
PUNTO nº46
División de Extensión Cultural
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Universidad Central de Venezuela
Junio 1972
La aparición del número monográfico 46 de la revista Punto dedicado a Carlos Raúl Villanueva, significó para Antonio Granados Valdés, su editor, el contar con la oportunidad de rendir un merecido y algo postergado homenaje al reconocido maestro venezolano, figura central dentro de la arquitectura del siglo XX en el país. También sirvió para realzar los méritos de quien dentro de la Academia desarrolló una fructífera labor como docente y siempre apoyó incondicionalmente la sostenida aparición de la publicación periódica bandera de la FAU, de la que fue el más consecuente colaborador y apoyo desde sus difíciles comienzos hacía ya más de diez años.


La obra de Villanueva, quien para cuando sale Punto 46 ya se encontraba enfermo y fallecería tres años después, más allá del libro Carlos Raúl Villanueva y la arquitectura de Venezuela de Sibyl Moholy-Nagy aparecido en 1964, no había sido objeto de una amplia recopilación, cosa que Granados intentó realizar con base en la información proveniente de diversas fuentes, pero principalmente de la reproducción de partes del mencionado libro de Moholy-Nagy, de material previamente publicado en la propia revista y de los archivos del propio arquitecto los cuales se mostraban parcialmente al público quizás por primera vez. A ello se sumaron los aportes fotográficos, entre otros, de: Carlos García Toledo, Alfredo Boulton, Alfredo Brandler, Paolo Gasparini, Ramón Paolini, Graziano Gasparini, Gorka Dorronsoro, José Calvo Otero y el propio Granados. También aparecerán formando parte de la revista los dibujos y caricaturas que sobre Villanueva elaboraran Alexander Calder y Ramón León.


Como se señala en el “Editorial”, en Punto 46 se publicó “la totalidad” de la obra arquitectónica del Maestro “desde el Hotel Jardín de Maracay (1929), su primera construcción, hasta la más reciente, como lo es, el Museo Soto de Ciudad Bolívar, incluyendo algunas nuevas edificaciones de la Ciudad Universitaria de Caracas y la ampliación del Museo de Bellas Artes, ahora, por fin, en plena realización, e incluso proyectos de obras no construidas”. Sin embargo, llama la atención cómo el primer trabajo que aparece registrado, el “Proyecto para un club en Costa Rica” realizado en 1928, curiosamente, luego no será mencionado en posteriores antologías realizadas sobre Villanueva.


El valor de este ejemplar de Punto cobra relevancia, no sólo por ser el primer intento por mostrar a plenitud lo hecho por Villanueva como proyectista sino también por el enfoque didáctico que se le trató de imprimir, dirigido fundamentalmente a los jóvenes estudiantes de arquitectura. En tal sentido, en las primeras páginas aparecen los dibujos y la maqueta que obtuvieron premios en la «Exposición Homenaje» que se montó en la planta baja de la FAU UCV, correspondiéndole al bachiller José Manuel Rodríguez el primer premio de dibujo y el segundo al bachiller Andrés Norgaard, donde actuaron como jurados Luis Guevara Moreno, Orlando Flores y Antonio Granados Valdés. El premio único de maqueta le fue adjudicado al modelo sobre el Pabellón de Venezuela en la Expo de Montreal de 1967 realizado por los alumnos María E. Blanco, Henry Barrios, José Cesarino, Edgar Parra, Gustavo Poleo, Slava Ramírez e Ilana Silvy, siendo en este caso los miembros del jurado Eduardo Castillo, Pablo Lasala y Carlos Díaz Porta.
Dentro de la misma línea didáctica, en la revista se recogen datos biográficos, fotos que testimonian momentos importantes de su trayectoria y algunas semblanzas y artículos que analizan el aporte del Maestro de mano de algunos de sus más directos colaboradores y discípulos, así como de estudiosos de su trabajo quienes resaltan, por encima del valor incuestionable de su obra, los más variados aspectos de su personalidad creadora y la importancia de su aporte en el desarrollo cultural del país. Precedidos por un sentido relato elaborado por Granados donde pone en evidencia su aprecio y admiración por Villanueva, los textos “Una ciudad de todas las artes en Venezuela” de Sir John Rothenstein (Director de la Tate Gallery, Londres), “La arquitectura de Villanueva” de Ricardo Porro, “Aula Magna” de Juan Pedro Posani, “Análisis de la obra arquitectónica de Carlos Raúl Villanueva” de Rodolfo García Pablos, “Es uno de los jóvenes de mayor edad…” de Américo Faillace, “Villanueva” de Julio Coll Rojas, “A propósito del homenaje al doctor Carlos Raúl Villanueva” de Gorka Dorronsoro y “Acepto que…” de Juan Pedro Posani, sumados a los mensajes “La arquitectura es Acto Social por excelencia…” y “Jóvenes estudiantes de nuestra muy querida Universidad” (especialmente redactado para Punto 46), junto a “La arquitectura, sus razones de ser. Las líneas de su desarrollo”, “Tendencias actuales de la arquitectura”, “La ciudad del pasado, del presente y del porvenir”, “Algunas observaciones del desarrollo actual de la Arquitectura Iberoamericana” y “Reflexiones personales”, escritos por Villanueva y publicados con anterioridad en la revista (que en su totalidad ya habían sido recopilados en los números 3 y 13 de la Colección Espacio y Forma de octubre de 1960 y agosto de 1965, respectivamente), ofrecen una panorámica completa del personaje acorde con los objetivos trazados por el editor.

Sin embargo, son los textos inéditos de los ensayos ganadores del “Concurso Internacional” convocado por la revista centrado en valorar la obra del Maestro, cuyo primer premio recayó sobre el crítico y arquitecto japonés Makoto Suzuki con “El concepto de espacio cubierto” y el segundo sobre el también crítico e historiador francés Bruno Vayssiere con “Carlos Raúl Villanueva”, los que constituyen verdaderas piezas de colección al ofrecer miradas diferentes a las que convencionalmente habían caracterizado la aproximación a su obra.
Bueno sería decir que, si bien el ejemplar especial de Punto que hoy nos ha ocupado contiene una valiosa información inédita para aquel momento, pecó de un lamentable descuido en términos de diagramación y orden a la hora de presentar las 205 páginas que conforman su contenido. La sempiterna costumbre de “cortar y pegar” material proveniente de diversas fuentes, que tanto le sirvió a Granados para resolver la salida de muchos de los números de la publicación periódica, al aplicarse e intercalarse en la dedicada a Villanueva produce una clara desorientación en el lector.

Las expresivas portada y contraportada de la revista incorporan dibujos a color del Maestro que formarían parte luego del nº16 de la Colección Espacio y Forma de julio de 1972 lanzado un mes después de la aparición del número de Punto 46. Todo ello, como ya adelantamos, formaría parte de los diversos homenajes que la FAU le ofreciera aquel año cuando Villanueva salía de “un obligado e involuntario reposo” y la Escuela de Arquitectura recién recuperaba el ritmo luego de haber transitado durante los dos años anteriores el proceso de Renovación Académica de la que el reconocido profesor fue partícipe entusiasta.
ACA
Procedencia de las imágenes
1, 2, 3, 4 y 5. Revista Punto, nº 46, junio 1972.
6. http://www.edicionesfau. com