CONCURSOS DE ARQUITECTURA EN VENEZUELA

Hotel Miramar, Macuto, Litoral Central, 1925

1. Fachada principal del proyecto ganador elaborado por Alejandro Chataing

En nuestro afán por reconstruir una cronología de los concursos de arquitectura realizados en Venezuela, del que quizás se tienen datos más fehacientes que permitan asegurar, si no su carácter inaugural, al menos su condición de primera competencia abierta a los profesionales del país, es el que dio como resultado el proyecto y construcción entre 1925 y 1928 del hotel Miramar, Macuto, obra de Alejandro Chataing (1873-1928).
Las expectativas que se generaron en torno a la convocatoria para el concurso del “Miramar” no eran pocas. Con la construcción del hotel se buscaba dar inicio de manera firme, tras la experiencia del balneario termal de San Juan de los Morros, a la política oficial de turismo con la que el alto gobierno se encontraba muy comprometida. La apuesta en este caso se dirigió a ofrecer una instalación moderna sobre la playa, particularmente en la población de Macuto (que ya contaba con una tradición vinculada a la recreación y esparcimiento desde la época de Guzmán Blanco y a la que se le habían hecho importantes inversiones para el mejoramiento de los servicios), cuya proximidad a Caracas se había visto beneficiada, además, por la mejora de las comunicaciones terrestres.
Como señala Ciro Caraballo Perichi en Hotelería y turismo en la Venezuela gomecista (Corporación de Turismo de Venezuela, 1993), un promotor privado, personificado en este caso ni más ni menos que por el propio Benemérito General Juan Vicente Gómez, adquiere “en los primeros meses de 1925 un importante lote de terrenos baldíos al este del poblado de Macuto, de suave pendiente y ubicados con un amplio frente a la playa. Dichos terrenos habían formado parte de la llamada ‘Estancia Eraso’ (…) En el sector central del lote se delimitó un área destinada a la construcción de un hotel, el terreno fue ampliado hacia el sur con una nueva compra realizada en 1927, cuando ya estaba en construcción la edificación, alcanzando un área total de 28.000 m2”.
Dentro de la ambigua calificación que lo colocaba como “un Concurso oficial para un hotel privado”, dado que el propietario de los terrenos y principal inversionista era el “Benemérito”, Caraballo rescata de la prensa de la época (nota aparecida en 1925 en el diario El Sol, Caracas 31 de julio de 1930), cómo ”por disposición del Presidente de la República, el Ministerio de Obras Públicas abrió un concurso entre los ingenieros y arquitectos venezolanos para la formación de un proyecto de hotel en Macuto de carácter tropical moderno”. El llamado se hace el 29 de julio de 1925 y se ofrecía como premio al ganador la contratación de la obra.
Se informó poco sobre las bases salvo las características topográficas del terreno y el número total de habitaciones que contemplaría el programa, ochenta, “de las cuales al menos unas tres cuartas partes debería contar con baño privado incorporado a los espacios del dormitorio”. La fecha de entrega fue fijada para el mes de octubre y debían consignarse láminas con las plantas, secciones y fachadas “además de dos sobres cerrados, uno con el presupuesto para la realización de las obras y otro con la indicación del seudónimo”. Como se ve, el concurso fue montado y organizado siguiendo unas pautas que poco se diferencian de las que por años han privado en la realización de este tipo de eventos, al menos, en nuestro país.
Finalmente se consignaron quince proyectos siendo seleccionado ganador el presentado por el ya para entonces experimentado arquitecto Alejandro Chataing bajo el seudónimo “Miramar”: un total de seis planos, ajustándose a un presupuesto para su construcción inferior a la elevada suma de dos millones de bolívares que no incluía previsión para el mobiliario y el equipamiento. “De los otros proyectos (cuyo material se encuentra en el Archivo General de la Nación) sólo se conservan las páginas correspondientes a las memorias descriptivas, pero no así las láminas”, aclarará Caraballo.

2. Propuesta presentada al concurso por el arquitecto Rafael Seijas Cook, 1925

Posteriormente el “arquitecto-poeta” Rafael Seijas Cook publicará en Élite nº 30 del 10 de abril de 1926 un boceto (isometría) de lo que fue la idea presentada “para un Hotel Tropical” siendo el único testimonio gráfico adicional con que se cuenta de parte del resto de los participantes en el certamen.
Las garantías de que el proyecto ganador llegara a feliz término hasta su construcción las otorgaba el hecho de que Chataing, quien para la fecha tenía 52 años de edad, contaba con una dilatada obra realizada (recordemos que desde muy joven se convirtió, durante el mandato de Cipriano Castro -y luego en el de Gómez- en el “gran constructor del régimen”) y, en particular, dos hoteles: uno que no pasó de la etapa de proyecto (el “Hotel del Paraíso”, 1913) y otro construido en Caracas (el Palace, 1923). También Chataing garantizaba el poder alcanzar la aspiración de contar con una moderna instalación adaptada a las condiciones del contexto ya insinuada en las imágenes de la propuesta presentada a concurso.

3. Hotel Miramar. Vista aérea. 1938


Colaboraron con Chataing en el desarrollo y construcción de la obra el joven ingeniero Luis Bello Caballero y su hijo, el por entonces estudiante del último año de ingeniería en la UCV, Luis Eduardo (a la postre primer director de la Escuela de Arquitectura luego de su creación en 1941).

4. Hotel Miramar. Vista exterior
5. Hotel Miramar. Planta baja


Sobre el “Miramar” se ha destacado su condición de obra ecléctica enmarcada dentro de la tradicional actitud asumida por Chataing a lo largo de su trayectoria. También su alejamiento en cuanto a la utilización de elementos de inspiración clasicista (o en todo caso historicista) presentes en sus más destacados edificios, inclinándose en este caso más bien hacia la preeminencia del peso de la volumetría por sobre la ornamentación aplicada puntualmente acudiendo a elementos formales del art nouveau. Su planta cruciforme compuesta por cuatro alas diagonales que, siguiendo una estricta pauta académica, parten de un patio central circular rodeado por un corredor octogonal, logra solventar el aprovechamiento máximo de las visuales al mar. Resuelto programáticamente en dos plantas (en la baja se ubican al norte el acceso, las áreas sociales y de servicios, y al sur habitaciones destinándose la planta alta sólo a aposentos que comparten un cómodo balcón), disponía además de una terraza con torretas visitables y un semisótano. Poseía ascensor, teléfono, agua corriente, excelente y confortable mobiliario, espacioso bar, un comedor en la terraza, otro comedor de gala para 400 comensales servido con vajillas de plata, una amplia cocina provista de cavas, neveras, y para la recreación, además de tener la cercanía del mar, una piscina de agua salada, billares y cancha de tenis. Contó, también, al momento de su apertura, como indica Ciro Caraballo, con “equipamiento yankee” y “personal suizo” que aseguró, bajo la dirección de O.P. von Siebenthal-Rissegg y un completo grupo de profesionales que lo acompañó, la formación del personal criollo que luego lo atendería.

6. Hotel Miramar. Salón comedor


El “Miramar”, abierto al publico por todo lo alto el 1 de abril de 1928 (acto al que no asistió su propietario siendo representado por altos personeros del gobierno, y al que si hizo acto de presencia el arquitecto y se dio cita lo más granado de la sociedad caraqueña), fue vendido por el “Benemérito” a su entrañable amigo el Coronel Roberto Ramírez el 14 de mayo y este a su vez a la nación venezolana el 25 de mayo, mediando en ambos casos significativos niveles de ganancia.
Desde la misma inauguración el hotel alcanzó a cubrir todas las expectativas que se habían generado en torno a él, viviendo un período de esplendor que abarcó alrededor de 20 años entrando en una etapa de decadencia que culminó con su cierre como instalación en 1958 y posterior abandono hasta el lamentable estado en que se encuentra en nuestros días pese a haber sido declarado como Monumento Histórico Nacional en 1994. Uno tras otro han fracasado los intentos por recuperarlo, reciclarlo o bien restaurarlo como bien patrimonial hasta el punto de desconocerse al día de hoy su destino definitivo siendo el último episodio de su agonía el desmoronamiento de las torretas ubicadas en el nivel terraza.

7. Hotel Miramar. Penosa situación en la que se encontraba en noviembre de 2017


Su condición de “hotel moderno, con moderna administración puesto al servicio de los turistas y nacionales que visitaran el legendario balneario de Macuto” punto de partida de lo que sería “el intento primigenio del Estado venezolano por estructurar una red hotelera turística nacional, la cual alcanzaría sus concreciones más significativas durante los años treinta”, fue además la última obra de Chataing quien fallecería a los 15 días de su inauguración.
Sin duda, el “Miramar” se trata de una pieza clave para entender los albores de la modernización del país, la madurez en la trayectoria del más importante arquitecto venezolano que cabalgó entre los siglos XIX y XX y el interés siempre presente y siempre inconstante por hacer del turismo un puntal de la economía venezolana que comenzaba a ser avasallada ya desde entonces por el petróleo.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 3. https://www.instagram.com/caracasretrospectiva/

2 y 5. Caraballo Perichi C.; Hotelería y turismo en la Venezuela gomecista, 1993

4. Colección Crono Arquitectura Venezuela

6. https://twitter.com/tachirense89/status/753692480227377152

7. https://iamvenezuela.com/2017/11/hotel-miramar-de-macuto-estado-vargas/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 76

Debe constituir para un arquitecto una sensación muy especial el tener la responsabilidad de proyectar un edificio de carácter fundacional dentro de una ciudad recién creada. Y sin duda se debe poseer talento para lograr con escasos 30 años de edad manejar las claves que puedan permitir a dicha obra trascender en virtud de la sensibilidad con que se escucha al entorno y a la vez son manejados los códigos y elementos que la convierten no sólo en un hito sino en elemento constructor de un lugar.
Todas estas consideraciones se encuentran tras cualquier aproximación que se quiera hacer a la actual sede de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) diseñada inicialmente por Jesús Tenreiro Degwitz (1936-2007) para albergar EDELCA (Electrificación del Caroní, empresa tutelada por la CVG creada en 1963), una de las piezas claves para impulsar el desarrollo de una región que se vislumbraba como la gran oportunidad de demostrar que al petróleo se le podía dar un buen uso.

1. Comprensión conceptual esquemática de la planificación de Ciudad Guayana dibujada por von Moltke en 1964

Quizás valga la pena recordar que Ciudad Guayana (bautizada en realidad con el nombre de Santo Tomé de Guayana), ejemplo de ciudad planificada y laboratorio en el que un equipo de profesionales venezolanos con la asistencia del Joint Center for Urban Studies de MIT-Harvard pudieron cristalizar conceptos desarrollados a comienzos de la segunda década del siglo XX, se funda el 2 de julio de 1961 cuando el entonces Presidente de la República Rómulo Betancourt coloca la primera piedra de un conglomerado urbano que abarcaría además de San Félix y Puerto Ordaz, a Matanzas, Castillito, Carhuachi, La Ceiba, Alta Vista, Yocoima, Macagua y Chirica, en la confluencia de los ríos Orinoco y Caroní.

2. Ciudad Guayana. Vista aérea del centro de Altavista
3. Construcción del edificio sede de la CVG


Así, en el “Plan Director de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Santo Tomé de Guayana” de 1961 se establecen un conjunto de áreas especiales: AltaVista, Punta Vista y San Félix que se esperaba constituirían “los tres centros poblados que por su valor geográfico, funcional o histórico producirán el impacto más significativo en la formación de la ciudad”. El sector de AltaVista, considerado como el sitio de localización del centro administrativo y comercial más importante de la urbe, cuyo crecimiento se daría a partir de una estructura de “células” que contendrían los generadores de actividades, estaba conformado por una serie de “macromanzanas” dispuestas según un orden lineal que se interconectarían a través de un sistema de circulación rápido y eficiente. Es en uno de estos grandes lotes donde se decide localizar el edificio para EDELCA, si no el primero, si el más importante en la naciente ciudad.

4. Edificio sede de la CVG. Corte
5. Edificio sede de la CVG. Vista frontal

Justamente es la soledad que le tocó vivir durante muchos años en AltaVista lo que acrecienta los valores que acompañan su diseño. Tenreiro ante el compromiso de proyectar un “fragmento” (como él prefería denominar a las edificaciones que componen la ciudad), opta por asumir el arquetipo de la pirámide escalonada propia de las culturas precolombinas mesoamericanas para dar la mayor contundencia a la decisión de darle forma a los siete niveles de planta rectangular que conforman la sede corporativa. El resto de las decisiones que conllevaron a incorporar un rico espacio interno, las terrazas que acompañan a cada nivel y el agradable, amén de ligero, espacio sombreado que se disfruta en su transitable planta baja (de donde proviene la imagen que acompaña la postal de hoy), otorgándole a la pieza el carácter que posee, se podrían complementar con la respuesta que el propio Tenreiro le dio a William Niño en la entrevista que le hiciera a propósito de la exposición “Los Signos Habitables”, realizada en la Galería de Arte Nacional en 1985, al solicitarle una síntesis de las intenciones que guiaron el proyecto:
“En esta cosa había una intención particular y específica: ofrecer un edificio que se conectara con la atmósfera del lugar (donde estuvo el edificio solo durante tanto tiempo), que se conectara con esa atmósfera. De manera que una de las intenciones más importantes era la identificación con lo climático y con lo solar. El edificio tenía que mantenerse allí como un signo, estuvo efectivamente aislado muchos años. Lo otro era una proposición de una arquitectura tropical que no identificara el sol como un enemigo sino como un amigo. Entonces hecho, yo creo que en cierto modo se lee en la manera como el edificio se escalona, la forma como se integra la vegetación. Y hay, además, ya en el plano constructivo, la intención que no se pudo lograr, que era realizarlo total e integralmente con acero liviano de Sidor, utilizando armaduras y diseños estructurales que permitieran absorber las cargas y los esfuerzos.”

6. Edificio sede de la CVG. Vissta general


50 años han pasado desde la inauguración del edificio y su vigencia está fuera de toda duda, más allá de que la infraestructura y sus alrededores han sido objeto de ciertas modificaciones como el cercado que hoy lo rodea y la instalación en su fachada de una valla con el logotipo distintivo de la CVG.

7. Edificio sede de la CVG. Detalle de la envolvente


“Toda obra que se haga ‘en su tiempo’ tiene probabilidades de trascenderlo. Lo más importante es que se trate de hacer un trabajo bien hecho, sin ocuparse mucho del que si va a ser o no intemporal. Así como antes te decía que no tiene mucho sentido ocuparse de que una cosa sea bella, sino hacerla bien, así mismo te digo que la intemporalidad se da si está bien hecha”, cita extraída de otro momento de la entrevista con William Niño, sintetiza una postura que sin dejar de lado la importancia del saber hacer, del cultivarse, del conocer y del saber tomar con un alta dosis de sensibilidad la decisiones correctas, retrata perfectamente a este admirado e importante arquitecto venezolano a quien Federico Vegas dedicó un sentido escrito a raíz de su fallecimiento en 2007 que recomendamos leer. (http://prodavinci.com/blogs/jesus-por-federico-vegas/)

8. Edificio sede de la CVG expuesto en la muestra Latin America in Construction: Architecture 1955–1980 (Latinoamérica en Construcción: Arquitectura 1955-1980), Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA, 2015


Fueron tres las obras de gran envergadura que logró realizar Jesús Tenreiro (Premio Nacional de Arquitectura, 1991) a lo largo de una carrera en la que siempre se quejó de las pocas oportunidades que se le daban de llevar adelante su actividad profesional hasta las últimas consecuencias. Sin embargo el tiempo ha demostrado que la calidad superó con creces la cantidad. El que los planos y una maqueta del edificio de EDELCA-CVG hayan pasado a formar parte de la colección permanente Latin America in Construction: Architecture 1955–1980 (Latinoamérica en Construcción: Arquitectura 1955-1980) del Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA), colaborará a reafirmar su atemporalidad no conscientemente buscada pero indudablemente alcanzada.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 3, 5, 6 y 7. https://iamvenezuela.com/2017/04/sede-de-la-corporacion-venezolana-de-guayana-cvg/

1 y 2. https://www.academia.edu/39780480/Ciudad_Guayana_a_planned_growth_pole_on_the_Orinoco_A_critical_assessment_on_the_role_of_spatial_planning

4 y 8. Latin America in Construction: Architecture 1955–1980, Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA, 2015

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

SANAA. Sejima & Nishizawa. 1990-2017

Luis Fernández-Galiano (ed.)

Ediciones Arquitectura Viva.
2017

SANAA. Sejima & Nishizawa. 1990-2017, se trata de un volumen de 352 páginas, encuadernado en tapa dura y en edición bilingüe español-inglés, que reúne la obra completa de Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa en las casi tres décadas de trayectoria de los tres estudios que dirigen en Tokio, y que ha dejado edificios tan significativos como la Escuela de Diseño Zollverein en Essen, el Rolex Center en Lausana, el Museo del Louvre en Lens o su última realización, un centro para la Fundación Grace Farms en Connecticut.
Con artículos de Luis Fernández-Galiano y de los propios arquitectos, la monografía examina los principios y métodos que se esconden tras la aparente simplicidad del trabajo de los dos japoneses y desvela las claves de la radicalidad de su arquitectura, extremadamente liviana e inmaterial.
De la promoción que desde la revista Arquitectura Viva se le hace al libro se puede extraer lo siguiente con relación a los textos que acompañan la publicación:
Tres textos para tres estudios.
La atención continua que desde sus tres estudios de Tokio desarrollan Kazuyo Sejima (Ibaraki, 1956) y Ryue Nishizawa (Tokio, 1966), no ha modificado significativamente su arquitectura que sigue fiel a la radicalidad de sus comienzos, alimentada por una incesante combustión creativa. Luis Fernández-Galiano nos traslada hasta el espacio de ensueño que evocan sus obras, en un recorrido en el que desgrana la esencia de un universo de transparencias y penumbras generado a partir de geometrías puras, sometidas a una progresiva disolución a través del adelgazamiento de los cerramientos y la degradación de la estructura en elementos imperceptibles. Y dos textos de los propios arquitectos, uno de Sejima sobre el uso de maquetas en el desarrollo de sus proyectos, y otro de Nishizawa sobre las influencias de la cultura asiática en sus diseños, ayudan a descifrar sus métodos y desvelan los principios que se esconden tras la aparente simplicidad de su trabajo.

ACA

NotiFAC (Contacto nº 41)

La Fundación Arquitectura y Ciudad (FAC) y Ediciones Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela (Ediciones FAU UCV) llaman a participar a autores de cualquier parte del mundo en el

CONCURSO DE ENSAYOS

CARACAS

1567-2017

Caracas al llegar a su 450 aniversario luce agotada, descuidada, olvidada, deteriorada, desarticulada y agredida, y a la vez preservada por su inmejorable clima, su inigualable paisaje y el calor de su gente. Por ende, ofrece la oportunidad única de mirarla sin dejar de pensarla, sentirla, mimarla, reivindicarla, desearla, soñarla, recordarla, imaginarla, proyectarla…

El concurso de ensayos Caracas 1567-2017 se convoca con la intención de dejar plasmadas las múltiples lecturas de que puede ser objeto esta ciudad que es eje de nuestros pensamientos, motivo de nuestras angustias y territorio de nuestros pesares, objeto de amor y de odio, siempre verde como la esperanza.

La convocatoria estará vigente desde el viernes 17 de febrero de 2017 hasta el jueves 31 de agosto de 2017.

Se otorgarán 2 premios en efectivo y tantas menciones como el jurado considere pertinentes. Para conocer las bases completas ir a www.edicionesfau.com