¿SABÍA USTED…

… que en 1968, hace ya 50 años, se termina la construcción de la Torre Phelps y la Torre Capriles, ambas ubicadas en la Plaza Venezuela?

1. Plaza Venezuela. 1968

Cuando a partir de 1953 la Plaza Venezuela se convierte en el nuevo centro de la ciudad de Caracas en virtud de su ubicación geográfica dentro del inminente crecimiento hacia el este, la confluencia sobre ella de diversas arterias viales la ven transformarse, además, en congestionado nodo gobernado por condiciones de tránsito conflictivas y de difícil solución. Asimismo, la vía de acceso principal a la urbanización Los Caobos, al cambiar paulatinamente de carácter, abandona su talante residencial inicial dejando expuestos sus dos puntos de contacto con el importante espacio público que comenzó siendo su entrada cediendo a las presiones dirigidas a poner en evidencia su vocación de centro empresarial y de negocios.

A la construcción como primer ejemplo de esta condición metropolitana del edificio Polar (Vegas & Galia, 1954), seguirán 14 años más tarde, casi en simultáneo, las de las torres Phelps y Capriles que ocuparán ambos flancos de la avenida La Salle, hecho que introdujo un nuevo patrón de escala, procedente de la aplicación de una reglamentación especial prevista por las autoridades municipales, e incrementó notablemente la congestión vehicular en la zona obligando a asumir diversos y erráticos intentos por resolverla y a la vez dotarla de la mayor dignidad posible. (ver Contacto FAC 77, 20 de mayo).

1. Plaza Venezuela y Ciudad Universitaria de Caracas. Circa 1955
3. Don Hatch. Concesionario Chrysler, Plaza Venezuela, Caracas (en la parcela donde actualmente está la Torre Phelps).1954
4. José María Puig. Torre Phelps. 1968
5. José María Puig. Torre Phelps. 1968. Izquierda arriba: Planta tipo. Izquierda abajo: Detalle de la fachada y de la intervención de Harry Abend. Derecha: Foto de los años 90.

La torre Phelps, localizada entre las avenidas Lima y La Salle en el terreno anteriormente ocupado desde 1954 por un sobrio concesionario de automóviles Chrysler-Plymouth diseñado por Don Hatch, fue diseñada por el arquitecto José María Puig en 1965. Su altura de 100 mts. para el cuerpo alto y de 13.5 mts. para el bajo se atienen en cuanto a sus áreas de ubicación y construcción a la normativa existente, arrojando un total de 30.000 m2 de superficie edificada. La planta cuadrada asumida por la torre, con el núcleo de circulación y servicios en el centro, sumada a la simetría de su estructura dan como resultado una solución que cumple a la perfección con las normas antisísmicas. La selección del concreto como material que buscaba resolver la mayor cantidad de aspectos relacionados no sólo con la estructura sino con el carácter del edificio, puso en evidencia el uso de una tecnología constructiva que se apoyó en el diseño por parte del arquitecto Puig de encofrados metálicos normalizados para las columnas que se adaptaban a la reducción de su dimensión (de acuerdo al cálculo estructural) a medida que se subía de altura y además ahorraba el uso de andamios en la fabricación de las fachadas, las cuales incorporan un racional sistema de protección solar que denota las variaciones en la orientación con la incorporación de romanillas fijas metálicas hacia el este y el oeste. Los bloque de concreto empleados en su construcción fabricados por la empresa catalana PACA, hoy desaparecida. En el diseño de las áreas públicas del escalonado  y dinámico cuerpo bajo se incorporaron vitrales del artista andaluz Francisco Carretero y para la puerta del acceso principal se recurrió a una Transcromía de Carlos Cruz-Diez, de 4,50 mts. por 3 mts. de altura (hoy desaparecida). También se incorporó una pieza escultórica de Harry Abend. Durante años el remate de la torre Phelps sirvió de valla publicitaria para la empresa Philips para luego ofrecer a partir de 2004 su techo como soporte de una desproporcionada taza de Nescafé (marca comercial asociada a la multinacional Nestlé) la cual posteriormente fue removida el año 2010.

6. Arriba a la izquierda: Mario Pani, Luis Ramos Cunningham y Mathias Goeritz. Propuesta para un edificio de oficinas y comercio a ser ubicado en la Plaza Venezuela para la empresa «Inversiones Capriles». Arriba a la derecha: John Machado y Gustavo Machado. Torre Capriles. 1968. Abajo izquierda: John Machado y Gustavo Machado. Torre Capriles. 1968. Planta baja. Abajo derecha: John Machado y Gustavo Machado. Torre Capriles. 1968. Corte esquemático

La torre Capriles, por su parte, tiene como claro precedente la propuesta para un edificio de oficinas y comercio a ser localizado en el mismo solar presentada por los arquitectos mexicanos Mario Pani Darqui (1911-1993) -de importante trayectoria en su país-, Luis Ramos Cunningham y Mathias Goeritz (1915-1990), para la empresa «Inversiones Capriles» en 1959. Goeritz, arquitecto y escultor, fue el diseñador de la superestructura plástica que da remate al edificio proyectado para la Plaza Venezuela cuya foto de la maqueta nos ha parecido relevante reproducir en esta nota al lado de la solución definitiva realizada por John Machado y Gustavo Machado, diseñada al igual que la torre Phelps en 1965, que finalmente se construyó.

Ubicada en un terreno de mayores dimensiones (6.200 m2) que su acompañante, lo cual permitió desarrollar 60.000 m2 de construcción, localizado también al norte de la Plaza Venezuela (en este caso entre las avenidas La Salle, Quito y Bogotá), la torre Capriles es el único edificio en el sector que ofrece atractivos al visitante a nivel de sus plantas bajas, logrados a través de una correcta integración peatonal a las variantes que ofrece el entorno urbano, dejando, además, la oportunidad de apreciar y disfrutar una serie de espacios públicos a diferente escala. Además cuenta con tres niveles de mezzanina, una planta libre que separa el cuerpo bajo o basamento de la torre la cual alcanza los 28 pisos sumándosele un PH que marca el nivel 29. La sala de maquinas de los ascensores tiene tres niveles que se cerraron dando continuidad a las fachadas para la colocación de publicidad de uno de los medios de comunicación asociados a los propietarios del edificio (en este caso el diario vespertino El Mundo). Debajo de la planta de acceso se construyeron tres sótanos para estacionamiento y en la parte posterior de la parcela, un estacionamiento mecánico de once niveles. La fachada del basamento sobre la Plaza Venezuela tiene una obra de gran formato del artista venezolano Jesús Rafael Soto (1923-2005) titulada «Progresión a centro móvil», la cual fue instalada durante la fase final de la construcción del edificio terminándose en 1969, generando en su momento una importante controversia relacionada a su escala. Otras obras del mismo artista se ubicaron entre las fuentes que adornan el espacio público de acceso.

7. John Machado y Gustavo Machado. Torre Capriles. 1968. Izquierda: Vista del edificio en la actualidad. Derecha: Obra de Jesús Rafael Soto titulada «Progresión a centro móvil», la cual fue instalada durante la fase final de la construcción del edificio en 1968.

Prácticamente desde su inauguración en la torre Capriles funcionó la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano (OMPU), creada  a finales de 1959 y eliminada en 1990, la cual ocupaba varios pisos del edificio. En años mas recientes su frente sur hacia la Plaza Venezuela estuvo ocupado durante un buen tiempo por la gigantografía publicitaria de una industria dedicada al ramo de la cerveza generando una interesante polémica alrededor del significado e impacto derivados de utilizar la arquitectura como valla para anunciar productos. Luego, las fachadas originales de la edificación correspondientes a las orientaciones norte y sur, conformadas de elementos metálicos y acrílicos de alta resistencia, fueron objeto de una renovación y el letrero de remate se dedicó al ente gubernamental que es ahora su principal ocupante.

Los dos edificios a los que hemos dedicado esta nota marcaron, al igual que la torre Polar, un antes y un después en el desarrollo urbano del espacio en el que se ubicaron dejando como resultado dos interesantes muestras que reflejan de diferente manera la cautelosa política del sector privado en sus primeros ensayos de inversiones en edificios de oficinas dentro de la ciudad.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://twitter.com/gfdevenezuela/status/814107490422026241

2. https://www.pinterest.com/pin/334603447293892387/

3. L’Architecture d’Aujourd’hui, nº 67-68, 1956

4. Revista Punto, nº 47, 1972

5. Izquierda (arriba y abajo): Revista Punto, nº 47, 1972. Derecha: https://mapio.net/pic/p-6057267/

6. Arriba izquierda y derecha: Colección Crono Arquitectura Venezuela. Abajo: Mariano Goldberg, Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela. Caracas. Parte 1, 1980

7. https://www.flickr.com/photos/juliocesarmesa/15075547250

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 117

Cuando el año 1950 José Miguel Galia (1919-2009) es declarado ganador del Concurso de anteproyectos para la sede del Ateneo de Valencia (estado Carabobo) tenía sólo dos años radicado en Venezuela y seis de haberse graduado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República, República Oriental del Uruguay, de donde llega, como dirá Alberto Sato en José Miguel Galia. Arquitecto (2002), “cargando un portafolio con más proyectos que realizaciones, con más ilusiones que certidumbres…”.

Tan pronto arriba al país en 1948, en medio de los convulsos acontecimientos que derivaron en el derrocamiento de Rómulo Gallegos, primer presidente venezolano electo por el voto directo y secreto, Galia empieza a gestionar la reválida de su título en la Escuela de Arquitectura, para esa fecha adscrita a la Facultad de Ingeniería, en la Universidad Central de Venezuela (UCV), trabaja en 1949 en la oficina del arquitecto Heriberto González Méndez y entiende la vía del concurso como una de las mejores maneras de abrirse paso y darse a conocer dentro del medio profesional local.

1950 marca definitivamente para Galia su integración plena a la actividad del país: además de obtener la reválida el 22 de marzo y de participar casi de inmediato en el Concurso para el Ateneo de Valencia, se incorpora a la Comisión Nacional de Urbanismo (donde permanecerá hasta 1954). El año siguiente inicia su labor como docente en la UCV, invitado por Tomás J. Sanabria, y funda con el arquitecto Martín Vegas la firma Vegas & Galia, sociedad que se mantendrá hasta 1958, considerada como una de las oficinas más importantes en la historia de la arquitectura nacional. En 1953 participará en la fundación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la UCV.

Se trata, por tanto, el Ateneo de Valencia de la tercera obra (tras la casa Mosco -Los Teques- y la casa Blank -Altamira-) que Galia realiza en Venezuela dentro de una dilatada trayectoria que recoge alrededor de 120 concursos, proyectos y realizaciones. El certamen que lo origina, convocado el 16 de junio de 1950 dirigido a profesionales nacionales y extranjeros residentes en el país, dado su programa relativamente modesto no llegó a despertar demasiado interés en el gremio contándose finalmente con la participación de tan sólo cuatro propuestas. El jurado, conformado por Tomás José Sanabria, Carlos Raúl Villanueva, Carlos Luis Ferrero y Emiliano Azcúnez, dio su veredicto el 7 de noviembre y aunque Galia resulta ganador a título individual, el proyecto se desarrolla en la oficina que fundará con Martín Vegas meses después. Las obras se inician en 1951 y el edificio se termina de construir con el apoyo del Concejo Municipal y el gobierno regional del estado Carabobo en 1952, siendo inaugurado por la presidenta por aquel entonces de la institución Lucila Martín.

Valga acotar que el Ateneo de Valencia se funda el 25 de febrero de 1936 por iniciativa de la escritora María Clemencia Camarán y un grupo de animadores culturales y funcionó desde entonces hasta la terminación de su nueva sede en una vieja casona colonial ubicada en la calle Páez. Según hemos recogido de http://www.ateneodevalencia.org/ateneo.htm, “ha sido una de las instituciones culturales más importantes del país y, sin duda alguna, la primera de las instituciones privadas que asumió el reto de promover y divulgar las artes visuales cuando, a sólo siete años de su fundación, decidió crear el Salón ‘Arturo Michelena’.

Desde 1943, año en que organizó el primer salón en homenaje al gran pintor venezolano, ha mantenido esta confrontación, junto a otros programas que definen su perfil institucional como Ateneo: Bienal de Literatura ‘José Rafael Pocaterra’, Cuadernos ‘Cabriales’, Biblioteca ‘Enrique Tejera’, Coral Infantil, Conciertos Pedagógicos, Talleres de Teatro. Los programas se han diversificado en el transcurso del tiempo. Pero, en esencia, el Ateneo de Valencia, ha definido su perfil alrededor de la promoción, difusión y estímulo a la creación de todas las artes”.

1. Ateneo de Valencia. José Miguel Galia. Planta baja.
2. Ateneo de Valencia. José Miguel Galia. Arriba: Corte D-D. Abajo: Corte C-C

El edificio proyectado por Galia, de 750 m2 de construcción distribuidos en dos plantas, se emplaza en el cruce de la Avenida Bolívar con Calle Salom. En la planta baja se ubicaron el auditorio y la sala de exposiciones, a doble altura e iluminada cenitalmente y en la segunda se dispusieron las oficinas administrativas y la biblioteca. “Una rigurosa retícula de 5 x 5 m compone la estructura (…), con muros de piedra y algunos revestimientos de Cristanac -que tenían inundada Caracas- (…)”. Un patio de 10 m x 10 m nuclea a su alrededor las actividades fundamentales, identificándose “rasgos de la arquitectura brasileña en el tratamiento del muro curvo de la esquina en la planta baja, la fachada principal oeste se cierra con brise soleil verticales y el frente cuyo revestimiento configura un dibujo de ritmos geométricos protegido por una pérgola de concreto”, aspectos que “señalan un sistema de referencias de compleja articulación”,  afirmará Sato en el libro ya citado.

3. Ateneo de Valencia. José Miguel Galia. Sala de exposiciones

Como también señalará Sato, esta obra que revela “una particular identidad con lenguajes neoplásticos (…) permitió a Galia afirmar una estética que se identificaba con un trópico cuyo interés recorría las costas desde Los Ángeles, Miami, hasta Río de Janeiro, pasando por La Habana, Santo Domingo y Panamá. El paso a un nuevo lenguaje, a una preocupación que intentaba traducir la arquitectura en términos de clima, ambiente y tendencias modernas se presentaba como un desafío en el anteproyecto del Ateneo de Valencia”.
La institución acobijada por este revelador edificio se adaptó a las condiciones que dieron origen a su concepto espacial, durante largos años. Más tarde, en 1991, al asumir la Presidencia del Ateneo el escritor José Napoleón Oropeza, decide crear, al frente de la Junta Directiva, “programas que recogieran parte de la tradición y acervo de la institución y, al mismo tiempo, señalasen nuevos rumbos que se tradujeran en una auténtica apertura hacia la modernidad. Se creó el Museo ‘Salón Arturo Michelena’, La Casa de los Talleres, La Cátedra ‘Ida Gramcko’, los programas La Luciérnaga, Correcaminos, La Mandrágora y, más recientemente, el Teatro Infantil ‘Cataplum’, el Teatro de Cámara Latinoamericano, el Circuito de Títeres Correcaminos y el Centro Experimental de Teatro”. Dicha modernización implicó la realización de un proyecto de recuperación y ampliación a cargo del arquitecto Franz Rísquel y de la ingeniera Amel Beze. A pesar de que la conservación del edificio luce impecable a 66 años de su inauguración, el Ateneo de Valencia ha recargado sus actividades y tenido que sufrir un proceso de expropiación de sus instalaciones y de su acervo artístico, bibliográfico y hemerográfico producido en 2008 y que luego de 10 años no ha permitido restituir la legalidad y devolverlo a sus legítimos propietarios.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela

1,2 y 3. Alberto Sato, José Miguel Galia. Arquitecto, 2002

ES NOTICIA

Le Corbusier y su influencia en la arquitectura brasileña

Patricia Golombek

Espace Meyer Zafra

París

Junio 6 – 7 Julio 2018

Tomado de https://drive.google.com/file/d/1DBHnwRUOqD35aRe3NeBIIZRK0h6BLb9K/view

L’Espace Meyer Zafra presenta una exposición individual dedicada a la artista brasileña Patricia Golombek, del 6 de junio al 7 de julio de 2018. «Le Corbusier y su influencia en la arquitectura brasileña» exhibe pinturas y una instalación inspirada en monumentos creados por artistas y arquitectos brasileños (Portinari, Bulcão, Lucio Costa, Carlos Leão, Eduardo Reidi, Oscar Niemeyer), quienes a su vez fueron influenciados por la obra de Le Corbusier.

Desde 2015, la arquitectura ha sido el núcleo del trabajo de Patricia Golombek. Su primera inspiración vino de su percepción del diálogo entre Morris Lapidus y los proyectos de Paulo Werneck. Su trabajo se convirtió poco a poco en un estudio analítico de la arquitectura en el que tradujo el lenguaje utilizado por los arquitectos de todo el mundo, como en «Discovering Carlo Scarpa» o «Oscar Niemeyer». Estas creaciones trajeron una reflexión sobre Le Corbusier y su vínculo con los arquitectos brasileños.

Le Corbusier se puso en contacto con Lucio Costa y otros arquitectos brasileños en su primer viaje a Brasil en 1936. En ese momento, el país estaba experimentando una contextualización moderna y una maduración de su búsqueda de una identidad nacional. De allí se derivó una relación compleja que repercutió sobre el trabajo del maestro suizo, así como a sus discípulos brasileños, y resultó ser mucho más profunda que solo una influencia de Le Corbusier en la arquitectura moderna brasileña como lo muestra Carlos Eduardo Comas: «La arquitectura de Le Corbusier no se presenta como un sistema cerrado; es probable que sea un juego de dominó (…) Lo que los arquitectos brasileños Lucio Costa y Oscar Niemeyer intentaban hacer era comprender las reglas del juego, para capturar su mecanismo, la ‘estructura profunda’ del trabajo Le Corbusier (…) lo cual no significa una inflexión sino una cultura de la identidad (…). Los arquitectos brasileños han comprendido bien a Le Corbusier y fueron capaces de influir en su trabajo y lo contrario también sería cierto «. Para Lucio Costa fue una cuestión de asociar sus iniciativas a las del arquitecto suizo con el objetivo de lograr el modernismo en la arquitectura brasileña. El diálogo establecido entre Costa y Le Corbusier sobre los problemas de la Síntesis de las Artes, y el lugar que ambos otorgaron en este debate a las llamadas Artes Menores, es solo uno de los capítulos de esta compleja y sofisticada relación.

Patricia Golombek es una artista brasileña nacida en 1964. Tiene un diploma del Instituto Caetano Campos y la Escuela de Arquitectura de la Faculdade de Belas Artes de São Paulo. Vive y trabaja en Miami desde 2015. Su obra fue expuesta en el Museo de Arte Moderno y en el Museo de Arte Contemporáneo en São Paulo.

El trabajo de Patricia Golombek es un estudio analítico de la arquitectura;
de las estructuras y soluciones que arquitectos han implementado por el mundo. Gracias a su propia formación arquitectónica la artista puede transformar el lenguaje usado por los arquitectos en representaciones visuales de sus procesos creativos.

Nota

Abierto desde el año 2000, L’Espace Meyer Zafra tiene como objetivo presentar a artistas latinoamericanos y europeos vinculados al arte cinético y la abstracción geométrica. Guiada por la obra del maestro venezolano Jesús Rafael Soto, Liliane Zafrani fue impulsada a promover esta tendencia del arte en su espacio situado en el corazón del distrito histórico de Le Marais, en París donde se exhiben obras desde los años sesenta hasta la actualidad representada por un grupo de artistas muy activo. L’Espace Meyer Zafra presenta el trabajo de sus artistas en las ferias francesas e internacionales. Las exposiciones personales y colectivas también se organizan regularmente en el espacio de Le Marais y sus artistas han integrado muchas colecciones privadas y públicas en todo el mundo.

ACA