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PARA FINALIZAR EL AÑO

El Museo Nacional Zayed de Foster + Partners abrió sus puertas al público en Abu Dhabi

Escrito por Reyyan Dogan

Publicado el 4 de diciembre de 2025

Tomado de https://www.archdaily.com

El Museo Nacional Zayed, museo nacional de los Emiratos Árabes Unidos y un pilar fundamental del Distrito Cultural Saadiyat de Abu Dabi, ha abierto sus puertas al público el 3 de diciembre. El proyecto fue adjudicado a Foster + Partners tras un concurso de diseño en 2007, y la construcción comenzó al año siguiente. Su inauguración marca un momento significativo en el desarrollo cultural de los EAU, coincidiendo con la apertura de teamLab Phenomena Abu Dabi y del Museo de Historia Natural de Abu Dabi, así como la reapertura del Museo Al Ain, ampliando así el panorama institucional de la región.

Arquitectónicamente, el museo se define por cinco torres de acero inspiradas en las alas de un halcón, que funcionan como chimeneas térmicas que impulsan el aire fresco hacia el interior. Cada torre varía en altura y perfil, alcanzando hasta 123 metros, y está ubicada para minimizar las sombras, permitiendo al mismo tiempo la entrada de luz natural. Las torres forman una silueta distintiva en la isla de Saadiyat y buscan apoyar una estrategia ambiental pasiva adaptada al clima de la región.

El edificio en sí mismo es una expresión de sostenibilidad, con cinco alas aerodinámicas que forman parte integral del sistema ambiental, actuando como chimeneas térmicas y transportando aire fresco a través de los espacios públicos. También simbolizan la pasión del jeque Zayed por la cetrería, un deporte tradicional, y se han convertido en hitos en el horizonte de la ciudad. – Norman Foster, Fundador y Presidente Ejecutivo de Foster + Partners

Las seis galerías permanentes del museo incluyen cuatro volúmenes suspendidos en forma de cápsula sobre el atrio central. Cada uno proporciona condiciones controladas para objetos sensibles e iluminado mediante un acristalamiento triple laminado que modera la luz natural con una densa malla intercalada. Los tragaluces electrocrómicos ajustan aún más la transparencia en respuesta a los niveles de luz exterior. Cada módulo explora un tema distinto, conectado por espacios nodales que ofrecen una interpretación contextual, mientras que una escalera de caracol y ascensores facilitan la circulación. En la planta baja, galerías adicionales, un espacio para exposiciones temporales y comedores amplían el programa. En el exterior, el Jardín Al Masar conecta el museo con la costa, creando recorridos sombreados, espacios comunes y un mirador con vistas panorámicas de la isla de Saadiyat.

Para celebrar su inauguración, el museo activa sus espacios interiores y exteriores con un programa de un mes titulado «Raíces Profundas y Legado Eterno». Las instalaciones, talleres y visitas guiadas destacan cómo las galerías, patios y zonas ajardinadas del edificio están diseñados para albergar diversas actividades culturales y la participación del público. Estos eventos subrayan el papel del museo como espacio cívico dentro del Distrito Cultural de Saadiyat, reforzando su contribución arquitectónica a un creciente grupo de instituciones que incluye el Louvre Abu Dhabi y varios museos de próxima construcción.

Ficha

Arquitectos: Foster + Partners

Área: 88870 m²

Año: 2025

Fotografías: Nigel Young

Proveedores: Goppion

Descripción enviada por el equipo del proyecto.

Ubicado en el corazón del Distrito Cultural Saadiyat en Abu Dhabi, el nuevo museo nacional de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) traza la historia de los Emiratos, desde las primeras evidencias de la ocupación humana hasta las civilizaciones que moldearon su cultura e identidad, arraigadas en los valores del Padre Fundador de los EAU, el difunto Jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan. La forma del edificio aborda el reto de mantener la vida en un entorno desértico y las fuertes tradiciones culturales de los EAU.

Las cinco alas de acero ligero del museo forman parte del sistema de ventilación natural. Los respiraderos se abren en la parte superior de las torres, aprovechando la presión negativa en el lado de sotavento del perfil para extraer el aire caliente del atrio, gracias al efecto térmico de la acumulación de calor en las puntas de las alas. El aire, enfriado naturalmente a través de tuberías enterradas a gran profundidad bajo el suelo del desierto, fluye hacia el atrio a través de un sistema de ventilación de bajo nivel. Las alas están acristaladas para canalizar la luz natural hacia las galerías inferiores, y cada una se puede regular individualmente.

Los espacios del museo se ubican dentro de un montículo, con paneles texturizados y facetados que representan una abstracción de la topografía de los EAU. El montículo aísla los espacios interiores de la radiación solar, formando un escudo protector que impide la entrada de calor al edificio. Al entrar en el museo, los visitantes acceden al luminoso atrio, o Al Liwan, que sirve como espacio de encuentro y orientación, y alberga representaciones de danza tradicional y poesía.

De las seis galerías permanentes, cuatro galerías en forma de cápsula están suspendidas sobre Al Liwan y ofrecen entornos controlados para proteger los delicados objetos expuestos. El triple acristalamiento laminado de las torres modera la cantidad de luz natural que entra en el vestíbulo y las galerías. El acristalamiento incluye una densa malla intercalada, y cada cápsula cuenta con una claraboya de vidrio electrocrómico que cambia su transparencia en función de la luz exterior.

«El Museo Nacional Zayed narra la historia de la creación de los Emiratos por parte del jeque Zayed y las múltiples facetas de su legado, incluyendo su visión de reverdecer el desierto. El edificio en sí mismo es una expresión de sostenibilidad, con cinco alas aerodinámicas que forman parte integral del sistema ambiental, actuando como chimeneas térmicas y transportando aire fresco a través de los espacios públicos. También simbolizan la pasión del jeque Zayed por el deporte tradicional de la cetrería y se han convertido en hitos en el horizonte de la ciudad.»

Norman Foster, fundador y presidente ejecutivo de Foster + Partners

Cada una de las galerías en forma de cápsula está diseñada para reflejar un tema específico, mientras que los espacios nodales que las conectan proporcionan información contextual que las conecta. Los visitantes pueden elegir su propio recorrido por las diferentes galerías y acceder a la planta superior mediante una escultural escalera de caracol o ascensores. En la planta baja, también hay dos galerías permanentes más cerca de las entradas del museo, así como una sala de exposiciones temporales, un restaurante de alta cocina y una cafetería.

En el exterior del museo, el amor del jeque Zayed por la naturaleza se refleja en el Jardín Al Masar, que conecta el edificio con la costa. Integrando paisaje y patrimonio, el jardín se concibe como un nuevo activo comunitario, con espacios para socializar, jugar y reflexionar. Los visitantes también pueden recorrer un sendero sombreado desde la planta baja hasta un mirador en la cima del montículo, en la base de las torres de acero, que ofrece vistas panorámicas de los alrededores.

Los materiales se han seleccionado cuidadosamente para armonizar con el entorno local y reflejar los edificios históricos de los siete Emiratos, que reflejan el color cambiante de la arena en diferentes lugares. Siguiendo esta tradición, tanto el exterior como el interior del museo reflejan el distintivo tono blanco cálido de la arena de la isla Saadiyat. El proyecto se ha llevado a cabo en estrecha colaboración con el Departamento de Cultura y Turismo de Abu Dabi.

«El Museo Nacional Zayed ofrece un hogar permanente a la historia de nuestra nación. Nuestro museo nacional sirve para preservar y compartir nuestro pasado, conectando generaciones. Es donde nuestros hijos y nietos descubrirán los valores que forjaron este país: unidad, humildad, apertura y respeto por el patrimonio. Estos son principios que siguen guiándonos, y cuando visitantes de todo el mundo recorran estas galerías, comprenderán mejor los Emiratos Árabes Unidos: pasado, presente y futuro.»

Su Excelencia Mohamed Khalifa Al Mubarak | Presidente del Departamento de Cultura y Turismo de Abu Dabi

«Este proyecto nos ha permitido materializar, a gran escala, muchos de los temas relacionados con la arquitectura y el diseño sostenible que han sido fundamentales para el trabajo del estudio durante décadas. Ha sido un placer colaborar con actores tan visionarios, cuyo amplio conocimiento de la región ha sido la base de nuestro trabajo.»

Gerard Evenden | Director del Estudio, Foster + Partners

ACA

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Nuevo país de la arquitectura

Antonio López Ortega (comp.)

Fundación ArtesanoGroup/Banesco Banco Universal

2025

Sinopsis

Nuevo país de la arquitectura, undécimo título de la serie patrocinada por Banesco, reúne a 19 profesionales del oficio nacidos entre 1985 y 1998. Estos jóvenes, sensibilizados por las realidades sociales, se caracterizan por la diversidad, creatividad y resolución de sus proyectos. Como novedad, por ejemplo, experimentan con nuevos materiales, tecnologías y estilos, y en cuanto a su desarrollo profesional trabajan tanto en Venezuela como en otros países. Si en tiempos del Modernismo, las grandes edificaciones y los espacios públicos eran los proyectos de mayor demanda, se diría que hoy son los proyectos sociales los que más retan a estos nuevos profesionales. Honrar a las comunidades viene a ser el credo de hoy y del futuro próximo.

Para los interesados, el libro en su versión digital puede ser descargar en:

BIBLIOTECA DIGITAL BANESCO

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EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

Arte abstracto y Arquitectura moderna

Helio Piñón Pallarés

Ediciones Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Colección Incertidumbres y Discordancias.

2004

Con la publicación de Arte abstracto y Arquitectura moderna de Helio Piñón Pallarés (Onda, Castellón, 1942) coinciden varias circunstancias que valdría la pena puntualizar. Por un lado, se trató del volumen uno de una prometedora colección que arrancaba con tres ensayos, impulsada desde la Comisión de Estudios de Postgrado de la FAU UCV a instancias de las profesoras Carmen Dyna Guitián y Milena Sosa y, en particular, por la Maestría en Diseño Arquitectónico, que llevó por nombre “Incertidumbres y Discordancias”, cuyo coordinador de aquel momento, José Rosas Vera, no dudó en calificar como “un conjunto de reflexiones teóricas realizadas por destacados autores en temas que nos son propios y que además intentan exponer y recoger problemas emergentes en la arquitectura, diferencias y polarizaciones teóricas diversas y plurales que abran el debate sobre una disciplina y profesión contraída. No se trata, obviamente, de dar respuestas definitivas. Se persigue, eso sí, que el arquitecto asuma y tenga un papel preponderante en el proyecto, recuperando la interdisciplinariedad de la profesión, el liderazgo que le compete frente a los desafíos sociales y la tarea excitante que el futuro le depara”.

1. Los tres primeros números de la colección «Incertidumbres y Discordancias» publicados conjuntamente en 2004.

Otro dato que contextualiza la salida del libro que nos ocupa y de los otros dos con los que se lanzó la colección (los trabajos ganadores del primero y segundo premio del II Concurso Internacional Carlos Raúl Villanueva, Mención Ensayo, convocado el año 2000: Villanueva. Los pasos cubiertos y la idea de ciudad de Rodrigo Pérez de Arce y La caja del arte. Los museos de Carlos Raúl Villanueva de Alberto Sato, respectivamente), es su incorporación como parte de la celebración del 50 aniversario de la institución (2003) y su ubicación en la transición que se dio en la política editorial de la FAU, cuyo primer eslabón lo constituyó la creación (también en 2003) de un Comité Editorial que debía encargarse de coordinar la amplia diversidad de productos impresos de valor académico que se generaban a través del sello Ediciones FAU UCV, cuya cristalización se dio oficialmente en 2005 con la aparición del libro conmemorativo Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV. 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta.

2. En 2007 a partir del nº 4 la colección «Incertidumbres y Discordancias» pasará a llamarse «Ensayos de Postgrado» alcanzando en total 8 títulos hasta 2013.

Además, manteniendo la inercia de su importante impulso, la colección “Incertidumbres y Discordancias” continuaría luego arropada por Ediciones FAU UCV cambiando su denominación por el de “Ensayos de Postgrado” (buscándose ampliar el alcance inicialmente atado a un programa en particular), dando pie a la aparición de otros cinco libros que mantendrían el mismo formato de 14 x 21 cms, el concepto editorial propuesto por Iván González Viso y el diseño gráfico (un sencillo cuadernillo ensamblado mediante una espiral recubierto por una tapa plegable de cartulina), ideado por Metaplug C.A. de la mano de Eduardo López y Lucas García.

3. Despliegue de la carátula diseñada para la colección por Metaplug C.A. de la mano de Eduardo López y Lucas García.

Lo cierto es que de aquellos primeros tres ensayos fue Arte abstracto y Arquitectura moderna el que estuvo más directamente ligado con el relanzamiento en 2002 de la Maestría en Diseño Arquitectónico. En tal sentido su autor, Helio Piñón, fue invitado a Venezuela a dictar entre el 18 y el 22 de marzo el curso “Teoría y Práctica del Proyecto de Arquitectura”, organizado por María Fernanda Jaua y dirigido tanto a estudiantes de postgrado como a docentes de diseño en período de formación que recientemente habían resultado ganadores del correspondiente Concurso de Oposición.

Aunque el objetivo del curso era “realizar un ejercicio proyectual mediante el cual el alumno sea capaz de demostrar la relación entre teoría y práctica de la arquitectura”, fue la metodología seguida, que combinó clases magistrales y trabajo en el taller de proyectos apuntando a que el producto final consistiese en la “realización de un ejercicio proyectual con contenido teórico”, lo que permitió a Piñón abrirle la puerta a los planteamientos que desde hacía muchos años venía trabajando plasmados en Arte abstracto y Arquitectura moderna que, valga aclararlo, anteriormente ya había aparecido en la revista DPA: documents de projectes d’arquitectura (nº16, junio 2000) y que luego se publicaría como nº 1 de la Colección “Incertidumbres y Discordancias” cuando, gracias a la mediación de Jaua, Piñón autorizó de nuevo su reproducción.

4. Arte abstracto y arquitectura moderna fue publicado por primera vez como un artículo que ocupó 12 páginas del nº 16 (junio 2000) de la revista DPA (Ediciones UPC) dedicada de lleno a tratar el tema de la la Abstracción. Según sus editores: «Este número de DPA se propone … aclarar el sentido del procedimiento abstracto en arquitectura y contribuir, mediante la reflexión teórica, a darle un nuevo vigor operativo».
5. Piñón acompañaría el artículo publicado en DPA con fotografías tomadas por él de las siguientes obras: Mario Roberto Álvarez. Edificio IBM, Buenos Aires, 1979-1983 (arriba izquierda); Paulo Mendes da Rocha. Museo de Sao Paulo, 1986-1995 (arriba derecha); Eduardo Souto de Moura. Casas patio, Oporto, 1994-2000 (abajo izquierda); Javier García Solera. Aulario en la Universidad de Alicante, 1999-2000 (abajo derecha).

La tesis central que expone Piñón en las 52 páginas que tiene Arte abstracto y Arquitectura moderna, se encuentra resumida en la “Introducción”. Allí señala lo siguiente: “El concepto de abstracción suele tratarse con un descuido similar al que se practica cuando se habla de modernidad, noción estrechamente ligada a aquélla, acaso porque se abordan en función del valor que adquieren en el marco de una u otra perspectiva más que con el propósito de aclarar su sentido en la historia de la arquitectura. El abuso del sobreentendido acaba provocando equívocos acerca de su significado que desfiguran su cometido esencial en el arte y la arquitectura modernos. Quisiera esbozar algunas de las confusiones habituales, tanto en los textos como en las conciencias, a propósito de la abstracción. Intentaré agrupar los comentarios en dos secciones: en la primera, me referiré a los equívocos acerca de la noción y la genealogía del concepto; en la segunda, me centraré en los que se dan al referirlo a la arquitectura moderna”.

Piñón inicia la primera parte del texto, señalando la confusión en el sentido en que es utilizado el término “abstracto” y marcando “que no es lo mismo entender que se abstrae cuando se seleccionan algunos aspectos de la realidad para facilitar su comprensión -lo que supone actuar con un pragmatismo reductivo- que asociar la abstracción al hecho de extraer lo esencial de esa realidad con el propósito de intensificar el conocimiento de la misma. En el primer caso, se procede según un análisis que se apoya en un proceso de exclusión de cariz personal. En el segundo, se trata de acceder a lo esencial mediante una tensión hacia lo universal, marco de referencia del juicio estético, subjetivo, condición básica de la síntesis”.

6. Página de créditos de Arte abstracto y Arquitectura moderna editado por Ediciones Facultad de Arquitectura y Urbanismo en 2004.

Acto seguido pasa a develar cómo dentro de la confusión asomada ha sido clave la manera cómo fue traducido en 1953 al castellano por la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica, el libro de Wilhelm Worringer (1881-1965) titulado originalmente en alemán Abstraktion und Einfühlung (1908). Allí a la palabra Einfühlung (“empatía”) se le cambió el significado por el de “naturaleza”, pasando a titularse Abstracción y naturaleza, operación que modificó el sentido global del libro y con ello la relación que Worringer buscaba establecer entre los dos términos: “si su título original indica que va a tratar de dos modos de relación entre el espectador y la obra de arte, el arreglo sugiere que el libro va a centrar sus reflexiones en la oposición entre lo natural y lo abstracto”, acotará Piñón.

7. Primera página del capítulo I del libro. A diferencia del texto publicado en DPA, Piñón recurrió en este caso para acompañar su escrito a trabajos realizados por él. A la izquierda: Silla Serie Morelia.

Hecha la importante salvedad y acrecentando el valor del contenido del libro, Piñón subrayará: “Worringer declara abiertamente que las leyes del arte no tienen nada que ver con la estética de lo bello natural, y lo aclara al añadir que el problema no es conocer las condiciones en que un paisaje parece bello, sino las condiciones en que la representación de ese paisaje es un producto artístico. De ahí se desprende que, como él mismo señala más adelante, la Einfühlung tiene que ver con la actividad perceptiva general, pero no con el arte. Pero ello no es óbice para que continúe su ensayo atendiendo a uno y otro conceptos, más interesado en el análisis de los dos modos típicos de apreciación de la obra que en discutir las ideas de arte que convienen a uno u otro”.

8. Dos de las páginas del capítulo I. Tal y como se muestra a la izquierda, los diseñadores utilizaron el recurso de resaltar algunas de las ideas más importantes expresadas por Piñón a lo largo del ensayo.

La senda seguida por Piñón gracias a Worringer lo llevará a revisar autores como Hans von Marées (1837-1887), Adolf von Hildebrand (1847-1921) y Konrad Fiedler (1841-1895) -los dos primeros, artistas que reflexionaban sobre su quehacer; el último, teórico del arte- quienes “constituyen el núcleo fundamental de una idea de arte que se basa en el formalismo abstracto como criterio de concepción y, a la vez, atributo de la obra”. De entre ellos Fiedler (seguidor a su vez de Kant) será objeto de particular atención: “Fiedler defendía que la teoría artística debe abandonar la especulación estética para apoyarse en fundamentos que le proporciona la contemplación del arte. De ese modo, el conocimiento artístico no se funda en el conocimiento de lo bello, como dicta la teoría clásica, ni en juicios de agrado y desagrado, como sostienen los psicologistas. Proponía, en consecuencia, separar la estética -capaz de autoalimentarse de sus propias reflexiones, sin recurrir a las obras de arte- de la teoría del arte -capaz de estudiar unos objetos cuya estructura formal tiene finalidad, puesto que es el resultado de una actividad del espíritu, el fruto de una acción intencionada; objetos artísticos, por tanto, esencialmente distintos de cualquier ente natural”.

9. Dos de las páginas del capítulo I. A la izquierda: Edificio de viviendas y locales comerciales. Onda, Castellón, 2001.

Como colofón de lo expuesto en la primera parte del ensayo y preámbulo para la segunda, Piñón precisará: “… la abstracción representa un modo específico de afrontar la obra que se relaciona con una idea precisa de arte, esencialmente visual, de naturaleza constructiva y formal, que se funda en procesos de creación y experiencia caracterizados por una subjetividad trascendental”.

En el segundo capítulo del libro, como ya había anunciado, Piñón trató de esbozar un análisis de algunos tópicos ampliamente generalizados a propósito de la abstracción en la arquitectura moderna que han conducido a otros tantos equívocos. Sin ánimo de desarrollarlos aquí, tales equívocos son expuestos de la siguiente manera:

10. Primera página del capítulo II del libro. A la izquierda: Edificio Torre Barcelona. Barcelona, 2001. Fachada.
  • “Se oye y se lee, a menudo, que en sus primeros tiempos la arquitectura moderna estuvo influida directamente por la pintura de esos mismos años”, creencia que se manifiesta entre “aquéllos que consideran que el empeño de los arquitectos modernos en usar el paralelepípedo es una asunción tardía de un cubismo congénito, o que la casa de ladrillo de Mies van der Rohe debe su notoriedad a su similitud con los dibujos de Mondrian”. Y luego añade: “Únicamente si se parte de una imperdonable confusión entre lo visual y lo óptico se pueden sostener hoy ese tipo de creencias”.
  • “Quienes creen en esa dependencia perpetua de la arquitectura respecto de la pintura de vanguardia -más allá de reconocer que los conceptos esenciales de la concepción moderna fueron abordados por la pintura unos años antes, como es natural- tienden a pensar que la abstracción es simplemente un estilo más, caracterizado por la obstinación con que en él se repiten clisés figurativos orientados hacia lo frío e impersonal”.
  • “…otro equívoco que tiene un fuerte arraigo en las conciencias, no sé si de todos los arquitectos o únicamente de los que tratan estas cuestiones, a saber: que lo abstracto se opone a lo visual, debido a la naturaleza esencialmente intelectual y racional de aquello frente al carácter estrictamente sensitivo de esto. La razón de dicho malentendido se halla en la indisposición esencial para conocer el fundamento de la modernidad de quienes se aferran -aunque, en muchos casos, sin clara conciencia de ello- a una idea clasicista del arte como sistema de formas, trascendente y arquetípico, orientado a constituir expresión sensible de lo absoluto. La generalización del sentido banal de racionalismo, referido al uso de la razón -incluso en dominios en los que es claramente incompetente- contribuye a fomentar y extender la patología que comento”.
  • “Cuando se objeta a la abstracción su matriz estrictamente intelectual y se aboga por doctrinas más amables para el ojo, se está rebajando la dimensión intelectiva de la mirada, su capacidad para generar y reconocer forma, fenómeno explicable acaso como consecuencia de una reducción análoga de lo visual a lo óptico, de lo estético a lo sensitivo. No hace falta recurrir de nuevo a Kant para reconocer el carácter complejo del funcionamiento de la visión en el juicio estético: el ojo actúa como instrumento a la vez identificador y reflexivo; el juicio se realiza en connivencia con la imaginación y el entendimiento; en modo alguno corresponde al ojo una actividad subalterna o transitiva en la síntesis que el juicio supone”.
11. Dos de las páginas del capítulo II. A la izquierda: Edificio Torre Barcelona. Barcelona, 2001. Planta.

Piñón cierra el texto con la siguiente conclusión esclarecedora de su postura ante la arquitectura, que a la vez nos servirá a nosotros para cerrar esta nota: “…la abstracción es el principio formativo y, a la vez, el atributo visual específico de la modernidad artística. En arquitectura, práctica en la que la materialidad de los elementos constituye un vínculo obligado con la realidad física, la abstracción se ha mostrado y se muestra como la perspectiva más fecunda en la creación durante el último siglo. Probablemente, la arquitectura que asume la abstracción como principio básico de la propia naturaleza de sus productos no está llamada a provocar alborozos en ese público abúlico y ansioso a la vez; que colma con su presencia a la arquitectura-espectáculo de la que tanto se habla, buque insignia de un mundo cada vez más próximo a convertirse en un gran parque temático, tan indiferente en sus valores como en su apariencia. En cambio, no dudo que continuará inspirando a los arquitectos que ven en la tendencia a lo universal la condición de la subjetividad intrínseca con que afrontan la concepción; a aquéllos que se orientan más hacia el juicio que hacia el afecto; a los que persiguen más la forma que la imagen; que apuestan por lo visual frente a lo razonable, que se empeñan en la construcción, no en la mímesis, que, en definitiva, frente a la novedad, persiguen la consistencia”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado, 3, 6, 7, 8, 9, 10 y 11. Helio Piñón Pallarés. Arte abstracto y Arquitectura moderna. Ediciones Facultad de Arquitectura y Urbanismo, 2004.

1 y 2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

4 y 5. DPA. Documents de projectes d’arquitectura (https://revista.dpa.upc.edu/ARCHIVO/DPA16/dpa16.html)

HA SIDO NOTICIA

El arquitecto mexicano Mario Schjetnan y el Grupo de Diseño Urbano galardonados con el Premio Oberlander 2025 de Arquitectura del Paisaje

Museo de las Culturas del Norte, Paquimé, México.

Escrito por Antonia Piñeiro

Publicado el 15 de octubre de 2025

Tomado de https://www.archdaily.com

El Premio Internacional de Arquitectura del Paisaje Cornelia Hahn Oberlander, de carácter bienal, se creó para fomentar la visibilidad, la comprensión, la apreciación y el diálogo en torno a la arquitectura del paisaje. El Premio Oberlander se creó en 2014, y el galardonado más reciente fue el arquitecto paisajista Kongjian Yu, pionero del concepto de «Ciudad Esponja». Este año, la Fundación del Paisaje Cultural (TCLF) anunció que el arquitecto paisajista Mario Schjetnan, con sede en la Ciudad de México, y su firma Grupo de Diseño Urbano (GDU) son los ganadores del Premio Oberlander 2025. Según la TCLF, Schjetnan pertenece a una generación de arquitectos paisajistas, arquitectos y urbanistas que se dieron cuenta de los impactos ambientales del desarrollo urbano y sus consecuencias para la vida, el planeta y sus habitantes. Él y el equipo del GDU son los primeros latinoamericanos en recibir el Premio Oberlander.

Festival de Jardines Cornerstone, Sonoma, California.
Festival de Jardines Cornerstone, Sonoma, California.

Mario Schjetnan, fundador del Grupo de Diseño Urbano (GDU), se graduó de arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, 1968) y obtuvo una maestría en Arquitectura del Paisaje en la Universidad de California, Berkeley (1970). En 1977, fundó GDU junto con el arquitecto José Luis Pérez, y se unieron a sus respectivas esposas, Irma Schjetnan y Letty Pérez. Desde entonces, el despacho ha trabajado extensamente en México, Latinoamérica, Oriente Medio, China y Estados Unidos, desarrollando proyectos de arquitectura del paisaje, urbanismo y arquitectura. Casi la mitad de su trabajo se centra en parques, junto con desarrollos residenciales, sitios postindustriales, museos y otros proyectos.

Jardín Natural del Parque Bicentenario, Ciudad de México, México.

Reconocido por impulsar el diseño urbano basado en la conciencia ambiental, la memoria cultural y la calidad de vida, Schjetnan ha promovido una nueva relación ética y estética con el medio ambiente. Al definir la filosofía de GDU, enfatizó que «el paisaje es en realidad una cuestión de cultura» y que cada proyecto es «específico del sitio». Para él, «si se quiere desarrollar un sitio o una nueva área, hay que empezar con un parque». Al reflexionar sobre su trayectoria, afirma que su objetivo principal es «mejorar la habitabilidad en las zonas más pobres de México y Latinoamérica para lograr justicia social y equidad urbana, así como en las zonas más ricas». Sostiene que existe un «derecho humano al espacio abierto».

Parque Union Point, Oakland, California.

La obra de Mario Schjetnan se nutre de una amplia gama de influencias, incluyendo a los arquitectos modernistas mexicanos Luis Barragán, Max Cetto y Mario Pani; los arquitectos paisajistas Roberto Burle Marx y Lawrence Halprin; y artistas y escritores como Diego Rivera, José Clemente Orozco, Juan O’Gorman, Carlos Fuentes y Octavio Paz. Con raíces en la herencia prehispánica de México, sus diseños integran valores culturales y ecológicos. Antes de fundar GDU, Schjetnan se desempeñó como el primer jefe de diseño urbano y de vivienda en el INFONAVIT (1972-1977), donde supervisó proyectos en 110 ciudades de todo México, produciendo aproximadamente 100,000 viviendas, incluyendo 5,000 en la Ciudad de México. El portafolio de su firma incluye obras emblemáticas como el Parque Chapultepec, el Parque Ecológico Xochimilco y el Parque Ecoarqueológico Copalita, además de grandes parques urbanos creados en sitios industriales recuperados, como el Parque La Mexicana y el Parque Bicentenario en la Ciudad de México.

Parque Ecológico Xochimilco, Ciudad de México, México, 2025.
Parque Ecológico Xochimilco, Ciudad de México, México, 2025.

Schjetnan y el Grupo de Diseño Urbano fueron seleccionados entre más de 300 nominaciones en todo el mundo por un jurado internacional de siete miembros, compuesto por destacados arquitectos paisajistas, urbanistas, arquitectos y académicos. El Premio Internacional de Arquitectura del Paisaje Cornelia Hahn Oberlander reconoce a profesionales con un talento excepcional, creatividad, valentía y visión, con una importante obra arquitectónica que ejemplifica el arte de la arquitectura del paisaje. Charles A. Birnbaum, presidente de la Fundación del Paisaje Cultural, destacó el firme compromiso de Schjetnan con el derecho humano al espacio abierto y su integración de los valores culturales en el diseño como requisitos fundamentales para la creación de un entorno construido equitativo para todos. El Premio Oberlander, de carácter bienal, incluye un premio de 100.000 dólares y dos años de actividades de participación pública centradas en la obra del galardonado y en el campo más amplio de la arquitectura del paisaje.

Bosque y Parque de Chapultepec, Ciudad de México, México.

En una época de rápido desarrollo de las megaciudades y homogeneización cultural, el Grupo de Diseño Urbano (GDU), fundado y dirigido por Mario Schjetnan, es una voz sólida en defensa del compromiso social y la justicia ambiental, en sintonía con el arte de la arquitectura paisajística. Su trabajo conecta lo ético con lo estético, abogando por el acceso a la naturaleza en la ciudad como un derecho humano fundamental. La obra construida de GDU genera un impacto tangible y un modelo para la creación de paisajes públicos como infraestructura esencial en un mundo en rápida urbanización, donde habita más de la mitad de la población mundial. — Mención del Jurado del Premio Oberlander

Parque La Mexicana, Ciudad de México, México, 2025.

El equipo actual de GDU incluye: Mario Schjetnan (Socio Fundador y Director), Ana Schjetnan (Socia), Manuel Peniche (Asociado Senior), Marco A. González (Asociado Senior), Carlos Rascón (Asociado), José Luis Gómez Hidalgo, Héctor González, María de Jesús Tapia, Jimena Camacho, Estefanía Reyes, Brenda Arellano, Fernanda García, Carmen Rodríguez, Ana Campos, Andrea Ramírez, Fernanda Gómez, Ulises Victores, David Aizenman, Rubén Gómez, Gustavo Rojas (Asociado Externo), Rodrigo Hernández (Asociado Externo), Daniel Ramírez (Asociado Externo), Fabián Tron (Asociado Externo) e Ingrid Schjetnan (Asociada Externa).

Mario Schjetnan (extremo derecho) y personal del Grupo de Diseño Urbano, Ciudad de México, México, 2025.

Otros reconocimientos internacionales recientes en arquitectura y diseño reflejan un énfasis creciente en el compromiso social y la reflexión cultural. Los Premios Créateurs Design Awards (CDA) anunciaron a Xu Tiantian, fundador y arquitecto principal de DnA_Design and Architecture, como el ganador de la edición 2026 de Le Prix Charlotte Perriand, que honra a los arquitectos cuyo trabajo encarna la innovación, la responsabilidad social y un profundo compromiso con la comunidad y el lugar. La artista holandesa Madelon Vriesendorp, cofundadora de la Oficina de Arquitectura Metropolitana (OMA), fue nombrada ganadora de la Medalla Soane 2025, convirtiéndose en la primera artista femenina con sede en el Reino Unido en recibir el premio desde su lanzamiento en 2017. Mientras tanto, la Trienal de Arquitectura de Lisboa seleccionó a la firma india ReSa Architects como ganadora de la quinta edición del Premio Début, honrando su enfoque colectivo y socialmente orientado a la práctica espacial, que ve la arquitectura como un proceso de reescritura de las relaciones sociales y corporales.

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NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Revista Tecnología y Construcción

Volumen 37-II

50º Aniversario IDEC

2025

Editorial

El IDEC en sus 50 años. Una celebración para un nuevo aliento

Dra. Arq. Beatriz Hernández Santana

Directora de la Revista Tecnología y Construcción

Resulta una ocasión significativa y un privilegio celebrar los 50 años del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción -IDEC-, adscrito a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, institución de investigación y posgrado con una importante trayectoria en innovación y desarrollo de propuestas constructivas y reconocido impacto formando profesionales y académicos en campos de la arquitectura y la ingeniería.

Partiendo del paradigma de los sistemas constructivos que establecieron los maestros fundadores Henrique Hernández (1930-2009), Alfredo Cilento (1936) y Carlos “Papi” Becerra (1933-2014), junto a otros profesionales exitosos, en estas cinco décadas –remando en el camino novedoso de la experimentación y la investigación en arquitectura– bajo el paradigma de la sostenibilidad se ha evolucionado hasta llegar hoy a la irrupción de la inteligencia artificial (IA) con la certeza de que la concurrencia de todas estas ideas no hubiera podido germinar en un “hogar” distinto a esa Facultad de Arquitectura y Urbanismo que desde 1970 dio muestras de concretar novedades (1) de una Universidad con más de trescientos años de vida, como es nuestra casa, la Universidad Central de Venezuela.

El Dr. Alberto Lovera, fundador de esta revista y su primer director, tiene a su cargo la Presentación de este Vol. 37-II.

Hace diez años tuve el privilegio de escribir la Presentación del volumen 31-I de Tecnología y Construcción, cuando el IDEC cumplía 40 años. Ya entonces el Instituto confrontaba la necesidad de abocarse a investigaciones sobre la eficiencia energética y la racionalidad en el uso de los materiales de construcción y con ello reviví una alegoría que leí en un texto de Mircea Eliade, que invita a fantasear sobre cómo nuestro mundo arquitectónico, tecnológico o tecno-social en su aplicación y desde el campo reflexivo del entorno ambiental se debate frente a las viejas estructuras de la modernidad, luchando frente al vital monstruo cultural que genera la dinámica social en sus diferentes momentos históricos: “Luciano de Samosata cuenta en sus Historias Verdaderas que un monstruo marino se tragó un navío entero con su tripulación. Los hombres encendieron un gran fuego que mató al monstruo, y para salir de él le abrieron el hocico con pértigas” (2). Es así como podemos interpretar que “la entrada en el vientre del monstruo significa la reintegración de un estado preformal o embrionario (…), las tinieblas que reinan en el interior del monstruo corresponden a la noche, al caos que reina antes de la creación” (3)

Para aquel momento de hace 10 años, la necesidad del desarrollo sostenible en el ámbito arquitectónico representaba asumir todas sus aristas vitruvianas con miras a guardar un exacto equilibrio entre la tecnología de la construcción y la discusión entre forma, función y racionalidad. En razón de ello, se elaboró una agenda de sostenibilidad de las edificaciones que diseñó líneas estratégicas con el objetivo de simplificar temas esenciales de las investigaciones de desarrollo sostenible centrado en componentes, sistemas e innovaciones tecnológicas, eficiencia energética, reciclaje de materiales, cero desperdicio, transferencia tecnológica y ética en los procesos de diseño.

Ya el camino transitado indicaba que era necesario profundizar en una comprensión integral del hábitat humano-ambiental para mejor entendimiento de sus condiciones bióticas, abióticas, socio-culturales y sostenibles. La arquitectura se abría al reto de lo cualitativo, lo complejo, lo diverso, lo específico; lo local y lo global, lo temporal y lo atemporal.

En el marco de esta celebración aniversaria queremos poner el énfasis en el recorrido y los avances de las investigaciones que asumió el Instituto desde el año 2000 en adelante, profundizando en los temas de sostenibilidad y las nuevas vertientes que se desprenden de esos planteamientos, entre otros, la arquitectura más allá de la sostenibilidad en la era del Antropoceno, la arquitectura regenerativa y la inteligencia artificial (IA).

Entre los artículos aquí contenidos, con la autoría de Hernán Lameda Luna, presentamos “Henrique Hernández Osuna (1930-2009). Arquitecto, empleado público, docente investigador y fundador del IDEC”, amplia investigación sobre uno de los fundadores del Instituto, figura destacada como académico y profesional.

Más adelante Mercedes Marrero, con su trabajo “IDEC auto experimental. Desde una mirada cercana”, explora el instituto de investigación y sus departamentos esenciales, así como las distintas áreas y sus líneas de investigación, el centro de información especializado en tecnología de la construcción y la revista Tecnología y Construcción como órgano de difusión –catalítico– de las investigaciones del IDEC y de los diversos ámbitos con los que se relaciona.

Por su parte, María Elena Hobaica hace un recorrido minucioso para comprender la evolución de la tecnología y la construcción como hecho inseparable de las distintas etapas del desarrollo industrial frente al ambiente y la condición socio ambiental hasta llegar al momento actual. En su artículo “Arquitectura, tecnología y cambio climático: del movimiento moderno a la contemporaneidad. Medio siglo de innovación del IDEC en Venezuela (1974-2025)” pone de relieve el carácter investigativo y experimental del Instituto, con centro en el diseño racional, funcional y con sentido de pertinencia social.

Finalmente, como enlace de la nueva discusión en la complejidad de los temas ambientales y la construcción, el diseño edilicio y las im- plicaciones urbanas con las discusiones de la agenda 2030, Domingo Acosta, en su artículo sobre “Arquitectura en el Antropoceno: visiones alternativas y disruptivas frente a la crisis ecosocial”, presenta un tema de investigación denso y esencial para las discusiones sobre el rol de la arquitectura en esta etapa del siglo XXI.

A continuación se abre un espacio habitual de nuestra revista con la sección Documentos, donde se presentan textos de revisión o artículos de interés publicados en otros medios y que reproducimos con el permiso correspondiente. En esta ocasión honramos a uno de nuestros fundadores, el Dr. Alfredo Cilento-Sarli, con la reproducción de dos artículos recientes de su autoría, quien alerta con preocupación acerca de la situación ambiental en el entorno urbano y el porvenir edilicio. Ofrecemos así, en primer término:“Ciudades inteligentes y regenerativas”, que corresponde a una ponencia presentada en el Congreso Venezolano de Ingeniería Civil reunido en Caracas en noviembre de 2024, y luego la reproducción de “Cambio climático, crisis humanitaria y ciudades sostenibles y resilientes: el caso de Caracas”, publicado en la revista Tribuna del Investigador de la UCV (año 2023, Vol. 1-2).

Para este número –dada la ocasión aniversaria– incorporamos lo que hemos titulado como “Espacio Aniversario” con reflexiones, historia y celebración del Instituto. Esta sección se inicia con la transcripción de una entrevista –hasta ahora inédita– que en su tiempo realizó el arquitecto Gustavo Flores al maestro y también arquitecto Henrique Hernández, incorporado como testimonio, perfil y talla de su figura.

Luego el Dr. Enrique Alí González Ordosgoitti construye un hilván de preguntas que siguiendo un orden cronológico nutren las posibilidades de ser desarrolladas en textos y reflexiones tanto de los académicos como de los cursantes de los posgrados del IDEC con miras y en la dirección que en este siglo XXI puedan alimentar la conducción del Instituto.

De seguidas, incorporamos el texto presentado para postular al IDEC a la Orden 300 Años UCV –condecoración que le fue otorgada–, síntesis muy apretada de logros alcanzados por el Instituto en diversas etapas de su vida, que a nuestro entender merece registrarse aquí como evidencia de resultados obtenidos y un texto de consulta para interesados.

Otro tema y parte de esta celebración es que ella ha propiciado una serie de actos y visitas a nuestra casa con invitados especiales quienes nos han acompañado con su presencia física y/o en línea. Es un documento especial que presenta nuestro actual director, Argenis Lugo.

Finalmente, no podemos cerrar este editorial sin dejarnos acompañar por el órgano de difusión del IDEC, la revista Tecnología y Construcción en su cuarenta aniversario, para demostrar de forma fehaciente que el IDEC, además de sus líneas de investigación, su programa de postgrado, su Centro de Información y su departamento editorial, ha dejado huella en su personal y los proyectos en los cuales ha participado.

Para el cierre de este número, publicamos las palabras pronunciadas por Víctor Rago, Rector de la Universidad Central de Venezuela en ocasión del conferimiento de la Orden Trescientos Años de la Universidad Central de Venezuela, acto que se realizó en la Sala de Conciertos de esta Universidad, el 24 de abril de 2025. Un texto de lectura obligada que nos describe una universidad que exhibe un lento quiebre de acciones amarradas todavía al siglo XX. El IDEC recibe con gran beneplácito la Orden 300 años UCV que coincide con el momento privilegiado de este aniversario que celebramos junto a la comunidad universitaria.

Por último, solo nos queda invitar a la lectura del contenido que ofrecenos en este volumen 37-II, agradeciendo todo el apoyo recibido por parte de las autoridades universitarias y de su rector Dr. Victor Rago por la confianza en el Instituto y las diversas iniciativas que nos han permitido hacer realidad convenios y recibir invitados internacionalmente reconocidos, como el arquitecto japonés Riken Yamamoto, Premio Pritzker 2024, quien nos visitó el 7 de noviembre del año 2024 y fue recibido en el Aula Magna de la UCV. También nuestro agradecimiento a la Vicerrectora Académica Dra. Fátima Garcés y su equipo de profesionales quienes junto con el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, su directora Dra. María Rodríguez, y el Lic. Mauricio Sáez, han permanecido siempre atentos a todas las actividades realizadas en este aniversario y ofreciendo apoyo para concretar la presencia de nuestra publicación en los repositorios e índices de revistas científicas más consultados.

También nuestro reconocimiento a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, al Decano Dr. Javier Caricatto y a Marina Fernández, Coordinadora de Extensión, quienes siempre siguen el día a día de la Revista Tecnología y Construcción y, por supuesto, a nuestra casa, el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción, al apoyo de su comunidad de investigadores y al director profesor Argenis Lugo, consecuente con cada número que se publica y al mismo tiempo artífice-diseñador de las portadas y activo promotor en las redes; así como a todo el equipo de la revista: la Lic. Helena González con su dedicación a la edición de textos, nuestra veterana Rozana Bentos en la diagramación y la Lic. Oriana Silva en las diversas tareas de lectura y diseño de los proyectos de promoción de la revista.

Y no podemos obviar un reconocimiento muy especial a la empresa Collectania, a todo su equipo y en particular a la Sra. Denise Miodownik, quien apoya y cree en la calidad editorial de las investigaciones académicas que visibilizan el esfuerzo de venezolanos trabajando para Venezuela. A ellos nuestro mayor agradecimiento.

Notas

1 FAU-Facultad de Arquitectura y Urbanismo 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta. Caracas, Ediciones FAU/UCV.

2 Eliade, Mircea (1961). Mitos, sueños y misterios. Compañía General Fabril Editora. Buenos Aires, p.267.

3 Hernández, Beatriz (2015). Tecnología y Construcción, Vol. 31-I, p. 5.

Nota

La revista en su totalidad puede ser descargada en:

https://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_tc/issue/view/3101/310

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 458

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL

El diseño de muebles en Venezuela, aunque se presume es de larga data, carece aún de estudios rigurosos que permitan detectar orígenes, influencias, transformaciones, asimilaciones y búsquedas que a su vez puedan darle estructura a un sustancioso relato. Si quisiéramos precisar el importante (preponderante se podría decir) uso de la madera en ellos e, hilando más fino, buscamos elaborar una mínima cronología del proceso evolutivo seguido por el importante segmento ocupado por el asiento, la orfandad de investigaciones llama poderosamente la atención.

Tales apreciaciones, junto al interés por echar a andar, aunque sea de forma incipiente,un necesario trabajo indagatorio, se encuentran entre los detonantes que dieron origen a la Exposición Nº19 montada en el Centro Cultural Chacao del 17 de agosto al 21 de octubre de 2007, titulada “Sentados en una tradición. Las mecedoras de Vestuti, origen y evolución”, cuya curaduría y museografía corrió a cargo del arquitecto Enrique Fernández-Shaw (contando con la colaboración en el montaje de Héctor Sierra y Luis González), de cuyo catálogo diseñado por Eduardo López hemos extraído la portada para engalanar nuestra postal del día de hoy.

Sin ánimo de establecer criterios definitivos, la oportunidad de reseñar la exposición que nos ocupa da pie para ir reconociendo, por un lado, hitos dentro del desarrollo del diseño industrial en Venezuela en los que el acto de sentarse ha sido protagonista y, por el otro, el lugar alcanzado por la muestra dentro de las dedicadas al tema dado su valor específico.

1. Izquierda: Cornelis Zitman. Dining chair, 1955. Silla de comedor que surgió de un pedido del arquitecto Fruto Vivas para amueblar el Club Táchira. Derecha: Miguel Arroyo. Silla para el estar de la casa de Alfredo Boulton en Pampatar, Isla de Margarita, 1954.

La producción industrial de sillas en nuestro país podríamos decir que parte de una preocupación que desde los años 50 del siglo XX, publicaciones periódicas como El Farol, Cruz del Sur, Integral y A, Hombre y expresión, empezaron a mostrar al registrar la irrupción de delicadas piezas de mobiliario doméstico hecho fundamentalmente en madera, que fusionaban la mirada hacia raíces locales con una clara influencia escandinava de manos, principalmente, de Cornelis Zitman y Miguel Arroyo. A ellos se irán sumando Rudolf Steikal, Jorge Castillo y Emile Vestuti, pero la disciplina recibirá un espaldarazo trascendental con la creación en 1964 del Instituto de Diseño, iniciativa del industrial Hans Neumann, y luego, en los años setenta e inicios de los 80 el Instituto de Diseño Caracas y el Instituto Tecnológico Antonio José de Sucre aportarán junto a las escuelas de arquitectura un nutrido grupo de profesionales que hoy han tomado el relevo de los que se consideran como pioneros en el área.

2. Ture de madera, tapizado en cuero crudo. Adaptación criolla del asiento indígena. Fines del siglo XVIII.

Sin embargo, si nos centramos en la madera como material de trabajo, en el dar preponderancia al hecho de sentarse y en buscar en las raíces de lo local el punto de partida para alcanzar lo universal, pocas experiencias dan cuenta de ello como la desarrollada por Vestuti.

3. Guinand, Benacerraf y Vestuti. Hotel-residencias Montserrat, Altamira, 1951. Curiosamente, el equipamiento los apartamentos fue realizado en su totalidad con muebles diseñados por Cornelis Zitman.

Nacido en New Heaven, Connecticut, EE. UU. en 1927, Vestuti llegó a Venezuela en 1949 recién graduado de arquitecto en Yale donde recibió la influencia directa de Louis Kahn y manifestó su admiración por la manera como trabajaba Frank Lloyd Wright. Recorre un trecho importante de 10 años laborando junto a su compañero de estudios Moisés Benacerraf y su socio Carlos Guinand Baldó diseñando piezas memorables dentro del paisaje urbano caraqueño que no han corrido con suerte y de las que sólo quedan en pie dignamente el hotel-residencias Montserrat en Altamira y la sucursal del Banco Unión en la Calle Real (hoy bulevar) de Sabana Grande.

4. Silla de paleta venezolana. Colección Casa de estudio de la Historia de Venezuela Lorenzo A. Mendoza Quintero, Caracas.

Aunque Vestuti retorna a los Estados Unidos para trabajar como arquitecto en 1965 y permanecerá allí hasta 1975 cuando definitivamente se radica en nuestro país, para los fines de esta nota vale la pena recordar que desde su época de estudiante en Yale ya había tenido contacto laboral con firmas como Herman Miller y Knoll y no es casual que su primer empleo en Venezuela en 1950 haya sido en la tienda de mobiliario de Tony Dibo (Decodibo) donde manifestó su claro interés por el diseño de sillas, butacas, mecedoras y sillones. Ello lo refrendó al trasladarse a Milán entre 1960 y 1962 para incorporarse en el diseño y producción de la firma Knoll International, durante el intervalo entre el final de su primera estadía en Caracas y su regreso a Norteamérica.

5. Izquierda: Mecedora tradicional de cardón. Tallada a mano con machete. Talladores: Richard y Misael Álvarez. Madera: cardón. Asiento y respaldo: bejuco proveniente del río Mitare, tejido por Roberto Álvarez. Fecha: 1997. Origen: Valle de Pecaya. Edo. Falcón. Derecha: Juego de muebles de paleta versión Casa Curuba, realizado a partir de un juego de muebles fabricado por Zenón Bonillo en los inicios del desarrollo de la empresa en la Casa La Siempreviva, Quíbor, Edo. Lara. Diseño: tradicional. Madera: caoba pintada con acrílico. Ebanista: Edison Daza. Fecha: circa 1988.

Así, al residenciarse en Venezuela a partir de 1975 respaldado con una sólida experiencia acumulada, Vestuti, sin dejar la arquitectura, se dedicará de lleno a su enseñanza y sobre todo al diseño de muebles para Casa Curuba empresa constituida por Don Bell y Dennis Schmeichler para promover y comercializar lo mejor de la artesanía del país. De tal modo, a partir de 1989 es imposible referirse a los muebles de Vestuti sin mencionar a Casa Curuba, que contaba con un taller de carpintería en Quíbor y una tienda en Caracas, que desafortunadamente fue clausurada en 2011.

6. Emile Vestuti para Casa Curuba. Trío «Goldilocks» o «Mamá, Papá y Bebé». 1989.

La aproximación de Vestuti al diseño de muebles en su última etapa, donde demostró un claro interés por la cultura local sin dejar de lado su formación moderna, confirma la ventaja que muchas veces ha tenido el “ser extranjero” dentro de una cotidianidad que para el nativo pasa desapercibida y que devela el poder descubrir e identificar dónde y cómo actuar. “Su originalidad fue hacer aflorar la tradición artesanal en el proyecto moderno”, sintetizará Alberto Sato en la semblanza que elaboró sobre Vestuti para el catálogo de la exposición motivo de esta nota.

7. Emile Vestuti para Casa Curuba. Izquierda: Mesa «Margarita», 1991. Derecha. Silla «Bailarina» (1997).

Cuando decide dedicarse seriamente al diseño de muebles, dirá Sato, “no agregaría un modelo más, dentro de la búsqueda de originalidades modernas. Inquirió donde ya había, y conjugó el popular sistema de paleta con la abstracción elementarista, destacada en el plano de asiento y respaldo, contenida dentro de una estructura. Así, universal y local, la sucesión de asientos de cerezo, de carreto, de capure -maderas extraídas de los bosques tropicales venezolanos, densas y de gran dureza, pulidas hasta parecer porcelana, entarugadas y acopladas con precisión de relojero- es el refinado tributo devuelto a una tierra que algunos insisten en describir como sólo propia de grandes gestos, sagas y epopeyas, como si nunca existiera en ella el tiempo para el acabado fino, agobiada siempre por una urgencia que no termina de resolver sus propósitos”.

8. Las cinco piezas de Vestuti seleccionadas por Enrique Fernández-Shaw para protagonizar la exposición. De izquierda a derecha: Sillón 139. Madera: caoba (1989), Mecedora 143. Madera: roble (1989), Mecedora 197 (para niños). Madera: capure, zapatero, curarí (1991), Silla IVIC. Madera: capure (1993) y Mecedora 281. Madera: zapatero (1996-1998).

Será con parte de lo producido por Vestuti para Casa Curuba, representado por un total de cinco piezas (tres mecedoras, un sillón y una silla) que Enrique Fernández-Shaw irá construyendo el origen y evolución de ellas, así como su proceso de creación y desarrollo para con ello dar cuerpo a la investigación conducente a la curaduría y montaje de la exposición “Sentados en una tradición”.

9. Vista parcial del espacio de la exposición.

En el texto principal del catálogo, Fernández-Shaw explicará: “El ture, la mecedora, el mueble de paleta son entonces elementos referenciales dentro del planteamiento de nuestro ejercicio intelectual. Con estos precedentes que hemos incluido en la curaduría -así como también con las piezas seleccionadas diseñadas por Vestuti- el discurso se estructura a partir de categorías que reconocen los ámbitos de acción, y que hemos denominado Origen y referencia, Aproximación a la tradición e Interpretación y creación”. (…) De este modo, la exhibición se estructura como un tejido que describe un camino aparentemente claro, un sentido evolutivo, evidenciado en las planimetrías, fotografías e íconos que hemos incluido. Nuestro planteamiento hace a un lado la idea moderna de piezas innovadoras y sin precedentes, cargadas de singularidad y ambiciosas propuestas de autor, en donde sólo la innovación legitima. En esta muestra del trabajo de Vestuti queda en evidencia el valor que ha tenido el crear a partir de procesos, conexiones y secuencias evolutivas. Estas operaciones se desarrollan desde un planteamiento que podríamos afiliar a una condición clásica, en donde el rigor de la referencia y la tradición son capitales del ejercicio creativo y proyectual, y nuestra aproximación a ello, se da bajo su concreción en la producción específica de Vestuti”.

10. Vista parcial del espacio de la exposición.

Habiendo dejado clara la estructura de la muestra y el lugar desde donde se mira la obra expuesta, valdría la pena agregar que, para el montaje, ocupando el espacio central de la sala, las cinco sillas de Vestuti identificadas como Sillón 139 (1989), Mecedora 143 (1989), Mecedora 197 (1991), Silla IVIC (1993) y Mecedora 281 (1996-1998), estuvieron acompañadas de otros cuatro muebles tradicionales: un ture o butaca, una mecedora y dos asientos de paleta versión Casa Curuba.

Las paredes, por su parte, albergaron un total de hasta 81 fotografías y planos que incorporaron además de las láminas correspondientes a los objetos protagonistas y los dibujos que Vestuti utilizaba para explicar su construcción a los artesanos, imágenes de espacios donde ellos formaban parte del mobiliario. Las siete láminas finales las dedicó Fernández-Shaw para mostrar parte de la obra arquitectónica desarrollada por Vestuti en Caracas primero junto a Guinand y Benacerraf y luego con Ramírez Isava.

11. Izquierda: Gustavo Legórburu. Biblioteca Marcel Roche del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (I.V.I.C.), Altos de Pipe, 1987. Derecha: Emile Vestuti. Sillas IVIC en los espacios de estudio de la biblioteca Marcel Roche.

La exhibición, un claro homenaje que había quedado pendiente luego de la repentina muerte de Vestuti en 1998, fue resumida por Fernández-Shaw (quien de paso es su sobrino político) de la siguiente manera: “Con lo que presentamos en esta exposición podemos percibir un relato cultural, social y objetual, sobre los valores y su desarrollo en nuestra cultura. Todo ello al calor de piezas que nos brindan el sosiego de sentarnos en unos diseños y unos materiales de valores, que parecen trascender las generaciones”.

Como complemento a la muestra se proyectó un audiovisual y se realizó un ciclo de cuatro conferencias: «Textura, color, sabor y olor de las maderas en Venezuela» a cargo de Gilberto Rodríguez y «Las maderas en Venezuela» a cargo de Katy Castillo, el 21 de agosto de 2007; «El mueble artesanal y su evolución en la zona de Quíbor», de Dagmar Peña y Dennis Schmeicler, el 22 de agosto de 2007; y «Las mecedoras Vestuti, origen y evolución» , a cargo de Enrique Fernández-Shaw, el 29 de agosto; todas a las 7:00 p.m.

12. Prototipos de la Mecedora 143 («Easy Rocker») en caoba realizada por el ebanista Edison Daza para Casa Curuba (izquierda) y del mueble de paleta construido por Zenón Bonilla, pintado y en madera desconocida. 1989 (derecha).

Para cerrar citamos de nuevo a Alberto Sato: “Nunca como en la modernidad se ha diseñado y producido tantos modelos de sillas, como si el sentarse fuese insatisfactorio. El hombre moderno está incómodo, nunca está satisfecho. Con esta serie de sillas, mecedoras, butacas y sillones, Vestuti dio valor a la artesanía de los carpinteros de Quíbor dentro de las líneas del tiempo de la modernidad y creó -como ocurre con los grandes- pues su imitación es única”.

Notas

1

“Sentados en una tradición” podría considerarse como una clara repercusión del esfuerzo adelantado por el Centro de Arte La Estancia de PDVSA (creado en 1995) a quien correspondió durante los 90 tomar la batuta en cuanto al montaje de exposiciones y con ello dar apoyo a la divulgación del diseño industrial. La emblemática muestra “Detrás de las Cosas: El Diseño Industrial en Venezuela” (1995) sirvió para abrir la puerta de una actividad que a lo largo de la década no cesó. Así, a ella se sumarán, en este caso relacionadas al tema de la silla: “Hans Wegner: hacedor de sillas (1996), “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997), “Vitra Design: 100 sillas Clásicas” (1997) y “La butaca, un asiento venezolano” (1998, complementada con “El asiento de al lado. Cien años de descanso”).

13. La Mecedora 143 conocida como Easy Rocker fue seleccionada para formar parte de la emblemática exposición “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (1997) montada en el Centro de Arte La Estancia bajo la curaduría de Alberto Sato. En el catálogo diseñado por Álvaro Sotillo, se le acompañaba con la siguiente nota: «Inspirada en las populares sillas de paleta, la simplicidad formal y delicadeza de detalles, actualiza la tradición de la artesanía en términos de producción industrial contemporánea».

Por otro lado, el momento en que aparecen las sillas de Vestuti seleccionadas por Enrique Fernández Shaw correspondería a lo que Alberto Sato, curador de “Sentados en un siglo. Emblemas cotidianos en Venezuela” (donde se incluyó la Mecedora 143 también conocida como “Easy Rocker”), calificó como un “Sexto Tiempo” que tenía a la década de 1990 como escenario. Apuntaba Sato: “Hoy todo vale, aun cuando la silla deja pocos rastros de su función primigenia que es la de sentarse cómodamente”. (…) “La silla nos permite dos tipos de fruición: desde adentro y desde afuera. Cuando nos sentamos disfrutamos de su comodidad y estamos dentro de ella; cuando la contemplamos a cierta distancia nos transportamos al mundo de los valores estéticos: estamos afuera. Es así como podemos pasar de una experiencia totalmente individual (sentarse) a una colectiva (la contemplación del objeto por varias personas a la vez). Es por ello que un elemento que nace signado por su utilidad se ha podido convertir en pieza museable”.

2

Finalmente, no podemos dejar de mencionar del artículo titulado “De los bancos a las sillas” escrito por Juan Pedro Posani para el diario Economía HOY publicado el sábado 22 de septiembre de 1990, donde por primera vez se hace un merecido reconocimiento al trabajo de Vestuti, el siguiente pasaje:

14. En 1990 cuando la producción de muebles diseñados por Vestuti para la Casa Curuba despegaba con fuerza, Juan Pedro Posani dedicó una de las páginas sabatinas que escribía en el diario Economía HOY a resaltar su trayectoria como arquitecto y diseñador.

“Los procesos íntimos del diseño y las circunstancias dentro de las cuales éstos se dan, son extraños y, en el fondo, inasibles. Y le dan la razón a quienes le conceden muy especial atención al papel que, dentro de ellos tienen la memoria y la intuición. ¿Cómo imaginar un posible contacto, en un objeto concreto, aquí en Venezuela, entre el infinito entusiasmo de pionero de Wright y la modestia y comodidad de los muebles de ‘paleta’?

Pues bien, ese contacto, esa combinación, ahí está, sorprendentemente realizado en los muebles de Vestuti. Veamos como él describe su mejor pieza, la mecedora:

Las mecedoras se asocian tradicionalmente con el movimiento repetitivo y pendular. Esta, sin embargo, ofrece su propia experiencia cinética. Ella no invita al movimiento exagerado ni lo permite. Es una silla que más bien se mueve agradablemente pero con moderación, en la medida que el ocupante cambia de posición o desplaza su peso. La silla ‘cede’ a la presión, por lo tanto el contacto nunca es demasiado duro o abrupto: hay un trato amigable bien definido entre el usuario y el objeto. No hay nunca la sensación de inestabilidad, de que uno está por caerse hacia atrás, como suele suceder en algunas mecedoras: la especial curva compuesta de las dos bases está diseñada para contener el centro de gravedad dentro de sus límites. Y, finalmente, para la persona sentada hay una sensación de contención. Uno se acomoda dentro del recinto sugerido por sus propias cercas circundantes, protegido, apartado, por lo menos sicológicamente, de lo que Walt Whitman llamó ‘el ruido del día’».

ACA

Procedencia de las imágenes

1. MoMA (https://www.moma.org/collection/works/450692); y PROPUESTAS IN_CONSULTAS (https://sancheztaffurarquitecto.wordpress.com/2010/11/15/miguel-arroyo-1920-2004-pionero-del-mobiliario-moderno-el-nacional-caracas/)

2. Carlos Duarte. Un asiento venezolano llamado butaca (1999)

3. Colección Crono Arquitectura Venezuela

4, 5, 8, 9, 10 y 12. Centro Cultural Chacao. Catálogo de la exposición “Sentados en una tradición. Las mecedoras de Vestuti, origen y evolución” (2017)

6 y 7. Symbold. «Emile Vestuti: EL CARNAVAL QUIBOREÑO PLASMADO EN MUEBLES» (https://www.simbold.com/2013/02/el-carnaval-quiboreno-plasmado-en.html)

11. José Humberto Gómez y Víctor Sánchez Taffur. Gustavo Legórburu y la conciencia del lugar (2023); y Centro Cultural Chacao. Catálogo de la exposición “Sentados en una tradición. Las mecedoras de Vestuti, origen y evolución” (2017)

13 y 14. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad