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La Unesco declara Patrimonio Mundial ocho obras de Frank Lloyd Wright

El comité celebra que el arquitecto del helicoidal Museo Guggenheim de Nueva York hizo un uso «sin precedentes» de materiales como el acero y el hormigón

Antonia Laborde

Frank Lloyd Wright (1867-1959)

7 de julio 2019

El País

A lugares como el Parque Nacional de Yellowstone, el Gran Cañón o la Estatua de la Libertad, una serie de construcciones del arquitecto Frank Lloyd Wright ubicados en Estados Unidos se han sumado este domingo al listado de Patrimonio Mundial declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Los ocho edificios, construidos en su mayoría en la primera mitad del siglo pasado, son patrimonio histórico estadounidense. El conjunto de las obras seleccionadas entre más de 400 diseños del maestro de la arquitectura norteamericana ha sido titulado «La arquitectura del siglo XX de Frank Lloyd Wright». El comité explicó que los edificios seleccionados reflejan la «arquitectura orgánica» desarrollada por Wright, que incluye “un plano abierto, un desenfoque de los límites entre el exterior y el interior y el uso sin precedentes de materiales como el acero y el hormigón”.

Arriba: Izquierda, Museo Guggenheim (Nueva York); Derecha, Unity Temple (Oak Park, Illinois). Abajo: Izquierda, Casa Frederick C. Robie (Chicago); Derecha, Fallingwater (Mill Run, Pensilvania)

En la cuadragésimo tercera reunión celebrada por el comité de Patrimonio Mundial, esta vez en Bakú, Azerbaiyán, Estados Unidos consiguió sumar una nueva obra (aunque sea un conjunto) a las 23 que ya estaban declaradas como patrimonio de mundial por la Unesco. Entre los edificios destacados de Wright (1867-1959), aparece el cilíndrico Museo Guggenheim de Nueva York, acabado meses después de su fallecimiento. El arquitecto concibió el edificio-espiral como un “templo del espíritu”. Otra edificación reconocida por el comité es el Unity Temple, una iglesia Unitaria Universalista ubicada en Oak Park, Illinois, y construida entre 1905 y 1907. La entrada al siglo XX fue un periodo muy fecundo en la carrera del arquitecto y esta fue su obra más famosa de aquella época: fue su iniciación con el hormigón armado y se atrevió a dejar a la vista la instalación eléctrica como parte del diseño.

Arriba: Izquierda, primera Casa Herbert y Katherine Jacobs (Madison, Wisconsin); Derecha, Hollyhock (Los Ángeles). Abajo: Izquierda, Taliesin West (Scottsdale, Arizona); Derecha, Taliesin East (Spring Green, Wisconsin)

“Cada uno de estos edificios ofrece soluciones innovadoras a las necesidades de vivienda, culto religioso, trabajo u ocio. El trabajo de Wright de este período tuvo un fuerte impacto en el desarrollo de la arquitectura moderna en Europa”, describe el comité de Patrimonio Mundial. Los otros seis edificios seleccionados incluyen la Casa Frederick C. Robie en Chicago; la Taliesin en Spring Green, Wisconsin; la Hollyhock en Los Ángeles; la Fallingwater en Mill Run, Pensilvania -que de una de sus terrazas nace una catarata que desemboca en el río-; la Taliesin West en Scottsdale, Arizona; y la primera Casa Herbert y Katherine Jacobs en Madison, Wisconsin. Esta última es considerada su inmersión en el concepto usoniano. Wright comenzó a construir las casas usonianas a partir de 1934, como respuesta a la crisis económica en la que estaba sumergido EE UU después de la Gran Depresión. Los materiales eran naturales y de bajo coste, pensados para que las familias de la clase media pudieran acceder a las viviendas, que solían tener forma de L porque estaban construidas en sitios poco cómodos para una edificación tradicional. Los diseños eran sencillos, pero modernos, y el arquitecto los pensaba acorde al entorno natural en el que edificaban las casas. En esa época, Wright adelantó: “Un hogar estadounidense será un producto de nuestro tiempo, espiritual y psíquicamente. Será una gran obra de arte, respetada en todo el mundo, por su integridad, su valor real”. El maestro de la arquitectura estadounidense quería reflejar el espíritu de su país en sus construcciones, y que estas dialogaran con el exterior. Desde ahora parte de esa idea conforma la lista de los 1.092 sitios declarados Patrimonio Mundial.

ACA

LAS PUBLICACIONES DE EDICIONES FAU UCV

De vientos a tempestades

Universidad y política a propósito de la renovación académica en la Escuela de Arquitectura.

Juan José Martín Frechilla

Ediciones FAU UCV

2007

De entre los temas que siempre habían despertado interés y curiosidad y era necesario saldar aprovechando la conmemoración del 65 aniversario de la creación de la Escuela de Arquitectura de la UCV, el correspondiente a la etapa denominada como la Renovación Académica (o la Renovación, a secas) es quizás el más importante tanto por sus orígenes y su desarrollo como por sus resultados e implicaciones.

Impulsado por la necesidad de historiar conociendo las limitaciones que se tiene haciéndolo sobre un hecho cronológicamente cercano y desde la indudable subjetividad que ofrece el haber participado en buena parte de las acciones que se narran, reconociendo, además, que se trata de una tarea que no es ni objetiva ni exacta pero buscando ser abordada desde la solidez que ofrece la posibilidad de contar con un apoyo documental relevante que se buscó organizar mediante reglas y procedimientos rigurosos, De vientos a tempestades permite a su autor, el profesor e investigador Juan José Martín Frechilla, realizar la crónica de un evento que cobra importancia tanto por lo en él acontecido como por su contextualización vinculada a situaciones que lo precedieron y acompañaron dentro y fuera del país.

La introducción al libro, titulada “Para entrar en materia”, ofrece la oportunidad de encontrar una breve pero muy bien hilada secuencia de acontecimientos trascendentales de la geopolítica internacional que desde comienzos del siglo XX hasta lo que se denominó la “Guerra Fría” fueron determinando el clima dentro del cual la Renovación puede ser entendida como circunstancia particular, sumida dentro de un ámbito global y muy particularmente latinoamericano. En este texto introductorio también nos detalla Martín Frechilla la manera como fue organizada la publicación compuesta de cuatro partes: la primera, titulada “Autonomía, libertad y saber”, recorre la relación histórica entre gobierno y universidad con apoyo en la legislación y énfasis en los nodos de los enfrentamientos que se dan hasta el momento en que se produce el evento analizado. La segunda, que lleva por nombre “De Escuela a Facultad, y después”, presenta la evolución académica de los estudios de arquitectura desde la creación de la Escuela en 1941 hasta 1971; la tercera parte, “Rebeliones estudiantiles”, señala el impacto de los acontecimientos y las respuestas de los movimientos estudiantiles, a raíz del malestar generado y las reivindicaciones exigidas por alumnos y profesores durante la propia Renovación. Por último, en “Bifurcaciones” (capítulo IV), se recorren los acontecimientos posteriores a este movimiento luego de la intervención de la UCV en 1969 (que se prolongó hasta febrero de 1971), las razones que adujo el Ejecutivo para llevarla a cabo y las de quienes la aceptaron y apoyaron. Cierra el libro con una “Nota Bene” y finalmente con la “Fuentes documentales y bibliográficas”.

El libro de 352 páginas, impreso en papel glasse por Impresos Minipres C.A. con un tiraje de 1000 ejemplares, contiene intercalado entre las partes II y III un “Cuadernillo Fotográfico 1969-1970”, con 117 imágenes tomadas por el entonces estudiante Henrique Vera (autor también de la foto de la portada del libro), que testimonian diferentes momentos de ese proceso. La edición viene acompañada de un DVD, diseñado y preparado desde el punto de vista informático por Pedro Luis Hippolyte que, tal y como señala el autor, “contiene lo esencial de las fuentes primarias utilizadas para analizar el proceso de Renovación en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo citadas en las notas a pie de página, de este modo cada lector podrá revisar en extenso los documentos referidos y construir, según el caso, versiones distintas a la que aquí se ofrece. La Información escaneada o fotografiada está ordenada cronológicamente en seis carpetas. Correspondencia (1949-1971) (…); Documentos (1949-1971) (…); Asamblea (1969) (…); Legislación (1958-1971) (…); Prensa (1969) (…); y Varios (1968-1969)…”.

De vientos a tempestades, que bien pudo haberse titulado “aquellas aguas trajeron estos lodos”, resume pormenorizadamente un proceso que abarcó en pleno el ámbito universitario (cuyos antecedentes están recogidos en las 147 páginas del capítulo I), del que su detonante inmediato, para el caso de la Escuela de Arquitectura, lo constituyó la presentación el 24 de febrero de 1967 ante el Consejo de la FAU de un informe sobre la “Estructura del Departamento de Composición”, documento que analiza una serie de problemas que afectaban el Departamento y señala especialmente la situación limitada en que se encontraba la impartición de conocimientos en la Facultad, “donde se ha descuidado el aspecto fundamental de la investigación, reduciéndose nuestro centro de enseñanza a un simple centro de información donde es prácticamente imposible evolucionar, no solamente en el aspecto del diseño arquitectónico, sino también en el de la enseñanza misma”, tal y como se recoge en la revista Punto 40-41 (marzo 1970), que dedica de la página 17 a la 60 al tema “Renovación. Por qué? Cómo?”.

Diversas imágenes tomadas por Henrique Vera en pleno proceso de Renovación Académica que forman parte del “Cuadernillo Fotográfico 1969-1970” inserto dentro del libro

No pretendemos ahondar en un asunto que justamente el libro que hoy nos ocupa hace de manera rigurosa, amplia y detallada, ni establecer juicios de valor sobre sus repercusiones. Sólo añadir que luego del informe de febrero del 67, a diferencia de anteriores oportunidades en las que los diagnósticos elaborados tuvieron consecuencias eminentemente administrativas o de modificación de programas, una Comisión comenzó a trabajar en pro de plantear, con base en un acucioso inventario, cambios realmente estructurales en aspectos didácticos, metodológicos, organizativos, de formación docente del profesorado y relativos a la enseñanza tanto para la Cátedra de Composición como al resto de áreas del conocimiento, los cuales tras la presentación de tres documentos entre enero y noviembre de 1968, fueron consolidados en el texto titulado Informe del Departamento de Composición Arquitectónica, cuya responsabilidad estuvo a cargo de los profesores Carlos Becerra, Henrique Hernández y José Miguel Menéndez, conociéndose que colaboraron activamente Augusto Tobito, Ralph Erminy y Juan Pedro Posani.

Desde aquel momento, siguiendo la recomendación del Informe… (que arrojó siete conclusiones producto de un trabajo bien hecho), y a la sombra de los acontecimientos del mayo francés, se generó el clima propicio que desencadenó un proceso permanente de discusión a través de la Asamblea (conformada por estudiantes y profesores) como mecanismo de toma de decisiones que llevó a la paralización de las actividades de aula y a la politización y enfrentamiento con las «autoridades legítimas» a lo largo de todo el año 1969, salpicado por signos de violencia, toma de algunas dependencias y el desacato y desconocimiento por parte de la Asamblea de la linea jerárquica de poder, todo lo cual queda ricamente registrado en el “Cuadernillo fotográfico” junto al ambiente entusiasta que se percibía por participar de un momento que se presumía trascendente. La resistencia al cambio mostrada por quienes dirigían la FAU (que con el decano Oscar Carpio a la cabeza procedieron al retiro de nómina de dos profesores, rescisión del contrato a dos y apertura de sendos expedientes disciplinarios a otros dos), a lo cual se sumó la intervención militar y administrativa de la UCV en octubre de 1969, nombramiento de un Consejo Nacional de Universidades Provisorio, destitución del rector Jesús María Bianco y designación de un Consejo Rectoral interventor, dieron como resultado que, al menos en Arquitectura, los debates, discusiones y encontronazos de aquel año, se prolongaran, traducidos en cese de actividades, hasta la primera parte de 1972, momento en el que el recién electo decano Eduardo Castillo se propuso poner en marcha las líneas maestras que permitirían poner en práctica la reestructuración de los estudios de arquitectura teniendo como base el Informe… y los resultados que a través de su democrática discusión se derivaron.

Mensaje de apoyo de Carlos Raúl Villanueva elaborado a inicios del proceso de Renovación Académica y publicado en el nº 22 de la revista estudiantil Taller (abril 1969)

A modo de epílogo de esta nota y como clara manifestación del ambiente que reinaba en las discusiones asamblearias de aquella época, también recogidas en el nº 22 de la revista estudiantil Taller (abril 1969), cumplidos ya 50 años, quizás valga la pena transcribir la opinión emitida en 1969 por el maestro Carlos Raúl Villanueva, particularmente activo en las discusiones, aparecida en el número de Punto ya señalado: “Creo que algunos de los aspectos más importantes de la Renovación en la Facultad de Arquitectura han sido los siguientes: Antes de la Renovación, los estudiantes sentían un gran desapego por su Facultad, ya que ésta se dirigía sin su participación. (…) Ellos recibían los conocimientos de profesores que eran los supuestos sostenedores de la verdad, y la enseñanza se producía como un flujo unidireccional de ente activo hacia ente pasivo. Ahora se piensa en la verdad como algo dinámico, variable y búsqueda de conocimientos, como un trabajo constante y consciente de profesores y alumnos. (…) Ha permitido y aumentado el grado de compromiso y responsabilidad de los estudiantes hacia su Facultad. (…) Al mismo tiempo conviene analizar con serenidad lo que el país espera de sus arquitectos. Ha mostrado que el camino adoptado hasta ahora no permite resolver los problemas actuales y urgentes que nuestra sociedad necesita. (…) Aparece la urgencia y necesidad de orientar la docencia hacia un compromiso mayor con los problemas nacionales. LA RENOVACIÓN HA SIDO SOBRE TODO UNA TOMA DE CONCIENCIA.”

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 170

Con la exposición “Arquitectura Italiana Contemporánea” se cierra un ciclo de 21 años de gestión de Antonio Granados Valdés al frente de la División de Extensión Cultural (1957 y 1978) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV. Aunque para ese momento ya había sido creado (1976) el Centro de Información y Documentación (CID) por el decano Américo Faillace, éste convino con Granados, hasta tanto no cumpliese los años que le permitiesen jubilarse, relegarlo de las tareas que implicaban reestructurar y crear un verdadero sistema de información y documentación dentro de la institución y mantenerlo al frente de la revista Punto y la Colección Espacio y Forma, así como del montaje de aquellas exposiciones programadas con anterioridad, entre las cuales se encontraba la que hoy nos ocupa.

También permite esta muestra fotográfica revelarnos una vez más las estrechas relaciones que Granados logró entretejer con las agregadurías culturales de diversas embajadas presentes en nuestro país y en particular con el Instituto Italiano de Cultura que le proveyó, según hemos indagado, además de la que reseñamos hoy, de las siguientes exposiciones itinerantes: la dedicada a Pier Luigi Nervi (1964), la que mostró la obra de Miguel Ángel Buonarotti (1965), la titulada “Bramante. Entre humanismo y manierismo” (1974) e hizo la intermediación para que en la corta visita que hiciera en 1968 el arquitecto Dante Bini a Caracas (quien desarrolló un modelo de vivienda de concreto vaciada sobre una encofrado inflable, que una vez endurecida la mezcla se desinflaba), pudiera presentarse en el auditorio de la FAU UCV.

Pier Luigi Nervi, por quien Granados sentía una particular predilección, es la figura que protagoniza la muestra “Arquitectura Italiana Contemporánea”, por lo que ya ello orienta hacia dónde estaba dirigida la selección de obras que formaban parte de la exhibición. No es casual que sea una fotografía del detalle de uno de los pilares de filigrana en concreto armado del Palazzo del Lavoro en Turín, obra construida entre 1959 y 1961 (que se realiza luego de ser organizado el concurso del que resulta ganador Nervi para realizar el proyecto dentro del marco de las celebraciones de la Expo Italia’61, concebida para celebrar los mitos del progreso económico e industrial de la Italia de posguerra), la escogida para ilustrar el catálogo elaborado para la ocasión y que engalana nuestra postal.

A pesar de que llegaba a Caracas en 1978, la exposición tenía poco de “contemporánea” en el estricto sentido del término. Recogía un segmento de lo que entonces resaltaba dentro del panorama arquitectónico italiano más bien perteneciente a la cercana posguerra y en particular al período comprendido entre finales de la década de 1950 y la de 1960, momento en que Nervi aún opacaba a una generación de jóvenes arquitectos que posteriormente brillarán con luz propia. Sin embargo, la muestra ya asomaba la tensión que se empezaba a hacer presente dirigida a renovar el lenguaje y sus contenidos propios de aquellos años, tensión que apuntaba hacia la renovación en la que las nuevas vanguardias, la segunda del siglo XX, empezaban a desempeñar un papel propulsor.

En “Arquitectura Italiana Contemporánea”, se pudo percibir, por tanto, aquel racionalismo que se impuso reconociéndose a sí mismo en la línea de la revista Casabella-continuitá, bajo la dirección de Ernesto Nathan Rogers, que se expresaba de manos de arquitectos de notable habilidad como Albini, Luigi Walter Moretti, Gio Ponti, Galmanini, Portaluppi, Carlo Scarpa, Figini, Pollini, BBPR, Michelucci o Giuseppe Samonà, que denotan la existencia de personalidades fluctuantes que no había elaborado necesariamente un discurso unificado. En este panorama el lenguaje de Nervi signado por un trabajo meticuloso de los sistemas portantes sigue un camino que parece único y personal, los esfuerzos de Bruno Zevi por abrirle espacio a la arquitectura orgánica aún no han dado frutos, el neorrealismo procedente del mundo cinematográfico presente en las obras de Mario Ridolfi, Carlo Aymonino, Ludovico Quaroni o Giovanni Michelucci está aún gestándose y el paralelismo que se da entre el metabolismo japonés y la arquitectura radical de Archizoom, UFO y Superstudio no se asoma.

Por tanto, lo presentado en “Arquitectura Italiana Contemporánea”, con sus excepciones, ilustraba temas que se debatían ente manifestar su apego al discurso propio del Movimiento Moderno y la tradición heredada de las vanguardias en contraposición a la presencia inobjetable de la ciudad y su historia. La siempre problemática ruptura con el pasado que gobernaba la arquitectura italiana de aquel período se pone en evidencia, por ejemplo, ante la imposibilidad de que dos grandes Maestros del Movimiento Moderno, Le Corbusier y Frank Lloyd Wright realicen dos de sus proyectos en Venecia: el Hospital y el Palacio en el Gran Canal, respectivamente. Nervi fallece el 9 de enero de 1979, justo el año después de haberse montado la exposición en Caracas, por lo que bien podría considerarse que se trató, sin habérselo propuesto, de un homenaje que Granados quiso ofrecerle aún en vida a ese importante proyectista italiano que hizo de la ingeniería estructural el mejor medio para abrirle los ojos a la arquitectura.

ACA