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1992• Concha Acústica (o Foro Orinoco) de San Félix, estado Bolívar

1992• Se concluye la construcción y pone en servicio la Concha Acústica (o Foro Orinoco) de San Félix, estado Bolívar, ubicada en el Malecón de la ciudad (entrando por la calle Orinoco), proyectada por el arquitecto Oscar Tenreiro (FAU UCV promoción 10 / 1960),
dos años antes.
La construcción de la edificación, contratada por la Alcaldía de Caroní, se había empezado a edificar el 31 de enero de este mismo año, es una cubierta de 20 a 22 metros de largo por 10 a 12 metros de ancho, con un “escenario” a un metro de altura de concreto, con acabado pulido, con sus escalones laterales. El acondicionamiento acústico de la cubierta o concha se logra, por una parte, por la geometría que el arquitecto le dio a la cubierta, y por otra, por su decisión de revestirla externamente con cerámica e internamente con un material acústico idóneo.

Está provista de caminerías y bancos, con un monolito de hierro, la escultura del general Manuel Carlos Piar (1774-1817), libertador de Guayana y el caudaloso río Orinoco como fondo, son un escenario perfecto para el desarrollo de las citadas actividades.
La brillante trayectoria del arquitecto y profesor Oscar Tenreiro Degwitz, autor de numerosas obras con las cuales se ha enriquecido la arquitectura venezolana, motivó al Consejo Nacional de la Cultura CONAC conjuntamente con el Colegio de Arquitectos de Venezuela CAV a otorgarle el Premio Nacional de Arquitectura en el año 2004.

HVH


Fuente. Correo del Caroní.

VISITAS MEMORABLES

Kenneth Frampton (Woking, Reino Unido, 1930)

Hasta donde hemos podido indagar, son cinco las visitas que el reconocido historiador, crítico y arquitecto británico Kennneth Frampton ha hecho a nuestro país. La primera de ellas ocurrió en 1979 cuando el recién creado Instituto de Arquitectura Urbana (IAU), fundación sin fines de lucro constituida por 26 arquitectos de reconocida trayectoria en Venezuela, lo invitara a participar en una serie de conferencias organizadas para dar el empuje necesario a aquella asociación que en poco tiempo realizó una importante tarea como contrafaz de un desdibujado Colegio de Arquitectos.

Posteriormente, en 1981, Frampton regresa para formar parte como “consultor” en la elaboración del trabajo “Criterios de Diseño para el Casco Central de Caracas” que la Fundación Caracas (FUNDACARACAS), con el auspicio de la Gobernación del Distrito Federal le había contratado al IAU en el mes de marzo a instancias del arquitecto Francisco Pimentel, para la fecha importante funcionario de esa dependencia. Cabe acotar que para enfrentar el encargo, el IAU organizó el grupo “Ciudad de Caracas. Casco Central”, dirigido por el arquitecto Manuel Delgado Arteaga, el cual estructuró un equipo integrado por los arquitectos: Mariela Provenzali, Eva Arredondo Olivo, Maciá Pintó, Jesús Tenreiro Degwitz (asesor) y 18 calificados colaboradores, el cual, una vez entregado en el mes de julio, también ofreció como producto la publicación CIUDAD DE CARACAS/CASCO CENTRAL. Criterios de diseño urbano estructurada en nueve partes donde se explicaba el proceso seguido en la elaboración la propuesta y se mostraban los resultados. Frampton para la citada publicación elaboró el “Epílogo” resumiendo el compromiso del equipo con un enfoque muy afín a los postulados de Aldo Rossi (otro importante invitado que el IAU trajera al país) donde el diseño urbano y el “hacer ciudad” con base en la consideración del espacio público prevalecía por sobre la planificación vinculada al zonning de raigambre norteamericana, que se había impuesto con el transcurrir de los años en el desarrollo de Caracas.

1. Izquierda: Portada de la publicación CIUDAD DE CARACAS/CASCO CENTRAL. Criterios de diseño urbano (1981) donde Kenneth Frampton actuó como consultor del trabajo y elaboró el «Epílogo». Derecha: Artículo “Vanguardia, kitsch y los límites de la arquitectura” publicado en la revista PUNTO, nº 64 (1982)

En su tercera visita en noviembre de 1981 Frampton dictó una conferencia en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo titulada “Vanguardia, kitsch y los límites de la arquitectura”, cuya transcripción y traducción (hecha por Carlos Gómez de Llarena) quedó plasmada en la revista PUNTO, nº 64 (1982). Basado en la dialéctica existente entre los conceptos de kitsch y vanguardia y en la consideración de Herman Broch de que “los hombres viven al mismo tiempo en diferentes períodos de la historia”, Frampton centró su atención en la discusión entre modernidad y postmodernidad en momentos en que el debate se encontraba en plena efervescencia. También allí abría la puerta hacia temas que posteriormente desarrollará como los de la difícil relación entre cultura y civilización y el de la forma construida contra la imagen o, en otras palabras, la forma tectónica.

Para cuando Frampton, egresado en 1956 de la londinense Architectural Association, viene por primera vez a Venezuela, ya había sido editor técnico de la revista Architectural DesignAD– (1962–65), era docente en la Graduate School of Architecture, Planning and Preservation en la Universidad de Columbia, Nueva York desde 1972 (de donde hoy es profesor emérito) y había sido cofundador de la revista Oppositions (órgano de difusión del Institute for Architecture and Urban Studies -IAUS- de Nueva York del cual formó parte) que alcanzó 26 números entre septiembre de 1973 y la primavera de 1984. Justo entonces ya se encontraba seguramente en imprenta una de sus obras más influyentes Historia Crítica de la Arquitectura Moderna (Modern Architecture: A Critical History, 1980 -revisada en 1985, 1992, 2007 y 2020-), considerada como una pieza fundamental dentro de la historiografía de la arquitectura del siglo XX. Vale recordar que si algo caracterizó este importante libro fue su intención de no constituirse en un relato único y de alejarse de la preocupación por las formas y el significado de la arquitectura, patente en la incorporación en el texto de imágenes en blanco y negro y de pequeñas dimensiones. Si bien no elude del todo el análisis formal, Frampton dirige la mirada hacia el análisis de la teoría e ideología subyacente en la obra arquitectónica, enfatizando los aspectos económicos, sociales y políticos, factores externos que condicionan su producción.

También a finales de los 70 y comienzos de los 80, Frampton era uno de los pocos intelectuales de importancia que le plantó cara a quienes se ufanaban en dar por muerta a la arquitectura moderna. Como testimonio de ello Oscar Tenreiro en “Kenneth Frampton: Ochenta” (2010) aparecido en https://www.analitica.com/entretenimiento/kenneth-framton-ochenta/ rememora como en “una charla ante un grupo de estudiantes de nuestra facultad en la UCV, comenzó diciendo que el postmodernismo no era más que un tigre de papel. Y tuvo toda la razón.”

2. Dos de las obras más relevantes publicadas por Frampton. Izquierda: Historia Crítica de la Arquitectura Moderna (Modern Architecture: A Critical History), 1980 (revisada en 1985, 1992, 2007 y 2020). Derecha: Estudios sobre cultura tectónica: poéticas de la construcción en la arquitectura de los siglos XIX y XX (Studies in Tectonic Culture: The Poetics of Construction in Nineteenth and Twentieth Century Architecture), 2001

Luego Frampton vendría en otro par de ocasiones: en marzo de 1983 y agosto de 1991. Justamente en 1983 apareció su importante texto “Hacia un regionalismo crítico” (“Towards a Critical Regionalism: Six Points for an Architecture of Resistance”, publicado por primera vez en The anti-aesthetic: essays on postmodern culture, Hal Foster -ed.-, 1983), donde, usando un término que ya había sido acuñado por Alexander Tzonis y Liane Lefaivre, lanza una crítica hacia la globalización, la cultura de consumo masivo y el impacto que esto ha tenido en la arquitectura y defiende la idea de que los arquitectos deben revalorizar el contexto y tomar en cuenta el lugar, la topografía, el clima y la cultura. El escrito de Frampton, aunque se incluyó en un libro que recopilaba “ensayos sobre cultura posmoderna”, más bien apunta a ofrecerle a la modernidad una nueva oportunidad de manifestarse a partir de las interpretaciones que de ella se hicieron en culturas “periféricas”, las cueles sirvieron para darle impulso a otras interpretaciones y términos como los de “otra arquitectura” (Enrique Browne) o “modernidad apropiada” (Cristian Fernández Cox) y servir de doctrina oficial a los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL).

En la visita que nos hiciera en el 83, Frampton, quien siempre ha sido una figura incómoda para el star system, en otra conferencia que dictó en Caracas (que Tenreiro también recuerda) “destacaba el valor referencial de arquitectos importantes de la segunda modernidad post-Kahn, como Jorn Utzon, de quien mostraba con insistencia la iglesia de Bagsvaerd, cerca de Copenhagen (1976), como ejemplo alejado de los historicismos y citas que llenaban el panorama”.

3. Dos artículos de Juan Pedro Posani relacionados con las conferencias que Frampton dictara en Venezuela durante su visita en 1991.

El viaje de Frampton en 1991, más vinculado a las gestiones de Oscar Tenreiro para que se concretara, que derivaron en un ciclo de conferencias realizadas a finales de julio y comienzos de agosto en los espacios del Banco Consolidado (luego Corp Banca y hoy BOD), La Castellana, permitieron al teórico inglés desarrollar las tesis basadas en su interpretación de los planteamientos que a finales del siglo XIX formulara Gottfied Semper vinculados al concepto de “tectónica”.  Producto de su asistencia al ciclo Juan Pedro Posani escribiría en Economía HOY dos artículos: uno el 3 de agosto titulado “Frampton hermeneuta” y otro la semana siguiente (10 de agosto) que llevó por nombre “Más Frampton” en los que establece una interesante sintonía con el historiador británico tanto en el tratamiento de los temas abordados como en su rechazo al postmodernismo y apuesta a una modernidad más arraigada alejada, sin embargo, de funcionalismos y racionalismos “obtusos”. Cercana a esta visita estaría la publicación posterior de Estudios sobre cultura tectónica: poéticas de la construcción en la arquitectura de los siglos XIX y XX (Studies in Tectonic Culture: The Poetics of Construction in Nineteenth and Twentieth Century Architecture, 2001) donde hace énfasis en la conexión entre los lenguajes de la construcción y la arquitectura.

4. Dos libros editados por Oscar Tenreiro donde se registra la participación de Frampton. En el primero como entrevistado y en el segundo elaborando la «Introducción».

La proximidad entre Tenreiro y Frampton tuvo como antecedente la entrevista que éste le realizara en Nueva York en enero de 1985 que aparece en el libro Sobre arquitectura (1990). Más tarde esa buena relación cultivada en el tiempo con la visita que Tenreiro le hiciera a Frampton en 2010 con motivo del 80 aniversario del arquitecto inglés, se ha visto reforzada en la participación de éste en el reciente libro Todo llega al mar (2019) en el que Tenreiro lo invitó a escribir un texto introductorio. También, recientemente, protagonizaron juntos la apertura oficial del curso 2020-2021 de la Escuela Técnica Superior (ETS) de Arquitectura de la Universidad de Málaga (UMA), España.

Con noventa años cumplidos (llegará a los noventa y uno el próximo 20 de noviembre), Frampton es de las pocas referencias que aún nos quedan de una generación que vivió y logró reinterpretar el rumbo de lo que fueron los postulados canónicos de la arquitectura moderna con visión crítica desmarcándose de lo que había sido la línea oficial de quienes fueron sus cronistas más reconocidos. También dejó para la posteridad la idea de que “La modernidad es un proyecto inacabado. Y más un sinónimo de progreso que del despotismo del que se la ha acusado.”

Con importantes premios y reconocimientos entre los que se encuentran el León de Oro a la Trayectoria en la Bienal de Arquitectura de Venecia (2018); el Premio a la Trayectoria del Milenium BCP de la Trienal de Lisboa (2014); el Premio Schelling de Teoría de la Arquitectura (2012); y la Medalla del Presidente de la Liga de Arquitectura de Nueva York (2005), Frampton ha afirmado que “los rascacielos no son arquitectura, sólo dinero” o “la historia se ha concentrado en las obras de los arquitectos. Es hora de reivindicar a muchas mujeres” cuando Anatxu Zabalbeascoa lo entrevistó para El País Semanal en 2017 luego de recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Politécnica de Madrid.

Allí también expresó lo siguiente: “Mi historia necesita un lector atento. Los libros sin retórica requieren más atención” y lanzó la mayor autocrítica a su libro más conocido: “Nos dejamos a una gran parte del mundo: China, India, África… La próxima reedición de mi Historia crítica de la arquitectura moderna deberá ser menos eurocéntrica (…) Que no conozcas algo no quiere decir que no exista (…) Es necesario el convencimiento de que has visto cosas que merecen ser contadas. Y la humildad para dejar claro que lo que cuentas no es nunca la historia. Es tu historia”.

ACA

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Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 244

La casa que Oscar Tenreiro Degwitz (1939) diseña para él y su familia a escasos cuatro años de haberse graduado y con 26 de edad, en el Alto Hatillo, en un terreno que ofrece hermosas visuales hacia el valle de Caracas y el Ávila, con frente sobre la Carretera El Hatillo-Caracas (calle La Unión) y que decidió denominar como “Los Aromos”, denota a las claras parte de lo que permitió a Juan Pedro Posani acuñar el término “eclecticismo criollo” (título del ensayo del mismo nombre aparecido en el Boletín del CIHE, nº 6, 1966), el cual se fundamenta en “1)…el uso de las formas del pasado reciente y 2)… el concepto de estilo en tanto creación esencialmente personal” cobrando el significado de un eclecticismo instrumental.

Para reforzar su argumentación, recordemos lo que señalaba Posani en aquel entonces: “… si se mantiene la definición que Diderot dio del eclecticismo como la corriente que ‘de todas las filosofías… hace una sola…’, habría que incluir en esta categoría tanto al arquitecto que alterna diferentes estilos en sus obras, como al que mezcla detalles de diferentes estilos en una misma obra. En cambio, al arquitecto que escoge un maestro y sus obras o un período o un estilo determinado como ejemplo a seguir más o menos permanente, le correspondería más bien el rótulo de historicista. Sin embargo, si el problema se examina desde el punto de vista de la arquitectura como fenómeno colectivo que se realiza durante un determinado período y en un determinado sitio, puede ser perfectamente legítimo afirmar -respetando la definición y sin alterar o confundir los términos- que se hace una arquitectura ecléctica si se produce una arquitectura individualmente historicista pero ecléctica en su conjunto”.

1. Oscar Tenreiro. Quinta en Los Palos Grandes, 1965

Si bien Posani no utiliza en su polémico texto de 1966 a Los Aromos para ejemplificar, junto a otras tantas obras de jóvenes arquitectos venezolanos, su planteamiento, sí la incorpora (junto a otra vivienda realizada en El Marqués en 1965) en el capítulo que titula “El eclecticismo como sistema” en Caracas a través de su arquitectura (1969). En “El eclecticismo criollo” Posani, al referirse a una quinta que Tenreiro construyera en 1965 en la urbanización Los Palos Grandes lo hace en estos términos (cosa que corrobora en el 69 para las tres casas): “Es ésta otra obra donde la influencia de Le Corbusier predomina por libre y voluntaria decisión del arquitecto. Pero aquí el punto de referencia es el del Corbusier de Ronchamp y de la Tourrette. Son evidencia de ello: el blanco acabado del friso áspero, contrastando con el ‘breton brut’; el ritmo libre de las verticales de concreto en los ventanales; el empleo del color en los detalles; la geometría simple y sólida de los techos inclinados; y cierta manera de plantear el diseño con fuerza categórica, por bloques expresivos, sin mayor preocupación por las disonancias”. A lo que agregará en Caracas a través de su arquitectura: “En todo caso, siempre prevalece una interpretación del uso del volumen que, como en Corbusier, tiende a colocarlo en una categoría jerárquica por encima de su significado funcional.”

2. La casa Los Aromos en fechas próximas a su construcción en 1965
3. Casa Los Aromos. Plantas. Izquierda: 1965. Derecha: 2014

Así, en el caso que nos ocupa, a modo de reafirmación, Tenreiro reconocerá sin mayor dificultad que “usó como referencia la casa que Le Corbusier construyó para su madre a orillas del lago en Ginebra, siguiendo la planta rectangular alargada, espacios de dimensiones ajustadas y orientación preferencial hacia la vista. Tomó también el concreto visto del maestro suizo-francés, el techo-jardín que rodea al estudio en la segunda planta con sus notorias gárgolas, las ‘celdas’ integrables para los dormitorios de los niños, similares a las de la Unité de Marsella, el tratamiento de las ventanas y la policromía. También acusa la influencia de Louis Kahn, en el uso del bloque de concreto y en el tratamiento de los volúmenes que se adosan al prisma principal bajo el principio de los ‘espacios sirvientes’ ”, según consta en la ficha elaborada por él para Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), poniendo en evidencia cómo este proyecto de juventud logra plasmar con gran habilidad, riqueza en su resolución espacial y correcta disposición en una topografía difícil (que incluye su colocación por debajo de la cota de la calle para protegerse de las visuales y generar mayor intimidad), lo que Posani había descrito.

No obstante, los calificativos de ecléctico e historicista poco afectan la calidad de esta casa y, en consecuencia, si a ver vamos nada tienen de negativos en Los Aromos. Por el contrario, la incorporación de otro recurso fundamental como lo es el patio, ese elemento eternamente joven del que tanto habla Villanueva, clave en la implantación y organización del edificio, lo convierten en aglutinante de una estupenda amalgama donde conviven sin estorbarse diferentes referencias en pro de una solución unitaria y coherente. Tenreiro lo califica de “umbral, sitio de relación con el paisaje, la ciudad y el Ávila” y agrega: “El techo jardín se integra a él y las vigas de concreto apergoladas lo abrazan, lo que lo convierten en uno con la vivienda”.

Otro aspecto interesante a resaltar es que, a pesar de que la casa obtuvo en 1967 el Premio Vivienda Unifamiliar en la Bienal Nacional de Arquitectura, no dejó por ello de manifestarse en el tiempo como un organismo vivo que ha significado para su propietario-proyectista la oportunidad de corregir errores, amén de incorporar modificaciones y prever su crecimiento en la medida que la familia, sus integrantes y las circunstancias así lo han requerido, pudiéndose hablar hoy en día ya no de una casa sino de un pequeño conjunto de tres viviendas o una ciudadela. Ello le otorgaría al planteamiento original carácter experimental y ofrece la sensación de que la casa envejece en la medida que, gracias a los cambios de color y aspecto que sufren los materiales con los que ha sido construida, se integra cada vez más al paisaje a pesar de su acentuado racionalismo.

4. Crecimiento y transformaciones sufridos por la casa Los Aromos en el tiempo (1965-2014)
5. Diversas tomas de la casa Los Aromos. Año 2014

La primera alteración incorporada a la propuesta primigenia data de 1975. Ella implicó superponer sobre una importante porción de la planta una generosa cubierta plana de estructura metálica que la hizo más confortable si se quiere, impactó el tratamiento de la luz y la sombra que originalmente se habían considerado, le permitió incorporar espacios intermedios o multifuncionales y le ha otorgado a su aspecto actual una mayor sensación de cobijo al “interiorizar” parte de los ambientes que inicialmente eran exteriores. En 1994 se agrega otra cubierta que sumó un importante valor agregado a su colorido, el cual ya se había convertido desde el inicio y particularmente desde 1975 en otro tema corbusiano conscientemente asumido.

Entre 2004 y 2005, en el extremo más agreste del terreno, se proyecta y construye una segunda vivienda que se integra a la primera a través de un patio común el cual le sirve de acceso. En esta pieza de cuatro niveles desarrollados aprovechando la topografía, el concreto armado y el bloque de concreto se utilizan como materiales predominantes. Un amplio alero le sirve de protección y se toman todas las previsiones necesarias para proteger de la humedad las zonas semienterradas. Tenreiro aportará, además, lo siguiente: “Las ventanas siguen el criterio de separar iluminación y ventilación. La unidad-tipo (en todos los dormitorios) conserva la ventana vertical graduable, cuyo color verde se suma al de los mosaicos en antepechos y barandas metálicas, para hacer contrapunto a los colores de las paredes del último nivel, revestidas de cerámica, donde destaca un muro rojo que cierra la visual hacia la tercera casa. El balcón frente al estar y la cocina, de estructura metálica y piso de madera, cuelga del voladizo del piso superior y protege las ventanas de los pisos inferiores. Abierto a la vista, se mezcla con el follaje de los árboles, siendo a la vez expansión del comedor y el estar”.

6. La casa Los Aromos después de su última transformación en 2014

La tercera casa se desarrolla entre 2012 y 2016 ubicándose más próxima a la calle y con mayor grado de independencia que la segunda. Se integra a la primera a través de una amplia terraza existente desde 1966, que se transforma ahora en una pequeña plaza, y aprovecha todo el juego de muros desarrollado entonces como frente hacia la calle para sumar área al prisma rectangular diseñado como elemento predominante, con su eje mayor orientado perpendicularmente al que organizaba la vivienda original.

La casa, excelente ejemplo de lo positivo que puede resultar ser “ecléctico” cuando se asume con el respaldo de cultura y talento, característica ésta por demás recurrente en el desempeño proyectual dentro de nuestra arquitectura, se encuentra ampliamente documentada en Caracas del valle al mar… y, muy particularmente, en el excelente blog “CA | Catálogo de arquitectura • Venezuela | Latinoamérica. Obras y proyectos de arquitectura con tradición moderna • materia | estructura | paisaje”, coordinado por Ramón Fermín, donde se encuentra una estupenda representación de la casa, tanto en blanco y negro como en color, que muestra su orgánica evolución en el tiempo. Allí se muestra, también, un video que permite hacer un recorrido por el edificio gracias al montaje  coordinando a la perfección entre fotografías y dibujo en tres dimensiones.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Juan Pedro Posani, «El eclecticismo criollo», Boletín del CIHE, septiembre 1966.

2, 3 y 5. http://guiaccs.com/obras/viviendas-en-alto-hatillo/

4 y 6. https://catalogosdearquitectura.wordpress.com/2018/03/07/tenreiro-oscar-1965-2014-casa-los-aromos/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 223

Según los  datos generales que se pueden recoger en internet, el estado Cojedes está situado en el centro-occidente del país y debe su nombre al río homónimo que significa “donde todo se da”. Otros asocian etimológicamente la denominación “cojedes” a la lengua Caribe traduciéndola por “pueblo de cerámica o pueblo de ceramistas”. Posee una extensión territorial de 14.800 kilómetros cuadrados, que representa el 1.62% del territorio nacional por lo que es el decimoquinto con mayor superficie del país. Su clima es cálido y pertenece al sistema geográfico de los Llanos Centrales junto con el estado Guárico. Además, con 416.327 habitantes, en 2018, es el tercer estado menos poblado sólo por delante de Delta Amacuro y Amazonas.

Por ser tradicionalmente una entidad cuyas principales actividades económicas son la agricultura y la ganadería, Cojedes pasó a un segundo plano desde el momento en que Venezuela comenzó a despuntar como país fundamentalmente minero, a pesar del enorme potencial de tierras aptas para el cultivo que posee las cuales no han sido debidamente aprovechadas, aunque se ha registrado un ligero repunte de la actividad agrícola gracias al uso de la irrigación y la mecanización. Su población, por otra parte, posee un bajo nivel de desarrollo y un rezago en cuanto a la atención que se le ofrece desde los presupuestos que asigna el gobierno central. Cabe destacar que la fundación en 1989 del Hato Piñero, ubicado al sur del estado, le ha permitido sacar provecho de lo que se conoce como eco-turismo ya que se trata de casi 80 mil hectáreas de verdes paisajes, encontrándose allí la reserva natural más grande de América y la tercera a nivel mundial.

San Carlos, su capital, fue fundada en 1678 con el nombre de San Carlos de Austria siguiendo las pautas establecidas en las Leyes de Indias. Es una ciudad modesta, que tiene un limitado patrimonio arquitectónico y cuenta con sólo 150.000 habitantes según el censo del 2011. Se encuentra a aproximadamente 300 kms de Caracas. Históricamente, San Carlos se encuentra vinculada a las actuaciones de José Tomás Boves durante la guerra de independencia y a la muerte de Ezequiel Zamora en la Guerra Federal de quien tomó el nombre el municipio que la acoge. Tuvo resonancia más allá de nuestras fronteras durante los tres años (1976-79) en los que el Autódromo Internacional ubicado cerca de la ciudad fue sede de los Campeonatos Mundiales de Motociclismo.

Hecho el preámbulo necesario, el que haya sido escogida San Carlos como sede de los XV Juegos Deportivos Nacionales que se realizarían el año 2003 no dejó de ser todo un acontecimiento para una región en cierta forma olvidada. La ocasión, por tanto, se presentaba como idónea para inyectarle un dinamismo que pocas veces por allí se había vivido.

Pero desde el terreno que nos ocupa, lo más interesante de lo acontecido alrededor de aquellos Juegos Nacionales fue, por un lado, la oportunidad que se le dio a la buena arquitectura y a la idoneidad profesional de hacer acto de presencia y, por el otro, las circunstancias que permitieron que haya sido así, hasta el punto de que se podría considerar como una experiencia única y excepcional sin precedentes dentro de la historia democrática venezolana y mas aún en medio de un sistema político que se ha caracterizado por el sectarismo.

1. San Carlos, estado Cojedes. Vista aérea del lugar donde se localizó la Ciudad Deportiva para los XV Juegos Deportivos Nacionales de 2003

Seleccionados los terrenos en los que se desarrollaría el complejo deportivo al noreste de San Carlos, corresponderá al arquitecto Orlando Martínez Santana, a la sazón Director de Infraestructura y Servicios de la Gobernación del Estado Cojedes desde el año 2000 y designado a la vez Director General de Planificación e Infraestructura de los XV Juegos Deportivos Nacionales, tomar las más importantes decisiones que condujeron a la realización del Plan Maestro y la contratación de los proyectos que conformaron lo que se denominó la “Ciudad Deportiva”, parque urbano que ampliaría los servicios de la capital del estado.

Martínez, egresado en 1990 del Taller Firminy y entre 1994 y 2007 también profesor dentro de este grupo docente de diseño fundado en 1983 por Oscar Tenreiro dentro de la Escuela de Arquitectura de la FAU UCV, saltando por encima de las acostumbradas vías clientelares que recomendaban no contar con “la disidencia” para realizar cualquier trabajo impulsado desde el gobierno, decide convocar a Tenreiro para que realice el Plan Maestro (cuya imagen ilustra nuestra postal del día de hoy) y a un grupo de arquitectos, en su gran mayoría docentes de la FAU, para que desarrollen los proyectos de las instalaciones. Es así como a finales de 2001, con el tiempo apremiando para poder cumplir con la fecha de inicio (2003), con base en el plan trazado por Tenreiro se le asignan a Joel Sanz, Jorge Rigamonti, Augusto Terán, Ana María Marín y José Luis Sánchez, Edwing Otero, José Alejandro Santana y al propio Tenreiro la ejecución de los proyectos del Centro de Tenis, el Pabellón para Gimnasia Olímpica, el Centro de Ajedrez, el Centro de Piscinas, los Gimnasios de Combate, el Estadio Olímpico, y el Centro de Atención al Atleta más el Gimnasio de Basket, respectivamente. Todos, valga decir, capaces profesionales con muy poca obra construida.

Conjunto de la Ciudad Deportiva con la identificación de la localización de cada una de las instalaciones
Edwing Otero. Gimnasios de combate
Joel Sanz. Centro de Tenis
Jorge Rigamonti. Gimnasia olímpica
Oscar Tenreiro. Izquierda: Gimnasio de basket. Derecha: Centro de atención al atleta
Ana María Marín y José Luis Sánchez. Centro de piscinas

La historia del ensayo realizado en San Carlos y de las vicisitudes que surgieron en el proceso de elaboración de los proyectos y las que finalmente se tuvieron que superar para poder lograr la culminación (incompleta en muchos casos) de los trabajos de construcción de las instalaciones deportivas, donde se resalta el respeto que siempre caracterizó a Martínez para con el grupo contratado pese a las divergencias políticas que los distanciaban, se pueden encontrar muy bien relatadas en el blog Entre lo cierto y lo verdadero de Oscar Tenreiro en el texto titulado “Una experiencia” con fecha 28/09/013.

De lo expresado por Tenreiro rescatamos, para dar una idea de cómo una experiencia que nació muy bien encaminada logró finalmente desvirtuarse, lo siguiente: “Pero el fantasma del autoritarismo con todas sus consecuencias habría de imponerse en lo sucesivo, sumado a la marea ideológica que se instaló en todos los niveles de la acción pública, sobre todo a partir de las incidencias políticas de Abril de 2002 y el comienzo en los primeros meses de 2003 del movimiento hacia el Referendo Revocatorio que impulsó la oposición venezolana. A eso habría de sumarse la codicia corrupta de los altos personajes del Ejecutivo Regional que veían a Martínez como una figura incómoda. En primer lugar… su autoridad fue reducida y vulnerada. Por otro lado a los arquitectos se les fue restando injerencia hasta que ya cercana la apertura de los Juegos su presencia adquirió un carácter más bien aparente mientras se alteraban los proyectos o se dejaban incompletos. Se impuso una vez más la tradición venezolana: casi todo quedó hecho a medias, de modo improvisado o sujeto a múltiples interferencias.”

Para Tenreiro son únicamente rescatables de los niveles de irrespeto que sufrieron proyectos y obras el Centro de Ajedrez (Augusto Terán), el Centro de Asistencia al Atleta (de su autoría), el Pabellón para Gimnasia Olímpica (Jorge Rigamonti) y muy particularmente Centro de Tenis (Joel Sanz), donde el arquitecto logró una muy buena sinergia con los constructores gracias al completo proyecto realizado, a su perseverancia en la supervisión de los trabajos y al sentimiento de que se le abría una oportunidad que no quería desaprovechar. “Casi todos los demás edificios se pusieron en servicio sin estar terminados, mereciendo capítulo aparte por lo lamentable en relación al papel que podría haber cumplido para la ciudad de San Carlos, el abandono del Plan Maestro de la Ciudad Deportiva y la no construcción del conjunto de viviendas cercano a ella que debía servir como Villa Olímpica”, concluirá Tenreiro.

La realización de los XV Juegos Deportivos Nacionales sirvió para impulsar la creación en 2003 de Universidad Iberoamericana del Deporte (ahora llamada Universidad Deportiva del Sur) en terrenos cercanos a la Ciudad Deportiva, convirtiéndose además en objeto de estudio del «Primer Simposio de Arquitectura para el Deporte» realizado en noviembre de 2006 y luego del Diplomado “Diseño arquitectónico de instalaciones para el deporte y la recreación”, abierto en su primera versión en mayo de 2015 en la FAU UCV, ambos bajo la responsabilidad de AVADER (Asociación Venezolana de Arquitectura Deportiva y Recreacional).

Tras 17 años, las instalaciones, como tantas cosas en el país, han sido pasto de la desidia y la falta de mantenimiento quedando para la posteridad un relato que, pese a las expectativas que generó en su momento como caso del mayor interés, formará parte de las experiencias malogradas pero auspiciosas que reflejan además de responsabilidad profesional una generosidad y apertura que habrá que rescatar.

ACA

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  1. Google Earth

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