Jorge Rigamonti (Milán, 1940-Caracas, 2008) es reconocido como uno de los arquitectos venezolanos de mayor talento de entre los de su generación. Emigra con sus padres con sólo 10 años a Venezuela desde Italia y cursa el bachillerato entre 1953 y 1958 en el Liceo Andrés Bello de Caracas, tocándole vivir durante la secundaria la etapa final de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Como señala Helena Correa de Rigamonti en la “Breve biografía” publicada en https://www.behance.net/Rigamonti/resume, “La decisión de Rigamonti de estudiar arquitectura es impulsada por una visita a la Ciudad Universitaria de Caracas cuya construcción estaba siendo terminada en esos años”. Ya como estudiante de arquitectura en la Universidad Central de Venezuela, donde siempre mostró sus inquietudes y pasión por la carrera que eligió seguir, recibe clases, entre otros, del arquitecto cubano Ricardo Porro quien influyó de manera determinante en su formación. “En 1961, aun siendo estudiante, Rigamonti viajó a La Habana como joven aprendiz de R. Porro, quien estaba encargado del proyecto de las Escuelas Nacionales de Arte. Ese viaje que luego continuó por Estados Unidos, Francia e Italia fue revelador para Rigamonti, dándole la oportunidad de visitar grandes obras de arquitectura”, apuntará Correa.
De otro viaje realizado en 1963, en este caso a los Estados Unidos, en el que logra visitar las principales oficinas metropolitanas de planificación de Boston, Chicago y Los Ángeles, Rigamonti obtiene los insumos necesarios para formular y desarrollar la que será la tesis que le permitirá obtener el grado de arquitecto en 1966: “Formulación de una Hipótesis Constructiva a través de la búsqueda de Integración entre Estándares Edilicios y Urbanísticos”. Sustentada en los planteamientos que se hacían para reglamentar el crecimiento urbano, “la tesis exploraba la subdivisión (tridimensional) continua del espacio a diferentes escalas, integrando arquitectura y urbanismo, como una manera de afrontar el desarrollo de futuras metrópolis de alta densidad”. Con su trabajo, Rigamonti obtiene el Premio «Mejor Tesis de Grado» en la III Bienal Nacional de Arquitectura de 1967.
La actividad profesional de Rigamonti se inicia, continuando con su inclinación por los temas urbanos que aparecen al final de su carrera, apareciendo como colaborador entre 1969 y 1971 en la elaboración del Plan General Urbano del Área Metropolitana de Caracas a cargo de la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano (OMPU). También en esa línea hay que resaltar la realización entre 1966 y 1971, de múltiples “collages urbanos” los cuales manifiestan “la ambigüedad de la industrialización y la alta tecnología”.
Siempre preocupado por hacer una arquitectura con sentido, que estuviese vinculada a una manera de pensar, según sus propias palabras, Rigamonti buscó “ofrecer arquitecturas del mayor respeto medio-ambiental, donde la ecología y la funcionalidad expresen la nueva cultura en gestación, y donde el progreso tecnológico sea entendido como proceso emancipador del ser humano mediante su reencuentro con la naturaleza, y a través de las soluciones que ella inspira”. Según Correa, “la originalidad de sus diseños se basaba en su investigación continua, durante más de 30 años, de ‘tecnologías relacionadas al uso de estructuras metálicas livianas, económicas y de rápido ensamblaje y de sistemas de riego automatizados o sistemas hidropónicos para la vegetación, destinadas a crear arquitecturas funcionales y novedosas más adaptadas a las condiciones climáticas’ ”.
Jorge Rigamonti contribuyó durante muchos años con la difusión de la arquitectura siendo entre 1988 y 2006 co-fundador y Director Ejecutivo de la Fundación Museo de Arquitectura de Venezuela, ente que organizó múltiples exposiciones, seminarios y conferencias con importantes arquitectos internacionales. Orador apasionado, muy esporádico escritor, pensador de utopías y convencido de la relación entre cultura y arquitectura y en la necesidad de prestar atención a todo cuanto acontece en el panorama nacional e internacional lo cual debe ser visto con ojo crítico, Rigamonti ejerció la docencia durante más de 30 años en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela en Caracas, donde enseñó Diseño Arquitectónico (1969-92), Teoría del Diseño Arquitectónico (1992-2003), Diseño Urbano (como parte de la Maestría en Urbanismo, 2001-02), y fue Miembro Principal del Comité Académico de Postgrado del Sector Diseño.
Podría decirse que Rigamonti, como tantos otros arquitectos talentosos, construyó un muy bajo porcentaje de lo que proyectó. A pesar de ello aprovechó muy bien las oportunidades que se le presentaron adaptándose en cada caso a las circunstancias. En tal sentido, no es casual que fuera un asiduo participante en Concursos de Arquitectura habiendo participado en el correspondiente al Concejo Municipal del Distrito Sucre (1985), resultando ganador en 1995 del primer premio para el Patio-Jardín Esquina La Torre de la Plaza Bolívar, con la colaboración de Mario Quirós, Alfredo Caraballo, Angela Rodríguez y Carmen Marquina.
Proyectos de gran valor realizados por Rigamonti son: El Complejo Urbano Museo del Petróleo, Maracaibo (1984), el Plan Parroquial y Ordenanza para el 23 de enero, Caracas (1995) y la Plaza del Sol, Mercado y Terminal de Transferencia, Baruta (2002).
El Comedor Central de la Siderúrgica del Orinoco C.A., obra construida en Ciudad Guayana, cuyo boceto ilustra nuestra postal del día de hoy, demuestra en buena parte la consistencia que caracterizaba a Rigamonti a la hora de enfrentar un problema y la destreza que como arquitecto lograba manifestar a la hora de resolverlo y llevarlo a feliz término. Se le suma al Comedor, el Complejo de edificios de servicios de Carbones del Orinoco C.A. (1988-90) como las dos obras realizadas por Rigamonti en la región vinculados con la industria metalúrgica.
Este edificio proyectado en 1976, basado en un programa que contempló 16.200 m2 de construcción, podría resumirse a partir de la sinopsis que aparece en la web ya citada de la siguiente manera: “Ubicada en el Centro Administrativo de SIDOR (la principal productora de acero en Venezuela), la edificación plurifuncional estaba destinada a servir alimentos a 3.800 comensales por hora en el comedor, y prestar además variados servicios para los empleados y obreros de la Siderúrgica, entre los cuales: cafeterías, entidades bancarias, enfermería, farmacia, y agencia de viajes. La edificación fue diseñada evitando las enormes salas de comedor, tan comunes en las grandes empresas. Se prefirió crear un sistema de pequeñas salas, integrables y periféricas a un núcleo central de distribución de alimentos preparados, donde los recorridos sean cortos, tanto para los usuarios como para el personal que maneja los alimentos. Todas las salas de comer fueron previstas para poder disfrutar de la vista de la planta siderúrgica, matizada a través de abundante vegetación tropical, la cual se sembraría en enormes jardineras prefabricadas.
La estructura del Comedor Central y los cerramientos de los espacios de circulación, fueron realizadas en acero tipo ‘Mayari’ que tiene la particularidad de no necesitar pintura ni mantenimiento. Los elementos de cerramiento, fueron diseñados con una forma en “V” especialmente para las condiciones climáticas del lugar, son livianos y permiten un paso mitigado de la luz y la brisa, y a la vez evitan totalmente el paso de la lluvia. Estos cerramientos junto con la vegetación colgante en las jardineras prefabricadas, dan a la edificación una personalidad propia que con su coloración natural marrón óxido oscuro, producen una sensación agradable contrastando con las edificaciones vecinas, que reflejan en exceso el intenso sol tropical.
La construcción del edificio se inició en 1976, pero para 1979, al finalizar la presidencia de Carlos Andrés Pérez, la obra fue paralizada y el edificio abandonado”.
Paradójicamente, la obra que mayor difusión ha tenido dentro de las realizadas por Rigamonti, el Campamento turístico y ecológico Cayo Crasquí, Archipiélago de Los Roques, Mar Caribe (1991-1993), con la que Rigamonti obtuvo el Gran Premio Internacional de la IX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, Ecuador, en 1994, excelente ejemplo de respeto por la naturaleza y de arquitectura sostenible totalmente integrada al paisaje, se mantuvo operativa sólo tres años encontrándose hoy totalmente destruida y prácticamente desaparecida, como ejemplo claro de la idea que buscaba transmitir.
También son memorables las participaciones de Rigamonti en los proyectos para el Gimnasio de Gimnasia Artística XV Juegos Deportivos Nacionales, San Carlos, Cojedes (2003) y el Pabellón de Gimnasia XV Juegos Deportivos Nacionales, San Cristóbal, Táchira (2005), mostrando en ellos a modo de síntesis de los conocimientos largamente acumulados por Rigamonti tanto en los campos constructivo y funcional como en el climático y espacial, una gran capacidad para trabajar grandes luces con estructuras sencillas, livianas y fáciles de fabricar.
El Comedor Central de SIDOR y 6 de los 8 Collages Urbanos de Rigamonti que forman parte de la Colección Permanente del MOMA, fueron escogidos para participar en la Exposición Latin America in Construction: Architecture 1955-1980 realizada en el Museo de Arte Moderno -MoMA de Nueva York del 29 de marzo al 19 de julio de 2015. Para los interesados, toda la información gráfica del Comedor se encuentra representada y publicada con gran calidad tanto en https://www.behance.net/gallery/12160347/SIDOR-Main-Service-and-Dining-Center como en https://catalogosdearquitectura.wordpress.com/2018/03/12/rigamonti-jorge-1976-1980-comedor-central-de-la-siderurgica-del-orinoco-c-a/
ACA
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