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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 251

MOROLLÓN Construcciones metálicas, fue otra de las empresas que trabajó en la realización de la Ciudad Universitaria de Caracas (CUC) que buscaba darse a conocer a través de las nacientes revistas de arquitectura nacionales, tras la certeza de que formaba parte de una obra de enorme trascendencia.

La actuación de esta compañía, de la cual no hemos podido recabar mayor información que el aviso publicado en A, hombre y expresión que ilustra nuestra postal del día de hoy (donde se informa que se ubicaba en la entrada de Altavista, Catia), ni tampoco corroborar su participación de otra manera o en otros lugares de la CUC, corresponde a un renglón que sin duda constituyó uno de los ejes fundamentales dentro de la magna obra de Villanueva: la realización de las obras de arte que pueblan todo el conjunto y que permitieron materializar las ideas que en torno a la síntesis arte-arquitectura puso a prueba el Maestro en cada rincón.

El encargo hecho a MOROLLÓN no era nada sencillo, lo cual habla del muy buen nivel alcanzado por empresas, seguramente emergentes, dentro de la industria del metal a escala nacional. Se trataba de elaborar una pieza del ya para entonces reconocido artista plástico Víctor Vasarely (Pécs, Hungría 1908-París, Francia 1997) sin la presencia y supervisión del autor y cuyos dibujos y especificaciones serían elaborados a distancia en momentos en que no existía internet. Además era, en medio de las obras de arte que tienen el privilegio de formar parte del Conjunto Central de la CUC, el único mural realizado en hierro y aluminio. De allí que el nivel de precisión en la ejecución cobrara particular importancia a sabiendas que se buscaba poner en práctica a través de la obra las ideas formuladas por Vasarely de que el arte debe tener incorporado el movimiento y podía variar, cuando de obras tridimensionales se trataba, la percepción del observador de acuerdo al ángulo visual y posición en la que se encontrara. El nombre de la pieza, “Positivo-Negativo” (+/-) ya asomaba buena parte del contenido conceptual y búsqueda perceptual a la que nos estamos refiriendo.

1. Carlos Raúl Villanueva. Boceto indicando recorridos posibles en la planta baja del Conjunto Central de la Ciudad Universitaria de Caracas.
2. Victor Vasarely. Positivo-Negativo. Vista hacia el vestíbulo de la Biblioteca Central donde se pueden apreciar también murales de Pascual Navarro y Mateo Manaure.
3. Victor Vasarely. Positivo-Negativo. Vista hacia vestíbulo de la Sala de Cociertos

Positivo-Negativo, fechada en 1954, cuyas dimensiones son 5,20 metros de largo por 2,96 de alto y 22 centímetros de espesor, enmarcada en los extremos por dos columnas de concreto, está compuesta originalmente por 29 láminas de aluminio, colocadas diagonalmente y ligeramente separadas, cortadas y dispuestas de manera en que, vistas una al lado de otra forman figuras geométricas. Se ubica frente a las puertas de acceso de la Sala de Conciertos formando parte también del vestíbulo de la Biblioteca Central, acompañada por murales de Pascual Navarro y Mateo Manaure, y está iluminada a través de una abertura hexagonal en la cubierta que produce sombras que se mueven a lo largo del día. Forma parte de un momento (los años 50 del siglo XX) en el que Vasarely ya había empezado a experimentar como artista con la ilusión óptica como medio para impactar en el observador, juegos que lo llevaron a consolidar en la década posterior la creación de los que se conoce como Op Art (arte óptico). Este compromiso con la abstracción geométrica pero particularmente con el cinetismo. fue lo que hizo que Villanueva, a instancias de la joven promotora de arte y periodista Sofía Imber, visitara en 1952 el taller del artista y le mostrara su trabajo.

De lo que se recoge en el portal https://iamvenezuela.com del Institutional Assets and Mouments of Venezuela (IAM), Vasarely manifestó lo siguiente de su encuentro con el Maestro: “En aquel entonces Villanueva me dejó esbozada una idea de los planos de la Ciudad Universitaria en una servilleta a fin de que yo pudiera imaginar lo que él se proponía. Unas semanas más tarde le sometí a consideración cuatro proyectos de los cuales seleccionó tres.”

De esa manera Vasarely se convertiría en el artista extranjero convocado por Villanueva que más participación tuvo en el Conjunto Central de la CUC. Además de Positivo-Negativo realizó el bimural “Homenaje a Malevich” en plena Plaza Cubierta de 14,18 metros de largo por 2,62 de alto, hecho con estructura de concreto y recubierto con baldosas de cerámica esmaltada, y también elaboró, con mosaicos vítreos industriales de 2 x 2 cms para al fachada este del volumen que encierra el sistema de enfriamiento del Aula Magna, el mural (tríptico de 2,47 x 4,70 mts cada parte) “Sophia” que se dice fue denominado así en honor a la ya citada promotora y periodista venezolana.

4. Víctor Vasarely en historiaarte.com
5. Víctor Vasarely. Bimural «Homenaje a Malevich», Plaza Cubierta de la Ciudad Universitaria de Caracas, 1954
6. Víctor Vasarely. «Sophia». 1954. Mural (Tríptico). Torre de Enfriamiento del Aula Magna. Fachada este. Ciudad Universitaria de Caracas.

En cuanto a Positivo-Negativo, la obra fue diseñada hasta el más mínimo detalle en el taller de Vasarely en París y se realizó, como ya señalamos, sin que estuviera presente durante su ejecución en Caracas. Más adelante, en entrevista que concediera a Sofía Imber y Carlos Rangel el 3 de noviembre de 1977 para el recordado programa televisivo “Buenos días”, citado en la página del IAM, Vasarely mencionará sobre su participación en la CUC lo siguiente: “Villanueva y yo trabajamos juntos, hicimos los planos para esta ‘integración de las artes a la arquitectura’ en la Ciudad Universitaria y, en el fondo, fue la primera vez que hice un trabajo artístico por pedido y desde tan lejos, un télex pedido, una comisión télex comandada desde Venezuela. Hice las maquetas de las obras a escala de 1 a 20, diseñé los colores, también indiqué los materiales que había que usar para ejecutarlas, hice una programación detallada y a partir de ese momento la creación se hacía por correspondencia…”.

Sería posteriormente cuando el artista visitaría Caracas y podría ver en persona la importancia de su impronta y constatar lo que Villanueva le transmitiera acerca de lo que para él significaba la Síntesis de las Artes, recogida en la siguiente cita de 1954: “En el ambiente de las artes plásticas se formula la necesidad de una integración de la pintura y la escultura con la arquitectura, del retorno de los antiguos elementos del color y volumen al blanco organismo arquitectónico (…). La idea de esta integración sólo podrá cristalizar con resultados positivos cuando la pintura y la escultura encuentren las razones arquitectónicas de su incorporación al ambiente construido. Es decir, sólo cuando se junte y se modele en función de los elementos espaciales que constituyen la obra arquitectónica”. Este encuentro con Villanueva le daría a Vasarely una inmejorable oportunidad para concretar su sueño de participar en una experiencia única de integración entre arte y arquitectura que sin duda marcaría el futuro de su carrera.

7. Tres tomas cercanas de Positivo-Negativo de Víctor Vasarely

Así, Positivo-Negativo, adelantándose a lo que posteriormente desarrollaría con mayor intensidad Vasarely, aporta con su vibrar, su reverberar, su juego de luces y sombras y sus posibilidades de interacción material con un público que ha dejado de ser simple espectador, un ingrediente más a la experiencia espacial que se tiene al transcurrir por el Conjunto Central entre el Rectorado y la Biblioteca. Y para que todo ello haya ocurrido, el grano de arena aportado mediante la excelente realización de Positivo-Negativo llevada a cabo por los operarios de MOROLLÓN Construcciones metálicas tuvo mucho que ver.

Como la mayoría de las obras y los espacios de la Ciudad Universitaria de Caracas, las realizadas por Vasarely se han visto perjudicadas por la crisis de presupuesto que afecta a la Universidad Central de Venezuela y claman por una urgente atención y mantenimiento.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. A, hombre y expresión, nº 2, 1955

  1. Sibyl Moholy-Nagy, Carlos Raúl Villanueva y la arquitectura de Venezuela, Caracas: Instituto de Patrimonio Cultural, 1999.

2. http://www.ensayosurbanos.com/2019/06/18/carlos-raul-villanueva-y-la-sintesis-de-las-artes-en-la-ciudad-universitaria-de-caracas/

3. https://patrimoniocuc.wordpress.com/2010/05/15/obras-de-arte-sala-de-conciertos-iii-positivo-negativo-de-victor-vasarely/

4. https://historia-arte.com/artistas/victor-vasarely

5. https://patrimoniocuc.wordpress.com/2010/04/12/obras-de-arte-plaza-cubierta-iii-homenaje-a-malevitch-de-victor-vasarely/

6. http://www.ucv.ve/organizacion/rectorado/direcciones/consejo-de-preservacion-y-desarrollo-copred.html

7. https://iamvenezuela.com/2019/05/positivo-negativo-la-ruptura-cinetica-de-victor-vasarely-en-la-ucv/

IMPORTANTE ANIVERSARIO

El pasado 2 de diciembre se cumplieron 20 años de la declaratoria por la UNESCO de la Ciudad Universitaria de Caracas como Patrimonio de la Humanidad

Propiedad: Ciudad Universitaria de Caracas

Identificación: N° 986 

Lugar: Venezuela

COMITÉ DEL PATRIMONIO MUNDIAL

Vigésimo cuarto período de sesiones

Cairns, Australia

27 de noviembre – 2 de diciembre de 2000

Oficialmente, tal día como hoy 2 de diciembre del año 2000 la monumental obra fue inscrita en la lista del Patrimonio Mundial, confirmando su valor excepcional y universal como sitio cultural que debe ser protegido para beneficio de la humanidad.

El Comité decidió inscribir el sitio en la Lista del Patrimonio Mundial sobre la base de los criterios (i) y (iv):

Criterio (i): La Ciudad Universitaria de Caracas es una obra maestra del urbanismo, la arquitectura y el arte modernos, creada por el arquitecto venezolano Carlos Raúl Villanueva y un grupo de distinguidos artistas de vanguardia.

Criterio (iv): La Ciudad Universitaria de Caracas es un ejemplo destacado de la realización coherente de los ideales urbanos, arquitectónicos y artísticos de principios del siglo XX. Constituye una ingeniosa interpretación de los conceptos y espacios de las tradiciones coloniales y un ejemplo de una solución abierta y ventilada, apropiada para su ambiente tropical.

Al siguiente año, el 21 de enero de 2001, tras la visita del Director General de la UNESCO Koichiro Matsuura al extraordinario campus de la Universidad Central de Venezuela, se entregó formalmente la declaratoria de Patrimonio Mundial.

Su mantenimiento, defensa y conservación es responsabilidad de todos.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 219

Durante el proceso que condujo a la construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas (CUC), son muchas las empresas nacionales y extranjeras que participaron alcanzando todas ellas el máximo nivel de calidad en cuanto a la ejecución de las diferentes obras, conscientes de la envergadura y trascendencia del trabajo que tenían entre manos y de las exigencias que para entonces se planteaba un gobierno que hizo de lo edificado su principal vitrina.

Algunas de ellas, como en otra ocasión hemos señalado, nacen animadas por el importante empuje que le dio a la industria de la construcción nacional la realización de la Reurbanización de El Silencio entre 1942 y 1945 durante el gobierno de Isaías Medina Angarita, con Diego Nucete Sardi (1941-44) y Carlos Ferrero Tamayo (1944-45) como Directores-Gerentes del Banco Obrero y Carlos Blaschitz en la dirección técnica y administración del proyecto y, definitivamente, en el marco de lo que significó la gestión y política fomentada por Gerardo Sansón al frente del Ministerio de Obras Públicas desde noviembre de 1948 (justo después de la caída de Rómulo Gallegos) hasta octubre de 1952, continuada por Luis Eduardo Chataing (1952-53), Julio Bacalao Lara (1953-56) y Oscar Rodríguez Gragirena (1956-58).

Sin que intentemos abarcarlas todas, ya anteriormente nos hemos referido a su presencia en la realización de la CUC de firmas nacionales como Precomprimido, C.A., a quien le correspondió ejecutar la Torre del Reloj (1953), las Conchas para Transformadores (1954) y los Pasillos Cubiertos (1950-59), obras todas calculadas por los propietarios de la empresa, los ingenieros Juancho Otaola y Oscar Benedetti; Técnica Constructora C.A., responsable del Estadio Olímpico (1950) y del Gimnasio Cubierto (1958); a IVECA quien le tocó la Escuela de Enfermeras, Edificio Administrativo y Servicios (1952); y a C.A. Constructora Stelling y Tani que le correspondió el Estadio de Béisbol (1950). También cabe mencionar al consorcio danés Christiani y Nielsen que tuvo bajo su responsabilidad la construcción del Aula Magna (1952-53).

Muchas de estas compañías, como también ya hemos comentado anteriormente, empezaron a anunciarse y ofrecer sus servicios en las revistas de arquitectura que para la época surgían en el ámbito editorial de las cuales destacan A, hombre y expresión e Integral. Hoy nos corresponde señalar el caso de la Constructora Sur-Americana, C.A. (CONSACA), responsable, nada más y nada menos, de ejecutar el edificio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU), cuyo aviso aparecido en el nº 2 de primera de las dos publicaciones señaladas ilustra nuestra postal del día de hoy.

No era poco el compromiso adquirido por CONSACA en virtud de que se trataba el de la FAU del edificio que albergaría la institución que Villanueva había ayudado a crear y  forjar, y donde deseaba mostrar su madurez como arquitecto, superar, si ello fuera posible, la maestría alcanzada en la realización del Conjunto Central de la CUC, afianzar sus creencias y, sobre todo, lograr una obra trascendente trastocada en permanente lección de arquitectura desde el aquí y el ahora dirigida a quienes la habitarían con mayor frecuencia: los estudiantes que habían decidido estudiar esta hermosa disciplina dentro de sus instalaciones y los profesores que podrían utilizarla como inmejorable ejemplo en las diversas aristas que la conforman desde la climática a la tecnológica pasando por la compositiva.

Y, sin duda, Villanueva lo logró. Tal y como apuntan Paulina Villanueva y Maciá Pintó en Carlos Raúl Villanueva (Alfadil Ediciones, 2000), “En la Facultad de Arquitectura, Villanueva supera la condición de dominio del oficio para adentrarse a explorar nuevos y renovados retos, trascendiendo los límites de lo seguro y probado. Es quizás también la obra  en la que convergen y catalizan, multiplicándose, todas las ideas de su personalidad creadora”. En ella, Villanueva ofrece otra faceta dentro de lo que Sibyl Moholy-Nagy definió como las “afirmaciones experimentales” que el Maestro presenta en cada obra como búsquedas de sí mismo. “Son obras que nos muestran, más allá de la arquitectura, una constante vigilia, un compromiso creador inalienable, una presencia y personalidad manifiestas, ejemplo de una vida dedicada a dominar una lengua nueva -y siempre la misma- aprendida en el hacer de todos los días. (…)… la Facultad de Arquitectura se presenta a Villanueva como el medio más adecuado para demostrar sus convicciones, su capacidad de experimentar y renovar con maestría lo ya realizado: su voluntad de aprender que es, en definitiva, la de enseñar.”

1. Fotografía tomada el 2 de diciembre de 1956 día de la inauguración del edificio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Dentro de este marco, donde Villanueva no dejó de hacer pruebas con el uso del hormigón de diferentes maneras como protagonista de las cubiertas (planas, apergoladas, plegadas y curvas) que presentan los diferentes volúmenes y espacios que ocupan la planta baja, como material para construir un sistema de protección solar de filigrana y como facilitador de las variantes estructurales que muestran los diferentes volúmenes que conforman la edificación, el reto correspondiente a concebir la manera de construirla fue tal vez uno de los mayores. Y para ello debía contar con un equipo de calculistas que pudiera seguirle los pasos a través de un diseño que no ofreciera dudas ni temores y con una compañía constructora que lograse traducir correctamente y con capacidad técnica tales designios. Lo primero fue posible gracias al trabajo de los ingenieros Antonio J. Fuenmayor y C. Rodríguez Uzcanga y lo segundo el haber sido CONSACA la contratista encargada de ejecutar con excelencia una obra compleja que, como toda la CUC, se hizo contra reloj presionada por el afán de inaugurar que caracterizaba al dictador de turno.

2. Edificio de la FAU UCV. Izquierda: foto de finales de 1955 cuando la estrctura se encuentra prácticamente terminada. Derecha: foto de aproximadamente 1957 con la obra ya terminada
3. Cuerpo bajo del edificio de la FAU UCV en plena construcción a mediados de 1955
4. Vista reciente tomada desde el sureste del edificio de la FAU UCV

De hecho, no existe lugar dentro de la FAU donde el hormigón no se haga presente y donde se aprenda las diferentes formas en que ha sido utilizado en pro de una totalidad constructiva. La fotografía de finales de 1955 que muestra la finalización de la casi totalidad de los elementos vaciados en concreto, nos habla de un edificio prácticamente concluido pese a que se llevó un año más realizar toda la albañilería, rematar las instalaciones, cerrarlo y culminar sus revestimientos, acabados y detalles realizados todos con el mayor cuidado. Otra foto, en este caso correspondiente al momento en que se está levantando el cuerpo bajo que contendrá la sala de exposiciones y áreas dedicadas a la Extensión Cultural, muestra la manera como se ejecutaban los encofrados, contando seguramente con la destreza que para ello ya habían aportado los carpinteros que en esos años habían emigrado al país procedentes de Europa.

5. Tomas del edificio de la FAU en fechas cercanas a su inauguración. Arriba izquierda: Detalle de la escalera de emergencia. Arriba derecha: Fachada este con la escalera de emergencia. Abajo: Fachada norte con tomas de luz de las cubiertas de los talleres.
6. Tomas exteriores realizadas el año 2012 del edificio de la FAU UCV resaltando diversos aspectos de su riqueza constructiva y formal. Arriba: vista cenital de las dos modalidades de cubiertas para los talleres. Abajo izquierda. pérgola de la planta baja y segmento de la fachada sur. Abajo derecha: Quiebrasoles de la fachada norte.

En definitiva, el edificio de 18.240 m2 de área de construcción se hizo sobre un terreno de 5.600 m2. Cuenta con una planta baja extendida, una torre de nueve pisos y un sótano. El diseño se realizó durante el primer semestre de 1954 y las obras se iniciaron en junio de ese mismo año. Fue concluido el 17 de julio e inaugurada el 2 de diciembre de 1956 a un costo de Bs. 2.910.963, siendo importante destacar que el saco de cemento de 42,5 kg. tenia un valor de Bs. 4,00 y el kg. de cabillas Bs. 0,35. Se comenzó a utilizar efectivamente para actividades docentes y administrativas a comienzos de 1957. CONSACA, empresa que ya desapareció y de la que no hemos podido ubicar otra obra que haya realizado, sin duda aprobó con honores la difícil prueba a la que se vio sometida, dejando para la posteridad una edificación que ha logrado soportar, contando con un mantenimiento no siempre cuidadoso, los duros avatares a los que la ha sometido un uso en momentos muy intenso y en otros abusivo y desconsiderado con lo que fue su condición programática inicial.

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 2 y 3. Colección Crono Arquitectura Venezuela

4. https://www.fau.ucv.ve/

5. Paulina Villanueva y Maciá Pinto. Carlos Raúl Villanueva, 2000.

6. Agenda FAU 2013. Fundamentos de una mirada. El edificio de la FAU como proyecto. Ediciones FAU UCV

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 207

La imagen que ilustra nuestra postal del día de hoy nos ofrece la oportunidad de tocar dos temas de interés dentro de la obra de Carlos Raúl Villanueva, referidos particularmente en la Ciudad Universitaria de Caracas (CUC): uno es el papel que juega el diagrama como recurso explicativo usado para diferentes fines y el otro es la importancia que asumen los elementos que abarcan buena parte de la circulación peatonal o, en otras palabras, los corredores, aceras o pasillos cubiertos.

Stan van der Maas en “El diagrama en arquitectura”, texto aparecido en la revista dearq 08 (Bogotá, julio 2011), explora la relación entre la virtualidad y la realidad en la producción de la arquitectura, enfocándose en la noción del diagrama como herramienta de mediación. Van der Maas toma del Diccionario de Oxford, la definición de diagrama: “un dibujo simplificado que demuestra la apariencia, la estructura o el funcionamiento de algo, una representación esquemática”. Y continúa: “Esta definición nos habla de un diagrama de tipo analítico y denotativo; nos presenta una compresión de información. La palabra proviene de los términos griegos dia (imagen o algo visual) y gramma (algo escrito). Un dia-grama sería entonces una imagen-escritura. Esto sugiere que el diagrama es esencialmente representativo, que es un modo de comunicación. (…) Sin embargo, desde el punto de vista del diseñador, esta definición es incompleta. Una vez dibujado, el diagrama se puede convertir en un instrumento generador. La imagen puede evocar pensamientos nuevos. Tiene la capacidad de enfocar la atención del diseñador y convertirse en un vehículo para sus ideas. Este descubrimiento llevó a arquitectos y urbanistas a instrumentalizar el diagrama y a integrarlo en el proceso de diseño”.
Por otro lado, Josep María Montaner en Del diagrama a las experiencias, hacia un arquitectura de la acción (2008) señala que “… la primera gran característica de los diagramas (es) su radical dualidad. Los diagramas sirven tanto para registrar o mapear como para proyectar y trazar trayectoria, una característica que comparten con el concepto de tipología”.

1. Diversas representaciones esquemáticas utilizadas para representar los sistemas de movilidad y accesibilidad en la Ciudad Universitaria de Caracas. Arriba izquierda: “Esquema de las circulaciones peatonales principales”. Arriba derecha: Zonificación de la Ciudad Universitaria con indicación de los accesos vehiculares. Abajo izquierda: Diagrama en el que se indican terminales y zonas de estacionamiento. Abajo derecha: Plano de conjunto (1952) donde se señalan con línea gruesa las aceras cubiertas

Así, el “Esquema de las circulaciones peatonales principales” de la Ciudad Universitaria de Caracas publicado en Caracas a través de su arquitectura (1969) que recoge la postal (con la salvedad de que en la fuente original se precisa: “en negro: los corredores techados”), se trata de un diagrama que curiosamente se coloca sobre otro de gran importancia como lo es el correspondiente a la “Zonificación de la Ciudad Universitaria” que también aparece en el libro citado y en el de Sibyl Moholy-Nagy, Carlos Raúl Villanueva y la arquitectura de Venezuela (1964). Son, como se puede observar, grafismos elaborados a posteriori, con la propuesta proyectual ya plasmada y no como recursos expresivos que den cuenta de la fase inicial de gestación de una idea. Nos atreveríamos a decir que tienen un fin más bien didáctico, comunicacional, dirigido a separar las diferentes capas que conforman las decisiones fundamentales que se fueron tomando y que sería un tanto complicado extraer de la totalidad que recoge un plano de conjunto correctamente representado. No se tratan, por otro lado, de bocetos que los arquitectos suelen elaborar y acumular recogidos en cuadernos (que Villanueva también produjo), sino más bien representaciones de carácter técnico.

2. Izquierda: Diagrama de movimiento y circulación del Museo de Bellas Artes donde también se indican los elementos que lo componen. Derecha: Diagrama que señala la accesibilidad y organización de los diferentes componentes de la zona médica de la Ciudad Universitaria de Caracas.
3. Reurbanización de El Silencio. Dos esquemas que hablan tanto de la organización como de la circulación a través del conjunto
4. Ciudad Universitaria de Caracas. Conjunto Central. Izquierda: Análisis de funciones y movimientos basada en la indicación esquemática de la circulación de estudiantes, indicando su aproximación a los edificios y el orden en que se encuentran con las obras de arte diseminadas en la Plaza Cubierta. Derecha: PLanta baja.
5. Izquierda:Orientación de los bloques en la urbanización 23 de enero. Derecha: Plano esquemático de una nueva urbanización del Banco Obrero mostrando su relación con los centros circundantes, los sistemas de circulación con terminales de estacionamiento, y su vinculación con otras zonas residenciales y áreas públicas.

Aunque son contados, estos recursos explicativos van apareciendo en las publicaciones de y sobre Villanueva siempre con la idea de reforzar los elementos esenciales que ofrecen las propuestas. En tal sentido, quizás sea el ya mencionado libro de Sibyl Moholy-Nagy no sólo el primero que recoge su obra completa llevada a cabo hasta ese momento (1964), sino el que presenta un claro interés por mostrar esos diagramas explicativos a los que Villanueva apelaba. Uno puede recorrer esta publicación y ver cómo van apareciendo desde el Museo de Bellas Artes (1935-1936) hasta el Conjunto 2 de diciembre o 23 de enero (1955-1957), pasando por la Reurbanización de El Silencio (1941-1945) y por La Ciudad Universitaria (1944-1970), diagramas que abarcan diversas facetas pero que enfatizan siempre la organización general, el papel jugado por la circulación y el origen climático de ciertas decisiones. Resaltan aspectos que aunque apuntan a lo funcional dejan entrever importantes valores conceptuales. Esta particular faceta que Moholy-Nagy casi de manera marginal va mostrando, pensamos tiene el doble papel de aclarar dudas pero sobre todo permitir la comprensión cabal de cómo Villanueva era capaz de sintetizar los temas que más le interesaban. A veces, incluso podría pensarse que fueron explícitamente solicitados para efectos editoriales pero sabemos que aunque tenga algo de cierta esta apreciación ello no ha sido del todo así.

Van der Maas en el texto ya citado señala como “En los años noventa del siglo XX, los diagramas adquirieron protagonismo en la obra de arquitectos como Rem Koolhaas, Gerg Lynn, MVRDV y Ben van Berkel. Todos ellos propusieron maneras diferentes de usar los diagramas, pero todos estaban apelando a las mismas promesas: liberar la arquitectura de sus limitaciones de representación y presentar nuevas formas de mediación entre lo virtual y lo real”. En tal sentido, retrotrayéndonos al caso de Villanueva, podríamos decir que sus diagramas, sin renunciar al papel de mediadores comunicacionales, apuntan más hacia lo real y lo concreto a diferencia del énfasis en lo virtual que presentan las representaciones de fin del siglo XX, tendiendo a asociarse más bien con los elaborados por las vanguardias de comienzos del mismo siglo. Su énfasis en la representación en planta nos habla de una clara relación con lo funcional que se ve reflejado en la valorización de lo organizativo, el movimiento y las consideraciones climáticas. Sin ser bocetos, entendiendo el boceto como representación ligada más bien a la gestación de la idea, los dibujos de Villanueva muestran la estructura que rige la comprobación final una vez que se ha pasado a la etapa de proyecto.

6. Ciudad Universitaria de Caracas. Pasillo cubierto de acceso desde la Plaza Venezuela fotografiado por Paolo Gasparini
7. Ciudad Universitaria de Caracas. Dos tomas del pasillo Humanidades-Ingeniería
8. Izquierda: Esquema estructural del pasillo Humanidades-Ingeniería. Derecha: Esquema estructural del pasillo de acceso desde la Plaza Venezuela

En cuanto al otro asunto involucrado en la imagen reproducida en la postal, el concerniente a la importancia que asumen los corredores, aceras o pasillos cubiertos dentro de la CUC, valga decir que se sobreponen sobre el organigrama de organización del conjunto recogiendo la afluencia de público del exterior e intercomunicando el interior discurriendo entre los espacios que dejan entre sí las edificaciones.
También, vuelve a ser interesante reconocer cómo es Sibyl Moholy-Nagy quien primero se refiere a ellos señalando que “…la vida universitaria transcurre a lo largo de 1428 metros, casi un kilómetro y medio, de una Acera Cubierta ininterrumpida. El mismo deseo de precaverse del implacable sol tropical que guiara el diseño de los hogares de Villanueva determinó la imperiosa necesidad de crear áreas comunales sombreadas y de reposo”. También la crítica e historiadora alemana fue quien primero se refirió a la participación de los ingenieros Juancho Otaola y Oscar Benedetti en el proyecto de estas estructuras, que luego desarrollará con mayor detalle técnico Nancy Dembo en La tectónica en la obra de Carlos Raúl Villanueva: Aproximación en tres tiempos (2006): “Dos ingenieros civiles, Otahola (sic) y Benedetti, cuya imaginación en el diseño de la estructura es digna de la arquitectura de Villanueva, lograron una admirable secuencia de efectos espaciales mediante variaciones en la forma estructural de los voladizos. Una construcción a base de unidades prevaciadas y pretensadas aparece modulada con acentos ondulantes por las luces y las sombras”. Dembo, apoyada en el artículo que publicaran Oscar Benedetti y Juancho Otaola en la revista Integral nº 1 (1955) titulado “Ensayos sobre estructuras mixtas de concreto armado y precomprimido ejecutadas en la Ciudad Universitaria de Caracas”, ahonda en el análisis y explicación de por qué son como son las dos muestras más representativas de esta experiencia: “el corredor de entrada” desde la Plaza Venezuela y los “corredores de techo corrugado” ubicados entre las Facultades de Humanidades e Ingeniería, Humanidades y Ciencias Económicas y Sociales, eje Facultad de Arquitectura-Comedor, entrada desde la Plaza de Las Tres Gracias y todo el borde este de la “tierra de nadie”. Más adelante, Silvia Hernández de Lasala en su libro En busca de lo sublime. Villanueva y la Ciudad Universitaria de Caracas (2006, producto de su Tesis Doctoral de 1999), ampliará la gama de manifestaciones  estructurales y espaciales que los corredores cubiertos despliegan a lo largo de la CUC dentro del afán por experimentar que caracterizó a Villanueva: las cubiertas plegadas que predominan en los alrededores de Arquitectura y que conectan Farmacia y Odontología prolongándose hasta la entrada desde el Paseo Los Ilustres; las bóvedas onduladas que aparecen en la Facultad de Ingeniería; y la losa plana que se utiliza en el eje que acompaña al oeste todo el Centro Cultural y Administrativo cerrando por el sur el área de Medicina.

Curioso por demás es el poco espacio que le dedica Juan Pedro Posani en Caracas a través de su arquitectura (1969) a un tema que, como se sabe, tiene vital relevancia dentro del campus universitario. Aparte del diagrama ya señalado, acompañando tres fotografías de los pasillos cubiertos tomadas por Paolo Gasparini, Posani apuntará de manera escueta pero precisa: “En la Ciudad Universitaria, Carlos Raúl Villanueva desarrolla el concepto del recorrido peatonal como estructura de la organización general de los edificios. El concepto está directamente ligado a una visión de la arquitectura y de la ciudad que implica el acondicionamiento artificial del ambiente”.

9. Izquierda: Primera página del texto “El concepto de espacio cubierto» de Makoto Suzuki, Punto 46, 1972. Derecha: Portada del libro Villanueva. Los pasos cubiertos y la idea de ciudad de Rodrigo Pérez de Arce, 2004

El tópico a partir de entonces ha sido tratado de manera particular en la casi totalidad de las publicaciones que han aparecido sobre la obra de Villanueva, complementando muchas veces la apoteosis espacial que protagoniza la Plaza Cubierta. Indisociables al manejo de la sombra como necesaria consideración en nuestro clima tropical, los pasillos cubiertos han sido acompañantes silentes de los ensayos distinguidos como ganadores en las dos ediciones del premio internacional Carlos Raúl Villanueva: “El concepto de espacio cubierto” (Makoto Suzuki, PUNTO 46, 1972) y “Villanueva. Los pasos cubiertos y la idea de ciudad” (Rodrigo Pérez de Arce, 2001, publicado como libro en 2004).

Considerados en la multiplicidad de aspectos que engloban (espaciales, plásticos, técnicos, funcionales, constructivos, ambientales, climáticos), los corredores cubiertos (como prefiere llamarlos Silvia Hernández de Lasala) han sido objeto de breves pero sustanciosos ensayos o han ocupado segmentos importantes de algunos escritos sobre la Ciudad Universitaria.

En 1991 Enrique Larrañaga escribe dentro del ensayo “La ciudad universitaria y el pensamiento arquitectónico en Venezuela”, aparecido en Obras de arte de la Ciudad Universitaria de Caracas: “El énfasis en la estructura como hacedora de forma arquitectónica, en substitución a la preeminencia del estilo como caracterizador es básico para entender la obra posterior de Villanueva. De hecho, Villanueva otorga a la estructura un rol moralizante como legitimizador de la forma y, en lo formal, basa el disfrute estético en la confrontación entre la lógica apolínea de la técnica y la intromisión dionisiaca del accidente, sea éste natural, artístico o arquitectónico, magistralmente desarrollada en los vibrantes experimentos de los pasillos cubiertos. (…) Emparentados con las galerías cubiertas tradicionales que, de manera más nostálgica y estilísticamente dependiente, el propio Villanueva había reeditado en El Silencio, los pasillos constituyen experiencias arquitectónicas propias. La memoria y la tradición están presentes como fuerza y sentido histórico, que ubican la percepción en un tiempo y lugar especifico, pero no se convierten en pesos que imposibilitan el nacimiento de nuevas experiencias. De hecho, los pasillos de la Ciudad Universitaria ofrecen una variedad de presencias ricas ambiental y formalmente, de escalas variadas y animada configuración espacial. Mientras el pasillo de acceso desde la Plaza Venezuela propone una escala continua y una forma casi inmediata, en la encerrada bóveda generada con su integración al borde vegetal que lo acompaña, los pasillos internos, con su variedad de ondulaciones y superficies quebradas, y con la enfática rítmica de vigas y columnas, fracturan la escala y se presentan como cobertizos que, sin interrumpir la continuidad espacial entre los jardines, que modulan las magnitudes y transiciones espaciales a través de la forma y disposición de sus reducidos y frecuentemente eufóricos apoyos verticales. Hay algo de Gaudí en sus alusiones primitivas, y algo de Laugier en su claridad visual, pero, por sobre todo, estas estructuras manifiestan la euforia y la alegría de la posibilidad de edificar una realidad en libertad, aire, luz y naturaleza”.

10. Diversas tomas de los pasillo cubiertos de la Ciudad Universitaria de Caracas en los que se puede apreciar las variantes experimentadas por Villanueva

Paulina Villanueva y Maciá Pintó en Carlos Raúl Villanueva (2000) expresarán: “Si la Plaza Cubierta puede ser representada por la memoria como una suma de patios-jardín, los Pasillos Cubiertos pueden encontrar su génesis tanto en los corredores de las casas como en las galerías porticadas de las ciudades; sin embargo, a pesar de su posible filiación, su nacimiento está directamente comprometido con la atención y el papel que el urbanismo moderno dedica a la circulación tanto peatonal como vehicular. (…) Esenciales en los ciclos de vida de la Ciudad Universitaria, se corresponden con la materialización de la huella dejada en el libre transitar, en las direcciones que terminan definiendo un trazado autónomo exento a los edificios, con usos y actividades bajo sus cubiertas. Son lugares que muestran con atributos propios y característicos la imagen más emblemática de la Universidad. (…) Como circulación que se hace arquitectura, despliegan una variada gama de formas y soluciones estructurales sorprendentes, desarrolladas por los ingenieros Otaola y Benedetti, así como una admirable secuencia de efectos espaciales y, en algunos casos, acústicos. Con grandes luces entre apoyos de hasta 15 metros y arriesgados voladizos de casi 9 metros, y más de kilómetro y medio de desarrollo, su fuerza expresiva y su papel en la valoración de la Ciudad Universitaria, como modelo inédito de urbanismo que funciona con vitalidad y personalidad propia, son fundamentales”.

En 2013, Oscar Tenreiro en “Sobre la Ciudad Universitaria de Caracas” texto aparecido en DPA 29, se referirá al tema que nos ocupa de la siguiente manera: “Los pasillos cubiertos identifican a la Ciudad Universitaria. Sus estructuras cambian en los distintos sectores, un rasgo que desconcierta. Desde el acceso principal y hasta la Plaza del Rectorado es una bóveda longitudinal que salva una luz importante entre apoyos inclinados que surgen de la colina, proporcionando una grata sensación de visera que orienta la vista hacia los espacios que conducen hasta la Plaza Cubierta. En los lados de Ingeniería son bóvedas livianas que se van sumando en el sentido de la circulación. Cerca de Arquitectura simples losas de leve inclinación y luces pequeñas. Y en la zona central, más densa, losas onduladas prefabricadas en sitio, de gran luz, que se sostienen en vigas en voladizo que se apoyan en una sola columna de gran tamaño con un tensor asociado, en algunos casos tan cercanas a los edificios que cumplen un papel agresivo. Su diseño, particularmente en este caso, parece haber sido una experiencia independiente de la arquitectura a la que sirven. Y sin embargo se han convertido con el tiempo, y sobre todo en esa zona central, en concurridas calles que funcionan como sitios de intercambio con improvisados comercios que contribuyen a su intensa vida pública. (…) Estos pasillos son una respuesta al clima, proporcionan sombra bienvenida en estas tierras, necesaria para hacer las paces con el clima amable de Caracas. Hay en ellos expresada la misma intuición de la Plaza Cubierta: espacios intermedios que por ser tan amplios, en especial los de losas onduladas, trascienden su uso como circulación para convertirse en animados sitios de intercambio. Es un aporte de Villanueva análogo a los grandes pasillos del Parque de Ibirapuera de Niemeyer en Sao Paulo, que no ha visto emulación en la arquitectura pública posterior venezolana, escasísima y castigada por una visión de los costos populista que como una pesadísima carga se ha hecho cargo de la cultura política del país”.

11. Los pasillos cubierto de la Ciudad Universitaria fotografiados por la revista LIFE en 1959 y por Julio Mesa (@juliotavolo)

Quisiéramos cerrar este recorrido a través de quienes consideramos dan debida cuenta de este experimento constructivo que va de la mano de proveer sombra y frescor así como dinamismo al espacio abierto, a la transición, con la siguiente cita de Silvia Hernández de Lasala de su libro ya mencionado: “En la Ciudad Universitaria de Caracas salta a la vista la atención que se ha conferido al desplazamiento, al caminar. Los recorridos entre los diferentes lugares del recinto universitario y aquellos que tienen lugar dentro de las edificaciones evidencian el empeño del arquitecto por enaltecer los distintos itinerarios de la población universitaria, por trascender el simple trasladarse de un lugar a otro para convertirlo en goce del trayecto y sus alrededores. La Plaza Cubierta de la Ciudad Universitaria de Caracas es el ejemplo más sublime de esa preocupación. (…) Con la arquitectura de los corredores cubiertos diseñados por Villanueva en la Ciudad Universitaria de Caracas, se enaltece el caminar. No poseen una simple cubierta para proteger al caminante de la lluvia o del sol tropical. Son muchísimo más, constituyen un extraordinario ejemplo del privilegio del desplazarse en contacto con la naturaleza y el arte, además de una demostración de la sensibilidad, conocimiento del espacio, de los materiales y del comportamiento de las estructuras que tuvo Villanueva. Son también el juego sublime del arquitecto que experimenta en un momento de abundancia y deja su arte para la posteridad”.

Finalmente, como toda experiencia luminosa, la que giró en torno a los pasillos cubiertos que como se ha dicho dota de identidad a la CUC, tiene su contraparte oscura representada por el construido durante los años 80 del siglo XX en el borde sur de la CUC que une el acceso de la Plaza de Los Estadios y Las Tres Gracias, transcurriendo por las facultades de Arquitectura e Ingeniería paralelo a la calle, remedo inadmisible y pésimamente ejecutado por la Dirección de Planeamiento de aquel entonces del espléndido pasillo ubicado al oeste de la Zona Cultural y Administrativa. Esta construcción (no registrada en ninguna de las publicaciones que refieren el tema desde la fecha de su realización), podría sumarse perfectamente a las obras provisionales que pueblan la CUC y que en algún momento deberán ser demolidas.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1 arriba, 6. Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani. Caracas a través de su arquitectura, 1969

1 abajo, 2, 3 y 5. Sibyl Moholy-Nagy. Carlos Raúl Villanueva y la arquitectura de Venezuela, 1964

4. Paulina Villanueva y Maciá Pintó, Carlos Raúl Villanueva, 2000

7 y 8. Nancy Dembo, La tectónica en la obra de Carlos Raúl Villanueva: Aproximación en tres tiempos, 2006

9 y 10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

11. Revista LIFE, 1959 y https://www.juliotavolo.com/ciudad-universitaria-de-caracas