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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 345

Con el ejecútese del decreto que dio inicio a la nacionalización petrolera el 1 de enero de 1976, había quedado atrás no sólo el período en el que los hidrocarburos en Venezuela fueron explotados por empresas extranjeras, sino también el aporte a la cultura que algunas de ellas llegaron a hacer a través de sendas publicaciones periódicas.

En el caso concreto de la Creole Petroleum Corporation es recordada la continuidad, riqueza de contenidos y calidad gráfica de la que fue su revista: El Farol, cuya aparición entre 1939 y finales de 1975 dejó el listón en un nivel que parecía difícil de superar. (ver Contacto FAC nº222 del 2 de mayo de 2021).

Transformada la Creole en Lagoven y, por ende, convertida en una de las dos filiales más importantes de Petróleos de Venezuela, quienes asumieron su dirección no quisieron dejar pasar mucho tiempo sin atender el vacío originado por la desaparición de la revista de su antecesora. Es así como se dieron a la tarea de explorar cuál debía ser la línea y tipo de publicación que debía crearse, en medio de un clima que siempre se asumió de competencia e igualdad en cuanto a calidad y eficiencia del manejo de las empresas nacionalizadas y todo lo que ellas representaban.

Es así como el Departamento de Relaciones Públicas de Lagoven puesto a trabajar en el asunto y luego de evaluar diversas proposiciones, decide elevar a la junta directiva un proyecto de publicación periódica que tendría por nombre “Cuadernos” al cual se agregaría la denominación de la empresa, lo que le permitiría contar con un claro sello de identidad.

Pareciera que con relación al perfil de la revista no había mayores dificultades con respecto a que debía dedicarse a tratar con profundidad temas culturales y petroleros que contribuirían con el esfuerzo educacional que se realizaba en el país, manteniendo en este sentido una gran proximidad con la línea marcada por El Farol.

1. Algunos de los números pertenecientes a diferentes series de Cuadernos Lagoven.

La más importante diferencia estribaría en que cada ejemplar de lo que dio en llamar Cuadernos Lagoven sería monográfico y que se agruparía a su vez en series temáticas coleccionables, lo cual otorgaba cierta flexibilidad en lo que se refiere a la periodicidad y número de páginas que cada número podría tener. Se mantendría la condición de gratuidad del producto, se conservaría el cuidado en el diseño gráfico y diagramación, se contaría con los mejores fotógrafos, se seleccionarían reconocidas imprentas y se buscaría a los más connotados escritores y estudiosos del país para que fuesen abordando la pauta que los editores fueron estableciendo. El formato seleccionado sería de 21×21 cms.

La propuesta presentada fue aprobada por unanimidad por la junta directiva de la empresa, decidiéndose dar inicio a la materialización del proyecto de inmediato de manera que el mismo año 1976 debía estar el la calle el primer número.

El responsable de llenar de contenido la revista inaugural fue el reconocido historiador, investigador y pedagogo español radicado en nuestro país Manuel Pérez Vila (Girona, 1922, Caracas, 1991). El tema seleccionado: “Ciudades cuatricentenarias”, daría salida a indagaciones llevadas a cabo por el autor por aquel entonces. Se iniciaba así, además, la serie “El hombre y su gente”. Su portada, que recoge una hermosa panorámica de Caracas tomada seguramente desde lo más alto de Colinas de Bello Monte, ilustra nuestra postal del día de hoy.

Ampliamente reconocido por ser el biógrafo más importante del Libertador Simón Bolívar, de quien organizó y clasificó el archivo existente en su Casa Natal entre 1950 y 1955 bajo la dirección de Vicente Lecuna, Pérez Villa sorprendió como lo había hecho en otras oportunidades tocando en el nº1 de Cuadernos Lagoven una temática si se quiere alejada de su línea de trabajo fundamental que, sin embargo, trata con todo el rigor y profundidad de los que era capaz contando para ello con un valioso apoyo documental.

El ensayo elaborado por Pérez Vila invita a analizar la idea que nos hemos forjado sobre la historia hispánica, siguiéndole los pasos a los fundadores de las primeras ciudades venezolanas. Refiriéndose a la generación de primer orden en el desarrollo de la historiografía nacional, Pérez Vila ofrece un interesante matiz sobre los ejes de penetración y los núcleos de poblamiento urbano.

En un comentario sobre el texto de Pérez Vila del 8 de septiembre de 2019, ubicable en http://www.diarioelinformante.com.ve, Henry Vargas Ávila expresará cómo en él se describe la España del siglo XVI que acomete la tarea de ocupar un inmenso continente, el Nuevo Mundo, como una nación en la que se superponen diversos planos temporales. “A medio camino entre el Medioevo y la modernidad es España una nación excéntrica y particular. En 1492 expulsa a los árabes, unifica bajo una corona su territorio y comienza su expansión ultramarina. Sin embargo, un rasgo premoderno acompaña este período de esplendor: el fervor proselitista de la Evangelización. Convertir a la fe verdadera a los infieles es una firme idea española que convive y se imbrica con otras de más reciente factura, el Renacimiento, la ampliación del conocimiento geográfico y de la ecúmene, la Contrarreforma católica. Se trata de una España que vacila por situarse entre lo medieval y lo decididamente moderno la que llega al Nuevo Mundo en el siglo XVI”.

Así, “la fundación de las ciudades hispanoamericanas y las formas diversas de penetración a través de la conquista y poblamientos, están en estrecha relación con la acción predicadora de los misioneros y el surgimiento de las llamadas doctrinas. Las comunidades religiosas y entre ellas principalmente los dominicos, los franciscanos, los agustinos y los jesuitas realizaron una importante labor misionera alrededor de las doctrinas”.

Con la intención de remarcar los ejes de penetración seguidos por los conquistadores: el de Oriente, originado en Cubagua-Margarita, que tiene por base a Cumaná en tierra firme y se extiende luego por el Orinoco hacia Guayana; en Occidente, desde la costa, que penetra por Coro hasta El Tocuyo, se abre en abanico hacia Trujillo, Maracaibo, Barquisimeto, Carora y se extiende hacia la región central, nombres y fechas de ciudades fundadas a inicios del proceso de colonización antes de 1577 y que aún hoy persisten son descritas por Pérez Vila: Cumaná, 1521-1522; Coro, 1527-1529; Puerto de Mar (Porlamar) o Villa del Espíritu Santo, iniciada hacia 1528, fundada oficialmente en 1536; Maracaibo, en sus tres fundaciones, empezando por la de Alfinger en 1529; El Tocuyo en 1545; Barquisimeto, en 1552; Valencia 1553; Trujillo, en 1557; Mérida, 1558; San Cristóbal, 1561; La Asunción, 1564-1567; Caracas, 1567; Caraballeda, 1567, Carora, 1569; La Grita, 1576; Barinas –o Altamira de Cáceres- 1577. También algunas otras que no han llegado hasta el presente: Nueva Cádiz de Cubagua, La Borburata, El Collado, San Miguel de Neverí o la Villa de San Francisco.

Emparentado con el texto que posteriormente elaborara para el libro La Guaira. Orígenes históricos. Morfología Urbana (1981) en el que también participaron Graziano Gasparini y Carlos Duarte, Pérez Vila nos dejó en “Ciudades cuatricentenarias” no sólo un valioso aporte a la historia del poblamiento del país sino, además, un texto de obligatoria consulta para los estudiosos de temas urbanos.

2. Ciudado diseño gráfico en dos de las portadas de Cuadernos Lagoven.

Roto el celofán del compromiso asumido con la salida del número 1, Cuadernos Lagoven aparecería ininterrumpidamente entre 1976 y 1997. Allí se publicaron más de 250 textos distribuidos en algo más de 100 entregas, algunas abordadas por un solo autor y otras compartidas que, a pesar de ser editadas en su mayoría a modo de revista y en español, se abrió a la presencia de algunos ejemplares con tapa dura y traducidos al inglés, lográndose una alta calidad impresa. Definidos como una aproximación a las múltiples y diversas expresiones del quehacer humano y concebidos con un claro sentido de utilidad, cada número buscó la armonía entre el valor mismo del tema, el interés del público, la seriedad y amenidad del tratamiento y la riqueza gráfica y de diseño, cumpliendo con creces los objetivos iniciales trazados por la empresa.

3. Dos de los ejemplares de la serie «Bicentenario» (1983).
4. Dos de los ejemplares de la serie «Cuatro Repúblicas» (1988).

Sin necesariamente mantener una periodicidad fija se podría decir que en promedio Cuadernos Lagoven apareció bimensualmente, dándose los casos especiales correspondientes a los años 1983 (dedicado a celebrar los 200 años del nacimiento del Libertador mediante la serie que llevó el nombre de “Bicentenario”) de seis números y de 1988 cuando se lanza la serie “Cuatro Repúblicas” de siete entregas, ambas, por cierto, de corte histórico. Otras series dignas de ser mencionadas son “Siglo XXI” concentrada en los años 1985 y 1986 y “Medio Milenio” aparecida el año 1992 cuando se cumplían 500 años de la llegada de Colón a América.

5. Número de Cuadernos Lagoven titulado “Arquitecturas de Villanueva” (abril 1978) con textos de Juan Pedro Posani, fotografías de Paolo Gasparini e ilustraciones de Kees Verkaik de la serie «El hombre y su ambiente».
6. Otros dos ejemplares de la serie «El hombre y su ambiente»

Al ensayo de Manuel Pérez Vila publicado en el número 1 se sumaron, dentro de la serie “El hombre y su ambiente” (la de mayor amplitud en cuanto a ejemplares dedicados a través del tiempo), otros autores y temas que podríamos considerar afines a los que desde estas páginas promovemos. Así, vale la pena recordar el muy cuidado ejemplar titulado “Arquitecturas de Villanueva” (abril 1978) con textos de Juan Pedro Posani, fotografías de Paolo Gasparini e ilustraciones de Kees Verkaik, obra que posteriormente se editaría en tapa dura y en inglés el año 1985. Del mismo año 1978 data “La Ciudad Transfigurada”, con textos de Augusto German Orihuela y fotografías de Luis H. Doguis. En 1996, como número 100, aparecerá “Arborización y su mantenimiento en áreas urbanas” del biólogo y especialista en botánica Jesús Hoyos Hernández, Premio Nacional de Divulgación Científica y, previamente, dentro de la serie Siglo XXI, con el número 54, “El Futuro de las Ciudades Venezolanas” del sociólogo Roberto Briceño-León.

7. Dos de los ejemplares de la serie «Siglo XXI» (1985-1986).
8. Tres de los ejemplares de la serie «Medio Milenio» (1992).

De tal manera, con la firma de connotados autores entre los que vale la pena citar a Arturo Uslar Pietri, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Pedro Grases, Pedro Cunill Grau, Armando Rojas Guardia, Efraín Subero, Tomás Polanco Alcántara, R. J. Lovera De-Sola, Aníbal Romero, Orlando Albornoz, Diego Bautista Urbaneja, María Elena Ramos, José Luis Salcedo Bastardo, Alfredo Armas Alfonzo, Germán Carrera Damas, Elías Pino Iturrieta, Ramón Escovar Salom y Luis Castro Leiva, la crítica, el ensayo histórico, la investigación antropológica, el pensamiento venezolano, la geografía del país, la ecología, la ciudad y su atmósfera, la tecnología, la literatura, la música,  la relación mantenimiento y ambiente, el lenguaje, la zoología, el arte y la arquitectura se dieron cita a través de las páginas de Cuadernos Lagoven dejando un importante legado de parte de la empresa a la cultura venezolana y una demostración de una de las tantas maneras en que el petróleo puede ser sembrado.

9. Portada del nº50 de Cuadernos Lagoven.

Tal y como se recoge del artículo de Wikipedia dedicado a la publicación que hoy nos ocupa, “el buen grado de aceptación y veracidad de sus temas se vieron recompensados en el año de 1986 cuando se le otorgó el Premio Nacional de Periodismo a los Cuadernos Lagoven. (…)  También en el año 1986 Cuadernos Lagoven llegó a su publicación número 50, (llevando) por título “La poesía de los pueblos con sed” escrito por la pluma del Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa”. A ello cabe agregar que recibió por cinco años consecutivos el premio del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional como mejor publicación en su estilo.

Adicionalmente a las publicaciones periódicas e impulsada por el reconocimiento alcanzado, la empresa petrolera tomó la decisión de dar luz verde a la creación de la serie audiovisual de Cuadernos Lagoven, lográndose la producción de documentales diversos entre los que destacó la correspondiente a historia venezolana titulada «Cuatro Repúblicas», constituida por nueve videos. Como bien señala Manuel Bermúdez Romero en “El petróleo sembrado. Cuadernos Lagoven es un valioso legado cultural” (2021) publicado en http://petroleumag.com: “Del mismo modo fue satisfactoria en esta modalidad la divulgación televisiva de las biografías y contribuciones plásticas de los artistas Juan Lovera, Arturo Michelena, Francisco Narváez, Carlos Cruz-Diez, Emerio Darío Lunar y Jacobo Borges”.

Los Cuadernos Lagoven audiovisuales “eran transmitidos por la Televisora Nacional, canal 5, los sábados a las ocho de la noche. Venezolana de Televisión los proyectaba los martes a las once y treinta de la mañana”, acotará Bermúdez Romero.

A partir de 1998, la publicación fue rebautizada como Cuadernos PDVSA, a consecuencia del cese de actividades de la filial petrolera. El cambio radical en el enfoque que se le dio al nuevo producto editorial, lamentablemente, dejó atrás lo que fue una de las experiencias más notables dentro de las publicaciones periódicas culturales del país durante el siglo XX.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 2, 3, 4, 6, 7, 8 y 9. https://www.venciclopedia.org/index.php?title=Cuadernos_Lagoven

1. http://petroleumag.com/el-petroleo-sembrado-cuadernos-lagoven-es-un-valioso-legado-cultural/

5. Colección Crono Arquitectura Venezuela

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 253

La propuesta para el Complejo Urbano y Arquitectónico del Museo de Petróleo, Cabimas, Edo. Zulia, ganadora de un concurso convocado en 1983 por Petróleos de Venezuela S.A. y desarrollada en 1984, le ofreció a Jorge Rigamonti (1940-2008) la oportunidad de incorporar en su resolución todo el contenido metafórico que el tema petrolero podía encerrar.

Buscándose en todo momento ofrecer un desarrollo turístico importante de escala nacional e internacional para la costa oriental del Lago de Maracaibo, dentro del cual el Museo se convertiría en el punto focal, se asumió en todo momento un relevante papel didáctico en cuanto mostrar el pasado, presente y prometedor futuro de la industria petrolera venezolana.

1. Maqueta del Museo del Petróleo – Vista Superior del Museo; el anfiteatro a cielo abierto; el parque con áreas dedicadas para exhibiciones al aire libre, ferias, juegos infantiles, invernaderos y un paseo costero; y, el complejo hotelero con el muelle sobre el Lago de Maracaibo.

En la completa reseña publicada en https://www.behance.net se explica que “El proyecto urbano comprende: una plaza en conmemoración de ‘El Reventón’ de 1922, ya construida, donde el pozo Barroso II marcó el inicio de la explotación comercial a gran escala del petróleo en Venezuela; el edificio sede del Museo del  Petróleo  (con un área de construcción de 55.144 m2); un complejo hotelero con un malecón; un anfiteatro; y un parque de 500.000 m2, con áreas para exposiciones industriales, ferias, umbráculos, un parque recreacional, y un paseo costero.” Cabe señalar que el tratamiento paisajístico estuvo a cargo de Maciá Pintó y María Luisa Acosta.

Tuvo particular relevancia para el proyectista en su planteamiento el tomar en cuenta los aspectos funcionales, espaciales y constructivos y la posibilidad de remitir a una secuencia de imágenes que fuesen motivadoras y cargadas de memoria y arraigo. De tal forma aparecen referencias al Lago de Maracaibo, a los ancestrales palafitos que lo ocupaban a la llegada de los conquistadores y a las más actuales instalaciones petroleras; también a la posterior y más novedosa aparición de refinerías en nuestro territorio; y a la oportunidad de incorporar una semblanza de lo venezolano a través de tepuyes, vegetación tropical recreada tanto en el parque como en la edificación en clara alusión a la idea de Uslar de “sembrar el petróleo”.

2. Maqueta del Museo del Petróleo – Vista de la Entrada Principal

De imagen poderosa a la vez que compleja pero trabajada con un rigor geométrico exquisito, que pone en evidencia un claro planteamiento estructural a cargo de Josef Dragula, el edificio del museo se maneja con claro protagonismo y teatralidad asumiendo su condición de centro geométrico del parque. Para ello Rigamonti apela a la idea de hacerlo surgir del agua y rodearlo a la vez de áreas verdes, metáfora que remite al rol jugado por el hombre en la transformación de la tierra en energía. Su concepción obedece a una sucesión de cuerpos autónomos donde se le da singular relevancia a las relaciones que garanticen su percepción como un todo volumétrico debidamente articulado. “Este concepto permite resolver en concreto armado, las áreas de exposición y servicio que necesitan aislamiento térmico y aire acondicionado. Los elementos de unión, como corredores y escaleras, son livianos, en aluminio y generan los movimientos de un cuerpo a otro, están siempre rodeados de agua  y/o vegetación. Los equipamientos técnicos se ubicaron, siempre perimetralmente a la edificación, tanto en el cuerpo horizontal como en el vertical, y también en todo el nivel inferior, facilitando la operatividad general y las operaciones de mantenimiento, sin entorpecer los movimientos del público. Los elementos mecánicos utilizados por la industria petrolera son generalmente simétricos y de formas puras. En el museo la simetría permite relacionar enfáticamente las formas primarias utilizadas: círculo y cuadrado, cilindro y cubo. El paseo costero ‘La Rosa’ da presencia al lago y relaciona lo urbano con el parque y el museo”.

Cuidadas todas la variables relacionadas a lo museístico y su compromiso pedagógico con un público amplio, el cuerpo horizontal fue concebido para albergar las exposiciones buscando mostrar «¿Qué es, en dónde está, cómo se extrae, y cómo se transporta el petróleo?». También se ofrece allí material de interés para personas que manejen mayor información sobre el tema. Los seis módulos prismáticos que lo conforman, construidos con paredes de concreto armado, se organizan en torno a un patio que es en realidad un espejo de agua “del cual brota el ‘Túnel Geológico’ y se apoya la cabria petrolera”, y se comunican a través de corredores de rejillas metálicas.

3. Museo del Petróleo. Arriba izquierda: Sección transversal axonométrica del cuerpo horizontal que muestra la salida del «Túnel geológico» a la plataforma central y la torre de perforación inclinada. Arriba derecha: Sección transversal vertical de los cuerpos horizontal y vertical que muestra el «túnel geológico», la torre de perforación de petróleo inclinada y la «torre de destilación de la refinería» central con su ascensor interior. Abajo: Dibujo de fachada, que muestra la “malla” tridimensional tubular liviana cúbica con enredaderas (plantas trepadoras) organizadas en un patrón similar a un tablero de ajedrez.

El patio de hace presente permanentemente a lo largo del recorrido del público.
La ubicación de los servicios, como ya se adelantó, es perimetral al cuerpo horizontal encontrándose conectados por una calle de apoyo que se disimula por taludes de tierra y grama, utilizados, además, para aportarle presencia y escala al edificio en relación a la dimensión del parque. La zona administrativa, talleres de mantenimiento y depósitos, situados en un piso inferior completan el contenido de este cuerpo.

Por su parte, el volumen vertical está destinado a alojar la exposición «El Petróleo, energía útil al hombre». Inspirado en la imagen de una refinería, está formalmente constituido por un cilindro cuyo centro (que contiene “la torre de fraccionamiento”) funge de patio el cual a su vez contiene una rampa de exhibición. La torre “se recorre verticalmente, por medio de un elevador de paredes transparentes que permite observar el proceso básico de refinación, al llegar a la parte superior, se sale en medio del patio vertical, definido por paredes de vidrio reflejante que producen el efecto de una refinería infinita”. Siguiendo una clara secuencialidad, es desde allí desde donde se pasa, para descender, a la exposición en la rampa “donde se observa, la refinería infinita en el exterior y las múltiples aplicaciones y productos del petróleo, en el interior”.

Finaliza la detallada descripción del proyecto explicando la manera como cierra el meditado recorrido en el vulumen vertical: “Este cilindro elevado en concreto, está rodeado por una malla tubular tridimensional que soporta los servicios, los corredores de mantenimiento, y planos de hiedra organizados en forma de damero en las fachadas. Un sistema hidropónico alimenta dicha hiedra que cumple una función climática (reduciendo la temperatura interna). Una cafetería con terrazas y miradores panorámicos, completan el cuerpo vertical. El recorrido del público, bajando por la rampa en espiral, termina en las terrazas mirador ubicadas sobre el cuerpo horizontal.  Desde allí el público puede ir, cruzando el espejo de agua, a las exposiciones exteriores, los umbráculos, el vivero exposición, el parque recreacional, el complejo hotelero, el malecón y tomar paseos en lancha por el lago”.

4. Maqueta del Museo del Petróleo. Izquierda: Vista Nocturna desde la Av. La Rosa con Reflejo en el Estanque de Agua. Derecha: Vista superior

El que hoy hayamos recurrido a describir este impactante edificio, para lo cual ha sido de gran ayuda el excelente material gráfico que también se aporta desde https://www.behance.net, donde Rigamonti pone de relieve sus dotes de talentoso arquitecto, tiene por un lado la finalidad de mostrar la manera como es asumido con absoluto profesionalismo y credibilidad el reto de llevar a delante una propuesta compleja y retadora y, por el otro, el poder encontrar en este proyecto urbano buena parte de las preocupaciones que lo acompañaron a lo largo de su carrera: ofrecer soluciones funcionales e innovadoras, no perder de vista el fin social de las edificaciones, tener siempre presente las condiciones ambientales, uso de estructuras metálicas que creaban exteriores permeables a la luz y al viento, junto con jardines verticales, destinados a generar un agradable microclima natural en el trópico.

Cabe resaltar que en 1987, el museo recibe el premio de “Mejor Proyecto No Construido” en la VIII Bienal Nacional de Arquitectura, Venezuela. También fue exhibido en 1985 en la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires, Argentina y en la muestra “Décadas de progreso” celebrada con motivo del 80 aniversario de American Cyanamid Co., Wayne, New Jersey, Estados Unidos, 1987. Apareció publicado en el nº 334 de la revista CIV (1987) y en el catálogo de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura del lugar (1987). El trabajo fue completado cumpliendo con el contrato que así lo establecía con todos los detalles de ingeniería para la construcción en 1984. Pero tal y como ha ocurrido tantas veces a lo largo de nuestra historia, terminado el período presidencial del gobierno que lo impulsó (el de Luis Herrera Campins), no formó parte de los intereses del siguiente por lo que la obra nunca se inició.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. https://www.behance.net/gallery/12089553/Petroleum-Museum-of-Venezuela

1995• Edificio PDVSA Sur

1995•  Se concluye la construcción del Edificio PDVSA Sur, ubicado sobre la Av. Libertador, en la urbanización La Campiña, al sur del Edificio Sede Principal, diseñado por la arquitecto Helene de Garay (FAU UCV, promoción 16/B 1967), dos años antes. El edificio tiene tres de sus fachadas resueltas en curtain wall (vidrio) que están protegidas de la insolación por una segunda piel, construida con rejillas con función de parasol, separadas de la primera lo suficiente para permitir buenas visuales sobre la ciudad desde el interior de las oficinas. El edificio tiene el acceso en un portal a doble altura en la planta baja, mezzanina, once plantas tipo, PH y sótanos de estacionamiento.

HVH

 

1991• Se declara desierto el concurso para la Nueva Sede de Petróleos de Venezuela S.A.

Concurso PDVSA.jpg

1991•  Se declara desierto el concurso privado y por etapas organizado por la Gerencia de Bienes y Servicios de PDVSA para la Nueva Sede de Petróleos de Venezuela S.A. a ser construida en la urbanización La Floresta.
El llamado se hizo en 1988 a través de un Concurso de Credenciales, reduciendo a 20 los equipos participantes para luego dejar sólo 5 oficinas para la última etapa.

HVH

1981• Edificio sede de Petróleos de Venezuela (PDVSA)

Edificio Sede PDVSA.jpg

1981•  El Departamento de Arquitectura de Petróleos de Venezuela (PDVSA), la empresa petrolera estatal venezolana, diseña el Edificio Sede para la empresa, ubicado sobre la Av. Libertador, en la Urbanización La Campiña, Caracas. El edificio, conformado por dos cuerpos, tiene integradas a su arquitectura obras del artista venezolano Mateo Manaure. La construcción estuvo a cargo de Precomprimido, C.A.

HVH