contiene el salón-comedor para convenciones con sus servicios y el posterior, culminación y remate del eje, las habitaciones, claramente separadas de la circulación general mediante un muy bien logrado espacio de transición integrado a un jardín exterior.

Sin embargo, es tal vez en la decisión de asumir como solución tecnológica plena el uso de la riqueza forestal que el país provee (la madera fue traída del bosque, ya extinto, de San Francisco de Macaira del estado Guárico) lo que aproxima con mayor fuerza este edificio a la línea que ya para ese entonces Fruto Vivas ha emprendido en búsqueda de una expresión cultural propia e independiente o, en otras palabras, de una “arquitectura nacional”. En el Moruco, al igual que en la Casa Palacios de Río Chico, la madera es trabajada no sólo como armazón de las cubiertas o como acabado en pisos, barandas, puertas y ventanas, sino además como esqueleto estructural conformador del entramado de vigas y columnas. Esta circunstancia junto a la combinación equilibrada de la piedra, el friso liso blanco y la panela de arcilla dotan a su fluido espacio del sabor inconfundible de lo autóctono. La crítica a que somete Posani esta actitud basada en el hecho de «que el contexto popular de donde se extraían los modelos formales estaba tan lejos de la Venezuela contemporánea como los contextos culturales europeo o norteamericano», sumada a la afirmación citada en el primer párrafo de esta nota, exagera el peso formalista que sin duda se asume pero pasa por alto la calidad de la arquitectura que mediante el procedimiento se logra. Obviamente la emblemática y genial figura de Fruto Vivas tiene mucho que ver en ello. El error ha sido pretender convertirlo en un estilo.
ACA
Procedencia de las imágenes
1. docomomovenezuela.blogspot.com
2. https://www.pinterest.com/pin/397442735839615852/
3 y 4. https://google-earth.com
4. Colección Crono Arquitectura Venezuela
NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Rafael Moneo
Una manera de enseñar arquitectura
Lecciones desde Barcelona, 1971-1976
Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona
Universitat Politècnica de Catalunya
2017
En una nota de prensa de EFE aparecida en el diario La Vanguardia de Barcelona el pasado 26 de octubre se lee lo siguiente:
El arquitecto Rafael Moneo ha reivindicado hoy el espíritu transformador de la arquitectura durante la lección inaugural del curso 2017-18 de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB), de la UPC, en el que se conmemora el bicentenario de los estudios en esta materia en la capital catalana. Moneo, premio Pritzker de arquitectura, ha pronunciado una conferencia con el título «El retorno de la Ilustración», en el que ha defendido la recuperación del espíritu racional de la arquitectura, que tuvo sus mejores años en la década de los 70 con figuras como Aldo Rossi, y que la situaba como elemento transformador de la sociedad.
En la inauguración del curso han estado presentes el rector de la UPC, Enric Fossas, el vicerrector del Área de Arquitectura, Josep Parcerisa, y el director de la ETSAB, Jordi Ros.
En el acto académico también ha tenido lugar la presentación del libro «Una manera de enseñar arquitectura. Lecciones desde Barcelona, 1971-1976», editado por la UPC, que recoge la totalidad del legado del profesor Moneo durante su paso por la Escuela de Arquitectura de Barcelona, coincidiendo con el 80 aniversario del arquitecto.
La publicación pretende documentar una época en la que los años en Barcelona constituyen un período bien definido de la vida de Moneo: el edificio Urumea, en San Sebastián, la ampliación de la sede principal de Bankinter, en Madrid, y el edificio del Ayuntamiento de Logroño.
En el prefacio, de 20 páginas, Moneo reflexiona sobre su contribución a la ETSAB e insiste en el valor del libro como «testimonio de lo que fue una actitud ante la arquitectura en los años 70 en una ciudad como Barcelona, en la España de finales del siglo XX que comenzaba a ser consciente de pertenecer a una cultura, la occidental, en la cual la arquitectura se iba a discutir globalmente».
Por otro lado, la reseña editorial del libro señala:
La presente publicación reúne la totalidad de los ejercicios, anotaciones y lecciones de doctorado que el profesor Rafael Moneo impartió como Catedrático de Elementos de Composición en la ETSAB entre los años 1971 y 1976. Admitiendo una posible «manera» desde la que el autor utiliza la historia como base crítica de su proyecto docente, Moneo insiste en el prefacio a la presente edición sobre el valor de la idea de arquitectura que entre sus páginas se desprende: «Todavía hoy suscribiría estas citas tomadas de los enunciados de los ejercicios, lo que implica admitir que, a pesar de las radicales transformaciones ocurridas a lo largo de estos años, la idea de arquitectura que se defendía tiene vigencia todavía «. Así, la obra de Le Corbusier, Tessenow, Mies van der Rohe, Wright, Hejduk, Voysey, Giurgola, Rietveld, Kahn, Meier, Krier o Rossi, por citar algunos de los que han protagonizado los últimos cien años de arquitectura, se abre paso entre los estudiantes, al tiempo que «se rescata la memoria de un pasado que aún vemos cercano y que, sin embargo, puede que ya pertenezca sólo a los historiadores».
La publicación se estructura de la siguiente manera:
Índice
Prefacio, Rafael Moneo
Programa de la asignatura de Elementos de Composición, 1971
EJERCICIOS
Ejercicios del Curso de Elementos de Composición, 1971-1972
Ejercicios del Curso de Elementos de Composición, 1972-1973
Ejercicios del Curso de Elementos de Composición, 1973-1974
Ejercicios del Curso de Elementos de Composición, 1974-1975
Ejercicios del Curso de Elementos de Composición, 1975-1976
LECCIONES DE DOCTORADO
Apuntes sobre Pugin, Ruskin y Viollet-le-Duc, con Ignasi de Solà-Morales i Rubió.
APUNTES
La idea de arquitectura en Rossi y el cementerio de Módena.
La llegada de una nueva técnica en la arquitectura: las estructuras reticulares de hormigón.
Comentarios sobre dibujos de 20 arquitectos actuales, con Juan Antonio Cortés.
Listado alumnos
Índice onomástico
Créditos ilustraciones
ACA
NotiFAC (Contacto nº 52)

Contacto FAC 52
ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 87

En el proceso de “conquista” y urbanización del sureste de Caracas la figura de Jorge Romero Gutiérrez (1924-1997) ocupa un lugar destacado. Desde su bastión en el Centro Profesional del Este donde tiene la oficina “Arquitectura y Urbanismo C.A” (en la que lo acompañan Carlos Pietri Martínez, gerente; José Luis Gómez, urbanista; Pedro Neuberger, Dirk Bornhorst y Humberto Vera Barrios como arquitectos) y a través de la empresa “Inversiones Planificadas”, acomete con la primera el diseño, y con la segunda la promoción y venta (alrededor de 1948) de la urbanización Prados del Este (ver Contacto FAC nº 36 del 16-07-2017) y posteriormente, con la experiencia acumulada en la condición de pionera de la anterior acercándose más al pueblo de Baruta, de Terrazas del Club Hípico, cuyo aviso publicitario aparecido en la revista Integral nº 5 -1957- (en la que se despliega a todo dar el proyecto de El Helicoide y se promocionan igualmente Prados del Este y la Ciudad Balneario Higuerote), ilustra la postal del día de hoy. Luego, en la misma tónica, urbanizará Charallavito y “La Ciudad Satélite” de La Trinidad. Cabe destacar que sus dos socios en la oficina de arquitectura, Dirk Bornhorst y Pedro Neuberger, construirán las que serán sus viviendas en estos desarrollos: el primero en Charallavito donde proyecta la quinta Hato Hamburgo (1956-1957) inicialmente diseñada para su hermana y ocupada por el arquitecto y su familia en 1962, y el segundo más adelante justamente en Terrazas del Club Hípico.
Tal y como recoge el aviso de la revista Integral, “La Urbanización ‘TERRAZAS DEL CLUB HÍPICO’ circunda al ‘Club Hípico de Caracas’ importante centro de actividades sociales y deportivas que se encuentra ubicado entre las urbanizaciones ‘Prados del Este’, ‘La Trinidad’ y ‘Lomas del Club Hípico’ ”, abierto en 1940 para 400 miembros a un costo de 800$ la acción, desarrollado sobre un terreno de 9 hectáreas, en el cual se diseñó un magnífico trazado de obstáculos para saltos, 120 establos, cuatro canchas de tenis, una piscina y unos hermosos jardines privados. De ello se deduce, como en otros casos de urbanizaciones caraqueñas, que la actividad social y deportiva empezó siendo un importante detonante y acompañante de desarrollos urbanos en lo que para entonces se consideraba las afueras de la ciudad.


También destacan los promotores de “Terrazas” las condiciones naturales del sector seleccionado, el cual se logra conformar gracias a integración de varias propiedades que le dan una clara unidad topográfica, elemento clave para el trazado de su vialidad. Además “la temperatura es muy agradable por estar a una altura de 1.000 metros sobre el nivel del mar y en todas partes el terreno dispone de espléndidas vistas al Ávila”.
Otro factor importante para atraer interesados en comprar dentro del parcelamiento pasaría a ser la facilidad de conectarse con el centro de la ciudad. Inicialmente el vínculo vino dado por la Carretera que pasaba por Las Mercedes, Valle Arriba y Prados del Este lo cual permitía que el viaje tuviese una duración de 25 minutos. Sin embargo, en fecha tan temprana como 1957, ya se anuncia cómo “en lo futuro, con la construcción de la moderna vía, Caracas-Baruta que pasará tangente a la propia Urbanización, se llegará en un tiempo máximo de 15 minutos”. Quede para el habitante de hoy esta optimista apreciación a la hora de medir su tiempo de llegada luego de ser construida la autopista actual.

Quizás sea el diseño mismo de la urbanización lo que la hacía verdaderamente atractiva: sin descuidar la importancia de la conectividad con las arterias principales, las mismas se visualizan como paseos integrados al Club Hípico de Caracas y al Parque Humboldt de la urbanización Prados de Este. La adaptación de las calles a la forma y topografía del terreno permite la conformación de cinco sectores desarrollados en otras tantas terrazas, constituidos a su vez por entre 30 y 50 parcelas (que suman un total de 209) de tamaño relativamente uniforme, garantizándole a cada una el acceso a través de una calle privada y al conjunto las áreas verdes y equipamiento necesarios. Valga aquí destacar que el proyecto y construcción de acueductos, cloacas y drenajes de aguas pluviales estuvo a cargo de la empresa INACA.
Terrazas del Club Hípico como casi todas las urbanizaciones del este de la ciudad que fueron concebidas teniendo la tranquilidad y privacidad como patrones, se ha visto perjudicada por problemas de inseguridad y por los cambios que afectan sus alrededores y principalmente su acceso. Sin embargo, podría afirmarse que ha sido el “orgánico” y a la vez racional trazado que la caracteriza la tabla de salvación para que aún conserve su carácter eminentemente residencial.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal y 3. Revista Integral, nº 5, 1957
1. Colección Crono Arquitectura Venezuela
2. https://twitter.com/caracascuentame/status/1107355032360574981?lang=eu