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TAL DÍA COMO HOY…

… 12 de marzo, en 2015, fallece Michael Graves.

Cuando el arquitecto norteamericano Michael Graves, nacido en 1934 en Indianápolis, dejó de existir hace exactamente ocho años, el obituario publicado por el New York Times lo describió como “uno de los más prominentes y prolíficos arquitectos estadounidenses de finales del siglo XX, con más de 350 edificios construidos alrededor del mundo”, lo cual no es poca cosa.

Graves se graduó de la escuela secundaria Broad Ripple de Indianápolis en 1950 y obtuvo una licenciatura en arquitectura en 1958 de la Universidad de Cincinnati. Posteriormente aprobó una maestría en arquitectura de la Universidad de Harvard en 1959. En 1960 recibió el premio de Roma y trabajó durante dos años como ayudante de la Academia Americana en la capital italiana. En 1962, de regreso a los Estados Unidos, inicia su carrera como docente en Princeton University (de la que se retirará en 2001 como profesor emérito), y en 1964 también en Princeton, Nueva Jersey, abre su oficina particular Michael Graves & Associate desde la que ejercerá la profesión el resto de su vida.

1. Izquierda: “The New York Five”, Revista Vanity Fair de 1996. De izquierda a derecha: Michael Graves, Charles Gwathmey, Richard Meier y Peter Eisenman (John Hejduk no aparece en la fotografía). Derecha: Portada del libro Five Architects (Arthur Drexler, Colin Rowe y Keneth Frampton), 1972
2. Michael Graves. Izquierda: Residencia Hanselman, Fort Wayne, Indiana (1967). Derecha: anexo a la Residencia Benacerraf, Princeton, New Jersey (1969)

Su nombre salta a la palestra a finales de los años 1960, cuando Colin Rowe lo sumó a Peter Eisenman, Charles Gwathmey, John Hejduk y Richard Meier para presentarlos como los New York Five, grupo cuyo trabajo apareció en una exposición del Museo de Arte Moderno (MoMa) organizada por Arthur Drexler en 1967, y en el libro subsiguiente titulado Five Architects publicado en 1972 por Oxford University Press. En la muestra, Graves presentó dos de sus primeros trabajos: la Residencia Hanselman (1967) y el anexo a la Residencia Benacerraf (1969) las cuales, en la publicación, son contextualizadas y analizadas críticamente por William La Riche (profesor de Princeton) mediante el texto “¿La Arquitectura como un Mundo Nuevo?”, que bien vale la pena revisar para entender cómo ya desde muy temprano Graves recurre a la cita y la metáfora como dos figuras que cultivará y desarrollará durante toda su trayectoria.

En el texto en que los presentaba, Rowe decía que, si bien era difícil generalizar el trabajo de los cinco, “hay un punto en común que es simplemente este: en vez de constantemente apoyar el mito revolucionario [de la arquitectura moderna], resulta más razonable y más modesto reconocer que, en los primeros años del siglo XX, ocurrieron grandes revoluciones en el pensamiento que tuvieron como resultado profundos descubrimientos visuales que aún deben explicarse”, con lo que podría decirse que Rowe, de alguna manera, ya abría la posibilidad de un revisionismo post-moderno de la tradición, moderna en este caso, hacia la que los “five” apuntaban y que Helio Piñon años más tarde (1984) incorporará con sentido crítico como parte del libro Arquitectura de las neovanguardias.

Por otra parte, Charles Jencks quien publica en 1977 El lenguaje de la arquitectura posmoderna, un verdadero best seller en el que ofrece argumentos para dar por muerta a la arquitectura moderna, y le abre la puerta a diferentes manifestaciones que dentro del panorama internacional mostraban maneras diferentes de superar en lo expresivo el discurso de la modernidad, también incorpora la obra temprana de Graves de la que resalta la reelaboración mediante una sintaxis barroca de diversos elementos procedentes de la experiencia vanguardista de los años XX.

La prestigiosa crítica Ada Louis Huxtable escribiría en su columna sobre arquitectura de The New York Times (citada por la revista Arquine https://arquine.com/michael-graves/ el 9 de julio de 2018), que el joven “Graves era pintor antes que arquitecto y que tanto su pintura como su arquitectura tenían méritos propios. Su obra, dice Huxtable, era al final un arte híbrido, entre pintura y arquitectura”. Y, en el mismo artículo de Arquine, encontramos lo siguiente: “Lo mismo pensaba Charles Jenks quien en la segunda edición a su Modern Movements in Architecture, de 1985, se atrevió a decir que ‘las habilidades sintéticas de Graves como pintor y diseñador le permitieron, como a Le Corbusier, reunir muchas ramas de la escena actual, en particular el contextualismo de Leon Krier, el fundamentalismo de Aldo Rossi y el historicismo colorido de Venturi y Moore”. De más está decir que el demoledor y agudo Jenks siempre tuvo una particular debilidad y condescendencia a la hora de aproximarse a la obra de Graves.

La reseña de Arquine terminará apuntando cómo Huxtable también afirmaría que “la arquitectura de Graves iba ‘considerablemente más allá de préstamos del pasado’ y que ‘lenta y trabajosamente inventaba un nuevo lenguaje formal’. En un artículo publicado en el Journal of Architectural Education en 1975, el propio Graves daba algunas pistas de sus intereses al abrir diciendo que ‘mientras las premisas del movimiento moderno del plano como generador de forma se acepta generalmente, su énfasis en la enseñanza de la arquitectura ha resultado en una relativa falta de atención a los elementos verticales’, léase a las fachadas. El texto estaba dedicado a analizar una villa diseñada por Gunnar Asplund en 1918”.

3. Michael Graves. Casa Schulman, Princeton, New Jersey (1976).
4. Izquierda: edificio para las oficinas municipales de Portland (1982). Derecha: sede de Humana en Louisville (1984).

Así, más temprano que tarde, Graves empezará a desarrollar un estilo propio que lo afianzará como uno de los puntales de la arquitectura decididamente posmoderna que empezó a recorrer el mundo a partir de la segunda mitad de la década de los años 70 del siglo XX. Será en 1975 cuando Graves experimente una enorme modificación de los principios que lo vinculaban con la arquitectura blanca corbusiana de entreguerras, para adoptar un lenguaje figurativo cargado de historicismo del que acabó siendo un indiscutible maestro. Esta etapa, cuyo inicio algunos ubican a partir de la intervención sobre las paredes exteriores de la casa Schulman (1976), tendrá en el edificio para las oficinas municipales de Portland (1982) -primera obra de gran envergadura por él diseñada- o la sede de Humana en Louisville (1984), dos íconos de la arquitectura posmoderna (en su momento, dos polémicos edificios de los que sus respectivas ciudades muestran hoy un particular orgullo), y demostraciones coincidentes a lo expuesto por Robert Venturi más de una década atrás, y a quien Graves “se adhiere en la oposición, sobre todo a la arquitectura y los conceptos de Mies van der Rohe, compartiendo un nuevo dicho: ‘menos es aburrido’, asignándole así al estilo internacional una absoluta incapacidad de comunicación”, como bien expresará Rómulo Moya Peralta en “Michael Graves: la forma como expresión máxima”, texto de 2015 publicado en https://arqa.com.

5. Izquierda: resorts Dolphin (1987) y Swan (1988) en Walt Disney World, Florida. Derecha: sede de Team Disney en Burbank, California (1986).
6. Izquierda: Biblioteca Pública de Denver (1990). Derecha: Saint Coletta of Greater Washington, Washington, D.C. (2006)

De Wikipedia rescatamos que “Graves y su firma también diseñaron varios edificios para Walt Disney Company en estilo posmoderno. Estos incluyen la sede de Team Disney en Burbank, California; los resorts Dolphin (1987) y Swan (1988) en Walt Disney World en Florida; y Disney’s Hotel New York (1989) en Disneyland París. Patrick Burke, el arquitecto del proyecto de los dos hoteles turísticos en Florida, comentó que Walt Disney Company describió los diseños de Graves como ‘arquitectura de entretenimiento’. Además de los edificios del hotel Swan y Dolphin, la firma de Graves diseñó sus interiores originales, muebles, señalización y obras de arte. Otros encargos notables de Graves para edificios que se completaron en la década de 1990 incluyen una expansión de la Biblioteca Pública de Denver (1990) y la renovación del Instituto de Artes de Detroit (1990)”.

Siempre se ha debatido acerca de la condición efímera que conllevó aquel período, cuyo auge se ubica en la década de los años 1980, lleno de escenografía figurativa, revivals indiscriminados, guiños a la cultura “pop” y manejo arbitrario de las referencias históricas en la que se apelaba en el mejor de los casos a la memoria colectiva. Sin embargo, puede decirse que Graves, protagonista junto Charles Moore, Ricardo Bofill, Phillip Johnson y Peter Eisenman, entre otros, logró sobrevivir cuando el posmodernismo convertido en estilo no dio para más, pero no pudo evitar caer muy pronto en el olvido.

Moya Peralta precisará que en la arquitectura de Graves “el espacio es un escenario en donde forma y función están separados, siendo la forma la que predomina a la función. Nuevamente apartándose del movimiento moderno que planteaba que la forma sigue a la función. Así separadas, la función se resuelve de acuerdo a ciertas necesidades prácticas, mientras que la forma corresponde al campo de lo sensible e “importante”. (…) Graves creyó que este nuevo lenguaje (neoclásico reinventado) iba a salvar a la arquitectura de la severidad moderna”.

7. Diversos dibujos de Michael Graves que forman parte de la colección adquirida por The Princeton University Art Museum en 2019.
8. Objetos diseñados por Michael Graves para Alessi.

Extraordinario dibujante (una colección de cerca de 5000 de sus obras fue adquirida por The Princeton University Art Museum en 2019), amén de diseñador y productor de muebles y objetos para el hogar “para clientes importantes como Target Corporation, Alessi, Steuben y The Walt Disney Company”, a lo largo de los años, Michael Graves Design Group, una parte de su firma de diseño, diseñó y lanzó al mercado más de 2000 productos”, encontramos en Wikipedia.

En vida, Graves fue elegido “Fellow” del American Intitute of Architects (1979); recibió el premio Golden Plate de la American Academy of Achievement (1986); fue galardonado con el Premio Americano de Arquitectura (1994); y obtuvo la Medalla Nacional de las Artes (1994) y la Medalla de Oro de AIA (2001).

Eduardo Prieto al comentar en Arquitectura Viva el 30 de junio de 2018 el más reciente libro editado sobre Graves, titulado Michael Graves: Design for Life (2017), biografía realizada rigurosamente por el periodista Ian Volner, apuntará con precisión “tres hechos que marcaron la carrera del arquitecto nacido en 1934 y fallecido en 2015: su estancia en la Academia Americana de Roma, que le abrió los ojos a la belleza intemporal del lenguaje clásico; su participación en el grupo de los Five Architects, que le dio visibilidad en el marco de la arquitectura estadounidense; y la construcción de las Oficinas Municipales en Portland, que hicieron de él en un arquitecto admirado e imitado en el mundo».

9. Algunos de los libros dedicados a recoger la obra y vida de Michael Graves.

Quien “comenzó como entregado seguidor de Le Corbusier y acólito del culto a lo blanco y terminó convertido en el desprejuiciado fautor de la estética de Disneylandia”, y siempre visualizó la arquitectura como un objeto de arte que había que cuidar hasta el más mínimo detalle, dejó a través de su obra (discutible en cuanto a estilo y pertinencia dentro del contexto urbano en el que se ha insertado), una impronta difícil de imitar. Hoy, al observarla, no deja de transmitirnos, sin embargo, cierta nostálgica alegría asociada a un particular sentido del humor asumido, por cierto, muy en serio.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado. https://arquine.com/michael-graves/

  1. https://fabricadeideasbo.wordpress.com/2021/03/01/the-new-york-five-la-pandilla-que-gesto-el-neo-racionalismo-en-los-estados-unidos/

2. https://tecnne.com/arquitectura/michael-graves-casa-hanselmann/ y https://twitter.com/retokommerling/status/1281166493355511808/photo/4

3. https://www.facebook.com/photo/?fbid=1211290405568124&set=pcb.769560919853154

4 y 6. https://arqa.com/actualidad/colaboraciones/michael-graves-la-forma-como-expresion-maxima.html

5. https://www.michaelgraves.com/projects/swan-and-dolphin-hotels/ y https://www.latimes.com/entertainment/arts/culture/la-et-cm-michael-graves-architect-disney-20150312-story.html

7. https://www.architecturaldigest.com/story/michael-graves-drawings-acquired-princeton-university-art-museum y https://www.domusweb.it/en/architecture/2015/01/22/history_as_contraband.html

8. https://www.michaelgraves.com/projects/alessi/

9. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Metarquitectura

La agenda conceptual y discursiva de la era posmoderna

José Humberto Gómez

Ediciones FAU UCV

2021

Nota del autor

Este libro no debe entenderse como una antología definitiva de textos esenciales de la posmodernidad, sino como una selección y un repaso cartográfico para organizar algunas líneas del pensamiento arquitectónico que han sido consideradas trascendentales en ese período. Considerando que nuestra intención es esencialmente didáctica, nos conformamos con suponer que la lectura del texto servirá para aclarar algunas nociones espesas de la era en cuestión y, si es posible, comprender mejor el orden de los acontecimientos de ese periodo y las relaciones teoréticas que de allí se desprenden necesariamente. Nuestro trabajo, en definitiva, podría verse también como una cordial invitación, no solo a acercarse a la obra de ciertos autores sino a pesar de ellos, a cuestionarlos, interrogarlos y, sobre todo, a preguntarnos: ¿cuánto de aquello, después de todo, habita aún en nosotros?

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 292

La posmodernidad en Venezuela tuvo, más allá de los círculos académicos, un efecto si se quiere leve en cuanto a manifestación tanto en la arquitectura como en la ciudad. Sin embargo, si alguna obra de las realizadas en nuestro país durante los años 80 del siglo XX recoge de manera refinada aquello que Charles Jencks denominó El lenguaje de la arquitectura posmoderna (1977), esa es la quinta Palmasola, ubicada en la Av. Oriente del Caracas Country Club, diseñada por Carlos Brillembourg.

En este interesante ejemplo, la vivienda unifamiliar despojada de ataduras económicas volvió a convertirse en el territorio de experimentación ideal para que un arquitecto, muy próximo a las tendencias más en boga, lograra recrear mediante lo que algunos podrían calificar como un “juego erudito”, un historicismo vinculado a la manera como Aldo Rossi lo tradujo salpicado del uso de elementos propios de la arquitectura tradicional y de ciertos guiños cercanos a la estética de Luis Barragán.

1. Vista de la quinta Palmasola desde el sur

La blanca casa, permanentemente y desde el ángulo que se mire, recurre a ejercitar la memoria colocándose a contracorriente de experiencias más asociadas a la arquitectura moderna sin dejar de manifestar su deuda con una continuidad temática y una forma de articular los espacios.

Según María Teresa Novoa, quien escribe una reseña de Palmasola en la Revista CAV 49 (abril 1986) acompañada de una completa información fotográfica: “Brillembourg al buscar sus raíces en la historia de la Arquitectura y en el ambiente, se torna sensible al camino que marca la estética de los 80, y define su discrepancia frente a la opción gratuita e improductiva de la ortodoxia racionalista. En Palmasola presentimos la historia de la Arquitectura más allá de la ocasión de un acercamiento material entre Arquitectura nueva y Ambiente antiguo”.

2. Quinta Palmasola. Maqueta
3. Quinta Palmasola. Planta baja
4. Quinta Palmasola. Dibujo axonométrico

La casa en esencia está conformada por un paralelepípedo ubicado al extremo este de la parcela, paralelo a la calle, que alberga la mayor parte del programa, articulado a un pequeño cubo que contiene la sala el cual está rodeado de una columnata circular que cita directamente al templete de San Pietro in Montorio de Bramante. En ella se define con toda claridad un eje espacial perpendicular a la calle a partir del juego engañoso e indirecto con el acceso exterior que, tras el ingreso, se convierte en un hall relacionador de sus dos niveles y de distribución al resto de la planta baja. En el hall se ubica una limpia escalera que conduce a las habitaciones en la planta alta y desde él se puede continuar en línea recta hacia la sala, ir a la derecha a un grupo de ambientes para el uso personal del dueño de la casa (estudio, biblioteca y dormitorio auxiliar con un amplio guardarropa-baño), o acceder a la izquierda al comedor, a un pasillo de servicios que comunica con la cocina y el garage o a un generoso ambiente intermedio que por su ancho cuesta calificarlo de corredor, el cual se convierte en el máximo protagonista de la fachada posterior, conduce a una pequeña piscina y está delimitado por un pórtico que entra en el agua.

5. Quinta Palmasola. «La pared azul» en los espacios destinados al servicio de la piscina.
6. Quinta Palmasola. Hall de entrada

De la descripción aparecida en el catálogo de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura del lugar (1987) extraemos lo siguiente: “… los espacios destinados al servicio de la piscina se encuentran incluidos como una estancia a cielo abierto, en donde se ha planteado un singular experimento de Arte Ambiental -La pared azul- que nos recuerda las igualmente felices realizaciones del arquitecto mexicano Luis Barragán”.

El jardín donde irrumpe la piscina está igualmente protagonizado por una esbelta palma datilera de la cual la casa deriva su nombre.

De la descripción hecha por Novoa sabemos que el piso de la casa es de parquet “siguiendo el dibujo de la espina de pez mientras en la logia se ha usado mármol ‘botticino’ y en el exterior ‘travertino grezzo’ ”.

Esta obra, ecléctica por donde se le vea, juega de manera muy hábil con la volumetría, las visuales, las relaciones interior-exterior y la incidencia solar garantizando la iluminación y ventilación natural para todas las estancias y el correspondiente confort ambiental.

Si apelamos al ilustrativo gráfico que Jencks elaboró para el libro ya mencionado, buscando armar el árbol genealógico del cual se desprende el vocabulario usado por la arquitectura posmoderna, la quinta Palmasola sería heredera de lo que el conocido crítico e historiador califica como “urbanismo ad hoc” por la clara influencia que manifiesta del neorracionalismo italiano inspirado a su vez en el análisis de la ciudad tradicional, lo cual nos permite aventurar que el jardín posterior de la casa tiene la aspiración de ser considerado un patio y también una plaza.

Por otro lado, Brillembourg, venezolano residenciado desde muy temprano en los Estados Unidos, una vez graduado de arquitecto en Columbia University en 1975, trabajó casi de inmediato con Jimmy Alcock y seguidamente con la firma Mitchell/Giurgola. Fue miembro fundador en 1977 del Instituto de Arquitectura Urbana (IAU), funda en 1980 en Caracas la oficina Brillembourg Arquitectos y Urbanistas estableciéndose finalmente en Nueva York donde ejerce desde 1998 en su oficina Carlos Brillembourg Architects.

Palmasola coincide con la estadía en Caracas de Brillembourg desde finales de los años 70 y buena parte de los 80 y con su actividad dentro de Instituto de Arquitectura Urbana donde el contacto con los invitados internacionales venidos a Venezuela gracias a esa organización, ejerció sobre él una notable influencia que supo manejar con sapiencia y elegancia.

La casa obtuvo un reconocimiento en la VIII Bienal Nacional de Arquitectura (1987) y fue publicada en la revista Casa Vogue en abril de 1985.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela

1, 2, 4, 5 y 6. https://www.carlosbrillembourgarchitects.com/1975-1985/palmasola

3. Revista CAV 49, abril 1986

VALE LA PENA LEER

¿Y si aquella arquitectura cutre de los años 80 era en realidad muy valiosa?

Luis Alemany

Edificio M2, de Kenzo Kuma, en Tokio

Lunes, 2 marzo 2020

Tomado de www.elmundo.com

Owen Hopkins reivindica en un libro el espíritu rompedor de la arquitectura de los años 70 y 80, malentendida y desdeñada durante décadas como una estética ‘kitsch’, conservadora y comercial

A las personas educadas nos gustan Le Corbusier, el Club Náutico de San Sebastián y los libros de la Bauhaus, ¿verdad? En cambio, nos entristecen los adosados que quieren parecer Londres, los centros comerciales de neón y mármol y los hoteles de playa que imitan la arquitectura tradicional canaria. Es normal: Le Corbusier es casi poesía y los hoteles playeros son…

«A mí no me parecen mal los hoteles. La arquitectura del turismo está hecha para periodos de tiempo cortos, de modo que todo está un poco exagerado y la apariencia de lujo tiene su sentido. Todo eso tiene que ver con la popularidad, porque si el hotel no es popular, si no gusta, cierra. El postmodernismo también iba de eso, de gustar a la gente. La modernidad la había alienado, le había dado un producto abstracto y elitista, le miraba de arriba abajo. En cambio, los postmodernos querían encontrarse con el público, emplear elementos que se pudieran entender: color, formas tradicionales, ornamentos…».

El entrecomillado anterior pertenece a Owen Hopkins, arquitecto inglés y autor de Less is a bore (Menos es aburrido), una historia visual de la arquitectura postmoderna que edita en España Phaidon.

¿Qué entendemos por arquitectura postmoderna? Venturi y Scott Brown, Aldo Rossi, Gehry, Bofill, y toda aquella obra que, durante los años 70, 80 y 90, se presentó con un aspecto teatral, a veces copiado de la Historia, a veces bromista, a menudo confuso y kitsch… Hoy nos puede parecer anacrónica, hasta fea, pero eso no significa que careciese de un significado valioso.

Permisividad y eclecticismo

El libro de Hopkins, además de explicar el postmodernismo desde la arquitectura (la revuelta contra el lenguaje racionalista), lo hace desde la cultura de su tiempo: la música, la literatura, el hippismo y el neoconservadurismo… «El postmodernismo es parte de la radicalidad de los 70. Era una parte genuina de la contracultura, ligada estrecha y a veces contradictoriamente a la música, por ejemplo: al post-punk, a la música disco, y electrónica, a los nuevos románticos… La arquitectura postmoderna es parte de ese momento de permisividad y eclecticismo, de encuentro entre la baja y la alta cultura».

«También hay un significado político», explica Hopkins. «El individualismo promovido por Thatcher y Reagan se suele relacionar con la arquitectura de la época, pero la realidad es más complicada. Yo creo que el lenguaje postmoderno refleja un momento en el que se rompía el consenso socialdemócrata de la posguerra y se imponían las doctrinas neoliberales que hoy están en ese mismo momento de quiebra».

¿Entonces, no es justo relacionar postmodernismo con conservadurismo? «El origen del lenguaje es cualquier cosa menos conservador. Con el tiempo, hubo una apropiación. Es obvio el caso del Príncipe Carlos de Inglaterra y su defensa de la arquitectura tradicional… Pero el espíritu postmoderno es radical y contracultural. Es un ataque contra el conformismo en favor de la expresión individual, es una celebración del eclecticismo y de la mezcla de ideas».

Brutalismo arquitectónico en Instagram

Regreso a 2020: en el mismo momento en el que Instagram se llena de evocaciones de la arquitectura brutalista, el lenguaje postmoderno, su némesis, también entra en una fase de revisión amable. «Con el brutalismo hay una dimensión política: se pretende ver en él una materialización de los ideales socialdemócratas. Bueno: como relato funciona pero es una simplificación. También hubo arquitectura brutalista comercial. Y este brutalismo de Instagram es, en realidad, muy postmoderno. Diría que esta añoranza es la expresión de un momento de enorme fluidez cultural, de una transición desde un sistema liberal hacia otro que aún nos crea mucha incertidumbre».

«El mal nombre de la arquitectura postmoderna se debe en parte a lo que vino después: urbanismo de baja densidad, estética tradicionalista y comercial… La postmodernidad no iba de eso, aunque hoy nos parece evidente que abrió la caja de pandora de mucha arquitectura mala. Pero eso mismo se podría decir de la arquitectura racionalista. Y con más gravedad».

Durante años, la estética postmoderna ha sido vista como una viruela que vino y se pasó pero que dejó algunas marcas desagradables en nuestras ciudades. Sin embargo, su herencia es más profunda y positiva: «Ideas como contexto, memoria o identidad, que hoy están asumidas en la arquitectura, son el legado de esa época», termina Hopkins.

LESS IS A BORE

Postmodern architecture

Owen Hopkins

Editorial Phaidon

2020

Tapa dura

224 páginas

Nota de los editores

Este libro toma su título de la respuesta del icono postmodernista Robert Venturi a la afirmación de Mies van der Rohe, “less is more” (menos es más) Uno de los estilos más controvertidos en la arquitectura del siglo XX, el Postmodernismo comenzó en la década de los 70, alcanzó un máximo de discontinuidad ecléctica a finales de los 80 y principios de los 90 y después de más de 40 años está disfrutando hoy en día de una reencontrada popularidad. Incluye trabajos de Ettore Sottsass, Aldo Rossi, Philip Johnson, Michael Graves, Robert Stern, Venturi-Scott Brown, James Stirling y Ricardo Bofill entre otros en Asia, Europa y América.

ACA

VALE LA PENA LEER

La postmodernidad liberal.

Charles Jencks, 1939-2019

Luis Fernández-Galiano

17/10/2019

Tomado de arquitecturaviva.com

Antes de convertirse en el más notorio propagandista de la arquitectura postmoderna, Charles Jencks fue un agudo y herético historiador de la modernidad. Desaparecido el pasado 13 de octubre, el arquitecto y crítico deja tras de sí más de 30 libros, algunos jardines y la promoción de los modélicos Maggie’s Centres, pequeños pabellones para pacientes de cáncer diseñados por los más grandes arquitectos contemporáneos. Inevitablemente vinculado con el clasicismo postmoderno, al que dedicó buena parte de sus publicaciones e inspiró las formas juguetonas de su casa-manifiesto en Londres, Jencks usó sin embargo una alucinada abstracción geométrica en los paisajes y jardines que llamó ‘cósmicos’, y fue muy ecléctico en los encargos de los pabellones que llevan el nombre de su segunda esposa, la artista y experta en jardines chinos Maggie Keswick, fallecida de cáncer, y recordada hoy con obras de Zaha Hadid, Norman Foster, Frank Gehry, Rem Koolhaas, Richard Rogers o Benedetta Tagliabue.

Nacido en Baltimore y educado en Harvard, acabaría asentándose en el Reino Unido tras redactar su tesis doctoral en Londres bajo la dirección de Reyner Banham, un trabajo que daría lugar en 1973 a Modern Movements in Architecture, una visión del siglo XX cuyo título plural sugiere la apertura de su enfoque, y que es sin duda su mejor libro. Influido por Karl Popper y Hannah Arendt, a los que cita reiteradamente, censura el dogmatismo restrictivo del funcionalismo tectónico o el platonismo geométrico de arquitectos como Mies van der Rohe, que muestra su inconsistencia en las no resueltas esquinas interiores del Seagram. Lo publiqué en español diez años después, y Jencks quiso reemplazar el epílogo ‘Arquitectura y revolución’ por el más inclusivo ‘Arquitectura tardomoderna y postmoderna’, que habla elocuentemente del giro de sus intereses de la historia a la crítica, tras el formidable éxito de The Language of Post-Modern Architecture, aparecido en 1977 y ampliado innumerables veces con nuevas figuras y movimientos, en un carnaval inclusivo que le llevó a desarrollar complejas taxonomías de los sucesivos ismos a través de diagramas que reflejaban ‘árboles evolutivos’. Su interés en la ciencia y en los ‘multiversos’ le llevó a interpretar la obra de arquitectos como Daniel Libeskind o Peter Eisenman con metáforas científicas algo disparatadas, presentando incluso la Núvol i cadira que corona la barcelonesa Fundación Tàpies ¡como una imagen de las supercuerdas! Prueba de la versatilidad de su agenda y su cordialidad expansiva es que lo recuerdo presentándome en Los Ángeles a Thom Mayne y otros representantes de la que en 1989 era la joven arquitectura californiana, y casi tres décadas después, en 2017, asistiendo a la inauguración de la Elbphilharmonie de Herzog & de Meuron, o escribiendo sobre Norman Foster para la monografía de AV que publicamos ese año: arquitectos todos alejados de ese clasicismo postmoderno —hoy afortunadamente agostado— que promovió con sus libros y con sus textos en el AD de Andreas Papadakis. La curiosidad exenta de prejuicios y el espíritu liberal de Jencks, que se expresó tempranamente en su revisión de la modernidad, llegó hasta sus últimos compases con la variedad de sus afinidades electivas y la nómina de excelencia de los Maggie’s Centres, y esta amplitud de miras es seguramente aquello por lo que este historiador será recordado.

ACA