La Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat anuncia la convocatoria del Concurso correspondiente al año 2022 PREMIO JUAN MANUEL CAGIGAL AL MEJOR LIBRO DE INGENIERÍA Y EL HÁBITAT.
En consecuencia, se convoca a las instituciones académicas, organizaciones, empresas consultoras, profesionales y personas del área, interesados en optar al premio.
LAPSOS
Las contribuciones deberán entregarse antes del 31/03/2023.
El jurado designado por la academia dará a conocer el veredicto antes del 30/06/2023.
El premio se entregará en Sesión Solemne en el Palacio de las Academias en julio de 2023.
En el siguiente link se encontrará toda la información relacionada con la convocatoria:
Cuando el arquitecto nacido en Vitoria, Álava, Manuel Mujica Millán (1897-1963) hace pública en 1928 su “Propuesta de urbanización de la Plaza Bolívar de Caracas y proyecto de reforma de la Catedral de Caracas”, de la cual el dibujo que ilustra nuestra postal del día de hoy forma parte, tenía 31 años y escasamente uno de haber llegado a Venezuela (octubre de 1927), contratado por el empresario Eloy Pérez para hacerse cargo del refuerzo de la estructura y cimentación del Hotel Majestic, que presentaba serios problemas.
Del proyecto planteado para “urbanizar” el corazón de la capital venezolana, que imaginamos se presentó acompañado de una interesante información gráfica y de una memoria que seguramente lo sustentaba, sólo conocemos este impactante dibujo. Sin tener certeza de si nuestra suposición es cierta, intentaremos, sin embargo, contextualizar y comentar la iniciativa de Mujica de la mejor forma posible.
Quizás para empezar valga la pena apuntar, siguiendo el excelente texto titulado “Manuel Mujica Millán y el urbanismo novecentista en Cataluña, 1917-1927” de Vicente Casals Costa, publicado en Biblio 3W, Revista bibliográfica de geografía y ciencias sociales de la Universidad de Barcelona en mayo de 2011 (visitable en https://www.ub.edu/geocrit/b3w-925.htm), que Mujica, aunque nace en el País Vasco, se traslada desde muy joven (en 1906) con su familia a Barcelona, donde crecerá y desarrollará todos sus estudios, por lo que su arraigo con Cataluña tuvo un peso si se quiere aún mayor que con su lugar de nacimiento. “En 1913, a los 17 años, comenzó las pruebas para ser admitido en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona, lo que le tuvo ocupado durante los cursos 1913-14, 1914-15 y 1915-16. El 10 de octubre de 1916 obtuvo la certificación académica expedida por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Barcelona (de la que entonces dependía la Escuela de Arquitectura), que le permitía comenzar la carrera de arquitectura en la referida Facultad”, acotará Casals Costa. Mujica, finalmente, se tituló el 27 de enero de 1925.
1. Ejercicios académicos realizados por Manuel Mujica Millán durante sus estudios de arquitectura. Izquierda: Croquis para una torre de Aguas, ejercicio para la asignatura de Hidráulica, del curso 1922-23 . Derecha: Instituto de 2ª enseñanza para una población de 2º orden. Alzado frontal, 1923.
Las dificultades económicas que atravesó su familia impulsaron a Mujica a trabajar desde muy joven como ayudante en oficinas de reconocidos arquitectos catalanes. La indagación hecha por Casals Costa lo lleva a afirmar que colaboró con Eusebio Bona desde 1922, con Francisco de Paula Nebot en 1923, con Cayetano Cabañes Marfá, en 1924 y quizás con Fernando Tarragó. “Bona, Nebot y Tarragó eran, además, profesores de la Escuela de Arquitectura, donde impartían, entre otras, las asignaturas de Historia de la arquitectura, Teoría del arte, Composición de edificios (Bona); Detalles, Modelado en barro (Nebot); Proyectos de detalles, Proyectos de conjuntos 1 (Tarragó), en las que Mujica cosechó sus mejores resultados, buena parte, además, en la modalidad ‘libre’. Es fácil adivinar que su facilidad para el dibujo y su habilidad compositiva fue lo que hizo que estos arquitectos buscaran la colaboración de su alumno”.
Además de los efectos que su temprana incorporación al mercado de trabajo trajo en el desarrollo de sus estudios, también Casals Costa deja constancia de los problemas que tuvo Mujica con “las asignaturas de tipo físico-matemático y su mayor facilidad con las de tipo compositivo y de diseño”, siendo su bajo rendimiento en las primeras otro motivo que influyó en su tardanza en licenciarse. Curioso dato este que contrasta con la razón eminentemente técnica que trajo a Mujica a Venezuela y que apoya aún más el valor de la práctica que logró acumular en el campo profesional en Barcelona: tres años como estudiante y dos ya graduado.
Esa valiosa experiencia profesional acumulada por Mujica en Barcelona, además de sus innegables dotes para el dibujo, el diseño y la composición arquitectónica, se convertirán en un importante bagaje que traerá consigo cuando comience a ejercer en Venezuela, aportando referencias para la aproximación a la iniciativa que lo impulsó a hacer su propuesta para la plaza Bolívar y la Catedral de Caracas.
2. Tres dibujos realizados por Mujica para el proyecto de la capilla del Palacio Real de Pedralbes, Barcelona (1922).
Brevemente, creemos que vale la pena refrescar la importancia que tuvo la aportación de Mujica en el proyecto de la capilla del Palacio Real de Pedralbes trabajando para Eusebio Bona, cuando este fuera contratado por el conde Güell para proyectar todo el edificio en 1922. Luego, “en 1923 trabajó para Francisco de Paula Nebot en el diseño y construcción del cine Coliseum de Barcelona, una de las obras destacadas de la época… En 1924 lo encontramos como ayudante de Cayetano Cabañes Marfá en relación a algún proyecto de la ciudad de Mataró, ciudad de la que fue arquitecto municipal por aquella época (lo era en 1927) Fernando Tarragó Nogué, también profesor de Mujica”. Sólo añadir que Bona y Nebot fueron dos de los más destacados representantes de novecentismo monumentalista en arquitectura, corriente que tuvo particular influencia en la formación de Mujica. También que su colaboración con Nebot en la realización del Coliseum seguramente tuvo mucho que ver, por las características y demandas estructurales del edificio, en la aceptación de su posterior trabajo para el hotel Majestic caraqueño.
Ya como arquitecto, se registra la participación de Mujica en 1925 (a poco de haberse graduado), en el proyecto completo (memoria y colección de planos) de la ciudad-jardín La Florida en Santa Perpètua de Mogoda, promovida por Escolapio Cáncer Duaso, donde también elaboró los planos de dos casas para la urbanización. Más adelante, en 1927, participa en el frustrado proyecto de urbanización y reforma del barrio de Atarazanas, en Barcelona, el cual “constituía la prosecución de una propuesta de Ildefonso Cerdá”, y donde intervendrán también el arquitecto Luis Girona y el comandante de ingenieros Mario Giménez. Así, “… lo que Giménez, Mujica y Girona llamaban barrio de Atarazanas quedaba comprendida por el espacio delimitado por el paseo Colón, la avenida del Marqués del Duero (actualmente avenida del Paral·lel), Santa Madrona y la Rambla de Santa Mónica”.
3. Dos dibujos realizados por Mujica como parte del Proyecto de reforma del barrio de Atarazanas, Barcelona. Izquierda: Perspectiva general a vuelo de pájaro. Derecha: Perspectiva a vuelo de pájaro de la Plaza Reina Victoria.4. Izquierda: Perspectiva de la fachada posterior del Palacio del Sol presentada por Mujica al concurso de anteproyectos de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 (diciembre de 1926). Derecha: Vista a vuelo de pájaro del Proyecto de urbanización de la Rambla y plaza de Santa Ana, Mataró (abril de 1927).
Del plan para Atarazanas, interesante propuesta que no detallaremos aquí, y que tenía como perspectiva ser un aporte a la ciudad con motivo de la realización de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, señala Casals Costa lo siguiente: “La influencia del proyecto de Atarazanas está presente, por las informaciones que hemos podido obtener, en otra propuesta, no realizada, de Manuel Mujica, para la remodelación de la plaza Bolívar, de Caracas (1927). También parece que algunos de los esquemas compositivos utilizados en el barrio barcelonés lo fueron más adelante en su tardío proyecto de urbanización El Rosario, en Mérida (1961), lo que mostraría la larga pervivencia de la memoria de su experiencia barcelonesa”.
Mujica participaría a finales de 1926 en el concurso de anteproyectos para la construcción del Palacio del Sol dentro de la exposición de 1929 y, en 1927, en el Proyecto de urbanización de la Rambla y plaza de Santa Ana, Mataró, lo que corrobora el interés y experiencia que había desarrollado en temas de renovación urbana.
“Además del ya referido chalet en Sitges, Mujica intervino en algunos otros proyectos, de los cuales tenemos constancia de tres. El primero de ellos es su participación en el concurso para el edificio de la Compañía Telefónica, en Madrid, en el que obtuvo el segundo premio según la referencia que consta en unas cuartillas escritas a mano conservadas en el archivo de la Cátedra Gaudí, aunque no documentación gráfica localizada. El segundo lo constituye su proyecto para un hotelito en la villa cántabra de Laredo, y el tercero lo constituye el proyecto de casa para Marcos Alonso, en la población de Tiana, en la comarca litoral del Maresme, a medio camino entre Barcelona y Mataró”.
5. Manuel Mujica Millán trabajando en una de las habitaciones del Hotel Majestic.
El amplio panorama que hemos presentado, sirve de antecedente a la intensa actividad que Mujica comenzará a realizar en Venezuela gracias a la puerta que le abrió el trabajo en el hotel Majestic. Sólo bastaría señalar para corroborarlo que, en 1928, además de la propuesta para la plaza Bolívar y la Catedral, el arquitecto realizó: una residencia “estilo vasco” en Los Chorros, Caracas, para el Sr. Rotundo Mendoza; el proyecto para el concurso de la Sede del Caracas Country Club, Caracas; dentro del trabajo de reforzamiento de las bases del hotel Majestic, aprovecha el sótano para una tasca, entrada, pasillo, comedor, salón y salida a la terraza los cuales proyecta; la reforma completa de la casa de la Sra. Carolina de Herrera Uslar (proyecto, planos y dirección) y el Oratorio para la Sra. Matilde de Salas.
De más está decir que Mujica llega a Venezuela un año antes de que lo hiciera Carlos Raúl Villanueva, encontrando un país provinciano, gobernado por un dictador que se había instalado en Maracay desentendido de la capital y en el que todo estaba por hacerse, con la particularidad de que ya empezaba a notarse paulatinamente el influjo de la aparición del petróleo. Quizás esta circunstancia lo impulsa a proponer una reforma “modernizadora” de la envergadura que plasmó en el dibujo que hoy presentamos.
El ambicioso proyecto el cual, insistimos, seguramente Mujica documentó ampliamente, ofrece dos aspectos a tomar en cuenta: por un lado, se plantea la “urbanización de la Plaza Bolívar de Caracas” y, por el otro, “la reforma de la Catedral de Caracas”.
6. Manuel Mujica Millán. Urbanización de la Plaza Bolívar de Caracas. Sección transversal del andén norte y estación de los ferrocarriles (1928).
De lo que se puede cotejar en la representación, con respecto a la urbanización de la Plaza Bolívar, llama la atención la incorporación de una estación y su andén para un ferrocarril subterráneo por debajo del tramo que va entre la esquina de Principal y La Torre, sobre el cual se mantiene el tránsito vehicular y el paso de la línea de tranvías que para ese momento existía en la capital. Esta operación modifica sustancialmente el frente norte de la plaza (donde se amplía la calzada) y los niveles del espacio público, al tratar de obtener un acceso directo a la estación desde el recinto. Así, la plaza contaría con un nuevo frente de dos niveles ubicado prácticamente en su interior, que albergaría en el nivel superior una glorieta neoclásica en forma de balcón que sustituiría a la actual y permitiría no sólo colocar a la orquesta en ocasiones especiales, sino contemplar la totalidad del espacio público. Por su parte, en el nivel inferior de este nuevo cuerpo se ubicaría una galería como transición entre plaza y estación.
Otro aspecto que se pone en evidencia a través del dibujo es la manera agresiva como la nueva construcción se aproxima a la estatua de Bolívar (ahora colocada sobre un alto pedestal), en lo que parece ser una nueva localización más al norte. Ello habla de una alteración importante del trazado geométrico original de la plaza y de un desplazamiento de su principal foco de atención, aspectos para nada menores si de hablar de la memoria urbana de la ciudad hablamos.
7. Detalle del dibujo de la propuesta para la urbanización de la Plaza Bolívar donde se puede apreciar al fondo a la derecha el aspecto que Mujica buscaba darle a la Catedral de Caracas.
En cuanto a lo que pudo haber sido el proyecto para “la reforma de la Catedral de Caracas”, el dibujo que hoy analizamos muestra al fondo del lado derecho de la imagen, detrás del alto pedestal con la escultura de Bolívar, de manera algo difuminada pero legible, la única pista de lo que pareciera ser su posible materialización. Ella consistiría, como mínimo, en modificar la fachada original del principal templo de la capital, cambiándola por otra de rasgos claramente neobarrocos, mostrándonos Mujica de esta manera un adelanto de lo que posteriormente será la remodelación del Panteón Nacional (1930) y la Capilla de Nuestra Señora del Carmen en Campo Alegre (que proyecta en 1932 y se construye entre 1935 y 1936).
La Catedral, valga decirlo, ya mostraba para aquel entonces signos de un visible deterioro a causa del mal estado en que se encontraba su cubierta, el cual tal vez Mujica quiso atender, y que finalmente originaron la polémica remodelación realizada por Gustavo Wallis Legórburu en 1932. Wallis, al igual que Mujica cuando busca intervenir el espacio urbano, actuará en la Catedral “desde una perspectiva ahistórica, moderna y eficientista; elimina los techos y las cubiertas de pares y nudillos, reemplazándolos por placas de concreto armado con el objeto de instalar bóvedas de yeso”, tal y como expresarán Carmen Araujo y William Niño Araque en el texto central del catálogo de la exposición “Wallis, Domínguez y Guinand. Arquitectos pioneros de una época” (1998).
Como información complementaria, de la página Crono Arquitectura Venezuela (https://www.facebook.com/cronoarquitectura/) hemos sabido que, en 1942, Mujica “con los proyectos ya elaborados, plantea a los gobiernos Ejecutivos, Municipales y Nacionales, la remodelación de la Plaza Bolívar de Caracas y la construcción de un tren subterráneo como forma de contribuir a resolver el problema del transporte colectivo de la capital. La necesidad de resolver esta problemática fue para el arquitecto Mujica Millán un tema recurrente a lo largo de su vida”. En este sentido existe plena coincidencia con las inquietudes de otro arquitecto español, en este caso exiliado, que llegará a Venezuela en 1938: Rafael Bergamín.
8. Carátula y páginas interiores del catálogo de la exposición Manuel Mujica Millán. Arquitecto. Galería de Arte Nacional (1991).
La impronta de Mujica, tanto en Caracas como en Mérida (donde falleció), fue objeto entre julio y septiembre de 1991 de una primera, y hasta el momento única, exposición antológica titulada “Manuel Mujica Millán. Arquitecto”, organizada en la Galería de Arte Nacional por la Fundación Museo de Arquitectura y la Fundación Galería de Arte Nacional, con la colaboración de las Facultades de Arquitectura de la Universidad de Los Andes y la Universidad Central de Venezuela. La curaduría fue realizada por los arquitectos Bernardo Moncada, William Niño y Martín Padrón, quien además tuvo a su cargo la edición del catálogo de la muestra. El esfuerzo logrado por los curadores, que los llevó a recopilar una cantidad importante de bosquejos y perspectivas dispersos realizados por el notable arquitecto (entre los que se encontraba el que hoy nos ha ocupado), puso de relieve el rol que a lo largo de toda su trayectoria jugó el dibujo como instrumento creativo indispensable y como aproximación a la comprensión del espacio.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 6 y 7. Colección Crono Arquitectura Venezuela.
1, 2, 3 y 4. Vicente Casals Costa, “Manuel Mujica Millán y el urbanismo novecentista en Cataluña, 1917-1927”, Biblio 3W, mayo de 2011 (visitable en https://www.ub.edu/geocrit/b3w-925.htm)
5. Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani, Caracas a través de su arquitectura, 1969.
8. Catálogo de la exposición Manuel Mujica Millán. Arquitecto. Galería de Arte Nacional, 1991. (Colección Fundación Arquitectura y Ciudad)
Fundación para la Cultura Urbana/Embajada de Italia en Venezuela/Ediciones FAU UCV
2007
Con el lanzamiento en julio de 2007 de la traducción al español del libro Un mondo di cittá de Giorgio Piccinato (originalmente publicado por Einaudi en junio de 2002), Ediciones FAU UCV dio un paso muy importante en sus intenciones de consolidarse como incipiente sello editorial universitario. Las razones que sustentan esta afirmación tienen que ver con que a través de la salida del texto del reconocido catedrático italiano, cristalizaba la alianza con la Fundación para la Cultura Urbana (FCU), institución que, desde su creación el año 2001, ya había acumulado una importante experiencia en el área y con la cual se lograría dar salida posteriormente a otros cinco trabajos provenientes de la producción académica del profesorado de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV.
Un mundo de ciudades, además, se convertiría en el primer producto que se lograba coeditar a partir de un convenio formal desde que se iniciara en la FAU UCV el camino hacia la publicación unificada de libros a través de un mismo frente institucional, y el segundo desde que Ediciones FAU UCV se mostró de manera oficial como sello a partir de que en 2005 lo hiciera mediante el texto conmemorativo de los 50 años de creación de la institución, titulado Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta.
1. Giorgio Piccinato y la edición italiana de Un mundo de ciudades (Un mondo di cittá)
Por otro lado, hay que señalar que la aproximación que se produjo entre la FCU y la FAU UCV se dio gracias a los buenos oficios de Marco Negrón, quien fuera decano entre 1990 y 1996, toda una autoridad como investigador en torno al tema del desarrollo urbano (Miembro Honorario de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela dese 2006), conocedor de la obra y trayectoria de Piccinato con quien había entablado una sincera amistad.
Así, Un mundo de ciudades aparecerá como el tomo 56 de la Colección Numerada de libros (siempre en tapa dura) de la FCU (presidida en aquel entonces por Rafael Arráiz Lucca), formando parte del género Arquitectura y Urbanismo. Para su publicación también se sumará como coeditora la Embajada de Italia a través del Instituto Italiano de Cultura en Venezuela, y contará con el apoyo económico del Grupo de Empresas Econinvest (Econinvest Casa de Bolsa C.A. y Seguros Carabobo), pieza fundamental para que la FCU cobrara vida en su interés por dejar un importante aporte a la comunidad. La impecable traducción al español del texto de Piccinato estuvo a cargo de Rosalba Ciancia Biondo, el diseño de la carátula corrió por cuenta de John Lange a partir de una fotografía de Nicola Rocco perteneciente a la colección de la Fundación, apareciendo como responsables de la producción gráfica Ediplus producción C.A. y de la impresión Editorial Arte C.A. Para más señas hay que añadir que se trata de una edición de 237 páginas, que tuvo un tiraje de 1000 ejemplares y en su composición fueron empleados tipos de familia Bookman y Helvética. Está, además, ilustrado hasta con 100 figuras que, en una abrumadora mayoría, son fotografías casi todas tomadas por el propio Piccinato.
El texto central del libro está antecedido de una “Presentación” realizada por la Fundación para la Cultura Urbana, unas “Palabras preliminares” escritas por Azier Calvo Albizu, para entonces decano de la FAU UCV y Coordinador del Comité Editorial de Ediciones FAU UCV, un “Prefacio” a modo de presentación para la edición venezolana preparado por Marco Negrón y un “Prólogo” elaborado por el autor.
2. La figura 1 que acompaña el capítulo I del libro.3. De izquierda a derecha: páginas con fotografías que acompañan los capítulos II, III, IV y V del libro.
El corazón del libro está compuesto de once partes trabajadas como ensayos independientes, con base en un hilo conductor que lo provee el título que se le dio al ensayo de inicio el cual, a su vez, permite contextualizar lo que vendrá: “Un mundo de ciudades”. Esa frase asoma, sin lugar a dudas, el hecho de que nuestro planeta se encuentra cada vez más urbanizado y cada vez es mayor el número de personas que habita en centros urbanos, alcanzando ya para el año 2000 la mitad de la población mundial.
En los capítulos II, III, IV y V, Piccinato introduce cuatro temas o categorías que a su vez servirán de guía para repasar las seis urbes a las que dedica los correspondientes capítulos finales. De tal forma, el capítulo II se titula “La ciudad asiática”; el III, “La ciudad de los pobres”; el IV, “El uso de la historia”; y el V, “La forma de la ciudad”. En orden de aparición, las metrópolis a las que Piccinato presta particular atención para corroborar los argumentos presentados son: Los Ángeles (Capítulo VI), Nueva York (capítulo VII), Singapur (capítulo VIII), Tokio (capítulo IX), Caracas (capítulo X) y Sao Paulo (capítulo XI).
4. De izquierda a derecha: páginas con fotografías y gráficos que acompañan los capítulos VI (Los Ángeles), VII (Nueva York), VIII (Singapur) y IX (Tokio) del libro.
En el Prólogo podemos encontrar, en líneas generales, la explicación del por qué y cómo nace este proyecto editorial. Allí Piccinato se formula dos preguntas que responde con absoluta claridad: ¿Cómo describir la ciudad contemporánea? y ¿Por qué en este ensayo se habla sólo de las ciudades fuera de Europa?
Como respuesta a la primera, entre las múltiples posibles, el autor se decantó por “la única que me pareció tener cierta utilidad: exponer los problemas más relevantes de la ciudad como si tuviera que describirla a un ciudadano común”, a costa de las posibles críticas que pudieran provenir de círculos académicos, arquitectónicos y urbanísticos. Esto quiere decir que, sin renunciar a un ápice de rigor y bajo el convencimiento de que “observar la ciudad es también una manera de reflexionar sobre las características de la sociedad contemporánea”, para lo cual “es necesario aprender a ver la ciudad”, Piccinato apostó por darle al libro un tono divulgativo cosa que se agradece y contribuye a su fácil lectura.
5. La figura 95 que acompaña el capítulo XI del libro dedicado a Sao Paulo.
Para responder la segunda pregunta, el autor ofrece un sincero argumento, señalando que “fue una propuesta de la editorial” que, sin embargo, al asumirla le permitió, por un lado, alejarse (no sin dificultades por su nacionalidad y formación) del eurocentrismo imperante en el desarrollo de las teorías urbanas y, por el otro, ahondar en dos temas que escapan al ámbito estrictamente europeo: el dinamismo y la desigualdad, con lo que logra subrayar, en medio de un mundo globalizado donde existen infinidad de matices, un particular interés por lo que ocurre en Asia y en América Latina. Por otro lado, Piccinato, a pesar de centrar su atención en la ciudad no europea, no deja de señalar las peculiaridades con las que ella importa justamente modelos europeos y la forma en que refleja el nuevo orden económico mundial.
No pretendemos aquí entrar a detallar el contenido de cada capítulo del libro de Piccinato, para lo cual nada mejor que proceder a su lectura. Sin embargo, el haber hecho de Caracas, una ciudad a la que llegó a conocer bastante bien, un capítulo aparte, creemos que merece al menos un comentario.
6. Dos de las páginas con imágenes fotográficas que acompañan el capítulo X del libro dedicado a Caracas.
El ensayo dedicado a Caracas le sirve a Piccinato para corroborar la presencia indirecta de algunos de los ejes transversales desarrollados en los textos iniciales y, sobre todo, para profundizar en asuntos absolutamente ligados a su especificidad y condiciones histórico-socio-político-geográfico-culturales. De tal forma, el autor desarrolla un apretado resumen de los aspectos más significativos que a lo largo del tiempo permiten entender la ciudad de hoy y, entre ellos, las modificaciones en el patrón de la economía, su violento crecimiento urbano durante el siglo XX, la migración campo-ciudad y las crisis políticas sucesivas que dieron pie a un cambio radical que se inició en 1998 y ha perdurado por todo el siglo XXI, sirven de marco para que afloren aspectos claves como la informalidad, la marginalidad, la segregación, la pobreza, la violencia, la inseguridad y el miedo.
Es al miedo relacionado a la vivencia ciudadana y sus consecuencias al que Piccinato dedica las últimas líneas del ensayo: “El miedo se ha convertido en un elemento que acompaña permanentemente la vida de los ciudadanos. Divididas por el miedo recíproco, las dos ciudades, la legal y la ilegal, entran en conflicto en los espacios públicos, donde el comercio ambulante y las personas sin hogar se instalan sin controles aparentes por parte de las autoridades, que crea un deterioro que a los demás habitantes parece inaceptable”.
A la Caracas que describió Piccinato continuó la que hoy registra un éxodo que ha llegado a los seis millones de connacionales distribuidos por todo el planeta, pero eso sería tema para desarrollar en otra oportunidad.
Giorgio Piccinato, quien para el momento de escribir Un mundo de ciudades era Director del Departamento de Estudios Urbanos y coordinador del Doctorado de Investigación “Políticas territoriales y proyecto local” en la Universidad Roma Tre, hoy es Profesor Emérito de dicha casa de estudios. Entre 1970 y 1995 se desempeñó como docente en el Istituto Universitario di Architettura di Venezia y de 1992 a 1994 ejerció la presidencia de la AESOP (Association of European Schools of Planning). Ha sido consultor de las Naciones Unidas, la Unión Europea y ARRS (Agencia de Investigación Eslovena) para programas relacionados con planificación urbana y regional, conservación urbana, educación profesional, y miembro del Comité Editorial de las revistas: Planning History (Oxford), Urban@ (Caracas), Journal of Urban Design (Nottingham), Tria (Napoli), Urbani Izziv (Ljubljana).
7. Algunos de los libros publicados por Giorgio Piccinato.
Entre sus publicaciones se encuentran (además de la que hoy nos ha ocupado): La construcción del planeamiento. Alemania 1870-1914 (1974); Ciudad, territorio y políticas urbanísticas en América Latina (1991); Buscando el centro histórico (1996); Atlas de centros históricos de Brasil (2007); Un estudio de la felicidad urbana (2008).
Algunos de sus más destacados ensayos son: Vivienda y planificación ayer y mañana (2000); Planificación del patrimonio en el mundo: oportunidades, amenazas y contradicciones (2003); Palabras e historia: controversias sobre el patrimonio urbano en Italia (2006); Una breve historia del urbanismo italiano después de 1945 (2010) entre otros.
ACA
Procedencia de las imágenes
1 y 7. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.
2, 3, 4, 5 y 6. Giorgio Piccinato. Un mundo de ciudades (2007)
Institute for Advanced Architecture of Catalonia and Actar Publishers 2022
Idioma: inglés
Nota de los editores
La inteligencia digital que inevitablemente está comenzando a penetrar todos los aspectos de nuestros sistemas de vida, trabajo o interacción social, anteriormente analógicos, exige nuevos modelos de diseño de nuestra ciudad y abre nuevos territorios de experimentación en los procesos relacionados con el diseño urbano. Si bien la idea de máquinas inteligentes que simulan “funciones cognitivas” como “aprender” o “resolver problemas” no es nueva, su uso extensivo, en los últimos años, en la disciplina del diseño urbano abre una serie de nuevas posibilidades, así como lleno de vacilaciones y riesgos culturales, éticos o incluso estéticos.
¿Cómo aprenden nuestras ciudades? ¿Pueden las máquinas diseñar y qué? ¿Se aprovecha adecuadamente la inteligencia colectiva en nuestros procesos de diseño evolutivo y generativo? ¿Y nuestro enfoque actual de análisis de big data ha llegado al límite de la inteligencia humana y computacional?
Learning Cities explora la «inteligencia» aplicada en los procesos y resultados del diseño de nuestros entornos urbanos. Desde una variedad de aplicaciones de inteligencia artificial y aprendizaje automático para la planificación urbana hasta procesos de creación conjunta que fusionan la inteligencia colectiva con las tecnologías digitales, Learning Cities destaca que la «inteligencia» en el entorno construido debe entenderse más allá de la inteligencia humana, de objetos o mecánica. A través de una variedad de contribuciones de expertos en diferentes campos, la edición actual de la revista Bits de IAAC explora procesos de diseño de inteligencia colectiva novedosos en los que los diseñadores, los usuarios, el entorno construido y los códigos digitales juegan un papel fundamental en una resonancia única que tiene lugar entre ellos.
Con aportes de
Areti Markopoulou, Manuel Gausa, Jordi Vivaldi, Benjamin Bratton, John Fraser, Mollie Steenson, Stanislas Chaillou, Sarah Williams, Theodora Vardouli, Neil Leach, Angelos Chronis, Jose Sanchez, Mathilde Marengo, Aldo Sollazzo, Aleksandra Sojka, Matias del Campo, Chiara Farinea, Rodrigo Delso, Sandra Maninger, Javier Argota, Cobus Bothma y otros.
ACA
Nos interesan temas relacionados con el desarrollo urbano y arquitectónico en Venezuela así como todo lo que acontece en su mundo editorial.