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¿SABÍA USTED…

…que en 1929 se inicia el desarrollo de la urbanización La Florida en Caracas?

Luego del éxito obtenido a mediados de los años 1920 por Juan Bernardo Arismendi (1887-1982), asociado con Juan M. Benzo, Luis Roche y Santiago Alfonzo Rivas, en la construcción de San Agustín del Norte (la primera expansión de Caracas hacia el sureste) y más tarde, con Benzo y Tomás Sarmiento, en el desarrollo de urbanización El Conde (prolongación del trazado vial de la anterior), Arismendi junto a Roche (1888-1965) contratan en 1928, bajo la figura ampliada de una Asociación Civil (o “Sindicato”), al arquitecto Manuel Mujica Millán (1897-1963) para que diseñe, en terrenos de la Estancia Ávila (antigua hacienda cafetalera Los Bueno) y la Granja de los Chapellín, el plan de la urbanización La Florida, considerada el primer suburbio-jardín construido en la capital.

El nuevo desarrollo, que contó con la participación del ingeniero-arquitecto Carlos Delgado Sarmiento y para el que se sumaron en la etapa constructiva Carlos Morales y la firma Miranda-Velutini, fue concebido por Mujica (llegado a Venezuela en 1927 contratado para corregir las fundaciones del hotel Majestic), apoyado en la formación recibida en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, la influencia del movimiento de la ciudad jardín en Barcelona conformado en 1912 y su órgano de divulgación (la revista Civitas, publicada a partir de 1914 durante una década) y su experiencia acumulada desde 1917, como parte de quienes dan continuidad al urbanismo novecentista catalán. De hecho, en 1925 (el mismo año en que se recibe de arquitecto), Mujica proyecta en Santa Perpètua de Mogoda, en las cercanías de Barcelona, otro desarrollo también denominado “La Florida” (muy bien documentado por Vicente Casals Costa en “Manuel Mujica Millán y el urbanismo novecentista en Cataluña, 1917-1927”, https://www.ub.edu/geocrit/b3w-925.htm), que muestra, pese a su carácter más modesto, los mismos rasgos propios de la ciudad jardín presentes en la urbanización caraqueña, constituyéndose ambas experiencias en referenciales dentro de su trayectoria así como fundamento para el diseño posterior, también en Caracas, de la urbanización Campo Alegre (1929-1932).

El proyecto de Mujica para La Florida, analizado al detalle por Izaskun Landa en “Transferencias del modelo de urbanismo jardín europeo: el caso del primer suburbio jardín de Manuel Mujica en Caracas” (http://www-etsav.upc.es/personals/iphs2004/pdf/111_p.pdf), muestra “su experiencia en el lenguaje académico, destreza en la proyectación y desarrollo de conjuntos urbanísticos, pero en particular el dominio y conocimientos profundos sobre el urbanismo jardín en los términos funcionales, simbólicos y morfológicos planteados por (Raymond) Unwín y (Barry) Parker” en 1904 mediante la propuesta ganadora del concurso de Letcworth Garden City y en 1906 cuando proyectaron el suburbio londinense de Hampstead Garden siguiendo buena parte de los planteamientos formulados con anterioridad por Ebenezer Howard.

Los predios agrícolas en los que se ubica La Florida están “separados del casco tradicional por otros cultivos, en un sector atravesado por una quebrada con abundante vegetación que generaría la atmósfera ideal para lograr el concepto del urbanismo jardín, además, estaba muy bien conectado al casco urbano mediante la ampliada Carretera del Este y el ferrocarril Caracas-Petare a través de la estación Sabana Grande”, explicará Landa.

La urbanización, cuyas fotografías rápidamente se convirtieron en ilustraciones de numerosas postales de la época, constaba de más de doscientas parcelas y en su desarrollo se marcó con toda claridad la diferencia entre dos zonas: una baja, al sur, (objeto del proyecto inicial elaborado por Mujica) que se estructuraba con base en una retícula que presenta una combinación de trazado regular e irregular (primer ejemplo de este tipo en la ciudad), donde destacan grandes avenidas arboladas jerarquizadas en función al ancho de la calle y diferenciadas por los nombres de las especies que les dieron nombre (acacias, samanes, jabillos, naranjos, almendros y manolos), con islas anchas, paseos peatonales y doble hilera de árboles, bancos y ornamentos, así como amplias aceras y variedad de redomas y plazoletas ajardinadas de diversas formas y tamaños propuestas en las intersecciones viales, todo lo cual serviría de marco a la aparición lujosas quintas unifamiliares aisladas con amplios jardines, caldo de cultivo de una arquitectura de variados lenguajes estilísticos.

La zona alta, al norte, con mayor pendiente dada su proximidad al Ávila, fue desarrollada combinando parcelas de mediano tamaño con otras destinadas a ofrecer en venta soluciones dirigidas a la clase media y profesional, muy acordes a la manera cómo Arismendi solía enfrentar sus emprendimientos. Así, aunque las avenidas procurarán mantener nombres de especies de árboles (en este caso mangos, chaguaramos, pinos o pomagás), disminuirán su sección, las parcelas su metraje y las quintas (de menor tamaño) adoptarán otros rasgos más anónimos e incluso aceptarán la presencia de modelos repetitivos, sin dejar de mirar o recrear los estilos de las soluciones que prevalecían al sur. Si en el plan de venta inicial se pueden encontrar parcelas de hasta 3000 m2 de terreno que albergan mansiones de 1000 m2 de construcción, el posterior desarrollo registra la presencia de casas cuya área de construcción oscila entre los 100 y los 200 m2 en terrenos que rondan los 1000 m2.

Cuando La Florida empieza a promoverse como “un jardín en Caracas”, varios aspectos son resaltados en el folleto publicitario impreso para tal fin (toda una novedad para la época) por quienes tienen a su cargo convencer a los futuros compradores de terrenos. De entre ellos el énfasis en el uso del automóvil para desplazarse y conectarse con el resto de la ciudad, síntoma inequívoco de modernidad y de “evolución constante de las condiciones de vida”, surge como paradójico anhelo contrapuesto a la “búsqueda de aire y tranquilidad” que se enarbola como argumento para vender la “superioridad de la casa de campo sobre la casa de la ciudad”, y más aún cuando se plantea “el auto con sus ruidos y sus gases (como) destructor de nervios y de salud”. Al exponerse: “Si el trabajar en la ciudad es inevitable, el vivir fuera también lo es” y se añade “Hemos llegado, pues, a la conclusión de que en bien de nuestros hijos… debemos dejar la ciudad al comercio… y debemos buscar en medio de la naturaleza, oxígeno para los pulmones y sedativo para los nervios”, no deja de sorprender que también se subraye la “proximidad a Caracas” y el asegurar que “se está en plena ciudad: a siete minutos en auto de la Plaza Bolívar”.

El encuentro de la avenida Las Acacias con la Carretera del Este marcará el acceso vehicular a la urbanización y estará enfatizado con la presencia de una plaza ajardinada. Pensada como un bulevar y a la vez vía principal, Las Acacias fue diseñada inicialmente con una anchura de 52 metros y “presenta un trazado en sentido norte-sur adaptado al recorrido y pendientes de la quebrada mediante líneas curvas amplias y muy suaves” que finaliza en las estribaciones de la Silla de Caracas. “Así mismo, en el cruce de esta avenida con la línea del ferrocarril se conforma otra plaza (…) (suerte de) nodo del trazado vial a partir de la cual se originan dos bulevares de menor jerarquía en el mismo sentido norte-sur (las avenidas Los Samanes y Los Jabillos), diseñados también con un trazado sinuoso y suave e integrados mediante calles transversales de menor jerarquía (…), algunas de las cuales finalizan en calles ciegas que rematan en redomas o plazas que presentan una gran riqueza de formas geométricas, tal como los ejemplos ingleses”, puntualizará Landa. El más importante bulevar transversal será la avenida Los Manolos cuya posterior prolongación hacia el oeste hasta San Bernardino dará origen a la avenida Andrés Bello cuyo impacto, sin duda, alterará significativamente las condiciones iniciales deseadas para la urbanización.

Sobre Los Manolos entre las avenidas Los Samanes y Los Jabillos se ubicará el Club Florida, de carácter privado, referencia para la Caracas de entonces y centro institucional, social y simbólico de la urbanización, que incluyó parques, jardines y canchas deportivas pero ningún espacio público. Esta particularidad hará que el desarrollo, pese a sus evidentes similitudes formales con el urbanismo jardín, al no escoger a la iglesia o la escuela para asumir el rol de nodo cívico permita afirmar a Landa que “…La Florida podría ser considerada como el primer ejemplo de suburbio jardín en Caracas únicamente en los términos conceptuales, funcionales y morfológicos planteados por Unwin y Parker, debido a que dos de los conceptos esenciales del urbanismo jardín planteados por Howard nunca fueron aplicados en Caracas”. La inexistencia de espacios públicos notables en La Florida no se producirá ni siquiera cuando el terreno del club, una vez demolido, sea destinado a la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá y el colegio San Antonio.

Vale la pena recordar que Carlos Raúl Villanueva llega a Venezuela justamente en 1928 en pleno proceso de gestación de La Florida y que contraerá nupcias con Margot Arismendi Amengual (hija del promotor del urbanismo) en 1933. Este hecho le permitirá diseñar en la urbanización sus dos primeras viviendas familiares: la casa nº36 de la avenida Los Manolos cruce con Los Samanes (frente al club) en 1934 (demolida en 1979), y luego Caoma en la avenida Los Jabillos de 1953 (que habitará hasta su fallecimiento en 1975), construida tras derribar la quinta propiedad de su esposa que ocupaba la parcela donde se habían mudado a finales de la década de 1930 de la que sólo se conservará el nombre. También le dará la oportunidad de colaborar con su suegro proyectando numerosos modelos de quintas dentro de la urbanización que se repetirán y estarán al alcance de un mayor número de personas, las cuales han sido estudiadas por Luis Polito en “Las quintas de Manuel Mujica Millán y Carlos Raúl Villanueva alrededor de los años ’30”, Trabajo Final presentado para obtener el título de Magister Scientiarum en Historia de la Arquitectura de la FAU UCV en 1996.

“Debido a su inmediato éxito inmobiliario entre la creciente clase media alta, que no solamente exigía un urbanismo de calidad sino que también requería identificarse a través de los nuevos códigos y valores estéticos nacientes en los países centrales, La Florida se constituyó como el modelo de urbanización a seguir y por lo tanto se convirtió en arquetipo de los promotores inmobiliarios a partir de los años treinta. Así, San Bosco, San Bernardino, Los Caobos, Altamira, La Castellana, Colinas de Bello Monte y otras urbanizaciones ubicadas en el sur-este de Caracas serían a su vez, trasplantes, reinterpretaciones y adaptaciones -con mayor profusión o menor utilización de elementos comunes, según el caso- del lenguaje formal de La Florida y por lo tanto de los códigos funcionales y morfológicos del urbanismo jardín europeo”, concluirá Landa.

Afectada como ya señalamos por su apertura franca a la ciudad, por cambios en su zonificación y por la aparición cada vez más extendida de usos comerciales, La Florida con el tiempo ha sufrido un proceso de creciente deterioro que ha derivado en la desmejora de su calidad ambiental pese a que conserva el verdor en sus avenidas y la frondosidad de los árboles que aún dan nombre a muchas de sus calles.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

2. Casals Costa, Vicente. «Manuel Mujica Millán y el urbanismo novecentista en Cataluña, 1917-1927», Biblio 3W, Vol. XVI, nº 925, 2011 (https://www.ub.edu/geocrit/b3w-925.htm); y Di Pasquo, Carlos. Caracas 1925-1935. Iniciativa privada y crecimiento urbano, Universidad Central de Venezuela, 1985.

3. Roche, Marcel. La sonrisa de Luis Roche, Ediciones Arte, 1967

4. De Sola Ricardo, Irma. Contribución al Estudio de los Planos de Caracas 1567 – 1967, Ediciones del Comité de Obras Culturales del Cuatricentenario de Caracas, 1967

5. De Sola Ricardo, Irma. Contribución al Estudio de los Planos de Caracas 1567 – 1967, Ediciones del Comité de Obras Culturales del Cuatricentenario de Caracas, 1967; y Polito, Luis. Las quintas de Manuel Mujica Millán y Carlos Raúl Villanueva alrededor de los años ’30, Trabajo Final presentado para obtener el título de Magister Scientiarum en Historia de la Arquitectura, FAU UCV, 1996.

6, 8, 9 y 10. Fundación CIEV. «El éxodo de la ciudad hacia el este o breve historia de las urbanizaciones de Caracas a partir de 1928 – Parte 2», 2017 (https://fundacionciev.com/el-exodo-de-la-ciudad-hacia-el-este-o-breve-historia-de-las-urbanizaciones-de-caracas-parte-2?x-host=fundacionciev.com)

7. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad; Caracas Cuéntame (https://twitter.com/Caracascuentame/status/1061058955655430144); Fundación CIEV. «El éxodo de la ciudad hacia el este o breve historia de las urbanizaciones de Caracas a partir de 1928 – Parte 2», 2017 (https://fundacionciev.com/el-exodo-de-la-ciudad-hacia-el-este-o-breve-historia-de-las-urbanizaciones-de-caracas-parte-2?x-host=fundacionciev.com); y El Universal. «La Florida conserva su apariencia tradicional» (https://www.eluniversal.com/caracas/23599/la-florida-conserva-su-apariencia-tradicional)

11. Fundación CIEV. «El éxodo de la ciudad hacia el este o breve historia de las urbanizaciones de Caracas a partir de 1928 – Parte 2», 2017 (https://fundacionciev.com/el-exodo-de-la-ciudad-hacia-el-este-o-breve-historia-de-las-urbanizaciones-de-caracas-parte-2?x-host=fundacionciev.com); y Jorge Peña, CARACAS en retrospectiva II (https://www.facebook.com/caracasretro/photos/a.21187152210/436207152210/?type=3)

12. Gómez, Hannia. El Cerrito: la obra maestra de Gio Ponti en Caracas, ULTREYA/Fundación Planchart, 2009; y Gasparini, Graziano y Posani, Juan Pedro. Caracas a través de su arquitectura, Armitano Editores/Fundación Fina Gómez, 1969.

13. IAM Venezuela. «Manuel Mujica Millán, el español que modernizó la arquitectura en Venezuela» (https://iamvenezuela.com/2019/05/manuel-mujica-millan-el-espanol-que-modernizo-la-arquitectura-en-venezuela/); y Polito, Luis. Las quintas de Manuel Mujica Millán y Carlos Raúl Villanueva alrededor de los años ’30, Trabajo Final presentado para obtener el título de Magister Scientiarum en Historia de la Arquitectura, FAU UCV, 1996.

14. Villanueva, Paulina y Pintó, Maciá. Carlos Raúl Villanueva, Alfadil Editores, 2000.

15. Captura de Google Earth y La Caracas Inolvidable (https://www.facebook.com/groups/586879391415561/posts/3482186595218145/)

¿SABÍA USTED…

… que en 1954, hace 66 años, se inauguró la Plaza Tiuna?

1. Plaza Tiuna, Avenida Roosevelt (circa 1954)

Ubicada sobre la Avenida Roosevelt de la Parroquia San Pedro en Caracas, la Plaza Tiuna rinde homenaje al cacique del mismo nombre que, según Orlando Camacaro en «Caciques de Venezuela» (https://www.scribd.com/doc/3632459/CACIQUES-DE-VENEZUELA), era un “Intrépido guerrero, nacido en la tribu de los Caracas, (que) creció bajo la tutela del Cacique Catia y se caracterizó por su rigidez y valentía. Su poder lo ejercía en el valle de Los Guayabos, territorio que hoy día es conocido con el nombre de Catia La Mar. (…) Su dominio se extendió a través de las montañas, limitando con Filas de Mariches y los Valles del Tuy, incluyendo parte del valle de Caracas.”

2. Izquierda: El cacique Tiuna dentro de la colección de monedas «Caciques de Venezuela» diseñada por Pedro Centeno Vallenilla (1955). Derecha: Libro Caciques Aborígenes Venezolanos, Antonio Reyes (UCAB, Colección Historia), Caracas, 2009
3. Pedro Centeno Vallenilla. Detalle del Mural «Venezuela», Círculo Militar, Caracas (1956-1959)

Tiuna perteneció a la generación de los caciques defensores de Caracas que en 1568, como jefe militar de la confederación Caribe, logró reunir “casi cuatro mil hombres, unido a los caciques Guaicamacuto y Aricabuto” a los que se sumaron “Naiguatá, Uripatá, Anarigua, Mamacuri, Querequemare, Prepocunate, Araguaire, Guarauguta, con siete mil guerreros” además de “Aricabuto y Aramaipuro representantes de la nación mariche al mando de tres mil flecheros”, dio una pelea decisiva en Maracapana, sabana cercana a Caracas en la que Diego de Losada los enfrentó y derrotó. “Tiempo después, Tiuna se dedicó a hostigar implacablemente a todo conquistador. Los exasperados españoles pusieron precio a su cabeza. Y, según algún cronista, un indio traidor, lo atacó con una flecha causándole la muerte”. Vivía en Curucutí, antigua carretera Caracas-La Guaira, según relación del historiador Antonio Reyes en su libro Caciques aborígenes venezolanos cuya primera edición data de 1942.

4. Izquierda: detalle del plano «Caracas y sus alrededores» de 1941 donde ya aparece el trazado orgánico de la urbanización Los Rosales y la Plaza Tiuna como su corazón. Derecha: vista aérea actual de la Plaza Tiuna donde destaca su frondosa vegetación.
5. Mapa actual de la Parroquia San Pedro

Como espacio público, la Plaza Tiuna se encuentra en el corazón de la urbanización Los Rosales, desarrollada entre 1935 y 1945 por Juan Bernardo Arismendi (1887-1982) en terrenos de la hacienda Valle Abajo. Esta urbanización, por la cual Arismendi tenía particular predilección, dirigida a la clase media emergente, fue la primera que logró emprender en solitario luego de que “en 1927, asociado con Juan M. Benzo, Luis Roche y Santiago Alfonzo Rivas construyera la urbanización popular de San Agustín del Norte; en 1928, con Benzo y Tomás Sarmiento emprendiera la construcción de la urbanización El Conde con la cual se continúa el trazado vial de San Agustín del Norte, y junto a Luis Roche, Carlos Morales y la firma Miranda-Velutini realizara desde 1929, en la antigua hacienda Los Bueno, la urbanización La Florida, según proyecto del arquitecto Manuel Mujica Millán, con grandes avenidas arboladas y quintas aisladas con jardines”, tal y como se recoge en su breve biografía elaborada por Beatriz Meza Suinaga para el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Empresas Polar (http://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/a/arismendi-juan-bernardo/).

En el trazado de Los Rosales, además, es muy probable que haya intervenido Carlos Raúl Villanueva, yerno de Arismendi, casado con su hija Margot el 28 de enero de 1933, así como también en el diseño de las pequeñas casas “tipo” que Arismendi ofrecía en venta a los potenciales habitantes del desarrollo que buscaban adquirir una parcela, deducción que se apoya en la investigación titulada “Las quintas de Manual Mujica Millán y Carlos Raúl Villanueva alrededor de los años 30”, presentada como Trabajo de Grado para Magister Scientirum en Historia de la Arquitectura por el profesor Luis Polito en 1991.

Por otro lado, las quintas de Los Rosales, tal y como se señala en el blog “Caracas en retrospectiva” (https://mariafsigillo.blogspot.com/2012/08/juan-bernardo-arismendi-entre-los.html), le permitieron a Arismendi “introducir el garaje como elemento importante de la vivienda. Las viviendas en Caracas no tenían garaje, esto no se acostumbraba”.

Incorporada a los itinerarios de carácter cí­vico que se vinculan al paseo de Los Ilustres y a las proximidades del campus de la Universidad Central de Venezuela, la Plaza Tiuna ocupa toda una manzana muy arbolada en forma de abanico que a modo de parque articula los sectores norte y sur de la urbanización.

Su inauguración data de 1954, fecha en la cual la avenida Roosevelt ya había sido terminada (1946) y Los Rosales se encontraba prácticamente concluida. Se corresponde al momento en que el gobierno de Marcos Pérez Jiménez emprende una serie de obras monumentales para Caracas de marcado carácter nacionalista, entre ellas aquellas relacionadas con las etnias venezolanas. De acuerdo al “Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Municipio Libertador. 2004-2007” del Instituto de Patrimonio Cultural, este “espacio urbano destinado al uso recreacional, … se originó a partir de un concurso relacionado con la selección de crónicas sobre caciques venezolanos, organizado por el diario El Universal y el promotor urbanizador Juan Bernardo Arismendi. La crónica ganadora fue la del escritor Antonio Reyes, cuyo texto trataba sobre el cacique Tiuna. Los términos de dicho concurso incluían la construcción de un monumento al cacique ganador, por lo cual Arismendi donó el terreno para el levantamiento de la plaza y el artista Alejandro Colina fue delegado para la creación del monumento a Tiuna.”

6. Panorámica de la Plaza Tiuna (circa 1960)
7. Izquierda: Juan Bernardo Arismendi el día de la inauguración de la Plaza Tiuna (1954). Derecha: Vista aérea actual de la plaza.

A título anecdótico, Pedro Pablo Azpúrua, quien en aquel entonces (1950-1956) ejercía como Director de Obras Municipales e Ingeniero Municipal del Distrito Federal, narra en una entrevista recogida en http://www.acading.org.ve/info/ingenieria/pubdocs/Entrevista_Dr_Pedro_Pablo_Azpurua.pdf, lo siguiente: “En la urbanización Los Rosales, Juan Bernardo Arismendi, me pidió que le proyectase una plaza para ubicar, como donación a la municipalidad, el ‘Indio Tiuna’. Se preparó la plaza en una manzana que estaba vacía. Cuando el Presidente de la República Marcos Pérez Jiménez asistió a su inauguración, yo le expliqué que todo ese terreno lo iba a donar el Sr. Arismendi. El Presidente agradeció la donación de la manzana entera. Juan Bernardo al concluir el acto me salió al paso molesto y me gritó ‘muchacho bandido, me has arrebatado mi terreno’. Yo me quedé tranquilo, sin respirar y le dije que mejor era que se entendiese con el General. Ahí está la estatua y su placita y el resto del terreno hoy es plaza de la comunidad”.

Acudiendo de nuevo al “Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano…” tenemos que “La plaza conforma un terreno de forma irregular con pavimento en desniveles, construido en cemento. Su imagen, de características modernas, presenta un conjunto de jardineras en mampostería y ladrillo a la vista, con arbustos y árboles, dispuestos en forma asimétrica definiendo el eje de circulación peatonal. El punto focal lo determina el área donde se localiza el monumento a Tiuna, elaborada en el año 1951, el cual viene representado por una estatua de piedra artificial con la figura del cacique venezolano en posición de un acto ritual colocada sobre una base con forma de pirámide truncada.”

8. Alejandor Colina. Escultura del cacique Tiuna en la plaza del mismo nombre
9. Dos tomas de la escultura del cacique Tiuna de Alejandro Colina

Alejandro Colina (1901-1976) el autor de la escultura del cacique Tiuna que preside la plaza, alcanzó con ella una de sus obras más logradas. Más conocido por la estatua de María Lionza, encargada originalmente para ser el pebetero de los III Juegos Deportivos Bolivarianos de 1951 a realizarse en Caracas en los estadios de la UCV, Colina (como se recoge en https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Colina) es considerado “uno de los máximos exponentes de la escultura monumental venezolana, y enmarcará gran parte de su obra dentro del bagaje cultural de las comunidades indígenas autóctonas, celebrando con sus esculturas los mitos, leyendas, diosas y caciques de las etnias venezolanas”. Por otro lado, desde la misma fuente documental se apunta que “el carácter monumental de la obra de Colina está determinado por la necesidad de integrarse a los espacios urbanos, en el marco de la modernización de las ciudades venezolanas, como, por ejemplo, es el caso de la transformación de Caracas en una metrópoli. Este proceso de transformación, iniciado a finales del siglo XIX, se consolida entre de los años 30 a 60 del siglo XX, por lo cual constituye el marco histórico, socio-cultural y plástico–visual, en el cual se desarrolla la obra de Colina, artista que demostró una cabal comprensión del espacio urbano moderno y de la correspondiente escala.”

En cuanto al ritmo, tensión y robustez de la forma que caracterizan la obra de Colina, Juan Calzadilla, poeta, pintor y crítico de arte venezolano, ha señalado que “sus figuras están fuertemente acusadas por una construcción muscular sobresaliente que imprime un ritmo tenso y robusto, bajo el cual el movimiento es sugerido y contenido dramáticamente”. Azotada por el poco mantenimiento recibido, la Plaza Tiuna comenzó a lo largo de los años a dar muestras aceleradas de deterioro. Sin embargo, desde 2008 el gobierno municipal decidió someter a un proceso de restauración toda la obra comenzando por la escultura de Colina, abarcándose paulatinamente el resto de la manzana, trabajos que fueron culminados en 2012. Tras ocho años de realizada la intervención la falta de cuidado y el desgaste sumados a la falta de conciencia ciudadana han comenzado de nuevo a hacer acto de presencia en este significativo espacio público.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Colección Crono Arquitectura Venezuela

2. Izquierda: http://www.monedasdevenezuela.com/articulos/medallas-de-los-caciques-de-venezuela/. Derecha: https://articulo.mercadolibre.com.ve/MLV-528713826-caciques-aborigenes-venezolanos-nuevo-antonio-reyes-_JM

3. http://www.minci.gob.ve/efemerides-hace-30-anos-fallecio-el-pintor-pedro-centeno-vallenilla/

4. Derecha: http://guiaccs.com/planos/caracas-mitad-del-siglo/. Izquierda: Tomada de Google Earth.

5. https://grupoecologicosanpedro.blogspot.com/p/blog-page.html

6. https://twitter.com/laguiadecaracas/status/1252190528021696513?lang=he

7. Izquierda: https://mariafsigillo.blogspot.com/2012/08/juan-bernardo-arismendi-entre-los.html. Derecha: Tomada de Google Earth.

8. https://www.pinterest.com/pin/462604192949940925/

9. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

1929• Se inicia el desarrollo de la urbanización La Florida, Caracas

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1929•  Luego del éxito obtenido por Juan Bernardo Arismendi, asociado con el Banco Obrero en el desarrollo de San Agustín del Sur, decide conjuntamente con Luis Roche urbanizar la Estancia Ávila y la Granja de los Chapellín, desarrollando la Urbanización La Florida, a la cual definieron como «un jardín en Caracas», el primer suburbio-jardín construido en la capital.
El nuevo desarrollo, diseñado por Manuel Mujica Millán e iniciado en 1929 con la participación del ingeniero-arquitecto Carlos Delgado Sarmiento (Facultad de Ingeniería UCV; arquitecto FAU UCV promoción 21/ 1973), fue concebida con una adecuada vialidad, algunas con islas anchas con paseos peatonales y doble hilera de árboles, bancos y ornamentos. Las casas se propusieron de dos plantas, con retiros y aceras arboladas con las especies que daban nombre a sus calles: jabillos, acacias, mangos, samanes, almendros y pinos.
El centro social de conjunto urbano fue el desaparecido Club La Florida, el cual había abierto sus puertas en 1928 y donde hoy se encuentra la Iglesia de la Chiquinquirá.
El maestro Carlos Raúl Villanueva construyó en 1934 su primera vivienda familiar en un terreno frente al club, la cual fue demolida en 1979 y permanece sin construcción alguna.

HVH

1926• San Agustín del Norte

San Agustín del Norte.jpg

1926•  El Sindicato Prolongación de Caracas, constituido por Juan M. Benzo, Santiago Alfonso Rivas, Tomás Sarmiento, Luís Roche y Juan Bernardo Arismendi Lairet, adquieren terrenos que forman parte de la antigua Hacienda La Yerbera y de las vegas del Río Guaire e inician el diseño y la construcción de la urbanización San Agustín del Norte.

HVH

1929• Inauguración de 200 casas del Banco Obrero en San Agustín del Norte

Inauguración casas Banco Obrero San Austín del Norte.jpg

1929•  El día 24 de julio se inauguran 200 casas edificadas por el Banco Obrero en San Agustín del Norte, urbanización concebida y construida por Juan Bernardo Arismendi y Luis Roche.
El desarrollo urbano fue realizado con base en una cuadrícula de 60 mts. por 60 mts., que equivale a una fracción de la retícula del damero fundacional de Caracas, orientada de forma tal de mantener el ordenamiento inicial, dar continuidad a la vialidad y permitir un mayor número de viviendas con frente hacia la calle, las cuales se diseñaron de 12 metros de ancho y con un chaflán en las esquinas (manzanas ochavadas, como en Barcelona, España, guardando la debida distancia), para facilitar el tránsito y dar un mayor valor a esos terrenos de esquina.
Las viviendas, construidas para la clase media, fueron diseñadas por el arquitecto Heriberto González Méndez y se vendían a Bs. 23.000, en cómodas cuotas.

HVH

1956• Teatro Acacias

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1956•  El arquitecto Rafael Bergamín diseña para el empresario Juan Bernardo Arismendi el edificio ubicado en el cruce de las Avenidas Abraham Lincoln y Las Acacias, en el cual, además de varios locales comerciales, se ubicó el Teatro Las Acacias, que abrió sus puertas en el mes de mayo del mismo año.

HVH