ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 122

Teniéndose como primer antecedente la realización en 1967 en la Sala «C» de la Universidad Central de Venezuela del «Foro sobre Caracas» organizado por la Dirección de Cultura y el «Estudio de Caracas», y como detonante más cercano el llevado a cabo en 1976 en la ciudad de Barquisimeto, bajo los auspicios  del Concejo Municipal del Distrito Iribarren, el Colegio de Ingenieros del estado Lara, FUDECO y el Taller Simbiosis, de un Foro que se denominó “En defensa de la ciudad”, y en virtud de que en el mismo participaron representantes de las Facultades de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) y de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), se hizo la solicitud formal a las máximas autoridades de dichas entidades académicas de asumir la organización de un encuentro homólogo en y para la ciudad de Caracas dada la importancia y magnitud de los problemas que ya para entonces la aquejaban.

Las dos facultades mencionadas, encabezadas para el momento por los decanos Américo Faillace (FAU) y Rangel Crazut (FACES), aceptan el reto y con el apoyo del rector de la UCV, Miguel Layrisse, organizan del 13 al 16 de octubre de 1977 en los espacios culturales de Parque Central el que se conoció como “I Foro en Defensa de la ciudad de Caracas”, concebido como punto de encuentro para funcionarios, profesionales, organismos e instituciones, asociaciones de vecinos, pobladores y, tal y como se señala en la convocatoria, “para todos aquellos que estén interesados  en discutir sobre la ciudad que les ha tocado vivir y sufrir”.

El temario que sirvió para estructurar el evento abarcó los siguientes tópicos: 1) La ciudad que vivimos; 2) La acción del Estado sobre la ciudad; 3) La ideología urbana y las prácticas sociales ligadas al urbanismo; y 4) La participación de la comunidad en el destino de la ciudad. El Comité Organizador, integrado por Rodolfo Quintero, Marta Vallmitjana, Francois Benko, Josefina Baldó, Maruja Acosta, Oscar Olinto Camacho, Raúl Herrera, Frederick Mallé, José Agustín Silva Michelena y Roberto Briceño León, fue el encargado de elaborar “un documento de fondo” y de solicitar la redacción de las ponencias centrales para cada uno de los temas que se presentaron en Sesión Plenaria, así como de conocer y seleccionar, con la colaboración de una Comisión ad-hoc, el resto de las ponencias (solicitadas o de iniciativa particular) que fueron presentadas, las cuales debían inscribirse antes del 31 de agosto junto a un resumen “que no exceda las cinco (5) páginas” y la identificación completa del autor, para luego ser entregadas en su versión definitiva “antes del 15 de septiembre en cinco (5) ejemplares escritos a máquina, en tamaño carta y a doble espacio” con “un límite máximo de 50 páginas”. El Comité Organizador se responsabilizaba también de reproducir la totalidad del material consignado para el momento en que fuera expuesto en el seno del Foro.

El número 60 de la revista PUNTO dedicado plenamente a cubrir el evento y a recoger los documentos fundamentales presentados en él, se convierte en toda una referencia para palpar las expectativas, entusiasmo y efervescencia que se produjo durante aquellos 4 días en los espacios de Parque Central. Valga transcribir los títulos que finalmente tuvieron las diferentes ponencias y sus respectivos firmantes para darse una idea del compromiso con que se asumió aquel reto y del clima intelectual e ideológico, cuestionador por demás del statu quo, que para aquel momento arropaba a buena parte del mundo académico.

Así, el “Documento de Fondo” a cargo del Comité Organizador y firmado en conjunto por las dos Facultades responsables de la organización del evento, llevó por título “La Ciudad para el hombre”. Estaba, a su vez, dividido en cuatro capítulos: La calidad de la vida; El modelo de desarrollo del país y la estructura urbana de Caracas; Reproducción de la fuerza de trabajo, consumo colectivo y políticas de vivienda; y, El futuro desarrollo de Caracas. Su objetivo no era otro que “provocar una discusión creativa alrededor de algunos aspectos claves de la problemática urbana (…) teniendo en cuenta dos parámetros que determinan el contenido de (dicha) problemática… y el carácter de las políticas correctivas de la misma formuladas por el Estado: a) El ser Venezuela frontera de la expansión del capitalismo mundial; y , b) El ser el Estado venezolano eje del proceso de acumulación de capital”.

La ponencia central del Tema 1, “Rasgos fundamentales de la reproducción de la estructura urbana de Caracas”, fue elaborada por el Instituto de Urbanismo (IU) de la FAU y se estructuró en tres partes: Elementos de la dinámica del Área Metropolitana de Caracas y sus tendencias actuales; Rasgos fundamentales de la reproducción de la estructura urbana de Caracas, subdividida a su vez en “El Marco nacional”, “Caracas. Un modo de reproducción rentista”, “Reproducción de la estructura urbana y de la fuerza de trabajo” y “La calidad de la vida”; y, Crisis urbana e intervención del Estado.

El Tema 2 tuvo como documento principal el titulado “La acción social del Estado sobre la ciudad en materia de tierra urbana y vivienda en la actual coyuntura (1974-1977)” y fue realizado por Luis Lander, Oscar Moreno y Alberto Urdaneta.

“Acerca de una ideología urbana”, a cargo de Maruja Acosta y Roberto Briceño León, profesores de la Cátedra de Sociología y Antropología, fue la ponencia central del Tema 3 la cual estuvo dividida en “La producción del espacio ideologizado” y “A modo de ejemplo: ideología urbana y el manejo del mercado inmobiliario”.

Por último, el texto fundamental del Tema 4 le fue encargado al colectivo de la Unidad Docente 11 de la FAU y llevó por título “Por una ciudad de hombres libres”. Estaba dividido en dos partes: La ciudad (que a su vez incluía “Ciudad del trabajo. Ciudad del capital” y “Los responsables el crecimiento urbano”) y Los ciudadanos (compuesto por “Las condiciones de vida en la ciudad” y “Las luchas de los ciudadanos”).

El resto de las ponencias presentadas ampliaron el debate y le abrieron la puerta a la aparición de asuntos como: ampliar la comprensión de los diferentes entes, políticas y actuaciones que forman parte y permiten entender la dinámica de la ciudad (Francoise Hure de Socorro), la consideración de la arquitectura como elemento destructivo del ambiente humano (Ilmar Lucks), la importancia social del transporte (profesores y alumnos del IV Curso el Postgrado en Urbanismo Opción Transporte del IU), el impacto de la ciudad sobre el ambiente (Eduardo Genatios-Geny de Genatios), la participación y despertar de las comunidades a la problemática urbana (Centro Cultural Gustavo Meyrink) y la necesidad de pensar en la formación de “un arquitecto de nuevo tipo” traducida de la orientación que le imprimían a la docencia los integrantes de la Unidad Docente 11 de la FAU.

Más allá del tono universitario que envolvió toda la organización, habría que decir que este evento cumplió plenamente con el cometido de constituirse en espacio de encuentro ciudadano en el más amplio sentido del término y en germen de muchas iniciativas que posteriormente tomaron cuerpo. Sin duda, se respiraban los aires cuestionadores de las políticas públicas que el Estado impulsaba en medio de “La Gran Venezuela” liderada por Carlos Andrés Pérez, plasmadas en el V Plan de la Nación. También se reflejaba el impacto que dejó la Renovación Académica en el seno de la FAU UCV. En tal sentido, no es casual que en el mismo número 60 de PUNTO aparezca una reseña elaborada por Leszek Zawisza del nº 19 de la Colección Espacio y Forma donde se recoge el texto elaborado por Manuel López titulado “Historia de la arquitectura y lucha de clases”, y que el programa de la Unidad Docente 11 contemple la formación de un arquitecto “comprometido”, “que pueda enfrentar las necesidades del país, un arquitecto de nuevo tipo que sirva al pueblo, que luche por la liberación nacional y la independencia tecnológica”.

La lectura del material recopilado colabora a comprender buena parte de los aspectos que caracterizaban la ciudad venezolana de mediados de los años 70 (de la cual se hacen acertados diagnósticos) apuntándose hacia un necesario cambio del modelo sobre el que se soportaba. Sin embargo, aunque persiste en el fondo una difusa idea de ciudad que se buscaba proteger y se aspiraba a otra que tampoco era posible vislumbrar con claridad, lo allí expuesto y discutido puso también en evidencia enfoques socio-político-económicos que, de manera distorsionada, han servido de soporte a los discursos de quienes desde 1998 nos han llevado donde estamos.

Si la «defensa» de aquella urbe aún pujante se asumía como un reto inaplazable a ser abordado con tiempo por delante, la de la ruinosa y abandonada que hoy padecemos se ha trastocado en condición de urgente supervivencia. A 451 años de su fundación a Caracas no sólo debemos «defenderla». Toca, además y por sobre todo, reconocerla, reinventarla, rescatarla y reconstruirla.

ACA

fe de erratas

1. Edificio Toki Eder, Chacaíto, Caracas. Miguel Salvador Cordón, 1943

En el número anterior (86) de nuestro Contacto FAC, particularmente en la nota ¿SABÍA USTED…, dedicada al demolido edificio Gastizar de Miguel Salvador Cordón, tuvimos un lapsus cuando apuntamos lo siguiente:Su fecha de construcción ubicada después del Mendi Eder (1943, situado en Chacaíto) y antes del Donosti (1949, localizado muy cenca en la misma avenida Orinoco)…”.

El gazapo consiste en que en lugar de decir “Mendi Eder” (cuyo significado en euskera es “montaña hermosa” o “monte bello”) lo que debió aparecer es “Toki Eder” (“lugar hermoso”) obra, por cierto, que se encuentra en un lamentable estado de deterioro y abandono y que, al igual que el Gastizar, podría desaparecer en el momento menos esperado. Del Toki Eder hemos colocado la imagen cercana a la época de su construcción que encabeza esta nota.

También queremos pedir excusas porque dentro de la misma cita del comienzo en vez de “muy cenca” debimos decir “muy cerca” y porque en la última línea del mismo párrafo se dijo “… Centro Vasco de Caracas, sotuado en la urbanización El Paraíso” cuando debió decirse “situado en la urbanización El Paraíso”.

2. Edificio Mendi Eder, avenida Miguel Ángel, Colinas de Bello Monte, Caracas. José Abásolo, 1955

El edificio Mendi Eder (cuya foto colocamos sobre estas líneas, objeto de nuestro lapsus), proyectado muy probablemente por José Abásolo (atribuido durante años a Félix Losada), construido en 1955, ubicado en la avenida Miguel Ángel de Colinas de Bello Monte, por fortuna, aún goza de buena salud. Para los más curiosos añadiremos que en la avenida Orinoco de Las Mercedes existe otro edificio (de uso mixto) cuyo nombre también es “Mendi Eder” (en apariencia bastante bien mantenido), que por los rasgos que lo caracterizan podría atribuirse tranquilamente a Miguel Salvador Cordón (autor, eso sí, de sus vecinos Okendo y Elkano), pero que por no haber indagado lo suficiente preferimos decir mientras tanto: construido en la década de los años 40 del siglo XX de autor desconocido.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 2. Colección Crono Arquitectura Venezuela

VALE LA PENA LEER

VALE LA PENA LEER

Contra los rascacielos anodinos

Nadie olvida el nombre de torres como la Chrysler, que representaban a empresas, aunque hayan dejado de hacerlo. Con los nuevos rascacielos sucede lo contrario: muy pocos son memorables

Anatxu Zabalbeascoa

Rascacielos del número 432 de Park Avenue, en Nueva York.

Tomado de: https://elpais.com/elpais/2018/05/15/del_tirador_a_la_ciudad/1526409195_622309.html

24 de julio 2018

Es difícil recordar un detalle, uno, del diseño del nuevo rascacielos neoyorquino 432 Park Avenue que, con 425 metros y 96 plantas útiles, disputa el récord de altura al flamante One World Trade Center al sur de Manhattan. El edificio del uruguayo-americano Rafael Viñoly se encuentra entre la calle 56 y la 57, pero despunta como una pértiga sobre el fondo cercano de Central Park y su diseño cartesiano -una retícula de hormigón con ventanales de diez metros- parece mejor pensado para sus inquilinos que para el resto de los ciudadanos. En ese gran poste habitable, se suceden los huecos de ventanas en una estructura externa de hormigón visible desde casi cualquier rincón de la ciudad.

Además de haberse convertido, por su esbeltez o raquitismo en uno de los inmuebles más visibles, el edificio resulta también -justamente por eso, por ser tan visible y disfrutar de vistas inigualables- uno de los más anodinos de la ciudad. Posee, sin embargo, otro récord, el de ser el inmueble residencial más alto del hemisferio occidental. Y su autor, el arquitecto Rafael Viñoly, -que ya recibió fuertes críticas por un mastodóntico rascacielos en la City londinense que fue bautizado consecutivamente como The toaster (el tostador) y el Walkie talkie- llegó a admitir, en un debate, que metió la pata en el diseño. Sin embargo, no tardó en corregir que se refería a errores en el aprovechamiento del espacio: los gruesos marcos de las seis ventanas que permiten observar Manhattan desde los apartamentos roban demasiado espacio del interior.

Torre Generali de Zaha Hadid en Milan. Huffton & Crow

Así, a pesar de devorar la ciudad por cada una de sus ventanas, el diseño del rascacielos, vamos a decir estilizado, de Viñoly carece, por lo menos en la distancia, que es como se juzgan los rascacielos desde el punto de vista ciudadano, de relación alguna con la ciudad. Eso se debe a la falta de dos elementos fundamentales en las torres: su remate superior, su coronación -parece carecer de remate como si se tratara de una estructura que pudiera crecer eternamente- y de lo contrario, de arranque o anclaje: la manera en la que llega al suelo y/o se relaciona con su contexto deja una huella irrelevante en la arquitectura.

Este hecho -la falta de principio y fin-, sumado a su gran altura, confiere al rascacielos un aspecto a la vez desubicado, desproporcionado y además enigmático me temo que en el peor sentido de la palabra. Uno se pregunta qué hay detrás de un edificio así: quién se siente representado por él o a dónde busca pertenecer. Si es que le preocupa lo más mínimo. Ese es el problema, que el rascacielos de 432 Park Avenue no está solo en la ciudad que tanto le gusta mirar. O puede que esa sea la cuestión: que no necesita mirarse a sí mismo.

¿Qué está pasando en las grandes ciudades del mundo? ¿Por qué los edificios que despuntan en Manhattan tienen un eco en las torres que están construyendo el nuevo Chicago? ¿Asistimos a una nueva versión del homogeneizador Estilo Internacional o es que las nuevas torres eligen como identidad el anonimato?

La carestía de los terrenos, las prisas por rentabilizar las inversiones y los avances en la ingeniería (la torre de Viñoly puede ser atravesada por el viento y eso le confiere mayor anclaje estructural y mayor posibilidad de altura sobre menos superficie) hacen que cada vez sean más los promotores y arquitectos dispuestos a construir en terrenos en los que antes no se hubiera pensado en levantar un rascacielos. No lejos del de Viñoly, en la calle 57, lado Oeste, Shop Architects ha ideado una torre, con previsión de que mida 441 metros de altura, que se levantará en un terreno de tan solo 13 metros de ancho.

También Norman Foster trabaja la extrema delgadez junto al mítico Seagram en Park Avenue pero, más allá de producir la densificación de la ciudad, y de multiplicar los precios de las viviendas, un ciudadano, como un visitante, se puede preguntar qué aportan tan insignes arquitectos a la ciudad. A quién o qué representan. Si la construcción de la ciudad o una transformación en la que la identidad ha pasado a ser irrelevante.

Uno de los últimos rascacielos que trabajó brillantemente la identidad en el sur de Manhattan fue la torre en Spruce Street que ideó Frank Gehry. Un rascacielos póstumo de Zaha Hadid ha dado identidad a una zona reconvertida al norte de Milán. Algo parecido sucedió en Shanghái. La, en su momento tildada de postmoderna, torre Jin Mao proyectada por SOM hoy define el hermoso perfil que el barrio de Lujiazui proyecta sobre el río Huangpu. ¿Qué necesita un rascacielos para no parecer mera especulación inmobiliaria y colaborar en la construcción de una ciudad? Tal vez los arquitectos deberían planteárselo.

ACA

1968• Biblioteca Pío Tamayo, Barquisimeto

Biblioteca Pío Tamayo BQMTO.jpg

1968•  Durante la gestión del Dr. Miguel Romero Antoni como gobernador del Estado Lara se concluye la construcción e inaugura la Biblioteca Pío Tamayo, ubicada en la calle 19A, entre las carreras 29 y 30, Barquisimeto. proyectada por el arquitecto Amado Agüero Ramos quien validó su título en la FAU UCV (promoción 8/1958).
La institución había sido creada el 18 de abril de 1910 con el nombre de Biblioteca Pública Bolívar, desarrollándose exitosamente en la prestación de servicios durante 54 años hasta que durante la gestión del Gobernador Dr. Argimiro Bracamonte se decidió construir una nueva sede para albergar la creciente demanda de usuarios
En 1964 se inició la construcción de la nueva sede actual.
El edificio con estructura de concreto armado, de dos pisos, alberga los siguientes espacios: sala de referencia, sala técnica de información, sala de ciencias, sala infantil, sala larense, depósitos, servicio de sanitarios y auditorio. Cuenta con amplios espacios verdes a su alrededor.
La biblioteca lleva el nombre del insigne político y poeta larense Pío Tamayo (1892-1935).

HVH