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¿SABÍA USTED…

… que en 1962 se concluye la construcción del edificio Amazonas, diseñado por el arquitecto Fruto Vivas y calculado por el ingeniero Alfredo Ayala?

1. Fruto Vivas. Edificio Amazonas, Chuao, Caracas (1962). Fotografía: Ramón Paolini (c.1980).

Dentro de la prolífica obra acumulada por el arquitecto venezolano Fruto Vivas (1928-2022) que ha servido para acompañar las notas y reseñas asociadas a su reciente desaparición física, llama la atención la escasa mención hecha a una pieza que, modestamente, consideramos debe rescatarse y observarse con detenimiento dados los valores que posee y las diversas enseñanzas que encierra.

2. Ubicación del edificio Amazonas dentro de la urbanización Chuao, Caracas.

Se trata del edificio Amazonas, unidad de vivienda multifamiliar ubicada en la avenida Río de Janeiro con calle Amazonas, urbanización Chuao, Caracas, frente al Aeródromo La Carlota, emprendimiento privado que Vivas, como generalmente solía hacer, asumió como oportunidad para experimentar con creatividad en torno a temas que desde muy temprano le interesaron.

3. Diagrama de la concepción estructural y volumétrica del edificio Amazonas

Concebida como una pieza autónoma dentro de la esquina que ocupa el terreno, aislada lo más posible del entorno algo hostil que la rodea, con el Amazonas logra Vivas gestar una edificación que recoge la idea de racionalidad y exploración de los tipos estructurales propios de la época en la que se realizó y que, indirectamente, se inscribe y desarrolla en sintonía con las propuestas de tecnologías de producción masiva de edificaciones de vivienda asumidas por el Programa Experimental de Vivienda del Banco Obrero, cuya punta de lanza fue la Unidad de Diseño en Avance (o Sección de Diseño en Avance e Investigación) entre 1964 y 1969, que en el caso de Vivas abarcaron desde el año 1957 al año 1965.

4. Edificio Amazonas. Izquierda: Planta baja. Derecha: Planta tipo «B» (pisos pares)
5. Edificio Amazonas. Corte.
6. Edificio Amazonas. Fachada.
7. Edificio Amazonas. Diagramas que muestran la flexibilidad de las plantas y el rol de los patios para garantizar la ventilacion cruzada.

Para poner en práctica su cometido, sin dejar de atender a un grupo social que demandaba apartamentos holgados a ser vendidos en propiedad horizontal, Vivas plantea un sistema estructural en concreto armado (calculado por el ingeniero Alfredo Ayala), conformado por 16 columnas en forma de “L” espaciadas cada 6,80 mts con volados de 3,40 mts, que le permite configurar cuatro volúmenes de seis niveles (contentivos de cuatro apartamentos de 140 m2 por nivel, sin pent-house), articulados por un quinto cuerpo que alberga la circulación vertical -dos ascensores y una escalera- y horizontal -pasillo de acceso a cada unidad- y genera dos patios verticales garantes de la ventilación cruzada y la iluminación de las zonas de servicio de las viviendas. La solución adoptada permite, además, liberar la planta baja que, ligeramente elevada, se destina al acceso y áreas comunes y ofrece una gran flexibilidad en la distribución de cada unidad de vivienda. La conserjería y otros servicios se ubican en un semisótano aprovechándose el resto del terreno para estacionamiento y jardines.

Los apartamentos, resueltos con base en modulaciones de 3,40 y 1.70 mts, distribuyen su área de la siguiente manera, la cual incluye la circulación: áreas privadas 55 m2, sala-comedor y terraza 49 m2 y cocina más áreas de servicio 36 m2.

8. Edificio Amazonas. Planta tipo «A» (pisos impares) y valorización en fachada de las áreas privadas (llenos).
9. Edificio Amazonas. Planta tipo «B» (pisos pares) y valorización en fachada de las terrazas (vacíos).
10. Edificio Amazonas. Render que permite apreciar el resultado volumétrico final.

Pero si hay algo que conviene valorar dentro del proyecto del edificio Amazonas es la destreza que mostró Vivas para dinamizar su volumetría, sin alterar en lo más mínimo el área de los apartamentos y la ubicación de la zona de servicios. Dentro de la libertad provista por el planteamiento estructural y las modulaciones utilizadas, fue capaz de llevar a cabo dos distribuciones en planta que jugaron con la ubicación de dos de las habitaciones y la terraza de manera de irlas alternando en la medida que el edificio se desarrollaba en vertical, alcanzando una rica percepción volumétrica. La terraza aportó hacia la fachada el valor del vacío de lado a lado y las habitaciones el del lleno perforado únicamente por las ventanas que permiten iluminarlas y ventilarlas.

Otras de las lecciones que pueden extraerse de la experiencia del edificio Amazonas, entendido como modelo, tienen que ver con la posibilidad que ofrecía de ser replicado como pieza para desarrollar conjuntos, de crecer en altura de acuerdo a las circunstancias (recordemos que no posee pent-house y por ende un remate claro) y de permitir la prefabricación de sus partes gracias a su condición modular.

11. Edificio Amazonas. Izquierda: Detalle del acceso. Derecha: Vista de un segmento de la fachada.
12. Edificio Amazonas. Dos vistas recientes.

El edificio, declarado Bien de Interés Cultural de la Nación en 2005 por el Instituto del Patrimonio Cultural, con el paso del tiempo le ha dado la razón al partido asumido por Vivas, en el sentido que ha conservado casi intacta su fachada pese a las transformaciones internas que ha sufrido, ya insinuadas desde un principio por el propio diseñador. Es decir, ha demostrado que es transformable en lo individual sin que ello haya implicado modificaciones notorias como conjunto.

13. Fruto Vivas. Izquierda: “Árbol para Vivir”, Lecherías, estado Anzoátegui (1990). Derecha: Gran Misión Vivienda Venezuela, Conjunto Santa Rosa, avenida Libertador, Caracas (2011-2012)

Si la retina de quienes empiezan a conocer o se han topado recientemente con obras de Fruto Vivas, particularmente relacionadas al tema de la vivienda multifamiliar, ha quedado marcada por conjuntos como el “Árbol para Vivir” de Lecherías, estado Anzoátegui o el desarrollado para la Gran Misión Vivienda Venezuela en Santa Rosa al final de la avenida Libertador, Caracas, los invitamos de nuevo a revisar el edificio Amazonas como punto de partida ponderado, sobrio, controlado e igualmente valiente e imaginativo que se ubica en los albores de una rica trayectoria llena de altibajos.

Nota

Para la elaboración de esta reseña hemos recurrido a las siguientes fuentes:

González Viso, Iván. Peña, María Isabel. Vegas, Federico. Caracas del valle al mar. Guía de Arquitectura y Paisaje (2015).

Instituto de Arquitectura Urbana (IAU). La vivienda multifamiliar / Caracas 1940-1979 (1983).

Paola Carvallo y María Valentina Guerrero, Industrializar, transformar, individualizar, USB, accesible en https://www.youtube.com/watch?v=c0YS7pUadaI, de donde proviene la mayor parte de los gráficos utilizados.

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 4 y 5. Instituto de Arquitectura Urbana (IAU). La vivienda multifamiliar / Caracas 1940-1979 (1983)

2. Captura de Google Earth.

3, 6, 7, 8 ,9, 10, 11 y 12. Paola Carvallo y María Valentina Guerrero, Industrializar, transformar, individualizar, USB, accesible en https://www.youtube.com/watch?v=c0YS7pUadaI

13. https://www.archdaily.cl/cl/758152/clasicos-de-arquitectura-arbol-para-vivir-fruto-vivas y https://co.pinterest.com/pin/313352086553754347/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 311

La revista Punto, principal órgano de divulgación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, durante sus 40 años de vida y 69 números publicados atravesó por diferentes etapas. La más larga de ellas correspondió a la dirigida por su fundador Antonio Granados Valdés entre enero de 1961 y mayo de 1978 en la que apareció en 60 oportunidades.

Durante la gestión de Granados al frente de la publicación, también es posible detectar variaciones y alteraciones reflejadas algunas de ellas en el diseño de la portada, organización del contenido e incluso variaciones en el enfoque del mismo. Pero sin duda el cambio más notorio es el que se da a partir del número 40-41 (enero-marzo de 1970) cuando, presionado por los aires que provenían del proceso de Renovación Académica, Granados, en un inusual editorial donde explica los rasgos que habían identificado la revista desde su “modesta aparición en el año de 1961”, señala la finalización de una etapa y el comienzo de otra que se inicia con la incorporación de “criterios sobre los más candentes y actuales problemas que confronta nuestra Facultad, así como de algunos ejemplos recientes de la arquitectura venezolana”.

Consciente de que “está planteada una nueva estructuración de los estudios que se imparten en nuestra Facultad”, Punto 40-41 mediante el título “Renovación ¿Por qué? ¿cómo?” recoge parcialmente lo que venía aconteciendo en los espacios académicos de la institución dedicándole la mayor cobertura posible. Encabezado por el «Informe elaborado por el Departamento de Composición Arquitectónica» cuya jefatura ejercía Augusto Tobito y que contaba como jefes de talleres con: Dirk Bornhorst (Taller 1), Augusto Tobito (Taller 2), José Miguel Galia (Taller 3), Bernardo Borges (Taller 4), Ramón González Almeida (Taller 5), Carlos Raúl Villanueva (Taller 6) y Américo Faillace (Taller 7), al que se sumó el “Grupo de ampliación” conformado por Henrique Hernández, Carlos Becerra y José Miguel Menéndez, los editores de la revista logran adicionalmente plasmar la opinión dada como respuesta a una encuesta elaborada para la ocasión de hasta 23 profesores y 10 estudiantes.

1. Momento en que la revista PUNTO sufre un cambio importante en su línea editorial influido por los aires de la Renovación.

También este ejemplar de la revista está signado por la aparición por primera vez como su portada de los resultados provenientes de un concurso promovido por la División de Extensión Cultural entre los estudiantes, cuyo valor gráfico dejaba atrás el predominio de la fotografía como elemento identitario de su tapa mantenido durante 39 entregas.

Dentro de este clima, Punto abre a partir del número 44 una “sección estudiantil” en la que se empezarían a mostrar trabajos realizados en los agonizantes talleres de composición que serían sustituidos por los provenientes de las nacientes unidades docentes. Cabe recordar que esta actividad divulgativa de los productos de los alumnos había sido llevada a cabo en su mayor medida por las diferentes publicaciones que fueron impulsadas durante años por el sector estudiantil (principalmente Taller y en segundo lugar Tauro 13).

2. Las tres páginas de la revista Punto nº44 ocupadas por la Tesis de Grado del estudiante Joel Sanz.

Le corresponderá a la Tesis de Grado presentada en febrero de aquel año 1970 por el entonces bachiller Joel Sanz Pino inaugurar la sección estudiantil de Punto. De dicho trabajo es de donde proceden los dibujos que ilustran nuestra postal del día de hoy.

El proyecto con el que Sanz se gradúa, consistente en un sistema que sumaba vivienda y servicios para personas que se dirijan a zonas recreacionales estratégicamente ubicadas en el país que disfrutarían de estancias de más de un día, centra su atención en el diseño de unidades de vivienda móviles que estarían bajo la administración de un instituto recreacional promotor y garante del funcionamiento de la red “que las rentaría a los usuarios y cobraría a la devolución por servicios consumidos. Tendrían capacidad para dos personas, con posibilidades de remolcar otras unidades y de agruparlas estableciendo comunicación entre ellas”, según consta en la memoria preparada por su autor que acompaña los dibujos publicados en la revista.

3. Página central de las tres ocupadas por la Tesis de Grado del estudiante Joel Sanz en la revista Punto nº44.

Cada unidad “estará dotada de todos los servicios necesarios para la alimentación… y la higiene, así como todo lo necesario para que la actividad principal que en ellas se realiza (el descanso físico y mental) y sus derivados, se satisfaga a plenitud; incluyendo para ello desde butacas-camas adaptables a la posición del cuerpo, aire acondicionado, equipos de sonido, televisión, libros, hasta ropa desechable para actividades de recreación”.

Luego de detallar lo correspondiente al sistema de movimiento de las unidades, se señala que “la unidad de vivienda será de plástico, en dos piezas (más los equipos y el sistema de movimiento), fácilmente almacenable y transportable y se unirá a las unidades de servicio por una rosca universal que contendrá los ductos e instalaciones necesarias para dar servicio completo durante la permanencia en ese sitio y abastecimiento para subsistir 30 minutos aproximadamente. (…) Las unidades de servicio podrán ser fijas o móviles, ambas con posibilidad de ser autónomas o recargables, dependiendo de la existencia o no de redes de servicio en la zona recreacional; también podrán ser subterráneas o superficiales, de crecimiento horizontal o vertical, o sea, con la mayor flexibilidad posible de crecimiento y adaptabilidad para que puedan existir en cualquier zona recreacional”.

Más allá del hecho de haber sido el primer trabajo estudiantil publicado ampliamente en Punto luego de su “viraje”, el trabajo de Sanz tiene un alto significado en varios sentidos: demuestra claramente la presencia de un diseñador preocupado por un tema de importancia en el marco del necesario desarrollo turístico del país; se desmarca de lo que en la época se consideraban temas prioritarios apuntándose a otra línea de trabajo que observa la vivienda desde lo temporal; ofrece otra variante en la industrialización de piezas con fines de su masificación y la incorporación de nuevos materiales; permite demostrar, resolviendo hasta el más mínimo detalle, la capacidad de diseño de su autor; y demuestra una opción viable para poder desarrollar las habilidades de un arquitecto no necesariamente restringidas al diseño de edificaciones, preocupaciones que nunca abandonó Sanz durante su trayectoria tanto profesional como docente.

Sanz, quien realizó su tesis en el Taller González Almeida, teniendo como profesores asesores a Pablo Lasala y Carlos Gómez de Llarena, obtuvo una calificación de 19 puntos, honor que le fue reconocido en el acto de graduación del 12 de marzo de 1970. Durante su tránsito como estudiante de la escuela de arquitectura de la FAU UCV Sanz fue ganador de un concurso como preparador de Geometría Descriptiva, y fue preparador de los profesores Ángel Martin, Omar Carnevalli y Pablo Lasala. También realizó una pasantía con el arquitecto Jesús Tenreiro. Ya graduado, Sanz (1947-2013) ganaría el concurso de oposición para dar clases en el Sector de Historia y Crítica en la FAU UCV y llevaría adelante una fructífera trayectoria tanto como docente en el área de diseño como profesionalmente, formando parte de la oficina S+P+A Arquitectos C.A. la que le fue reconocida al serle otorgado el Premio Nacional de Arquitectura el año 2000.

La “sección estudiantil” de la revista Punto al igual que otras que ya habían ido apareciendo a lo largo de los años no tuvo el rigor y la sistematicidad requeridos. Sin embargo, hay que reconocer que la misma se mantiene en el número 45, se interrumpe en el 46 (dedicado en pleno a Carlos Raúl Villanueva), se amplía si se quiere en el 49-50 cuando las Unidades Docentes muestran sus lineamientos junto a los trabajos de sus alumnos, y reaparece en el 52 continuando sin interrupciones hasta el 55.

4. Tres de las diez páginas publicadas en la revista Punto nº54 del trabajo enviado por la FAU UCV a la Confrontación Internacional de Escuelas de Arquitectura a celebrarse en Madrid durante el XII Congreso de la UIA (1975).

Como dato curioso, para concluir, solamente apuntar que formando parte de la presencia estudiantil en el número 54 (mayo 1975) de Punto, apareció un extracto del trabajo enviado por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV a la Confrontación Internacional de Escuelas de Arquitectura a celebrarse en Madrid durante el XII Congreso de la UIA que se iniciaría en mayo de aquel año. El tema propuesto por los organizadores del Concurso fue el diseño de un hábitat provisorio para auxiliar a las víctimas causadas por desastres. El diseño corrió a cargo del joven Juan Carlos Parilli y de cuatro integrantes del Sistema Nacional de Emergencia contando con la colaboración de un total de hasta 15 compañeros de estudio. El profesor guía del trabajo fue Joel Sanz. La breve memoria aparecida publicada recogía: “Se debían contemplar los aspectos siguientes: Organización de conjunto; servicios de infraestructura; servicios complementarios (sanitarios, escuela, comedor); y sobre todo la ‘vivienda de emergencia’ propiamente dicha, incluyendo detalles y el proceso constructivo. En este trabajo se desechó la idea de una vivienda para hacer frente a la situación de emergencia y se plantearon unidades de emergencia, con un propósito muy diferente. Caracas, diciembre de 1974”.

Se trataba de darle continuidad a un enfoque que ya quien guiaba al grupo había venido desarrollando desde que era estudiante, de no perder la oportunidad de participar en un concurso (cosa que también formaba parte del comportamiento del docente conductor), y tal vez del inicio de una relación que perduraría en el tiempo entre el profesor y el talentoso estudiante que encabezó el equipo.

ACA

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Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad (http://www.edicionesfau.com/index.php?main_page=page&id=14&chapter=0)

¿SABÍA USTED…

…que Henrique Hernández en 1970 proyecta y en 1972 termina de construir su propia casa en la urbanización Prados del Este, una pequeña pero significativa bisagra dentro de su trayectoria como arquitecto?

Cuando Henrique Hernández Osuna (1930-2009) introduce ante el Banco Nacional de Ahorro y Préstamo (BANAP) el proyecto de investigación titulado “Construcción experimental de viviendas en terreno de relleno con asentamiento”, venía de encabezar hasta 1969 la experiencia de Diseño en Avance dentro del Banco Obrero y se encontraba comprometido de lleno con el proceso de Renovación Académica de la FAU UCV visualizando la formación del arquitecto como prolongación de su experiencia profesional en el sector público.

Hernández presenta su solicitud ante el BANAP de la siguiente manera: “El trabajo de investigación consiste en el diseño y construcción de un prototipo de vivienda para ensayar los siguientes aspectos: a) Posibilidad de construir viviendas en terrenos con relleno, sujetas a movimientos con asentamiento; b) Posibilidad de aceptar un cambio de concepto en el diseño de la vivienda, fundamentado en lo funcional y no en el aspecto de permanencia y solidez”. El breve enunciado encierra no sólo una provocación para quienes entienden la vivienda bajo esquemas convencionales o a la arquitectura totalmente alejada de una importante dosis de cientificidad, sino un reto para poner a prueba el ingenio junto a la capacidad de la industria de la construcción venezolana para apoyarlo, amén de eslabón demostrativo de una cada vez más consolidada línea de pensamiento.

Pero lo que se puede considerar verdaderamente insólito y a la vez muestra absoluta de coherencia y convicción con lo que se propone y con la capacidad de resolver el problema planteado, es que Hernández y su familia serán los conejillos de indias que vivirán tanto el proceso constructivo como la evolución de esta casa convertida en todo un laboratorio habitable.

“Demostrar haciendo” como señalaba continuamente Hernández e incluso “aprender haciendo”, reminiscencias ambas del empirismo inglés que con frecuencia afloraba en su comportamiento, matizado por un indudable espíritu racional, se dan cita en esta pequeña obra la cual encierra, independientemente de su escala, lo que su autor profesaba. Así, podemos ver en ella: una edificación integrada dentro de una visión sistémica cuyo comportamiento total es producto de la interacción entre las partes mediante una cuidada coordinación modular; la evidencia de cómo puede plasmarse un sistema constructivo abierto al empleo de los componentes que el mercado ofrece traducida en la rapidez con que fue levantada; y, por si fuera poco, la demostración tangible de los beneficios que trae diseñar con la flexibilidad como acompañante del uso habitacional y, por ende, de cualquier tipo de edificio, patente a través de la idea de encerrar y cubrir un espacio único divisible de múltiples maneras. Todo un manifiesto made in Venezuela.

En la entrevista que se le hace para la Revista CAV nº 40 (1974) titulada “Diseño experimental. Entrevista a una casa de cartón”, Hernández transmite con una objetividad que raya en lo obsesivo su manera de concebir, construir y habitar una vivienda. En tal sentido, la casa, nos dirá Hernández, “apenas pesa 102 toneladas. 72 de piso, 23 de estructura y techo y 7 de paredes, ello repartido en 160 metros cuadrados que es su área. Es decir, ‘carga’ al suelo con apenas 63,7 gramos por centímetro cuadrado…! La tubería de aguas blancas y negras va toda exteriormente, muy superficial, de manera de poder tratarla fácilmente en cualquier accidente. La unidades/baño son prefabricadas, adosadas y puestas simplemente sobre la losa.”

En la explicación, Hernández refuerza el carácter efímero de la edificación asumiendo con humor (y cierta satisfacción por haber logrado su controversial cometido) el calificativo de “casa de cartón” que le dieron los vecinos al observar que no estaba hecha con materiales convencionales, ya que sus techos y paredes eran de aglomerado de caña (Tablopán según su nombre comercial). También se recrea al explicar detalladamente las complicadas condiciones del terreno de relleno (17 metros) en el que le correspondió construir, la manera como técnicamente fue enfrentada esta crucial etapa de la investigación (la selección de una placa flotante sobre la que descansaría la armazón metálica con juntas flexibles que constituiría la estructura del contenedor habitable), los referentes ingleses en los que se soporta (la casa hereda tanto en su comportamiento ante las dificultades del terreno como en su concepción constructiva la experiencia acumulada por el Consurtium of Local Authorities Special Programme -CLASP-), y el perfecto comportamiento de la edificación luego de tres años de construida. Para que no queden dudas de que se trata de un experimento nos aclara: “Ese comportamiento lo medimos mediante tres sistemas: Uno de simple nivel de agua, en distintos puntos de la superficie, complementándolo con mediciones mediante teodolito, referidas a un punto fijo exterior sobre tierra firme; mediciones que permiten seguir el asentamiento de la placa así como su posible inclinación; y tercero se hacen mediciones del posible desplazamiento utilizando un inclinómetro en una perforación de 20 metros. No se ha inclinado ni movido apreciablemente hasta ahora. En cambio elementos ajenos a ella, como el muro lateral, la puerta del garage y otras, si han sufrido desplazamientos sensibles. (…) Las mediciones prosiguen, y creemos que en breve tiempo podrán ser analizadas debidamente con sus lógicas consecuencias de reglamentación que permitan normalizar este tipo de construcción.”

Con respecto al otro objetivo de la investigación: “aceptar un cambio de concepto en el diseño de la vivienda, fundamentado en lo funcional y no en el aspecto de permanencia y solidez”, Hernández remite a la utilización de materiales livianos e industrializados, su practicidad en cuanto al costo de mantenimiento y durabilidad y, sobre todo, a la resistencia (ya asomada en líneas anteriores) de parte de los vecinos a entender que una casa de tales características se pudiese ubicar en una urbanización de clase media en el sureste de Caracas, pese a que se acude al uso de aire acondicionado central, otro experimento para medir el rendimiento y costos, pensando en su utilización a posteriori en otro tipo de edificaciones como en efecto sucedió de manera equívoca al incorporar la climatización artificial como sistema de ventilación en el “edificio de Trasbordo” en la UCV años después.

La flexibilidad de la planta, distribuida con apoyo en el mobiliario, se esgrime como una de las soluciones a considerar en el futuro de la vivienda en el país: “Que la prefabricación entregue las paredes fundamentales con sus servicios, y que la industria del mueble, más desarrollada, ofrezca las subdivisiones internas, dando una mayor posibilidad de organización específica para cada uno. En este caso, por ejemplo, la casa es una sola nave, subdividida con muebles, que son susceptibles de ser cambiados, como en efecto he tenido que hacerlo varias veces sin mayores complicaciones. Los muebles paredes no los llevé al techo, para vivir yo mismo un poco la tan trillada teoría de los ‘espacios continuos’.” Mies van der Rohe resuena tanto en la concepción del espacio como en la manera de hacer uso de lo que el mercado ofrece para construir: “… el papel del arquitecto no es inventar materiales sino usar los materiales inventados. (…) Hay que dejar a la industria que invente y pruebe los materiales y después de probados el arquitecto debe usarlos. El arquitecto debe mirar a la industria como un productor de partes y no de unidades terminadas”, ya había dicho en su momento el gran maestro alemán.

Los problemas acústicos, de transmisión de calor y de seguridad que la casa ofrece, asociados también a las características de los materiales utilizados, son evaluados con miras a su ajuste en posteriores experiencias. Sin embargo, Hernández se encarga de subrayar las ventajas de su condición experimental: “primero la posibilidad de producir viviendas a gran velocidad; el uso que se pueda dar a estos materiales livianos en otras edificaciones o en propiedad horizontal de estructura convencional; la facilidad de modificar los ambientes internos creados; la solución económica a construir en terrenos con relleno…”.

A pesar del énfasis puesto por Henrique Hernández por demostrar de qué manera fue dando pragmática respuesta a los temas que constituyeron el centro de la investigación, es inevitable asociar el modo como se dispone, construye, formaliza y proporcionan los espacios de la casa, el cuidado puesto en los detalles y el diseño de los componentes que conforman su estructura metálica y su relación con los cerramientos, a la presencia de un sensible diseñador. Las fotografías que acompañan la entrevista dan clara cuenta de ello y de la imposibilidad de distanciarse (una vez más) de Mies, así como tampoco de la experiencia de las Case study houses promovida entre 1945 y 1966 desde la revista norteamericana Arts & Architecture. En particular la Case study house nº 8 (quizá la más conocida de todas), proyectada en 1949 por Charles y Ray Eames para ser su propia vivienda, podría servir de referencia para establecer un claro paralelismo con la más modesta “casa de cartón” de Henrique Hernández por las variables conceptuales, espaciales, programáticas y constructivas manejadas. Hoy en día, a 46 años de su construcción, esta casa mantiene la categoría de ejemplo sobre cómo concebir el diseño de una vivienda unifamiliar basado en un cambio de paradigma. Su longevidad permite sopesar la relatividad de su condición efímera trastocada, paradójicamente, en durabilidad gracias a una adecuada selección de materiales y una disciplinada rutina de mantenimiento. A su falta de solidez, palpable en la frágil ligereza que sigue transmitiendo, habría de añadirse la verdadera solidez escondida en la vigencia de los postulados esgrimidos por su autor, los cuales siguen esperando la superación de una muy dilatada ceguera política, social y cultural.

ACA

Procedencia de las imágenes

Revista CAV, nº 40, 1974