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1. De izquierda a derecha: Josep Lluis Sert, Fernand Léger y Sigfried Giedion.

80 años de la publicación de “Nueve puntos sobre monumentalidad”.

A finales de la Segunda Guerra Mundial (1943) un arquitecto catalán, un pintor francés y un crítico e historiador suizo, coinciden en Nueva York para dar cuerpo a un breve escrito, redactado a modo de manifiesto, que recogió un sentir y propuso la manera de canalizar una inquietud latente durante mucho tiempo dentro del desarrollo de la arquitectura del Movimiento Moderno: la capacidad de incorporar la monumentalidad como categoría a ser considerada por los edificios o conjuntos urbanos desde allí gestados.

2. Izquierda: Portada de Memorials that Live, publicado por la American Commission for Living War Memorials en 1944. Derecha: Paul Ludwig Troost. Haus der Deutschen Kunst (Casa del Arte Alemán) en Münich (1933-37)

En momentos en que los postulados canónicos de la modernidad ya estaban dando síntomas de agotamiento, en que se había impuesto como una clara deformación el Estilo Internacional, en que los Estados Unidos habían asumido el liderazgo del debate en cuanto a la relación que podría establecerse entre arquitectura y conmemoración, y en el que se empiezan a formular preguntas acerca  de ¿por qué a la gente no le gustan y qué está mal en las ciudades?, Josep Lluis Sert (Barcelona 1902, Barcelona 1983), Fernand Léger (Argentan 1881, Gif-sur-Yvette 1955) y Sigfried Giedion (Praga 1888, Zurich 1968) postulan 9 puntos que le abren la puerta a una nueva manera de entender lo monumental donde los objetos arquitectónicos y los espacios públicos pudiesen colaborar a desarrollar sentimientos de arraigo a las comunidades para las que estuviesen dirigidos.

3. Vista y carátula del libro The culture of cities de Lewis Mumford (1938) y primera página del texto “The death of the monument” (1937) allí
incorporado.

Ubicándose desde otra perspectiva con respecto a lo señalado en 1937 con relación al tema por el historiador y urbanista estadounidense Lewis Mumford (1895-1990), quien a través del artículo “The death of the monument” (“La muerte del monumento”), incorporado al año siguiente (1938) dentro de su influyente libro The Culture of Cities, había sentenciado que “La misma noción de monumento moderno es una contradicción en sus términos: si es un monumento, no puede ser moderno, y si es moderno, no puede ser un monumento”, Sert, Léger y Giedion apelando a la misma autoridad con que Mumford consideraba incompatible modernidad y monumentalidad, encontrarán un resquicio para afirmar: “Los monumentos son expresión de las más altas necesidades culturales del hombre. Están destinados a satisfacer el ansia eterna del pueblo por traducir en símbolos su fuerza colectiva. Los monumentos realmente vivientes son los que dan expresión a esa fuerza colectiva”.

4. Ilustraciones de Osbert Lancaster del concepto de monumentalidad en la Alemania nazi y en la URSS estalinista, 1938. Incluidas en Sigfried Giedion, “The Need for a New Monumentality”, tal y como fue publicado en Architecture you and me: The diary of a development (1958).

La declaración, muy alejada de la asociación que Mumford hacía de monumento con estatismo y muerte, como un elemento opuesto a la vitalidad, flexibilidad y renovación propios de la dinámica urbana, reclamaba para la arquitectura moderna la posibilidad de transmitir aspectos simbólicos, en lugar de limitarse a resolver problemas funcionales y exponía que el academicismo del siglo XIX se había apropiado de las formas de la arquitectura clásica para recrear una monumentalidad carente de significado que sólo podía ser calificada de “pseudo-monumentalidad”. Así, la “nueva monumentalidad” se podía asumir como un paso más en la evolución lógica del lenguaje de la modernidad, que permitiría abordar la realización de nuevos programas como museos, teatros, universidades, iglesias o salas de conciertos, programas que había que rescatar definitivamente de las soluciones academicistas por las que el habitante común había desarrollado una falsa preferencia, con la clara intención de despertar su gusto por la estética moderna.

5. Josep Lluis Sert. Diagrama incluido en “The Human Scale in City Planning” (dentro de la publiacación New Architecture and City
Planning
), en el que la banda central se define como centro cívico.

Convertidos en el escenario de la vida colectiva de la gente, donde se desarrollarían los episodios lúdicos de la comunidad, aunque no se dijera de manera explícita, los centros cívicos, considerados como los recintos donde se podía desarrollar la “nueva monumentalidad” eran, además, el espacio natural para las instituciones democráticas, y en ellos se debía producir la formación del individuo en los valores que la democracia implica. Ámbitos y no objetos reclama en particular Sert siendo siempre muy cuidadoso en no promover la réplica de aquello a lo cual se enfrentaba o, en otras palabras, un nuevo academicismo.

6. De izquierda a derecha, ediciones alemana (1956), inglesa (1958) y castellana (1957) de Arquitectura y comunidad.

El texto “Nueve puntos sobre monumentalidad” demoró 13 años en aparecer publicado de manera masiva. Es sólo en 1956 cuando verá la luz al ser incorporado como parte del capítulo 2 del libro de Sigfried Giedion Architektur und gemeinschaft (traducido en 1958 al inglés como Architecture you and me y al español como Arquitectura y comunidad en 1957).

7. Izquierda: Carátula del libro producto del simposio New architecture and city planning organizado en 1944. Derecha:
Ilustración del artículo de Louis Kahn “Monumentality”, tal y como fue publicada en el libro.

Sin embargo, en ese intervalo, Giedion quien asumió con ahínco la responsabilidad de dar difusión a las ideas allí contenidas, no perdió tiempo en hacerlo por otras vías. En tal sentido, se registra como primer paso su participación en el simposio New architecture and city planning organizado en 1944 bajo la coordinación de Paul Zucker en Nueva York, donde presentó la muy difundida ponencia titulada “The need for a new monumentality” (“La necesidad de una nueva monumentalidad”), que luego será también incorporada a Arquitectura y comunidad como preámbulo al manifiesto. Otros participantes en el evento, en el que se buscaba responder preguntas como ¿tenemos una nueva concepción de las ciudades? o ¿hay formas de hacer que las ciudades sean lugares mejores y más saludables para vivir?, que dio pie a una publicación de 694 páginas, serían George Nelson (“Stylistic trends in contemporary architecture”), Louis Kahn (“Monumentality”) o José Luis Sert (“The Human Scale in City Planning”). Cabe añadir que, más allá de la de Sert, la coincidencia de Kahn (a su manera) con los planteamientos expresados en el manifiesto era plena.

8. Anuncio del simposio In Search of a New Monumentality e índice del nº 104 de The Architectural Rewiew.

“The need for a new monumentality” le servirá a Giedion, también, para dictar una conferencia magistral en el Royal Institute of British Architects en 1946. Dos años más tarde, su insistencia en la necesidad de ventilar el tema dará pie a otro simposio titulado In Search of a New Monumentality (1948) organizado por los editores de The Architectural Review -recogido como un capítulo completo del nº 104, agosto de 1948, de la revista- donde además de Giedion, participaron ponentes de la talla de Gregor Paulsson, Henry-Russell Hitchcock, William Holford, Walter Gropius, Lucio Costa y Alfred Roth. Allí cada uno expuso su particular visión sobre el significado de “nueva monumentalidad” y su posible encaje dentro del panorama internacional de la disciplina en aquel instante. Solo Paulsson se colocará, como ya lo había anticipado Mumford, en la acera opuesta con respecto a su aceptación del término

9. Izquierda: Axonometría del proyecto presentado al concurso del Palacio de la Sociedad de Naciones en Ginebra por Le Corbusier y Pierre Jeanneret (1927). Derecha: Ministerio de Educación y Salud de Rio de Janeiro (1936-1943) de Lúcio Costa en colaboración con Oscar Niemeyer, Affonso Reidy, Carlos Leão, Ernani Vasconcelos y Jorge Machado Moreira que contó con la asesoría de Le Corbusier.

El intervalo entre 1943 y 1956 también le permitió a Giedion ampliar la mirada y encontrar apoyo a sus argumentos en proyectos como el presentado por Le Corbusier y Pierre Jeanneret para el concurso del Palacio de la Sociedad de Naciones en Ginebra (1927) u obras como el Ministerio de Educación y Salud de Rio de Janeiro (1936-1943) de Lúcio Costa en colaboración con Oscar Niemeyer, Affonso Reidy, Carlos Leão, Ernani Vasconcelos y Jorge Machado Moreira que contó con la asesoría de Le Corbusier (incluidos ya en 1944 en la publicación de “The need for a new monumentality”), o la Ciudad Universitaria de Caracas de Carlos Raúl Villanueva donde para 1953 se había construido el Conjunto Central y había cristalizado otro ideal planteado en el manifiesto: la integración de las artes.

10. Carátulas de dos libros publicados por Sigfried Giedion (izquierda) y Josep Lluis Sert (derecha) en 1941.

Giedion, curiosamente, había publicado dos años antes de la redacción de “Nueve puntos sobre monumentalidad” su célebre libro Espacio, tiempo y arquitectura (1941), exaltación del período heroico del Movimiento Moderno y, por ende, del “maquinismo” impulsado por algunas de sus figuras, postura que a partir de 1943 y en futuras reediciones tenderá a matizar en busca de mostrar un mínimo de coherencia con la nueva mirada de la modernidad que estaba propiciando.

También de 1941 será el libro Can our Cities Survive? de Josep Lluis Sert, un resumen documentado de las propuestas urbanas fundamentales de los CIAM que introdujo en América los postulados de la organización europea y sirvió de punto de partida para otras obras similares. De allí que Sert, Léger y Giedion, formularan sus “Nueve puntos sobre monumentalidad”, predestinados a convertirse en sumario del octavo CIAM, finalmente dedicado a The heart of the city. (subtitulado Towards the Humanisation of Urban Life), que se celebraría en 1951 en la ciudad inglesa de Hoddesdon y con ello, sin necesariamente proponérselo, acelerar el desmoronamiento de la línea dura que desde un principio controló dichos encuentros.
En resumen, la “nueva monumentalidad”, desmontando los conceptos básicos y recursos formales de la arquitectura moderna -expresividad por negación, ausencia de carácter, búsqueda de prototipos, ahistoricismo, voluntad de ruptura de las convenciones, defensa de la cubierta plana- comprobará que yendo más allá de la precisión técnica y funcional del objeto el mismo podía ser instrumento de intenciones estéticas.

Abrirá también la oportunidad para que aparezcan posturas como la de Ernesto N. Rogers quien incluirá en su discurso teórico temas como la tradición y las preexistencias ambientales, exponiendo sin inhibiciones la posibilidad de que lo moderno se exprese ya no por negación sino por voluntad propia y de que la arquitectura que de allí se derive posea carácter.

11. Arriba: Plano de conjunto del Centro Gubernamental e imagen de la Asamblea de Chandigarh.
Centro izquierda: Asamblea Nacional de Bangladesh. Centro derecha: Plaza de los tres poderes de Brasilia.
Abajo izquierda: Conjunto central de la Ciudad Universitaria de Caracas. Abajo derecha: Ópera de Sydney.

Llegado el momento y por sólo mencionar algunos ejemplos relevantes, Le Corbusier proyectará Chandigarh (1951-1963), Louis Kahn hará acto de presencia en Daka diseñando la Asamblea Nacional de Bangladesh (1961-1981), Lucio Costa y Oscar Niemayer serán protagonistas de la construcción de Brasilia (1956-1960) y Jørn Utzon verá levantarse la Ópera de Sydney (1959-1973), demostraciones fehacientes de que la “nueva monumentalidad” había llegado para quedarse.

“Nueve puntos sobre monumentalidad”, importante texto que brevemente hemos intentado contextualizar, nos ha parecido pertinente publicarlo a continuación a 80 años de su aparición con la finalidad de que nuestros lectores lo aprovechen al máximo. Contamos con que así sea.

Referencias

Cachorro Fernández, Emilio, » ‘Nine points on monumentality’: un manifiesto para la reactivación urbana Contemporánea», en URBS. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales. Volumen 5, número 2, 2015.

Cachorro Fernández, Emilio, “Hacia una nueva monumentalidad. Revisión moderna de su simbolismo arquitectónico”, en Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte, núm. 16, enero-diciembre, 2017.

Molina Iniesta, Mariano, “El debate sobre la monumentalidad en las postrimerías Segunda Guerra Mundial” (capítulo 3, subcapítulo 3.1), en La idea de Monumentalidad en la Segunda Posguerra: Debates y Propuestas, Tesis doctoral, UPM, 2015.

Montaner, Josep María, “La expresión en la arquitectura después del Movimiento Moderno”, en La modernidad superada. Ensayos sobre arquitectura contemporánea, Barcelona, Gustavo Gili, 1997.

12. Izquierda: Frank Lloyd Wright. Edificio Johnson Wax, Wisconsin (1936-1939). Derecha: Eero Saarinen. Arco Gateway, St. Louis (1947-1968)

Nueve puntos sobre monumentalidad

Josep Lluís Sert, Fernand Léger y Sigfried Giedion

“…Je donnerai Versailles,

Paris et Saint-Denis,

Les tours de Notre Dame,

Le clocher de mon pays…”

Según la antigua canción francesa

Auprès de ma blonde.

1. Los monumentos constituyen piedras miliares, en las que los hombres crearon símbolos para sus ideales, sus objetivos y sus actividades. Están destinados a sobrevivir a la época en que surgieron, son un legado para las futuras generaciones. Forman un vínculo entre el pasado y el porvenir.

2. Los monumentos son expresión de las más altas necesidades culturales del hombre. Están destinados a satisfacer el ansia eterna del pueblo por traducir en símbolos su fuerza colectiva. Los monumentos realmente vivientes son los que dan expresión a esa fuerza colectiva.

3. Toda época pretérita señalada por una verdadera vida cultural poseyó la fuerza y la capacidad para crear tales símbolos. Por consiguiente, los monumentos sólo son posibles en épocas en las que hayan surgido una conciencia y una cultura unificadoras. Las épocas que se agotaron en la vida y el afán de cada día no fueron capaces de erigir monumentos realmente perdurables.

4. Los últimos cien años fueron testigos de la desvalorización de la monumentalidad. No quiere decirse con ello que faltaran monumentos, menos todavía ejemplos arquitectónicos que pretendieran servir dicha finalidad. Pero los así llamados monumentos de un pasado reciente se revelan –salvo escasas excepciones– como cáscaras vacías. En manera alguna contienen el espíritu o el sentir colectivo de la época moderna.

5. La decadencia y el empleo indebido de la monumentalidad es el motivo principal por el cual los arquitectos de hoy desconfían de los monumentos.

Fue necesario que, como la pintura y la escultura modernas, también la arquitectura de hoy recorriera un camino difícil. Comenzó por solucionar los problemas más simples, por edificios de utilidad práctica, como habitaciones para el mínimo existencial, escuelas, oficinas u hospitales. Pero los arquitectos actuales han llegado al convencimiento de que los edificios no pueden concebirse como unidades aisladas: por el contrario, deben ordenarse dentro de una planificación edilicia más amplia. Entre la arquitectura y la planificación de ciudades no existen fronteras, como tampoco las hay entre la ciudad y la región que la rodea. Entre ambas debe existir una recíproca relación. En tales planes más amplios, son los monumentos los que proveen los acentos peculiares.

6. Nos hallamos ante una nueva etapa de la evolución. Las transformaciones de posguerra en la estructura económica total de los países habrán de entrañar la reorganización de la vida comunal dentro de la ciudad, un aspecto que hasta hoy fue descuidado.

7. De los edificios destinados a su sensibilidad social y a su vida comunal, el pueblo anhela algo más que una mera satisfacción funcional. Desea que en ellos se tenga en cuenta su ansia de monumentalidad, de alegría y de íntima exaltación.
Puede llegarse a dar cumplimiento a estas exigencias merced a los nuevos medios de expresión que tenemos a nuestro alcance, pero el problema está lejos de ser fácil.

Antes deben tomarse en cuenta los puntos siguientes: Un monumento en el que se aúnan los esfuerzos del arquitecto, el pintor, el escultor y el planeador regional, exige la estrecha colaboración de todos los que intervienen. Es esta colaboración la que se echa de menos desde hace más de cien años. La inmensa mayoría de los arquitectos modernos no ha sido preparada aún para esta especie de creación integral. Jamás se les confió el problema de una construcción monumental. Los que gobiernan al pueblo y representan sus intereses, sin desconocerles a muchos de ellos brillantes dotes dentro de su esfera, son desde el punto de vista artístico representantes del gusto dominante. Tal como el hombre de la calle, también ellos padecen de la frecuente escisión entre los métodos del pensamiento y los métodos del sentir. Por desgracia, en la mayoría de los políticos y funcionarios el sentimiento está sin educar, y sigue empapado de los seudoidilios del siglo XIX. Por esa razón son incapaces de reconocer las fuerzas creadoras de nuestra época, las únicas que podrían proyectar monumentos y edificios públicos en los que, en nuestros centros comunales, se reflejara la expresión creadora de nuestra época.

8. La situación de los monumentos debe ser planificada. Ello será posible cuando se emprenda con energía una nueva planificación de los puntos centrales de nuestras ciudades, para permitir la aparición de espacios abiertos en el caos que son hoy nuestros centros. En tales espacios abiertos hallará la arquitectura monumental el lugar que le corresponde. Entonces podrán expandirse los edificios monumentales: porque así como los árboles y las plantas, tampoco ellos pueden apiñarse en un mismo lugar. Sólo entonces podrán levantarse nuevos centros comunales.

9. Tenemos a nuestra disposición materiales modernos y nuevas posibilidades técnicas. Nuevas construcciones y materiales de diversos tipos esperan el momento de ser empleados.

Los elementos móviles pueden modificar substancialmente el aspecto de los edificios. Tales elementos móviles arrojan sombras siempre renovadas, apenas los pone en movimiento el viento o algún dispositivo mecánico y pueden convertirse en fuente de novedosos efectos arquitectónicos.

Durante la noche, es posible proyectar formas y colores sobre superficies extensas. Estas proyecciones sirven como medios de publicidad o de propaganda. En los edificios han de preverse y ordenarse arquitectónicamente las superficies aptas para tales fines. Hoy sólo existen anuncios de tipo caótico.

Con estas enormes superficies reavivadas y con semejante empleo del color y del movimiento dentro de un espíritu nuevo, se revelarán a pintores murales ya escultores zonas todavía inexploradas.

El cuadro se completará con elementos de la naturaleza, tales como árboles, plantas, agua, etc. Será posible agrupar todos estos elementos, las piedras, que siempre se han empleado, los nuevos materiales que son propios de nuestro tiempo, y los colores en toda su intensidad, esos colores por tanto tiempo descuidados como elemento arquitectónico.

El paisaje formado por la mano del hombre se confundiría con la naturaleza. Surgiría así un nuevo y amplio cuadro total, como el que nos ha revelado el avión. Un helicóptero, que flota apaciblemente en el espacio, podría ponerlo ante nuestros ojos.

Cumpliendo con estas condiciones, la arquitectura monumental cumpliría otra vez con su primer objetivo y recobraría su contenido lírico.

Estas realizaciones permitirían que la arquitectura y el urbanismo lograsen ese grado de fuerza creadora y de libertad que, en los últimos decenios, se ha puesto de relieve en el ámbito de la pintura, de la plástica, de la música y de la poesía.

Nueva York, 1943

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/sert.htm, https://www.thematthewsgallery.com/artists/153-fernand-leger/overview/ y https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/giedion.htm

2. Molina Iniesta, Mariano, “El debate sobre la monumentalidad en las postrimerías Segunda Guerra Mundial” (capítulo 3, subcapítulo 3.1), en La idea de Monumentalidad en la Segunda Posguerra: Debates y Propuestas, Tesis doctoral, UPM, 2015 y https://www.pinterest.com/pin/293156256994170427/

3, 6 y 10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

4 y 5. Molina Iniesta, Mariano, “El debate sobre la monumentalidad en las postrimerías Segunda Guerra Mundial” (capítulo 3, subcapítulo 3.1), en La idea de Monumentalidad en la Segunda Posguerra: Debates y Propuestas, Tesis doctoral, UPM, 2015.

7. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad y https://archweb.cooper.edu/exhibitions/kahn/essays_02.html

8. https://new-monuments.tumblr.com/post/59186604046/sigfried-giedion-saw-monuments-according-to-the y Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

9. https://arquine.com/los-pasos-perdidos-iii-le-corbusier/ y https://www.pinterest.es/pin/699957967061418313/

11. W. Boesiger/H. Girsberger, Le Corbusier 1910-1965, 1967 , https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Palace_of_Assembly_Chandigarh_2006.jpg, https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Sangshad_2.jpg, https://es.wikipedia.org/wiki/Plaza_de_los_Tres_Poderes#/media/Archivo:Pra%C3%A7a_dos_Tr%C3%AAs_Poderes_em_Bras%C3%ADlia.jpg, Colección Crono Arquitectura Venezuela y http://www.viprocosa.com/news/la-opera-de-sydney-un-modelo-de-construccion/

12. https://www.pinterest.com/pin/69805862946414580/ y https://www.flickr.com/photos/iamdanwormek/5732683380/