1976• Se concluye la construcción y es puesto en servicio el Edificio Administrativo Nº 2, de la Siderúrgica del Orinoco SIDOR, ubicada en Matanzas, estado Bolívar, proyectado por el arquitecto Hernán Dupouy Yanes (1936-1986) (FAU UCV promoción 11A / 1961) con la colaboración de los también arquitectos Azier Atela Amade (FAU UCV reválida Promoción 20C/1972) y Orlando Gamboa Vera (FAU UCV promoción 20E/ 1073), entre otros. Los proyectistas, tratándose de una edificación para la empresa venezolana insignia en la producción de hierro, emplean en su diseño un sistema estructural metálico, colgante, poco utilizado para el momento en Latinoamérica, en el cual «un piso literalmente cuelga del superior y todos a su vez de la planta más alta». La edificación está compuesta por dos edificaciones: la torre y otra de un solo nivel que rodea la anterior.
La torre tiene en total una altura de 32 metros. Un núcleo central de concreto armado de 28 metros de altura, de sección cuadrada tiene 9 metros en cada lado. En él se apoyan vigas entrecruzadas de 5,5 toneladas cada una, las cuales vuelan 9 metros en cada dirección, unidas en sus extremos por vigas perimetrales de 2 m. de alto, 27m. de largo y 20 toneladas de peso cada una. De estas vigas perimetrales cuelgan los tensores, los cuales soportan la mitad de la carga de cada piso suspendido. La torre tiene la planta baja libre y 6 niveles sostenidos desde arriba, destinados a oficinas. Cuenta en cada piso con los correspondientes servicios y facilidades, así como con una red de emergencia contra incendios y un sistema centralizado de alarma.
La propuesta estructural fue del arquitecto Hernán Dupouy Yanes, quien la proyectó con la colaboración los arquitectos Atela Amade y Gamboa Vera, y el grupo de ingenieros calculistas que integraron su equipo, logrando que el concreto trabajara a compresión y las columnas principales de acero a tensión. Cada material empleado desempeñándose en su mayor eficiencia. Todos los componentes de la estructura metálica fueron fabricados en talleres de AP Asociados, C.A. de Ciudad Guayana con materiales producidos por SIDOR.
La construcción del edificio fue realizada por la empresa venezolana Marshall & Asociados (Edgar G. Marshall).
(Nota publicada inicialmente el 16 de abril de 2018 ampliada el 31 de agosto de 2022)
… que el 2 de julio de 1961 el presidente Rómulo Betancourt coloca la primera piedra de Santo Tomé de Guayana, acto que oficializa la fundación de lo que a partir de 1979 se llamará Ciudad Guayana?
1. Santo Tomé de Guayana (1637)
Si bien el proceso sostenido de industrialización del país se inicia en 1936 durante el gobierno de Eleazar López Contreras, cobrando impulso durante el mandato de Isaías Medina Angarita (1941-1945), el desarrollo de la región de Guayana, estado Bolívar, toda vez que atesoraba una importante cantidad de recursos que podían constituirse en alternativa para la generación de ingresos diferentes al petróleo, no empieza a potenciarse sino a partir de que la planificación empieza a ser considerada una actividad a ser tomada en cuenta por nuestros gobernantes.
En tal sentido podría decirse que es a partir del “trienio adeco” (1945-1948) que tras ser descubiertos en 1947 los yacimientos de mineral de hierro en el cerro Bolívar, cuando comienzan a aparecer las primeras iniciativas tendientes a motorizar una industria acerera nacional. La iniciativa se toma desde el sector privado con la creación en 1948 de la Siderúrgica de Venezuela S.A. (SIVENSA), empresa que inicia en 1950 las operaciones de la primera acería venezolana, cuya planta localizada en el sector de Antímano (Caracas) alcanza una capacidad de producción de 20.000 toneladas de cabillas al año, dando pie a la constitución del Sindicato Venezolano del Hierro y del Acero, ente que inició los estudios preliminares para la instalación de una industria siderúrgica en el país.
2. Izquierda: fotografía aérea del yacimiento de hierro de Cerro Bolívar. Derecha: Ferrocarril construido por la Orinoco Mining Company (OMC) que conectaba Puerto Ordaz con el Cerro Bolívar.3. Vista de una zona de Puerto Ordaz, escasamente poblada donde se establecieron las primeras “barracas” para trabajadores de la OMC (1952).
Sin embargo, no será sino hasta 1953 que, rescatándose uno de los más importantes planes elaborados durante el “trienio”, el régimen militar venezolano toma la decisión de construir una Planta Siderúrgica en Guayana. Se crea la Oficina de Estudios Especiales de la Presidencia de la República y se le encomienda, entre otras tareas, priorizar el Proyecto Siderúrgico. Ello deriva en la suscripción de un contrato en 1955 con la firma Innocenti de Milán, Italia, para la construcción de una Planta Siderúrgica en el sector de Matanzas con capacidad de producción de 560.000 toneladas de lingotes de acero, cantidad que en 1957, tras modificación del contrato, se aumenta a 750.000 toneladas anuales, iniciándose ese año la construcción de la planta. Ya en 1956 se habían comenzado a hacer las labores para electrificar el rio Caroní con el inicio de la construcción, a cargo del general Rafael Alfonso Ravard, de la Central Hidroeléctrica Macagua I, primera en la región y apoyo fundamental para echar a andar la industrialización en la zona.
Una vez llegada la democracia, en 1958 se crea el Instituto Venezolano del Hierro y el Acero, adscrito al Ministerio de Fomento, sustituyendo a la oficina de Estudios Especiales de la Presidencia de la República, con el objetivo básico de impulsar la instalación y supervisar la construcción por etapas de la planta Siderúrgica, y en 1960 se da un paso fundamental al crearse la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), nombrándose como su presidente al ya citado general Ravard. A la CVG se le asignan, entre otras, las funciones del Instituto Venezolano del Hierro y el Acero, en momentos que se eleva la capacidad de producción de la planta a 900.000 toneladas, y se le encomienda la planificación y construcción de lo que hoy conocemos como Ciudad Guayana. En 1961 año en que se fundaba por séptima vez Santo Tomé de Guayana, ya en febrero se había creado la primera planta de Aluminios Primarios: CVG Aluminios del Caroní S.A. (CVG ALCASA) y en agosto se concluía y ponía en funcionamiento Macagua I.
A todas estas, la zona en la que se desarrolla este impresionante movimiento industrial podríamos decir que no se encontraba del todo preparada para recibir el impacto de las importantes migraciones que ello producirían y las demandas correspondientes desde el punto de vista urbano y de oferta de vivienda.
4. Plan maestro de Puerto Ordaz, desarrollado por TPA (Town Planning Associates) para la Orinoco Mining Company5. Vista de viviendas residenciales construidas para los trabajadores por la OMC en Puerto Ordaz (1967)6. Izquierda: maqueta del Centro Cívico de Puerto Ordaz diseñado por TPA entre 1951 y 1953. Derecha: Dibujo del modelo de la casa junior para los trabajadores de la OMC.
No obstante, previamente, luego del descubrimiento de los yacimientos de hierro en el Cerro Bolívar, ya la Orinoco Mining Company, empresa ganadora de la concesión de explotación, había contratado en 1950 a los arquitectos Carlos Guinand Baldó y Moises Benacerraf, y al ingeniero Francisco Carrillo, para el diseño de dos centros urbanos: uno en Puerto Ordaz (ideado para 50.000 habitantes), a ser ubicada en el sitio donde se planificaba la siderúrgica, al margen norte del río Caroní y al lado del Río Orinoco; y otro en Ciudad Piar (35.000 habitantes), sitio de la extracción del mineral. Ambos estarían vinculados a través del ferrocarril que traería el mineral de hierro desde el lugar de su extracción hasta el de su procesamiento y posterior embarque sobre el Orinoco. Los profesionales venezolanos invitaron como asesores de arquitectura y urbanismo a los integrantes de la internacionalmente reconocida firma Planificadores Urbanos Asociados (Town Planning Associates -TPA-) fundada en 1945 por José Luis Sert junto a Paul Schulz y Paul Lester Wiener.
De acuerdo a lo expresado por Carola Barrios en el artículo “Can Patios Make Cities? Urban Traces of TPA in Brazil and Venezuela” (ZARCH nº 1, 2013) “en ambos casos los planes maestros se dividirán en varias fases y sectores para controlar la expansión. Las casas individuales constituirán el principal tejido celular de la vivienda à redent, en una afinidad más cercana con el modelo Garden City, siguiendo la tradición de los campamentos mineros de EE.UU. En su segregación espacial y social, los modelos idealizados diseñados para las casas de trabajadores senior y junior muestran un gran contraste con los pocos resultados de construcción y las condiciones locales en sus proyecciones utópicas”.
Del plan para Puerto Ordaz, que llegó a construirse aunque con notables discordancias y sustracciones respecto a lo previsto originalmente, y en particular de su Centro Cívico fechado en 1951, Sert desarrolló sus ideas, recogidas posteriormente en el libro publicado en 1952 The heart of the city: towards the humanization of Urban Life (El corazón de la ciudad: hacia la humanización de la vida urbana). Tal y como señala José Javier Alayón González en el artículo “Villanueva-Sert. Itinerarios entrecruzados” (https://www.academia.edu/15770249/Villanueva-Sert._Itinerarios_entrecruzados), Sert al ampliar la idea de patio a la de la acepción inglesa de core la eleva a la de “núcleo fundacional”, estableciendo para su intervención “tres espacios-patio en función de su privacidad: la casa, el barrio y el distrito urbano, derivados todos del modelo mediterráneo. El último y más importante de estos espacios estaría configurado por los edificios representativos, administrativos y comerciales. Para Sert, patio era ‘una palabra intrigante, que rápidamente conjuraba visiones de cielo soleado, agua clara, palmeras y brisa fresca’, elementos que empleó en el Centro Cívico de Puerto Ordaz”. Como confirmación de la experiencia realizada en tierras latinoamericanas, al año siguiente de aparecer The heart of the city… Sert y Wiener publicaron en la revista Architectural Forum el ya citado manifiesto titulado: “Can Patios Make Cities?” donde afirman que el patio, el instrumento de proyecto más antiguo de las ciudades latinoamericanas, puede convertirse en un elemento tipológico clave en el diseño de la ciudad moderna.
7. Evolución del desarrollo urbano de Ciudad Guayana desde antes de 1950 hasta 1997.8. Izquierda: vista aérea del centro de Altavista. Derecha: primeras instalaciones de la Siderúsgica del Orinoco (SIDOR), cerca de 1960.
En todo caso teniendo sólo como referencia estos antecedentes, el re-establecimiento de Santo Tomé en 1961 (que terminó de conocerse oficialmente como Ciudad Guayana desde 1979) da pie para pensar en la posibilidad de contar con una ciudad totalmente planificada. Ubicada en la confluencia de los ríos Orinoco y Caroní en medio de un paraje privilegiado por la naturaleza, de Santo Tomé se registra una primera fundación por Antonio de Berrío a mediados del siglo XVI.
9. Rómulo Betancourt poniendo la piedra inaugural de la población Santo Tomé de Guayana, 1961
Para el desarrollo del séptimo intento fundacional de Santo Tomé en pleno siglo XX, a tono con lo más avanzado en cuanto a estudios sobre la materia, se conforma para la elaboración de su Plan Director un equipo de profesionales venezolanos (entre quienes se encontraban los arquitectos Juan Andrés Vegas -egresado del Instituto Tecnológico de Massachussetts -MIT- y Gustavo Ferrero Tamayo -egresado de la Universidad Nacional de Colombia-, y el ingeniero Alfredo Calzadilla -también egresado el MIT-) liderado por el general Rafael Alfonzo Ravard (Presidente de la CVG y también egresado del MIT), que trabajan en colaboración técnica con el Joint Center for Urban Studies -JCUS- (MIT-Universidad de Harvard, creado en 1959) grupo dirigido por Lloyd Rodwin en compañía de Donald Appleyard, John Friedmann, Lisa Peattie y Willo von Moltke, con quien la Corporación firmó un contrato de asesoría en 1962.
En medio de tensiones y un fuerte intercambio de ideas entre quienes lideraban ambos equipos, el Plan Director de Desarrollo Urbano para Santo Tomé de Guayana se culmina a finales de aquel año. Según nos relatan Simone Rots & Ana Maria Fernandez-Maldonado en “Planning Ciudad Guayana, an industrial new townin oil-rich Venezuela” (International Planning Studies, 2019), las discrepancias partían de hecho de que Rodwin respaldaba el papel del planificador como actor esencial para prestar atención a los aspectos sociales y económicos en el proceso de planificación. Ravard por su parte “tenía un enfoque de planificación tecnocrático dirigido a promover el crecimiento económico de la región de Guayana, expresando las opiniones de la élite política venezolana en ese momento”. Rodwin “enfatizó la necesidad de un equipo multidisciplinario para poder abordar todos los aspectos de planificación y diseño para un desarrollo inclusivo. Según él, el objetivo principal de Ravard era simplemente ‘fomentar el crecimiento económico de la región y especialmente alentar a las empresas que podrían competir en los mercados internacionales’ una visión que consideró inadecuada para el desarrollo urbano inclusivo”.
10. Concepto físico integral de Ciudad Guayana11. Ciudad Guayana. Izquierda: Plan Maestro de Desarrollo Urbano para 1.300.000 habitantes. Derecha: Vialidad12. Vista aérea de Ciudad Guayana. A la izquierda las represas Macagua II y Macagua III. Su construcción desencadenó otros proyectos, como el parque de La Llovizna , el Ecomuseo del Caroní y la Plaza del agua. También se construyó una carretera escénica que conecta ambos lados del río.
Ciudad Guayana, considerada en su momento un modelo que se contraponía a Brasilia, otra ciudad de nueva planta que se fundaba casi al unísono en Latinoamérica, basó buena parte de su enfoque en la directrices emanadas de lo que se denominó el “Plan o Programa de Guayana” (CORDIPLAN) y en “la noción (propuesta por el JCUS y en particular por John Friedmann) de core region análoga a los polos de desarrollo de François Perroux, aplicable a un territorio rico en recursos mineros, hidráulicos y energéticos, pero escaso en cultivos y provisiones”, como señalará Arturo Almandoz Marte en “Rómulo Betancourt y la Venezuela urbana, III: Ciudad Guayana” -2020- (https://prodavinci.com/romulo-betancourt-y-la-venezuela-urbana-iii-ciudad-guayana/).
Su primer Plan Director buscaba resolver la unión entre el centro cívico de Puerto Ordaz y la Siderúrgica (construidos a lo largo de la margen norte del Río Caroní) y la pequeña ciudad de San Félix (establecida al lado sur del mismo río) integrando numerosos asentamientos informales dispersos en el medio. Como dirá Ricardo Avella en “Ciudad Guayana, a planned growth pole on the Orinoco. A critical assessmenton the role of spatial planning” -2017- (https://www.academia.edu/39780480/Ciudad_Guayana_a_planned_growth_pole_on_the_Orinoco._A_critical_assessment_on_the_role_of_spatial_planning): “Su idea era hacer una ciudad integrada uniendo estos fragmentos, creando una columna vertebral de desarrollo central y una macro cuadrícula. Para lograr esta integración, un puente y un centro de la ciudad cerca de Puerto Ordaz fueron fundamentales. Desde San Félix hasta la acería había más de 25 kilómetros y un río que tenía que ser cruzado por pequeños transbordadores. La mayoría de los trabajadores locales vivían en San Félix, y pasaban muchas horas al día tratando de llegar a sus trabajos. Los planificadores pensaron que un puente sobre el Caroní acercaría los empleos e integraría los asentamientos aislados, y que el centro de la ciudad de Alta Vista podría atraer a la creciente población y dirigir la expansión de la ciudad hacia el oeste.” Así, el plan dio pie para que luego se fueran sucediendo las ampliaciones con los sectores Alta Vista, Unare, Matanzas y Cambalache.
Al de 1962 seguirán luego tres planes mas en distintos momentos, dos revisiones del Plan Director (1969 y 1979), el Plan Rector de Desarrollo Urbano (1985) y el Plan de Ordenación Urbanística (POU) en 1993-94, el cual fue producto de un acuerdo de cooperación entre el gobierno nacional (representado en ese entonces por el Ministerio de Desarrollo Urbano y la Corporación Venezolana de Guayana) y el gobierno municipal (la Alcaldía de Caroní).
Con el tiempo la confianza que se había colocado en el futuro de Ciudad Guayana se fue apagando. Ya la crisis petrolera de 1973 y la dura competencia a nivel internacional con otros países mineros encendía las alarmas de un porvenir basado en el crecimiento económico sostenido. El centro de Alta Vista no se concreto jamás y su desarrollo estuvo detenido durante décadas y como dice Avella “nunca se convirtió en el imán que supuestamente atraería el crecimiento de la ciudad hacia la orilla occidental del río Caroní. San Félix continuó creciendo rápidamente y sin planificación alguna. Puerto Ordaz también creció, pero no tanto como San Félix y un ritmo más lento, ya que dependía del músculo financiero de CVG, el dueño de la tierra. El polo de crecimiento planeado no era tan fuerte como todos pensaron que sería, y esto se refleja en la comparación entre el crecimiento demográfico proyectado por los planificadores en la década de 1960 y el que realmente ocurrió”. Estudiada hasta el cansancio y duramente golpeada con el devenir de los años, particularmente durante los últimos diez, el futuro de Ciudad Guayana (la ciudad del futuro) está en manos de una necesaria reactivación económica del país dentro de un modelo económico distinto al actual. Pero quizás, además de la necesaria superación de la política clientelar y el rescate del interés por trabajar con base en el estímulo económico ligado a la producción, la clave puede estar en alcanzar niveles de sostenibilidad que actualmente no se poseen y que colaborarían a consolidar una identidad que se quedó varada en el tiempo.
Jorge Rigamonti (Milán, 1940-Caracas, 2008) es reconocido como uno de los arquitectos venezolanos de mayor talento de entre los de su generación. Emigra con sus padres con sólo 10 años a Venezuela desde Italia y cursa el bachillerato entre 1953 y 1958 en el Liceo Andrés Bello de Caracas, tocándole vivir durante la secundaria la etapa final de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Como señala Helena Correa de Rigamonti en la “Breve biografía” publicada en https://www.behance.net/Rigamonti/resume, “La decisión de Rigamonti de estudiar arquitectura es impulsada por una visita a la Ciudad Universitaria de Caracas cuya construcción estaba siendo terminada en esos años”. Ya como estudiante de arquitectura en la Universidad Central de Venezuela, donde siempre mostró sus inquietudes y pasión por la carrera que eligió seguir, recibe clases, entre otros, del arquitecto cubano Ricardo Porro quien influyó de manera determinante en su formación. “En 1961, aun siendo estudiante, Rigamonti viajó a La Habana como joven aprendiz de R. Porro, quien estaba encargado del proyecto de las Escuelas Nacionales de Arte. Ese viaje que luego continuó por Estados Unidos, Francia e Italia fue revelador para Rigamonti, dándole la oportunidad de visitar grandes obras de arquitectura”, apuntará Correa.
Maqueta del trabajo final de grado con el que Jorge Rigamonti finaliza sus estudios de arquitectura en 1966: “Formulación de una Hipótesis Constructiva a través de la búsqueda de Integración entre Estándares Edilicios y Urbanísticos”
De otro viaje realizado en 1963, en este caso a los Estados Unidos, en el que logra visitar las principales oficinas metropolitanas de planificación de Boston, Chicago y Los Ángeles, Rigamonti obtiene los insumos necesarios para formular y desarrollar la que será la tesis que le permitirá obtener el grado de arquitecto en 1966: “Formulación de una Hipótesis Constructiva a través de la búsqueda de Integración entre Estándares Edilicios y Urbanísticos”. Sustentada en los planteamientos que se hacían para reglamentar el crecimiento urbano, “la tesis exploraba la subdivisión (tridimensional) continua del espacio a diferentes escalas, integrando arquitectura y urbanismo, como una manera de afrontar el desarrollo de futuras metrópolis de alta densidad”. Con su trabajo, Rigamonti obtiene el Premio «Mejor Tesis de Grado» en la III Bienal Nacional de Arquitectura de 1967.
La actividad profesional de Rigamonti se inicia, continuando con su inclinación por los temas urbanos que aparecen al final de su carrera, apareciendo como colaborador entre 1969 y 1971 en la elaboración del Plan General Urbano del Área Metropolitana de Caracas a cargo de la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano (OMPU). También en esa línea hay que resaltar la realización entre 1966 y 1971, de múltiples “collages urbanos” los cuales manifiestan “la ambigüedad de la industrialización y la alta tecnología”.
Siempre preocupado por hacer una arquitectura con sentido, que estuviese vinculada a una manera de pensar, según sus propias palabras, Rigamonti buscó “ofrecer arquitecturas del mayor respeto medio-ambiental, donde la ecología y la funcionalidad expresen la nueva cultura en gestación, y donde el progreso tecnológico sea entendido como proceso emancipador del ser humano mediante su reencuentro con la naturaleza, y a través de las soluciones que ella inspira”. Según Correa, “la originalidad de sus diseños se basaba en su investigación continua, durante más de 30 años, de ‘tecnologías relacionadas al uso de estructuras metálicas livianas, económicas y de rápido ensamblaje y de sistemas de riego automatizados o sistemas hidropónicos para la vegetación, destinadas a crear arquitecturas funcionales y novedosas más adaptadas a las condiciones climáticas’ ”.
Jorge Rigamonti contribuyó durante muchos años con la difusión de la arquitectura siendo entre 1988 y 2006 co-fundador y Director Ejecutivo de la Fundación Museo de Arquitectura de Venezuela, ente que organizó múltiples exposiciones, seminarios y conferencias con importantes arquitectos internacionales. Orador apasionado, muy esporádico escritor, pensador de utopías y convencido de la relación entre cultura y arquitectura y en la necesidad de prestar atención a todo cuanto acontece en el panorama nacional e internacional lo cual debe ser visto con ojo crítico, Rigamonti ejerció la docencia durante más de 30 años en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela en Caracas, donde enseñó Diseño Arquitectónico (1969-92), Teoría del Diseño Arquitectónico (1992-2003), Diseño Urbano (como parte de la Maestría en Urbanismo, 2001-02), y fue Miembro Principal del Comité Académico de Postgrado del Sector Diseño.
Podría decirse que Rigamonti, como tantos otros arquitectos talentosos, construyó un muy bajo porcentaje de lo que proyectó. A pesar de ello aprovechó muy bien las oportunidades que se le presentaron adaptándose en cada caso a las circunstancias. En tal sentido, no es casual que fuera un asiduo participante en Concursos de Arquitectura habiendo participado en el correspondiente al Concejo Municipal del Distrito Sucre (1985), resultando ganador en 1995 del primer premio para el Patio-Jardín Esquina La Torre de la Plaza Bolívar, con la colaboración de Mario Quirós, Alfredo Caraballo, Angela Rodríguez y Carmen Marquina.
Cuatro proyectos no realizados de Jorge Rigamonti. Arriba: El Complejo Urbano Museo del Petróleo, Maracaibo (1984) y el Plan Parroquial y Ordenanza para el 23 de enero, Caracas (1995). Abajo: la Plaza del Sol, Mercado y Terminal de Transferencia, Baruta (2002) y el Patio-Jardín Esquina La Torre de la Plaza Bolívar (1995) concurso nacional ganado con la colaboración de Mario Quirós, Alfredo Caraballo, Angela Rodríguez y Carmen Marquina.
Proyectos de gran valor realizados por Rigamonti son: El Complejo Urbano Museo del Petróleo, Maracaibo (1984), el Plan Parroquial y Ordenanza para el 23 de enero, Caracas (1995) y la Plaza del Sol, Mercado y Terminal de Transferencia, Baruta (2002).
El Comedor Central de la Siderúrgica del Orinoco C.A., obra construida en Ciudad Guayana, cuyo boceto ilustra nuestra postal del día de hoy, demuestra en buena parte la consistencia que caracterizaba a Rigamonti a la hora de enfrentar un problema y la destreza que como arquitecto lograba manifestar a la hora de resolverlo y llevarlo a feliz término. Se le suma al Comedor, el Complejo de edificios de servicios de Carbones del Orinoco C.A. (1988-90) como las dos obras realizadas por Rigamonti en la región vinculados con la industria metalúrgica.
Comedor Central de la Siderúrgica del Orinoco C.A. Planta y axonometría.Comedor Central de la Siderúrgica del Orinoco C.A. Vistas interiores donde se muestra el efecto producido al tamizarse la luzComedor Central de la Siderúrgica del Orinoco C.A. Vista exterior
Este edificio proyectado en 1976, basado en un programa que contempló 16.200 m2 de construcción, podría resumirse a partir de la sinopsis que aparece en la web ya citada de la siguiente manera: “Ubicada en el Centro Administrativo de SIDOR (la principal productora de acero en Venezuela), la edificación plurifuncional estaba destinada a servir alimentos a 3.800 comensales por hora en el comedor, y prestar además variados servicios para los empleados y obreros de la Siderúrgica, entre los cuales: cafeterías, entidades bancarias, enfermería, farmacia, y agencia de viajes. La edificación fue diseñada evitando las enormes salas de comedor, tan comunes en las grandes empresas. Se prefirió crear un sistema de pequeñas salas, integrables y periféricas a un núcleo central de distribución de alimentos preparados, donde los recorridos sean cortos, tanto para los usuarios como para el personal que maneja los alimentos. Todas las salas de comer fueron previstas para poder disfrutar de la vista de la planta siderúrgica, matizada a través de abundante vegetación tropical, la cual se sembraría en enormes jardineras prefabricadas.
La estructura del Comedor Central y los cerramientos de los espacios de circulación, fueron realizadas en acero tipo ‘Mayari’ que tiene la particularidad de no necesitar pintura ni mantenimiento. Los elementos de cerramiento, fueron diseñados con una forma en “V” especialmente para las condiciones climáticas del lugar, son livianos y permiten un paso mitigado de la luz y la brisa, y a la vez evitan totalmente el paso de la lluvia. Estos cerramientos junto con la vegetación colgante en las jardineras prefabricadas, dan a la edificación una personalidad propia que con su coloración natural marrón óxido oscuro, producen una sensación agradable contrastando con las edificaciones vecinas, que reflejan en exceso el intenso sol tropical.
La construcción del edificio se inició en 1976, pero para 1979, al finalizar la presidencia de Carlos Andrés Pérez, la obra fue paralizada y el edificio abandonado”.
Paradójicamente, la obra que mayor difusión ha tenido dentro de las realizadas por Rigamonti, el Campamento turístico y ecológico Cayo Crasquí, Archipiélago de Los Roques, Mar Caribe (1991-1993), con la que Rigamonti obtuvo el Gran Premio Internacional de la IX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, Ecuador, en 1994, excelente ejemplo de respeto por la naturaleza y de arquitectura sostenible totalmente integrada al paisaje, se mantuvo operativa sólo tres años encontrándose hoy totalmente destruida y prácticamente desaparecida, como ejemplo claro de la idea que buscaba transmitir.
También son memorables las participaciones de Rigamonti en los proyectos para el Gimnasio de Gimnasia Artística XV Juegos Deportivos Nacionales, San Carlos, Cojedes (2003) y el Pabellón de Gimnasia XV Juegos Deportivos Nacionales, San Cristóbal, Táchira (2005), mostrando en ellos a modo de síntesis de los conocimientos largamente acumulados por Rigamonti tanto en los campos constructivo y funcional como en el climático y espacial, una gran capacidad para trabajar grandes luces con estructuras sencillas, livianas y fáciles de fabricar.
1987•En el «Año Internacional de la Vivienda para las Personas sin Hogar» decretado por las Naciones Unidas, la Siderúrgica del Orinoco, S.A. SIDOR convocó el Concurso «Uso del Acero en la Producción de Viviendas de Interés Social», el cual fue organizado por el arquitecto Alejandro López Arocha (FAU UCV promoción 19E /1971) y auspiciado por la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), el Instituto Nacional de la Vivienda (INAVI), el Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV), el Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV), la Asociación de Industriales Metalúrgicos y de Minería de Venezuela (AIMM), el Núcleo de las Facultades de Arquitectura del Consejo Nacional de Universidades y el Convenio de Investigación en Vivienda.
Los premiados en las seis categorías establecidas en las bases del concurso fueron:
Los profesionales:
1. Sistema Constructivo con el Mejor Uso Integral del Acero: arq. Alejandra González V.
2. Sistema Constructivo con el Mejor Uso Estructural del Acero: arq. Baudilio González.
3. Sistema Constructivo con el Mejor Uso de Acero en Cerramientos: ing. Irvin Sosa Z.
4. Sistema Constructivo con el Mejor uso del Acero en la Cubierta: ing. Heriberto Briceño.
Los estudiantes:
5. Sistema Constructivo con el Mejor Uso Integral del Acero: Carlos Alberto Valle, María A. Hernández y María M. Fossá de González, y
6. Sistema Constructivo con el Mejor Uso de Acero en Cerramientos: Julieta García, María E. Marquis y Henny Díaz.
Adicionalmente se otorgó una mención a un grupo de profesionales y dos menciones a dos grupos de estudiantes.
HVH
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