Armando Planchart Franklin nació en Caracas el 17 de febrero de 1906, hace exactamente 116 años. Hombres como él fueron artífices del camino a la modernidad que transitó nuestra ciudad el siglo pasado, y a ellos les debemos la remembranza de sus múltiples dimensiones.
Rindiéndole homenaje, la Fundación Anala y Armando Planchart ha lanzado desde el pasado jueves, día de su aniversario, la primera entrega de las doce que conforman el ensayo “Armando Planchart Franklin: un legado forjado desde el silencio, el trabajo y la generosidad”, que invitamos a leer en https://www.villaplanchart.net/category/notas/
La estrecha relación de Giovanni (Gio) Ponti con nuestro país se fragua desde el momento en que una pareja adinerada de venezolanos, que ya lo seguía de cerca desde los años 40 del siglo XX a través de lo que se publicaba en la revista Domus, lo contacta en 1953 para que les diseñe su casa. Esa pareja no era otra que la conformada por Armando Planchart Franklin y Ana Luisa (Anala) Braun Kerdel y el producto de lo que será una duradera y sólida amistad forjada en torno al encargo solicitado será la conocidísima Villa Planchart también denominada quinta “El Cerrito”.
Ponti, uno de los más importantes arquitectos, diseñadores industriales, artistas y publicistas italianos del siglo XX, “reencarnación del ecléctico hombre renacentista” para algunos, nace en la ciudad de Milán el 18 de noviembre de 1891. Con el apoyo de Wikipedia sabemos que se graduó de arquitecto en el Regio Istituto Tecnico Superiore di Milano (actual Politécnico de Milán) y en 1921 abrió un estudio con Mino Fiocchi y Emilio Lancia. Debutó como proyectista en 1923 participando en la Bienal de Artes Decorativas de Monza. En 1928, funda la revista Domus, una publicación mensual sobre “arquitectura y mobiliario del hogar moderno en la ciudad y en el campo”, que se convertiría en un referente internacional sobre los tópicos que trataba, la cual Ponti dirigirá hasta su muerte. “Desde 1936 a 1961 fue profesor en la facultad de arquitectura del Politécnico de Milán y en 1941 funda la revista Estilo, publicada hasta 1947. En 1951 se asoció con Alberto Rosselli y el ingeniero Antonio Fornaroli, con quienes formó el estudio Ponti Fornaroli Rosselli (PFR), activo hasta 1976”.
1. Gio Ponti. Izquierda: Torre Pirelli, Milán, 1956-1961. Derecha: Silla «Superleggera», diseñada para Cassina, 1951
Dentro de la obra de Ponti destaca la Torre Pirelli (1956-1961) ubicada en Milán donde también ya había proyectado, con Emilio Lancia, la Torre Rasini (1935), el Barrio Harar (1950) y casi en simultáneo con la Torre Pirelli el edificio RAS (1956-1960). Pero si algo sobresale dentro de la trayectoria de Ponti es su incursión en tierras venezolanas y muy especialmente la Villa Planchart (1953-1957) considerada su obra maestra. Luego realizará el Denver Art Museum (1970-1971) de Denver, Colorado, EE.UU. En el campo del diseño cabe señalar la silla «Superleggera» de 1955 o la “Distex” (1957) y el mobiliario para los transatlánticos «Giulio Cesare» y «Andrea Doria».
Fijando la mirada en los inicios de la relación de Ponti con Venezuela, una vez adquirido el magnífico terreno ubicado en Colinas de San Román, se sabe que el primer contacto epistolar entre los Planchart y el arquitecto ocurrió en 1953 cuando, conocedores de lo publicado en la revista Domus estando de visita en Milán logran, gracias a la intermediación del cónsul venezolano en la ciudad Ricardo Maldonado, que Ponti los recibiese en su estudio. Con cierto escepticismo inicial por parte del arquitecto (de 62 años, interesado más en construir que proyectar, desilusionado por su primer intento fallido para ejecutar una obra en Latinoamérica y con mucho trabajo por aquel entonces), la reunión se desarrolla produciéndose paulatinamente una gran sintonía traducida en entendimiento mutuo, quedando del intercambio las ideas principales que los clientes deseaban para su casa y su convicción de que habían dado con el profesional indicado.
2. Izquierda: Primer número de la revista Domus, 1928, creada y dirigida por Gio Ponti. Derecha: Carta enviada por Armando Planchart a Gio Ponti desde el Palace Hotel de Milán el 12 de junio de 1953, que marcó el inicio formal de la elaboración de Villa Planchart.
Luego, el miércoles 17 de junio se concertará otra cita de la que da fe la carta publicada en la página web de la Fundación Anala y Armando Planchart (https://www.villaplanchart.net/la-casa/historia/), fechada el 12 de junio de 1953, redactada en la papelería del Palace Hotel de Milán con el encabezado “Sr. Prof. Gio Ponti”, donde Armando Planchart expone lo siguiente: “Adjúntole mi cheque n 83… de acuerdo con lo convenido. Esperamos que para el próximo miércoles nos tenga preparado algo precioso. Gracias”. Y tan fue así que el entusiasmo contagioso de los Planchart logró que Ponti ya para el mes julio les haría un primer envío de planos “sorprendentemente acucioso y muy cercano a la villa definitiva”, y otro el 7 de agosto cuando el matrimonio se encontraba en París de regreso de una gira por el norte de Europa, tal y como relata Hannia Gómez en El Cerrito. La obra maestra de Gio Pont en Caracas libro publicado en 2009.
Será, por tanto, la realización de Villa Planchart “por correspondencia” iniciada el 21 de agosto de 1953, lo que originará el primer desplazamiento de Ponti a Caracas el 22 de enero de 1954 desde Nueva York, aprovechando la apertura de una exposición itinerante sobre su obra organizada por el Institute of Contemporary Art de Boston donde los planos del anteproyecto caraqueño y una maqueta serían expuestos.
Hospedado en el Hotel Tamanaco (muy cerca del terreno de El Cerrito) y siendo los Planchart sus anfitriones, Ponti es introducido por ellos dentro de los círculos sociales caraqueños. También el 2 de febrero de 1954 Gio Ponti dictará una conferencia sobre arquitectura con proyección de fotografías que se llevaría a cabo en la Casa de Italia (La Candelaria).
“La primera visita de Ponti a Caracas dará para todo. Pedro Pablo Azpúrua, Ingeniero Municipal del Distrito Federal, lleva al arquitecto milanés a visitar la Ciudad Universitaria y el Concejo Municipal. Ponti va estableciendo contacto con los arquitectos más importantes de Caracas: Carlos Raúl Villanueva, Leopoldo Martínez Olavarría, Gustavo Ferrero Tamayo, Diego Carbonell y hace el periplo fantástico de las principales arquitecturas de la época. (…) El fin de semana antes de su partida, los Planchart llevan a su arquitecto a descansar a su casa de la playa. Allí planifican para él la visita a los alrededores” siendo lo que “más le maravillará la ‘conmovedora, inolvidable visita a la casa del gran Reverón’”.
3. Otros proyectos de Gio Ponti en Caracas. Arriba: Villa Arreaza o Quinta “Diamantina”, Caracas Country Club (1955-demolida en 1994). Abajo izquierda: transformación de la antigua Villa Mata Guzmán-Blanco (1958), Lomas del Mirador, foto de la maqueta. Abajo derecha: Remodelación de la Quinta “La Barraca” (1958), Los Chorros, elevación interior
Este primer viaje de Ponti finalizará el 3 de febrero teniendo una duración de doce días. Es así como logrará abrir un importante abanico de relaciones que lo llevarán a proyectar también la Villa Arreaza o Quinta “Diamantina” (1955-demolida en 1994), localizada en el Caracas Country Club, que curiosamente se terminó de construir antes que “El Cerrito”. También llegó a realizar el primer anteproyecto de la Villa González-Gorrondona (1956), Parque Nacional El Ávila, que luego le sería encargada a Richard Neutra, y otro para un edificio de oficinas (1954) en la esquina de Mercaderes. Posteriores a “El Cerrito” serán la transformación de la antigua Villa Mata Guzmán-Blanco (1958), Lomas del Mirador y la remodelación de la Quinta “La Barraca” (1958), Los Chorros.
El impacto que produce en Ponti su visita a Caracas lo hace incorporar algunas modificaciones al anteproyecto de Villa Planchart hasta entonces muy desarrollado. Las obras se inician definitivamente en julio de 1954 abriéndose otro capítulo de intenso carteo con que se orienta la toma de decisiones para la construcción, complementario a los planos enviados con anterioridad. El arquitecto volverá al país a mediados de noviembre de 1955 en pleno proceso constructivo y permanecerá doce día hospedado en este caso en el Hotel Ávila.
Un tercer viaje de Ponti se registra, siempre según Hannia Gómez, el 20 de febrero 1956 cuando Blanca de Arreaza requiere su presencia en Caracas y corre con los gastos de transporte, ocasión en la que vendrá acompañado de su hija Tita hospedándose ambos en el Tamanaco por doce días. En estos momentos la construcción de Villa Planchart se encontraba detenida.
4. Croquis temprano de Villa Planchart que Ponti acompañará con el texto: «Vuestra casa será gentil como una gran mariposa en la cima de la colina».5. Izquierda: Gio Ponti y su mujer Giulia en la mítica casa de la via Dezza decorada por él, en 1957. Abajo derecha: Un rincón de Villa Planchart donde se muestra la butaca D.154.2, diseñada por Ponti exclusivamente para la casa, y una obra de Alejandro Otero.
Ponti llega por cuarta vez a Caracas el 28 de noviembre de 1957 en momentos que los Planchart ya se están mudando a su nueva casa y preparando su inauguración para el día 8 de diciembre, coincidiendo con la celebración de su aniversario de bodas para lo cual se organizó una fiesta en la que participó buena parte de la alta sociedad caraqueña, más pendiente de los acontecimientos políticos que de la estupenda arquitectura que estaban conociendo. Durante la semana que pasará en Venezuela junto a su esposa Giulia, Ponti hará todo lo necesario para finiquitar la obra. Luego ambos irán a los Estados Unidos de donde regresarán cerca del 18 de diciembre en momentos en que la situación política del país era sumamente delicada y ya había sido detenido el concuñado de los Planchart, Arturo Uslar Pietri, luego del bochornoso fraude que el régimen perpetrara en el plesbicito convocado el 15 de diciembre. Se acercaba la hora en que la dictadura de Perez Jiménez llegaría a su fin el 23 de enero de 1958, momento en que los Ponti se encontraban aún en Caracas logrando ser testigos desde «El Cerrito» del despegue de «La Vaca Sagrada» que partía de La Carlota.
6. Izquierda: Gio Ponti en el Salón de Villa Planchart durante su última visita a Caracas en 1972. Derecha arriba: detalle del acceso principal de Villa Planchart. Derecha abajo: Un patio de Villa Planchart.7. Villa Planchart. Vista de una de sus salas de estar
Luego de la apertura oficial de Villa Planchart en diciembre de 1957, Gio Ponti regresó a Caracas otras dos veces. La primera de ellas en junio de 1967 acompañado de su esposa luego de realizar un viaje a Australia. “Un mes después, cuando un gran terremoto asola a la ciudad de Caracas y milagrosamente no daña la Villa Planchart, todos lo celebran”, comentará Hannia Gómez. “En este nuevo viaje los Ponti van a visitar la Isla de Margarita, y los pueblos de El Hatillo y de la Colonia Tovar ambos en la región caraqueña”.
Gio Ponti volverá por última vez al país en 1972 con 80 años recién cumplidos y pocos meses después de que en enero su esposa Giulia sufriera un accidente cerebro vascular quien, sin embargo, lo acompaña. Se le había presentado la oportunidad de diseñar el Centro Industrial del Mueble Avelca perteneciente a la familia Avellán quienes ya en 1970 se habían puesto en contacto con él. Los Planchart los hospedan en su casa.
Ponti fallece el 16 de diciembre de 1979 a los 88 años de edad. Ya en 1975 lo había dejado Giulia y el año anterior (1978) su gran amigo Armando Planchart.
ACA
Procedencia de las imágenes
Encabezado, 3, 4 y 6 izquierda. Hannia Gómez. El Cerrito. La obra maestra de Gio Ponti en Caracas, 2009.
Existen dentro de la historia de la arquitectura y el urbanismo venezolanos una serie de personajes que han ejercido una significativa influencia y han sido poco estudiados en el sentido de establecer el verdadero alcance de la misma. Se trata de empresarios, promotores u hombres de negocios que, además de haber sido exitosos en sus respectivos campos de trabajo, han mostrado un importante compromiso traducido en mecenazgo generoso y filantropía desinteresada, cubriendo el perfil de lo que hoy se conoce como “responsabilidad social empresarial”, sin buscar por ello ni cobertura periodística ni reconocimiento público.
Tal es el caso de Armando Planchart Franklin (1906-1978), quien destacó fundamentalmente en la comercialización de automóviles desde mediados de la década de 1930 y cuya habilidad innata para los negocios le permitió amasar a punta de honestidad y sacrificio, amén de una acertada inversión del dinero, una considerable fortuna sin que tal circunstancia le impidiese dar salida a una permanente inclinación por ayudar al prójimo.
Forjado desde la necesidad de trabajar desde muy joven para ayudar a su familia, motivo que lo obligó a dejar sus estudios, Planchart se inicia como mensajero en 1919 en el National City Bank (instalado en el país desde 1917) donde creció hasta alcanzar nivel de sub-gerente (el más alto que le era permitido a un venezolano), momento en que decide dar el salto a comienzos de los años 30, impulsado por un familiar, a la Corporación Venezolana del Motor (CVM). Vendiendo automóviles, muchos de los cuales entregaba personalmente a sus compradores en el interior del país, Planchart llegó a ser gerente de la agencia de la CVM en Maracaibo y creó la sucursal de San Cristóbal, eslabones todos que le permitieron posteriormente convertirse hacia 1935, aún muy joven, gracias a su eficiencia, honestidad y corrección y también a las buenas relaciones obtenidas en su desempeño en el City Bank, en principal representante independiente de la General Motors Company en Venezuela, comercializando las marcas Chevrolet, Buick y, de manera exclusiva, los lujosos LaSalle y Cadillac. Valga decir que la mayoría de los automóviles que formaban parte de la flota utilizada por los presidentes venezolanos desde la muerte de Gómez hasta comienzos de los años 60 fue comprada a la firma A. Planchart y Cía. Sucr. C.A. que los importaba, de la cual don Armando era accionista mayoritario. También proveyó de vehículos a la emergente clase media y especialmente a la alta burguesía caraqueña dentro de la cual poco a poco se fue abriendo espacio.
1. Los esposos Planchart Franklin-Braun Kerdel. Izquierda: Ana Luisa Belén (Anala) Braun Kerdel. Derecha: José Armando Planchart Franklin.
Luego de conocer justamente en 1935 y casarse al año siguiente con Ana Luisa Belén (Anala) Braun Kerdel (1911-2005), su fiel compañera y apoyo incondicional por el resto de su vida, se puede decir que se inicia el crecimiento de Planchart como empresario, como promotor cultural y como visionario que entendió que aportarle a la ciudad y a la arquitectura piezas de valor tenía sentido. Con Anala logró compartir buena parte de sus gustos complementándose de forma extraordinaria la pasión de ella por la vida en la ciudad y la de él por el campo. De la relación también nació el creciente interés de la pareja por el arte y la cultura en general, el amor por la naturaleza traducido en una impresionante colección de orquídeas y animales, la costumbre de viajar alrededor del mundo y el afán por estar al día, gracias a su afición por leer la revista Domus (dirigida por Gio Ponti), con cuanto acontecía en diseño y arquitectura a nivel internacional.
2. Plaza Las Tres Gracias (1946).3. Edificio sede de A. Planchart y Cía. Sucr. en Puente Mohedano, El Conde (1947) -demolido- 4. Exposición de vehículos Cadillac en A. Planchart y Cía. Sucr., Puente Mohedano.5. Edificio Cars, Plaza Las Tres Gracias (1951).6. El Cerrito o Villa Planchart (1957).
No es casual, por tanto, que Planchart fuese el promotor, financista y encargado de contratar a Josep Mimó i Mena para el diseño de la plaza de Bellas Artes, finalmente denominada de Las Tres Gracias, la cual donó a la ciudad en 1946 y para la que había adquirido con anterioridad la escultura de Pietro Ceccarelli (réplica de la original de Antonio Canova) que la preside. Tampoco que a la hora de invertir en la que sería la sede principal de su empresa en la urbanización El Conde (frente a Puente Mohedano), inaugurada en 1947 (hoy demolida), contratase aClifford Charles Wendehackreconocido arquitecto norteamericano diseñador de obras previas realizadas en el país. Ni que fuese junto a sus socios deGeneral Motors Overseas Operations de Detroit quien construyera el primer edificio ubicado en la plaza que ya había ofrecido a la ciudad: el CARS (1948-1951), proyectado por Pedro A. Dupouy, ícono que aún hoy conserva su elegante presencia en la esquina noroeste que da al Paseo Los Ilustres.
Es en ese marco y desde tempranas fechas que se manifiesta en Planchart su vocación de mecenas y promotor del arte nacional cuando en los espacios de Planchart y Cía. en Puente Mohedano se abre en 1948 el primer Salón Planchart (que continuaría hasta 1959), y será teniendo como epicentro esa misma sede que instalará el primer comedor para empleados que se conozca en la ciudad, permitirá que tengan sus consultorios los primeros médicos que ejercían la endocrinología (entre ellos Francisco De Venanzi y Eduardo Coll García)y estrechará su vínculo con los habitantes del vecino bario La Charneca con quienes colaboró aportando el sistema de bombeo de agua a las cotas superiores y construyendo la escalera principal de acceso al sector, señales claras de su responsabilidad social. Salvando las distancias, la actitud de Planchart tenía en la de Eugenio Mendoza Goiticoa, con quien entabló una cercana amistad, un claro referente.
Aunque es a través del diseño y construcción de la que sería su casa de habitación definitiva (“El Cerrito” o “Villa Planchart”) que la pareja pasa a ser conocida, tanto por la excepcional relación que sostuvieron con Gio Ponti su proyectista, como por la calidad de la edificación y colección de piezas artísticas que atesora, siendo hoy en día una de las obras de arquitectura de mayor reconocimiento internacional de cuantas hay en el país, Planchart y su esposa quisieron garantizar el mantenimiento y disfrute público de la quinta y a la vez canalizar su fortuna hacia obras de interés social, para lo cual crean en 1970 la Fundación Anala y Armando Planchart.
Desde la Fundación y con la intención ofrecer soluciones a uno de tantos problemas que nos aquejan, tal y como aparece en https://www.villaplanchart.net/la-fundacion/, es que deciden abocarse a “abrir un hogar donde muchos hombres y mujeres, condenados a la dura soledad en la vejez, puedan ir a pasar en un grato y humano ambiente de dignidad y comodidad, sus últimos años”, lo cual se concretará en la realización de un último edificio con el que se buscaba materializar dicha preocupación: la Residencia Caraballeda cuya fotografía de un segmento de la fachada principal engalana nuestra postal del día de hoy.
Planchart, quien se dedica con esmero a ubicar y adquirir un terreno con las mejores condiciones ambientales posibles (una especie de “cerrito” en la urbanización Caraballeda -Litoral Central-), entrega a Carlos Gómez de Llarena, para entonces joven y exitoso arquitecto, casado con su sobrina Ana Luisa Figueredo Planchart, y asociado con Moisés Benacerraf, la responsabilidad de elaborar el proyecto para el cual contará con la cercana colaboración del aún más joven Joel Sanz.
7. Vista del mar que se aprecia desde la Residencia Caraballeda8. Vistas exteriores de la Residencia.9. Vistas exteriores de la Residencia. Derecha abajo. Pasillo de acceso a las habitaciones.10. Izquierda: Vista parcial del edificio, las terrazas y el jardín. Derecha: Techo de la capilla donde se aprecian parte de los vitrales de Alejandro Otero
Gómez ganador junto a Manuel Fuentes y Moisés Benacerraf del Concurso del Palacio Municipal del Distrito Federal (1970), quien ya había realizado también con ese equipo el Centro Comercial Bello Monte (1971) y ejecutaba en simultáneo los proyectos para la Torre Europa y el hotel Meliá Caraballeda (inaugurados ambos en 1975), resuelve el programa de la residencia encargada por Planchart utilizando una sola crujía con la finalidad de darle visuales hacia el mar y ventilación cruzada al total de las sesenta y seis habitaciones y nueve suites, todas con baño privado, que conformaban el grueso del programa. De allí derivaría como resultado la forma estrecha, alargada y ondulante (95 m de largo por 12 m de ancho) que se asumió como partido del edificio que se posa siguiendo las curvas de la topografía sobre los 10.000 metros cuadrados que tiene el sinuoso terreno. El resto del programa lo conformarán: comedor, biblioteca, salas de juegos y de terapia ocupacional (ubicados en la amplia, cómoda y abierta planta baja y sus respectivas terrazas), áreas de enfermería, áreas de servicios (cocina, lavandería, depósito, mantenimiento), capilla y espaciosos jardines tropicales. Los cinco pisos y un sótano que integran la edificación fueron resueltos utilizando un sistema estructural aporticado que recurre al uso de pantallas en cuyos volados se desarrollan largos corredores y balcones que reconocen la vista marítima lejana.
Iván González Viso en el artículo sobre la Residencia Caraballeda publicado en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) acotará: “El dinamismo y la horizontalidad del bloque se acentúan con los balcones continuos, y las barandas de pletinas de aluminio que recorren toda la fachada, forman parte integral del volumen y desmaterializan su forma. La luz y la temperatura se controlan a través de romanillas, ventanas de madera y vidrio, celosías y espacios intermedios. La capilla, pequeña e íntima, de planta circular, se ilumina cenitalmente con los coloridos vitrales de Alejandro Otero (1921-1990), colocados en la cubierta en forma de cruz, soportada por cuatro pares de columnas cilíndricas. (…) … la residencia guarda relación formal con el Hotel Meliá Caribe (1975), proyectado en la misma época por Gómez de Llarena”.
Planchart, quien tenía una espaciosa casa en Tanaguarena de nombre “Churuata”, vecina a la de su concuñado Arturo Uslar Pietri (casado con Isabel Braun Kerdel, hermana de Anala) con quien mantenía una fraternal cercanía, acostumbraba a bajar a inspeccionar con frecuencia el avance de las obras de la residencia acompañado del arquitecto, quien relata que don Armando puso especial cuidado en la dotación de la capilla y en la excelencia en cuanto a la escogencia de los materiales. También la estrecha relación arquitecto-cliente llevó al primero a prescindir del cobro de honorarios profesionales mientras el segundo asumía el costo directo de todo lo relacionado a la obra y del resto de los profesionales involucrados en el proyecto.
Considerada como una obra modélica dentro de su tipología, única en Venezuela, la Residencia Caraballeda ha aguantado los avatares del tiempo (incluido el deslave de Vargas de 1999) y las inclemencias del clima gracias a su ubicación por encima de los 100 mts sobre el nivel del mar circunstancia que la ha protegido sobre todo del demoledor efecto del salitre que hay en la zona. En tal sentido se conserva bien mantenida por la Fundación Anala y Armando Planchart (presidida por Carlos Armando Figueredo Planchart) y sigue prestando servicio de primera a personas mayores que aún gozan de buena salud.
Armando Planchart recordado por su amabilidad, bonhomía y excelente sentido del humor, falleció en 1978 logrando ver culminado su sueño y dejó para la posteridad un legado que, como comentamos al inicio, merece ser estudiado y reconocido.
Este martes 8 de diciembre la Fundación Anala y Armando Planchart abre las puertas digitales de su casa con el lanzamiento de la web: http://www.villaplanchart.net noticia que publicáramos la semana pasada en este boletín. El evento será transmitido vía Zoom y contará con la presencia de Carlos Armando Figueredo y Carolina Figueredo, presidente y vicepresidenta ejecutiva de la Fundación, respectivamente, e Iván González Viso, desarrollador del sitio web.
La página web ha sido desarrollada por bandagráfica, profesionales especialistas en las distintas áreas de diseño. Para obtener la credencial de acceso al evento virtual escribir a: cealco12@gmail.com.
“Vuestra casa será gentil como una gran mariposa en la cima de una colina”, diría Gio Ponti, uno de los arquitectos más importantes del siglo XX, en su carta manifiesto de 1953. Y es que su relación con el matrimonio Planchart, “los clientes ideales”, dio como fruto una de las joyas arquitectónicas más importantes de América Latina, así como una serie invaluable de epístolas que narran la construcción de una casa hecha por correspondencia.
Más allá de ser la opera magna de Ponti para Caracas, la Villa Planchart —o quinta El Cerrito—, es parte del patrimonio moderno de todos los caraqueños, por eso la Fundación Anala y Armando Planchart abre las puertas digitales de su casa con el lanzamiento de la web: www.villaplanchart.net.
Las cartas, los planos, sus ventanas, el mobiliario, la vajilla, el arte y las orquídeas; la Villa Planchart estará disponible para quien quiera deleitarse con la inventiva pontiana, todo al alcance de un clic.
Además del acceso a la casa y su historia, villaplanchart.net contendrá información acerca de las actividades culturales que se llevan a cabo en El Cerrito. También ofrecerá vías para colaborar directamente con el trabajo de la Fundación. Este sitio está concebido para cuidar el legado intemporal de Ponti y los Planchart, siendo su lanzamiento un aporte más para la creación de la Caracas posible.
IGV
Nos interesan temas relacionados con el desarrollo urbano y arquitectónico en Venezuela así como todo lo que acontece en su mundo editorial.