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VALE LA PENA VOLVER A LEER

1. Página 1 (portada) del nº51 del semanario Arquitectura HOY, 26 de febrero de 1994.

Hoy, 26 de febrero, se cumplen 29 años de la publicación en el nº51 del semanario Arquitectura HOY del artículo “¿Dónde está el norte?” de Juan Pedro Posani (1931-2020), quien fuera profesor de Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, director del Instituto del Patrimonio Cultural, Premio Nacional de Arquitectura (1992), Doctor Honoris Causa por la Universidad Central de Venezuela (2000) y fundador del Museo Nacional de Arquitectura -MUSARQ- en 2006.

El que quizás ha sido el crítico más importante dentro de la escena arquitectónica venezolana del siglo XX logró, a través de su presencia durante 10 años en las páginas del diario Economía HOY, conformar una verdadera línea de pensamiento que mostraba una renovada actitud hacia lo real y lo regional basada en la búsqueda de formas y modelos expresivos, constructivos y ambientales que se correspondieran sanamente con el lugar del mundo en que nos encontramos. Bajo el supuesto de que no puede haber diversidad sin autenticidad, Posani siempre apuntó a observar la arquitectura venezolana en toda su amplitud y también a dedicarse al estudio de aquella parte de ella donde la identidad aparece. “¿Dónde está el norte?” es una de las piezas claves para entender lo que Posani intentó construir paso a paso en momentos en que la prensa era la principal tribuna de opinión sobre arquitectura en el país.

2. Izquierda: Portada del Tomo I (Sociedad y cultura), Libro I (Los venezolanos) de Suma del Pensar Venezolano. Derecha: Sumario del capítulo “Sobre la ciudad y la arquitectura” donde se muestra la lista de los textos seleccionados por Marco Negrón.

Seleccionado por Marco Negrón como uno de los textos fundamentales sobre La Arquitectura que, ocupando las páginas 491 y 492, formó parte del Tomo I (Sociedad y cultura), Libro I (Los venezolanos) de Suma del Pensar Venezolano (Editores: Asdrúbal Baptista, José Balza y Ramón Piñango. Caracas: Fundación Empresas Polar, 2015), donde Negrón elaboró tanto el texto introductorio como la antología correspondiente al capítulo “Sobre la ciudad y la arquitectura”, “¿Dónde está el norte?” también se encuentra incorporado a las publicaciones Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur (Juan Pedro Posani y Alberto Sato. Caracas: Ediciones de la Biblioteca de Arquitectura, 2000) y Juan Pedro Posani, Arquitectura Hoy, diez años de pensamiento crítico (Editor: Javier Cerisola. Caracas: Museo Nacional de Arquitectura, 2012).

3. Otros dos libros donde aparece publicado el texto «¿Dónde está el norte?» de Juan Pedro Posani.

Dada la vigencia que aún mantiene el mensaje plasmado por Posani en su escrito, nos ha parecido pertinente reproducirlo de nuevo en su totalidad para quienes no han tenido la oportunidad de leerlo, revisarlo o estudiarlo.

Esperamos sea de provecho y utilidad.

4. Detalle del cuadro de Manuel Espinosa «Unare, Ocasos y Auroras» (1990) que acompañó el artículo de Posani cuando fue publicado por primera vez en 1994

¿Dónde está el norte?

Juan Pedro Posani

¿Dónde está el Norte? Esta era la primera pregunta que Carlos Raúl Villanueva, con ese tono de voz suyo, entre ingenuo y burlón, le planteaba a sus estudiantes.

Quienes lo acompañaban en las correcciones de la Facultad de Arquitectura conocían muy bien el significado de esta pregunta. Era la pregunta por el contexto, por el clima, por la inclinación del sol, por las brisas y las lluvias, por la orientación y por las vistas, por la temperatura, por la geografía y la cosmografía.

Villanueva comenzaba sus críticas por el punto en el cual ha fracasado demasiadas veces nuestra arquitectura actual: su relación con la tierra y con el clima. La vida y el azar nos dieron un tiempo y un lugar. De allí —nos decía Villanueva— hay que partir.

Hace unos años, antropólogos y sociólogos reavivaron un viejo debate: en la historia de la evolución del hombre ¿qué ha sido o es más determinante, la cultura o la naturaleza? La controversia acerca de la oposición “culture-nature” tomó la senda de los enfrentamientos radicales para luego aquietar sus contenidos en una coexistencia crónica que atestigua la salomónica verdad de que es imposible separar antagónicamente lo que es complejo. Ciertamente, también en el caso de la arquitectura es poco sensato separar lo que es inseparable. Los hombres cuando han construido bien han tomado en cuenta tanto la temperatura y la humedad relativa como la suavidad de las curvas de los capiteles. Pero únicamente para los fines de una mayor claridad discursiva, podríamos dividir los dos campos: pongamos sobre la mesa por un lado a la cultura, por el otro a la naturaleza. Y examinemos separadamente las implicaciones que tienen ambas cosas para la enseñanza y la práctica de la arquitectura. Lo primero que salta a la vista es que en un país como el nuestro, que no tiene acumulada la sofisticación de la cultura del objeto ni el refinamiento de esas formas manoseadas, modeladas, negadas o confirmadas durante siglos y siglos, típicas de la historia europea o asiática, la autenticidad —meta de un buen diseño— no puede ser alcanzada si no empezando por las condiciones geoclimáticas y por los dispositivos que las corrigen, las hacen tolerables o que exaltan sus cualidades en lo que podríamos llamar sus indiscutibles ventajas comparativas.

No es el peso de la cultura arquitectónica lo que predomina entre nosotros. No es la historia milenaria, la de las pirámides abstractas, del blanco mármol de Grecia, del perfecto estetismo japonés o la de las aspiraciones intelectuales universales del Renacimiento lo que define nuestro horizonte arquitectónico. Son las inmensas dimensiones de una vegetación opulenta, de calores avasallantes y de lluvias que son torrentes, de una atmósfera cuyos elementos combaten una lucha sin piedad contra el tiempo, las que perfilan los caracteres de las empalizadas arquitectónicas que los hombres cuerdos han levantado en este enclave geográfico determinante y primordial.

Por lo tanto, si se quiere que la arquitectura del país adquiera y conserve el carácter y los rasgos de la autenticidad hay que partir entonces de la índole del clima en su doble aspecto, de condición de su atmósfera y de condición de su soporte geográfico. El clima tropical y la geografía que lo sostienen —frío en la altitud andina, caliente en el llano y en la costa— son el punto de arranque, el supuesto inicial, el necesario marco sensorial y conceptual del cual hay que partir para ir diseñando.

Aun cuando se crea que los recursos modernos de la tecnología del acondicionamiento ambiental puedan resolver todos los problemas, la cordura aconseja considerar al clima como factor prioritario.

James Marston Fitch, por ejemplo, según cuenta Reyner Banham, recomendaba para diseñar en el trópico húmedo algo que puede sonar a receta de la abuela, pero que mantiene toda la serena verdad de la experiencia comprobada durante siglos:

• Pisos separados de la tierra… ofreciendo la máxima exposición a las brisas dominantes.

• Grandes techos livianos a manera de protección contra el sol y la lluvia tropicales.

• Corredores y balcones continuos para proteger las paredes de la inclinación del sol y de la lluvia que las azota.

• Grandes puertas y ventanas, del piso hasta el techo, para la máxima ventilación.

• Cielorrasos altos y desvanes ventilados, para mayor confort.

• Persianas controlables, para proveer todas las combinaciones de ventilación y de privacidad.

Como se ve, recetas del método selectivo o pasivo que no contemplan los recursos de la tecnología energética; pero, en todo caso, una manera de poner las cartas sobre la mesa desde el comienzo, de dejar claro dónde están las definiciones iniciales.

Una vez definidos los aspectos esenciales del enfrentamiento con el clima y de haberlo asumido como factor que determina el horizonte del diseño arquitectónico, el paso siguiente puede ser el de la manipulación espacial y formal, atendiendo a los impulsos de las sensaciones individuales, de la memoria o a la “cross-fertilization” de la información cultural. Ahí es cuando la historia de la arquitectura universal en sus modalidades antiguas, modernas o posmodernas cobra el valor operacional de lo que Picasso llamaba “hacer arte sobre el arte”. Y luego vendrá la invención o la aplicación tecnológica. Seguramente ninguna de estas cosas podrá estar separada como en cajitas chinas. Seguramente, en la realidad de la práctica, un solo proceso confundirá en una sola entidad, demasiado misteriosa para las clasificaciones, a todas estas etapas y a todos estos conocimientos sectoriales.

Pero queda claro, en mi opinión, lo esencial: si algún día podemos hablar de una arquitectura ya generalizada, con la cual nos identifiquemos y en la cual sintamos proyectadas las coordenadas históricas y culturales de un país como el nuestro, es porque habremos logrado generalizar una arquitectura y un diseño urbano basados sobre el latido de la temperatura y la respiración de las brisas.

Diseñar partiendo del norte es poner los pies sobre la tierra; es abrazar la realidad; es observarse en el espejo y acordarse de los abuelos. Diseñar partiendo del norte es, sobre todo, orientarse hacia el futuro; es disponer de un mapa en el cual esté marcado un proyecto de vida y de país.

¿Dónde está el norte? Como el maestro Villanueva, conviene que todos los días volvamos a preguntárnoslo.

ACA

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TAL DÍA COMO HOY…

… 5 de febrero de 1994, el semanario Arquitectura HOY en su nº48 abre las puertas a temas que van más allá de la disciplina arquitectónica.

1. Primera página del nº48 de Arquitectura HOY del 5 de febrero de 1994.

A casi tres años de su aparición (el número 1 es del 2 de mayo de 1992), el semanario Arquitectura HOY, que circulaba encartado en el diario Economía HOY y cuya coordinación general estaba a cargo de Juan Pedro Posani acompañado desde el comité de redacción por Alberto Sato, Azier Calvo, Henrique Vera y Enrique Fernández-Shaw, toma la decisión de dar cabida a partir del número 48 a la publicación en sus páginas de temas que fuesen más allá de la disciplina arquitectónica, a la cual había dedicado casi exclusivamente sus 47 entregas anteriores.
Será Alberto Sato, en una breve nota editorial titulada “Inclusiones”, quien explique cómo entre los responsables de redactar la página, que ya se había posicionado como espacio amplio y nada discriminado de intercambio de ideas, debate e información en torno a la arquitectura, cuya única limitación podría haber sido la hermeticidad y la presencia de algún que otro texto tedioso, surge el interés, impulsado por el entusiasmo y colaboración con los lectores, de incorporar nuevos temas de entre los que destacarían el diseño industrial, las técnicas constructivas y el diseño gráfico.

Este giro editorial signado por “mantener la vigilia ante nuevos caminos, nuevos enfoques y nuevas preocupaciones que se abren en el intercambio”, y basado en la obligación de “revisar actuaciones y desconfiar de las certezas”, conduciría “más que a una ampliación del campo, a salir del ensimismamiento arquitectónico-urbano”.
Descartando que este cambio de rumbo refleje un compromiso atado a la premisa de que “nada de lo que sucede en mundo me es ajeno”, Sato justifica la apertura al hecho, indiscutible por demás, de que “las disciplinas del diseño industrial y gráfico, junto con la cultura técnica, viven mundos fronterizos con la arquitectura, a veces desdibujados, aunque participan del mismo espacio de producción cultural; son presencias objetivas, pero actúan virtualmente en silencio, como la sombra”. Es por ello, dirá Sato, que “muchas veces los arquitectos actuamos sobre campos específicos, realizando afirmaciones acerca de temas sobre los cuales conocemos poco, es decir, ignoramos mucho. En resumen, son temas hablados por actores que leen otros textos, los de arquitectura”.

De esta manera, los editores empezarán a contar con la colaboración de “sujetos actuantes de cada saber específico” para con ello “enriquecer el conocimiento de nuestro propio campo, al tiempo de reconocer los mundos que se abren a través del diseño industrial y gráfico” y así “ampliar la interlocución”.

2. Primera página del nº4 de Arquitectura HOY dedicado al «Diseño Industrial en Venezuela».

Este impulso tiene claros antecedentes desde el propio momento en que Arquitectura HOY dio sus primeros pasos, buscando convertirse en una publicación monográfica trimestral (cosa que logró durante sus primeros cuatro números), que luego trocó en semanario. Es así como justamente el número 4, también motorizado por Sato, estuvo dedicado al “Diseño Industrial en Venezuela”, correspondiéndole a los miembros de su comité editorial (todos arquitectos) elaborar los contenidos. Ese persistente deseo de Sato por dar cabida a esta disciplina se corresponderá, además, con la presencia durante mucho tiempo de una columna sabatina en el propio diario Economía HOY, dedicada justamente a temas vinculados al diseño en general y al industrial en particular, que luego daría origen en 2005 al libro Cotidiano. Manual de instrucciones.

En el número que hoy nos ocupa, mediante el texto titulado “Analogías”, Sato abrirá el camino ilustrando de manera clara y aguda la importante diferencia que se estaba suscitando en el territorio del diseño industrial entre función y significado.

3. Silla Stam.
4. Silla Barcelona.

Para demostrar que los diseñadores a partir de la posmodernidad ya no se preocupaban como antes en lograr resolver problemas relacionados al uso de sus productos, Sato establece una impecable comparación entre la silla diseñada por el holandés Mart Stam en 1924 (una silla hecha para sentarse y todo un ejemplo en el que se mostraba el diseño moderno en su máxima expresión), y la diseñada por Mies van der Rohe y Lilly Reich para el pabellón de Alemania en la exposición de Barcelona de 1929 la cual, tras una puesta en escena deslumbrante en lo relacionado a su elaboración y línea, puso en aprietos a los reyes de España cuando, tras constatar su comodidad al sentarse, encontraron dificultades al intentar levantarse cuando la usaron por primera vez. “La silla -dirá Sato- representaba la más avanzada modernidad dentro del pabellón más moderno de la Feria. La silla de Mart Stam era moderna, el sillón Barcelona…representaba la modernidad”.

5. Helmut Palla. Chaise Longue «Locus Transporticus» (1992)

Así, la crisis entre lo que un objeto era en esencia y lo que representaba, que no es otra que la crisis de la propia modernidad, “se incubó en el momento en que se gestaba”. La modernidad, que levantaba la bandera sullivaniana de “la forma sigue a la función”, ya empezaba a sucumbir desde el momento en que el valor simbólico de los objetos empezó a adquirir mayor importancia que su valor meramente utilitario, con repercusiones muy claras en el campo de la arquitectura. “Afectada por las desilusiones del moderno, la silla parecía estar condenada a comunicar su función, no a cumplirla”, concluye Sato, para rematar diciendo: “Pero, como es sabido, la gente puede sentarse sobre cualquier cosa; mientras un objeto cualquiera se denomine ‘silla’, no perderá su identidad. Tal es el poder de la cultura”.
La semblanza que elabora Sato se compadece con un momento (mediados de los años 1990) en el que la disciplina parecía retomar el interés por lo funcional, así como por los sistemas constructivos tradicionales y las innovaciones tecnológicas a favor de una arquitectura más comprometida con el medio ambiente, interesada en afrontar el deterioro de la ciudad y en conservar el patrimonio construido, dejando atrás la ola individualista propiciada por la posmodernidad. Se notaba entonces el resurgimiento de un nuevo realismo basado en el optimismo, muy presente en la arquitectura venezolana y latinoamericana. Sin embargo, advierte: “Pero, así como ocurrió a la silla de Stam, en cualquier momento puede aparecer, henchido de lujo y ostentación, no la sencillez, sino su representación”.

6. Páginas centrales del nº48 de Arquitectura HOY del 5 de febrero de 1994.

El otro artículo dedicado al diseño industrial, que ocupa en este caso las páginas centrales del semanario, estaría a cargo de Juan Pedro Posani con el título “Más que un toque de locura”. Allí, observando el panorama internacional y ante el despliegue inusitado de objetos que asemejan cualquier cosa menos para lo que pueden servir (claro síntoma del momento que se vive), Posani, al igual que Sato, basará su discurso en torno al significado que encierra la elaboración de cualquier producto salido de la mano de connotados diseñadores. “Subiendo y bajando con las olas de las variaciones periódicas de la moda, sillas, sillones, butacas, taburetes, mesas, estantes, camas y divanes, en todas sus modalidades y tipología más o menos funcionales, van adquiriendo características que distan, a veces muchísimo, de ser una respuesta racional a una necesidad concreta. Inmersos en los cambiantes vapores del gusto, los muebles declaran otras intenciones, proyectan otros intereses. Y no se trata de que ignoren necesidades. Simplemente, responden a otra categoría de intereses. Porque una silla, en realidad, no sirve sólo para sentarse…, sino que también sirve para comunicarse”.

7. Izquierda. Arriba: Ron Arad. Estantería (1990). Abajo: Helmut Palla. Silla Berrendo (2001, de GymnasticFurniture).
Derecha. Arriba: Francesco Spada. Lámpara (1993). Abajo: Van Hong Tsai. Tostadora. (1986)

El imperante deseo de novedad, impulsó la aparición de los más disímiles objetos que, aunque destinados a una función, declaraban a gritos su antifuncionalidad, echando mano de la extravagancia y el kitsch en un tono abiertamente paradójico. “Sillas precarias, asientos que al utilizarlos amenazan con atravesarnos con sus estacas, estanterías que desafían la Ley de la Gravedad, gaveteros que no permiten su empleo normal, lámparas que simulan ser hachas o saurios, combinaciones de materiales insólitos y fuera de lugar, agresivos y hostiles, todos estos muebles invitan al rechazo y al repudio. Pero lo más probable es que, justamente por ello, por la sensación de asombro, sorpresa y perplejidad que provocan, es que se sitúan en el borde de la originalidad y lo memorable”, expresará Posani quien considera que detrás de tales manifestaciones lo que se esconde es el “cansancio moral” y la “decepción intelectual” como parte de “cierta demencia que atraviesa a toda la cultura mundial y que se revela en tanta inútil barbarie”.
El tono moralista de Posani se verá reflejado en las palabras del reconocido diseñador italiano Vico Magistretti, quien entrevistado por la revista Abitare expresará con respecto a la ruta tomada por el diseño industrial en aquel momento: “¿Pertenezco a una civilización de basuras?”, para luego agregar señalando lo mostrado en la gran exposición del diseño industrial montada en el Grand Palais de París: “… sospecho que responde a una visión del diseño que es todo lo contrario de lo que yo siempre he respetado, la idea de Bauhaus, para entendernos… ¿Qué significa, por ejemplo, un diván con grandes huecos cuadrados en el respaldo, justo donde sería más conveniente colocar unos buenos cojines? ¿A quién sirve tal cosa? Yo siempre diseño cosas que sirvan principalmente… En cambio, encuentro (en esos objetos) la inutilidad de lo que se hace sin motivación alguna”.

8. Página 4 del nº49 de Arquitectura HOY con el primer artículo publicado por Ignacio Urbina Polo.

El anuncio hecho por Sato de solicitar colaboraciones para el semanario de «sujetos que conocieran a fondo su saber específico», tendrá su primera manifestación en el nº49 de Arquitectura HOY (12 de febrero de 1994), cuando aparecerá la firma del diseñador industrial Ignacio Urbina Polo escribiendo, en tono complementario a lo señalado por Sato y Posani una semana antes, el artículo “El diseño industrial y la semántica de los productos”. Urbina Polo, egresado del Instituto Antonio José de Sucre, quien para entonces recién llegaba de Brasil tras realizar una Maestría en Ingeniería de Productos y en 1996 empezó a ejercer la docencia en Prodiseño, Escuela de Comunicación Visual y Diseño, fundada en 1990 que recogió la línea abierta en 1964 por el pionero Instituto de Diseño Neumann y hoy Profesor Asociado a tiempo completo en el Departamento de Diseño Industrial del Pratt Institute en New York, asumió con dedicación y rigor su compromiso, apareciendo en Arquitectura HOY 9 veces durante 1994 y otras 8 entre 1995 y 1996 sumando en total 22 hasta 1998.

Valga decir que hasta el día de hoy Urbina Polo se ha mantenido como importante divulgador de su disciplina a través de múltiples iniciativas y en particular desde la red mediante la página di-conexiones.

NOTA

9. Izquierda: Museo el Hermitage, San Petersburgo, Rusia. Centro: Poster de la presentación inaugural de Otello en Teatro de la Scala de Milán, Italia. Derecha: Poster del estreno de la película «Tiempos modernos».

No queríamos dejar de pasar por alto el mencionar que hoy, 5 de febrero, pero de 1852, en San Petersburgo (Rusia) se inauguró el Museo el Hermitage; en 1887, en el Teatro de la Scala de Milán (Italia), se estrenó la ópera Otello de Giuseppe Verdi; y, en 1936, en Estados Unidos, se estrenó la película “Tiempos modernos” de Charles Chaplin.

10. El arquitecto uruguayo Jorge Herrán (1897-1969) y sus dos obras más emblemáticas ubicadas ambas en el puerto de Montevideo: la Dirección de Aduanas y Capitanía General de Puertos (centro) y la Sede del Yacht Club Uruguayo (derecha), en colaboración con Luis Crespi.

También, pero en 1897, nació en Montevideo, Uruguay, el destacado arquitecto Jorge Herrán, quien estudió en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República de donde egresó en 1921 y cuenta entre sus obras dos que vale la pena destacar por su importancia: el edificio de la Dirección de Aduanas y Capitanía General de Puertos, en el puerto de Montevideo (1923, ganado por concurso) y, junto a Luis Crespi, la Sede del Yacht Club Uruguayo, ubicado en el borde costero en el Puerto del Buceo (1934).

Por otro lado, en nuestro país, el 5 de febrero de 1998, un incendio destruyó parcialmente la Torre Europa (Premio Nacional de Arquitectura 1976), ubicada sobre la avenida Francisco de Miranda en Caracas. Los pisos mayormente afectados (el 4 y el 5) albergaban las oficinas del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).

ACA

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1, 2, 6 y 8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

3. https://www.disenoyarquitectura.net/2011/09/mart-stam-padre-de-los-muebles-de-tubo.html

4. https://www.ingeniacontract.com/pieza-iconica-silla-barcelona-o-modelo-mr90/ y https://www.naharro.com/mobiliario/butacas/butaca-barcelona-knoll/

5. https://www.dorotheum.com/en/l/6661040/

7. https://www.tiovivocreativo.com/blog/arquitectura/ron-arad/, http://www.artnet.de/k%C3%BCnstler/helmut-palla/gabelbock-sessel-from-m%C3%B6bel-aus-turnger%C3%A4ten-XWSSS77eehvp-VKNGFUtcQ2, https://www.wow.gallery/Large-Papiermache-Wall-Lamp-Sculpture-design-by-Francesco-Spada-for y http://glob.daniel-letson.com/posts/tomes-cranbrook-design-the-new-discourse/

9. https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Hermitage, https://www.facebook.com/efemeridesmusica/photos/estreno-1887-otelo-giuseppe-verdiel-5-de-febrero-de-1887-se-estren%C3%B3-en-el-teatro/2587543347928719/?paipv=0&eav=Afa1d9JLVRY_Dqy3fmtVqR3zDyBlBxIpTPE9br4macL2ihmp7eBuaj8lYLr4mbo8YJY&_rdr y https://es.wikipedia.org/wiki/Tiempos_modernos

10. https://montevideoantiguo.net/index.php/presentes/el-edificio-de-la-aduana.html?fb_comment_id=1930671976984173_4196002177117797 y https://www.pinterest.com/pin/59954238790593249/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 225

La Ciudad del Sol se convirtió desde la aparición del nº 0 en noviembre de 2008 en el órgano de difusión del Museo Nacional de Arquitectura (MUSARQ), entidad fundada en 2006 y dirigida desde esa fecha hasta 2018 por Juan Pedro Posani, profesor y crítico venezolano nacido en Roma en 1931; colaborador principal de Carlos Raúl Villanueva en el proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas, desde 1949 hasta mediados de los años 60; cofundador del Sector de Historia y Crítica del Arquitectura de la FAU, UCV; Premio Nacional de Arquitectura (1993); presidente fundador del Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela (1994-1999); y Doctor Honoris Causa, Universidad Central de Venezuela (2000).

La revista, planificada inicialmente para aparecer trimestralmente, se concibió como un instrumento de información participativa, de diálogo y de discusión, entre quienes consideran la creación del espacio habitable como un problema de cultura.

1. Portada, página editorial y otras dos de contenidos del nº 0 de La Ciudad del Sol, noviembre 2008

Ese número inaugural lanzado a título de prueba bajo el concepto de revista-periódico (es decir, sin engrapar), conformado por 29 páginas (más la portada y la contraportada) a todo color, cuyas medidas eran 22,5 x 31, tuvo como editor a Juan Vicente Pantin acompañado por un Comité Editorial conformado por Domingo Álvarez, Pablo Balini, Javier Cerisola, Evelyn Gilbert, Juan Pedro Posani e Ignacio Urbina Polo. “Con pretensiones de buena diagramación gráfica…y sobre todo, de pertinencia”, conceptualizado y diseñado por Eduardo López, contiene el nº 0, además del “Editorial”, los artículos: “La Internacional de los Museos”, de J.P. Posani; “Situación del Programa de Habilitación de Barrios”, de Josefina Baldó y Federico Villanueva; “En honor a Roma, A.D.MCMXCV”, de Juan Vicente Pantin; “Tommaso Campanella y La Ciudad del Sol”, de Javier Cerisola; y “Diseño al Límite. Encuentro internacional sobre las fronteras del diseño industrial”, de Ignacio Urbina Polo; la nota “La ciudad de los otros en Venecia”; la presentación de la sede de “La Villa del Cine”, de Carlos Pou Ruán y del proyecto para el “Museo Nacional de la Historia y de la Diversidad Cultural”, de Gilberto Rodríguez; y una sección resaltando las actividades del MUSARQ en el 2007.

Según se recoge en el “Editorial”, La Ciudad del Sol “es una publicación de arquitectura y de diseño industrial con un programa editorial centrado en los grandes problemas que nos angustian a todos los ciudadanos. Una revista de radicalidad de principios, que busca esquivar la frivolidad típica de la decoración doméstica … y la seriedad doctoral de las publicaciones especializadas. Defendemos el lenguaje llano y comprensible para todos”. Y, sin dejar de manifestar las aspiraciones desmesuradas de todo proyecto editorial que se inicia, también se expone lo siguiente: “el tiempo y el dinero que esta revista cuesta al presupuesto público, están dedicados a los temas que realmente constituyen prioridad de una realidad en revolución: La ciudad y sus traumas de  crecimiento; el gravísimo problema de la pobreza y sus formas de acceder al espacio; las dificultades de definir las pautas de planificación pública; la calidad de las intervenciones del Estado y de los particulares, las modalidades de participación del diseño industrial en los términos que propone la integración latinoamericana, son parte de los temas que acompañarán a las crónicas especiales y las secciones fijas que se han pautado”.

El número 0 dio paso luego a otros tres: dos de ellos en papel y el tercero en digital que, aunque mantuvieron su carácter de revista-periódico, variaron su formato a uno cuadrado de 21,5 x 21,5 cms y, como también suele ocurrir, rompieron la pauta de aparición trimestral inicialmente prevista. De hecho, el nº 1 (cuya portada ilustra nuestra postal del día de hoy), que podría considerarse como un lanzamiento ya oficial, aparece en agosto de 2010. El Nº 2 lo hace en julio de 2012 y el 3 en marzo de 2015 sin que se registre hasta hoy una nueva salida.

2. Páginas interiores del nº 1 de La Ciudad del Sol, agosto 2010

Para más detalles, el nº 1, de 31 páginas, tuvo un amplio tiraje de 3000 ejemplares. El rol de editor lo asumió en este caso Juan Pedro Posani y el Comité se mantuvo igual con la excepción de que Ignacio Urbina fue sustituido por Efraín González. Eduardo López siguió encargado del diseño grafico. En el “Editorial” se hace mención a lo aprendido a raíz de la salida del número 0 destacándose fundamentalmente el cambio de formato por razones económicas pero a la vez valorando en la nueva presentación las ventajas que tiene a la hora de “evocar mejor lo transitorio de la palabra y de los hechos, la inmediata función casi periodística de las publicaciones que no pretenden eternizarse en los papeles satinados y en las fotos espectaculares de las típicas revistas de arquitectura, a las cuales, de arquitectura, justamente, interesa más que todo su carácter de espectáculo”.

Tras la invitación “a nuestros lectores a participar en esta pequeña empresa colectiva, construir poco a poco una lectura arquitectónica del país, una lectura nueva, distinta, crítica y autocrítica, pero siempre, eso sí, llena de esperanza y de utopía”, el nº 1 está claramente estructurado en secciones que están antecedidas por el “Editorial” y el texto “La estética de la pobreza”, traducción hecha por Posani del capítulo 4 del libro BRAZIL modern architecture in history de Richard Williams (ed.) de 2009.

En el bloque de “PROYECTOS” aparecen la “Estación Alí Primera Línea 1 Metro Los Teques, El Tambor” acompañada de una entrevista a los arquitectos Max Pedemonte, Teresa Sánchez y Harry Frontado; y el “Mercado Punta de Mulatos, estado Vargas” con otra entrevista en este caso a los arquitectos João de Freitas y Roberto Castillo. La sección “LOS LIBROS INDISPENSABLES” incluye notas críticas y comentarios a los textos La arquitectura del poder, Deyan Sudjic. Ariel, Barcelona, 2007; Brazil, modern architecture in history de Richard J. Williams (ed.). Reaktion Books, UK, 2009 (elaborada por J.P. Posani); y Carlos Raúl Villanueva de Juan José Pérez Rancel. Los Libros de El Nacional, Caracas, 2009 (redactada bajo el título de “Recensión al Villanueva de Pérez Rancel” por Javier Cerisola). El apartado correspondiente a “ACTIVIDADES DEL MUSARQ” contiene “La Ciudad Universitaria de Caracas. La utilidad de una exposición” y “Oscar Niemeyer en Caracas”, ambas reseñadas por Javier Cerisola, así como también “Diseño al límite. Encuentro internacional sobre las fronteras del diseño industrial” con una nota de Ignacio Urbina Polo. Finalmente el capítulo “DISEÑO INDUSTRIAL” está integrado por el artículo “Para crear Identidad y Diseño” de Efraín González.

La Ciudad del Sol, como ya se dijo, hasta que se demuestre lo contrario ha tenido una vida tan larga como lo que duró el empuje de quienes estaban interesados en que apareciera. Bajo su estela declarativa cargada de una ideología complaciente de cara a quienes manejaban las teclas del poder de la cultura nacional, no dejó de aportar una buena documentación sobre el área de su interés, útil para los interesados en seguirle la pista a los temas tratados.

3. Izquierda: Portada del nº 3 de La Ciudad del Sol, marzo 2015. Derecha: Portada del libro Diez años de pensamiento crítico de Juan Pedro Posani, 2012
4. Vista aérea del Nuevo Circo de Caracas y el Museo Nacional de Arquitectura (MUSARQ) proyecto de Juan Pedro Posani con cálculo estructural de José Adolfo Peña

Sobre la institución a la que se adscribe, de cuya polémica sede, su cuestionable relación con el entorno y los discutibles eventos organizados hasta ahora no nos vamos a referir, valga recordar que, de acuerdo a lo que aparece en https://www.fmn.gob.ve/museos/museo-nacional-arquitectura, “se plantea como requisito esencial constituirse en un espacio abierto para el debate y la reflexión de los grandes temas, que conciernen a la arquitectura, la ciudad y el diseño industrial. El MUSARQ se plantea acercar al público a una visión contemporánea del hecho arquitectónico, orientada al saber, la investigación, la reflexión colectiva y la divulgación cultural. Esta institución desarrolla su actividad programática en torno a cinco grandes ejes temáticos estructurales: la historia, la ciudad, el ambiente, la tectónica y el diseño industrial”.

Desde su creación en 2006 hasta que se inaugura su edificio el 1 de octubre de 2011 el MUSARQ funcionó puertas adentro en una oficina administrativa ubicada en los espacios de la Galería de Arte Nacional en aspectos de organización y concepción de su programación inicial así como en la definición de su política editorial, de la cual La Ciudad del Sol es su principal producto. Luego se sumará la publicación del libro Arquitectura HOY. Diez años de pensamiento crítico (2012), recopilación llevada a cabo por Javier Cerisola de los artículos publicados por Posani en el diario Economía HOY a lo largo de la década de los años 90 del siglo XX. Para finalizar, no queremos dejar de señalar cómo el curioso nombre de la revista se trata de otro guiño un tanto idealista de parte de Posani hacia la atracción que aún generan las utópicas sociedades comunistas de las cuales el libro de Tommaso Capanella, titulado justamente La Ciudad del Sol (en latín, Civitas Solis) de 1602, junto a Utopía (1516) de Tomás Moro son paradigmáticos ejemplos desde los propios albores de la Edad Moderna. Inspiradas en La República de Platón pero tomando como referencia la una el misticismo milenarista medieval y la otra el humanismo de Erasmo, la evocación por parte de Posani a Tommaso Campanella, “quien por primera vez en la historia, o casi, pretendió diseñar en el aire las ideas una ciudad perfecta, racional hasta el mínimo detalle, plasmaba con su diseño arquitectónico una perfecta correspondencia con el diseño social”, le permite expresar casi con ingenuidad “que en este nombre, La Ciudad del Sol, pudiesen resonar memorias, aspiraciones de futuro, añoranzas de atrevimientos, hasta alegrías tal vez tropicales, adecuados asideros, en todo caso, para un programa de trabajo, justo para este momento y este clima de nuestra Venezuela”.

ACA

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Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

VISITAS MEMORABLES

Glenn Murcutt (1936)

Hijo de padres australianos, Glenn Murcutt, quien es reconocido como el arquitecto más importante de ese país, nació por una de esas casualidades de la vida en Londres en un momento en que sus progenitores se encontraban en la capital del Reino Unido poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, siendo Murcutt muy pequeño, la familia retorna a su tierra de origen, pasando los primeros cinco años de su vida en la provincia de Morobe, Papua, Nueva Guinea, para luego mudarse con sus padres a Sydney en 1941. Allé se educa en la Manly Boys’ High School para posteriormente estudiar arquitectura en Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) de donde se graduó en 1961.

Sus biógrafos reconocen que quien primero influyó en su vocación fue su propio padre (constructor) y que durante su formación trabajó con varios arquitectos. Una vez graduado viajó durante dos años trabajando en Londres para la oficina de Frazer & Associates y aprovechó para conocer en Finlandia la obra de Alvar Aalto la cual le dejo una honda huella. De regreso en 1964 a Sydney se incorpora a trabajar por cinco años en la oficina de Ancher, Mortlock, Murray y Woolley vinculados a la arquitectura orgánica y a la valoración de su relación con la naturaleza de clara influencia wrightiana. En 1969, Murcutt estableció su propio taller en el suburbio de Mosman (Sydney) y desde entonces se ha caracterizado por llevar adelante una práctica profesional en solitario concentrada en el territorio australiano a través de proyectos de pequeña escala lo que le ha permitido actuar con total independencia escogiendo los encargos que considera más acordes con su línea de actuación y pensamiento.

1. Glenn Murcutt. Fredericks / White House, Jamberoo, Nueva Gales del Sur, Australia, 1981-82 / 2001-04
2. Glenn Murcutt. Izquierda: Magney House, New South Wales, Australia, 1984. Derecha: SimpsonLee House, Mount Wilson, Blue Mountains, New South Wales, Australia, 1988-93
3. Glenn Murcutt. Palm Beach House, Sydney, New South Wales, Australia, 2006 – 2016

Admite Murcutt que su trabajo en cuanto a basamento conceptual tiene su fuente en la filosofía de Henry David Thoreau y en cuanto a la caracterización de sus edificios ha estado influido por Mies van der Rohe y Pierre Charreau, pero el eje fundamental que ha determinado la impronta por la cual se le ha reconocido internacionalmente proviene del valor que otorga a la relación con el medio ambiente propio de la región donde vive, a la observación cuidadosa de las construcciones aborígenes y rurales australianas y, en consecuencia, a las influencias climáticas dando como resultado una arquitectura que muestra una combinación equilibrada de sensibilidad, artesanía local, mano de obra del sitio y respeto por la naturaleza. En otras palabras, Murcutt ha logrado crear un lenguaje identificable con la región a la que pertenece a partir de una arquitectura que dialoga con el entorno, que “toca la tierra ligeramente” según reza un proverbio de los aborígenes australianos.

La obra de Murcutt, silenciosa, perseverante y consistente, toda ella realizada en Nueva Gales del Sur (NSW), comienza a ser objeto de atención a nivel internacional a mediados de la década de los años 80 del siglo XX para cuando ya tiene acumulada una importante e interesante producción edilicia, conformada en su gran mayoría por viviendas unifamiliares. De allí que en 1992 sea reconocido con la Medalla Alvar Aalto que otorga el Museo finlandés de Arquitectura y la Asociación Finlandesa de Arquitectos (SAFA).

4. Dos artículos de Juan Pedro Posani dedicados Australia en general y a la obra de Murcutt en particular

Pues bien, la senda trazada por Murcutt empieza a ser detectada y observada con atención en nuestro país por Juan Pedro Posani quien encuentra en su obra una estupenda ejemplificación y plena sintonía con su pensamiento, heredero de la línea con la que Carlos Raúl Villanueva concebía su arquitectura. De esta manera podemos detectar cómo desde el momento en que empieza a escribir su página semanal en la edición sabatina del diario Economía HOY, en fecha tan temprana como el 19 de mayo de 1990, Posani titula su tercera entrega como “Aprender de Australia”, artículo que marca una afinidad casi absoluta con lo que está aconteciendo en términos de producción arquitectónica en aquella región y del que podemos extraer lo siguiente: “Desde el punto de vista eurocéntrico Australia siempre ha sido considerada usando el metro más convencional de la cultura occidental. Por lo tanto ha aparecido sobre todo como el lugar de un pueblo sin raíces, perdido en la inmensidad de sus sabanas, cuya única memoria -y con mucho- es el té de las cinco y el cricket inglés. (…) En este engañoso vacío cultural, Australia ha producido, sin embargo, una suerte de escuela arquitectónica de portentosa validez. En ella no sólo se revela la inteligencia y la sensibilidad de sus protagonistas, sino también, y sobre todo, su talento para percibir -y casi crear- raíces y tradiciones donde en cambio la cultura etnocéntrica convencional no halla ni rastros ni memorias ni señales ni símbolos que puedan constituir sustancias para conformar imágenes memorables. (…) Algunos de los más conocidos arquitectos australianos, Geoffrey Pic, Robert Robertson, Gabriel Poole, John Andrews, Alex Tzannes y en especial el padre de todos ellos, el más definitivo y esencial, Glenn Murcutt, han estado produciendo una arquitectura de gran calidad a partir de unos ingredientes cuyos atributos pueden tener, por lo que puede inferirse desde acá, algunas analogías con nuestra realidad. El resultado es un diseño asentado en la reinterpretación de la tipología tradicional  del campo. Una arquitectura de materiales exteriores extremadamente pobres, y eficientes, de tradición rural en lo que concierne a los acabados (metal corrugado, zinc, madera) y en lo que se refiere a los dispositivos de control climático (persianas, aleros, verandas y corredores, mosquiteros y ventiladores de techo). Materiales livianos, casi provisionales; tipologías de colonos, de criadores de ovejas, de pioneros solitarios.”

5. Número 115 de Arquitectura HOY (15-07-1995) ocupado en su totalidad por el artículo “Las enseñanzas que vienen de las antípodas de Juan Pedro Posani

Así, Australia en general y Murcutt en particular se harán presentes de forma referencial en otros artículos de Posani titulados “Vuelta al trópico” (11-08-1990), “¿Hacia dónde vamos?” (8-09-1990), “Aldea global, pero regionalista” (17-11-1990), “La incultura del clima o el problema de afinar la arquitectura” (08-08-1992) y “El problema de parecerse a” (20-02-1993); y de forma más directa, ya dentro de lo que fue la importante experiencia del semanario Arquitectura HOY en “Australia, por ejemplo” (nº 91 del 21-01-95), “Las enseñanzas que vienen de las antípodas», (nº 115 del 15-07-95) y “Murcutt, una vez más” (nº 345 del 14-07-2000), piezas todas que reafirmarán los principales postulados sobre los que Posani fue construyendo una teoría aplicable a nuestra más rabiosa actualidad.

6. Juan Pedro Posani. Primeras ideas para los módulos que formaron parte del Proyecto-programa de los espacios culturales Comunitarios (2000-2002)
7. Juan Pedro Poani. Módulo de San Sebastián de Los Reyes, estado Aragua (2000-2002)

Con todos estos antecedentes, convertidos en clara admiración, una vez que Posani asume el año 2001 la Dirección General de Edificaciones Culturales adscrita al Viceministerio de Cultura (encabezado en aquel momento por Manuel Espinoza), coordinando y ejecutando el ambicioso Proyecto-programa de los Espacios Culturales Comunitarios (ECC), encuentra la oportunidad de promover dentro del organismo la venida de Glenn Murcutt como invitado, dando la oportunidad de que se conociera de primera mano su obra y de rendirle si se quiere un tributo a quien había ejercido claras influencias y repercusiones en la experiencia del proyecto-programa en cuanto al carácter y espíritu que predominaba en las propuestas arquitectónicas de allí emanadas de la mano del propio Posani, con el apoyo en cuanto a la concepción estructural y constructiva del ingeniero José Adolfo Peña y de la arquitecta Carmen Yáñez. De dicho programa, sólo añadir que “La idea consiste en diseñar un sistema extremadamente sencillo, flexible y económico que pueda multiplicarse rápidamente por todo el país y que sea capaz de responder adecuadamente a las condiciones contextuales del trópico. (…) La respuesta a las condiciones de partida se basó en dos principios: la elección de un sistema de prefabricación ligera y la consideración en primer plano de las condiciones climáticas extremas propias del trópico. (…) El proyecto, en términos de arquitectura y de política humanista, es un compromiso arquitectónico con el medio ambiente, la tecnología constructiva y las condiciones y exigencias de un medio social claramente desfavorecido” (José Adolfo Peña en “Espacios culturales comunitarios en Venezuela”, Informes de la Construcción, Vol. 56, nº 491, mayo-junio 2004).

Será finalmente en junio de 2001 que Glenn Murcutt visite Venezuela y dicte una memorable conferencia en los espacios del Museo de Bellas Artes de Caracas (MBA). Casi seguros estamos de que en su estadía, en virtud de quiénes habían sido los artífices de su visita, conoció el planteamiento y trabajo que se venía adelantando en la Dirección General de Edificaciones Culturales del Viceministerio de Cultura, las primeras ideas y las primeras aproximaciones proyectuales de los ECC e incluso haya sido trasladado a alguno de los que ya se encontraban en proceso de ejecución como el de San Sebastián de los Reyes, estado Aragua.

Luego de visitar Caracas, Murcutt obtiene en 2002 el Premio Pritzker, la más alta distinción en el mundo de la arquitectura, subrayando el jurado que evaluó sus méritos lo siguiente: ”En una época obsesionada con las celebridades, el brillo de nuestros ‘arquitectos estrella’, apoyado por grandes oficinas y profusas relaciones públicas, domina los titulares. En total contraste, Murcutt trabaja en una oficina de una sola persona al otro lado del mundo… aún así, tiene una lista de espera de clientes, a los cuales pretende brindar el mejor proyecto que él pueda producir. Él es un profesional innovador de la arquitectura, quien es capaz de dirigir su sensibilidad hacia el ambiente y lo regional, y producir obras de arte totalmente honestas y humildes.”

Más adelante, en 2009, a Murcutt se le otorga Medalla de Oro de la American Institute of Architects (AIA), otro importante galardón.
También en 2002 “El proyecto-programa de los Espacios Culturales Comunitarios”, bajo el eslogan “Otro mundo es posible”, representó a Venezuela en la VIII Muestra Internacional de arquitectura de la Bienal de Venecia (para lo cual se editó un hermoso catálogo), mostrando de manera tangible como las enseñanzas del maestro australiano había tenido un hondo calado en la realidad venezolana de la mano de un estudioso de su obra y su equipo de trabajo. Hoy Murcutt a los 83 años se ha convertido en referencia planetaria desde su reducto regional, antítesis del “star system” y ejemplo vivo para quienes se forman como arquitectos en la Universidad de Nueva Gales del Sur donde durante muchos años ejerció la docencia y aún presta su valiosa colaboración.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 2 izquierda: https://catalogo.artium.eus/book/export/html/8363

2 derecha. https://www.archdaily.com/770780/spotlight-glenn-murcutt/55b294bbe58ece6c07000394-spotlight-glenn-murcutt-photo

3. https://www.ozetecture.org/donaldson-house

4 y 5. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

6. Publicación Otro Mundo es posible. Proyecto-programa de los Espacios Culturales Comunitarios. Venezuela 2000-2002. VIII Muestra internacional de arquitectura Bienal de Venecia.

7. Colección Crono Arquitectura Venezuela

Nota aclaratoria

Luego de publicada esta nota un buen amigo y asiduo seguidor de la página nos comentó que Murcutt llega a Venezuela (tras dos intentos anteriores fallidos) gracias a las gestiones realizadas por el Centro de Estudios sobre la ciudad, el diseño y la arquitectura Carlos Raúl Villanueva  (CEVILLA), entidad que por aquel entonces (año 2001) se estaba formando y convirtió el paso por Caracas del australiano en su primera actividad importante además de oportunidad para darle un sustantivo impulso a su lanzamiento el cual, por diversas razones, no cuajó. También nos refiere que los promotores del CEVILLA fueron los encargados de asumir la logística vinculada a la visita: traslados, estadía, paseos por la ciudad y a diversas instituciones, gestiones alrededor de la organización de la conferencia, etc., por lo que fue el ente oficialmente a cargo de ella y el que mayor aporte económico sufragó para hacerla posible.

Todo lo anterior sirve para aclarar que la participación directa del Viceministerio de Cultura en lo concerniente a la traída de Murcutt fue prácticamente nula y su injerencia en cuanto a las actividades por él realizadas en Caracas muy escasa. De allí quizás el bajo perfil que caracterizó su paso a diferencia, por ejemplo, del que tuvieron las venidas de Richard Rogers o Frank Gehry en enero y diciembre de 2014, respectivamente, que sí contaron con todo el apoyo “oficial”.
Lo anteriormente aclarado no disminuye un ápice el importante peso que tuvo la divulgación en Venezuela de la obra de Murcutt a cargo de Juan Pedro Posani, lo cual permitió a quienes tuvimos la oportunidad de asistir a su presentación en el Museo de Bellas Artes, hacerlo con conocimiento y admiración por una obra para entonces poco difundida. Tampoco evita remarcar el peso de las influencias ejercidas por la aproximación de Murcutt a la arquitectura sobre el propio Posani y sobre el Proyecto-programa de los Espacios Culturales Comunitarios gestado desde la Dirección General de Edificaciones Culturales del Viceministerio de Cultura.

El CEVILLA según nos comenta nuestro informante murió antes de nacer. Tenía entre sus planes gestionar la venida a Venezuela de otros dos arquitectos de renombre y emprender otras interesantes iniciativas, pero eso quedó dentro del territorio de los deseos no cumplidos.

ACA