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45 AÑOS DE UN LIBRO DE REFERENCIA

1. Portadas de las primeras ediciones en francés y castellano de La condition postmoderne: Rapport sur le savoir (La condición posmoderna. Informe sobre el saber) de Jean-François Lyotard.

La condition postmoderne: Rapport sur le savoir.

Jean-François Lyotard

Éditions de Minuit

Paris

1979

Para quienes aún hoy se preguntan sobre las características de la sociedad en que vivimos y del debate filosófico generado durante el último cuarto del siglo XX tendiente a interpretarla, nada más esclarecedor que la lectura de un libro que a finales de la década de 1970 apareció bajo el título de La condition postmoderne: Rapport sur le savoir (traducido al español como La condición posmoderna. Informe sobre el saber), escrito por el filósofo, sociólogo y teórico literario francés Jean-François Lyotard (1924-1998).

La primera consideración acerca de la obra es que fue escrita originalmente como un informe dirigido al Conseil des universités du Québec, Canadá, lo cual contribuye a que no se trate, pese a su enorme influencia, de un texto extenso ni complejo, sino más bien fácil de entender en cuanto a los planteamientos fundamentales que en él se manejan.

2. Jean-François Lyotard.

Una segunda consideración, muy relacionada con la primera, tiene que ver con la claridad con la que se expone el discurso que el libro encierra y su importancia para comprender el estado del conocimiento en sociedades que continúan progresando y transfigurándose debido al desarrollo tecnológico. En otras palabras, más allá de las simplificaciones que posteriormente han podido surgir y las esquemáticas explicaciones que se han elaborado, el libro, buscando dar una explicación objetiva a lo que acontece en el mundo actual, desmonta el andamiaje sobre el que se sustenta el relato moderno, lo critica y explica cómo se ha ido gestando y manifestado una “condición” que ha ido adquiriendo vida propia: la posmodernidad.

El texto es el primero que introduce el término “posmodernismo” en filosofía, hasta entonces solo utilizado en crítica del arte, por lo que se le considera pieza clave dentro del movimiento calificado como tal. Sin embargo, más allá de las etiquetas, la obra de Lyotard, como bien señala Juan Fernando Piñeres en el artículo “La Condición Postmoderna vs la No-modernidad”, aparecido en Discusiones Filosóficas, Año 20 Nº 34, enero-junio 2019, contiene en sus páginas “una sólida defensa de la pluralidad constitutiva de la realidad y una marcada crítica a toda concepción del mundo que perciba a esta última como un cosmos unificado”. Es así como, la argumentación convincente y seductora de Lyotard analiza “la crisis de los grandes relatos, para proponer la legitimidad de lo discontinuo, de las localidades precisas o de lo fragmentario”. Dicho con sus propias palabras, “Simplificando hasta el extremo, defino lo postmoderno como una incredulidad hacia las metanarrativas», subrayando el escepticismo acerca de las teorías universalizadoras.

3. La obra de Lyotard publicada antes de la aparición de La condición posmoderna.

En La condición posmoderna Lyotard intenta desmitificar fundamentalmente tres narrativas: la que concibe la historia como un relato único; la que fundamenta el ideal de orden y progreso; y la que soporta la promesa del bienestar de hombre a través del desarrollo científico e industrial. Según el autor “ninguna de ellas logra abordar, de manera completa, el constructo social, y simplemente reiteran el ideal moderno que distancia la verdad del conocimiento”.

El libro de 120 páginas fue traducido al castellano por Mariano Antolín Rato para su primera edición por parte de Ediciones Cátedra C.A. en 1987.

Está estructurado con base en una “Introducción”, 14 capítulos y “Notas”. La transcripción de los capítulos puede darnos pistas de los caminos que Lyotard recorre para estructurar su discurso: 1. El campo: el saber de las sociedades informatizadas; 2. El problema: la legitimación; 3. El método: los juegos de lenguaje; 4. La naturaleza del lazo social: la alternativa moderna; 5. La naturaleza del lazo social: la perspectiva postmoderna; 6. Pragmática del saber narrativo; 7. Pragmática del saber científico; 8. La función narrativa y la legitimación del saber; 9. Los relatos de la legitimación del saber; 10. La deslegitimación; 11. La investigación y su legitimación por la performatividad; 12. La enseñanza y su legitimación por la performatividad; 13. La ciencia postmoderna como investigación de inestabilidades; y 14. La legitimación por la paralogía.

4. Parte de la obra de Lyotard publicada después de 1979.

Apoyado en el análisis llevado a cabo por diferentes autores, varias pueden ser las conclusiones que se desprenden de la lectura del libro que quedan como parte importante de su mensaje:

  • Las pequeñas narrativas se han convertido en la manera adecuada de explicar las transformaciones sociales y los problemas políticos siendo para Lyotard la fuerza impulsora detrás de la ciencia posmoderna.
  • A medida que las metanarrativas globalizadoras se desvanecen, la ciencia sufre una pérdida de fe en su búsqueda de la verdad y por tanto debe encontrar otras formas de legitimar sus esfuerzos. Conectada a esta legitimidad científica está el creciente dominio de las máquinas de información.
  • La razón (gran fundadora de varios metarrelatos) es solo una narración igual que muchas otras. Todo relato lleva implícita la concepción de lenguaje, y por eso, Lyotard no tiene ningún inconveniente en afirmar que el mundo está constituido por juegos de lenguaje, que en este caso también vendrían siendo luchas de poder.
  • Si la modernidad a través del lazo social concebía una realidad estática y plana, para el posmodernismo la verdad está permeada por la incertidumbre y por diferentes tipos de juegos. Por ende, la sociedad debe ser vista como “una masa compuesta por átomos individuales” que luchan entre sí, forjando así la imposibilidad de comprender la existencia desde una única mirada.
  • En la sociedad se dan diferentes luchas y no una en particular El posmodernismo, en consecuencia, busca llegar al saber de la humanidad y no al saber por el saber que el pensamiento ilustrado defendía.
  • Lyotard, consciente de que el saber se ha constituido como el valor de cambio por excelencia de la sociedad afirma que hoy día quien controla la información tiene el poder. En consecuencia, saber y poder son las dos caras de una misma moneda.
  • Para Lyotard los datos y variables son esenciales para que pueda haber una mayor performatividad, y por ende se necesita de un sistema abierto que pueda estructurar las inestabilidades o incertidumbres al transformarlas en posibles variables.
  • Hay un lazo de similitud entre el tipo de lenguaje que llamamos ciencia y ese otro que llamamos ética y política: ambos proceden de la misma tradición occidental.
5. Otra parte de la obra de Lyotard publicada después de 1979.

Tildada de antropocéntrica por insistir en que el mundo es aquello que los individuos interpretan que es y no partiendo de lo que es realmente, decidiendo qué es real y que no y, arbitrariamente, ubicándose en un plano superior, la teoría de Lyotard se suma a la de otros pensadores importantes como Jean Baudrillard, Gilles Lipovestky, Gianni Vattimo, Jacques Derrida, Cornelius Castoriadis, Gilles Deleuze y Michel Foucault para conformar el cuerpo de lo que se ha llamado del movimiento filosófico posmodernista.

6. Portadas de las ediciones en inglés y español del libro de Hal Foster.

A lo expuesto por Lyotard en La condición posmoderna, replicó el filósofo alemán Jürgen Habermas, quien le respondió, primero, en una conferencia, “La modernidad: un proyecto incompleto” (1980) y, posteriormente, en un libro: El discurso filosófico de la modernidad (1985), originándose a partir de allí un importante debate que copó el interés de muchos estudiosos en la década de los 80, recogido de manera amplia en la recopilación hecha por Hal Foster que tituló The Anti-Aesthetic: Essays on Postmodern Culture (1983), traducido al español como La posmodernidad y publicado por Editorial Kairós en 1985, de particular interés para entender un fenómeno que tuvo importantes repercusiones en el mundo de la arquitectura. En tal sentido, de la edición de Foster, además de “La modernidad: un proyecto incompleto”, destaca el importante texto escrito por Kenneth Frampton «Hacia un regionalismo crítico: Seis puntos para una arquitectura de resistencia»

7. Primera y tercera ediciones en español del best-seller de Charles Jencks.

Acerca de si le correspondió a Lyotard acuñar el nombre de posmodernismo, como ya señalamos, existen claras evidencias de que ello no fue así. De hecho, el propio Lyotard ha manifestado haber tomado el término de la crítica arquitectónica para aplicarlo la condición contemporánea del saber. En tal sentido, no olvidemos que el best-seller The Lenguage of Post-Modern Architecture (traducido al español como El lenguaje de la Arquitectura posmoderna) de Charles Jencks ya había aparecido dos años antes que La condición posmoderna para recoger claras manifestaciones que decretaban, según su autor, la muerte definitiva del Movimiento Moderno convirtiéndose en puntas de lanza de un nuevo estilo y de otro planteamiento que le reabría las puertas a lo popular y a la historia, y que fue Jenks quien señaló que la palabra posmoderno empezó a utilizarse ampliamente en mundo del arte en 1976, siendo Nikolaus Pevsner en 1966 quien en “su ataque a los Antipioneros” utilizó el término por primera vez.

8. Dos textos fundamentales publicados en 1966 que remiten a los inicios de la posmodernidad en arquitectura.

Otros han convenido que en obras como Complejidad y contradicción en la arquitectura (Robert Venturi, 1966) y La arquitectura de la ciudad (Aldo Rossi, 1966) y un poco antes en la figura de Louis Kahn, se ubican tres referentes claros para detectar, particularmente en las dos primeras, cómo “Por primera vez vemos el proyecto de revisar el Movimiento Moderno desde una perspectiva que ya no está dentro del propio Movimiento Moderno”, en palabras de Alan Colquhoun, sin que por ello podamos tildarlas de posmodernas.

El tiempo ha demostrado que el pensamiento posmoderno ha tenido un calado mucho más profundo que el lenguaje promovido por Jencks, sin dejar por ello de reconocer que las perspectivas de la arquitectura se ampliaron y se diversificaron propiciándose a la vez un clima de creciente confusión donde «todo vale».

ACA

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Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 417

En el panorama de la arquitectura española del último cuarto del siglo XX, la revista Arquitecturas Bis (que estuvo acompañada del curioso subtítulo Información gráfica de actualidad) ocupó un destacadísimo lugar. Concebida en 1973 por el arquitecto Oriol Bohigas, la editora Rosa Regás y el diseñador Enric Satué como un medio independiente, la publicación circuló durante el período que abarca de 1974 a 1985, en medio del proceso de transición que condujo a España de la dictatura a la consolidación de la democracia después de la muerte de Franco en 1975.

1. Rosa Regás, Oriol Bohigas y Enric Satué.

Fue elaborada siempre en los talleres de La Gaya Ciencia, empresa editorial fundada por Regás en 1970, quien a su vez asumió la dirección. Contó, además, con un Consejo de Redacción de lujo que incluyó en un primer momento, además de a los arquitectos Oriol Bohigas, Federico Correa, Lluís Domènech, Rafael Moneo, Manuel de Solà-Morales y Helio Piñón, al historiador y crítico de arte Tomàs Llorens -entonces exiliado en Inglaterra- y al diseñador gráfico Enric Satué. Más adelante el grupo decidió incluir, por mediación de Bohigas, a Luis Peña Ganchegui a partir de 1977 y ese mismo año, por recomendación de Correa, al entonces estudiante Fernando Villavecchia quien fungió de secretario del Consejo y luego, ya graduado, como coordinador de contenidos.

Dos como mínimo son los aspectos que consolidaron la importancia y trascendencia de Arquitecturas Bis en el ámbito de las publicaciones periódicas de la época, diferenciándola del resto. El primero fue que se trató de una revista de autores y no de autor, para lo cual la conformación de su Consejo Editorial tuvo mucho que ver en el hecho de no contar con una marcada línea editorial tantas veces asociada a la figura de un único director. El segundo está relacionado con el innovador formato y diseño gráfico que la caracterizó, fiel reflejo de su espíritu diverso, independiente y carente de una estructura programática, que logró representar e interpretar críticamente, tanto a través del texto como de la imagen, las prácticas discursivas de la posmodernidad en la que también estuvo inmersa.

2. Portada y primera página del Índice de los números 1 a 52 de Arquitecturas Bis.

Objeto de estudio tanto por su forma como por su contenido, los 52 números de Arquitecturas Bis han permitido la gestación de numerosos artículos, investigaciones y trabajos académicos de los que es importante echar mano para conocer a fondo su repercusión en el tiempo. También la colección completa puede revisarse a través de un CD ROM editado por Faximil Edicions Digitals de Valencia (España) en 2004, con el auspicio de la Universidad Politécnica de Valencia y Colegio territorial de Arquitectos de Valencia, cuyos datos generales (índice por número, temático y por autores) pueden consultarse a través de https://issuu.com/faximil/docs/indexab1-52.

3. Dos revistas madrileñas independientes que precedieron a Arquitecturas Bis ambas desaparecidas. Izquierda: Nueva Forma, Nº 56, septiembre de 1970. Derecha: Hogar y Arquitectura, Nº 75, marzo-abril 1968.

Tomando como guía la tesis doctoral titulada “Otra Arquitecturas Bis. La aportación crítica de Madrid”, presentada por Alejandro Valdivieso Royo el año 2021 en la Universidad Politécnica de Madrid, claro ejemplo como su título refleja de las diversas vertientes que ofrece la revista para abrir sendas investigativas, vale la pena resaltar, en primer lugar, el rescate de lo disciplinar que se convirtió en eje transversal de quienes colaboraron en su realización desde el comienzo. También destacar el rol jugado por Arquitecturas Bis en el esfuerzo por llenar el vacío en forma y contenido, desde otro polo geográfico y cultural, dejado por las revistas madrileñas que en la década anterior fueron responsables de llevar adelante la discusión arquitectónica: Nueva Forma y Hogar y Arquitectura, cerradas en 1975 y 1977, respectivamente, a lo que se suma el cese en 1973 de Carlos de Miguel como director de Arquitectura, órgano de difusión del COAM.

Sin embargo, para comprender el proyecto editorial de Arquitecturas Bis, afirma Valdivieso, hay que entender, a su vez, su “carácter socialmente circunscrito al contexto barcelonés de la Transición, donde un insólito acoplamiento entre provincianismo y cosmopolitismo -que venía de lejos, mucho antes incluso del paso del realismo existencial de posguerra a las complejidades de la cultura pop- fue capaz de crear un contexto de mayor coherencia donde se produjo una marcada disolución de las hasta entonces estancas comunidades profesionales, es decir, la cohesión de toda élite”.

4. Portadas de los números 1, 2 y 3 de Arquitecturas Bis.

Así, tras la coincidencia en alejarse de las narrativas unívocas de la arquitectura moderna y de concebirla como un proceso orgánico que permite el crecimiento de sus propios fundamentos de manos de las nuevas generaciones, los contenidos que aparecieron en Arquitecturas Bis también fueron capaces de mostrar la compleja revisión disciplinar posmoderna conformando una línea que, además, puso en entredicho los postulados negacionistas experimentados en los años cincuenta logrando evidenciar, dentro de la diversidad de sus colaboraciones, una postura no militante que dejaba abierta a puerta acerca de si se estaba en presencia de una modernidad ya agotada o un proyecto por completar.

5. Portadas de los primeros números de dos revistas catalanas contemporáneas con Arquitecturas Bis. 2C Construcción de la Ciudad (otoño 1974) y Carrer de la Ciutat (noviembre 1977)

Lo cierto, como señala Valdivieso, es que “Arquitecturas Bis persiguió desde su primer número una ruptura con las prácticas del pasado, tanto en la forma de mirar, pensar, historiar y teorizar la arquitectura, como en la manera de hacerla llegar a sus lectores”, sin necesidad de apelar al compromiso ideológico que mostraban otras publicaciones catalanas de la época como 2C Construcción de la Ciudad (1974-1985) o Carrer de la Ciutat (1977- 1980), convirtiéndose en “signo de aquella sensibilidad inclusiva en un periodo plural de emergencia teórica”. Es por ello que “se prescindió deliberadamente de un editorial o una línea programática que, sumado a las saludables divergencias de su heterogéneo Consejo de Redacción, terminó por reflejar que la no prevalencia de un único tema -o un único punto de vista- caracterizó un periodo plural que de manera imprecisa se ha denominado posmodernidad. Una ruptura ideológica que aún hoy contamina todo aquel debate que habla de la arquitectura posmoderna en términos estrictamente estilísticos y no discursivos”.

6. Portadas de dos revistas que nivel internacional mostraban intereses similares a los de Arquitecturas Bis. Oppositions, nº 22 (Otoño 1980) y Lotus International, nº 40 (1983)

Por otro lado, señalará Valdivieso, “a pesar de que Arquitecturas Bis nace en un periodo de emergencia teórica en el que las ideas parecían querer reemplazar a los edificios, y si bien otras publicaciones hermanas como Oppositions desde Nueva York o la renovada Lotus International desde Milán habían mostrado un fervor militante por la teoría, la revista barcelonesa … practicó una teoría donde la referencia (la obra, el edificio), más allá de desaparecer, se destaca. (…) Todo ello sin menoscabo de las influencias procedentes de la semiótica (o de la semiología, según su ascendencia), de la crítica social o de la crítica literaria y de historiadores que habían hecho de ésta última el argumento principal de algunos de sus trabajos”.

7. Portadas de los números 8, 9 y 10 de Arquitecturas Bis.

Sobre el importante peso que para la publicación periódica tuvo su diseño gráfico, hasta el punto de convertirse en un sello distintivo, Enric Satué, que participaba de las decisiones editoriales del Consejo de Redacción, llegó a construir lo que podría denominarse un “objeto-revista” que evitó en todo momento disociar la forma del contenido. Dicho en otras palabras: “Arquitecturas Bis guardaba una semejanza con la arquitectura que encarnaba, arraigada en la batalla entre la autonomía y la heteronomía, representando e interpretando genuinamente las prácticas discursivas de la posmodernidad -fragmentación, agregación, ensamblaje, referencia histórica-…”, dirá Valdivieso.

Es de boca del propio Satué, quien esperó hasta el último número, el 52, de diciembre de 1985, para escribir “UN FORMATO. El diseño de Arquitecturas Bis” y así explicitar tan importante tema, de quien hemos podido saber que en 1973, en un panorama de revistas internacionales de arquitectura en pleno apogeo, tuvo que asumir que “la única expectativa de éxito en la formalización de una nueva publicación independiente y con muy escasos recursos económicos consistía, por lo visto, en adoptar un planteamiento de diseño experimental y evitar con ello el más leve roce (es decir, semejanza) con las revistas ya acreditadas”.

8. Artículo de Enric Satué, diseñador gráfico de Arquitecturas Bis y portada del nº 52 (final extraordinario), diciembre 1985, en el que apareció.

De allí que, debiendo renunciar a muchas de las ventajas formales que proveía un holgado presupuesto, se apostó por proponer un nuevo formato alejado de lo convencionalmente asumido en el medio editorial, explorando una dimensión inédita en las revistas de arquitectura: la altura. De esta forma, “de acuerdo con las características físicas que determinaban el producto (papel modesto e impresión a una tinta), el formato alargado permitía trabajar en una línea más parecida a los periódicos que a las revistas”, precisará Satué.

La verticalidad, “ritmo compositivo fundamental en arquitectura”, traducida a un tamaño de 230 x 395 mm (con una caja total de 190 x 353 mm), que traía consigo una serie de ventajas para la publicación de fotografías y su juego con los textos, se convertiría en el patrón de identidad del producto junto al manejo del nombre y su tipografía. A diferencia del exceso de diseño de tipos de alfabetos que predominaban en la época, Satué recurrió a combinar la vulgar Times para los textos (como hacían todos los diarios) y la convencional Helvética (de todas las revistas de arquitectura) para los titulares, aprovechándose ésta última fuente, “subrayándolo con el arcaísmo novecentista de la V por la U”, para componer la palabra ARQVITECTVRAS en rojo y en negritas (convertido así en logotipo), al que se le incrustaba la numeración del ejemplar correspondiente en negro, colocando el BIS en cursiva en una segunda línea, acompañado con discreción de la fecha (a la izquierda) y la frase “Información gráfica de actualidad” a la derecha, ambas en cursivas.

9. Portadas de los números 21, 22 y 23 de Arquitecturas Bis.

Si la numeración iba recorriendo de izquierda a derecha el logo salida tras salida, todo el cuerpo identificatorio, en la medida que transcurría el tiempo, lo fue haciendo de arriba abajo a lo largo de la verticalidad de las primeras páginas con ligeras modificaciones cuando se trataba de números dobles. Esto fue así desde la salida hasta que en el número 34 (mayo/diciembre 1980) se fija el cuerpo identitario al lado izquierdo a lo largo del eje vertical para ser leído de abajo a arriba el cual solo comenzará a desplazarse de izquierda a derecha a partir del número 44, recortándose y alejándose del borde inferior en los números 50, 51 y 52.

Sólo a modo de repaso, valga decir que el primer ejemplar de Arquitecturas Bis (mayo 1974) recogió en su portada (que ilustra nuestra postal del día de hoy) la nota “El neorracionalismo se viste de sport. LA OBRA DE RICHADR MEIER EN BRONX” firmada por David Mackay y Roger Sherwood y otra de carácter luctuoso (sin firma) que anuncia que “LOUIS KAHN HA MUERTO” hecho acaecido el 17 de marzo de aquel año. En una larga y estrecha franja al lado izquierdo se informa sobre la editorial y su dirección; se presenta al Consejo de Redacción y demás créditos, aprovechándose el espacio para incluir el precio del ejemplar y comentar dos fotos asociadas al fallecimiento de Kahn.

10. Índice del nº 1 de Arquitecturas Bis.

El primer número, de 36 páginas, incorporó, además, los textos “¿Existe una arquitectura sin significado?” de Lluís Domènech; “Lo paupérrimos museos españoles van a gastar dinero en anuncios inútiles” de O.B.; “El Modernisme y la arquitectura española del siglo XIX: Textos sobre el Modernisme” de Oriol Bohigas; “Arquitectura del siglo XIX en Madrid, Valencia y Mallorca” de Rafael Moneo; “Enfrentamiento a Gaudí” de Lluís Domènech; “Il Giardinetto de Correa-Milá” de Rafael Moneo; “Montblanc: Los fantasmas de la muralla” de Manuel de Solá-Morales; “Magnificent intentions” de Suzanne Stephens; “Conversación con Alejandro de la Sota desde su propio arresto domiciliario” de Mariano Bayó; “Impresiones de un arquitecto catalán en una primera visita a Brasil” de Federico Correa; y “Tumba de asfalto para Mackintosh” de J.U.

Al igual que el nº 1 el 34, el 35 y el 45 tuvieron 36 páginas siendo la cifra más repetida la de 32, hasta 21 veces. Los ejemplares más voluminosos fueron el 23-24 y el 36-37 ambos de 64 páginas. El nº 52 con el que se cerró la aparición de la revista tuvo carácter de «final extraordinario» y contó con 48 páginas siendo de los números sencillo el más corpulento.

En cuanto a participaciones, las firmas que más veces se registraron en Arquitecturas Bis fueron las de Oriol Bohigas (40), Helio Piñón (28), Lluís Domènech (19), Rafael Moneo (16), Manuel de Solá-Morales (15), Federico Correa (10), Tomás Llorens (8), Ignacio de Solá-Morales (8) y Maite Muñoz (5).

11. Índice del nº 52 (final extraordinario) de Arquitecturas Bis.

El índice temático ya señalado al comienzo de la nota contenido en el CD ROM citado se organizó con base en los siguientes ítems: actualidad, historia, teoría y crítica, comentario de textos, arquitectos y obras y libros reseñados, lo cual habla a las claras de los intereses que guiaban a la redacción.

12. Portadas de los números 30-31, 32-33 y 34 de Arquitecturas Bis. El 34 marcó el inicio de lo que Satué definió como «segunda etapa gráfica)

Con respecto a su periodicidad, tal y como ocurre comúnmente con las publicaciones de este tipo, Arquitecturas Bis fluctuó de un comportamiento que fue desde el bimestral, al semestral pasando por el trimestral y el cuatrimestral. Sin embargo, podríamos decir que se editaron en promedio 4 o 5 números al año durante sus casi 11 de existencia.

13. Portadas de los nº 1 de dos de las revistas que Satué menciona dentro del grupo que siguieron las pautas de carácter, diseño y formato impuesta por Arquitecturas Bis. Izquierda: Skyline. The New York Arquitectural and Design Calendar (abril 1978) diseñada por Massimo Vignelli, al igual que Oppositions, para el Institute for Architecture and Urban Studies (IAUS). Derecha ARQ (noviembre 1980), Escuela de Arquitectura de la Pontificio Universidad Católica de Chile.

Ya para cerrar quizás valga la pena volver a seguir a Satué, quien en el mismo artículo que hemos citado reconoce que para el cierre de su periplo en 1985, si bien Arquitecturas Bis en sus inicios fue todo un suceso editorial en cuanto experimentación e innovación en el diseño, con el transcurrir del tiempo ya había dejado de tener el impacto inicial. En tal sentido confiesa: “Hoy el formato acentuadamente vertical, el referente pseudoperiodístico y, en ocasiones, el uso del rojo y el negro en la primera página, la Helvética u otro tipo convencional cualquiera para el diseño de logotipos o bien el protagonismo visual del número de orden, no constituyen novedad alguna en este sector”. Luego de señalar numerosos ejemplos que asimilaron las novedades que en su tiempo impulsó Arquitecturas Bis (recogidos en la portada del nº 52) y de congratularse por ello, Satué concluirá diciendo: “La generosa moraleja que parece desprenderse de esta intangible epopeya gráfica es que, nacida en su tiempo con el deseo de no parecerse a ninguna otra, Arquitecturas Bis se detiene hoy autocomplacida de ver perpetuada su imagen, en mayor o menos medida, en otras revistas, herederas, al menos, de su fisonomía”.

14. Portadas de los tres números 50, 51 y 52 (final extraordinario) de Arquitecturas Bis.

La otra moraleja, proveniente de evaluar el peso de los contenidos publicados, de la apertura conducente a abrir el debate sin inhibiciones y como consecuencia la de convertirse en referencia de cómo enfocar lo disciplinar desde la propia arquitectura, permanece como experiencia que difícilmente podrá ser igualada.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, 6 y 13. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

2, 10 y 11. Arquitecturas Bis: Índices de los números 1 al 52 (https://issuu.com/faximil/docs/indexab1-52)

3. Nueva forma. Arquitectura, urbanismo, diseño, ambiente, arte (https://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?codigo=8819) ; y Hogar y Arquitectura 75 (https://es.scribd.com/document/371469567/Hogar-y-Arquitectura-75)

4, 7, 9, 12 y 14. Alejandro Valdivieso Royo. Otra Arquitecturas Bis. La aportación crítica de Madrid (2021) (https://oa.upm.es/69590/1/ALEJANDRO_VALDIVIESO_ROYO_01.pdf)

5. 2C. Construcción de la ciudad. Número 1. Febrero 1975. Stirling (https://issuu.com/faximil/docs/1975-2c-01); y VEREDES Arquitectura y Divulgación (https://veredes.es/blog/coleccion-completa-de-revista-carrer-de-la-ciutat/)

8. Un formato: El diseño de Arquitecturas Bis (https://issuu.com/faximil/docs/1985-52-02); y Alejandro Valdivieso Royo. Otra Arquitecturas Bis. La aportación crítica de Madrid (2021) (https://oa.upm.es/69590/1/ALEJANDRO_VALDIVIESO_ROYO_01.pdf)

LAS PUBLICACIONES DE EDICIONES FAU UCV

Metarquitectura

La agenda conceptual y discursiva en la era posmoderna

José Humberto Gómez

Ediciones FAU UCV/TAU

2021

Metarquitectura. La agenda conceptual y discursiva en la era posmoderna de José Humberto Gómez, es el más reciente libro publicado por el sello Ediciones FAU UCV. Como su autor indica desde el mismo primer párrafo del “Introito” que lo abre, el texto tiene como detonante el hecho de que durante sus tres décadas dedicadas al campo de la arquitectura, como estudiante y docente, ha sido recurrentemente testigo de “la incapacidad o incomodidad de responder clara y solventemente cuando se nos interroga acerca del marco conceptual o la fundamentación teórica asociados a nuestro proyecto”.

Con base en ofrecer caminos y luces para la consolidación de una formación más sólida en aspectos teóricos que permitan superar la deficiencia detectada, Gómez encuentra en Ludovico Quaroni,  y muy particularmente en Proyectar un edificio, ocho lecciones de arquitectura (1980), la clave para  para emprender su tarea y para titular el libro.

Así, es en aquello que el teórico italiano denomina como “metaproyectación” o en otras palabras al acto de “proyectar el proyecto”, utilizada “para referirse a aquella instancia del proyecto en la que el conjunto de sus operaciones se anticipan y ordenan en conformidad con una idea o doctrina unificadora, con la intención de ejercer el control general de los procesos ulteriores”, donde Gómez ve la posibilidad de  comenzar a hablar de una “arquitectura de la arquitectura … un proyecto dentro de otro… una esfera intangible del proyecto desde la cual se podrán explicar ciertas lógicas operativas, estructurales y formales”. De aquí a la denominación “metarquitectura” sólo hay un paso, así como a la posibilidad de convertir en objeto de estudio el campo conceptual y discursivo que abarca la compleja y diversa era posmoderna, en la cual indefectiblemente Gómez se halla inmerso.

1.Página del Índice (o Agenda) de Metarquitectura. La agenda conceptual y discursiva en la era posmoderna.

Por un lado convencido de que es viable “establecer los supuestos epistemológicos que pueden, según el caso, explicar o incidir en las operaciones del proyecto” y, por el otro, confiado de “la existencia de la dimensión conceptual y discursiva que, sin abrirse por completo al escrutinio de la razón o elevarse al plano de lo indiscutible, ciertamente es una opción que muchos arquitectos prefieren ante el riesgo de la inmediatez”, Gómez se distanciará de posturas como la de Helio Piñón que consideran la creación como acto sintético que “instala una legalidad singular y autónoma en la obra de arquitectura” y, por ende, niegan la existencia de una instancia discursiva reguladora del proyecto.

Más allá de este debate que no tiene visos de solución, es indudable que durante las seis décadas contadas a partir de la posguerra se ha podido encontrar que la disciplina ha generado un sinfín de doctrinas que han intentado revelar su base epistemológica. Y es justamente apuntando a mostrar los principales paradigmas del pensamiento de la era posmoderna hacia donde apunta el trabajo publicado por Gómez.

“Nuestro principal objetivo…, no tiene que ver con demostrar la existencia de aquello sobre lo que razonablemente se puede dudar. Preferimos remitirnos a las evidencias, a las declaraciones de algunos de los protagonistas que han edificado la propia narrativa sobre el tema. Sus ideas están allí, al alcance de todos para su libre lectura y análisis. Así las cosas, con Metarquitectura nos adentramos propiamente en el terreno de la posmodernidad, la era de los grandes relatos o metadiscursos, las intertextualidades, las transdisciplinariedades, el mundo de las referencias, analogías, metáforas o metonimias que arribaron para dar inicio a la etapa de la arquitectura posfuncional”, expondrá Gómez.

2. Dos de los dibujos elaborados por José Humberto Gómez que ilustran las páginas interiores de Metarquitectura.

Convirtiendo, pues, en objeto de estudio un período plagado de corrientes que han intentado desplazar tanto la historiografía como la narrativa moderna, Gómez apuesta a mostrar sus manifestaciones más palpables develando sus nudos teóricos fundamentales como creyente que es de la teoría de la arquitectura entendida como práctica de mediación.

Textos, autores y comentaristas van apareciendo en el libro junto a desplazamientos que van del marxismo y la semiótica hasta el posestructuralismo y la deconstrucción, demostrando de parte de Gómez una importante acuciosidad en su tratamiento y la no muy frecuente habilidad de explicar temas complejos y opacos de manera sencilla y muy didáctica. Pone ante nuestros ojos la manera cómo “la función mediadora de la teoría posmoderna de la arquitectura establece alianzas y puntos en común inadvertidos entre diferentes realidades que se pensaba que pertenecían a las afueras de la disciplina”.

3. Dos de los dibujos elaborados por José Humberto Gómez que ilustran las páginas interiores de Metarquitectura.

Más allá del “Introito” que sintetiza y aclara en buena medida los planteamientos conceptuales que lo soportan, Metarquitectura está dividido en tres partes con objetivos particulares pero dependientes entre sí. La primera, denominada “Hombros posmodernos” se esfuerza por “presentar la topografía del intrincado paisaje teórico dominante en la era posmoderna”; la segunda que lleva por nombre “Útiles” busca “definir las nociones fundamentales para enfrentar y sostener el hilo discursivo y filosófico de esta revisión; “la tercera parte y la más extensa ’60 años de paradigmas’, es propiamente la reconstrucción cronológica de las principales líneas doctrinarias que fueron emergiendo en nuestra narrativa desde la posguerra hasta nuestros días, a partir del comentario sucinto tanto de una selección de autores y textos originarios como de comentaristas”.

El libro, impreso en papel bond en los talleres de Impresos Cosmoprint C.A. en septiembre de 2021, tiene un formato de 21 x 21 cms. Además de los textos, José Humberto Gómez es el autor de las ilustraciones que lo acompañan las cuales fueron digitalizadas por Marlys Uzcátegui. El diseño gráfico estuvo a cargo de Sergio Fernández Orta y las correcciones las realizó Ana García Julio.

Metarquitectura, como ya se insinuó, forma parte de la etapa más reciente que transita Ediciones FAU UCV, caracterizada por dar salida a productos propios de su perfil en una fórmula de ganar-ganar, que involucra la participación directa de los autores en el financiamiento de buena parte de la cadena de producción, pero sobre todo en la impresión, a cambio de obtener el aval de un sello de prestigio académico, lo cual le ha permitido abrir un nicho de sobrevivencia.

4. Dos de los dibujos elaborados por José Humberto Gómez que ilustran las páginas interiores de Metarquitectura.

Por otra parte, cabe destacar que José Humberto Gómez es arquitecto egresado de la Universidad Simón Bolívar (1993), MSc. en Diseño Urbano del Instituto de Urbanismo (2005) y Doctor en Arquitectura de la FAU UCV (2019), docente e investigador de la EACRV de la FAU UCV desde el año 2000 y actualmente Director de la Escuela de Arquitectura en Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

Para Gómez, Metarquitectura. La agenda conceptual y discursiva de la era posmoderna, sin pretender convertirse en una antología definitiva sino más bien en “un repaso cartográfico para organizar algunas líneas del pensamiento arquitectónico que han sido consideradas trascendentes en este período”, busca mediante su lectura “aclarar algunas nociones espesas de la era en cuestión y, si es posible, comprender mejor el orden de los acontecimientos de ese período y las relaciones teoréticas que de allí se desprenden necesariamente” pudiendo verse, no sólo “como una cordial invitación a acercarse a la obra de ciertos autores sino a pensar con ellos, a cuestionarlos, interrogarlos y, sobre todo, a preguntarnos: ¿cuánto de aquello, después de todo, habita aún en nosotros?”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. José Humberto Gómez. Metarquitectura. La agenda conceptual y discursiva de la era posmoderna (2021)