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La aparición del número 1 de Cine al día en diciembre de 1967, se constituyó en un eslabón fundamental dentro del incesante trabajo que un grupo de intelectuales, críticos y amantes del séptimo arte ya había venido desarrollando desde los años 50 en Venezuela.
Convencido de la necesidad de generar un “pensamiento cinematográfico venezolano” que a su vez acompañara la necesidad de hacer del cine parte de la cultura en Venezuela, cosa que hasta entonces no había ocurrido, Alfredo Roffé (1929-2011), arquitecto graduado en la UCV en 1958, investigador, crítico cinematográfico y profesor universitario, quien ya había tenido una participación importante acompañando desde muy joven a su hermana Violeta en el proyecto que involucró la creación de la revista Cruz el Sur (1952), y presencia como colaborador cubriendo temas cinematográficos desde el primer número de la revista Integral (1955), se convierte en principal promotor de la aparición en octubre de 1962 de Registro, publicación de documentación y crítica cinematográfica del Centro de Investigaciones Cinematográficas (Caracas), convirtiéndose con los trabajos allí aparecidos en pionero de la moderna historiografía del cine en Venezuela.
Tal y como narra la profesora María Gabriela Colmenares España en “Alfredo Roffé (1929-2011) y el pensamiento cinematográfico venezolano”, texto aparecido en el nº157 (primer trimestre de 2012) de Comunicación, revista del Centro Gumilla, cuyo tema central fue el cine, será poco después de la experiencia de solo tres números de Registro “cuando Margot Benacerraf propone al Inciba la creación de una Cinemateca Nacional, llama a Alfredo Roffé para que formule el proyecto de la misma. Con la creación en 1966 de la Cinemateca Nacional, según el proyecto de Roffé y con Benacerraf como primera directora, se logra que el Estado venezolano finalmente acepte el valor artístico y cultural del cine y lo incluya entre sus competencias en materia de cultura. A continuación, se producen los tres Encuentros de Cine Nacional que reunieron, por primera vez, un grupo de cineastas, críticos, productores, etcétera, para delinear los fundamentos de lo que deberían ser las políticas cinematográficas del Estado venezolano. Estos encuentros, realizados entre 1966 y 1967 en Ciudad Bolívar, Valencia y Caracas respectivamente, tuvieron como resultado un Proyecto de Ley de Cine que fue redactado por Roffé, Antonio Pasquali, Sergio Facchi, Oswaldo Capriles y Rodolfo Izaguirre y entregado, el 23 de junio de 1967, a Simón Alberto Consalvi, para entonces presidente del Inciba. Aunque este proyecto fue ignorado olímpicamente por el Poder Legislativo, los Encuentros de Cine y su redacción fueron el germen de varias iniciativas perdurables, entre las cuales se encuentran Cine al Día, la primera revista venezolana especializada en crítica cinematográfica, … y la ANAC (Asociación Nacional de Autores Cinematográficos) establecida definitivamente en 1974”.
Corolario importante de todo este proceso lo constituyó sin duda la creación en 1978 de la Escuela de Artes de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, en la que Roffé jugó un papel determinante “pues su visión de la crítica y la teoría del cine contribuyó a delinear el pensum de la Mención Cine y la conformación del correspondiente Departamento, al cual se incorporaron también Oscar Moraña, Joaquín González, Ambretta Marrosu, José Miguel Acosta, Iván Feo, César Bolívar, Héctor Ríos, Elizabeth Safar, Tulio Hernández, Rafael Zapata, Oscar Lucien, Manuel de Pedro, entre otros cineastas, docentes e investigadores”. A Roffé le correspondió, particularmente, la instauración de la Cátedra de Análisis Fílmico y Cinematográfico.

Pues bien, Cine al día se encuentra incorporada dentro del proceso señalado siendo una pieza clave y articuladora de proyectos, iniciativas y material tanto informativo como didáctico durante el tiempo que salió al aire entre 1967 y 1983, lapso en el que se produjo un relevante auge del cine venezolano. Como también señalará María Gabriela Colmenares: “La revista –que estuvo antecedida por la elaboración de un “manifiesto” por Roffé en el que se establecían sus principios fundamentales- fue proyectada como una publicación destinada a: apoyar, estimular y difundir la producción (cinematográfica) nacional, en función de su desarrollo y progreso; informar sobre las actividades culturales relacionadas con el cine que se efectúan en el país; ejercitar una crítica rigurosa y orientadora en los aspectos temáticos, amplia y exigente frente a la elaboración formal; estudiar las obras y autores significativos para el cine y los aspectos más resaltantes de su utilización como medio de expresión; dar a conocer los alcances del cine como instrumento de conocimiento, educación e investigación; analizar las posibilidades y consecuencias del cine como medio de comunicación colectiva; abordar el tema de la televisión mediante estudios sobre sus proyecciones culturales y sociológicas; ilustrar la técnica cinematográfica en sus alcances culturales e industriales; preparar índices bibliográficos de las publicaciones internacionales sobre el cine; poner de manifiesto la importancia del cine en formatos reducidos de 8 a 16 mm”.
Editada por la Sociedad Civil “Cine al día”, conformaron su primer Comité de Redacción (que se mantuvo sólo por tres números): Alfredo Roffé (Dirección), Ambretta Marrosu (para entonces, su esposa), Oswaldo Capriles, Sergio Facchi, Antonio Pasquali, Luis Armando Roche, Miguel San Andrés y Alberto Urdaneta, quienes son considerados como sus fundadores. Con la intención inicial de aparecer cada dos meses (cosa que sólo se cumplió al inicio), las dificultades económicas que desde un principio la limitaron, le permitieron a la revista contar sólo con 25 números al momento de su desaparición lo cual daría un promedio general aproximado de tres números cada dos años. El último Comité lo integraron Alfredo Roffé, Ambretta Marrosu, Oswaldo Capriles, Fernando Rodríguez y Miguel San Andrés.
La portada de aquel primer número estuvo presidida por un fotograma de la película “La guerre est finie” del director Alain Resnais y una copia de ella engalana nuestra postal del día de hoy. El valor del ejemplar fue de Bs. 2,50 y el de la suscripción por 6 números era de Bs. 15,00. Apareció en formato tamaño carta, impreso en papel bond diagramado a tres o cuatro columnas (según la sección) sin mayores pretensiones (apostando básicamente al valor de su contenido), y tuvo un total de 40 páginas. Su publicidad, discreta si se quiere, estuvo conformada básicamente de avisos institucionales y de empresas vinculadas al medio cinematográfico y la cultura buscando siempre estar “fuera de todo mecanismo de poder, sea económico como político”.


El sustancioso sumario del nº1 de Cine al día tiene a modo de editorial el artículo “Cine y cultura en Venezuela”, toda una declaración de principios y profundo análisis crítico de la situación del cine y su inserción dentro del campo cultural del país para el momento en que aparece. También contará con: una entrevista al productor venezolano de largometrajes Lorenzo González Izquierdo; “Nota sobre el nuevo cine inglés” de Oswaldo Capriles; “La crítica según los hijos de Gramsci y Luckács” de Guido Aristarco; “Caminantes, leyes, universidades y cine” de Alfredo Roffé; Tres preguntas a Leopoldo Torre Nilsson; “Cineastas sin distribución en Venezuela” de Chris Marker; “Uso y posibilidades del zoom” de Miguel San Andrés; las secciones “Ocho a dieciséis”, “Cine y TV”; “Índice Bibliográfico” y “Notas críticas”, para cerrar con “Información Nacional” e “Información Internacional”. Como se verá se trataba de un ambicioso producto que proporcionaba a los interesados en el cine no sólo un denso y variado contenido sino todo lo necesario para estar actualizado.
Aparece Cine al día, como ya se dijo, el año 1967 momento en que se conmemoró el cuatricentenario de Caracas y se montó el célebre así como efímero espectáculo audiovisual Imagen de Caracas, dirigido por Jacobo Borges, en los terrenos que hoy ocupa Parque Central sobre la avenida Bolívar. Desaparece en 1983 año en que se produce el “viernes negro” situación que arrastró a la economía y la cultura venezolana a una crisis que no ha hecho sino empeorar desde entonces. El número 25 (último de la revista) es precisamente «un balance de la situación imperante en el cine, la cultura y la política venezolanos para 1983. Un balance negativo desde cualquier punto de vista”, señalará Colmenares.
María Gabriela Colmenares, quien fuera discípula Roffé en la Escuela de Artes de la UCV, obtuvo su licenciatura en 1993 con la tesis Contextualización de la revista «Cine al día» (1967-1983) y sus planteamientos en torno al cine venezolano y latinoamericano, convirtiéndose desde entonces en una de las mejores conocedoras del tema y referencia ineludible. Como señala la autora en el resumen de la tesis, “En esta investigación, examino la trayectoria de la revista de crítica cinematográfica ‘Cine al día’ (1967-1983), desde sus antecedentes hasta su cierre, la contextualizo en el pensamiento cinematográfico venezolano y latinoamericano de su momento y discuto sus aportes tanto a la reflexión sobre el cine en Venezuela como a las políticas cinematográficas y culturales del Estado venezolano durante las décadas de 1970 y 1980”. Localizable y descargable a través de http://saber.ucv.ve/handle/10872/21032, se trata de un extenso documento de referencia que ofrece toda la información necesaria sobre tan importante evento dentro de la evolución del cine venezolano.

A toda la labor que Roffé desempeñó dentro de la Escuela de Artes, habría que sumar otra importante faceta desarrollada en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo como docente e investigador adscrito al Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) del que fue uno de sus primeros integrantes tras su fundación en 1975, así como miembro del primer Consejo Editorial de la revista Tecnología y construcción (1985) junto a Luis F. Marcano, Raquel Gamus, Alberto Lovera y Ute Romero. En ese número publica “Las reglas del juego. Una aproximación al problema de la evaluación de proyectos de arquitectura”, una muestra clara del polifacetismo que lo caracterizó a lo largo de su vida. Como especialista en la programación de edificaciones Roffé será el encargado de elaborar el estudio pormenorizado de las áreas que formaron parte del Concurso Nacional para la sede de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UCV convocado en 1986. También del programa que acompañará el acondicionamiento del edificio San Pedro como sede del Instituto de Provisión del Profesorado (IPP) de la UCV, terminado en 1992.
Aceras y brocales, página semanal del diario Últimas Noticias, creada en 2005 por Roffé, junto a Juan Pedro Posani, Henrique Hernández y Alejandro López, lo mantendrá activo y será una de sus últimas incursiones en los medios hasta que se produce su fallecimiento en 2011. A Roffé se le otorgó el Premio Nacional de Cine el año 2000.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 1 y 2. Revista Cine al día, nº1, diciembre 1967.
3. https://twitter.com/profe_emege/status/1382690608746221579
… que el 16 de noviembre de 1954 se inauguró el teatro París?

Formando parte de lo que acertadamente Guillermo Barrios denominó como “Inventario del olvido”, libro que publicara en 1992 con el subtítulo “la sala de cine y la transformación metropolitana de Caracas”, el teatro París (hoy prácticamente desaparecido) engrosa el importante número de instalaciones diseñadas con el mayor cuidado, los mejores materiales e importantes aforos que con el pasar del tiempo, asociados al auge de otros medios de entretenimiento y sin poder competir con las salas ubicadas en centros comerciales, por su baja rentabilidad han cambiado de uso o han debido dar paso a la demolición, una vez sus propietarios sacaron cuentas del valor del terreno sobre el que se encontraban, no sin antes transitar una terrible agonía.


El París, ubicado en el cruce de las avenidas Maturín (o El Mirador) con Cantaura, urbanización La Campiña, Caracas se inaugura el 16 de noviembre de 1954, con la proyección de la película “Sublime Obsesión” (Magnificent obsession) de 1954, dirigida por Douglas Sirk, producida por Ross Hunter para Universal y protagonizada por Jane Wyman, Rock Hudson, Barbara Rush y Agnes Moorehead, basada en la novela homónima de Lloyd C. Douglas que ya había dado pie a una primera versión fílmica en 1935. También durante la noche del estreno hubo actuaciones de ballet y danza en su escenario y un preludio de órgano.
De esa manera el teatro diseñado por el arquitecto méxico-venezolano Gustavo Gutiérrez-Otero y Rodríguez (1911-1976), con 914 butacas dispuestas sólo en localidad de “patio” (sin “balcón”) se incorporaba al circuito caraqueño, ofreciéndose como recinto en el que, además de proyecciones cinematográficas, podían presentarse funciones de opereta y zarzuela.

En su diseño, Gutiérrez-Otero tomó como referencia directa el perfil del teatro Universum de Berlín de Erich Mendelsohn de 1928, recientemente remodelado en 2018 a noventa años de su apertura. Diseñado como parte del complejo Woga (compuesto por un gran cine, un café-teatro, una calle de tiendas, edificios de viviendas y un hotel), la mayor propuesta constructiva urbana para el centro de Berlín durante la República de Weimar, y previsto para ser el cine más grande de la ciudad en ese momento (1800 butacas), el edificio en forma de herradura sufrió graves daños durante la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1946, fue reconstruido gradualmente y pasó por varias transformaciones, incluyendo un club de baile y un lugar para teatro musical. De 1978 a 1981, el arquitecto berlinés Jürgen Sawade tras una cuidadosa intervención convirtió el edificio en un teatro multifuncional de última generación y escenario para el conjunto Schaubühne.
También destaca como otro ejemplo importante considerado por Gutiérrez-Otero para el diseño del teatro París el Radio City Music Hall de Nueva York, del que tomó el techo curvo reproducido en la apertura del proscenio.


Bastante alejado en cuanto a la capacidad de su contraparte berlinesa y sin contar con su vitalidad urbana dada su ubicación dentro de un sector básicamente residencial, el París luego de situarse entre los cines de mayor categoría de Caracas donde se presentaban los más novedosos estrenos (se recuerda como dato curioso la premier en simultáneo con el Teatro del Este de la película venezolana, rodada en los llanos venezolanos y colombianos, Séptimo Paralelo -o Tierra Brava- de José Natalio Estrada producida por Elia Marcelli en 1962), fue cerrado en 1978 como sala de cine, transformándose en el Teatro La Campiña y luego, en 1990, en estudio de Radio Caracas Televisión, hasta el cierre de este canal en el año 2007. Durante ese proceso fueron colocadas en el piso de la entrada placas con los nombres de los más destacados artistas que por allí pasaban al estilo del Paseo de la Fama en Hollywood en Los Ángeles.

Además de su aspecto exterior mendelsohniano, donde destacaba su impactante iluminación nocturna, los pisos del París, para los que se ha mencionado sin demasiada certeza a Mateo Manaure como su diseñador, hechos a base de terrazzo (acabado muy similar al granito del cual se usa como sinónimo), fueron realizados por el Sr. Lauro Bertolini, experto granitero de origen italiano radicado por aquel entonces en Venezuela.

En un local ubicado en un segundo piso del edificio del teatro, en la fachada norte, funcionó durante muchos años “El Dragón Verde”, reconocido restaurante de comida oriental.
Como otro dato adicional, vale la pena señalar que el arquitecto Gutiérrez-Otero antes de proyectar el París diseñó el Obelisco conmemorativo del Cuatricentenario de la fundación de la ciudad de Barquisimeto, el cual fue construido por la empresa Técnica Constructora, C.A. (Alfredo Rodríguez Delfino, Luis Pietri Lavié y Enrique Pardo), encargándose directamente de la obra el ingeniero Rodriguez Delfino, e inaugurado en 1952 por los integrantes de la Junta de Gobierno, presidida por el doctor Germán Suárez Flamerich, acompañado de los coroneles Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez.

Indefectiblemente asociado a su ocupación como estudio de Radio Caracas Televisión, luego de la clausura de la planta en 2007 e incautación de bienes por parte del gobierno, las instalaciones del entonces conocido como Teatro La Campiña quedaron abandonadas siendo sometidas a partir de 2015 a un paulatino proceso de desmantelamiento y demolición que aún no ha finalizado del todo, tal y como lo testimonian las imágenes tomadas por Cheo Carvajal en 2020 montadas en https://ciudlab.com/interacciones/entre-los-cedros-y-la-campina/.

De acuerdo a la página http://fundamemoria.blogspot.com/2019/09/558-municipio-chacao-parroquia-chacao.html y como una de tantas paradojas que nos ofrece la ciudad, “el Teatro Paris fue registrado por la Fundación de la Memoria Urbana para el Instituto del Patrimonio Cultural y el CONAC en el Preinventario Arquitectónico, Urbano y Ambiental Moderno de Caracas 2005/2006 de acuerdo al Convenio de Financiamiento Cultural 2003, No. 293 de fecha 30 de septiembre de 2003, suscrito entre la Fundación de la Memoria Urbana y el CONAC, Contrato No. CONV.CJ-003/2005, como Bien Preinventariado, y consignado ante la Alcaldía de Chacao. Merece ser reconstruido, restaurado y conservado”.
Nota
Un asiduo lector de nuestra página nos ha informado con certeza que el teatro París fue encargado por el empresario monaguense José Jacinto Ramirez Molinos (1896-1990), quien estuvo muy involucrado en el desarrollo del sector de la urbanización La Campiña donde se encuentra. Ramírez Molinos, además, colócó el nombre a las dos calles en cuya esquina está el teatro (Maturín y Cantaura) en remembranza de su tierra natal y construyó varios edificios residenciales que tienen nombres de lugares de oriente del país (Caicara o Cantaura) o de la combinación de su apellido con el nombre de su esposa Carmenza Perez Guevara de Ramirez como es el caso del edificio RAMCA.
ACA
Procedencia de las imágenes
1. Colección Crono Arquitectura Venezuela.
2. http://fundamemoria.blogspot.com/2019/09/558-municipio-chacao-parroquia-chacao.html.
3. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.
4. http://intranet.pogmacva.com/es/obras/67290 y https://www.metalocus.es/es/noticias/renovacion-de-la-zona-de-recepcion-del-schaubuhne-berlin-por-barkow-leibinger-anterior-teatro-universum-de-erich-mendelsohn
5. https://twitter.com/aditusonline/status/1139203875465039876?lang=gu y https://ar.pinterest.com/pin/437623288774477282/
6 y 9. http://cinematreasures.org/theaters/38577/photos/
7. http://fundamemoria.blogspot.com/2019/09/558-municipio-chacao-parroquia-chacao.html y http://cinematreasures.org/theaters/38577/photos/
8. https://correodelara.com/http-bit-ly-2lmenku/ y Colección Crono Arquitectura Venezuela.
10. https://venezuelaaldia.com/2018/05/23/logro-la-revolucion-teatro-la-campina-esta-ruinas/, https://twitter.com/alfonsocarove/status/862409247715467265 y https://twitter.com/gfdevenezuela/status/882713760116420609

Una vida de arquitecto
Giorgio Grassi
Ediciones Asimétricas
2022
Ficha de los editores
«El mundo de la arquitectura contemporánea se ha ido alejando de forma cada vez más visible, con su increíble variedad de formas, aun las más absurdas y sorprendentes, de todo aquello que siempre ha servido para identificar una construcción como arquitectura y a identificar aquella arquitectura como perteneciente por derecho a un corpus que, habiéndose formado a lo largo del tiempo, es el único legitimado para encarnar su propia definición. Por eso, me ha parecido necesario, incluso indispensable para no tener que avergonzarme, comprometerme, en cuanto arquitecto que piensa, en contra de esta tendencia, no solo con mis proyectos sino también con la enseñanza y con mis escritos». (De la Introducción de Giorgo Grassi)
Una vida de arquitecto es un texto que conmueve por su sinceridad y por la voluntad de mostrar la realidad de una trayectoria sin engaños, autobombo ni edulcoraciones. En estas páginas Grassi repasa y analiza su propia obra, exponiendo con claridad sus firmes ideas acerca de la arquitectura, en el convencimiento de que esta es una disciplina auténtica, un mundo propio y una memoria, tanto personal como colectiva. Ese mismo reconocimiento y ese compromiso es el que Grassi, calificado elogiosamente como arquitecto inoportuno y maestro difícil e inimitable, encuentra en algunas obras «a contracorriente» de todos los tiempos, obras que revelan un compromiso primordial con la arquitectura, por encima de las demandas de la moda o del mercado. Esta especie de guía razonada se completa con un registro cronológico de sus proyectos y obras, ilustrado con imágenes y extractos de las memorias, al que el autor ha querido añadir, como prueba expresa de gratitud, un breve, y por fuerza incompleto, «álbum de los amigos».
La trayectoria de Giorgio Grassi (Milán, 1935) le hace acreedor, sin duda, de la condición de maestro de la arquitectura europea de la segunda mitad del siglo xx, por la coherencia de su pensamiento y por el rigor de su obra. Protagonizó, junto a Rossi, la renovación conceptual de la Tendenza italiana. Profesor de diseño arquitectónico en la FdA del Politecnico di Milano, también ha impartido clases en la FdA de Pescara, en la ETS de Valencia, en la EPF de Lausana y en la ETH de Zúrich. Miembro de honor del BOA (Bund deutscher Architekten) y de la lnternationale Bauakademie de Berlín, ha recibido el Premio de arquitectura de la Comunidad Valenciana (1985), la Medalla de Oro Heinrich Tessenow de la Stiftung FVS de Hamburgo (1992) y el Architektur-Preis Berlin (2003). Entre sus escritos destacan La construcción lógica de la arquitectura (1967) y La arquitectura como oficio (1974), y entre sus últimas publicaciones Scritti scelti 1965-1999 (2000) y Leon Battista Alberti e l’architettura romana (2007). Entre las publicaciones de sus obras destaca la monografía Giorgio Grassi opere e progetti (Electa, 2004).
ACA

El Concurso TériumCaracas tiene ganador
Ayer sábado 25 de junio en los espacios de la planta baja de la FAU UCV se conoció el veredicto final emitido por el jurado del Concurso TeriumCaracas al cual le hemos hecho seguimiento por aquí desde que fue convocado en mayo de 2021.



Una vez culminadas todas las fases, los evaluadores dictaminaron de entre los tres finalistas que fuera el Grupo MECHA, conformado por Robinson Moreno (Carpintero y Diseñador, UNEARTE) y Rodrigo Cordero (Escultor, Escuela Cristóbal Rojas) el que se llevara las dos bicicletas montañeras donadas como primer premio por la empresa de ciclismo profesional Ultrabikex.


Del veredicto del jurado, integrado por Nathalie Naranjo, Ariadna Santacruz, José Humberto Gómez, Béla Kunckel, Ignacio Urbina Polo, Ángel Esqueda, Ana María Marín, José Alejandro Santana y Franco Micucci, extraemos lo siguiente con relación a la propuesta ganadora:
Una idea sencilla, de fácil fabricación y mantenimiento que, con un lenguaje escultórico de inspiración orgánica, logra producir un paisaje atractivo tanto individualmente como agrupado, sugiriendo inclusive la posibilidad de una aproximación lúdica al objeto.
Debido a que la geometría del dispositivo acompaña a la bicicleta en toda su extensión, produce un espacio claramente definido y diferenciable del circuito peatonal, disminuyendo a su vez el riesgo potencial de daño a las bicicletas, que por efecto de palanca pudieran sufrir torsiones o rupturas. Esta misma cualidad ofrece una solución versátil ante los distintos mecanismos de sujeción que existen en el mercado, garantizando dos o más puntos de anclaje.
Este proyecto asume una estrategia de inserción en el lugar por contraste, en la que no existe intención de confundirse con los ritmos, las formas o los materiales del conjunto universitario, permitiendo así que su valor patrimonial se mantenga claramente diferenciado de lo nuevo.
Este proyecto, sin embargo, tiene aún la tarea de identificar la justa medida en la que situarse en respetuosa distancia respecto de los edificios.
Es importante que se desarrolle en lo sucesivo un proyecto debidamente asesorado por aquellos profesionales que han hecho del paisajismo y del diseño urbano su especialidad, para lo cual el momento actual pareciera sugerir una vía posible en el marco del proyecto de recuperación de la CUC.
Desde lo constructivo, y para una mayor preservación en el tiempo, hemos sugerido anticipar posibles daños producto de los esfuerzos laterales a los que se verá sometida la pieza, para lo cual es posible manejar un aumento de calibre para el mismo diámetro de tubo preferiblemente, o en su defecto considerar recurrir al diámetro inmediato superior; es decir, pasar de un tubo de 1 ¼’’ a 1 ½’’.
Finalmente, creemos que las formas finales del proyecto expresadas en el prototipo ya hablan de un lenguaje que puede servir para desarrollar un sistema que crece y comporta soluciones para diferentes situaciones del contexto. Se trataría, pues, de una familia de objetos con el mismo vocabulario, que crean un interesante y amable diálogo con el patrimonio”.
Nuestras sinceras felicitaciones y todo el éxito del mundo a los ganadores.
ACA