1997•El 17 de diciembre el presidente Rafael Caldera inaugura el Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez en compañía del internacionalmente reconocido artista caraqueño.
El nuevo museo, que tiene entre sus objetivos básicos proyectar el talento emergente nacional, está ubicado en el Paseo Vargas de Caracas, tiene 2.400 m2 distribuidos en cuatro plantas, que contienen salas expositivas y salas para intervenciones experimentales, una sala infantil, centro de documentación, una bóveda para el depósito y preservación de las 2.500 obras que integran su colección, talleres, sala de usos múltiples, Infocentro con acceso libre a Internet, áreas administrativas, de servicios y una tienda especializada en productos de diseño y estampa.
El edificio fue diseñado por el arquitecto Horacio Corse Forteza (FAU UCV promoción 36B / 1989).
El Concurso Nacional de Propuestas de Espacios Públicos “Amenidades Urbanas”, avenida Bolívar, Caracas, convocado a inicios de 2015, podríamos decir que, pese a la escala aparentemente inocua de las intervenciones que involucraba, marca una ineludible polémica con respecto a cómo debe entenderse la planificación y el diseño urbano, el rol que en todo ello debe jugar tanto la participación ciudadana como la profesional, y la manera cómo ha sido tratado en medio del discurso político el que ha sido considerado históricamente uno de los espacios públicos emblemáticos dentro de la trama urbana caraqueña.
En tal sentido, es ineludible remontarse a 1939 cuando es publicado el Plan Monumental de Caracas o Plan Rotival para encontrar allí el germen de una serie de decisiones que transformaron el hasta entonces apacible centro de la capital. Dicho plan, al plantear la intervención de las manzanas comprendidas entre las avenidas Este-Oeste 6 y Este-Oeste 8 con el objeto de crear en medio un eje flanqueado por edificaciones, dentro de una propuesta general que privilegiaba la vialidad vehicular, aportaría a la bisoña capital venezolana el boleto de entrada a la modernidad.
1. Plan Rotival, 1939. Proyecto de la avenida principal. Perspectiva.
Aunque no nos detendremos a analizar al detalle los lineamientos generales de aquel plan, si vale la pena resaltar que dentro de su espíritu académico no dejó de contemplar la importancia de entender el eje central como punto neurálgico de un sistema del que partían toda una serie de intervenciones y como elemento ordenador del mismo. Tampoco es menos importante el considerar que la avenida que allí se proponía, pese a su carga compositiva, sus dimensiones y su condición de elemento separador del casco histórico, tenía unas connotaciones muy distintas a las que finalmente se le dio en cuanto a la consideración del tránsito y la forma urbana, cuya desvirtualización, que derivó en su conversión en una vía expresa, se inició en 1947 al crearse la Compañía Anónima Obras Avenida Bolívar (con el objetivo inicial justamente de impulsar el proyecto de urbanización derivado del llamado Plan Rotival) y cuando luego se proyecta y construye el Centro Simón Bolívar a partir de 1949.
2. c. 1947. Cipriano Domínguez. Maqueta del desarrollo de la avenida Bolívar a partir del proyecto del Centro Simón Bolívar siguiendo las pautas del Plan Rotival.3. La avenida Bolívar en 1955.4. La avenida Bolívar en 1967.
En todo caso, para comprender de manera integral el origen, evolución y planes desarrollados sobre el eje de la avenida Bolívar y hacerse una opinión propia con relación al tema, no existe mejor documento que el libro El Plan Rotival. La Caracas que no fue. 1939-1989. Un plan urbano para Caracas, coordinado por Marta Vallmitjana, con la participación de Marco Negrón, Ciro Caraballo, Juan José Martín Frechilla, María Fernanda Jaua, Silvia Hernández de Lasala, Max Pedemonte y Jesús Sanoja Hernández, publicado en 1991 luego de que se montara en 1989, como conmemoración de los 50 años del mencionado plan, una excelente exposición en los espacios de la FAU UCV.
De lo que no cabe duda es que las expropiaciones que dieron origen a la demolición de las manzanas afectadas según lo establecido por el Plan Rotival, pero muy particularmente el haber convertido en vía rápida a la avenida Bolívar (acentuado cuando luego se terminó empalmando con la Autopista del Este, hoy Francisco Fajardo), hicieron que el importante eje junto a los terrenos aledaños que conformarían su borde se convirtieran con el pasar de los años en “tierra de nadie”, pasando a ser objeto de múltiples planes y proyectos de muy desigual talante que nunca lograron resolver el tema del carácter que en definitiva debía cobrar como espacio urbano metropolitano.
5. Carlos Gómez de Llarena y Moisés Benacerraf. Maqueta y plan general del Parque Vargas. 1984.6. De izquierda a derecha: Les Champs Elysées (París), Paseo La Castellana (Madrid) y Parque Vargas (Caracas).
Será en 1984 cuando, mediante decreto presidencial, quedó instituido el uso de parque para los terrenos propiedad del Centro Simón Bolívar ubicados al norte y al sur de la avenida, a lo que se sumaría posteriormente una normativa que reglamentaría en detalle dicho uso durante diez años. Ello, traducido en la elaboración de un Plano General a cargo de los arquitectos Carlos Gómez de Llarena y Moisés Benacerraf, retomará el interés por entender el espacio como una totalidad. Así, el planteamiento de lo que se denominó como Parque Vargas, entre otras cosas, buscó minimizar dentro de lo posible la condición expresa de la avenida abriendo la posibilidad de rescatar las conexiones norte sur que el Plan Rotival siempre consideró de vital importancia para dar continuidad a la trama urbana fundacional. Pero lo que particularmente conviene resaltar de él es que, si bien se aleja visiblemente los lineamientos originales del Plan Monumental en cuanto a la definición del borde mismo de la avenida con volúmenes relativamente importantes, otorgándole un aspecto parecido a otros espacios similares en el mundo en los que predomina la vegetación (las referencias a Les Champs Elysées de París o el Paseo de La Castellana en Madrid son inevitables), dejó sembrada la semilla “de su propia aniquilación, o tal vez, de su propia revitalización, en tanto que se deja propuesta, para el futuro, la posibilidad de redensificar los bordes actualmente propuestos, tanto desde el punto de vista de los volúmenes edificables posibles, como desde el punto de vista de los usos que eventualmente requería una Avenida de esa naturaleza”, afirmará premonitoriamente Silvia Hernández de Lasala en el ensayo “Violaciones sucesivas. Notas sobre la arquitectura de la avenida Bolívar de Caracas, después del Plan Monumental de 1939”, publicado en el libro que ya citamos.
7. Edificios de la Gran Misión Vivienda Venezuela construidos sobre la avenida Bolívar a partir de 2011.
El Parque Vargas con el transcurrir del tiempo pasaría a denominarse “paseo” y acarrearía, a causa de la no implementación de las medidas correspondientes, una situación de indefinición para la otra mitad de la manzana que había quedado sin desarrollar a lo largo del eje de la avenida Bolívar, lo cual sin duda afectó la revitalización del espacio y aceleró su deterioro. Es así como sorpresivamente desde el gobierno, sin que mediara un necesario debate sobre el destino de la avenida que, valga decirlo, anteriormente tampoco se había dado, se toma la polémica decisión de ubicar allí desde 2011 el desarrollo de una parte importante de las edificaciones de la Gran Misión Vivienda Venezuela, una vez que se hubo consumado la desaparición del Centro Simón Bolívar. El trecho comprendido entre el Nuevo Circo y Parque Central, tanto al norte como al sur de la avenida, sería ocupado por bloques habitacionales sin servicios complementarios adecuados, que buscarían alojar a los damnificados de las lluvias de 2011 e incorporar dicho uso en los terrenos más importantes de la ciudad, acrecentando así su condición de colcha de retazos en la que poco a poco se ha convertido.
Es bajo lo que se podría considerar, siguiendo a Hernández de Lasala, como una nueva “violación sobre la violación”, que los terrenos ocupados por lo que pudo desarrollarse del Parque Vargas empezaron a ser vistos como posibles espacios de esparcimiento y desahogo de las viviendas construidas, asumiéndose como escala de referencia un ámbito intermedio entre la local y la metropolitana. Y es dentro de este contexto que hay que entender el llamado que el 12 de enero de 2015 se dirige a “colectivos, oficinas o estudios venezolanos de arquitectura y/o afines” (a los que se podrían sumar jóvenes estudiantes y colectividad en general), quedando “exentas, en su defecto, firmas personales o representaciones individuales”, para participar en el Concurso “Amenidades Urbanas”.
Fueron por tanto muy elaborados los argumentos y debatibles las justificaciones cargadas de ideología que los organizadores del concurso (Pico Estudio y PGRC, apoyados en la Gran Misión Saber y Trabajo y con el patrocinio del Gobierno del Distrito Capital, la Alcaldía de Caracas y el Movimiento por la Paz y la Vida) debieron redactar para dar soporte a un evento que, sin embargo, tuvo una significativa participación de hasta 366 trabajos del más variado nivel.
En tal sentido, a sabiendas de que se estaban contraponiendo dos visiones de ciudad, de su planificación y de la manera como se concibe, proyecta y construye el espacio público, no es extraño encontrar en los documentos elaborados tanto por los organizadores como en el propio veredicto del jurado (que se pueden revisar en https://amenidadesurbanas.tumblr.com/), frases, algunas polivalentes y otras discutibles, como las siguientes: “El objetivo de este Concurso es despertar el interés en enriquecer a la urbe caraqueña, con intervenciones arquitectónicas que vitalicen los espacios en desuso para transformarlos en lugares de encuentro, que mejoren la convivencia ciudadana e inviten al sano esparcimiento”; “El modelo de gestión para el desarrollo de los Proyectos de Arquitectura estará relacionado a la metodología del diseño participativo, a partir de fórmulas de trabajo que implican la ampliación de información, aprendizaje, acuerdos y cooperación basados en el intercambio y transferencia de conocimientos y experiencias con la comunidad y diversos actores de la ciudad”; “Amenidades Urbanas consiste en una estrategia de vitalización urbana basada en el principio del Derecho a la Ciudad, para la activación de dinámicas que inviten a la ocupación colectiva del espacio público, a partir de la generación de una oferta permanente de servicios para el disfrute cotidiano desde lo lúdico, relacionada al esparcimiento, la recreación, el descanso, la educación y el deporte”; y, la que tal vez llama más la atención, “Amenidades Urbanas no es tanto un concurso destinado a una búsqueda de proyectos cerrados sino de potencialidades, por lo cual está diseñado para convertirse en un semillero de proposiciones abiertas y no de intervenciones ya terminadas, totalmente preparadas para ser construidas de manera inmediata, sin ser refrendadas por otros procesos más allá de nuestra evaluación. Entendemos que es por eso por lo que el concurso no aparece con un plan general ordenador diseñado apriorísticamente sino que tiene una vocación de ir construyéndolo a partir de esas potencialidades, derivadas de las propuestas premiadas o mencionadas en el veredicto del jurado”.
8. Parte de la entrega ganadora del lote B1 (Deporte): Ricardo Sanz, Rodrigo Marín, Anastasia Carvallo y Sergio Fernández (Caracas).9. Parte de la entrega ganadora del lote D1 (Artes): Ricardo Sanz, Rodrigo Marín, Anastasia Carvallo y Sergio Fernández (Caracas).10. Parte de la entrega ganadora del lote C3 (Deporte): Daniel Madrid, Andrés Rengifo, Orlando Rosales, César Figueroa, Claudia Millán, Andrés Benítez, Silvia Uzcátegui, Robert Montilla, Genesis Loizaga, Rafael Suarez, Freddy Mendoza, Gerardo González, Carlos Alcalá, José Sulbarán, Mariano García, Luis Morillo y Cristóbal Mendoza (Barquisimeto)
El jurado convocado para evaluar los trabajos entregados el 30 de marzo de 2015, integrado por: Antonio Salas, Alejandro Haiek, Melissa Parra, Marcos Coronel, José Naza Rodriguez, Diego Peris (España), David Barragán (Ecuador) y Carmelo Rodríguez (España), con el apoyo como consejeros de Juan Pedro Posani y Domingo Álvarez, declaró ganadores, dentro de las diferentes zonas y modalidades sometidas a escrutinio, a los siguientes grupos: lotes B1 (Deporte) y D1 (Artes): Ricardo Sanz, Rodrigo Marín, Anastasia Carvallo y Sergio Fernández (Caracas); lote C3 (Deporte): Daniel Madrid, Andrés Rengifo, Orlando Rosales, César Figueroa, Claudia Millán, Andrés Benítez, Silvia Uzcátegui, Robert Montilla, Genesis Loizaga, Rafael Suarez, Freddy Mendoza, Gerardo González, Carlos Alcalá, José Sulbarán, Mariano García, Luis Morillo y Cristóbal Mendoza (Barquisimeto); y lote D3 (Descanso); Antonio Bockh, Marco Henríquez, Gabriel Martín y David Tovar (Puerto La Cruz). Además, se otorgaron siete menciones. Cabe añadir que, más allá de no haberse logrado cubrir todas las variantes previstas, el concurso previó no sólo premiar a los ganadores y menciones sino también otorgar una bonificación a todos los trabajos que, cumpliendo con las bases, fueron entregados.
11. Amenidades Urbanas. Master plan.
Después de realizado el evento, en 2018, se constituyó la oficina “Amenidades Urbanas” que tuvo la responsabilidad de elaborar (a posteriori y tras consulta pública con la contribución de expertos, investigadores, comunidades del entorno e instituciones públicas) un plan maestro a cargo de Camilo González (director) y el apoyo de Verónica Rodríguez, Damián Castillo, Rafael Solano, Miguel León, Guillermo León, Ana Vielma, Aurynes Rojas, Ángel Rodríguez, Javier Barrios, Fabricio Mora y Génesis Lozada. Desde allí se le ha dado curso a la realización del proyecto del grupo ganador encabezado por Ricardo Sanz y Rodrigo Marín (del cual recogemos uno de los dibujos entregados para ilustrar nuestra postal del día de hoy), que tuvo por objetivo proponer espacios culturales y una plataforma deportiva. También a los proyectos de un dispositivo de juegos (Rafael Suárez de 439 estudio) y de un mercado itinerante (Marcos Colina, Gresly Monsalve y Darianna Urbina de Abono arquitectura).
12. Ricardo Sanz y Rodrigo Marín. Lote deportivo.13. Ricardo Sanz y Rodrigo Marín. Lote cultural.14. Marcos Colina, Gresly Monsalve y Darianna Urbina de Abono arquitectura. Mercado.
El trabajo de Sanz y Marín fue publicado por https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/906383/amenidades-urbanas-sector-deportivo-ricardo-sanz-sosa-and-rodrigo-marin-briceno y del texto remitido por los autores rescatamos lo siguiente: “La obra aquí publicada corresponde al lote deportivo, y para su desarrollo, decidimos comprometernos con las actividades de recreación y ejercitación más comunes del ciudadano venezolano, entendidas más como dinámicas de tipo lúdico que fomenten el espíritu de cohesión comunitaria y de salud, que de competencia y formación deportiva profesional.(…) En efecto, en un lote que, por sus dimensiones, difícilmente podía asumirse la práctica deportiva de forma estricta, tenía más sentido ofrecer un conjunto de actividades, que, articuladas de manera flexible, respondieran a los distintos intereses de los habitantes del sector. (…) Los dos elementos que se utilizaron de forma sistemática fueron el concreto para las superficies, y el acero, para los dispositivos.(…) El primero, busca construir una topografía de discretos desniveles, que resuelve, las conexiones entre la calle y la edificación, las jardineras, los asientos y los anclajes para las estructuras livianas; propone también el tema de la rampa de patinaje, y el tenis de mesa, como una pieza escultórica maciza que pueda resistir el impacto del uso público.(…) El segundo por su parte, se presenta como una estructura de tubería continua que recorre la plaza, baja, sube, circunda un árbol, y que va determinando el espacio, orientando los recorridos y sugiriendo sus usos. Unas barras paralelas, una baranda, un riel para patinar; hay una estructura que sostiene un aro de baloncesto, y unos columpios protegidos tras una reja para mecerse suavemente, y mirar la ciudad (o el juego) sin temor de recibir un pelotazo. (…) La multiplicidad y flexibilidad, busca satisfacer a todas las edades. Los jóvenes y adultos que persiguen mejorar su condición física tienen un espacio en la figura de gimnasio a cielo abierto, pero la ambigua articulación de límites, construye esa plataforma de juegos capaz de albergar la siempre cambiante aspiración del niño, que, de un momento a otro pasa de ir tras una pelota a treparse sobre algo, en inquieta e inagotable emoción”.
15. La avenida Bolívar en la actualidad.
Como corolario de este polémico evento quedará flotando la pregunta acerca de si se debe participar o no en concursos sesgados ideológicamente o formulados bajo premisas que pudieran estar equivocadas y añadir las siguientes ¿Qué competencia arquitectónica no peca de ello? o ¿Concursar significa necesariamente compartir los lineamientos de los promotores o más bien aprovechar las pocas oportunidades que se presentan para ofrecer posturas, ejercitar la imaginación, darse a conocer, abrir una fuente de trabajo u ofrecer resultados viables y atractivos que logren convencer a un jurado?
Parque Central es de por sí una estupenda excusa para realizar no uno, sino varios trabajos de investigación. De allí la dificultad de abarcar desde aquí la totalidad de temas sobre los que invita a hablar y reflexionar este complejo que buscaba convertirse, como se señala en la propaganda que ilustra nuestra postal el día de hoy, en “el nuevo centro para la Caracas del futuro”.
Proyectado desde 1969 por dos jóvenes arquitectos, Henrique Siso y Daniel Fernández-Shaw, al sur de la avenida Bolívar, en una extensión de 30 hectáreas sobre la que otrora fuera la urbanización El Conde, Parque Central para 1971 (fecha en que sale publicado el aviso publicitario que hoy nos acompaña) llevaba un año construyéndose para el Centro Simón Bolívar (presidido por Gustavo Rodríguez Amengual) por Delpre C.A. (empresa del ingeniero Enrique Delfino) y, como puede notarse en el montaje, aunque los edificios residenciales ofrecen su perfil y alturas definitivos, las que finalmente serán las dos torres que por mucho tiempo ostentarían el primer lugar entre los edificios más altos realizados en concreto armado del hemisferio occidental, ofrecían (a través de una de ellas) una imagen muy distante a la que finalmente tuvieron. Se trataba de la primera versión que derivará luego en la definitiva que hoy todos conocemos.
1. Propaganda promocional destinada a la venta de Parque Central publicada en fechas cercanas a su terminación.
Si bien la polémica siempre acompañó la realización de Parque Central, desde la propia demolición de El Conde y el procedimiento que se siguió, hasta su compaginación con los diferentes visiones que se tenían para la avenida Bolívar; desde las propuestas que lo antecedieron para el mismo lugar hasta la decisión que le permitió construirse con una altísima densidad que sin duda impactó el sector donde se implantó, lo cierto es que fue proyectado con un elevado profesionalismo, afrontando la complejidad del caso, tomando y resolviendo todas las previsiones técnicas necesarias que involucraba el estar en presencia de una ciudad dentro de la ciudad. Se buscó ofrecer los servicios y el confort que hicieran sentir a sus residentes que salir de sus confines no era necesario lo cual se acompañó de una alta calidad en el diseño arquitectónico. “En Parque Central todo está a la puerta de su casa, caminandito. El fascinante mundo que ofrece una esplendorosa ciudad moderna, como una alfombra se extiende a sus pies, invitándole a ser protagonista de una emoción sin igual”, será la frase que aparecerá en el folleto propagandístico “Cómo vivir mejor en una ciudad moderna”, publicado alrededor de 1975 por el Centro Simón Bolívar.
De tal forma, en el complejo, además de viviendas, oficinas y comercios (1.170 locales), se puede encontrar un enorme estacionamiento desarrollado en sus 3 sótanos con capacidad para 8.000 vehículos, y en sus áreas comunes (las abiertas tratadas paisajísticamente según proyecto de Roberto Burle Marx) se cuenta con museos, piscina techada, gimnasio, escuela, iglesia y centro parroquial, salas de cine, salas de teatro y espacios destinados a convenciones y eventos, usos algunos que no estaban previstos en el proyecto original.
2. Proyecto para el Centro Residencial El Conde de la oficina BMPT (Bemergui, Menéndez, Posani y Tobito), 19663. Arriba: Vialidad en El Conde y sus alrededores (1956). Abajo: Reestructuración de la vialidad asociada a la construcción de Parque Central (1981)4. Conjunto Parque Central. Dibujo axonométrico.5. Las dos etapas de Parque Central
Pensado para desarrollarse por etapas, está conformado por ocho edificios residenciales de 44 pisos y 127 metros de altura (uno de los cuales se destinó posteriormente al uso de hotel) con 317 apartamentos cada uno para albergar 3.500 familias, y dos torres gemelas de oficinas de 60 pisos y 225 metros de alto que buscarían desplazar al Centro Simón Bolívar como símbolo de la ciudad y además albergarían buena parte de la administración pública central (alrededor de 16.000 personas).
6. Arriba: Corte general del conjunto mostrando los edificios residenciales. Abajo: plantas tipo con modelos de uno de dos de los apartamentos duplex de los edificios residenciales de Parque Central7. Fachada estrutural, planta y vista exterior de una de las torres de oficinas de Parque Central
Tal y como apunta Nancy Dembo en el artículo dedicado al conjunto dentro de Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015): “Los edificios de vivienda… fueron concebidos con sistemas de extracción de basura al vacío, suministro de agua por tuberías de cobre y aire acondicionado integral con agua helada, de avanzada para su época. La mayor parte de las fachadas están orientadas al sur o al norte”. Fueron construidos utilizando el “sistema túnel” el cual, pese a sus limitaciones, fue aprovechado para sacarle el máximo provecho logrando ofrecerse una amplia diversidad de apartamentos siendo tratado de manera inteligente al momento de resolver su llegada a las plantas inferiores. Están rematados con espacios que finalmente, a diferencia de lo proyectado inicialmente, se destinaron a guarderías. “Las torres de vivienda fueron diseñadas con un pasillo central y apartamentos a ambos lados, que combinan 28 tipos de residencias, simples o dúplex, de entre 60 y 140 metros cuadrados”. Se ofrecían soluciones de un dormitorio (46 m2), de dos (80 m2), de tres (121 m2) y de cuatro (141 m2).
Por su parte, “los edificios de oficina se construyeron con encofrados deslizantes con los cuales se levantaron los cuatro núcleos externos de circulación que, unidos entre sí por macrovigas, cada 12 ó 14 pisos, constituyen enormes pórticos. La estructura interior de los edificios es de acero, y crean un sistema de soporte de estructura liviana, muy conveniente para la condición sísmica de Caracas”, nos apuntará Dembo.
Como señala Henrique Vera en el artículo “Parque Central: un símbolo de Caracas”, aparecido en la revista CAV, nº 58 (2011), “el diseño y cálculo de la estructura de los edificios de vivienda estuvo a cargo de Mario Paparoni y Sergio Holoma. (…) La estructura de las dos torres de oficina fue calculada por el mismo Enrique Delfino, utilizando como base aportes realizados por Paparoni, Holoma, Andrés Ruiz, Castro Taguada y José Luchsinger”.
La primera de las tres etapas contempladas para la construcción de los 1.123.533 m2. de Parque Central se culminó en 1973, dándose inicio un año antes a la promoción y venta de apartamentos (de gran éxito entre profesionales y familias de la clase media), y cumplimiento a una de las condiciones que había impuesto el gobierno para otorgar su aval a la obra. Esto nos lo explica con claridad David Myers en el interesante libro Toma de decisiones sobre la renovación urbana en El Conde (1974): “Consciente de que su triunfo al terminar una década de gobierno de A. D. se debió a la división del partido de gobierno, y con la esperanza de fortalecer su partido COPEI, el nuevo Presidente buscaba oportunidades para contrastar su administración en forma favorable con la anterior… El Presidente Caldera nombró a su amigo personal y conocido contratista, Gustavo Rodríguez Amengual, como Presidente del Centro Simón Bolívar…[quien] inmediatamente re-examinó la posibilidad del complejo de vivienda multifamiliar para la clase media en El Conde… recibió instrucciones de que cualquier proyecto relacionado con El Conde debería reunir tres condiciones: (a)…retornar una ganancia sustancial y así colocar al CSB en una posición financiera fuerte; (b) la construcción tendría que realizarse lo más rápidamente posible para asegurar que sus elementos principales fueran terminados antes de las elecciones de 1973; y (c) el financiamiento tendría que hacerse aparte del presupuesto regular, para de esta manera lograr que el Congreso, controlado por la oposición, no tuviera poder para retardar o rechazar el proyecto. Dentro de éstos parámetros, Rodríguez Amengual tenía completa libertad para ejercer su criterio en cuanto a solicitud y análisis de proyecto, por cuanto el CSB constituye legalmente una compañía anónima”.
Rodríguez Amengual entra en contacto con Enrique Delfino, experimentado constructor a quien conocía desde sus tiempos colegiales, para ofrecerle la ejecución del conjunto quien le hace una tentadora propuesta que eximía al Centro Simón Bolívar de financiar la obra debiendo asumir “únicamente” el préstamo hipotecario, como propietario y beneficiario. El proyecto suponía que el conjunto llegaría a autofinanciarse, y que su administración, condominio y mantenimiento debían pasar a manos privadas en algún momento; pero esto no ocurrió nunca. Meyers agregará: “Rodríguez Amengual eligió el plan integral preparado por Enrique Delfino… Delfino propuso un proyecto en tres etapas con torres de 54 pisos, 6.800 apartamentos de clase media, espacios para oficinas y centro comerciales. El costo total, excluyendo los terrenos, ascendía a unos 500 millones… ofreció financiamiento internacional con la condición de que los activos del Centro fueran dados en garantía para respaldar los préstamos a DELPRECA, la cual era su compañía de construcción privada. A fines de 1969, Rodríguez Amengual presentó el proyecto Delfino como proyecto del CSB, iniciándose una nueva etapa en la vida urbana de la clase media de la capital”.
8. La vida en Parque Central después de su apertura9. Imágenes del deterioro en el que se encuentra sumido Parque Central
Puesta en servicio la segunda etapa en 1979 cuando se entrega la Torre Oeste y finalizado en su totalidad en 1983 cuando se concluyó la Torre Este, año en el que durante el mes de febrero se produjo el llamado “viernes negro” (momento en el que la fortaleza del bolívar empezó a debilitarse), el funcionamiento de Parque Central fue durante más de dos décadas demostración de que el concepto original era viable. Sin embargo, el hecho de que ningún gobierno haya cedido el mantenimiento del conjunto dándolo sólo como pagos políticos a terceros en medio de una alta corruptela, aunado a su incapacidad para autofinanciarse a partir del cobro regular de las cuotas de condominio comenzó a hacer mella en la calidad de vida de sus ocupantes afectando indirectamente a sus visitantes, estando hoy en día prácticamente abandonado por el Estado a su propia suerte. Vicente Lecuna en “El nuevo modo de vivir. Violencia informal en ‘Nocturno’ de Lucas García y Parque Central”, artículo aparecido en el nº 24 de Voz y Escritura. Revista de estudios Literarios (2016) afirmará: “El Estado no pudo mantener en pie un proyecto que, entre otras cosas, daba al traste con su vecino, el barrio, y con la ciudad tradicional que nunca llegó a colonizar”.
Henrique Vera, producto de la entrevista que le realizara a Daniel Fernández-Shaw en la revista CAV, nº 58 ya citada, concluirá su artículo (escrito hace 10 años) afirmando: “Hoy día, el conjunto tiene muestras evidentes de deterioro las cuales no son irreversibles. Se requiere colocar en manos de los propietarios residentes el manejo del mantenimiento, que está a cargo del CSB, sujeto a los avatares que dicta la política, a subcontrataciones ineficientes y a corruptelas. Hay que sanear los estacionamientos, reparar los ascensores, restituir el paisajismo y otras tareas, algunas mayores y otras no, que de realizarse devolverían el esplendor de ese símbolo caraqueño que alberga diariamente una población de 50.000 personas”.
Ya el CSB desapareció y el deterioro ha continuado acrecentándose a pesar de intervenciones siempre esporádicas y desarticuladas que buscan solucionar problemas cuando llegan al límite. A ello deben añadirse los inconvenientes derivados de la inseguridad, la falta de agua y los cortes eléctricos los cuales suman puntos a la imposibilidad de ver la deseada recuperación hecha realidad.
10. Vista aérea del conjunto de Parque Central y sus alrededores en 2015
En todo caso, queda como consuelo el que Parque Central fuera seleccionado en representación de Venezuela (junto a otras importantes obras) por los curadores para estar presente en la exposición «Latin America in Construction: Architecture 1955-1980» realizada el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York entre marzo y julio de 2015.
Nota
Para tener una visión más completa sobre este complejo y sus antecedentes, así como para encontrar las fuentes de las imágenes remitimos a consultar, adicionalmente a las citadas en la nota, las siguientes referencias:
Revista PUNTO, nº 29 (1966)
Revista CAV, nº 33 (1971)
Revista CAV, nº 35 (1973)
Revista ESPACIO, nº 2 (1988)
Newton Rauseo, “Intervenciones urbanas en la parroquia San Agustín: de la gestión privada (Urb. El Conde) a la gestión estatal (Parque Central), 2013 (http://saber.ucv.ve/handle/123456789/3364?mode=full).
Oscar Tenreiro, Blog Entre lo cierto y lo verdadero, “Una pequeña historia necesaria” (13 entregas más una de conclusiones publicadas entre el 21/12/2013 y el 19/03/2014)
Iván González Viso, María Isabel Peña y Federico Vegas, Caracas del Valle al mar. Guía de Arquitectura y paisaje, 2015
Mariano Goldberg, Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela. Caracas. Parte 1, 1980
1990•El Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, inaugura el día 20 de mayo, varios espacios que complementan al Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, ubicado en Parque Central, avenida Bolívar, Caracas: el hermoso Jardín de Esculturas, diseñado por Nicolás Sidorkovs (arquitecto FAU UCV, promoción 19B/ 1971); la ampliación de la Biblioteca Pública de Arte Sofía Ímber; el comedor para los empleados del museo; la residencia para los custodios del MACC; y una cafetería pública.
La construcción del Jardín de Esculturas fue dirigida por el arquitecto Nelson Quintero (FAU UCV, promoción 22B/ 1975). En él se colocaron piezas de Moore, Miró, Lobo, Narváez, Botero y Marisol, entre otros artistas.
La Biblioteca Pública, de 1.000 m2, en una sola planta, ofrecería más de 15.000 títulos a 160 usuarios simultáneamente.