Archivo de la etiqueta: Alberto Sato

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 434

A finales del siglo XVIII (1783) en los terrenos de la antigua hacienda Santa Ana se funda la hacienda La Floresta desde donde se impulsa, junto las vecinas haciendas Blandín y San Felipe, la producción del café en Caracas. Propiedad de don Francisco Domínguez, colindaba al norte con el Camino Real de Petare (hoy avenida Francisco de Miranda), al oeste con la quebrada Seca, al sur con el río Guaire y al este con la quebrada Sebucán.

1. Ubicación de la hacienda La Floresta en el Plano de Caracas y sus alrededores de Eduardo Röhl (1934)

Manteniendo intacta su actividad agrícola la propiedad fue adquirida en 1915 por la familia Sosa quienes en 1944 cesan la producción cafetera y, en virtud de la presión ejercida por el crecimiento de la ciudad hacia el este del valle, deciden en 1952 dar inicio al proyecto de la urbanización La Floresta, la cual fue construida en la parte norte de sus terrenos conservándose por muchos años la antigua casa colonial de la hacienda junto a sus jardines dotados de una flora nativa excepcional.

2. 1978-1982. Tres propuestas elaboradas por Jesús Tenreiro para el desarrollo del Centro Empresarial La Floresta.

Los Sosa, no sin antes intentar desarrollar infructuosamente el área verde colindante a la casona, ubicada al oeste con frente a la avenida Francisco de Miranda (para lo cual convocaron un concurso privado de ideas en 1978 para proyectar un Centro Empresarial), finalmente deciden vender a Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en 1988 el privilegiado sitio ocupado por la casa colonial y sus áreas verdes.

Casi de inmediato, la empresa estatal a través de su Gerencia de Bienes y Servicios llama a un concurso privado con la finalidad de proyectar y construir la Nueva Sede de Petróleos de Venezuela S.A. en lo que se conocía como la Estancia La Floresta. La convocatoria hecha en 1988 mediante un concurso de credenciales, permitió seleccionar 20 equipos participantes reduciéndose finalmente a 5 en la última etapa donde las propuestas presentadas quedaron arropadas por el veredicto de “desierto” emitido por el jurado quien se pronunció al respecto en 1991.

3. Urbanización La Floresta con la ubicación de la Estancia La Floresta.

PDVSA, tras el fallido intento de desarrollar allí su sede, toma la decisión de rescatar y remodelar la señorial edificación de finales del siglo XVIII con la idea de destinarla a ser sede para la recepción y albergue de huéspedes ilustres de la industria petrolera, conservando el esplendor de sus jardines. Los trabajos de restauración le son encargados al reconocido arquitecto Ramón Paolini quien, pese a las diversas alteraciones sufridas a través de los años, centró su propuesta en poner en valor la arquitectura que quedó de los siglos anteriores, usando racionalmente los materiales para dejar percibir claramente la intervención contemporánea y la arquitectura restaurada.

4. Vistas de la casona restaurada de la hacienda La Floresta (sede del Centro de Arte La Estancia) y de los jardines que la acompañan.

Estando en marcha los trabajos de restauración, el destino del edificio dio un afortunado giro que lo orientó ser sede de un centro cultural. “Fue así como Biserca, Bienes y Servicios C.A. filial de Petróleos de Venezuela, dirigida por Ada Bermúdez de Bass, creó en 1993 el Centro de Arte La Estancia, habiendo consultando a varios expertos entre los que se contaban los de la Galería de Arte Nacional y el artista, diseñador y docente Miguel Arroyo acerca de cuál podría ser la especificidad cultural de dicho Centro. Arroyo respondió de inmediato sobre la importancia e interés de abordar el diseño y la fotografía dentro del circuito cultural-artístico más notable del continente, integrado por los museos y galerías del Estado, entidades bancarias, industrias nacionales y privados, localizado en la ciudad de Caracas. De este modo, Biserca aceptó la propuesta de Arroyo, y para emprender la tarea convocó al diseñador gráfico Álvaro Sotillo y a mí, quienes respondimos con entusiasmo al desafío”, expresará Alberto Sato en “Recuerdos del futuro” artículo publicado en el diario El Nacional el 26 de abril de 2015.

Aprovechando al máximo la oportunidad que se presentaba, Sato y Sotillo se abocaron a partir de 1993 a llevar adelante un ambicioso plan que vislumbró “en primer lugar, la necesidad de instalar la noción de diseño y la fotografía en el marco de la producción cultural de Venezuela; en segundo lugar, la oportunidad de abrir el debate acerca de la construcción de un país capaz de producir sus propios bienes, mejorar su base industrial con sus propias iniciativas, reducir  su dependencia de las importaciones, crear nuevas fuentes de trabajo y estimular el emprendimiento. Esto es, contribuir a la creación de un país independiente y orgulloso de su capacidad inventiva y productiva, que nos permitiera dejar de ser de consumidores para transformarnos en productores”, según palabras de Sato.

5. Vistas de la sede del Centro de Arte La Estancia.

Fue así que diseño y petróleo empezaron a caminar de la mano, venciendo prejuicios que asociaban al primero con frivolidad, e impulsando desde 1993 desde lo que se denominó como el Centro de Arte La Estancia “las actividades de investigación, desarrollo tecnológico, divulgación y estímulo del diseño … que en pocos años se logró identificar como uno de los extraños ‘polos de atracción’ del conocimiento cultural y tecnológico, lo cual contrastaba notablemente con la realidad de un cuerpo social enfermo de incredulidad”, apuntará Sato.

A ello se sumó una cuidadosa programación expositiva llevada adelante por Sato y Sotillo que buscó, aprovechando la excelente ubicación y las remozadas instalaciones de la casa cuidadosamente tratada para albergar un nuevo uso que no alterara su esencia, añadir una pieza más al circuito expositivo a base de temáticas de convocatoria que resultaran innovadoras.

Es así como, coincidiendo con la finalización de los trabajos de restauración y acondicionamiento llevados adelante por Paolini, el 12 de noviembre e 1995 se inaugura en el Centro de Arte La Estancia “la primera exposición de diseño industrial venezolano”: “Detrás de las cosas”, con curaduría del propio Sato y diseño museográfico a cargo de Ignacio Urbina.

Sato complementará: “Debido al éxito de esta primera exposición, le sucedió un cerrado programa de muestras de diseño gráfico, industrial, de mobiliario, de fotografías, con una maravillosa concurrencia integrada por público en general y especialmente por jóvenes. En poco tiempo el lugar … se convirtió en punto de referencia del diseño, con una biblioteca que atendía a todos los estudiantes e interesados en diseño del país”.

A “Detrás de las cosas” le siguieron “Chicho Mata. El hombre de Uribe” (1996); “DGV 70–80–90 Diseño Gráfico en Venezuela” (1996); “Hans J. Wegner. Hacedor de sillas” (1996); y “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997), de cuyo diminuto y extraordinario catálogo, diseñado por Álvaro Sotillo, impreso por Exlibris en un formato de 15 x 7 cms a modo de libreta con hojas unidas con un espiral metálico y en papel glasé, hemos reproducido la portada y contraportada para engalanar nuestra postal del día de hoy.

6. Planta del Centro de Arte La Estancia con la disposición de los seis tiempos que conformaron la muestra “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997)

La muestra, basada en una amplia y rica colección de sillas provenientes de CAPUY C.A. (copatrocinante del evento), Arquetipo, Casa Curuba y numerosas personas que pusieron a su disposición las que eran de su propiedad, fue curada por Alberto Sato (quien además redactó los textos), contó con la museografía de José Luis (Chuchi) Sánchez, el diseño gráfico de Álvaro Sotillo y la fotografía de Mariano U. de Aldaca. Cabe destacar que Sotillo, responsable de desarrollar la imagen de la institución creó para tal fin dos fuentes tipográficas Estancia Book ® y Floresta Book ® (que pasaron a ser propiedad del Centro de Arte la Estancia) las cuales se incorporaron de lleno en el diseño museográfico y gráfico tanto de la muestra como del catálogo.

7. Fuente tipográfica Floresta Book diseñada por Álvaro Sotillo para el Centro de Arte La Estancia.

Con la exhibición se desarrolla la idea de que “en la vida cotidiana de Venezuela, la silla es uno de los objetos más emblemáticos del espíritu moderno que anima a sus habitantes. En efecto, el escenario moderno como universo de representaciones sociales expone con naturalidad e inadvertidamente, una imagen de las aspiraciones y deseos de los modos de habitar un territorio; conforma una pequeña señal de cómo es imaginado el país, porque la silla no sólo sirve para sentarse; sirve para representar a quien está sentado y la forma que adquiere el ambiente con el símbolo de un tiempo que puede ser presente, pasado o futuro”, tal y como plantea Sato en la introducción del catálogo.

Con ello en mente se estructuró un recorrido cronológico que permitió apreciar la presencia de seis tiempos que refuerzan el enfoque que se buscó dar a la muestra:

8. Páginas del catálogo de la exposición «Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” correspondientes al «Primer tiempo».

Un “Primer tiempo” en el que hacen acto de presencia “Los primeros modernos” como señal de que “en el filo de los años cuarenta y cincuenta la introducción de sillas modernas en Venezuela no es ajena a la participación de los jóvenes arquitectos formados en el extranjero”. Marcel Breuer, Mies van der Rohe, Harry Bertoia, Charles Eames y Eero Saarinen serán los creadores que forman parte de esta etapa.

9. Páginas del catálogo de la exposición «Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” correspondientes al «Segundo tiempo».

Un “Segundo tiempo” titulado como de “La modernización domesticada” donde “la confirmación y certeza de la modernización halló la pausa reflexiva del encuentro con algunas condiciones ambientales y con los valores locales: la organicidad de la madera, la artesanía de su producción, las tipologías vernáculas y las herencias coloniales consiguieron incorporarse a la ‘naturalización’ del mobiliario escandinavo. Alvar Aalto, Hans Wegner, Arne Jacobsen, Finn Juhl, Kaare Klint, Antonio Bonet/Juan Kurchan/J.Ferrari-Hardoy, Cornelis Zitman, Poul Kjaerholm, Gaetano Descalzi, Gio Ponti y Miguel Arroyo junto a sus diseños animarán este tiempo.

10. Páginas del catálogo de la exposición «Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” correspondientes al «Tercer tiempo».

Un “Tercer tiempo” subtitulado como “La década rugiente” se centra en los años sesenta, década que transcurre entre crisis políticas y económicas “en un mundo trastornado por convulsiones sociales externas e internas (…) (donde) las reflexiones no tomaban en cuenta el universo cotidiano que, inadvertidamente, se cubría de plástico y de optimismos interplanetarios; es entonces cuando irrumpen en escena las sillas de plástico, los globos inflables y las bolsas informes rellenas de poliestireno que se amoldaban al acto de sentarse”. Es este el momento en que harán su aparición creaciones Piero Gatti, Eero Saarinen, Giancarlo Piretti, Achille Castiglioni, Eero Aarnio,  e Yrjö Kukkapuro.

11. Páginas del catálogo de la exposición «Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” correspondientes al «Cuarto tiempo».

Un “Cuarto Tiempo” subtitulado “El confort del Boom” abre paso a la década de los setenta: “una nueva era de abundancia que se ocupa de destruir todo lo que encuentra a su paso; entre lo cual se cuenta la tradición moderna que a partir de entonces adquiere carácter heroico. Comienza a relajarse el optimismo tecnológico y las sillas domésticas recuperan el espacio perdido. Otra vez madera y eficiencia ergonómica, especialmente en el mobiliario de oficina”. Firmas como Knoll y Herman Miller copan la escena y tras ellas nuevamente Charles Eames y Eero Saarinen junto a Mario Bellini, Tobia Scarpa, Warren Plattner,  y Charles Pollock.

12. Páginas del catálogo de la exposición «Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” correspondientes al «Quinto tiempo».

Un “Quinto tiempo” dedicado a los ochenta le permite a Sato subtitularlo como el del “Posmoderno o las vanguardias revividas”. La silla definida como un objeto mueble compuesto de asiento y respaldo “trasciende el mero hecho de sentarse y asume su verdadero papel de adorno doméstico” convirtiéndose en pieza de colección o “esculturas que se esconden tras el signo de la función”. Se recupera la sobriedad moderna arropada por el historicismo posmoderno que fija su mirada en el pasado aunque este no sea tan lejano. Clásicos de comienzos de siglo realizados por Charles Rennie Mackintosh, Josef Hofmann, los Hermanos Thonet, Gerrit Rietveld, Frank Lloyd Wright, Robert Mallet-Stevens, Marcel Breuer y Le Corbusier sirven de telón de fondo para ilustrar cómo la posmodernidad en Venezuela no se tradujo en el derrumbe de los paradigmas modernos ni un desencanto por la modernidad.

13. Páginas del catálogo de la exposición «Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” correspondientes al «Sexto tiempo».

Un “Sexto tiempo” subtitulado “Hoy y también aquí” cierra el itinerario a modo de balance teniendo la década de los noventa como escenario. “Hoy todo vale, aun cuando la silla deja pocos rastros de su función primigenia que es la de sentarse cómodamente” afirmará Sato. “La silla nos permite dos tipos de fruición: desde adentro y desde afuera. Cuando nos sentamos disfrutamos de su comodidad y estamos dentro de ella; cuando la contemplamos a cierta distancia nos transportamos al mundo de los valores estéticos: estamos afuera”. Es así como podemos pasar de una experiencia totalmente individual (sentarse) a una colectiva (la contemplación del objeto por varias personas a la vez). Es por ello que un elemento que nace signado por su utilidad se ha podido convertir en pieza museable.

“Sentados en un siglo” fue seguida por “Hablemos de reciclaje. Innovación y ambiente” (1997); “Grandes fotógrafos en colecciones venezolanas” (1997); “El arte por el arte. L’art pour l’art. Carteles de Mende; & Oberer”; “Miradas domésticas. Diseño español contemporáneo (1998); “40 años de Leica M. Momentos mágicos” (1998); y “Tools Toys. Herramientas lúdicas” (1998), todas de una alta calidad que estuvieron acompañadas de seminarios, charlas y conferencias nacionales e internacionales así como por catálogos que contenían elaboradas gráficas, con la idea de tener un registro permanente, didáctico y de alta calidad, de los temas tratados, y que se convirtieron en un valioso material de consulta. También se creó un Centro de Información sobre arte y diseño abierto al público, que se constituyó rápidamente en el punto de referencia de todos los centros educativos del país.

Así se cerró un intenso ciclo que formó parte de un proyecto modélico y que a partir de 1999 mutó a otro que carece justamente de proyecto.

El Centro de Arte La Estancia, todavía administrado por la estatal petrolera PDVSA, dejó de tener a la innovación como eje de un necesario fortalecimiento de lo diseñado y hecho industrialmente en Venezuela bajo la premisa de «Inventar entonces lo que nos falte, no por suponer que todo está mal, sino porque efectivamente falta», aprovechando las enseñanzas y avanzar inventando.

14. Una de las salas de exhibición del Centro de Arte La Estancia en la actualidad.

Hoy ha quedado reducido a ser, como tantos otros, un lugar de difusión del acervo cultural y las tradiciones venezolanas.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 6, 8, 9, 10, 11, 12 y 13. Centro de Arte La Estancia. Catálogo de la exposición “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997)

1. Caracas del valle al mar (http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-del-caballo/)

2. Rafael Urbina Pacini. Jesús Tenreiro-Degwitz. Arquitectura. Edificios y proyectos. 1954-2007 (2023)

3. Capturas de Google Earth.

4. Caracas del valle al mar (http://guiaccs.com/obras/centro-de-arte-la-estancia-antes-hacienda-la-floresta/); Colección Crono Arquitectura Venezuela; Aporrea (https://www.aporrea.org/cultura/n297876.html); y TE RECOMIENDO EN… (https://terecomiendoen.wordpress.com/2016/11/06/centro-de-arte-la-estancia/)

5. Icomos Venezuela (http://icomosdevenezuela.blogspot.com/2023/04/18-de-abril-de-2023-dia-internacional.html) ; y Lo afirmativo venezolano (https://haimaneltroudi.com/centro-de-arte-la-estancia-un-oasis-cultural-urbano/)

7. Centro de Arte La Estancia. Catálogo de la exposición “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997); y ArchivoGráfico (VE) (https://archivografico.org/1995-Floresta-Book)

14. Lo afirmativo venezolano (https://haimaneltroudi.com/centro-de-arte-la-estancia-un-oasis-cultural-urbano/)

TAL DÍA COMO HOY…

… 28 de julio, cuatro son los eventos que creemos vale la pena recordar.

1. Proclamación de la Independencia del Perú, por Juan Lepiani (pintado en 1904)

Hoy, 28 de julio, cuando en 1821 José de San Martín proclamó en Lima la independencia del Perú, y este 2024 se recordará como fecha que pasará a los anales de nuestra historia por su importancia en cuanto a la participación ciudadana en las elecciones que se realizan, coinciden al menos cuatro circunstancias que consideramos importante rememorar.

2. Julián García Núñez (c. 1910)

En primer lugar, en 1875 en Buenos Aires, nació el arquitecto Julián García Núñez, a quien se cataloga como “uno de los principales representantes del Modernismo arquitectónico en Argentina”. Descendiente de padre castellano (Nicanor Julián García Vidal) y madre catalana (María Núñez Loret), viajó muy joven a España (1892) realizando sus estudios de arquitectura en la Escuela de Arquitectura de Barcelona como alumno de Lluís Domènech i Montaner, importante representante del movimiento modernista catalán, graduándose en 1900. De allí que haya adquirido una base teórica fundamentada en el eclecticismo dieciochesco. “De la etapa formativa queda únicamente el proyecto de final de carrera (1900), Teatro Dramático para Sevilla, que todavía sigue fórmulas propias del Estilo Segundo Imperio con la Ópera Garnier de París como referencia”, encontramos en https://sergiofuentesmila.es/julian-garcia-nunez-art-nouveau-buenos-aires/.

3. Julián García Núñez. Casa Pere Brias. Barcelona (1903)

Antes de su regreso a Buenos Aires en 1903, García Núñez realizó un viaje de perfeccionamiento por África, Italia y Alemania y tiene oportunidad de proyectar la Casa Brias (en Gran Via, 439) quizás su aproximación más directa al Modernismo catalán y “única muestra material de su presencia en Barcelona, una finca del Ensanche que destaca por las tribunas y balcones geminados e individuales que jerarquizan los ritmos de la fachada e incorporan ornamentos en consonancia con obras como la Casa Lleó Morera” de Domènech i Montaner.

4. Julián García Núñez. Pabellones España. Exposición Internacional del Centenario en Buenos Aires (1910) -demolido-

Ya en Argentina, desde 1906 se aleja un tanto de su formación catalana para adoptar un Modernismo que bebe directamente de la Secesión vienesa siguiendo las soluciones de Joseph Maria Olbrich y Otto Wagner. De ello da fe el complejo de los pabellones españoles diseñados para la Exposición Internacional del Centenario en Buenos Aires de 1910, una de sus obras más valiosas lamentablemente demolida.

5. Julián García Núñez. Hospital Español (1908).

Sus biógrafos destacan el hecho de que García Nuñez repartió su producción entre España y Argentina, pero subrayan que su actividad principal se centró en su país natal. De allí “que haya sembrado sus obras en muchos barrios de Buenos Aires, especialmente en Balvanera, el elegido para construir en el año 1907 su casa particular y el Hospital Español (1908), en los que puede observarse el manejo y la combinación de estilos neoclásicos y art nouveau”.

6. Julián García Núñez. Izquierda: Edificio de apartamentos en la esquina entre las calles Paso y Viamonte (1913). Derecha: Edificio SEB (1913).

García Núñez realizó una gran cantidad de edificios de apartamentos para el sector privado destinados a vivienda en alquiler entre los cuales se incluyen excelentes ejemplos de soluciones en esquina en el encuentro de las calles Suipacha y Tucumán (1907), Independencia y Sarandí (1910) y Paso y Viamonte (1913). “En todos ellos el espacio privilegiado es la esquina, la cual es concebida por el arquitecto como una confluencia de ejes que le dan al proyecto un aire monumental a través de torres, agujas de hierro forjado y cúpulas que muestran relieves romboides que recuerdan los del Hospital Español”, encontramos en http://www.artnouveau.eu/upload/magazine_pdf/25_arreu.pdf.

La extensa obra de García Núñez, sometida en innumerables ocasiones a alteraciones cuando no a demoliciones, pero todavía en buena parte en pie, nos muestra a un arquitecto ecléctico que importó la modernidad arquitectónica europea a la Argentina a través del art nouveau vienés que había asimilado en Barcelona, todo un ejemplo que sirve para comprender mejor un fenómeno que se repite en buena parte de América del Sur.

7. Julián García Núñez. Casal de Catalunya (1936)

Sin embargo, es de señalar que su trayectoria sufre un quiebre en 1924 cuando tras la muerte de su padre (mentor y compañero) comienza a inclinarse “hacia un estilo más cercano al academicismo, al que antes había enfrentado y contrariado con su obra, que había sido catalogada por muchos como revolucionaria y por otros como excéntrica”.

Julián García Núñez fallece en Buenos Aires el año 1944 a los 69 años de edad.

8. Rafael Leoz de la Fuente (1921-1976).

El segundo hecho digno de recordación es el fallecimiento en 1976 en Madrid (donde había nacido en 1921), del arquitecto y escultor Rafael Leoz de la Fuente.

Sobre la figura de Leoz, uno de los arquitectos españoles del siglo XX que alcanzó mayor relieve internacional y también uno de los menos reconocidos en su país de origen, sabemos gracias a Wikipedia que “nació en una familia de tradición médica, hijo del oftalmólogo Galo Leoz (1879-1990), y hermano del también oftalmólogo Gustavo Leoz. Estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid donde se tituló en 1955, y donde luego ocupó plaza de profesor desde 1965”.

9. Maquetas de núcleo (izquierda) y de las Fases I y II del Poblado Dirigido de Orcasitas. Madrid. 1959.

Con una trayectoria marcada por un claro interés en buscar soluciones dentro de lo que se denomina como “arquitectura social”, a la cual por lo general se le acompaña del apelativo “humanizante”, Leoz desde que egresa de la universidad hasta 1960 se incorpora a un momento en el que la discusión arquitectónica se centró en cómo dar solución a la grave necesidad de vivienda que caracterizaba la sociedad española de entonces, en pleno proceso de reconstrucción tras la Guerra Civil. El enfrentamiento entre los rígidos planteamientos oficialistas y burocráticos de la Obra Sindical -OSH- a otra visión más fresca promovida por Julián Laguna como responsable de la Comisión de Ordenación Urbana -COUM-, planteó la necesidad de convocar desde el Instituto Nacional de la Vivienda el Concurso de Viviendas Experimentales de 1956 donde desde el equipo de arquitectos conformado por Leoz junto a Joaquín Ruiz Hervás, Antonio Vázquez de Castro e Íñiguez de Onzoño surgen los planes de erradicación del “chabolismo” en Madrid, dirigidos a conducir y ubicar a la nueva inmigración a través de los llamados “Poblados Dirigidos”, como los de Orcasitas (2044 viviendas) y Caño Roto (1210 viviendas).

Luego de cinco intensos años de experiencia profesional, Leoz la abandona para dedicarse a la reflexión teórica. Una de las primeras ocasiones en las que el fruto de su investigación es expuesto y debatido, es en la VI Bienal de São Paulo (1961), donde presenta el trabajo “División y Organización del Espacio Arquitectónico” por el que recibió el Premio Especial Honorífico, publicado dos años después y que será un paso previo para su trabajo sobre el innovador Módulo HELE, una forma geométrica que utilizada como elemento de composición permite soluciones de máxima compacidad y resuelve en su volumen sistemas funcionales complejos.

La exitosa participación en la VI Bienal de São Paulo significó para Leoz el inicio de su proyección internacional, la cual obtuvo un sustancial impulso cuando en 1963 es invitado por Jean Prouvé y Le Corbusier a integrarse como miembro en el Cercle d’etudes Architecturales (al cual solamente otro español había y ha pertenecido: Eduardo Torroja), recibiendo cálidos elogios del maestro suizo.

En adelante Leoz será reclamado como conferencista en diferentes centros universitarios y profesionales de Europa y América, comenzando un continuo periplo de viajes, en los que explicaba sus hallazgos sobre la organización del espacio arquitectónico y sus aplicaciones a la arquitectura social.

10. El Módulo Hele de Rafael Leoz y sus variaciones.

Tal y como señala Fernando Agrasar en “Una obra olvidada de la modernidad arquitectónica española: la embajada de España en Brasilia”, ponencia presentada y publicada en el 9º Seminario Docomomo Brasil (junio 2011): “El Módulo HELE protagonizó dos películas documentales, concebidas y dirigidas por el arquitecto: una primera, con este mismo título, presentada en IX Congreso de la UIA en Praga en 1967; y la segunda, titulada ‘Arquitectura hacia el futuro’ , presentada en el X Congreso de la UIA en Buenos Aires en 1969. En este mismo año, Rafael Leoz constituyó la ‘Fundación Leoz para la Investigación y la Promoción para la arquitectura social’, institución desde la que dirigió su trabajo investigador y proyectual”, hoy ya desaparecida.

En 1968 Leoz publica su libro Redes y Ritmos Espaciales, escrito tres años antes, en el que expone una investigación sobre formas geométricas como base compositiva para adecuar los procesos de construcción a las exigencias de la industria y a las posibilidades tecnológicas de entonces.

11. Envoltorio y portada tapa dura del libro Redes y ritmos espaciales (Editorial Blume, 1969)

Con Redes y ritmos espaciales (publicado por Editorial Blume finalmente en 1969, prologado por Jean Prouvé), Leoz culmina una primera y muy importante etapa en su ruta como investigador. Sería a la postre su única monografía y puerta de entrada a otra fase dedicada a indagar en torno a los hiperpoliedros que no llegó a concluir debido a su prematura muerte, pero que si logró experimentar en la construcción de la Embajada de España en Brasilia (1973-1975).

También, en 1969 Leoz creó la “Fundación Rafael Leoz para la Investigación y Promoción de la Arquitectura Social” apoyada en su momento por la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, el Politécnico de Zurich, la Universidad de Harvard, el Círculo de Estudios Arquitectónicos de París y otras personalidades de diversos países entre las que se encontraba el propio Carlos Raúl Villanueva. También contaría con apoyo institucional del gobierno español, de la banca privada y de un importante número de industrias de la construcción, y la empresa tecnológica IBM (quien ofreció algunos de los primeros equipos informáticos que llegaron a España para apoyar técnicamente sus investigaciones.

Leoz, quien fue postulado en 1968 para el Premio Nobel de la Paz por la Sociedad Bolivariana de Arquitectos y reconocido a través de la creación del Instituto de Investigaciones Urbanísticas y Arquitectónicas Rafael Leoz en la Universidad Nacional Experimental del Táchira en 1987, visitó Venezuela en un par de ocasiones en 1963 y en 1967 gracias a las gestiones realizadas primero por Antonio Granados Valdés (Director de Extensión Cultural de la FAU UCV y de la revista PUNTO) y luego por la Sociedad Bolivariana de Arquitectos lo que nos llevó a realizar una extensa nota publicada en el Contacto FAC nº 171 del 19 de abril de 2020 dentro de la serie “Visitas memorables” (https://fundaayc.com/2020/04/19/visitas-memorables-10/) que ha servido de apoyo a la que presentamos hoy.

12. Artículo «Reflexiones de un arquitecto» por Rafael Leoz de la Fuente publicado en la revista Punto nº 13, julio 1963.

En tal sentido sólo rescatar que relacionados con sus visitas y su figura, en nº 13 de PUNTO (julio 1963) se publica un artículo de 5 páginas de Leoz, preparado especialmente para la revista, titulado “Reflexiones de un arquitecto”; en el nº 32 (julio-agosto 1967) se reseña la conferencia titulada “División y organización del Espacio Arquitectónico”, dictada del 23 de junio de 1967 en el Auditorio de la FAU UCV; en el nº 38 (junio 1969) aparece una interesante entrevista que Granados Valdés le hiciera a Leoz en Madrid; en el nº 40-41 (enero-marzo 1970) se reseña el nuevo premio obtenido por Leoz en el Congreso Mundial de la U.I.A, celebrado en Buenos Aires en el mes de octubre de 1969, por la película “Arquitectura hacia el futuro”; en el nº 42 (abril-junio 1970) se anuncia la salida a la luz de Redes y ritmos espaciales; y, ya fallecido, en el nº 61 (junio 1979), aparece como noticia la visita que hiciera al país, y en particular a FAU UCV el 19 de enero, su viuda Carmina Ayuso de Leoz (Presidenta de la Fundación Rafael Leoz).

13. Rafael Leoz. Izquierda: Embajada de España en Brasilia. Derecha: Viviendas Experimentales en Torrejón.

Fernando Agrasar al analizar las complejas y a la vez inexplicables razones del manto de silencio que existe sobre Rafael Leoz, “que sólo por las realizaciones de la Embajada en Brasilia y las viviendas en Torrejón de Ardoz merecería un lugar destacado en la Historia de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX”, aboga por el necesario rescate de un legado fundamental para completar la comprensión de la última modernidad arquitectónica desarrollada en España.

14. Página de arquitectura del diario Economía HOY del 28 de julio de 1990.

La tercera escala de nuestro recorrido por el 28 de julio nos lleva al año 1990, cuando en la decimotercera aparición de la página sabatina de arquitectura del diario Economía HOY, Juan Pedro Posani (encargado de realizarla y coordinarla en solitario) le abre a Alberto Sato la oportunidad de publicar un excelente artículo dedicado a Luis Barragán titulado “El canto del silencio”, marcando así el primer atisbo de una alianza que más tarde, en 1993, daría origen al semanario Arquitectura HOY y su larga andadura de 359 números hasta octubre de 2000.

Aunque en estricto sentido Sato fue el segundo articulista que utilizó la página de Posani para exponer sus ideas (el primero había sido Oscar Olinto Camacho quien el 14 de julio de 1990 publicó “Se alquilan ranchos de ocho pisos”), sin duda su escrito quedó como testimonio sensible del momento en que tuvo la oportunidad de conocer al gran maestro mexicano con ocasión de visitar en julio de 1977 su casa-estudio ubicada en la calle Francisco Ramírez nº14 de Tucubaya, suburbio de Ciudad de México, construida en 1948.

El artículo que relata en primera persona el encuentro de Sato con Barragán, aunque contextualiza en general la obra del maestro, sus influencias y su trascendencia gracias al talento de quien supo llevar a cabo una singular y talentosa sintaxis, sirve fundamentalmente para ver plasmadas las razones que han llevado a calificar la casa en cuestión como una obra maestra de entre las más influyentes y representativas de la arquitectura contemporánea, paradigmática de lo que puede ser la construcción de un discurso latinoamericano aleccionador y refrescante así como inteligente y creativo donde la doctrina se convierte en poética (y no al revés), señalará Sato.

Sin nada que la destaque desde el exterior y sin mostrar señal alguna relacionada con las extraordinarias imágenes que la presentan cuando es publicada, Sato relata cómo fue recibido “por un hombre alto, con aire distinguido y mirada penetrante, elegantemente vestido con saco y pañuelo de seda al cuello” que lo invitó a trasponer la pequeña puerta de entrada y “entrar significó un descubrimiento de América”. “Trasponer esos muros, salir de la uniformidad del suburbio y la ruidosa proximidad del periférico y entrar a un ámbito íntimo, de grandes contrastes de luz y sombra, con la sola transición del filo del marco de la puerta fue como entrar en el mágico mundo de aquella ‘arquitectura que canta’”, en clara referencia a lo expuesto por Paul Valéry en Eupalinos o el arquitecto.

El recorrido guiado por el propio Barragán permitió a Sato entender parte de su universo poético y ver en la casa señales de toda su arquitectura. Tras escuchar en directo como el maestro conoció a Le Corbusier, de su primer contacto con Louis Kahn quien lo llamó sin conocerlo para hacerle una consulta y cómo ambos se hacen presentes, el transitar aquella pequeña pero a la vez gran obra sirvió para encontrar “vida y vigor, desplazándose en el suave correr del agua, muros netos coloreados y de gran rugosidad” en un recinto donde “todo era silencio, recogimiento”. Y también reflejo de una vida solitaria “que se hace método: pocas ventanas, ellas surgen donde los muros se ausentan, ambientes de semipenumbras, árboles en el patio cuya frondosa sombra transforma ese ambiente en un interior. Recintos blancos encalados, rosados, techos y envigados de madera, pisos de terracota y madera”.

El texto de Sato, que cierra con su duro reencuentro con la calle, con sus reflexiones acerca del valor del muro como soporte para dotar de magia a los espacios y “albergar la interioridad del hombre” para “ponerlo en contacto con una memoria de cualquier tiempo” y con una breve biografía del maestro mexicano, puede ser ubicado para ser leído en http://190.169.126.132:8080/4DAction/SubWeb_VerRevista/1514.

15. Nº 347 del semanario Arquitectura HOY del 28 de julio de 2000.

Nuestra cuarta y última parada relacionada al 28 de julio se ubica en la publicación ese día del año 2000 del nº 347 del ya mencionado semanario Arquitectura HOY. Teniendo como integrantes del Comité de Redacción a Juan Pedro Posani y Alberto Sato y como colaboradores a Carolina Heredia, Mario Quirós, Stefan Gzyl, Jaime Méndez, Juan Vicente Pantin, Henrique Certad, Erica Sogbe, María Elena Troconis y Elías Toro, el ejemplar estuvo compuesto de cuatro partes: los artículos “Craig Ellwood, un sueño americano” de Juan Pedro Posani y “La recuperación del cuerpo” de Jaime Médez, el relato “Soledad inverosímil” de Erica Sogbe y la convocatoria al “Concurso Philips de arte para jóvenes talentos” hecha por el Comité de Redacción del semanario.

El texto de Posani rescata la figura olvidada de Craig Ellwood cuya relevante y exquisita obra arquitectónica destaca durante los años de la postguerra dentro del ámbito norteamericano y se convierte en el tema central del número 12, 1999, de la Revista 2G. Por su parte, Jaime Méndez en su escrito hace un llamado a los arquitectos a confrontar y dejar contaminar el oficio por lo que sucede en otros espacios del mundo “real», llamado que surge a raíz de su asistencia al seminario «Versiones, inversiones y revisiones de la recuperación del cuerpo», dedicado al trabajo artístico de Dan Graham y la arquitectura de Herzog & De Meuron, que se llevó a cabo en la USB los días 29 y 30 de junio. En “Soledad inverosímil” Erica Sogbe recoge las múltiples sensaciones vividas al transitar el Callejón de La Puñalada (Caracas) el cual contrasta con el Boulevard de Sabana Grande desde el cual se accede. Por último, la convocatoria conjunta de la Philips y la UCV al concurso de arte latinoamericano para jóvenes talentos, cuya finalidad es promover los vínculos entre el arte y las nuevas generaciones. provee toda la información necesaria a los interesados y los contactos para ampliarla.

Para finalizar hacemos desde acá un llamado para ejercer el derecho y cumplir con el deber de ir a votar. Es lo mejor que podemos hacer por despejar para Venezuela una ruta que le permita transitar de nuevo el camino de la libertad, el reencuentro y la confianza.

ACA

Procedencia de las imágenes

1. Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Proclamaci%C3%B3n_de_la_Independencia_del_Per%C3%BA_%28Juan_Lepiani%29)

2. Wikipedia (https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Juli%C3%A1n_Garc%C3%ADa_N%C3%BA%C3%B1ez)

3. Julián García Núñez (https://www.epdlp.com/arquitecto.php?id=13819); Architecture & Design (https://www.facebook.com/ArchiDesiign/photos/spain-gran-via-439-casa-pere-brias-barcelona-architect-julian-jamie-garcia-nunez/1643040185851230/?locale=es_LA); y Sergio Fuentes Milá. “Julián García Núñez and Art Nouveau in Buenos Aires / Julián García Núñez i el Modernisme a Buenos Aires”, Coup de Fouet, 25, 2015 (http://www.artnouveau.eu/upload/magazine_pdf/25_arreu.pdf)

4. Ramón Gutiérrez. «El Pabellón Español en la Exposición
del Centenario Argentino», Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte, núm. 7, 2008 (https://www.redalyc.org/pdf/653/65323975004.pdf); y Sergio Fuentes Milá. “Julián García Núñez and Art Nouveau in Buenos Aires / Julián García Núñez i el Modernisme a Buenos Aires”, Coup de Fouet, 25, 2015 (http://www.artnouveau.eu/upload/magazine_pdf/25_arreu.pdf)

5. Julián García Núñez (http://juliangarcianuniez.blogspot.com/2008/)

6. Sergio Fuentes Milá. “Julián García Núñez and Art Nouveau in Buenos Aires / Julián García Núñez i el Modernisme a Buenos Aires”, Coup de Fouet, 25, 2015 (http://www.artnouveau.eu/upload/magazine_pdf/25_arreu.pdf); y Julián García Núñez (https://www.epdlp.com/arquitecto.php?id=13819)

7. Buenos Aires Historia (https://buenosaireshistoria.org/fotografias/casal-de-catalunya-buenos-aires-arq-julian-garcia-nunez-y-eugeni-campilonch/)

8, 11, 14 y 15. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

9. Archivo Digital UPM (https://oa.upm.es/67476/1/07_ORCASITAS_2.pdf)

10.Jesús López Díaz. «El módulo HELE de Rafael Leoz. una historia de contradicciones: del éxito internacional a la difícil relación con la arquitectura española» (https://core.ac.uk/download/pdf/83579496.pdf)

12. Revista Punto nº 13, julio 1963.

13. UrbiPedia. Embajada de España en Brasilia (https://www.urbipedia.org/hoja/Embajada_de_Espa%C3%B1a_en_Brasilia); y Roberto Goycoolea Prado y Eduardo Hernández del Caz. 218 viviendas experimentales de Rafael Leoz de la Fuente. Miradas académicas de una modernidad ignorada, 2017 (https://issuu.com/modernidadignorada/docs/218_viviendas_experimentales_de_raf)

LAS PUBLICACIONES DE EDICIONES FAU UCV

Los tiempos del espacio

 Alberto Sato Kotani

Ediciones FAU UCV/Los Libros de El Nacional

2010

Los tiempos del espacio es la segunda publicación del sello Ediciones FAU UCV que vio luz como producto del convenio marco de Cooperación Interinstitucional firmado entre la C.A. Editora El Nacional y la Universidad Central de Venezuela. La primera había sido Altopía. Otros lugares de José Ignacio Vielma lanzada el año 2008 como parte de la Colección “Minerva” (Manuales universitarios).

Edición venezolana de Los tiempos del espacio (junio 2010)

Se realiza a partir de la revisión y puesta a tono con fines editoriales de la tesis con la que su autor, el arquitecto Alberto Sato Kotani (Universidad Nacional de La Plata, 1972 y reválida en la Universidad Central de Venezuela, 1980), obtuvo el título de doctor el año 2006 con Mención Honorífica. Fue incluida dentro de la Colección “Universitarios y Profesionales”, de Los Libros de El Nacional engrosando para entonces una lista de hasta 12 títulos bajo el formato de 15,5 x 21,5 cms. Contó con 238 páginas sin ilustraciones, tuvo un tiraje de 1.500 ejemplares y fue bautizado el 22 de junio de 2010 en las instalaciones del diario El Nacional ubicadas en Los Cortijos de Lourdes.

Es quizás el resumen de la tesis doctoral entregada por Sato en febrero de 2006 lo que mejor puede ubicarnos con respecto a la temática tratada, la forma cómo es abordada y la metodología utilizada. En aquel momento se precisaba: “La presente tesis aborda la hipótesis central de que la noción de Espacio es moderna, en tanto que objeto y propósito de la arquitectura moderna y forma parte sustantiva de los procesos de abstracción. (…) El trabajo pertenece al campo de la historia de la arquitectura y cubre los aspectos científico-filosóficos que proporcionan estatus conceptual al término a partir del pensamiento del llamado Siglo de Oro de la filosofía de la naturaleza; aspectos histórico-estéticos y artísticos donde se formula que la Arquitectura es el arte del Espacio; aspectos histórico-arquitectónicos, donde se registran textos de la vanguardia arquitectónica que ponen de manifiesto que dicha noción ha sido plenamente incorporada. Finalmente, se abordaron aspectos referidos a (la) construcción de la arquitectura moderna, donde subyace que la arquitectura es una disciplina del espacio”.

La tesis, estructurada con base en una Introducción y cinco capítulos, cerraría con unas extensas y muy bien clasificadas Fuentes Bibliográficas. Sin embargo, desde el momento en que fue presentada (2006) y luego entregada para ser revisada por el Comité Editorial de Ediciones FAU UCV (2009) que le daría el visto bueno para posteriormente ser enviada a la Editora El Nacional (2010) para ser publicada, su autor, consciente de que el destino sería ahora un lector no necesariamente especializado, toma varias decisiones que vale la pena subrayar.

El primer “retoque” que lleva a cabo Sato, no menor, es el correspondiente al título dado al libro (Los tiempos del espacio) que como tesis se había denominado “Espacio y modernidad”. El segundo consistió rehacer la Introducción y eliminar la explicación de aspectos de orden metodológico. Y el tercero lo llevó a aumentar el número de capítulos y, como detalle de gran importancia, a alterar el orden con que habían sido presentados como documento académico afinando su redacción. Lo que fue evaluado (tal y como dijimos) como un trabajo dividido en cinco partes, terminó convirtiéndose en un escrito de siete que adoptó decididamente la figura de un ensayo. Así, el que había sido presentado como Capítulo 3 de la tesis (Acción de las Vanguardias) se convierte en el 1 (Acción de la Vanguardia, en singular); el 4 (La construcción de la Historia de la Arquitectura Moderna) en el 2; el 5 (Abstracciones) en el tres; el 1 (La filosofía de la naturaleza allana el camino) en el 4; y el 2 (Ideas, conceptos y nociones de Espacio en la Arquitectura) en el 5. Los otros dos capítulos añadidos bajo el formato de libro serían: Primera convergencia: 1893 (Capítulo 6) y Paradigma (Capítulo 7).

Con la descripción de la operación llevada a cabo por Sato no se pretende, ni mucho menos, restarle valor al resultado sino más bien resaltar la validez de la labor de adaptación realizada a favor de hacer más digerible la compleja investigación original, de la cual logró despojarse de varios resabios propios de su origen, desarrollo y presentación como trabajo indagatorio de índole académica, sin dejar de mostrar claras señales de erudición. También asoma con ello, tras la utilización de un lenguaje sugerente y ameno, la posibilidad cierta de leer cada apartado del libro independientemente sin necesariamente seguir el orden establecido.

Como ampliación del enfoque asomado en el resumen de la tesis, es bajo el entendimiento de la noción de Espacio en Arquitectura como objeto disciplinar que está determinado históricamente y lleva implícita una condición epocal, que, según Sato, no puede ser trasvasado como parte del análisis de arquitecturas de un pasado en el cual no estuvo nunca presente. En otras palabras, “… carece de sentido buscar Espacio en arquitectura(s) donde éste no ha sido pensado ni, en consecuencia, formulado. En efecto, si una noción no fue construida en un momento del desarrollo disciplinar, introducirla significaría proveer de ideas a unos actores que disponían y construían otra estructura de nociones, y en virtud de ello confunde la comprensión de fenómenos históricos. Por esta razón, aquí se propone colocar la noción de Espacio en arquitectura en un momento determinado, para dar cuenta del papel que juega en su producción de ideas y realizaciones: se trata de la arquitectura del siglo XX, arquitectura de la modernidad”. Con este planteamiento sin duda polémico, Sato, teniendo al espacio como protagonista, “desafía las verdades instaladas que la historiografía nos ha entregado”, tal y como han afirmado algunos críticos que han disfrutado de la lectura del libro.

De la excelente Presentación al libro realizada por Sandra Pinardi, quien también asumió esa labor el día en que fue bautizado, rescatamos la idea de que se trata de “… una genealogía cultural de la noción del espacio, en las que encontramos referencias, interrogantes y cuestionamientos que transitan de la filosofía a la psicología, de la teoría del arte a la epistemología, de la historiografía a las ciencias de la naturaleza”. Y sigue: “Una genealogía cultural de la concepción moderna de espacio, en la que lo primero que se pone en evidencia es la complejidad de esa noción aparentemente tal cercana -siempre de alguna manera presupuesta-. En este sentido, Sato, al desprenderla de su condición de supuesto y al convertirla en un ‘problema’ descubre cómo en ella, -y desde ella- podemos reconocer algunos de los principios que guían nuestro modo -moderno- de comprender e imaginar el mundo, y de comprendernos e imaginarnos en él. La idea de espacio, entonces, adquiere -o recupera- en este texto su densidad: es decir, se presenta como una idea que no sólo describe una realidad física, sino que fundamentalmente permite al hombre vincularse con la realidad, tanto constructiva como sensiblemente. En este sentido, el minucioso trabajo arqueológico que se expone en estas páginas hace patente uno de los dilemas más importantes de la época moderna, uno con el que todavía lidiamos, no sólo en la arquitectura o las artes, sino en la vida cotidiana misma. En efecto, en su búsqueda del ‘significado’ del espacio, Sato logra mostrar esa dialéctica irresuelta entre formalidad y experiencia que subyace en los distintos proyectos modernos”.

De acuerdo a lo expresado por Sato el día en que fue bautizado, “el libro es una especie de retribución con la gente, una manera de pasar el conocimiento que se produce en las universidades a las personas” a lo que añadió acertadamente: “lo que se celebra aquí es la posibilidad que un texto tan complejo y pesado como este, pueda tener la idea de lo masivo”. Creemos que así ha sido.

Nota

Edición argentina de Los tiempos del espacio (septiembre 2010).

Curiosamente, el mismo año en que es publicado Los tiempos del espacio en Venezuela la editorial argentina Nabuco (en conjunto con la Sociedad Central de Arquitectos y dentro de la Colección SCA: Teoría y crítica de la arquitectura), lanza otra edición casi en paralelo, imaginamos que para atender a los lectores del sur del continente donde Sato, para entonces decano de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Andrés Bello en Chile, es ampliamente conocido. A ese tiraje, impreso bajo demanda, mediante tecnología digital Xerox, se le cambia la portada, se elimina la presentación elaborada por Sandra Pinardi para la edición venezolana, se le incluyen dos prólogos uno realizado por Jorge Sarquis y el otro por Alberto Guillermo Ranea y se retoca la Introducción escrita por el propio autor.

5 de los libros realizados por o con la participación de Alberto Sato antes de la aparición de Los tiempos del espacio.

Sato, con una amplia trayectoria académica que desarrolló durante 25 años en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, para cuando aparece Los tiempos del espacio, ya había publicado, entre otros, los siguientes títulos: Crónica gráfica de la arquitectura moderna (1972), Ciudad y utopía (1977), Detrás de las cosas. El diseño industrial en Venezuela (1995), 25 casas (1999), Debates y disquisiciones sobre el anón y el cambur, con Juan Pedro Posani (2000) Galia, arquitecto (2002) y Cotidiano (2005). Actualmente es profesor Titular en la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Diego Portales, Santiago de Chile y editor de la revista 180.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

TAL DÍA COMO HOY…

… 5 de febrero de 1994, el semanario Arquitectura HOY en su nº48 abre las puertas a temas que van más allá de la disciplina arquitectónica.

1. Primera página del nº48 de Arquitectura HOY del 5 de febrero de 1994.

A casi tres años de su aparición (el número 1 es del 2 de mayo de 1992), el semanario Arquitectura HOY, que circulaba encartado en el diario Economía HOY y cuya coordinación general estaba a cargo de Juan Pedro Posani acompañado desde el comité de redacción por Alberto Sato, Azier Calvo, Henrique Vera y Enrique Fernández-Shaw, toma la decisión de dar cabida a partir del número 48 a la publicación en sus páginas de temas que fuesen más allá de la disciplina arquitectónica, a la cual había dedicado casi exclusivamente sus 47 entregas anteriores.
Será Alberto Sato, en una breve nota editorial titulada “Inclusiones”, quien explique cómo entre los responsables de redactar la página, que ya se había posicionado como espacio amplio y nada discriminado de intercambio de ideas, debate e información en torno a la arquitectura, cuya única limitación podría haber sido la hermeticidad y la presencia de algún que otro texto tedioso, surge el interés, impulsado por el entusiasmo y colaboración con los lectores, de incorporar nuevos temas de entre los que destacarían el diseño industrial, las técnicas constructivas y el diseño gráfico.

Este giro editorial signado por “mantener la vigilia ante nuevos caminos, nuevos enfoques y nuevas preocupaciones que se abren en el intercambio”, y basado en la obligación de “revisar actuaciones y desconfiar de las certezas”, conduciría “más que a una ampliación del campo, a salir del ensimismamiento arquitectónico-urbano”.
Descartando que este cambio de rumbo refleje un compromiso atado a la premisa de que “nada de lo que sucede en mundo me es ajeno”, Sato justifica la apertura al hecho, indiscutible por demás, de que “las disciplinas del diseño industrial y gráfico, junto con la cultura técnica, viven mundos fronterizos con la arquitectura, a veces desdibujados, aunque participan del mismo espacio de producción cultural; son presencias objetivas, pero actúan virtualmente en silencio, como la sombra”. Es por ello, dirá Sato, que “muchas veces los arquitectos actuamos sobre campos específicos, realizando afirmaciones acerca de temas sobre los cuales conocemos poco, es decir, ignoramos mucho. En resumen, son temas hablados por actores que leen otros textos, los de arquitectura”.

De esta manera, los editores empezarán a contar con la colaboración de “sujetos actuantes de cada saber específico” para con ello “enriquecer el conocimiento de nuestro propio campo, al tiempo de reconocer los mundos que se abren a través del diseño industrial y gráfico” y así “ampliar la interlocución”.

2. Primera página del nº4 de Arquitectura HOY dedicado al «Diseño Industrial en Venezuela».

Este impulso tiene claros antecedentes desde el propio momento en que Arquitectura HOY dio sus primeros pasos, buscando convertirse en una publicación monográfica trimestral (cosa que logró durante sus primeros cuatro números), que luego trocó en semanario. Es así como justamente el número 4, también motorizado por Sato, estuvo dedicado al “Diseño Industrial en Venezuela”, correspondiéndole a los miembros de su comité editorial (todos arquitectos) elaborar los contenidos. Ese persistente deseo de Sato por dar cabida a esta disciplina se corresponderá, además, con la presencia durante mucho tiempo de una columna sabatina en el propio diario Economía HOY, dedicada justamente a temas vinculados al diseño en general y al industrial en particular, que luego daría origen en 2005 al libro Cotidiano. Manual de instrucciones.

En el número que hoy nos ocupa, mediante el texto titulado “Analogías”, Sato abrirá el camino ilustrando de manera clara y aguda la importante diferencia que se estaba suscitando en el territorio del diseño industrial entre función y significado.

3. Silla Stam.
4. Silla Barcelona.

Para demostrar que los diseñadores a partir de la posmodernidad ya no se preocupaban como antes en lograr resolver problemas relacionados al uso de sus productos, Sato establece una impecable comparación entre la silla diseñada por el holandés Mart Stam en 1924 (una silla hecha para sentarse y todo un ejemplo en el que se mostraba el diseño moderno en su máxima expresión), y la diseñada por Mies van der Rohe y Lilly Reich para el pabellón de Alemania en la exposición de Barcelona de 1929 la cual, tras una puesta en escena deslumbrante en lo relacionado a su elaboración y línea, puso en aprietos a los reyes de España cuando, tras constatar su comodidad al sentarse, encontraron dificultades al intentar levantarse cuando la usaron por primera vez. “La silla -dirá Sato- representaba la más avanzada modernidad dentro del pabellón más moderno de la Feria. La silla de Mart Stam era moderna, el sillón Barcelona…representaba la modernidad”.

5. Helmut Palla. Chaise Longue «Locus Transporticus» (1992)

Así, la crisis entre lo que un objeto era en esencia y lo que representaba, que no es otra que la crisis de la propia modernidad, “se incubó en el momento en que se gestaba”. La modernidad, que levantaba la bandera sullivaniana de “la forma sigue a la función”, ya empezaba a sucumbir desde el momento en que el valor simbólico de los objetos empezó a adquirir mayor importancia que su valor meramente utilitario, con repercusiones muy claras en el campo de la arquitectura. “Afectada por las desilusiones del moderno, la silla parecía estar condenada a comunicar su función, no a cumplirla”, concluye Sato, para rematar diciendo: “Pero, como es sabido, la gente puede sentarse sobre cualquier cosa; mientras un objeto cualquiera se denomine ‘silla’, no perderá su identidad. Tal es el poder de la cultura”.
La semblanza que elabora Sato se compadece con un momento (mediados de los años 1990) en el que la disciplina parecía retomar el interés por lo funcional, así como por los sistemas constructivos tradicionales y las innovaciones tecnológicas a favor de una arquitectura más comprometida con el medio ambiente, interesada en afrontar el deterioro de la ciudad y en conservar el patrimonio construido, dejando atrás la ola individualista propiciada por la posmodernidad. Se notaba entonces el resurgimiento de un nuevo realismo basado en el optimismo, muy presente en la arquitectura venezolana y latinoamericana. Sin embargo, advierte: “Pero, así como ocurrió a la silla de Stam, en cualquier momento puede aparecer, henchido de lujo y ostentación, no la sencillez, sino su representación”.

6. Páginas centrales del nº48 de Arquitectura HOY del 5 de febrero de 1994.

El otro artículo dedicado al diseño industrial, que ocupa en este caso las páginas centrales del semanario, estaría a cargo de Juan Pedro Posani con el título “Más que un toque de locura”. Allí, observando el panorama internacional y ante el despliegue inusitado de objetos que asemejan cualquier cosa menos para lo que pueden servir (claro síntoma del momento que se vive), Posani, al igual que Sato, basará su discurso en torno al significado que encierra la elaboración de cualquier producto salido de la mano de connotados diseñadores. “Subiendo y bajando con las olas de las variaciones periódicas de la moda, sillas, sillones, butacas, taburetes, mesas, estantes, camas y divanes, en todas sus modalidades y tipología más o menos funcionales, van adquiriendo características que distan, a veces muchísimo, de ser una respuesta racional a una necesidad concreta. Inmersos en los cambiantes vapores del gusto, los muebles declaran otras intenciones, proyectan otros intereses. Y no se trata de que ignoren necesidades. Simplemente, responden a otra categoría de intereses. Porque una silla, en realidad, no sirve sólo para sentarse…, sino que también sirve para comunicarse”.

7. Izquierda. Arriba: Ron Arad. Estantería (1990). Abajo: Helmut Palla. Silla Berrendo (2001, de GymnasticFurniture).
Derecha. Arriba: Francesco Spada. Lámpara (1993). Abajo: Van Hong Tsai. Tostadora. (1986)

El imperante deseo de novedad, impulsó la aparición de los más disímiles objetos que, aunque destinados a una función, declaraban a gritos su antifuncionalidad, echando mano de la extravagancia y el kitsch en un tono abiertamente paradójico. “Sillas precarias, asientos que al utilizarlos amenazan con atravesarnos con sus estacas, estanterías que desafían la Ley de la Gravedad, gaveteros que no permiten su empleo normal, lámparas que simulan ser hachas o saurios, combinaciones de materiales insólitos y fuera de lugar, agresivos y hostiles, todos estos muebles invitan al rechazo y al repudio. Pero lo más probable es que, justamente por ello, por la sensación de asombro, sorpresa y perplejidad que provocan, es que se sitúan en el borde de la originalidad y lo memorable”, expresará Posani quien considera que detrás de tales manifestaciones lo que se esconde es el “cansancio moral” y la “decepción intelectual” como parte de “cierta demencia que atraviesa a toda la cultura mundial y que se revela en tanta inútil barbarie”.
El tono moralista de Posani se verá reflejado en las palabras del reconocido diseñador italiano Vico Magistretti, quien entrevistado por la revista Abitare expresará con respecto a la ruta tomada por el diseño industrial en aquel momento: “¿Pertenezco a una civilización de basuras?”, para luego agregar señalando lo mostrado en la gran exposición del diseño industrial montada en el Grand Palais de París: “… sospecho que responde a una visión del diseño que es todo lo contrario de lo que yo siempre he respetado, la idea de Bauhaus, para entendernos… ¿Qué significa, por ejemplo, un diván con grandes huecos cuadrados en el respaldo, justo donde sería más conveniente colocar unos buenos cojines? ¿A quién sirve tal cosa? Yo siempre diseño cosas que sirvan principalmente… En cambio, encuentro (en esos objetos) la inutilidad de lo que se hace sin motivación alguna”.

8. Página 4 del nº49 de Arquitectura HOY con el primer artículo publicado por Ignacio Urbina Polo.

El anuncio hecho por Sato de solicitar colaboraciones para el semanario de «sujetos que conocieran a fondo su saber específico», tendrá su primera manifestación en el nº49 de Arquitectura HOY (12 de febrero de 1994), cuando aparecerá la firma del diseñador industrial Ignacio Urbina Polo escribiendo, en tono complementario a lo señalado por Sato y Posani una semana antes, el artículo “El diseño industrial y la semántica de los productos”. Urbina Polo, egresado del Instituto Antonio José de Sucre, quien para entonces recién llegaba de Brasil tras realizar una Maestría en Ingeniería de Productos y en 1996 empezó a ejercer la docencia en Prodiseño, Escuela de Comunicación Visual y Diseño, fundada en 1990 que recogió la línea abierta en 1964 por el pionero Instituto de Diseño Neumann y hoy Profesor Asociado a tiempo completo en el Departamento de Diseño Industrial del Pratt Institute en New York, asumió con dedicación y rigor su compromiso, apareciendo en Arquitectura HOY 9 veces durante 1994 y otras 8 entre 1995 y 1996 sumando en total 22 hasta 1998.

Valga decir que hasta el día de hoy Urbina Polo se ha mantenido como importante divulgador de su disciplina a través de múltiples iniciativas y en particular desde la red mediante la página di-conexiones.

NOTA

9. Izquierda: Museo el Hermitage, San Petersburgo, Rusia. Centro: Poster de la presentación inaugural de Otello en Teatro de la Scala de Milán, Italia. Derecha: Poster del estreno de la película «Tiempos modernos».

No queríamos dejar de pasar por alto el mencionar que hoy, 5 de febrero, pero de 1852, en San Petersburgo (Rusia) se inauguró el Museo el Hermitage; en 1887, en el Teatro de la Scala de Milán (Italia), se estrenó la ópera Otello de Giuseppe Verdi; y, en 1936, en Estados Unidos, se estrenó la película “Tiempos modernos” de Charles Chaplin.

10. El arquitecto uruguayo Jorge Herrán (1897-1969) y sus dos obras más emblemáticas ubicadas ambas en el puerto de Montevideo: la Dirección de Aduanas y Capitanía General de Puertos (centro) y la Sede del Yacht Club Uruguayo (derecha), en colaboración con Luis Crespi.

También, pero en 1897, nació en Montevideo, Uruguay, el destacado arquitecto Jorge Herrán, quien estudió en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República de donde egresó en 1921 y cuenta entre sus obras dos que vale la pena destacar por su importancia: el edificio de la Dirección de Aduanas y Capitanía General de Puertos, en el puerto de Montevideo (1923, ganado por concurso) y, junto a Luis Crespi, la Sede del Yacht Club Uruguayo, ubicado en el borde costero en el Puerto del Buceo (1934).

Por otro lado, en nuestro país, el 5 de febrero de 1998, un incendio destruyó parcialmente la Torre Europa (Premio Nacional de Arquitectura 1976), ubicada sobre la avenida Francisco de Miranda en Caracas. Los pisos mayormente afectados (el 4 y el 5) albergaban las oficinas del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 2, 6 y 8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

3. https://www.disenoyarquitectura.net/2011/09/mart-stam-padre-de-los-muebles-de-tubo.html

4. https://www.ingeniacontract.com/pieza-iconica-silla-barcelona-o-modelo-mr90/ y https://www.naharro.com/mobiliario/butacas/butaca-barcelona-knoll/

5. https://www.dorotheum.com/en/l/6661040/

7. https://www.tiovivocreativo.com/blog/arquitectura/ron-arad/, http://www.artnet.de/k%C3%BCnstler/helmut-palla/gabelbock-sessel-from-m%C3%B6bel-aus-turnger%C3%A4ten-XWSSS77eehvp-VKNGFUtcQ2, https://www.wow.gallery/Large-Papiermache-Wall-Lamp-Sculpture-design-by-Francesco-Spada-for y http://glob.daniel-letson.com/posts/tomes-cranbrook-design-the-new-discourse/

9. https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Hermitage, https://www.facebook.com/efemeridesmusica/photos/estreno-1887-otelo-giuseppe-verdiel-5-de-febrero-de-1887-se-estren%C3%B3-en-el-teatro/2587543347928719/?paipv=0&eav=Afa1d9JLVRY_Dqy3fmtVqR3zDyBlBxIpTPE9br4macL2ihmp7eBuaj8lYLr4mbo8YJY&_rdr y https://es.wikipedia.org/wiki/Tiempos_modernos

10. https://montevideoantiguo.net/index.php/presentes/el-edificio-de-la-aduana.html?fb_comment_id=1930671976984173_4196002177117797 y https://www.pinterest.com/pin/59954238790593249/

TAL DÍA COMO HOY…

… el 5 de mayo de 2000, entrando en la recta final de su existencia, aparece el nº 337 de Arquitectura HOY.

La aparición de este número del encartado que durante casi una década estuvo alojado en las páginas del diario Economía HOY, sirve para evidenciar algunas de las circunstancias que desde algún tiempo lo venían afectando, sin que por ello hubiese perdido su rigurosa periodicidad.

Brevemente podríamos decir que Arquitectura HOY casi milagrosamente había podido sobrevivir desde que nace en 1992, en medio de un país afectado por una aguda crisis. Ello, a pesar del esfuerzo que lo mantenía, logró impactarlo de varias maneras: primero, obligándolo a reducir el número de páginas (de cuatro a dos) a partir del sábado 1 de abril de 1995 (nº 101) y, más adelante, debiendo modificar su día tradicional de salida, los sábados, por los viernes desde el nº146 (22 de marzo de 1996), momento en el que igualmente el diario dejó de ofrecer su edición sabatina. Ambas condiciones se vieron también acompañadas por una merma en lo que fueron los integrantes iniciales del Comité de Redacción y por el espaciamiento cada vez mayor de las colaboraciones aportadas por algunas de sus firmas más consecuentes tanto nacionales como extranjeras.

De hecho, el número que nos ocupa ilustra de manera clara una de las características propias de la última etapa en que el suplemento apareció. Por un lado permite, casi excepcionalmente, ver a sus dos principales promotores (Juan Pedro Posani y Alberto Sato) compartir la página (cosa que no ocurría desde hacía tres meses), quizás como parte de una economía de esfuerzos que había que administrar. Por el otro, sirve para apreciar la presencia como colaboradores del reducido Comité de Redacción conformado por Posani y Sato de Carolina Heredia, Mario Quirós, Stefan Gzyl, Jaime Méndez, Juan Vicente Pantin, Roberto Puchetti, Max Rengifo, Henrique Certad, Erica Sogbe y María Elena Troconis, todos jóvenes, en su mayoría estudiantes de arquitectura en la UCV. Este último dato no es menor ya que sobre sus hombros, bajo la guiatura de los dos veteranos, es que se pudo lograr la continuidad que caracterizó la última etapa, amén de abrirles la oportunidad a muchos de ellos de poder ejercitarse tanto en la actividad crítica y reflexiva como en la reporteril a través de breves artículos, reseñas o entrevistas.

En el contexto del año 2000 que da inicio a un nuevo siglo y con él a la entronización en Venezuela de la V República, gracias a la aprobación de una Constitución sometida a referéndum en 1999 en medio del impacto causado por la tragedia de Vargas, aparece muy temprano la noticia de la muerte de Bruno Zevi (maestro y principal referencia intelectual de Posani durante los años de su formación como profesor de historia y crítica de la arquitectura en la UCV) y se preparan los eventos vinculados a la celebración del centenario del nacimiento de Carlos Raúl Villanueva. A todas estas, Posani ya había escrito hasta en 10 ocasiones entre enero y mayo (mostrando una actividad muy alta en comparación al año anterior) dejando huella, una vez más, de su agradecimiento y reconocimiento a Bruno Zevi con motivo de su partida (“En el nombre de la arquitectura”, 4 de febrero); su admiración por la arquitectura de Alvar Aalto (“Reflexiones circunspectas”, 11 de febrero); mostrándose duramente crítico con la organización del Salón de Arquitectura Centro-Occidental organizado por el Colegio de Arquitectos del estado Carabobo, por el bajo nivel de lo allí mostrado (“Salón decepcionante”, 18 de febrero), o con la respuesta dada por Peter Eisenman en la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela (“Eisenman en gallego”, 31 de marzo); reafirmando su línea de pensamiento en torno a la importancia que tiene tomar en cuenta las condiciones propias del lugar del planeta en que se vive (“¿Dónde está el trópico?”, 3 de marzo); reflexionando en torno al tema de la casa a raíz de la publicación de 24 obras de arquitectos chilenos contemporáneos (“Geografía de la casa”, 7 de abril), o en clave ambientalista (“La naturaleza de la naturaleza o de cómo acercarse a ella sin estropearla ni renunciar a lo humano”, 14 de abril); proponiendo salidas a los temas de la preservación y conservación del patrimonio (“El futuro del pasado. Cuatro afirmaciones perentorias y veintiocho preguntas circunstanciales que surgen de la duda”, 24 de abril); o manifestando un tono más militante en apoyo al Viceministro de Cultura, Manuel Espinoza con quien compartía la necesidad de insistir en la idea de que la arquitectura y el diseño son factores decisivos de la cultura urbana que debían ser incorporados a la discusión política (“El diálogo indispensable”, 10 e marzo).

El artículo que Posani escribe para el número que hoy nos ocupa, “La provocación de Maiquetía”, como su nombre lo indica, puede considerarse un texto que apela a la exageración pedagógica y a la ambigüedad ideológica como posibles detonantes de otra polémica dentro de las páginas del semanario que en este caso nunca se dio. El artículo valora en positivo algunas invasiones de edificios a medio construir en el estado Vargas después del deslave que, tras la provisionalidad, improvisación, suave alegría y azar con que los ocupantes actúan, piensa Posani, se encierran lecciones para quienes proyectan y construyen viviendas convencionales, rígidas, pesadas e inflexibles. Apelando a referentes que podrían servirle de apoyo que van desde “los hallazgos momentáneos de Le Corbusier” a “la casa-cortina de Shigeru Ban en Tokio”, pasando por la Plaza Cubierta de Villanueva, “las cortinas al viento de Krier” o “las telas de Christo”, se afirma que “del azar de las acciones humanas y de las catástrofes de la naturaleza, estalla instantánea y providencial una visión de futuro, una proposición robinsoniana de invención y de reto”, afirmación que apelando a una “autenticidad que no terminamos de descubrir” podría justificar lo injustificable y que convertida en costumbre amparada desde el gobierno que tanto apoyó Posani, tuvo su máxima expresión en la llamada “torre de David”.

Sato por su parte, menos activo a lo largo del año que Posani, sólo había intervenido en dos ocasiones: la primera el 4 de febrero con el texto “Rancho indocumentado” en el que habla del fenómeno que está ocurriendo ante la reciente catástrofe venezolana, como es la proliferación de imágenes bi y tridimensionales de viviendas que, aparte de su homogeneidad y regularidad, guardan gran semejanza con los ranchos (vivienda espontánea indocumentada) con la particularidad de que disponen de documentación legalizada por estar diseñadas por profesionales universitarios expertos en la materia; y la segunda dando inicio el 28 de abril a una trilogía de textos que tocan tres categorías con los cuales la arquitectura ha de toparse en los tiempos actuales, dedicando a lo efímero y lo transitorio el primer episodio tratando de reivindicar para ellos un lugar respetable dentro de la lógica proyectual.

En el artículo “Solidez” del 5 de mayo, Sato se ocupa de la durabilidad y perpetuidad física y simbólica de los edificios como atributo no necesariamente intrínseco de la arquitectura: “puede ser efímera y transitoria como el útero materno, como la choza primitiva, como una estructura tensil, o como un carro. Todo depende, cuándo y cómo se desarrolla un grupo social en un territorio determinado, aún contraviniendo las leyes generales de la institución arquitectónica, que de paso, trastabilla por todas partes”, dirá. Así, volviendo a lo expresado en su artículo anterior, lo efímero y lo transitorio, conceptos “que no parecen ocupar un lugar respetable en el lenguaje arquitectónico” lucen hoy como términos motivadores para el proyecto arquitectónico más aún en zonas propensas a un desastre natural.

Sin proponérselo, Posani y Sato coinciden en manifestar ambos aún la resaca producida por el deslave de Vargas dirigiendo cada uno su pensamiento hacia alternativas que permitan, no sólo la prevención, sino la posible solución de los problemas que allí se evidenciaron. También la dualidad sólido-efímero ronda sus preocupaciones en diferentes claves, las cuales marcan el alejamiento ideológico que paulatinamente se irá dando entre ellos.

Hasta el 13 de octubre, fecha de aparición del último número de Arquitectura HOY, Posani participará otras 8 veces. Sato lo hará en 3 ocasiones más.

ACA

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

La Antideriva.

Santiago invisible: la ciudad revisitada

Alberto Sato

Libros del Fuego

2017

El pasado 7 de noviembre fue presentado el libro La Antideriva. Santiago invisible: la ciudad revisitada -o libro de una sola página- del académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Diego Portales, Alberto Sato, quien además fue profesor durante más de 25 años de la FAU UCV. Antideriva nace de una reflexión acerca de una realidad de la ciudad de Santiago de Chile que se oculta para muchos de sus ciudadanos.

En efecto, el área central de Santiago revela la existencia de comercios y servicios reunidos en calles especializadas, donde se pueden cubrir necesidades y descubrir mundos, historias y curiosidades sorprendentes que pasan inadvertidas tras el fárrago urbano.

El trabajo de investigación realizado por un equipo dirigido por Sato, e integrado por Serena Dambrosio, Micaela Costa y Paulina Montero, frente a la propuesta crítica de deambular por la ciudad sin rumbo -la deriva situacionista- propone su redescubrimiento en la búsqueda intencionada de comercios que proveen de materias primas para la pequeña producción; de repuestos para la reparación de algún artefacto; de talleres de reparación; de objetos con historia para coleccionistas; de cachureos; de cosas inútiles, pero dan sentido del transitar por una ciudad que se mantenía oculta frente a la concentración contemporánea de actividades que redujeron los trayectos de la casa al trabajo o al estudio y al mall. Estas calles especializadas que se heredaron de la tradición colonial todavía sobreviven, algunas con esfuerzo, y su existencia pone de relieve la riqueza de las calles de Santiago. El anverso de esta publicación es un plano de las calles especializadas de Santiago; el reverso contiene un extenso texto y por esta razón, es un libro de una sola página.

ACA