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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 311

La revista Punto, principal órgano de divulgación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, durante sus 40 años de vida y 69 números publicados atravesó por diferentes etapas. La más larga de ellas correspondió a la dirigida por su fundador Antonio Granados Valdés entre enero de 1961 y mayo de 1978 en la que apareció en 60 oportunidades.

Durante la gestión de Granados al frente de la publicación, también es posible detectar variaciones y alteraciones reflejadas algunas de ellas en el diseño de la portada, organización del contenido e incluso variaciones en el enfoque del mismo. Pero sin duda el cambio más notorio es el que se da a partir del número 40-41 (enero-marzo de 1970) cuando, presionado por los aires que provenían del proceso de Renovación Académica, Granados, en un inusual editorial donde explica los rasgos que habían identificado la revista desde su “modesta aparición en el año de 1961”, señala la finalización de una etapa y el comienzo de otra que se inicia con la incorporación de “criterios sobre los más candentes y actuales problemas que confronta nuestra Facultad, así como de algunos ejemplos recientes de la arquitectura venezolana”.

Consciente de que “está planteada una nueva estructuración de los estudios que se imparten en nuestra Facultad”, Punto 40-41 mediante el título “Renovación ¿Por qué? ¿cómo?” recoge parcialmente lo que venía aconteciendo en los espacios académicos de la institución dedicándole la mayor cobertura posible. Encabezado por el «Informe elaborado por el Departamento de Composición Arquitectónica» cuya jefatura ejercía Augusto Tobito y que contaba como jefes de talleres con: Dirk Bornhorst (Taller 1), Augusto Tobito (Taller 2), José Miguel Galia (Taller 3), Bernardo Borges (Taller 4), Ramón González Almeida (Taller 5), Carlos Raúl Villanueva (Taller 6) y Américo Faillace (Taller 7), al que se sumó el “Grupo de ampliación” conformado por Henrique Hernández, Carlos Becerra y José Miguel Menéndez, los editores de la revista logran adicionalmente plasmar la opinión dada como respuesta a una encuesta elaborada para la ocasión de hasta 23 profesores y 10 estudiantes.

1. Momento en que la revista PUNTO sufre un cambio importante en su línea editorial influido por los aires de la Renovación.

También este ejemplar de la revista está signado por la aparición por primera vez como su portada de los resultados provenientes de un concurso promovido por la División de Extensión Cultural entre los estudiantes, cuyo valor gráfico dejaba atrás el predominio de la fotografía como elemento identitario de su tapa mantenido durante 39 entregas.

Dentro de este clima, Punto abre a partir del número 44 una “sección estudiantil” en la que se empezarían a mostrar trabajos realizados en los agonizantes talleres de composición que serían sustituidos por los provenientes de las nacientes unidades docentes. Cabe recordar que esta actividad divulgativa de los productos de los alumnos había sido llevada a cabo en su mayor medida por las diferentes publicaciones que fueron impulsadas durante años por el sector estudiantil (principalmente Taller y en segundo lugar Tauro 13).

2. Las tres páginas de la revista Punto nº44 ocupadas por la Tesis de Grado del estudiante Joel Sanz.

Le corresponderá a la Tesis de Grado presentada en febrero de aquel año 1970 por el entonces bachiller Joel Sanz Pino inaugurar la sección estudiantil de Punto. De dicho trabajo es de donde proceden los dibujos que ilustran nuestra postal del día de hoy.

El proyecto con el que Sanz se gradúa, consistente en un sistema que sumaba vivienda y servicios para personas que se dirijan a zonas recreacionales estratégicamente ubicadas en el país que disfrutarían de estancias de más de un día, centra su atención en el diseño de unidades de vivienda móviles que estarían bajo la administración de un instituto recreacional promotor y garante del funcionamiento de la red “que las rentaría a los usuarios y cobraría a la devolución por servicios consumidos. Tendrían capacidad para dos personas, con posibilidades de remolcar otras unidades y de agruparlas estableciendo comunicación entre ellas”, según consta en la memoria preparada por su autor que acompaña los dibujos publicados en la revista.

3. Página central de las tres ocupadas por la Tesis de Grado del estudiante Joel Sanz en la revista Punto nº44.

Cada unidad “estará dotada de todos los servicios necesarios para la alimentación… y la higiene, así como todo lo necesario para que la actividad principal que en ellas se realiza (el descanso físico y mental) y sus derivados, se satisfaga a plenitud; incluyendo para ello desde butacas-camas adaptables a la posición del cuerpo, aire acondicionado, equipos de sonido, televisión, libros, hasta ropa desechable para actividades de recreación”.

Luego de detallar lo correspondiente al sistema de movimiento de las unidades, se señala que “la unidad de vivienda será de plástico, en dos piezas (más los equipos y el sistema de movimiento), fácilmente almacenable y transportable y se unirá a las unidades de servicio por una rosca universal que contendrá los ductos e instalaciones necesarias para dar servicio completo durante la permanencia en ese sitio y abastecimiento para subsistir 30 minutos aproximadamente. (…) Las unidades de servicio podrán ser fijas o móviles, ambas con posibilidad de ser autónomas o recargables, dependiendo de la existencia o no de redes de servicio en la zona recreacional; también podrán ser subterráneas o superficiales, de crecimiento horizontal o vertical, o sea, con la mayor flexibilidad posible de crecimiento y adaptabilidad para que puedan existir en cualquier zona recreacional”.

Más allá del hecho de haber sido el primer trabajo estudiantil publicado ampliamente en Punto luego de su “viraje”, el trabajo de Sanz tiene un alto significado en varios sentidos: demuestra claramente la presencia de un diseñador preocupado por un tema de importancia en el marco del necesario desarrollo turístico del país; se desmarca de lo que en la época se consideraban temas prioritarios apuntándose a otra línea de trabajo que observa la vivienda desde lo temporal; ofrece otra variante en la industrialización de piezas con fines de su masificación y la incorporación de nuevos materiales; permite demostrar, resolviendo hasta el más mínimo detalle, la capacidad de diseño de su autor; y demuestra una opción viable para poder desarrollar las habilidades de un arquitecto no necesariamente restringidas al diseño de edificaciones, preocupaciones que nunca abandonó Sanz durante su trayectoria tanto profesional como docente.

Sanz, quien realizó su tesis en el Taller González Almeida, teniendo como profesores asesores a Pablo Lasala y Carlos Gómez de Llarena, obtuvo una calificación de 19 puntos, honor que le fue reconocido en el acto de graduación del 12 de marzo de 1970. Durante su tránsito como estudiante de la escuela de arquitectura de la FAU UCV Sanz fue ganador de un concurso como preparador de Geometría Descriptiva, y fue preparador de los profesores Ángel Martin, Omar Carnevalli y Pablo Lasala. También realizó una pasantía con el arquitecto Jesús Tenreiro. Ya graduado, Sanz (1947-2013) ganaría el concurso de oposición para dar clases en el Sector de Historia y Crítica en la FAU UCV y llevaría adelante una fructífera trayectoria tanto como docente en el área de diseño como profesionalmente, formando parte de la oficina S+P+A Arquitectos C.A. la que le fue reconocida al serle otorgado el Premio Nacional de Arquitectura el año 2000.

La “sección estudiantil” de la revista Punto al igual que otras que ya habían ido apareciendo a lo largo de los años no tuvo el rigor y la sistematicidad requeridos. Sin embargo, hay que reconocer que la misma se mantiene en el número 45, se interrumpe en el 46 (dedicado en pleno a Carlos Raúl Villanueva), se amplía si se quiere en el 49-50 cuando las Unidades Docentes muestran sus lineamientos junto a los trabajos de sus alumnos, y reaparece en el 52 continuando sin interrupciones hasta el 55.

4. Tres de las diez páginas publicadas en la revista Punto nº54 del trabajo enviado por la FAU UCV a la Confrontación Internacional de Escuelas de Arquitectura a celebrarse en Madrid durante el XII Congreso de la UIA (1975).

Como dato curioso, para concluir, solamente apuntar que formando parte de la presencia estudiantil en el número 54 (mayo 1975) de Punto, apareció un extracto del trabajo enviado por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV a la Confrontación Internacional de Escuelas de Arquitectura a celebrarse en Madrid durante el XII Congreso de la UIA que se iniciaría en mayo de aquel año. El tema propuesto por los organizadores del Concurso fue el diseño de un hábitat provisorio para auxiliar a las víctimas causadas por desastres. El diseño corrió a cargo del joven Juan Carlos Parilli y de cuatro integrantes del Sistema Nacional de Emergencia contando con la colaboración de un total de hasta 15 compañeros de estudio. El profesor guía del trabajo fue Joel Sanz. La breve memoria aparecida publicada recogía: “Se debían contemplar los aspectos siguientes: Organización de conjunto; servicios de infraestructura; servicios complementarios (sanitarios, escuela, comedor); y sobre todo la ‘vivienda de emergencia’ propiamente dicha, incluyendo detalles y el proceso constructivo. En este trabajo se desechó la idea de una vivienda para hacer frente a la situación de emergencia y se plantearon unidades de emergencia, con un propósito muy diferente. Caracas, diciembre de 1974”.

Se trataba de darle continuidad a un enfoque que ya quien guiaba al grupo había venido desarrollando desde que era estudiante, de no perder la oportunidad de participar en un concurso (cosa que también formaba parte del comportamiento del docente conductor), y tal vez del inicio de una relación que perduraría en el tiempo entre el profesor y el talentoso estudiante que encabezó el equipo.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad (http://www.edicionesfau.com/index.php?main_page=page&id=14&chapter=0)

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

PUNTO nº 25

División de Extensión Cultural

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Universidad Central de Venezuela

Noviembre-diciembre 1965

La inesperada muerte el 27 de agosto de 1965 de Charles-Edouard Jeanneret-Gris, conocido mundialmente como Le Corbusier, considerado por muchos como el más importante arquitecto del siglo XX, causó revuelo y consternación a todo lo largo del planeta y muy especialmente en los ambientes relacionados con la actividad disciplinar. Con 77 años, mientras nadaba en la playa cercana a su cabaña de verano (Le Cabanon) situada en la población francesa de Roquebrune-Cap-Martin en la Costa Azul, un paro cardíaco marcó el final de un referente cuyas enseñanzas siguen aún hoy dando de qué hablar y muchos de sus postulados mantienen plena vigencia.

1. Emplazamiento en la población francesa de Roquebrune-Cap-Martin en la Costa Azul y dos imágenes (una exterior y otra interior) del Cabanon de Le Corbusier.

En nuestro país, el impacto de la noticia dio pie para que las autoridades de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela acordaran la realización de diversos actos en memoria del maestro desaparecido, que contaron con el apoyo del cuerpo profesoral y los estudiantes. De tal manera, le correspondió a la División de Extensión Cultural a cargo de Antonio Granados Valdés, montar una pequeña exposición-homenaje con fotografías de la obra de Le Corbusier, proyectar una película sobre su vida y organizar el 1 de septiembre una mesa redonda en el auditorio con la participación de los profesores Carlos Raúl Villanueva, Juan Pedro Posani, Augusto Tobito y Oscar Tenreiro, en la que fueron abordados aspectos relevantes relacionados con la figura del gran arquitecto. Adicionalmente, en un acto especial, las autoridades de la FAU, encabezadas por el decano Victor Fossi y el director de la escuela Oscar Carpio, develaron en la planta baja del edificio una placa vaciada en concreto en su memoria, que aún permanece en el espacio del foyer del auditorio.

2. El colorido proveniente de una pintura de Le Corbusier usada en la portada del nº 25 de la revista Punto, contrasta con la sobriedad que hasta entonces caracterizaba las tapas de la publicación.

Como perdurable testimonio de aquel acontecimiento, Granados Valdés, en compañía de la Comisión de Extensión Cultural integrada por Carlos Raúl Villanueva, Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani, tomaron la decisión de dedicar un número de la revista Punto para dejar constancia de la relevancia que para una institución formadora de arquitectos tuvo el fallecimiento del maestro oriundo de La Chaux-de-Fonds, Cantón de Neuchâtel, Suiza, nacido el 6 de octubre de 1887.

La publicación dedicada de lleno a Le Corbusier, a la que le corresponderá el significativo 25 dentro de la numeración, adquiere particular relevancia por varias razones. En primer lugar, se trata del primer número monográfico de Punto a casi 5 años de su primera aparición en enero de 1961. En segundo término, es el ejemplar más voluminoso de los publicados hasta entonces ya que alcanzó las 71 páginas cuando en promedio no sobrepasaban las 55. En tercer lugar, marca una ruptura con la línea que hasta entonces había caracterizado las portadas de la revista, siempre presididas por una buena fotografía en blanco y negro que se combinaba con un espacio en blanco donde se colocaba la identificación, siendo ocupada en este caso por una colorida imagen de una pintura realizada por Le Corbusier en 1956, otra de las importantes facetas que abarcó a lo largo de su trayectoria. Valga añadir que desde ese momento, siguiendo la pauta establecida por el nº 25, toda la carátula pasó a estar ocupada por el motivo fotográfico colocándose sobre él la identificación respectiva.

3. Cuatro de las publicaciones desde las que Granados Valdés extrajo algunos de los textos utilizados en la revista Punto nº 25.

Granados, como era su costumbre, apeló para llenar de contenido la revista a “importar” una serie de textos que le dan relevancia y contexto al objetivo de mostrar la trascendencia del personaje que constituyó su centro de atención. Es así como son transcritos de la dilatada obra escrita del arquitecto suizo: en la página 6 “La morada: templo de los hombres” (del 30 de enero de 1930); en las páginas 26 y 27 “El poema electrónico” (extracto del libro publicado por S.l., Centrale Graphique, 1958, dedicado al Pabellón Philips de la Exposición Universal de Bruselas); en las páginas 46 a 54 “La arquitectura -mensaje a los estudiantes-” (extracto del Mensaje a los estudiantes de arquitectura, publicado originalmente por las Editions de Minuits, París, 1957, y luego en Architectural Design, volumen 29, febrero 1959, el cual fue editado por primera vez en castellano por Infinito en 1959); y en la páginas 58 a 60 “La nueva arquitectura” (de 1929 introducción al libro Le Corbusier 1910-1929 que a la postre terminará convirtiéndose en el Volumen 1 de sus obras completas).

4. Algunas páginas interiores de la revista Punto nº 25

A fin de contextualizar el tema central de la revista, además de colocar imágenes y fotografías alusivas, también aparecen seleccionados diversos artículos o ensayos de críticos y teóricos conocedores de la obra de Le Corbusier. Así nos encontramos en las páginas 28 y 29 “Le Corbusier, poeta del espacio” de Enrique Capellini; en la páginas 30 a 38 “Le Corbusier” de Françoise Choay (extracto del libro del mismo título publicado por George Braziller dentro de la serie Maestros de la arquitectura moderna en 1960, publicado en castellano por Editorial Bruguera en 1961); en la página 56 y en las 64 a 67 “Dimensión humana del último Le Corbusier” (tomado de L’Archittetura, Milán, julio 1965) y “El Descartes de los rascacielos” (tomado de L’Espresso, 9-9-65) ambos de Bruno Zevi con traducción de J. P. Posani; en las páginas 61 y 62 “Había sido secretamente un poeta” de André Malraux (discurso que como Ministro de Estado encargado de los Asuntos Culturales, pronunció Malraux ante el sarcófago de Le Corbusier en el patio cuadrado de El Louvre, París, tomado del diario Nice Matin), traducido por Max Pedemonte, cortesía de la revista estudiantil Tauro 13; y en la página 63 “La vida no tiene piedad” de André Wogenscky -entre 1936 y 1956 alumno, asistente, jefe de taller y arquitecto adjunto de Le Corbusier- (tomado de Les Lettres Francaises), traducción de C. Delgado Sarmiento.

Sin menospreciar la importancia de los textos traídos de otras fuentes por el editor de la revista, con el siempre incondicional apoyo de Tina Lagar, de los cuales valga señalar que los de Malraux, Wogenscky y el segundo de Zevi se produjeron después del deceso de Le Cobusier y por tanto cobraban plena actualidad, pasa a nuestro juicio a ocupar un lugar privilegiado el material original que allí aparece, elaborado expresamente para la ocasión. Es así como se incorporaron las preguntas que acerca de la figura e importancia de Le Corbusier los editores les hicieran y fueran respondidas por los profesores Gustavo Legórburu, Ralph Erminy y Américo Faillace (páginas 12 a 15); la serie de citas que bajo el título de “Escritos de Le Corbusier” fueron recopiladas y traducidas por Gorka Dorronsoro (pág. 57); los escritos elaborados por Carlos Raúl Villanueva “Luminosa trayectoria” (pág. 7), Augusto Tobito “Le Corbusier. Gigante del siglo XX” (págs. 8 a 11) y “Algo más sobre Le Corbusier” del Br. Bernabé Ruiz (págs. 24 y 25); Perán Erminy “El otro arte de Le Corbusier” (págs. 40 a 45); y, como testimonio de primer orden, bajo el título “Hablando de Le Corbusier” (págs. 16 a 22), donde se recoge lo más importante de la ya citada conversación realizada en el auditorio el 1 de septiembre entre Carlos Raúl Villanueva, Augusto Tobito, Oscar Tenreiro y Juan Pedro Posani.

5. Algunas páginas interiores de la revista Punto nº 25

Es de la transcripción de esta mesa redonda, la cual no tiene desperdicio, de donde se puede conocer directamente de boca de Villanueva sus primeros contactos con Le Corbusier mientras estudiaba arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de París, la amistad que desde entonces cultivaron y las infructuosas gestiones que hiciera para que viniera el maestro suizo a Venezuela; de parte de Tobito las anécdotas ligadas a su incorporación al taller del maestro en marzo de 1953, la forma como allí se trabajaba, la paulatina comprensión de su valor humano y su honestidad a toda prueba; Tenreiro manifiesta a través de sus intervenciones la profunda admiración que desde entonces ya le profesaba; de Posani se percibe una reservada pero atenta proximidad hacia la obra corbusiana; y trasciende de forma notoria el reconocimiento manifestado por todos los foristas hacia un personaje que en palabras de Villanueva “tuvo una vida muy dura y difícil, pues pocos hombres se vieron tan combatidos, tan incomprendidos, tan obstaculizados en forma tan enconada, tal vez como reacción, para mejor decirlo, represalia a sus demoledores ataques al academicismo, la rutina y la repetición perpetua de soluciones pasadas, apego a determinados conceptos, desconfianza al presente y temor al futuro, hasta lograr hacer del Maestro Le Corbusier un hombre a veces intratable”.

6. Le Corbusier en la Universidad Nacional de Bogotá en 1947 durante su primera visita. A su lado, Augusto Tobito

Tobito quien ya conocía a Le Corbusier cuando éste fue llamado en 1947 a realizar el Plan Piloto para Bogotá y trabajará con el maestro en el memorable Atelier de la calle Sevres, entre 1953 y 1959, por otro lado, manifestará: “Se le tuvo por susceptible, malhumorado, antipático y engreído. En verdad era irónico hasta el sarcasmo, frente a la insuficiencia y la pretensión. Insoportable y con desplantes ante las lisonjas interesadas del Instituto, las Academias y los hombres. Poco simpático para quienes desaforados e impacientes esperaban recibir la ‘Fórmula’. Pero capaz de conmoverse al extremo, ante manifestaciones sencillas de verdadera amistad, admiraba y respetaba la labor de los otros. Celoso de su tiempo, convencido de su ‘búsqueda paciente’, fue el hombre que buscaba y que encontró algo”.

La revista a la estamos dedicando esta nota presenta, además, dos asuntos que quedan fuera del ámbito de su temática central. El primero (pág. 4) tiene que ver con que se informa del fallecimiento el 29 de septiembre de aquel año 65 del reconocido arquitecto brasileño Rino Levi invitado en dos ocasiones como conferencista en la FAU UCV y asesor en diversos proyectos realizados para nuestra capital. El segundo (páginas 68 a 70) está relacionado con la aparición de “Apuntes críticos. Exposiciones en Caracas” de Juan Calzadilla.

En resumen, el número 25 de Punto es, sin duda, un ejemplar de colección y un texto de consulta no sólo por su contenido sino por el significado que tuvo en un momento en que la enseñanza de la arquitectura aún tenía en la figura de los grandes maestros motivo permanente de veneración y un pilar fundamental en lo que a referencias se trataba.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado, 4 y 5. Revista Punto nº 25.

  1. https://www.iconicriviera.com/the-story-behind-cap-moderne-roquebrune-cap-martin/, http://decouvertes.fr/content/cabanon-le-corbusier y https://arquiscopio.com/archivo/2013/09/03/petit-cabanon/

2. http://www.edicionesfau.com/

3. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

6. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

A PROPÓSITO DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001

En las páginas interiores de la revista Punto nº 24 (agosto de 1965), nos topamos con la siguiente reseña (publicada originalmente en The New York Times) de la reconocida crítica Ada Louise Huxtable (1921-2013), relacionada al anuncio del “nuevo proyecto para el sector Oeste de la ciudad”, el World Trade Center, desaparecido de forma dramática hace ya 17 años y que hemos considerado pertinente reproducir a modo de remembranza.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 122

Teniéndose como primer antecedente la realización en 1967 en la Sala «C» de la Universidad Central de Venezuela del «Foro sobre Caracas» organizado por la Dirección de Cultura y el «Estudio de Caracas», y como detonante más cercano el llevado a cabo en 1976 en la ciudad de Barquisimeto, bajo los auspicios  del Concejo Municipal del Distrito Iribarren, el Colegio de Ingenieros del estado Lara, FUDECO y el Taller Simbiosis, de un Foro que se denominó “En defensa de la ciudad”, y en virtud de que en el mismo participaron representantes de las Facultades de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) y de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), se hizo la solicitud formal a las máximas autoridades de dichas entidades académicas de asumir la organización de un encuentro homólogo en y para la ciudad de Caracas dada la importancia y magnitud de los problemas que ya para entonces la aquejaban.

Las dos facultades mencionadas, encabezadas para el momento por los decanos Américo Faillace (FAU) y Rangel Crazut (FACES), aceptan el reto y con el apoyo del rector de la UCV, Miguel Layrisse, organizan del 13 al 16 de octubre de 1977 en los espacios culturales de Parque Central el que se conoció como “I Foro en Defensa de la ciudad de Caracas”, concebido como punto de encuentro para funcionarios, profesionales, organismos e instituciones, asociaciones de vecinos, pobladores y, tal y como se señala en la convocatoria, “para todos aquellos que estén interesados  en discutir sobre la ciudad que les ha tocado vivir y sufrir”.

El temario que sirvió para estructurar el evento abarcó los siguientes tópicos: 1) La ciudad que vivimos; 2) La acción del Estado sobre la ciudad; 3) La ideología urbana y las prácticas sociales ligadas al urbanismo; y 4) La participación de la comunidad en el destino de la ciudad. El Comité Organizador, integrado por Rodolfo Quintero, Marta Vallmitjana, Francois Benko, Josefina Baldó, Maruja Acosta, Oscar Olinto Camacho, Raúl Herrera, Frederick Mallé, José Agustín Silva Michelena y Roberto Briceño León, fue el encargado de elaborar “un documento de fondo” y de solicitar la redacción de las ponencias centrales para cada uno de los temas que se presentaron en Sesión Plenaria, así como de conocer y seleccionar, con la colaboración de una Comisión ad-hoc, el resto de las ponencias (solicitadas o de iniciativa particular) que fueron presentadas, las cuales debían inscribirse antes del 31 de agosto junto a un resumen “que no exceda las cinco (5) páginas” y la identificación completa del autor, para luego ser entregadas en su versión definitiva “antes del 15 de septiembre en cinco (5) ejemplares escritos a máquina, en tamaño carta y a doble espacio” con “un límite máximo de 50 páginas”. El Comité Organizador se responsabilizaba también de reproducir la totalidad del material consignado para el momento en que fuera expuesto en el seno del Foro.

El número 60 de la revista PUNTO dedicado plenamente a cubrir el evento y a recoger los documentos fundamentales presentados en él, se convierte en toda una referencia para palpar las expectativas, entusiasmo y efervescencia que se produjo durante aquellos 4 días en los espacios de Parque Central. Valga transcribir los títulos que finalmente tuvieron las diferentes ponencias y sus respectivos firmantes para darse una idea del compromiso con que se asumió aquel reto y del clima intelectual e ideológico, cuestionador por demás del statu quo, que para aquel momento arropaba a buena parte del mundo académico.

Así, el “Documento de Fondo” a cargo del Comité Organizador y firmado en conjunto por las dos Facultades responsables de la organización del evento, llevó por título “La Ciudad para el hombre”. Estaba, a su vez, dividido en cuatro capítulos: La calidad de la vida; El modelo de desarrollo del país y la estructura urbana de Caracas; Reproducción de la fuerza de trabajo, consumo colectivo y políticas de vivienda; y, El futuro desarrollo de Caracas. Su objetivo no era otro que “provocar una discusión creativa alrededor de algunos aspectos claves de la problemática urbana (…) teniendo en cuenta dos parámetros que determinan el contenido de (dicha) problemática… y el carácter de las políticas correctivas de la misma formuladas por el Estado: a) El ser Venezuela frontera de la expansión del capitalismo mundial; y , b) El ser el Estado venezolano eje del proceso de acumulación de capital”.

La ponencia central del Tema 1, “Rasgos fundamentales de la reproducción de la estructura urbana de Caracas”, fue elaborada por el Instituto de Urbanismo (IU) de la FAU y se estructuró en tres partes: Elementos de la dinámica del Área Metropolitana de Caracas y sus tendencias actuales; Rasgos fundamentales de la reproducción de la estructura urbana de Caracas, subdividida a su vez en “El Marco nacional”, “Caracas. Un modo de reproducción rentista”, “Reproducción de la estructura urbana y de la fuerza de trabajo” y “La calidad de la vida”; y, Crisis urbana e intervención del Estado.

El Tema 2 tuvo como documento principal el titulado “La acción social del Estado sobre la ciudad en materia de tierra urbana y vivienda en la actual coyuntura (1974-1977)” y fue realizado por Luis Lander, Oscar Moreno y Alberto Urdaneta.

“Acerca de una ideología urbana”, a cargo de Maruja Acosta y Roberto Briceño León, profesores de la Cátedra de Sociología y Antropología, fue la ponencia central del Tema 3 la cual estuvo dividida en “La producción del espacio ideologizado” y “A modo de ejemplo: ideología urbana y el manejo del mercado inmobiliario”.

Por último, el texto fundamental del Tema 4 le fue encargado al colectivo de la Unidad Docente 11 de la FAU y llevó por título “Por una ciudad de hombres libres”. Estaba dividido en dos partes: La ciudad (que a su vez incluía “Ciudad del trabajo. Ciudad del capital” y “Los responsables el crecimiento urbano”) y Los ciudadanos (compuesto por “Las condiciones de vida en la ciudad” y “Las luchas de los ciudadanos”).

El resto de las ponencias presentadas ampliaron el debate y le abrieron la puerta a la aparición de asuntos como: ampliar la comprensión de los diferentes entes, políticas y actuaciones que forman parte y permiten entender la dinámica de la ciudad (Francoise Hure de Socorro), la consideración de la arquitectura como elemento destructivo del ambiente humano (Ilmar Lucks), la importancia social del transporte (profesores y alumnos del IV Curso el Postgrado en Urbanismo Opción Transporte del IU), el impacto de la ciudad sobre el ambiente (Eduardo Genatios-Geny de Genatios), la participación y despertar de las comunidades a la problemática urbana (Centro Cultural Gustavo Meyrink) y la necesidad de pensar en la formación de “un arquitecto de nuevo tipo” traducida de la orientación que le imprimían a la docencia los integrantes de la Unidad Docente 11 de la FAU.

Más allá del tono universitario que envolvió toda la organización, habría que decir que este evento cumplió plenamente con el cometido de constituirse en espacio de encuentro ciudadano en el más amplio sentido del término y en germen de muchas iniciativas que posteriormente tomaron cuerpo. Sin duda, se respiraban los aires cuestionadores de las políticas públicas que el Estado impulsaba en medio de “La Gran Venezuela” liderada por Carlos Andrés Pérez, plasmadas en el V Plan de la Nación. También se reflejaba el impacto que dejó la Renovación Académica en el seno de la FAU UCV. En tal sentido, no es casual que en el mismo número 60 de PUNTO aparezca una reseña elaborada por Leszek Zawisza del nº 19 de la Colección Espacio y Forma donde se recoge el texto elaborado por Manuel López titulado “Historia de la arquitectura y lucha de clases”, y que el programa de la Unidad Docente 11 contemple la formación de un arquitecto “comprometido”, “que pueda enfrentar las necesidades del país, un arquitecto de nuevo tipo que sirva al pueblo, que luche por la liberación nacional y la independencia tecnológica”.

La lectura del material recopilado colabora a comprender buena parte de los aspectos que caracterizaban la ciudad venezolana de mediados de los años 70 (de la cual se hacen acertados diagnósticos) apuntándose hacia un necesario cambio del modelo sobre el que se soportaba. Sin embargo, aunque persiste en el fondo una difusa idea de ciudad que se buscaba proteger y se aspiraba a otra que tampoco era posible vislumbrar con claridad, lo allí expuesto y discutido puso también en evidencia enfoques socio-político-económicos que, de manera distorsionada, han servido de soporte a los discursos de quienes desde 1998 nos han llevado donde estamos.

Si la «defensa» de aquella urbe aún pujante se asumía como un reto inaplazable a ser abordado con tiempo por delante, la de la ruinosa y abandonada que hoy padecemos se ha trastocado en condición de urgente supervivencia. A 451 años de su fundación a Caracas no sólo debemos «defenderla». Toca, además y por sobre todo, reconocerla, reinventarla, rescatarla y reconstruirla.

ACA

1977• La revista Punto 59 y la salvagusrda de la CUC

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1977•  El Consejo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, el día 14 de julio de 1975, se pronuncia para salvaguardar la Ciudad Universitaria de Caracas y sus obras de arte y efectúa un llamado de atención sobre los efectos negativos que ha sufrido por la intensidad de uso de sus edificaciones y servicios. Este Consejo le encomienda un trabajo al Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas, CIHE, para evaluar la situación y llevar sus recomendaciones al Consejo Universitario,
En consecuencia, el mes de octubre de 1977 aparece publicado por la División de Extensión Cultural de esta facultad, dirigida por el profesor Antonio Granados Valdés, el número 59 de la revista Punto, el cual contiene el extenso, oportuno e invaluable ensayo del arquitecto, profesor e investigador Leszek Zawisza titulado «La Ciudad Universitaria de Caracas» que plasma un conjunto de recomendaciones dentro de las cuales está tramitar ante los organismos pertinentes el reconocimiento oficial de la Ciudad Universitaria como Conjunto Artístico de Interés Nacional.
El texto publicado en Punto está dividido en siete partes: 1. Antecedentes; 2. Primer proyecto de C.R. Villanueva; 3. Segunda fase del proyecto; 4. Periodo 1957-1963; 5. Deterioro; 6. Conclusiones; y 7. Así nos dejó Villanueva a la Ciudad Universitaria. En él se hace un pormenorizado recuento del proceso de diseño realizado por el Maestro al diseñar y construir su obra mas importante, para luego describir e ilustrar con detalle el uso y abuso irracional que se hacía de sus edificaciones, sus alteraciones, cambios de uso y modificaciones, muchas de ellas autorizadas por las propias autoridades de la institución.
Este artículo constituyó la primera voz de alerta sobre el deterioro y falta de conservación de la Ciudad Universitaria, iniciándose desde entonces una lenta y progresiva toma de conciencia, que condujo a su recuperación y posterior «Declaración como Bien Patrimonial de la Humanidad» por parte de la UNESCO en el año 2000.

HVH