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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 253

La propuesta para el Complejo Urbano y Arquitectónico del Museo de Petróleo, Cabimas, Edo. Zulia, ganadora de un concurso convocado en 1983 por Petróleos de Venezuela S.A. y desarrollada en 1984, le ofreció a Jorge Rigamonti (1940-2008) la oportunidad de incorporar en su resolución todo el contenido metafórico que el tema petrolero podía encerrar.

Buscándose en todo momento ofrecer un desarrollo turístico importante de escala nacional e internacional para la costa oriental del Lago de Maracaibo, dentro del cual el Museo se convertiría en el punto focal, se asumió en todo momento un relevante papel didáctico en cuanto mostrar el pasado, presente y prometedor futuro de la industria petrolera venezolana.

1. Maqueta del Museo del Petróleo – Vista Superior del Museo; el anfiteatro a cielo abierto; el parque con áreas dedicadas para exhibiciones al aire libre, ferias, juegos infantiles, invernaderos y un paseo costero; y, el complejo hotelero con el muelle sobre el Lago de Maracaibo.

En la completa reseña publicada en https://www.behance.net se explica que “El proyecto urbano comprende: una plaza en conmemoración de ‘El Reventón’ de 1922, ya construida, donde el pozo Barroso II marcó el inicio de la explotación comercial a gran escala del petróleo en Venezuela; el edificio sede del Museo del  Petróleo  (con un área de construcción de 55.144 m2); un complejo hotelero con un malecón; un anfiteatro; y un parque de 500.000 m2, con áreas para exposiciones industriales, ferias, umbráculos, un parque recreacional, y un paseo costero.” Cabe señalar que el tratamiento paisajístico estuvo a cargo de Maciá Pintó y María Luisa Acosta.

Tuvo particular relevancia para el proyectista en su planteamiento el tomar en cuenta los aspectos funcionales, espaciales y constructivos y la posibilidad de remitir a una secuencia de imágenes que fuesen motivadoras y cargadas de memoria y arraigo. De tal forma aparecen referencias al Lago de Maracaibo, a los ancestrales palafitos que lo ocupaban a la llegada de los conquistadores y a las más actuales instalaciones petroleras; también a la posterior y más novedosa aparición de refinerías en nuestro territorio; y a la oportunidad de incorporar una semblanza de lo venezolano a través de tepuyes, vegetación tropical recreada tanto en el parque como en la edificación en clara alusión a la idea de Uslar de “sembrar el petróleo”.

2. Maqueta del Museo del Petróleo – Vista de la Entrada Principal

De imagen poderosa a la vez que compleja pero trabajada con un rigor geométrico exquisito, que pone en evidencia un claro planteamiento estructural a cargo de Josef Dragula, el edificio del museo se maneja con claro protagonismo y teatralidad asumiendo su condición de centro geométrico del parque. Para ello Rigamonti apela a la idea de hacerlo surgir del agua y rodearlo a la vez de áreas verdes, metáfora que remite al rol jugado por el hombre en la transformación de la tierra en energía. Su concepción obedece a una sucesión de cuerpos autónomos donde se le da singular relevancia a las relaciones que garanticen su percepción como un todo volumétrico debidamente articulado. “Este concepto permite resolver en concreto armado, las áreas de exposición y servicio que necesitan aislamiento térmico y aire acondicionado. Los elementos de unión, como corredores y escaleras, son livianos, en aluminio y generan los movimientos de un cuerpo a otro, están siempre rodeados de agua  y/o vegetación. Los equipamientos técnicos se ubicaron, siempre perimetralmente a la edificación, tanto en el cuerpo horizontal como en el vertical, y también en todo el nivel inferior, facilitando la operatividad general y las operaciones de mantenimiento, sin entorpecer los movimientos del público. Los elementos mecánicos utilizados por la industria petrolera son generalmente simétricos y de formas puras. En el museo la simetría permite relacionar enfáticamente las formas primarias utilizadas: círculo y cuadrado, cilindro y cubo. El paseo costero ‘La Rosa’ da presencia al lago y relaciona lo urbano con el parque y el museo”.

Cuidadas todas la variables relacionadas a lo museístico y su compromiso pedagógico con un público amplio, el cuerpo horizontal fue concebido para albergar las exposiciones buscando mostrar «¿Qué es, en dónde está, cómo se extrae, y cómo se transporta el petróleo?». También se ofrece allí material de interés para personas que manejen mayor información sobre el tema. Los seis módulos prismáticos que lo conforman, construidos con paredes de concreto armado, se organizan en torno a un patio que es en realidad un espejo de agua “del cual brota el ‘Túnel Geológico’ y se apoya la cabria petrolera”, y se comunican a través de corredores de rejillas metálicas.

3. Museo del Petróleo. Arriba izquierda: Sección transversal axonométrica del cuerpo horizontal que muestra la salida del «Túnel geológico» a la plataforma central y la torre de perforación inclinada. Arriba derecha: Sección transversal vertical de los cuerpos horizontal y vertical que muestra el «túnel geológico», la torre de perforación de petróleo inclinada y la «torre de destilación de la refinería» central con su ascensor interior. Abajo: Dibujo de fachada, que muestra la “malla” tridimensional tubular liviana cúbica con enredaderas (plantas trepadoras) organizadas en un patrón similar a un tablero de ajedrez.

El patio de hace presente permanentemente a lo largo del recorrido del público.
La ubicación de los servicios, como ya se adelantó, es perimetral al cuerpo horizontal encontrándose conectados por una calle de apoyo que se disimula por taludes de tierra y grama, utilizados, además, para aportarle presencia y escala al edificio en relación a la dimensión del parque. La zona administrativa, talleres de mantenimiento y depósitos, situados en un piso inferior completan el contenido de este cuerpo.

Por su parte, el volumen vertical está destinado a alojar la exposición «El Petróleo, energía útil al hombre». Inspirado en la imagen de una refinería, está formalmente constituido por un cilindro cuyo centro (que contiene “la torre de fraccionamiento”) funge de patio el cual a su vez contiene una rampa de exhibición. La torre “se recorre verticalmente, por medio de un elevador de paredes transparentes que permite observar el proceso básico de refinación, al llegar a la parte superior, se sale en medio del patio vertical, definido por paredes de vidrio reflejante que producen el efecto de una refinería infinita”. Siguiendo una clara secuencialidad, es desde allí desde donde se pasa, para descender, a la exposición en la rampa “donde se observa, la refinería infinita en el exterior y las múltiples aplicaciones y productos del petróleo, en el interior”.

Finaliza la detallada descripción del proyecto explicando la manera como cierra el meditado recorrido en el vulumen vertical: “Este cilindro elevado en concreto, está rodeado por una malla tubular tridimensional que soporta los servicios, los corredores de mantenimiento, y planos de hiedra organizados en forma de damero en las fachadas. Un sistema hidropónico alimenta dicha hiedra que cumple una función climática (reduciendo la temperatura interna). Una cafetería con terrazas y miradores panorámicos, completan el cuerpo vertical. El recorrido del público, bajando por la rampa en espiral, termina en las terrazas mirador ubicadas sobre el cuerpo horizontal.  Desde allí el público puede ir, cruzando el espejo de agua, a las exposiciones exteriores, los umbráculos, el vivero exposición, el parque recreacional, el complejo hotelero, el malecón y tomar paseos en lancha por el lago”.

4. Maqueta del Museo del Petróleo. Izquierda: Vista Nocturna desde la Av. La Rosa con Reflejo en el Estanque de Agua. Derecha: Vista superior

El que hoy hayamos recurrido a describir este impactante edificio, para lo cual ha sido de gran ayuda el excelente material gráfico que también se aporta desde https://www.behance.net, donde Rigamonti pone de relieve sus dotes de talentoso arquitecto, tiene por un lado la finalidad de mostrar la manera como es asumido con absoluto profesionalismo y credibilidad el reto de llevar a delante una propuesta compleja y retadora y, por el otro, el poder encontrar en este proyecto urbano buena parte de las preocupaciones que lo acompañaron a lo largo de su carrera: ofrecer soluciones funcionales e innovadoras, no perder de vista el fin social de las edificaciones, tener siempre presente las condiciones ambientales, uso de estructuras metálicas que creaban exteriores permeables a la luz y al viento, junto con jardines verticales, destinados a generar un agradable microclima natural en el trópico.

Cabe resaltar que en 1987, el museo recibe el premio de “Mejor Proyecto No Construido” en la VIII Bienal Nacional de Arquitectura, Venezuela. También fue exhibido en 1985 en la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires, Argentina y en la muestra “Décadas de progreso” celebrada con motivo del 80 aniversario de American Cyanamid Co., Wayne, New Jersey, Estados Unidos, 1987. Apareció publicado en el nº 334 de la revista CIV (1987) y en el catálogo de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura del lugar (1987). El trabajo fue completado cumpliendo con el contrato que así lo establecía con todos los detalles de ingeniería para la construcción en 1984. Pero tal y como ha ocurrido tantas veces a lo largo de nuestra historia, terminado el período presidencial del gobierno que lo impulsó (el de Luis Herrera Campins), no formó parte de los intereses del siguiente por lo que la obra nunca se inició.

ACA

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Todas. https://www.behance.net/gallery/12089553/Petroleum-Museum-of-Venezuela

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 223

Según los  datos generales que se pueden recoger en internet, el estado Cojedes está situado en el centro-occidente del país y debe su nombre al río homónimo que significa “donde todo se da”. Otros asocian etimológicamente la denominación “cojedes” a la lengua Caribe traduciéndola por “pueblo de cerámica o pueblo de ceramistas”. Posee una extensión territorial de 14.800 kilómetros cuadrados, que representa el 1.62% del territorio nacional por lo que es el decimoquinto con mayor superficie del país. Su clima es cálido y pertenece al sistema geográfico de los Llanos Centrales junto con el estado Guárico. Además, con 416.327 habitantes, en 2018, es el tercer estado menos poblado sólo por delante de Delta Amacuro y Amazonas.

Por ser tradicionalmente una entidad cuyas principales actividades económicas son la agricultura y la ganadería, Cojedes pasó a un segundo plano desde el momento en que Venezuela comenzó a despuntar como país fundamentalmente minero, a pesar del enorme potencial de tierras aptas para el cultivo que posee las cuales no han sido debidamente aprovechadas, aunque se ha registrado un ligero repunte de la actividad agrícola gracias al uso de la irrigación y la mecanización. Su población, por otra parte, posee un bajo nivel de desarrollo y un rezago en cuanto a la atención que se le ofrece desde los presupuestos que asigna el gobierno central. Cabe destacar que la fundación en 1989 del Hato Piñero, ubicado al sur del estado, le ha permitido sacar provecho de lo que se conoce como eco-turismo ya que se trata de casi 80 mil hectáreas de verdes paisajes, encontrándose allí la reserva natural más grande de América y la tercera a nivel mundial.

San Carlos, su capital, fue fundada en 1678 con el nombre de San Carlos de Austria siguiendo las pautas establecidas en las Leyes de Indias. Es una ciudad modesta, que tiene un limitado patrimonio arquitectónico y cuenta con sólo 150.000 habitantes según el censo del 2011. Se encuentra a aproximadamente 300 kms de Caracas. Históricamente, San Carlos se encuentra vinculada a las actuaciones de José Tomás Boves durante la guerra de independencia y a la muerte de Ezequiel Zamora en la Guerra Federal de quien tomó el nombre el municipio que la acoge. Tuvo resonancia más allá de nuestras fronteras durante los tres años (1976-79) en los que el Autódromo Internacional ubicado cerca de la ciudad fue sede de los Campeonatos Mundiales de Motociclismo.

Hecho el preámbulo necesario, el que haya sido escogida San Carlos como sede de los XV Juegos Deportivos Nacionales que se realizarían el año 2003 no dejó de ser todo un acontecimiento para una región en cierta forma olvidada. La ocasión, por tanto, se presentaba como idónea para inyectarle un dinamismo que pocas veces por allí se había vivido.

Pero desde el terreno que nos ocupa, lo más interesante de lo acontecido alrededor de aquellos Juegos Nacionales fue, por un lado, la oportunidad que se le dio a la buena arquitectura y a la idoneidad profesional de hacer acto de presencia y, por el otro, las circunstancias que permitieron que haya sido así, hasta el punto de que se podría considerar como una experiencia única y excepcional sin precedentes dentro de la historia democrática venezolana y mas aún en medio de un sistema político que se ha caracterizado por el sectarismo.

1. San Carlos, estado Cojedes. Vista aérea del lugar donde se localizó la Ciudad Deportiva para los XV Juegos Deportivos Nacionales de 2003

Seleccionados los terrenos en los que se desarrollaría el complejo deportivo al noreste de San Carlos, corresponderá al arquitecto Orlando Martínez Santana, a la sazón Director de Infraestructura y Servicios de la Gobernación del Estado Cojedes desde el año 2000 y designado a la vez Director General de Planificación e Infraestructura de los XV Juegos Deportivos Nacionales, tomar las más importantes decisiones que condujeron a la realización del Plan Maestro y la contratación de los proyectos que conformaron lo que se denominó la “Ciudad Deportiva”, parque urbano que ampliaría los servicios de la capital del estado.

Martínez, egresado en 1990 del Taller Firminy y entre 1994 y 2007 también profesor dentro de este grupo docente de diseño fundado en 1983 por Oscar Tenreiro dentro de la Escuela de Arquitectura de la FAU UCV, saltando por encima de las acostumbradas vías clientelares que recomendaban no contar con “la disidencia” para realizar cualquier trabajo impulsado desde el gobierno, decide convocar a Tenreiro para que realice el Plan Maestro (cuya imagen ilustra nuestra postal del día de hoy) y a un grupo de arquitectos, en su gran mayoría docentes de la FAU, para que desarrollen los proyectos de las instalaciones. Es así como a finales de 2001, con el tiempo apremiando para poder cumplir con la fecha de inicio (2003), con base en el plan trazado por Tenreiro se le asignan a Joel Sanz, Jorge Rigamonti, Augusto Terán, Ana María Marín y José Luis Sánchez, Edwing Otero, José Alejandro Santana y al propio Tenreiro la ejecución de los proyectos del Centro de Tenis, el Pabellón para Gimnasia Olímpica, el Centro de Ajedrez, el Centro de Piscinas, los Gimnasios de Combate, el Estadio Olímpico, y el Centro de Atención al Atleta más el Gimnasio de Basket, respectivamente. Todos, valga decir, capaces profesionales con muy poca obra construida.

Conjunto de la Ciudad Deportiva con la identificación de la localización de cada una de las instalaciones
Edwing Otero. Gimnasios de combate
Joel Sanz. Centro de Tenis
Jorge Rigamonti. Gimnasia olímpica
Oscar Tenreiro. Izquierda: Gimnasio de basket. Derecha: Centro de atención al atleta
Ana María Marín y José Luis Sánchez. Centro de piscinas

La historia del ensayo realizado en San Carlos y de las vicisitudes que surgieron en el proceso de elaboración de los proyectos y las que finalmente se tuvieron que superar para poder lograr la culminación (incompleta en muchos casos) de los trabajos de construcción de las instalaciones deportivas, donde se resalta el respeto que siempre caracterizó a Martínez para con el grupo contratado pese a las divergencias políticas que los distanciaban, se pueden encontrar muy bien relatadas en el blog Entre lo cierto y lo verdadero de Oscar Tenreiro en el texto titulado “Una experiencia” con fecha 28/09/013.

De lo expresado por Tenreiro rescatamos, para dar una idea de cómo una experiencia que nació muy bien encaminada logró finalmente desvirtuarse, lo siguiente: “Pero el fantasma del autoritarismo con todas sus consecuencias habría de imponerse en lo sucesivo, sumado a la marea ideológica que se instaló en todos los niveles de la acción pública, sobre todo a partir de las incidencias políticas de Abril de 2002 y el comienzo en los primeros meses de 2003 del movimiento hacia el Referendo Revocatorio que impulsó la oposición venezolana. A eso habría de sumarse la codicia corrupta de los altos personajes del Ejecutivo Regional que veían a Martínez como una figura incómoda. En primer lugar… su autoridad fue reducida y vulnerada. Por otro lado a los arquitectos se les fue restando injerencia hasta que ya cercana la apertura de los Juegos su presencia adquirió un carácter más bien aparente mientras se alteraban los proyectos o se dejaban incompletos. Se impuso una vez más la tradición venezolana: casi todo quedó hecho a medias, de modo improvisado o sujeto a múltiples interferencias.”

Para Tenreiro son únicamente rescatables de los niveles de irrespeto que sufrieron proyectos y obras el Centro de Ajedrez (Augusto Terán), el Centro de Asistencia al Atleta (de su autoría), el Pabellón para Gimnasia Olímpica (Jorge Rigamonti) y muy particularmente Centro de Tenis (Joel Sanz), donde el arquitecto logró una muy buena sinergia con los constructores gracias al completo proyecto realizado, a su perseverancia en la supervisión de los trabajos y al sentimiento de que se le abría una oportunidad que no quería desaprovechar. “Casi todos los demás edificios se pusieron en servicio sin estar terminados, mereciendo capítulo aparte por lo lamentable en relación al papel que podría haber cumplido para la ciudad de San Carlos, el abandono del Plan Maestro de la Ciudad Deportiva y la no construcción del conjunto de viviendas cercano a ella que debía servir como Villa Olímpica”, concluirá Tenreiro.

La realización de los XV Juegos Deportivos Nacionales sirvió para impulsar la creación en 2003 de Universidad Iberoamericana del Deporte (ahora llamada Universidad Deportiva del Sur) en terrenos cercanos a la Ciudad Deportiva, convirtiéndose además en objeto de estudio del «Primer Simposio de Arquitectura para el Deporte» realizado en noviembre de 2006 y luego del Diplomado “Diseño arquitectónico de instalaciones para el deporte y la recreación”, abierto en su primera versión en mayo de 2015 en la FAU UCV, ambos bajo la responsabilidad de AVADER (Asociación Venezolana de Arquitectura Deportiva y Recreacional).

Tras 17 años, las instalaciones, como tantas cosas en el país, han sido pasto de la desidia y la falta de mantenimiento quedando para la posteridad un relato que, pese a las expectativas que generó en su momento como caso del mayor interés, formará parte de las experiencias malogradas pero auspiciosas que reflejan además de responsabilidad profesional una generosidad y apertura que habrá que rescatar.

ACA

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  1. Google Earth

Todas las demás: Colección Crono Arquitectura Venezuela

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 215

Jorge Rigamonti (Milán, 1940-Caracas, 2008) es reconocido como uno de los arquitectos venezolanos de mayor talento de entre los de su generación. Emigra con sus padres con sólo 10 años a Venezuela desde Italia y cursa el bachillerato entre 1953 y 1958 en el Liceo Andrés Bello de Caracas, tocándole vivir durante la secundaria la etapa final de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Como señala Helena Correa de Rigamonti en la “Breve biografía” publicada en https://www.behance.net/Rigamonti/resume, “La decisión de Rigamonti de estudiar arquitectura es impulsada por una visita a la Ciudad Universitaria de Caracas cuya construcción estaba siendo terminada en esos años”. Ya como estudiante de arquitectura en la Universidad Central de Venezuela, donde siempre mostró sus inquietudes y pasión por la carrera que eligió seguir, recibe clases, entre otros, del arquitecto cubano Ricardo Porro quien influyó de manera determinante en su formación. “En 1961, aun siendo estudiante, Rigamonti viajó a La Habana como joven aprendiz de R. Porro, quien estaba encargado del proyecto de las Escuelas Nacionales de Arte. Ese viaje que luego continuó por Estados Unidos, Francia e Italia fue revelador para Rigamonti, dándole la oportunidad de visitar grandes obras de arquitectura”, apuntará Correa.

Maqueta del trabajo final de grado con el que Jorge Rigamonti finaliza sus estudios de arquitectura en 1966: “Formulación de una Hipótesis Constructiva a través de la búsqueda de Integración entre Estándares Edilicios y Urbanísticos”

De otro viaje realizado en 1963, en este caso a los Estados Unidos, en el que logra visitar las principales oficinas metropolitanas de planificación de Boston, Chicago y Los Ángeles, Rigamonti obtiene los insumos necesarios para formular y desarrollar la que será la tesis que le permitirá obtener el grado de arquitecto en 1966: “Formulación de una Hipótesis Constructiva a través de la búsqueda de Integración entre Estándares Edilicios y Urbanísticos”. Sustentada en los planteamientos que se hacían para reglamentar el crecimiento urbano, “la tesis exploraba la subdivisión (tridimensional) continua del espacio a diferentes escalas, integrando arquitectura y urbanismo, como una manera de afrontar el desarrollo de futuras metrópolis de alta densidad”. Con su trabajo, Rigamonti obtiene el Premio «Mejor Tesis de Grado» en la III Bienal Nacional de Arquitectura de 1967.

La actividad profesional de Rigamonti se inicia, continuando con su inclinación por los temas urbanos que aparecen al final de su carrera, apareciendo como colaborador entre 1969 y 1971 en la elaboración del Plan General Urbano del Área Metropolitana de Caracas a cargo de la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano (OMPU). También en esa línea hay que resaltar la realización entre 1966 y 1971, de múltiples “collages urbanos” los cuales manifiestan “la ambigüedad de la industrialización y la alta tecnología”.

Siempre preocupado por hacer una arquitectura con sentido, que estuviese vinculada a una manera de pensar, según sus propias palabras, Rigamonti buscó “ofrecer arquitecturas del mayor respeto medio-ambiental, donde la ecología y la funcionalidad expresen la nueva cultura en gestación, y donde el progreso tecnológico sea entendido como proceso emancipador del ser humano mediante su reencuentro con la naturaleza, y a través de las soluciones que ella inspira”. Según Correa, “la originalidad de sus diseños se basaba en su investigación continua, durante más de 30 años, de ‘tecnologías relacionadas al uso de estructuras metálicas livianas, económicas y de rápido ensamblaje y de sistemas de riego automatizados o sistemas hidropónicos para la vegetación, destinadas a crear arquitecturas funcionales y novedosas más adaptadas a las condiciones climáticas’ ”.

Jorge Rigamonti contribuyó durante muchos años con la difusión de la arquitectura siendo entre 1988 y 2006 co-fundador y Director Ejecutivo de la Fundación Museo de Arquitectura de Venezuela, ente que organizó múltiples exposiciones, seminarios y conferencias con importantes arquitectos internacionales. Orador apasionado, muy esporádico escritor, pensador de utopías y convencido de la relación entre cultura y arquitectura y en la necesidad de prestar atención a todo cuanto acontece en el panorama nacional e internacional lo cual debe ser visto con ojo crítico, Rigamonti ejerció la docencia durante más de 30 años en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela en Caracas, donde enseñó Diseño Arquitectónico (1969-92), Teoría del Diseño Arquitectónico (1992-2003), Diseño Urbano (como parte de la Maestría en Urbanismo, 2001-02), y fue Miembro Principal del Comité Académico de Postgrado del Sector Diseño.

Podría decirse que Rigamonti, como tantos otros arquitectos talentosos, construyó un muy bajo porcentaje de lo que proyectó. A pesar de ello aprovechó muy bien las oportunidades que se le presentaron adaptándose en cada caso a las circunstancias. En tal sentido, no es casual que fuera un asiduo participante en Concursos de Arquitectura habiendo participado en el correspondiente al Concejo Municipal del Distrito Sucre (1985), resultando ganador en 1995 del primer premio para el Patio-Jardín Esquina La Torre de la Plaza Bolívar, con la colaboración de Mario Quirós, Alfredo Caraballo, Angela Rodríguez y Carmen Marquina.

Cuatro proyectos no realizados de Jorge Rigamonti. Arriba: El Complejo Urbano Museo del Petróleo, Maracaibo (1984) y el Plan Parroquial y Ordenanza para el 23 de enero, Caracas (1995). Abajo: la Plaza del Sol, Mercado y Terminal de Transferencia, Baruta (2002) y el Patio-Jardín Esquina La Torre de la Plaza Bolívar (1995) concurso nacional ganado con la colaboración de Mario Quirós, Alfredo Caraballo, Angela Rodríguez y Carmen Marquina.

Proyectos de gran valor realizados por Rigamonti son: El Complejo Urbano Museo del Petróleo, Maracaibo (1984), el Plan Parroquial y Ordenanza para el 23 de enero, Caracas (1995) y la Plaza del Sol, Mercado y Terminal de Transferencia, Baruta (2002).

El Comedor Central de la Siderúrgica del Orinoco C.A., obra construida en Ciudad Guayana, cuyo boceto ilustra nuestra postal del día de hoy, demuestra en buena parte la consistencia que caracterizaba a Rigamonti a la hora de enfrentar un problema y la destreza que como arquitecto lograba manifestar a la hora de resolverlo y llevarlo a feliz término. Se le suma al Comedor, el Complejo de edificios de servicios de Carbones del Orinoco C.A. (1988-90) como las dos obras realizadas por Rigamonti en la región vinculados con la industria metalúrgica.

Comedor Central de la Siderúrgica del Orinoco C.A. Planta y axonometría.
Comedor Central de la Siderúrgica del Orinoco C.A. Vistas interiores donde se muestra el efecto producido al tamizarse la luz
Comedor Central de la Siderúrgica del Orinoco C.A. Vista exterior

Este edificio proyectado en 1976, basado en un programa que contempló 16.200 m2 de construcción, podría resumirse a partir de la sinopsis que aparece en la web ya citada de la siguiente manera: “Ubicada en el Centro Administrativo de SIDOR (la principal productora de acero en Venezuela), la edificación plurifuncional estaba destinada a servir alimentos a 3.800 comensales por hora en el comedor, y prestar además variados servicios para los empleados y obreros de la Siderúrgica, entre los cuales: cafeterías, entidades bancarias, enfermería, farmacia, y agencia de viajes. La edificación fue diseñada evitando las enormes salas de comedor, tan comunes en las grandes empresas. Se prefirió crear un sistema de pequeñas salas, integrables y periféricas a un núcleo central de distribución de alimentos preparados, donde los recorridos sean cortos, tanto para los usuarios como para el personal que maneja los alimentos. Todas las salas de comer fueron previstas para poder disfrutar de la vista de la planta siderúrgica, matizada a través de abundante vegetación tropical, la cual se sembraría en enormes jardineras prefabricadas.

La estructura del Comedor Central y los cerramientos de los espacios de circulación, fueron realizadas en acero tipo ‘Mayari’ que tiene la particularidad de no necesitar pintura ni mantenimiento. Los elementos de cerramiento, fueron diseñados con una forma en “V” especialmente para las condiciones climáticas del lugar, son livianos y permiten un paso mitigado de la luz y la brisa, y a la vez evitan totalmente el paso de la lluvia. Estos cerramientos junto con la vegetación colgante en las jardineras prefabricadas, dan a la edificación una personalidad propia que con su coloración natural marrón óxido oscuro, producen una sensación agradable contrastando con las edificaciones vecinas, que reflejan en exceso el intenso sol tropical.

La construcción del edificio se inició en 1976, pero para 1979, al finalizar la presidencia de Carlos Andrés Pérez, la obra fue paralizada y el edificio abandonado”.

Paradójicamente, la obra que mayor difusión ha tenido dentro de las realizadas por Rigamonti, el Campamento turístico y ecológico Cayo Crasquí, Archipiélago de Los Roques, Mar Caribe (1991-1993), con la que Rigamonti obtuvo el Gran Premio Internacional de la IX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, Ecuador, en 1994, excelente ejemplo de respeto por la naturaleza y de arquitectura sostenible  totalmente integrada al paisaje, se mantuvo operativa sólo tres años encontrándose hoy totalmente destruida y prácticamente desaparecida, como ejemplo claro de la idea que buscaba transmitir.

También son memorables las participaciones de Rigamonti en los proyectos para el Gimnasio de Gimnasia Artística XV Juegos Deportivos Nacionales, San Carlos, Cojedes (2003) y el Pabellón de Gimnasia XV Juegos Deportivos Nacionales, San Cristóbal, Táchira (2005), mostrando en ellos a modo de síntesis de los conocimientos largamente acumulados por Rigamonti tanto en los campos constructivo y funcional como en el climático y espacial, una gran capacidad para trabajar grandes luces con estructuras sencillas, livianas y fáciles de fabricar.

El Comedor Central de SIDOR y 6 de los 8 Collages Urbanos de Rigamonti que forman parte de la Colección Permanente del MOMA, fueron escogidos para participar en la Exposición Latin America in Construction: Architecture 1955-1980 realizada en el Museo de Arte Moderno -MoMA de Nueva York del 29 de marzo al 19 de julio de 2015. Para los interesados, toda la información gráfica del Comedor se encuentra representada y publicada con gran calidad tanto en https://www.behance.net/gallery/12160347/SIDOR-Main-Service-and-Dining-Center como en https://catalogosdearquitectura.wordpress.com/2018/03/12/rigamonti-jorge-1976-1980-comedor-central-de-la-siderurgica-del-orinoco-c-a/

ACA

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Todas. https://www.behance.net/Rigamonti/resume