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TAL DÍA COMO HOY …

… 5 de octubre de 1991, Juan Pedro Posani publica en las páginas del diario Economía HOY el artículo “Jesús Tenreiro, Premio Nacional”.

1. Página de arquitectura del diario Economía HOY del 5 de octubre de 1991.

Jesús Antonio Tenreiro-Degwitz (1936-2007) es, sin duda, uno de los arquitectos venezolanos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Egresado de la FAU UCV en la Promoción 7-B (1958), logró acumular en vida una sustanciosa obra que lo llevó a obtener el Premio Sociedad Bolivariana de Arquitectos (1988), el Premio Nacional de Arquitectura por el CONAC (1991) y el Premio IX Bienal Nacional de Arquitectura del Colegio de Arquitectos de Venezuela a la mejor obra (1998).

Sus trabajos han sido reseñados en publicaciones internacionales, como la revistas Architectural Design (U.K), ARQ Architecture Québec (Canadá), A & V (España), e incorporados en diversas exposiciones (cada una acompañada de su correspondiente catálogo) como “Los Signos Habitables. Tendencias de la arquitectura venezolana contemporánea” (Galería de Arte Nacional, 1984), “Venezuela arquitectura y trópico” (Museo de Artes Visuales Alejandro Otero, 1993), “Latin American Architecture Six Voices, De Groote, Dieste, Legorreta, Salmona, Tenreiro-Degwitz, Testa” (Universidad A&M,Texas, 2000), «Latin America in Construction: Architecture 1950–2015» (MoMA, 2015) y la más reciente, “Una Fascinación por las Formas: La Arquitectura de Jesús & Ana Tenreiro” (Departamento de Arquitectura de Florida International University, diciembre 2024-febrero 2025).

2. Jesús Tenreiro-Degwitz. Vivienda unifamiliar Díaz-Portocarrero. Colinas de Los Ruices, Caracas, 1964.

A los pocos días de anunciarse la escogencia del ganador del Premio Nacional de Arquitectura en 1991, Juan Pedro Posani escribió un artículo dedicado a mostrar y valorar la trayectoria y actitud de Jesús Tenreiro un día como hoy 5 de octubre, el cual hemos decidido transcribir en su totalidad una vez transcurridos 34 años de su aparición en las páginas del diario Economía HOY.

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Jesús Tenreiro, Premio Nacional

Juan Pedro Posani

• Es importante, se dice, hablar de arquitectura. Especialmente en un país como el nuestro donde la construcción del espacio es casi siempre mucha construcción y muy poco espacio realmente arquitectónico. Problemas de educación, de cultura, de estructura económica. Pero el hecho es que la arquitectura como actividad que define un ámbito social propio tiene vigencia reciente en nuestro medio. Pero, más que hablar simplemente de una actividad humana, tan antigua e importante en la historia del mundo, es oportuno elaborar aquí y ahora, alguna crítica sistemática, discursos coherentes que permitan confrontaciones y reflexiones serias. La crítica funcionando, pues. Y con relación a la labor crítica -lo que sigue, dicho sea de paso, es pertinente para cualquiera de las modalidades y categorías que toca la crítica analítica-, es preciso recordar que siempre se está en presencia de tres niveles, diferentes y a la vez íntima y profundamente relacionados.

  • Primer nivel: el que corresponde al carácter personal del creador, a su idiosincrasia, a su perfil de comportamiento individual y social, a las normas de conducta que él adopta, etcétera.
  • Segundo nivel: la palabra; lo que el autor dice y comenta de sí mismo y del mundo, lo cual debe ser considerado más como un documento autónomo, que como una explicación sustantiva de la obra. En todo caso, como una señal a interpretar y a decodificar.
  • Tercer nivel: el de la obra en sí, que viene a ser el nivel principal, el del momento de la verdad. El nivel donde se deciden los grandes dilemas de la ciudad, de las intenciones y del talento.

Desde luego, cualquiera de los tres niveles está afectado contemporáneamente por la presencia de los otros dos y por el entorno espacio-temporal en el cual está colocado, o con el cual está trabado en un enfrentamiento no siempre positivo. De tal manera que es una operación muy cuidadosa la que hay que ejecutar al elaborar una acción crítica, poniendo especial cuidado en identificar lo que corresponde a la obra específicamente. Pero es frecuente, en cambio –y es típico en nuestro país-, hacer de las características personales del crítico y/o del criticado, del observador y/o del observado, el criterio de juicio para la revisión analítica de la obra. Con ese método, antipatías y simpatías, relaciones de proximidad o de intereses son los que rigen y orientan el resultado del examen.

Con los casos de quienes tengan un perfil ideológico o temperamental particularmente conflictivo, arisco o que tiende a ser especialmente intransigente, la confusión se hace más compleja y frecuente.

Es ésta la situación de Jesús Tenreiro, arquitecto retraído, periférico, capaz de gestos de altivez clamorosos; pero hombre de gran cultura, de profunda sensibilidad y de gusto audaz y seguro, quien ha sido distinguido, hace pocos días con el Premio Nacional de Arquitectura.

Una distinción que resulta particularmente importante pues llega a confirmar -oficialmente por decirlo así- el valor de una obra escasa pero estimable sobremanera, cuyo reconocimiento exalta algunos aspectos de la arquitectura que en Venezuela hay que defender y respaldar con gran ahínco.

3. Jesús Tenreiro-Degwitz. Edificio Sede EDELCA-CVG. Ciudad Guayana, estado Bolívar. 1968.

• Es extraño que un extraordinario historiador y crítico, inteligente y agudo como el inglés Reyner Banham, fallecido recientemente, no manifestase demasiada admiración hacia Louis Kahn. Es más, su falta de sincronía con la arquitectura de quien fue llamado el “último de los grandes maestros”, lo llevaba a establecer comparaciones, totalmente peregrinas, entre la volumetría de los famosos Laboratorios de Filadelfia y las canciones populares. Entre ambas cosas él encontraba elementos similares, cuya semejanza por otra parte calificaba de superficial y simple. En realidad, nada más alejado de la concepción austera y altamente elaborada en un plano de estrictas referencias cultas, típicas de la arquitectura de Kahn, que el vocinglerío populachero. Lo que Banham sí capta con precisión, incluso detrás de una barrera de observaciones críticas motivadas por el inevitable sesgo de la crítica operacional -es decir, de la crítica dirigida a promover una actitud concreta- es la dimensión expresamente monumental de la obra de Kahn.

Banham se preguntaba si esa o cualquiera otra monumentalidad podía sostenerse en el marco de una civilización mecanicista como la actual, que se autodestruye y reconstruye todos los días, siguiendo los parámetros inexorables de la obsolescencia tecnológica. Pero la pregunta de 1960 ya ha sido respondida por el tiempo: la necesidad de monumentos, es decir, de obras definitivas que fijen en el espacio significados y contenidos trascendentes, no sólo no ha disminuido, sino que ha demostrado ser una verdadera exigencia cuyo carácter primordial se manifiesta cada vez con mayor importancia psicosocial.

A esa monumentalidad, a ese espíritu del monumento como cita histórica, es que hay que hacer referencia hablando de Jesús Tenreiro. Se ha mencionado con toda razón los vínculos estrechos de la obra proyectada o construida de Tenreiro con un maestro como Louis Kahn. En efecto, Jesús, con su excepcional respeto por la dimensión creadora, es de los que se apegan a ideas y a obras que poseen un ámbito entero y sagaz. Es éste el caso de Le Corbusier y luego de L. Kahn. Más tarde, su propio proceso personal lo llevará a encontrar modalidades más específicas y características particulares, tal y como en efecto ha ocurrido.

4. Jesús Tenreiro-Degwitz. Concejo Municipal de Barquisimeto. Barquisimeto, estado Lara, 1968.

¿Qué es lo que define la arquitectura de Jesús Tenreiro? Podría decirse que el aspecto que más llama la atención es su entrega a la arquitectura como oficio sagrado y su capacidad de transformar la necesaria atención a los problemas funcionales, en un acto de invención formal, absoluto y decisorio, hasta desprender de manera radical el objeto final, perfecto en su apariencia exterior e interior, de las razones prácticas iniciales que le dieron origen. Puede afirmarse que para Jesús Tenreiro, la arquitectura que cuenta es la que permanece, la que se convierte en memoria y signo para todos. En suma, la que entra en la historia y ahí se queda.

Es esta capacidad de elevarse por encima de lo que podría llamarse la “normalidad”, mediante los recursos de unas formas claramente referidas a paradigmas arquetípicos substanciados en una literatura y una experiencia filosófica y psicoanalítica, lo que le otorga todo el atractivo a sus proposiciones arquitectónicas, y tal vez explica también las dificultades de realización que ha encontrado en numerosas ocasiones.

Jesús Tenreiro evidentemente es un arquitecto en espera del cliente que se lo merezca. De un cliente -cuasi mecenas- que entienda el valor trascendental de sus sueños.

Ojalá que algún día lo encuentre, porque el país también merece una obra suya más abundante.

Es por todo ello que este premio no sólo es merecimiento pleno, sino que además apunta hacia el reconocimiento de una manera de entender y de hacer arquitectura, que excede el simple fenómeno del diseño adecuado a la función material. Más que responder a compromisos ideológicos o programáticos, Jesús Tenreiro ha escogido un camino estrictamente personal y difícil. Lo guían, un convencimiento admirable y unas normas de intransigencia poco comunes.

En un mundo blando y ordinario como el nuestro, donde el cinismo se casa todos los días con el oportunismo, es justo resaltar este celo adusto y apasionado por la arquitectura que signa la vida de Jesús Tenreiro.

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5. Jesús Tenreiro-Degwitz. Abadía Benedictina. Güigüe, estado Carabobo, 1990. Premio IX Bienal Nacional de Arquitectura del Colegio de Arquitectos de Venezuela a la mejor obra (1998).

Nota

Si bien la obra de Jesús Tenreiro la sido recogida en numerosas reseñas y de manera amplia y minuciosa en la publicación Jesús Tenreiro-Degwitz. Arquitectura. Edificios y Proyectos (1954-2007) de Rafael Urbina Pacini (2023) su pensamiento, denso y cultivado, sobre el cual él directamente poco escribió, sólo puede encontrarse esparcido en las entrevistas que fue concediendo en vida. De ellas vale la pena resaltar la realizada por Gonzalo Castellanos publicada en el periódico CAL, nº 42, (1959); las respuestas que da a Francesco Simonelli aparecidas en Arquitectos y Obras, nº 7, 8 y 9, Universidad José María Vargas (1996); la que Gabriel Visconti tituló “Tal hombre, tal drama, tal arquitectura. Jesús Tenreiro”, revista entrerayas (2005); y la que quizás sea la más importante: el intercambio sostenido vía correo electrónico con Carlos Brillembourg de otoño de 2001 a finales del verano de 2002 recogida en la revista estadounidense BOMB nº 86 (2004).

Capítulo aparte lo constituye la serie de ocho entregas “Jesús Antonio” que su hermano Oscar le dedica dentro del blog “Entre lo cierto y lo verdadero”, valioso registro testimonial aparecido entre el 16 de febrero y el 28 de abril de 2025, que consideramos de lectura obligatoria para completar una visión global sobre la persona, la familia, la formación, el talento, las lecturas, las preocupaciones teóricas y el compromiso de Jesús con la arquitectura.

ACA

Procedencia de las imágenes

1. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

2, 3, 4 y 5. Rafael Urbina Pacini. Jesús Tenreiro-Degwitz. Arquitectura. Edificios y Proyectos. 1954-2007 (2023)

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 444

“Ladrillal”, el sonoro nombre con el que el arquitecto venezolano Martín Antonio Vegas Pacheco (1926-2012), egresado del Illinois Institute of Technology (IIT) en 1949, bautizó su segunda casa personal, rememora el noble material que utilizó para el cerramiento de las paredes exteriores que, en combinación con el concreto obra limpia martillado de su estructura, la caracterizan.

1. Parte de la urbanización Los Chorros donde se muestra el trayecto que recorre la quebrada.

Sería la segunda vivienda que Vegas diseñaría para su esposa (Trina Cecilia Pérez-Agreda Machado) e hijos, después de la que levantó en Los Chorros “en un terreno que le compró al viejo Guinand, donde construyó una casa prefabricada modesta, cerca de la quebrada”, según le comentó Federico Vegas (el mayor de los hijos de la pareja, nacido en 1950) a Iván González Viso en una breve conversación sostenida sobre el tema que hoy nos ocupa. “Sin embargo, ‘Ladrillal’, plasmó su sueño como arquitecto”, concluirá Federico.

2. Vista cenital de la urbanización Chuao con la calle La Glorieta resaltada. A la derecha la quinta «Ladrillal», a la izquierda la quinta «Paraguaná».
3. La quinta «Paraguaná» de Graziano Gasparini (convertida en oficinas) vista desde la calle La Glorieta .
4. La quinta «Paraguaná» hoy.

Para corroborar lo anterior el propio Federico Vegas en un artículo titulado “Graziano en Chuao”, publicado el 24 de enero de 2020 en el portal Prodavinci a raíz del fallecimiento de su admirado maestro veneciano, apuntará: “Uno de los sueños de los arquitectos caraqueños era hacerse una casa moderna al este de Caracas. El centro había sido abandonado como un pasado al que nadie quería volver. (…) Fiel a su nombre, la quinta ‘Ladrillal’ fue de las primeras en Caracas con fachadas de ladrillo y la estructura de concreto a la vista. Era un ejercicio de rigor y austeridad. Tenía algo de fábrica que desconcertaba a los que pasaban por el frente. Los cerramientos exhibían sus pulcros ladrillos y todas las aperturas eran romanillas de madera o de vidrio”. Y continuará para acentuar el contraste producido por “Ladrillal” comparándola con “Paraguaná”, casa de Graziano Gasparini ubicada justamente al frente en la misma calle: “La quinta Paraguaná proponía otra búsqueda. Utilizando referencias de la arquitectura colonial venezolana y de las villas italianas, Gasparini intentaba crear un nuevo lenguaje, marcado además por la influencia de Carlo Scarpa, su profesor cuando estudió arquitectura en Venecia. La austera solemnidad de esta casa no podía competir con la audacia de la quinta ‘Ladrillal’. Digamos, para simplificar y no enredarme, que la nuestra resultaba más atractiva vista desde la calle”.

5. Martín Vegas Pacheco. Quinta «Ladrillal». Fachada oeste. Fotografía: Paolo Gasparini (c.1958).

Proyectada para una familia aún en crecimiento que dictaría las pautas del programa arquitectónico, la quinta de dos plantas más sótano, habitada a partir de 1958, se ubicó (como ya se ha insinuado) en la urbanización Chuao, calle La Glorieta entre la calle Santa Cruz y la avenida Río de Janeiro, sobre un terreno de aproximadamente 700m2 con el frente hacia el oeste. Tenía un gran jardín pues Vegas también adquirió la parcela de al lado (al norte) como área de expansión.

6. Urbanización Chuao. Vista aérea desde el noreste (c.1951).
7. Urbanización Chuao. Vista de la calle Roraima desde el oeste.

Para cuando se diseña y construye “Ladrillal”, Chuao hacía varios años que había sido trazada, tenía el urbanismo concluido y sus parcelas, distribuidas entre un sector plano y otro en pendiente, y entre unas destinadas a viviendas unifamiliares y otras a edificios de apartamentos en propiedad horizontal, se vendían con rapidez convertida en otro de los atractivos suburbios residenciales de Caracas de los localizados al sur del río Guaire, aledaño a su ribera y al este de la ya consolidada urbanización Las Mercedes. Fue construida, desarrollada y promovida por la firma Perret & Sosa Rodríguez Ingenieros, S. A. (Irwing Perret Gentil y Julio Sosa Rodríguez) entre 1951 y 1953 (saliendo a la venta en 1956), en terrenos de una antigua hacienda que la familia Perret había adquirido de la familia Eraso en la década de 1940.

8. Delimitación de la urbanización Chuao.

El proyecto de Chuao, valga decirlo, estuvo a cargo de la oficina Vegas, Ferris & Ferrero, arquitectos-urbanistas, conformada por Juan Andrés Vegas, Julián Ferris y Gustavo Ferrero Tamayo con la colaboración de Carlos Dupuy Casablanca y Jaime Hoyos. Juan Andrés Vegas (1921-1992), hermano mayor de Martín, quien había obtenido el título de arquitecto en 1945 en el Massachusetts Institute of Technology (MIT); Julián Ferris (1921-2009), egresado de ingeniero de la Universidad de Oklahoma en 1945 y de arquitecto de Universidad de Siracuse en 1947; y Gustavo Ferrero Tamayo (1923-2015), graduado de arquitecto en la Universidad Nacional de Colombia en 1947, conformaban una de las firmas más exitosas de una época en que las asociaciones de profesionales despuntaban como figura para enfrentar con éxito y calidad los proyectos de envergadura que el boom de la construcción demandaba. A ella se podrían sumar: Arquitectura y Urbanismo C.A. de Jorge Romero Gutiérrez; Tekto C.A. de Carlos Celis Cepero; AISA C.A. de Fruto Vivas y el ingeniero Luis E. Pérez; Bermúdez & Lluberes; Guinand & Carrillo Batalla; y, en especial, Carpio & Suárez, Guinand & Benacerraf, Carbonell & Sanabria y Vegas & Galia, la célebre sociedad que Martín junto a José Miguel Galia mantendría entre 1951 y 1958, de donde saldrían algunas de las realizaciones más sobresalientes del período.

9. Ubicación de la quinta «Ladrillal» en la calle La Glorieta, Chuao.

Retomando el hilo, digamos que “Ladrillal” está resuelta como un prisma limpio de base rectangular, elegante y de cuidadas proporciones que, como ya indicamos, tiene en el uso del ladrillo sólido obra limpia como material de relleno y la expresividad de su estructura de concreto martillado a la vista (al cual se le aplicó un “barniz” para la intemperie), los elementos que le dan el carácter exterior que le es propio. A ello se suma la decisión por parte de Vegas de cerrar los vanos del piso superior y áreas de servicio con ventanas de romanilla tipo ¨macuto¨ que combinan el uso del vidrio y la madera, manteniéndose las de madera, en ocasiones, como fijas. Para la fachada que da hacia la calle (orientación oeste franco), Vegas diseñó elementos de protección solar en aluminio de color natural presentes en el segundo piso. Las áreas sociales en planta baja (orientadas al norte) se integran al jardín mediante ventanales de vidrio correderos de piso a techo. El techo, plano, está proyectado sobre las fachadas norte y sur acompañado hasta el borde por la estructura, ofreciendo la sombra necesaria a los vanos del segundo nivel orientados en esa dirección.

10. Martín Vegas Pacheco. Quinta «Ladrillal». Vista desde el suroeste que muestra las fachadas oeste y sur así como la zona de acceso. Fotografía: Paolo Gasparini (c.1958).

El cerramiento original de la casa, constituido por una sencilla cerca de madera, limitaba un pequeño jardín frontal que dejaba a un lado un área destechada destinada a estacionamiento desde donde, con un sencillo desnivel resuelto con tres escalones, se define el acceso peatonal: un corredor paralelo a la fachada sur que transcurre bajo la doble altura del alero hasta la aparición de la puerta de entrada a la vivienda, a la cual, por tanto, se le podía llegar directamente desde la calle.

11. Martín Vegas Pacheco. Quinta «Ladrillal». Fachada norte. Fotografía: Paolo Gasparini (c.1958).

Por su pureza volumétrica, rigor en la coordinación modular, ritmado de la superficie por la estructura con cerramientos y fenestraciones subordinados a ésta, cuidado en los detalles, renuncia a superposiciones ornamentales, exposición de los materiales tal cual son y expresividad estructural, “Ladrillal” bien podría formar parte del repertorio “brutalista” revivido en la actualidad que asomaba por aquellos años de la mano de los Smithson. Desde otra perspectiva, Oscar Tenreiro en “Martín Vegas Pacheco” (2012) (https://veredes.es/blog/martin-vegas-pacheco-oscar-tenreiro-degwitz/) opina que la quinta debe más bien considerarse “un ejercicio muy depurado de lo que hoy alguien podría llamar minimalismo, bien conectado con el legado de Mies” (quien fuera uno de sus profesores en el IIT junto a Ludwig Hilberseimer y Walter Peterhans). También refleja “Ladrillal” toda la experiencia acumulada por Vegas de su trabajo asociado con José Miguel Galia en el cual el ladrillo a la vista y el concreto obra limpia son protagonistas y sello distintivo de las fachadas. De ello son testigo obras como: el Banco Mercantil (Sabana Grande),1954; el Banco Metropolitano (Dr. Paúl a Salvador de León), 1956; el edificio Tacarigua, 1954; el hotel Bella Vista, 1956 y, más específicamente, los edificios Tabaré (1955, proyecto de 1953) y Los Morochos (Meli y Crisbel, 1957), para los cuales se diseñó una particular ventana donde el aluminio como material integraba la romanilla que asumía la protección solar, replicada en “Ladrillal” en este caso como elemento independiente fijo superpuesto para responder a la insolación del oeste.

12. Vegas & Galia. Edificio Tabaré (1953-1955).

Lo anteriormente dicho se puede complementar con lo expresado por Alberto Sato en José Miguel Galia. Arquitecto (2002): “La posible identificación sobre la estética racionalista de Vegas y Galia tuvo que enfrentarse con sus obras posteriores. La casa de Martín Vegas en Chuao y el parque Los Caobos de Galia, realizadas inmediatamente después de la separación de la oficina, se refieren a nuevas actitudes proyectuales y obligan a ubicar la experiencia compartida como un tiempo de establecimiento de modernidades en Venezuela, porque en el año 1958, la crisis de la arquitectura internacional ya mostraba profundas grietas y el agotamiento era evidente”, de donde queda claro que “Ladrillal” formó parte de la etapa inmediatamente posterior a la separación de la sociedad.

13. Martín Vegas Pacheco. Quinta «Ladrillal». Detalle de la fachada norte con el área social en la planta baja. Fotografía: Paolo Gasparini (c.1958).

Federico Vegas, en el artículo ya citado, apuntará: “En 1958, mi infancia de continuas mudanzas concluyó en la urbanización Chuao, una retícula sin patios ni plaza, sin cuadras ni mandados a la bodega, contigua al sur del Guaire, un río envilecido que en los años cincuenta no estaba embaulado y durante las noches de sequía olía a indigestión masiva, por más que uno se refugiara bajo las sábanas. Allí conocí sembradíos de postes de luz que circundaban parcelas donde iban apareciendo quintas que jugaban a ser distintas con los mismos timbres, perros y mangueras en estrechos jardines, mientras formaban calles idénticas. Vi tractores avanzar más hacia el sureste, prefigurando un santoral que incluiría a Santa Marta, Santa Sofía, San Luis y Santa Paula, y ninguno de estos sacros episodios bendecía una ciudad o tan siquiera un pequeño pueblo”. Así, los Vegas-Pérez pasarían de vivir a la orilla de la bucólica quebrada de Los Chorros a estar muy cerca del maloliente Guaire, lo cual seguramente, entre otras circunstancias, precipitó su corta estadía allí.

14. Martín Vegas Pacheco. Quinta «Ladrillal». Parte del área social en la planta baja. Fotografía: Paolo Gasparini (c.1958).
15. Localización de la quinta «El Tejar» (tercera casa familiar diseñada por Martín Vegas) en el Alto Hatillo.

Los Vegas-Pérez vivirían en “Ladrillal” no más de seis años. Cuando se mudan para “El Tejar”, la tercera casa familiar diseñada por Martín en la urbanización Alto Hatillo, ya tenían 6 hijos. Federico la describe como “una casa de un arquitecto que hubiese decidido colgar los guantes. Es decir, una casa quinta correcta con techo de tejas, hecha para Trina, pero muy alejada del lenguaje moderno de ‘Ladrillal’”. En otro momento Oscar Tenreiro añadirá: “Hacia 1967, Martín Vegas Pacheco se mudó a una casa muy cercana a donde yo vivía y vivo hoy. Era menos interesante. En ella se había despojado el arquitecto de la impronta miesiana que lo marcó en sus años primeros, al tenor según creo de la decisión de ser menos riguroso con sus visiones juveniles, decisión que se hizo clara en otras casas, pocas, que construyó después, como la de la familia Sucre-Brigé, un par de años después. Eso debe haberlo hecho sentir más libre pero le restó el atractivo de la exploración de un lenguaje, rasgo esencial de ‘Ladrillal’ o de la casa para su hermano Pedro Miguel, de 1963”.

16. Vista desde el suroeste (calle La Glorieta) de la quinta «Ladrillal» (c.2003).
17. “Plan Especial de Ordenamiento Urbano para Chuao y sus zonas aledañas” formulado entre 2001 y 2006 por la Consultora Larrañaga/Obadía, Arquitectos y Asociados C.A. para la Gerencia de Planificación Urbana y Catastro, de la Alcaldía de Baruta.

Desde entonces la apacible Chuao, con sus casas, quintas, edificios residenciales y comerciales, parques infantiles, iglesia, centro comercial y automercado, desafortunadamente, con las construcciones de las avenidas principal de El Cafetal (inicios de los años 1960) y Río de Janeiro (1974), quedó cercada al norte y al sur por un intenso tráfico automotor que espantó a sus residentes. Así, poco a poco se convirtió de manera anárquica en la zona más comercial que residencial (con usos que su infraestructura no soporta) que hoy conocemos, regida por una ordenanza caduca y que el “Plan Especial de Ordenamiento Urbano para Chuao y sus zonas aledañas”, formulado entre 2001 y 2006 por la Consultora Larrañaga/Obadía, Arquitectos y Asociados C.A. para la Gerencia de Planificación Urbana y Catastro, de la Alcaldía de Baruta, buscó poner en cintura con la mirada puesta en el futuro y el propósito de conceptualizar una nueva política pública, que atendiera desde lo morfológico y de manera integral una realidad que es perjudicial para la calidad de vida de los habitantes.

18. Vista desde el suroeste (calle La Glorieta) de la quinta «Ladrillal» (c.2020).

“Ladrillal”, hoy casi irreconocible, sufrió, sin embargo, su primera intervención, que puso en entredicho la pureza inicial de la casa, de manos del propio Martín Vegas cerca de 1963. Sobre ella comenta Oscar Tenreiro a partir de una breve visita que por entonces le realizara con otra serie de colegas para ofrecerle “la candidatura a la presidencia de la Sociedad Venezolana de Arquitectos que finalmente ganó: Nos mostró un techo que le había agregado lateralmente, de pequeñas bovedillas sobre madera, decisión que acusaba lo que también pude comprobar yo en mi propia casa unos años después: que la insistencia moderna en los volúmenes exentos (en este caso el prisma de la casa de dos pisos) deja fuera la noción de espacios intermedios (el corredor, la terraza cubierta) asuntos esenciales para el vivir tropical. Y había que agregárselos”.

Posteriormente, una vez fue dejada por los Vegas-Pérez, la casa ha sufrido dos remodelaciones nada felices, realizadas por nuevos propietarios, una en el pasado y otra muy reciente, que han intervenido el proyecto original, eliminando muchos de sus atributos. Actualmente, como parte de la degradación funcional de la zona, hemos indagado para descubrir que funciona en “Ladrillal” el laboratorio clínico “The Drips Ccs Lab”, uso que ha terminado de desfigurar su ya golpeada fisonomía.

19. Martín Vegas Pacheco (1926-2012). A la derecha con Carlos Raúl Villanueva en la inauguración el 23 de noviembre de 1955 de la exposición Latin American Architecture since 1945, MoMA, Nueva York, frente a una fotografía de la torre Polar.

Martín Antonio Vegas Pacheco fue distinguido con el Premio Nacional de Arquitectura en 1998 (su hermano Juan Andrés había sido reconocido igualmente en 1994). Fue durante finales de 1950 y comienzos de 1960 un lúcido profesor de composición, muy apreciado por sus estudiantes, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, entre quienes se contó justamente Oscar Tenreiro en 1957. Sin ánimo de hacer de nuevo un recuento de su trayectoria (que invitamos a revisar en https://fundaayc.com/2023/07/30/algo-mas-sobre-la-postal-no-366/), sólo transcribiremos, dada la vigencia de lo manifestado, parte de la entrevista que se le hiciera para la revista Punto, nº 8, julio de 1962, segundo episodio de la sección “Habla un arquitecto” que la publicación iniciaría en el nº 7 (mayo 1962) con Julián Ferris.

20. Revista Punto, nº 8, julio de 1962, sección “Habla un arquitecto” dedicada al arquitecto y profesor Martín Vegas Pacheco.

A la pregunta: “¿Existe una crisis en la Arquitectura Moderna y si así lo cree qué caracteriza esta crisis?”, Vegas responderá:

“Si existe, y creo que tiene varias características, o dichas de otra manera la Arquitectura Moderna hace crisis en varios sentidos:

a. ‘El Academicismo Moderno’.

– Caracterizado por la copia indiscriminada de formas ‘modernas’.

– Manifestación: New York llenándose de envoltorios de vidrio.

b. ‘Una obra genial cada día’.

– Los arquitectos parece que nos sintiéramos en la obligación de hacer una genialidad en cada pequeño proyecto que se nos encomendara.

– Manifestación: Las Ciudades son un caos arquitectónico sin relación entre unos y otros edificios.

c. ‘Los orgánicos’.

– Tendencia aparente principalmente en las escuelas. Parece que no se pudiera distinguir entre orgánico y simplemente retorcido. Lo orgánico en arquitectura es expresión espacial de un funcionamiento natural. Bajo esta concepción el espacio se encuentra en posibilidad de tomar formas libres para responder a determinados requerimientos funcionales. Sin embargo, todo lo retorcido no es orgánico”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 5, 6, 10 y 12. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

1, 2 , 9 y 15. Capturas de Google Earth.

3, 4 y 18. Federico Vegas. «Graziano en Chuao», 24-01-2020. Prodavinci (https://prodavinci.com/graziano-en-chuao/)

7. Mi Caracas Antigua (@micaracasantigua) (https://www.instagram.com/p/CyuD9E_LFId/)

8. CARACAS MODERNA (https://fundamemoria.blogspot.com/2008/03/municipio-baruta-parroquia-el-cafetal-2_30.html)

11, 13 y 14. Archivo Federico Vegas.

16. CARACAS MODERNA (https://fundamemoria.blogspot.com/2008/03/municipio-baruta-parroquia-el-cafetal_7340.html)

17. C4R4C4S (https://caracas-444.blogspot.com/2011/10/expoproyectos-libre-ejercicio-parte-iii.html)

19. VENEZUELA E HISTORIA (https://venezuelaehistoria.blogspot.com/2020/11/martin-antonio-vegas-pacheco.html); y MoMA. Latin American Architecture since 1945 (https://www.moma.org/calendar/exhibitions/2436?installation_image_index=9)

20. Revista Punto, nº 8, julio de 1962.

ES NOTICIA

Domingo Acosta es distinguido con el Premio Nacional de Cultura, Mención Arquitectura, 2023-2024

El pasado sábado 11 de enero, el profesor del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción FAU UCV, Dr. Arq. Domingo Acosta González, fue seleccionado por el jurado evaluador del Ministerio de la Cultura para que le sea otorgado el Premio Nacional de Cultura, Mención Arquitectura, 2023-2024, “por su trayectoria y visión de una arquitectura sustentable y responsable con el ambiente”.

La página https://domingoacosta.org/bio señala lo siguiente:

Domingo Acosta, arquitecto venezolano especialista en diseño sostenible. Ph.D. en Arquitectura (Universidad de California, Berkeley, 1986). Es profesor titular del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC), Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la UCV. Ha sido profesor invitado de: Universidad de Buenos Aires (UBA), Universidad de Cornell, Universidad Politécnica de Madrid, Universidad Politécnica de Cataluña, Universidad Internacional de Andalucía y Universidad Piloto de Bogotá, entre otras. Su práctica profesional y su actividad académica se han centrado en investigaciones y proyectos de urbanismo y arquitectura sostenible, así como en el desarrollo de técnicas constructivas de difusión popular, temas sobre los que ha publicado numerosos artículos. En 2015 dirige el equipo ganador del Concurso para la Subsede Guayana del Banco Central de Venezuela (BCV), actualmente en ejecución, la cual también le hace merecedor de la Mención Honorífica del Gran Premio XIII Bienal de Arquitectura de Venezuela, 2019 (coautor arquitecto Miguel Acosta) y del Premio al Proyecto Institucional en Ejecución. Es director de la empresa VAV Proyectos y del Consorcio VAV-PMA. En la actualidad vive en Caracas, donde desarrolla consultorías sobre urbanismo.

Desde aquí extendemos nuestras más sinceras felicitaciones a Domingo por este merecido reconocimiento a su trayectoria académica y profesional.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 361

Con la aparición del número 1 de ah. Cuadernos de Arquitectura Hoy, Proimagen Editores C.A. daba cumplimiento a su ofrecimiento de aportar un nuevo producto (en este caso monográfico) que se sumaba a los dos Anuarios de Arquitectura Venezuela que habían publicado en 1981 y 1982. El primero de ellos venía acompañado de una presentación a cargo del arquitecto José Manuel Mijares, Presidente entonces del CAV; un texto del arquitecto y profesor Leszek Zawisza titulado “La arquitectura moderna en Venezuela”; y 50 proyectos descritos e ilustrados, divididos en 10 secciones: Viviendas Unifamiliares, Conjuntos de Viviendas Unifamiliares, Viviendas Multifamiliares, Conjuntos de Viviendas Multifamiliares, Educación, Comercio, Oficinas, Industria, Recreación y Turismo, y Servicios Públicos. El segundo incorporó textos e imágenes de 42 proyectos agrupados en 9 secciones: Viviendas Unifamiliares, Viviendas Multifamiliares, Conjunto de Viviendas, Educación y Cultura, Comercio, Oficinas, Industria, Recreación y Turismo, y Servicios Públicos e Institucionales, así como un ensayo de Ilmar Luks, profesor del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, titulado “Arte en la arquitectura venezolana contemporánea”.

1. Números 1 y 2 del Anuario de Arquitectura Venezuela, años 1981 y 1982, respectivamente.

Así, editado por Claudio Vivas Sardi, Cecilia Montesinos de Lapioli y Sergio Lapioli Alizo (productores, también, de los dos libros mencionados), con la colaboración de Marielena Valdez y Fanny León, el nº 1 de ah. Cuadernos de Arquitectura Hoy, dedicado al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, está ilustrado con fotografías de Dennis León y material suministrado por el propio aeropuerto. Apareció en febrero de 2003 cuando la obra que se despliega, proyectada por los arquitectos Felipe Montemayor, Luis Sully, Joseba Pontesta, Estanislao Sekunda, Leopoldo Sierralta, y Joaquín Leniz, construida entre 1974 y 1978, ya había obtenido el Premio Nacional de Arquitectura otorgado en la VII Bienal de 1980.

Para los editores, el lanzamiento de ah. Cuadernos de Arquitectura Hoy, significó atender “la inquietud por cubrir un poco el vacío de información que tenemos los venezolanos en cuanto a la arquitectura actual y su historia en el país, sus alcances, recursos físicos y tecnológicos”. De allí que pretendan “dar a conocer los alcances de la arquitectura, su respuesta a problemas específicos desde el punto de vista integral, reconocer la labor de los profesionales y los equipos de trabajo que son protagonistas del tema tratado y ofrecerles la oportunidad de explicar sus respuestas arquitectónicas con sus objetivos, determinantes, limitaciones y el proceso para el logro del resultado expuesto”.

2. Cuatro de las páginas interiores del nº 1 de ah. Cuadernos de Arquitectura Hoy.

Para alcanzar tan loables metas el trabajo escogido venía como anillo al dedo por tratarse de la obra más importante realizada en el país por aquellos años, además de ser una edificación compleja en lo funcional que ofrecía muchas aristas sobre las cuales el lector podía documentarse a través de la presentación de las memorias, fotografías y dibujos que la acompañaron. Con ello se buscaba, adicionalmente, marcar “el inicio de una iniciativa que esperamos sea un aporte tangible a la formación de arquitectos, profesionales afines y público en general”.

El ejemplar de 96 páginas, tamaño carta, impreso en papel glasé y con propaganda intercalada, abordaba temas como:

“El aeropuerto y su historia, su adaptación a las necesidades y desarrollo del país, de la aviación, los alcances tecnológicos, datos sobre su planificación y etapas.

El aeropuerto como conjunto, sus componentes principales, la interrelación de los componentes, el enunciado de los problemas, determinantes y objetivos de diseño y las soluciones.

La incorporación del arte en la arquitectura.

El diseño gráfico de su símbolo, la señalización y su proceso de diseño y adaptación”.

3. Dos de las páginas interiores del nº 1 de ah. Cuadernos de Arquitectura Hoy.
4. Páginas de promoción de los productos de Proimagen Editores C.A. en el nº 1 de ah. Cuadernos de Arquitectura Hoy.

Las secciones que contempló la publicación, registradas en el Índice son las siguientes:

Introducción (editorial que expone las razones y expectativas que giran en torno al lanzamiento de la publicación y resume su contenido).

Una historia que vuela alto (artículo de Susana Montesinos Bruni que explica parte de la historia y antecedentes del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía).

Problemas y soluciones (con gráficos y esquemas ilustrativos del proceso de diseño y de toma de decisiones que llevaron a la solución definitiva para el conjunto y sus edificios).

Planos de conjunto (donde se puede apreciar la implantación y la ubicación de todos los componentes que conforman el aeropuerto).

Aeropuerto Internacional Simón Bolívar (donde aparece, junto a la memoria descriptiva, una completa información gráfica y fotográfica del edificio).

Terminal Nacional (aunque se encontraba en proceso de construcción se acompaña de un material similar al ofrecido para el terminal internacional. Se aclara que participaron en el proyecto los arquitectos Felipe Montemayor, Alfredo Suárez, Joseba Pontesta y Luis Sully).

Edificio Sede I.A.A.I.M -Instituto Autónomo Aeropuerto Internacional de Maiquetía- (en construcción y explicado como los dos anteriores).

Torre de Control (que someramente se presenta acompañado por dos fotografías y no se publican planos “por razones de seguridad”).

Cuartel Central de Bomberos Aeronáuticos (con completa información y especificación del equipo técnico del proyecto encabezado por los arquitectos Alfredo Suárez y Gustavo Avendaño).

Aire Acondicionado y Cocina (pequeños edificios complementarios ilustrados, también, con planos y fotos).

El Arte en el Aeropuerto (breve explicación con fotografías de la contribución de los artistas plásticos Carlos Cruz-Diez y Héctor Poleo en el tratamiento de pisos y un vitral, respectivamente, a los que se suman Ángel Ateiza y Alfredo Suárez para el resto de los vitrales).

El Señalamiento (importante rubro que corrió a cargo de los arquitectos Odoardo Rodríguez, Julio Cruz e Yrene Mora Alcalá).

El Logotipo del I.A.A.I.M (breve explicación de su creador, Gert Leufert, de los orígenes de la idea, su proceso de gestación y su relación con la institución que representa, acompañada de los dibujos correspondientes al símbolo).

5. Nº 3 del Anuario de Arquitectura Venezuela (1988), y números 2 (1984) y 4 (1989) de ah. Cuadernos de Arquitectura Hoy en
los que ya no se muestra sólo un edificio sino la obra de arquitectos o grupos de arquitectos previamente seleccionados.

Los Anuarios de Arquitectura de Venezuela y ah. Cuadernos de Arquitectura Hoy, se promueven en las dos últimas páginas de la publicación. Sobre los primeros sabemos que llegó a salir un tercer volumen en 1988, seis años después del segundo, lo cual habla a las claras de las dificultades por las que los editores ya estaban pasando para garantizar la continuidad.

De los segundos, presentados como “una serie venezolana que amplía su información”, cuya periodicidad suponemos bimestral, se daba la oportunidad de suscribirse hasta por seis números por Bs. 240. Sin tener certeza absoluta, la información que manejamos es que se llegaron a publicar sólo cuatro, apareciendo el último en 1989.

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Procedencia de las imágenes

Postal, 2, 3 y 4. ah. Cuadernos de Arquitectura Hoy, nº1, 1983.

1 y 5. Colección Crono Arquitectura Venezuela

ES NOTICIA

Américo Faillace

Premio Nacional de Arquitectura

A inicios de semana se conoció que el profesor y ex Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, Américo Faillace, fue seleccionado por el jurado evaluador del Ministerio de la Cultura con el Premio Nacional de Arquitectura, por sus “valiosos aportes a la ciudad y a la arquitectura desde su ejercicio profesional privado, público y académico”.

El arquitecto Faillace había sido postulado por el Consejo de FAU a solicitud de la representación de egresados en el CF, en particular el grupo FAU70s y el representante profesoral Nedo Paniz.

Américo Faillace, arquitecto venezolano (FAU UCV Promoción Nº 6 / 1957), profesor de Diseño Arquitectónico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, fue elegido Decano de esa institución para el lapso 1975-1978. Ha sido planificador y programador (junto a su compañero de estudios Gustavo Legórburu) de la Universidad de Carabobo y de la Universidad Regional Centro-Occidental; Presidente de la Fundación de Edificaciones Escolares -FEDE- (Ministerio de Educación); y cuenta con una práctica profesional destacada gracias, entre otras, a obras como, el conjunto residencial Veracruz en Las Mercedes, Caracas (1965), en colaboración con Gustavo Legórburu; la Remodelación y Ampliación de los hoteles Tamanaco, Caracas (1967), en colaboración con Nelson Douahi, Manuel Corao y Manuel Fuentes Madriz, y Del Lago, Maracaibo (1975).

Se trata, por tanto, de un merecido reconocimiento el cual aplaudimos con alegría.

Le enviamos al profesor Faillace desde aquí nuestras más sinceras felicitaciones con nuestros deseos de mucha salud y larga vida.

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