ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 280

Existen dentro de la historia de la arquitectura y el urbanismo venezolanos una serie de personajes que han ejercido una significativa influencia y han sido poco estudiados en el sentido de establecer el verdadero alcance de la misma. Se trata de empresarios, promotores u hombres de negocios que, además de haber sido exitosos en sus respectivos campos de trabajo, han mostrado un importante compromiso traducido en mecenazgo generoso y filantropía desinteresada, cubriendo el perfil de lo que hoy se conoce como “responsabilidad social empresarial”, sin buscar por ello ni cobertura periodística ni reconocimiento público.

Tal es el caso de Armando Planchart Franklin (1906-1978), quien destacó fundamentalmente en la comercialización de automóviles desde mediados de la década de 1930 y cuya habilidad innata para los negocios le permitió amasar a punta de honestidad y sacrificio, amén de una acertada inversión del dinero, una considerable fortuna sin que tal circunstancia le impidiese dar salida a una permanente inclinación por ayudar al prójimo.

Forjado desde la necesidad de trabajar desde muy joven para ayudar a su familia, motivo que lo obligó a dejar sus estudios, Planchart se inicia como mensajero en 1919 en el National City Bank (instalado en el país desde 1917) donde creció hasta alcanzar nivel de sub-gerente (el más alto que le era permitido a un venezolano), momento en que decide dar el salto a comienzos de los años 30, impulsado por un familiar, a la Corporación Venezolana del Motor (CVM). Vendiendo automóviles, muchos de los cuales entregaba personalmente a sus compradores en el interior del país, Planchart llegó a ser gerente de la agencia de la CVM en Maracaibo y creó la sucursal de San Cristóbal, eslabones todos que le permitieron posteriormente convertirse hacia 1935, aún muy joven, gracias a su eficiencia, honestidad y corrección y también a las buenas relaciones obtenidas en su desempeño en el City Bank, en principal representante independiente de la General Motors Company en Venezuela, comercializando las marcas Chevrolet, Buick y, de manera exclusiva, los lujosos LaSalle y Cadillac. Valga decir que la mayoría de los automóviles que formaban parte de la flota utilizada por los presidentes venezolanos desde la muerte de Gómez hasta comienzos de los años 60 fue comprada a la firma A. Planchart y Cía. Sucr. C.A. que los importaba, de la cual don Armando era accionista mayoritario. También proveyó de vehículos a la emergente clase media y especialmente a la alta burguesía caraqueña dentro de la cual poco a poco se fue abriendo espacio.

1. Los esposos Planchart Franklin-Braun Kerdel. Izquierda: Ana Luisa Belén (Anala) Braun Kerdel. Derecha: José Armando Planchart Franklin.

Luego de conocer justamente en 1935 y casarse al año siguiente con Ana Luisa Belén (Anala) Braun Kerdel (1911-2005), su fiel compañera y apoyo incondicional por el resto de su vida, se puede decir que se inicia el crecimiento de Planchart como empresario, como promotor cultural y como visionario que entendió que aportarle a la ciudad y a la arquitectura piezas de valor tenía sentido. Con Anala logró compartir buena parte de sus gustos complementándose de forma extraordinaria la pasión de ella por la vida en la ciudad y la de él por el campo. De la relación también nació el creciente interés de la pareja por el arte y la cultura en general, el amor por la naturaleza traducido en una impresionante colección de orquídeas y animales, la costumbre de viajar alrededor del mundo y el afán por estar al día, gracias a su afición por leer la revista Domus (dirigida por Gio Ponti), con cuanto acontecía en diseño y arquitectura a nivel internacional.

2. Plaza Las Tres Gracias (1946).
3. Edificio sede de A. Planchart y Cía. Sucr. en Puente Mohedano, El Conde (1947) -demolido-
4. Exposición de vehículos Cadillac en A. Planchart y Cía. Sucr., Puente Mohedano.
5. Edificio Cars, Plaza Las Tres Gracias (1951).
6. El Cerrito o Villa Planchart (1957).

No es casual, por tanto, que Planchart fuese el promotor, financista y encargado de contratar a Josep Mimó i Mena para el diseño de la plaza de Bellas Artes, finalmente denominada de Las Tres Gracias, la cual donó a la ciudad en 1946 y para la que había adquirido con anterioridad la escultura de Pietro Ceccarelli (réplica de la original de Antonio Canova) que la preside. Tampoco que a la hora de invertir en la que sería la sede principal de su empresa en la urbanización El Conde (frente a Puente Mohedano), inaugurada en 1947 (hoy demolida), contratase a Clifford Charles Wendehack reconocido arquitecto norteamericano diseñador de obras previas realizadas en el país. Ni que fuese junto a sus socios de General Motors Overseas Operations de Detroit quien construyera el primer edificio ubicado en la plaza que ya había ofrecido a la ciudad: el CARS (1948-1951), proyectado por Pedro A. Dupouy, ícono que aún hoy conserva su elegante presencia en la esquina noroeste que da al Paseo Los Ilustres.

Es en ese marco y desde tempranas fechas que se manifiesta en Planchart su vocación de mecenas y promotor del arte nacional cuando en los espacios de Planchart y Cía. en Puente Mohedano se abre en 1948 el primer Salón Planchart (que continuaría hasta 1959), y será teniendo como epicentro esa misma sede que instalará el primer comedor para empleados que se conozca en la ciudad, permitirá que tengan sus consultorios los primeros médicos que ejercían la endocrinología (entre ellos Francisco De Venanzi y Eduardo Coll García) y estrechará su vínculo con los habitantes del vecino bario La Charneca con quienes colaboró aportando el sistema de bombeo de agua a las cotas superiores y construyendo la escalera principal de acceso al sector, señales claras de su responsabilidad social. Salvando las distancias, la actitud de Planchart tenía en la de Eugenio Mendoza Goiticoa, con quien entabló una cercana amistad, un claro referente.

Aunque es a través del diseño y construcción de la que sería su casa de habitación definitiva (“El Cerrito” o “Villa Planchart”) que la pareja pasa a ser conocida, tanto por la excepcional relación que sostuvieron con Gio Ponti su proyectista, como por la calidad de la edificación y colección de piezas artísticas que atesora, siendo hoy en día una de las obras de arquitectura de mayor reconocimiento internacional de cuantas hay en el país, Planchart y su esposa quisieron garantizar el mantenimiento y disfrute público de la quinta y a la vez canalizar su fortuna hacia obras de interés social, para lo cual crean en 1970 la Fundación Anala y Armando Planchart.

Desde la Fundación y con la intención ofrecer soluciones a uno de tantos problemas que nos aquejan, tal y como aparece en https://www.villaplanchart.net/la-fundacion/, es que deciden abocarse a “abrir un hogar donde muchos hombres y mujeres, condenados a la dura soledad en la vejez, puedan ir a pasar en un grato y humano ambiente de dignidad y comodidad, sus últimos años”, lo cual  se concretará en la realización de un último edificio con el que se buscaba materializar dicha preocupación: la Residencia Caraballeda cuya fotografía de un segmento de la fachada principal engalana nuestra postal del día de hoy.

Planchart, quien se dedica con esmero a ubicar y adquirir un terreno con las mejores condiciones ambientales posibles (una especie de “cerrito” en la urbanización Caraballeda -Litoral Central-), entrega a Carlos Gómez de Llarena, para entonces joven y exitoso arquitecto, casado con su sobrina Ana Luisa Figueredo Planchart, y asociado con Moisés Benacerraf, la responsabilidad de elaborar el proyecto para el cual contará con la cercana colaboración del aún más joven Joel Sanz.

7. Vista del mar que se aprecia desde la Residencia Caraballeda
8. Vistas exteriores de la Residencia.
9. Vistas exteriores de la Residencia. Derecha abajo. Pasillo de acceso a las habitaciones.
10. Izquierda: Vista parcial del edificio, las terrazas y el jardín. Derecha: Techo de la capilla donde se aprecian parte de los vitrales de Alejandro Otero

Gómez ganador junto a Manuel Fuentes y Moisés Benacerraf del Concurso del Palacio Municipal del Distrito Federal (1970), quien ya había realizado también con ese equipo el Centro Comercial Bello Monte (1971) y ejecutaba en simultáneo los proyectos para la Torre Europa y el hotel Meliá Caraballeda (inaugurados ambos en 1975), resuelve el programa de la residencia encargada por Planchart utilizando una sola crujía con la finalidad de darle visuales hacia el mar y ventilación cruzada al total de las sesenta y seis habitaciones y nueve suites, todas con baño privado, que conformaban el grueso del programa. De allí derivaría como resultado la forma estrecha, alargada y ondulante (95 m de largo por 12 m de ancho) que se asumió como partido del edificio que se posa siguiendo las curvas de la topografía sobre los 10.000 metros cuadrados que tiene el sinuoso terreno. El resto del programa lo conformarán: comedor, biblioteca, salas de juegos y de terapia ocupacional (ubicados en la amplia, cómoda y abierta planta baja y sus respectivas terrazas), áreas de enfermería, áreas de servicios (cocina, lavandería, depósito, mantenimiento), capilla y espaciosos jardines tropicales. Los cinco pisos y un sótano que integran la edificación fueron resueltos utilizando un sistema estructural aporticado que recurre al uso de pantallas en cuyos volados se desarrollan largos corredores y balcones que reconocen la vista marítima lejana.

Iván González Viso en el artículo sobre la Residencia Caraballeda publicado en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) acotará: “El dinamismo y la horizontalidad del bloque se acentúan con los balcones continuos, y las barandas de pletinas de aluminio que recorren toda la fachada, forman parte integral del volumen y desmaterializan su forma. La luz y la temperatura se controlan a través de romanillas, ventanas de madera y vidrio, celosías y espacios intermedios. La capilla, pequeña e íntima, de planta circular, se ilumina cenitalmente con los coloridos vitrales de Alejandro Otero (1921-1990), colocados en la cubierta en forma de cruz, soportada por cuatro pares de columnas cilíndricas. (…) … la residencia guarda relación formal con el Hotel Meliá Caribe (1975), proyectado en la misma época por Gómez de Llarena”.

Planchart, quien tenía una espaciosa casa en Tanaguarena de nombre “Churuata”, vecina a la de su concuñado Arturo Uslar Pietri (casado con Isabel Braun Kerdel, hermana de Anala) con quien mantenía una fraternal cercanía, acostumbraba a bajar a inspeccionar con frecuencia el avance de las obras de la residencia acompañado del arquitecto, quien relata que don Armando puso especial cuidado en la dotación de la capilla y en la excelencia en cuanto a la escogencia de los materiales. También la estrecha relación arquitecto-cliente llevó al primero a prescindir del cobro de honorarios profesionales mientras el segundo asumía el costo directo de todo lo relacionado a la obra y del resto de los profesionales involucrados en el proyecto.

Considerada como una obra modélica dentro de su tipología, única en Venezuela, la Residencia Caraballeda ha aguantado los avatares del tiempo (incluido el deslave de Vargas de 1999) y las inclemencias del clima gracias a su ubicación por encima de los 100 mts sobre el nivel del mar circunstancia que la ha protegido sobre todo del demoledor efecto del salitre que hay en la zona. En tal sentido se conserva bien mantenida por la Fundación Anala y Armando Planchart (presidida por Carlos Armando Figueredo Planchart) y sigue prestando servicio de primera a personas mayores que aún gozan de buena salud.

Armando Planchart recordado por su amabilidad, bonhomía y excelente sentido del humor, falleció en 1978 logrando ver culminado su sueño y dejó para la posteridad un legado que, como comentamos al inicio, merece ser estudiado y reconocido.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. http://guiaccs.com/obras/residencia-caraballeda/

1, 3 y 4. Archivo Fundación Anala y Armando Planchart.

2. https://twitter.com/gfdevenezuela/status/860648277838098432

5. http://guiaccs.com/obras/edificio-cars/

6. https://prodavinci.com/el-cerrito-la-cumbre-de-la-modernidad-caraquena/

7 y 10. http://carlosgomezdellarena.blogspot.com/2010/10/residencias-caraballeda-1976_16.html

8. https://iamvenezuela.com/2016/03/ancianato-caraballeda/

9. Colección Crono Arquitectura Venezuela y https://iamvenezuela.com/2016/03/ancianato-caraballeda/

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