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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 400

Gustavo Legórburu Rodríguez (1930-2013), arquitecto venezolano de una sólida y dilatada trayectoria caracterizada por la honestidad, la sencillez, la sobriedad, la austeridad y el sabio manejo de las variables espaciales, climáticas y constructivas del lugar, tuvo pocas oportunidades de proyectar edificios de oficinas para el sector privado.

Recientemente reconocida con la publicación del libro Gustavo Legórburu y la conciencia del lugar de José Humberto Gómez y Víctor Sánchez Taffur (2023), primero de una colección dedicada a los Premios Nacionales de Arquitectura, su obra se desplegó fundamentalmente hacia la arquitectura residencial y la institucional, y se alejó de la llamada arquitectura comercial. Sin embargo, la indagación llevada a cabo para la cristalización del valioso texto deja en el ensayo titulado “Sobre la obra de Legórburu”, con el que se inicia el segundo bloque, suficientes elementos de análisis y reflexión como para considerar que, en su conjunto, la obra del maestro presenta rasgos que permiten desmontarla a partir de una mirada que parte de lo global hasta lo local pasando por lo regional, dejando en claro la persistencia de una serie de ideas que a modo de mantra cruzan transversalmente la producción “legorburiana”. Con ello en mente será más fácil comprender primero y describir después la Torre del Banco del Orinoco, edificio cuya potente imagen hoy engalana dignamente nuestra postal nº 400.

1. Cubierta del libro Gustavo Legórburu y la conciencia del lugar (2023) de José Humberto Gómez y Víctor Sánchez Taffur.

Así, el ejercicio teórico que acompaña el acercamiento a la obra de Legóburu realizado por Gómez y Sánchez Taffur se inicia con una hipótesis que permite ubicar su arquitectura como parte de las sutilezas que se esconden en los pliegues de lo que Charles Jenks definió como la “tardomodernidad”. Se trata, dentro de su especificidad, de una arquitectura de las que se apela “al manifiesto moderno, pero en un sentido mucho más puro y regresivo” y se apuesta “por la fortaleza de las formas universales de limpia geometría hundiendo sus dientes, no en el recurso y exceso tecnológico … sino en el carácter de sus espacios, en la materia y en el desarrollo local del lenguaje propuesto por arquitecturas auténticamente modernas de la posguerra”. Dicha arquitectura se distanciará del refinamiento de los volúmenes blancos del período de entreguerras y se decantará a “favor de una arquitectura un tanto más gris, más cruda y áspera, de fachadas espesas, profundas (¿brutalistas?)”.

En otro momento, Gómez y Sánchez Taffur encuadran la obra de Legóburu dentro de lo que califican como “arquitectura abstracta: aquella que proclama la condición trascendental de los sólidos elementales en desmedro de los híbridos; en la que criterios atados a la ética, eficiencia, modulación y al orden matemático prevalecen como una sintaxis propia cerrada que, en la generalidad de los casos, deja por fuera elementos figurativos. No hay espacio para la distorsión, dualidad, ambigüedad o confusión”.

2. Cuatro de los libros utilizados como referencia por Gómez y Sanchez Taffur en su aproximación a la obra de Gustavo Legórburu.

La idea de que nos encontramos ante una obra gobernada por el pragmatismo, “donde la cautela con que se acercaba al uso del material y su alejamiento de cualquier sumisión a priori e irrestricta al contexto” hablan por sí solas, puede sumarse a otra que enfatiza la pulcritud, precisión, limpieza y economía de esfuerzos para lograr el máximo efecto, donde “no hay espacio para la especulación injustificada” ni para los excesos o los alardes estilísticos, materiales o tecnológicos. Dentro de esta línea, las palabras del propio Legóburu resuenan: ““Yo no podía concebir la arquitectura como un divertimento. No era cuestión de regodearme en buscar formas bonitas, presumiblemente impactantes, que elevaran tu ego y el de tu contratante, no; el arquitecto tenía una señalada responsabilidad social, especialmente si era ciudadano de eso que denominan Tercer Mundo, devaluada porción del planeta Tierra, con el mayor índice de aumento poblacional, pero también con los más significativos problemas en salud, educación y vivienda y todo concentrado, en general, en regiones de clima tropical”.

3. Dos referentes considerados por Gustavo Legórburu en el diseño de la Torre del Banco del Orinoco ubicados ambos en Park Avenue, New York. Izquierda: Seagram Building. Mies van der Rohe (1958). Derecha: Lever House. Gordon Bunsshaft/Skidmore, Owings and Merril (1951-1952)

Un último eslabón asumido por Gómez y Sánchez Taffur les permite calificar la arquitectura de Legórburu como “silente porque, contraviniendo a Jenks, lo que en ella se respira es calma, sosiego; incluso cierta soledad”.

Considerado Legórburu como “un creador recurrente” que, aunque “no necesariamente fue siempre el mismo arquitecto” ni buscó realizar “una arquitectura-manifiesto con ataduras ideológicas”, se puede afirmar que la Torre del Banco del Orinoco, reúne gran parte de las señales que Gómez y Sánchez Taffur han logrado tipificar.

4. Banco del Orinoco. Vista axonométrica (izquierda) y despiece (derecha)

El edificio, ubicado sobre la avenida Francisco de Miranda, sector La Floresta, Municipio Chacao, cuya primera versión data del año 1979, tenía por finalidad construirse y venderse sin asumir el rol representativo de empresa alguna. Sin embargo, no renuncia a la importancia de adquirir una identidad propia que se inscribe en la consistente línea de trabajo desarrollada por su arquitecto.

5. Planta baja

Sin poseer la escala para ser considerado un rascacielos, ni la estridencia o la búsqueda de protagonismo que a veces caracteriza a las sedes corporativas, el planteamiento desarrollado por Legóburu busca, por un lado, aprovechar al máximo las variables urbanas permitidas para el desarrollo del terreno, y, por el otro ofrecer una respuesta que incorpora la generación de un espacio público, pese a las apremiantes limitaciones que el contexto establecía, su escaso frente a la avenida Francisco de Miranda y la quebrada que en su parte posterior lo delimita.

6. Planta tipo (izquierda). Planta nivel P.H. (derecha)

Para ello recurre a desarrollar un partido en que se hacen presentes la verticalidad de una torre y la horizontalidad de un cuerpo bajo que le sirve de transición. La torre termina ubicándose en la parte sur del lote que permitía mayor desarrollo mientras  el cuerpo bajo, más comprometido con el lindero oeste permite, gracias a su aproximación a la calle, resuelve la segregación entre el acceso peatonal (logrado a través de una pequeña plaza) y el vehicular.

7. Fachada norte (izquierda) y Corte norte-sur (derecha)

La elegante y bien proporcionada estructura vertical aporticada (donde funcionan las oficinas) tiene quince niveles –once plantas tipo y las de base y remate, ambas de doble nivel-. Por su parte, el cuerpo secundario destinado al uso comercial posee sólo dos plantas, ofreciéndose su techo como área visitable abierta a las visuales de los alrededores. El prisma, de base rectangular, orienta y transparenta sus caras más largas al norte y al sur, recediendo sus cerramientos a un segundo plano protegidos por la prolongación del envigado de borde a modo de alero que junto a la partición vertical le dan profundidad y un particular claroscuro a las correspondientes fachadas. El este y el oeste se cierran utilizándose como recubrimiento panelas de arcilla vitrificada que durante el día toma un atractivo tono cobrizo.

8. Cuerpo bajo y acceso al edificio

Puesto en funcionamiento en 1984, el Banco del Orinoco recoge los valores esenciales y atemporales que atraviesan toda la producción de Legórburu. Aquí, consecuente como solía serlo, recurre a uno de los rasgos más consuetudinarios de su ejercicio: la fachada fuerte, profunda y celosamente modulada, usada en otros proyectos, certera apreciación que hacen Gómez y Sánchez Taffur. También apela al uso fuerte y limpio de la geometría desde el punto de vista compositivo que facilita la correcta percepción de la forma, “tal vez pensada … para resistir con solvencia tanto el castigo del tiempo como las intervenciones o modificaciones que, como es natural, van apareciendo gradualmente”.

9. Izquierda arriba: Detalle de la fachada sur. Izquierda abajo: Hall de ascensores. Centro: Fachada este. Derecha: Vista noroeste desde la avenida Francisco de Miranda.

“Definido por una gruesa y elaborada armadura termodinámica pensada en sus cuatro costados para protegernos de las exigentes condiciones ambientales del trópico y, también (si consideramos que la escalera principal al sur de la torre es absolutamente abierta), para coexistir sin tantos prejuicios con él”, como expresan Gómez y Sánchez Taffur, el Banco del Orinoco da así un paso al frente como manifestación de la que puede considerarse como la preocupación más importante dentro de la arquitectura de Legóburu.

Los autores del recomendable libro que hasta aquí nos ha acompañado, cierran diciendo sobre el edificio, ante la tentación de considerarlo como un hito y no como un eslabón dentro de una cadena que “…de una u otra forma, Legórburu va y viene sobre sí mismo, lo que … es también una forma tácita y respetable de decirnos que tal vez no estaba muy interesado en concebir hitos, sino en cuidar la consistencia general de su obra”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 5, 6, 7, 8 y 9. Revista ESPACIO, nº 3, 1988

1 y 2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3. PHAIDON (https://www.phaidon.com/agenda/architecture/articles/2019/october/24/ezra-stoller-s-modern-america-the-seagram-building/) ; y Sobrearquitecturas (https://sobrearquitecturas.wordpress.com/2014/06/17/el-lever-house-de-gordon-bunshaft/)

4. José Humberto Gómez y Víctor Sánchez Taffur. Gustavo Legórburu y la conciencia del lugar (2023)

1973• Torre La Primera

Torre La Primera.jpg

1973•  Se termina la construcción y empieza a ser ocupado el edificio de oficinas Torre La Primera, ubicado en el cruce de la Av. Francisco de Miranda con la 2º Av. de la Urbanización Campo Alegre, diseñado por la arquitecto Celina de Bentata (FAU UCV, promoción 11 B/1961).
El edificio tiene 2 sótanos (que albergan 190 vehículos); un semisótano; planta baja y mezzanina, las cuales son la sede de La Primera Entidad de Ahorro y Préstamo; una primera planta tipo, con terraza; catorce plantas tipo que conforman la torre con 700 m2 cada una y como remate un pent-house.

La arquitecto Bentata planteó el núcleo de circulación y de servicio del edificio en el centro de la planta, decisión que facilitó la sub-división de las oficinas y el uso de los 3 ascensores más uno de carga, la escalera, ductos de basura y los sanitarios.

La protección solar de los ventanales del edificio, en las fachadas sur y norte, se logró con una segunda piel, separada del prisma habitado, apoyada sobre las extensiones de vigas. Las dos fachadas restantes son ciegas.

El ingreso al edificio se hace desde la Av. Miranda a través de jardineras dispuestas a manera de transición.

Por este proyecto la arquitecto Bentata obtuvo una Mención de Honor del Concejo Municipal del Distrito Federal en la V Bienal de Arquitectura de Venezuela.

Este fue el primer edificio de oficinas realizado por la Constructora Sambil del ingeniero (FI-UCV 1951) Salomón Cohen Levy (1927-2018)

HVH

¿SABÍA USTED…

… que el 18 de diciembre de 1946 se inauguró el Cine Lido?

1. El cine Lido y su entorno en 1952.

La desaparición paulatina y dramática dentro del paisaje urbano caraqueño de los denominados “cines de calle”, término que diferencia un grupo de locales destinados a la proyección de películas de los que se ubican en centros comerciales, ha sido un tema ampliamente abordado por dos autores, Guillermo Barrios y Nicolás Sidorkovs, quienes a través de sendas publicaciones aparecidas con apenas dos años de diferencia, colocaron el asunto y su sensibilización en manos de una colectividad que presenció como fueron paulatinamente desapareciendo edificaciones que formaban parte de su memoria sin que mediara posibilidad de solución al respecto. La primera, escrita por Barrios en 1992, se tituló Inventario del Olvido. La sala de cine y la transformación metropolitana de Caracas, y fue editada por la Fundación Cinemateca Nacional en conjunto con CANTV y FUNDARTE; la segunda, de Sidorkovs, se denominó Los Cines de Caracas en el Tiempo de los Cines de 1994, diagramada e ilustrada por su autor e impresa por Ernesto Armitano.

2. Dos libros de referencia sobre el tema de los cines caraqueños: Inventario del Olvido. La sala de cine y la transformación metropolitana de Caracas de Guillermo Barrios (1992) y Los Cines de Caracas en el Tiempo de los Cines de Nicolás Sidorkovs (1994).
3. Cinema Paradiso (1988) película de culto y referencia ineludible a la hora de explicar la paulatina desaparición del cine de calle.

Barrios, mediante su investigación, detectó por aquel entonces que, de las más de ciento cincuenta salas creadas a lo largo de cincuenta años, apenas unas cuarenta permanecían activas señalando cómo, además de las que ya habían sido demolidas, la gran mayoría se encontraban abandonadas, en ruinas o con sus antiguos edificios sometidos a los más imprevistos usos, siendo muy pocas objeto de una reutilización creativa, de acuerdo con su propia naturaleza de centros de diversión.

Para Barrios, inspirado en buena medida por el impacto que produjo la célebre película Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore (1988), el surgimiento y declive de unas instalaciones que marcaron la historia social de la ciudad y de su gente, podía ser dividido en tres etapas denominadas de acuerdo a la costumbre que implantaron los cines de organizar el horario de proyección de las películas que administraban: “Matinée” (1900-1939), “Vespertina” (1940-1957) “Intermediaria” (1958- 1991).

“Vespertina”, considerada por Barrios como la segunda etapa de la vida del sistema de salas de cine de Caracas, coincidirá con el proceso de modernización de la ciudad que, como se sabe, estuvo acompañado de una violenta expansión urbana surgidas ambas en medio del ambiente de prosperidad petrolera que Venezuela vivió en la posguerra, donde la acción del Estado se centró en la construcción de viviendas masivas, centros institucionales, instalaciones recreativas y monumentales, así como las redes de infraestructura urbana, que le darán a la capital una nueva cara.

4. Fachada del cine Lido. Gustavo Guinand Van der Walle. 1946.

En medio de dicho proceso, que se acompañará de un desarrollo vertiginoso en la construcción de lugares para la proyección de películas en la ciudad, se registra la aparición en 1946 del cine Lido.

El Lido, proyectado por el arquitecto Gustavo Guinand Van der Walle, sería el primero que se ubicaría en la vía conocida entonces como Carretera del Este (muy próximo a la urbanización Campo Alegre en la la acera sur cruce con la calle El Parque de El Rosal), la cual, inaugurada el 12 de marzo de 1947 y devenida posteriormente en avenida Francisco de Miranda (1954), consolidaría el antiguo camino que, desde Sabana Grande hasta Los Dos Caminos, unía el rosario de haciendas que se instalaron hacia el oriente de Caracas y que poco a poco se transformaron en urbanizaciones. Sería, además, el primer cine de lujo del este de la capital y también el primero que, dada su ubicación y características, contaría con un amplio estacionamiento de vehículos al aire libre.

5. Cine Lido (vista nocturna). Gustavo Guinand Van der Walle. 1946.
6. Foto del acceso y foyer del cine Lido donde puede apreciarse el mural pintado por Charles Ventrillón.

Inaugurado el 18 de diciembre de 1946, el Lido fue diseñado en un estilo Streamline Moderne con un aforo de 712 puestos en un solo nivel, sin balcón. La sala fue resuelta como una nave industrial de estructura metálica con una cubierta a dos aguas. Su fachada acristalada orientada hacia el nor-oeste, con luces de neón que identificaban el local a ambos lados del acceso, permitía ver a través del amplio y alto vestíbulo el hermoso mural de 70 m2 de figuras femeninas danzantes, pintado por el artista de origen francés llegado a nuestro país después de la Segunda Guerra Mundial, Charles Ventrillón Horber (1889-1977), retratista, paisajista, dibujante, fotógrafo, naturalista y docente de la Facultad de Arquitectura y de la Escuela de Biología de la Universidad Central de Venezuela en donde desempeñara su labor de enseñanza del dibujo.

7. Vistas del acceso y del interior del cine Lido.
8. Otra vista de la fachada del cine Lido hacia lo que era la Carretera del Este luego convertida en avenida Francisco de Miranda

El foyer del Lido tenía hacia uno de sus extremos una fuente de soda y en el otro los sanitarios públicos. Al lado este de la infraestructura se levantaría muy temprano una construcción adosada de dos plantas y uso comercial que afectaría la clara composición simétrica que en fachada poseía la edificación.

9. Los edificios Galipán (izquierda, demolido el año 2000) y Easo (derecha) ubicados sobre el mismo eje vial donde se construyó el cine Lido, proyectados por Gustavo Guinand Van der Walle y terminados en fechas similares (1952).
10. En orden cronológico (de izquierda a derecha), cinco icónicas películas de Walt Disney producidas entre 1950 y 1959 y estrenadas
en Caracas en el cine Lido

Con la construcción del cine Lido Gustavo Guinand daría su primer paso en lo que serían otras dos importantes intervenciones sobre el mismo eje vial: el edificio Galipán (1950-1952, hoy demolido), cuya imponente presencia se levantaría en el borde sur a la altura de la urbanización El Rosal, y el elegante edificio Easo (1951-1952), situado en el cruce de la Carretera de Este con la Av. Principal de Las Mercedes.

Para varias generaciones de caraqueños el cine Lido siempre estuvo asociado a la proyección de películas producidas por Walt Disney, siendo junto al cine Ávila los lugares donde con carácter exclusivo se estrenaban en Caracas durante los años 1950 y 1960.

11. Cine Castellana. Gustavo Wallis Legórburu (1952, demolido en 1989).

Sería seis años más tarde de la apertura del Lido, en 1952, cuando se ejecutará sobre la acera norte de la Carretera del Este (ya a punto de convertirse en avenida Francisco de Miranda) el segundo cine sobre dicha vía: el Cine Castellana el más grande de los realizados en la década de los 50 y el primero del este en tener balcón, diseñado por Gustavo Wallis Legórburu, clausurado en 1980 y derribado en 1989.

12. El cine Lido en 1958 cuando se presentaba el film británico Proeza de una mujer (Carve Her Name with Pride) protagonizado por Virginia McKenna y Paul Scofield.

Luego de cerrar sus puertas en 1977, el cine Lido sería demolido en 1978 (mucho antes de que Barrios y Sidorkovs publicaran sus trabajos), para dar paso a construcción del Centro Lido, proyectado por Celina Bentata para Salomón Cohen, inaugurado en 1992. En tal sentido, si hoy actualizáramos el censo realizado a comienzos de los años 90 por Guillermo Barrios, se podrían contar con los dedos de una mano las salas de cine de calle que aún se encuentran funcionando para lo que fueron concebidas. La frase final del obituario de estas instalaciones está cada vez más próxima de ser escrita.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.pinterest.com/pin/396879785893263176/

2, 5, 9 y 11. Colección Crono Arquitectura Venezuela

3 y 10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

4. https://www.pinterest.com/pin/437693657516769976/

6. https://twitter.com/Caracascuentame/status/1338510018791026688

7. https://www.facebook.com/daliajaen1/photos/cine-lido-caracas/1586583541355957/?paipv=0&eav=AfZ76bEuYxQFrYcuKPLWOGPIYS4BVmfASFX3DUs2epzEl4SG3ttAt_1UN2ZxcPngeDo&_rdr y https://www.facebook.com/caracasretro/photos/a.21084447210/433117652210/?type=3&p=30&paipv=0&eav=AfY1phf9mndQK2z9gePg0xj2BV6GOcQQaIyUCoK76Zx5sW0Fzv47xDNObdZIRjtJkVU&_rdr

8. https://www.facebook.com/caracasretro/photos/a.21084447210/433117652210/?type=3&p=30&paipv=0&eav=AfY1phf9mndQK2z9gePg0xj2BV6GOcQQaIyUCoK76Zx5sW0Fzv47xDNObdZIRjtJkVU&_rdr

12. https://www.facebook.com/341025193298717/posts/el-cine-lido-1946-obra-del-arquitecto-gustavo-guinand-exhib%C3%ADa-un-mural-del-dibuj/346324986102071/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 336

Sin habérselo propuesto, a Gustavo Guinand Van der Walle (1920-c.2004) le correspondió desde 1946, cuando aún se denominaba “Carretera del Este”, ser protagonista principal del tramo que transcurría entre Chacaíto y Campo Alegre de la que luego sería a partir de 1954 la avenida Francisco de Miranda.

Hijo de Ernesto Guinand Guinand y Margarita Van der Walle, Gustavo decide cursar ingeniería en la facultad del mismo nombre de la UCV. Tras desempeñarse mientras estudiaba (1940) como dibujante en la Dirección de Urbanismo de la Gobernación del Distrito Federal, Guinand Van der Walle egresa en 1942 (luego cursaría arquitectura obteniendo el título en 1967) y ya como profesional participa como ingeniero jefe de inspección en el Banco Obrero (B.O.) en la Reurbanización El Silencio (1943). Luego, en 1946 se le presentará la oportunidad de diseñar y construir el cine Lido, primera instalación de lujo de la zona este de la capital con un aforo de 712 puestos en un solo nivel, sin balcón. Ubicado en el lado sur sobre la “carretera” que luego sería “avenida” a la altura de Campo Alegre, este cine contaba con una fachada acristalada orientada hacia el noroeste, que permitía ver a través del amplio y alto vestíbulo el mural de figuras femeninas danzantes, pintado por el artista de origen francés, Charles Ventrillón-Horber (1889-1997). Luego de cerrar sus puertas en 1977, el cine Lido sería demolido en 1978 para dar paso a construcción del Centro Lido inaugurado en 1992.

1. Gustavo Guinand Van der Walle. Izquierda: Cine Lido (1946). Derecha: Edificio Galipán (1952), ambos demolidos

La segunda presencia de Guinand en el eje vial ya mencionado (también del lado sur) se daría cuando se le designa como proyectista del edificio Galipán (1950-1952), cuya imponente presencia se levantaría a la altura de la urbanización El Rosal. Con sus 28.000 m2 de construcción y 14 pisos, en los cuales Guinand Van der Walle desarrolló 135 apartamentos, 29 locales comerciales, 24 oficinas, un bar-restaurante en el último nivel, un garage con estación de servicios para 80 vehículos y estacionamientos al aire libre, el Galipán se constituyó durante décadas en referencia en el este de Caracas tras ser calificado como “una de las operaciones de mayor confianza urbana de la época” y “la unidad de vivienda más avanzada de Latinoamérica”. Su silueta y detalles constructivos lo emparentarían con otro edificio icónico que Guinand Van der Walle terminaría en 1953 asociado con la firma norteamericana (Chicago) Holabird & Root & Burgee: el hotel Tamanaco en Las Mercedes. El Galipán correría el año 2000 la misma suerte que el cine Lido: sería demolido para construirse en su terreno el Centro Empresarial que paradójicamente tiene su mismo nombre.

2. La recién estrenada avenida Francisco de Miranda vista desde Chacaíto hacia el este (c.1955). El edificio Easo luce sobrio y elegante en el centro a la derecha. Al fondo en el centro se logra distinguir el edificio Galipán.

Será con el proyecto del edificio Easo fechado en 1951, cuya imagen, tomada en momentos en que, recién terminado, se promocionaba su venta, ilustra nuestra postal del día de hoy, que Guinand Van del Walle tendrá una nueva ocasión de hacerse presente en la importante avenida que ya se estaba construyendo. En 1952, seguidamente a la finalización del Galipán, el Easo, ubicado en el cruce de la Av. Francisco de Miranda con la Av. Principal de Las Mercedes, El Rosal, es terminado por la C.A. Construcciones Caleya y la Constructora Raymond, C.A. para la Inmobiliaria Unión, S.A. Concebido como un centro empresarial, su distinción y sobriedad sumadas a su presencia, proporciones y acabados amén de la correcta resolución de su disposición en esquina, lo convirtieron casi de inmediato  en punto de mira como sede de importantes empresas y destacados profesionales.

2. Edificio Easo. Ubicación
4. Vista desde el noroeste y fachada oeste del edificio Easo.

De acuerdo a la descripción que preparara Iván González Viso para Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), el Easo se trata de “uno de los más emblemáticos edificios de oficinas de la ciudad”. Los dos volúmenes muy bien articulados que lo constituyen están conformados por “un prisma vertical orientado hacia el norte y otro más bajo orientado hacia el sur, vinculados por un cuerpo horizontal sobre un basamento que ocupa toda la parcela. El cuerpo horizontal alberga una planta baja comercial y mezzanina. El elegante edificio de limpios detalles exhibe una riqueza de materiales (vidrio, mármol, piedra y metal), una estudiada modulación de fachada en vidrio espejo y planos horizontales azules, que se complementan con planos verticales que parecen flotar desprendidos de la fachada y que protegen del sol del poniente. El plano vertical del cuerpo alto (recubierto de mosaiquillos vitrificados de cerámica en color gris blanquecino), que exhibe el nombre EASO (y conforma su fachada oeste), se abre ligeramente … enriqueciendo el volumen. El cuerpo bajo se remata con un techo ligeramente inclinado que se recede del plano de fachada abierto al sur. La torre incorporó un moderno estacionamiento vertical con elevadores muy popular en su época. Un recurso para ahorrar espacio muy utilizado en otros grandes proyectos en Caracas en los años 60 y 70, como en la Torre Selemar. El sistema, que hoy constituye una rareza, se mantiene en pleno funcionamiento como una atracción mecánica”.

5. Edificio Easo. Izquierda: Vista desde el noreste. Centro: Vista desde el noroeste. Derecha: vista cercana de la torre desde el noroeste.

No es de menos importancia señalar que en la planta baja del Easo se exhibe la escultura “Policromía” realizada por el reconocido artista venezolano Alejandro Otero en 1959.

En cuanto al nombre que posee el edificio, el mismo remite a la manera como es conocida la ciudad de San Sebastián (Donostia en euskera), ubicada en Guipúzcoa, País Vasco, a la que se conoce como “La Bella Easo”. Dicha denominación, de acuerdo al portal https://purodreams.com “viene de la creencia de que la ciudad romana de Oiasso (Easo) estaba ubicada en el lugar donde está ahora la población vasca. Pero parece que en realidad esa ciudad romana se encontraba en el lugar en el que está ahora Irún. El caso es que San Sebastián es conocida por ese nombre, incluso uno de los gentilicios usados para definir a los habitantes es ‘easonense’”. Desconocemos si sus propietarios originales tomaron en consideración este dato (o poseían alguna vinculación con tierras vascas) a la hora de nombrar la edificación.

6. Chacaíto años 1980. En el centro el edificio Easo.

El edificio EASO, que forma parte del sector oeste de la denominada “milla de oro” (ver https://lamilladeoroccs.wordpress.com/la-milla-de-oro-2/), fue registrado por el Municipio Chacao en el Catálogo de Edificios con Valor Arquitectónico de Chacao y declarado por el Instituto del Patrimonio Cultural como Bien de Interés Cultural de la Nación, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N. 38.234 de fecha 22 de julio de 2005 como una de las manifestaciones tangibles registradas en el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2005.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal y 1. Colección Crono Arquitectura Venezuela

2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3. http://fundamemoria.blogspot.com/2013/03/306-municipio-chacao-parroquia-chacao.html

4. https://nicelocal.com.ve/caracas/mall/edif_easo/reviews/ y https://www.facebook.com/greetingsccs/photos/edificio-easoes-una-edificaci%C3%B3n-de-uso-administrativo-y-comercial-fue-dise%C3%B1ada-e/1896097220639720/

5. http://guiaccs.com/obras/edificio-easo/ y https://www.conlallave.com/propiedades/alquiler-oficina-en-torre-easo-en-el-rosal-52111107.html

6. https://www.pinterest.com/pin/462604192948592415/