En la página de Instagram de Morel David Rodríguez (@moreldavir), alcalde del Municipio Maneiro del estado Nueva Esparta, apareció publicado el viernes 5 de julio el resultado del “Concurso de Ideas de Arquitectura y Diseño Urbano para el Centro Histórico de Pampatar”, convocado por la Alcaldía del Municipio Maneiro del estado Nueva Esparta con el aval del Instituto de Patrimonio Cultural y la asesoría del Colegio de Ingenieros del estado Nueva Esparta (CIENE).
El jurado calificador estuvo conformado por Carlos Gómez de Llarena, Nelly Del Castillo, Zulma Bolívar, Federico Vegas, Rafael Pereira, Antonio Aspite y Augusto Ascanio.
Con una inscripción inicial de 42 participantes de los que entregaron 25, quedaron preseleccionados 6 de entre los cuales, tras la deliberación correspondiente llevada a cabo el 4 de julio, el jurado declaró ganador el proyecto identificado con el seudónimo “Atarraya de encuentros” (código CCHP-043) presentado por el equipo encabezado por el arquitecto Folco Riccio que contó con David Gouverneur como asesor y Elsa de la Purificación, Azarai Hernández, Fernando Peraza y Luis Matos como colaboradores.
Obtuvieron mención honorífica los otros cinco equipos preseleccionados liderados por Ángel Yánez, Daniel Atilano, Alessandro Famiglietti, Grace Morazzani y Yurayma Alberti.
El alcalde en su página señala: “Estamos muy felices en Maneiro con esta iniciativa, que surgió como una idea sencilla y fue evolucionando poco a poco hasta convertirse en un valioso aporte para nuestra ciudadanía. (…) Para nuestro municipio, y también para todos los gobernantes del país, es fundamental e importante que siempre, cuando queramos intervenir en espacios públicos de relevancia o desarrollar planes para nuestras ciudades, utilicemos metodologías inclusivas y participativas. (…) El propósito es que estas iniciativas se lleven a cabo con la deliberación de un jurado con criterio y que permitan la participación de diversas personalidades. (…) Abrir este abanico de oportunidades garantiza que todos los que deseen concursar puedan hacerlo y que la mejor idea prevalezca. (…) Este enfoque siempre dará como resultado que la ciudadanía disfrute de la más alta calidad en la recuperación de sus espacios. (…) Estamos comprometidos a acabar con la vieja manera de ejecutar este tipo de proyectos sin criterio ni asesoramiento, basándonos simplemente en decisiones unilaterales de personas no especializadas.
Vayan por delante las auspiciosas palabras del alcalde para poder ver dentro de muy poco hecha realidad la propuesta ganadora, a cuyos autores enviamos nuestras sinceras felicitaciones y les deseamos el mayor de los éxitos.
Nota
Agradecemos el apoyo brindado para la elaboración de esta reseña por la arquitecto Nelly Del Castillo.
A través de las cuentas de Instagram @bastidas_salinas y @revistaentrerayas, hemos conocido que el equipo conformado por Marcos Coronel, Ricardo Sanz, Khristian Ceballos, Ana Valenzuela, Gabriel García, Cristian Fontana y Carlos Arellano resultó ganador del Concurso Nacional para la Rehabilitación de la Plaza Guaicaipuro de Los Teques, anuncio que fue hecho el pasado martes 25 de junio.
La convocatoria a participar de esta iniciativa abierta a todos los profesionales de la arquitectura, en la que el sector público y el privado unieron fuerzas y actuaron como auspiciantes, estableció entre el 1 y el 20 de marzo de este año para hacer las inscripciones. Una vez cerrado el lapso, la fecha tope para la entrega de las propuestas se fijó para el 18 de mayo.
El jurado integrado por Isabel Maria De Jesús Pereira (antropólogo), Manuel Almeida (historiador), Justine Caballero (arquitecto), Larissa Slibe (arquitecto), Alejandro López (arquitecto), Cesar Vielma (abogado) y Karin Bolívar (representante de la comunidad), tras revisar los trabajos presentados por más de 60 concursantes, preseleccionó 12 de entre los cuales escogió como ganador el identificado con el seudónimo “Suelo/Sombra/Luz” consignado por el equipo ya señalado.
“Suelo/Sombra/Luz” funge a la vez de marco conceptual de la propuesta triunfadora gracias al énfasis particular que se hace en esos tres elementos: “Suelo que nos recuerda nuestros orígenes, lo interpretamos como una gran superficie porosa, lo que permite drenar las aguas de lluvia con facilidad, a la vez que extiende la superficie verde habitable. (…) Sombra que rinde homenaje a la vegetación emblemática que existe en el lugar, potenciado en este caso con un grupo de cubiertas ligeras apergoladas, que resguardan a los usuarios y que hablan del clima tropical. (…) Luz, una apuesta optimista al futuro, un lugar que rinde homenaje a la atmósfera donde se inserta y busca ser mediador entre la tradición y la innovación.
En el acto público presidido por Farith Fraija Norwood, alcalde del Municipio Guaicaipuro y su equipo de gestión, por un lado, se exaltó la iniciativa de convocar al talento nacional para aportar nuevos enfoques, estrategias y tecnologías a la resolución de temas urbanas locales y, por el otro, se anunció que las obras de rehabilitación de la plaza comenzarán las próximas semanas.
Vaya desde aquí las más sinceras felicitaciones para los ganadores.
Nota
Las imágenes que publicamos proceden de @bastidas_salinas y @revistaentrerayas.
Cuando en este boletín establecemos la pauta que seguirá cada número y escogemos la imagen con la cual desarrollaremos el texto que acompañará nuestra postal, desde hace un buen tiempo hemos previsto periódicamente darle espacio a lo que ha sido el desarrollo de los concursos de arquitectura en Venezuela, tema que ha ocupado una importante cantidad de entregas. Es con esa intención que en esta ocasión procedimos a seleccionar una obra de gran valor, afortunadamente realizada (en contra de lo que suele acontecer con el desenlace final de los llamados a contiendas arquitectónicas en el país), y de la que seguramente pocos conocen que fue resultado de una convocatoria a competir. Se trata de la Casa-Club del Caracas Country Club, cuya imagen tomada desde el sur con el Ávila al fondo en la década de 1930 engalana hoy nuestra entrega semanal.
Sobre los detalles del concurso en sí, ha sido poco lo que hemos podido recabar más allá de lo señalado por Hannia Gómez en el estupendo artículo titulado “Cuento de dos casas: la antigua casona de Blandín y la Casa Club”, publicado inicialmente en la revista Entresocios (2006) y luego, el miércoles 20 de marzo de 2019, en el blog Desde la memoria urbana (http://hanniagomez.blogspot.com/2019/03/cuento-de-dos-casas-la-antigua-casona.html).
1. Dibujos de los dos proyectos presentados para el concurso de ideas para la Casa-Club del Caracas Country Club. El de Manuel Mujica Millán fechado en Caracas el 25 de septiembre de 1928 (izquierda) y el de Clifford Charles Wendehack sin fecha (derecha)
Allí, Gómez nos relata cómo una vez que la hacienda cafetalera Blandín es adquirida junto a las haciendas Lecuna, el Samán y la Granja por el Sindicato Blandín (constituido por las familias Vaamonde, Phelps, Hauck, Brandt, Machado y Arismendi) a los herederos de Don Bartolomé Blandín (su primer propietario desde fines de los 1780’s), se encarga la elaboración de un plan maestro de desarrollo de los terrenos a la reconocida firma norteamericana Olmsted Brothers-Landscape Architects, Inc, de Brookline, Massachusetts. El plan planteaba, además del parcelamiento y el diseño de un campo de golf de 18 hoyos a cargo de Charles Henry Banks, reedificar la Casa-Club en el mismo lugar donde se encontraba la casona de Blandín: al final del camino principal de la hacienda acompañado de altos árboles, sobre una terraza natural con vistas al valle de Chacao. De tal manera el Sindicato, acatando las directrices del plan, “en septiembre de 1928 llama a un concurso internacional de arquitectura, en el que hasta ahora solo sabemos compitieron el arquitecto de origen español Manuel Mujica Millán, y el arquitecto triunfador, Clifford Charles Wendehack”. Y continúa: “Nuestra hipótesis es que para participar en el concurso, estos arquitectos recibieron al inscribirse algunas de las decisiones de diseño ya predeterminadas por los Olmsted. Cuando se admira la bella perspectiva que nos queda de la entrada de Mujica Millán en el concurso, es clarísimo que en su versión de la Casa Club, donde versionaba a La Alhambra, hay indicios de elementos que pertenecen a la Casa de Blandín: allí está la veranda; allí el mismo patio elevado; allí la simetría de los dos volúmenes enmarcando el vano central de la columnata”.
2. Casa de la Hacienda Blandín hacia 1922.3. Izquierda: Mapa índice de los lotes adjudicados por el Sindicato Blandín a sus suscriptores elaborado sobre el Caracas Country Club General Plan de Olmsted Brothers de 1928 donde se resalta la ubicación de la Casa-Club. Derecha: Vista aérea actual del Caracas Country Club con la ubicación de la Casa-Club.4. Izquierda: Plano de la Casa Blandín y sus alrededores. Derecha: Plano de replanteo del proyecto de Clifford Wendehack.5. Planta original (izquierda) y levantamiento actual (derecha) de la Casa-Club.6. Casa-Club. Izquierda: Fachadas del proyecto original (c.1930). Derecha: Pintura de Manuel Cabré (1946)
Lo que Gómez califica acertadamente como un palimpsesto arquitectónico llevado a cabo por el proyecto ganador de Wendehack (“‘el más prominente diseñador de casas club de la era’ en los Estados Unidos”), se materializará cuando se respeta no sólo la ubicación original de la casa principal de la hacienda Blandín (que pese a encontrarse prácticamente intacta se demolería en 1929 ante su imposibilidad de albergar el cambio de uso), sino que se organizará partiendo “del patio original colonial, habiendo colocado patio sobre patio, y organizado la nueva arquitectura a partir de los viejos ejes de simetría. Con maestría, permite que se perciba el corazón de la vieja casa, al articular los volúmenes sueltos de las diversas dependencias alrededor del patio, engarzándolos graciosamente en la periferia como satélites neocoloniales. En ambas casas, la orientación es exactamente la misma; en ambas casas, hay un estanque de agua al sur de lo que era el patio de secado original y un rond point oriental; en ambas casas, un gran salón este-oeste se instala entre el patio interior y el paisaje, los jardines están al este, y la vista, al sur. Y en ambas casas, una veranda simétrica contempla inamovible el espléndido panorama”. Por tanto, la casa de Blandín (perfectamente descrita por Hannia Gómez en su artículo), si bien desapareció físicamente imbuiría plenamente de su espíritu la propuesta de Wendehack dada la cantidad de aspectos que la rememoran.
7. Ocho Casas-Club proyectadas por Clifford Wendehack en los Estados Unidos entre 1916 y 1930. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: “North Hempstead Golf Club” (1916), “North Jersey Country Club” (1921-1923), “Bufalo Park Club” (1928), “North Hills Golf Club” (1927-1928), “Short Hills Golf Club” (1923), “Phelps Manor Country Club» (1926), “Hackensack Golf Club» (1928) y «Women’s Club» (1930).8. Caracas Country Club. Postales de la urbanización y de la Casa-Club
En cuanto al estilo asumido por el arquitecto germano-californiano “en su Job N. 447”, Gómez apunta que “se han dicho muchas cosas”. Aunque suele despacharse rápidamente tildándolo de “neocolonial” en virtud de que se trataba de la moda que se había instalado en nuestro país por aquellos años que miraba hacia el propio pasado (representado en este caso por la mismísima Casa Blandín) alejándose del afrancesamiento guzmancista y el eclecticismo europeo, no está de más rescatar las opiniones de quienes han dicho que es clara muestra del “neohispánico” (en clara referencia al los rasgos provenientes del Monasterio de Santa María de la Rábida en Huelva; España), del “arábigo” y del “Spanish Mission Style” con el que “la Casa Club de Douglaston Park -diseñada y construida al mismo tiempo que la de Caracas-, fue clasificada por el Registro Nacional de Edificios Históricos de los Estados Unidos”.
Durante la etapa de construcción de la Casa-Club que abarcó los años 1929 y 1930 (se inauguró el 12 de diciembre de ese año) se hizo cargo de la obra el arquitecto Carlos Guinand Sandoz, quien resolvió gran parte de su arquitectura e hizo aportes fundamentales en su imagen final.
9. La Casa-Club en la actualidad
La nueva estructura fue dotada de todas las comodidades necesarias para los socios y accionistas de aquel entonces, espacios como el salón principal para eventos, restaurantes, salas de descanso, una piscina y canchas de tenis fueron algunos de estos que sirvieron de complemento a los campos de golf, elementos que aún se mantienen luego de más de noventa años en los que ha sido objeto de algunas intervenciones que no desvirtúan la esencia de la obra.
La Casa-Club del Caracas Country Club fue declarada Bien de Interés Cultural por el Instituto de Patrimonio Cultural según Resolución Nº 003-05 de fecha 20 de febrero del 2005 pasando, en consecuencia, a estar protegida por el artículo 178 de la Constitución Nacional.
Nota
10. Boca Proyectos. Propuesta presentada para el concurso privado de ideas preliminares para la “Renovación área piscinas Caracas Country Club” (2018).
Así como Hannia Gómez nos facilitó el corroborar que la Casa-Club del Caracas Country Club fue producto en 1928 de un concurso, gracias a la publicación en la web de la firma Boca Proyectos (dirigida en lo que al área de arquitectura se refiere por Manuel Barrios e Iliana Germán), supimos que en 2018, en el marco de los 100 años de la creación del club (llamado originalmente Caracas Golf Club y ubicado en el sector Las Barrancas de la Hacienda La Vega, extremo oeste de la actual avenida San Martín), su directiva llamó a un concurso privado de ideas preliminares para la “Renovación área piscinas Caracas Country Club”, para el cual fueron convocados (fungiendo como director del proyecto José Guillermo Frontado) y cuyo desenlace final desconocemos así como quiénes más participaron. Sin embargo, nos ha parecido pertinente, con la intención de seguir registrando la historia de la edificación a la que hoy nos hemos dedicado, mostrar algunas de las atractivas imágenes presentadas por Boca Proyectos al concurso que pueden verse, acompañadas de una ficha y su fundamentos de diseño en http://bocaproyectos.com/proyecto/caracas-country-club-renovacion-areas-de-piscina-casa-club/.
11. Manrique & Tamayo Arquitectos C.A. “Ideas: Plan Maestro para la Casa Club” (2012)
1. Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani. Caracas a través de su arquitectura (1969); y Caracas Club. Frederick Law Olmsted Historic Site (https://www.nps.gov/places/caracas-club.htm)
En el itinerario seguido por Joel Sanz Pino (1947-2013), Premio Nacional de Arquitectura (2000), la participación en concursos ocupa, junto al desempeño docente y el ejercicio profesional, un lugar muy destacado siendo una actividad a la que dedicó importantes esfuerzos por expresar con claridad y contundencia sus ideas sobre arquitectura, las cuales en numerosas ocasiones fueron reconocidas y premiadas.
La imagen que acompaña nuestra postal del día de hoy, tomada del valioso blog impulsado por Ramón Fermín CA Catálogo de arquitectura • Venezuela | Latinoamérica. Obras y proyectos de arquitectura con tradición moderna • materia | estructura | paisaje, correspondiente a la reelaboración gráfica del proyecto ganador del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui, distinción obtenida Sanz y S+P+A, Arquitectos en 1989, será la que nos permita introducir como preámbulo buena parte de los asuntos relacionados a lo que ella transmite.
Egresado de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV en 1970, donde había ingresado en 1964 con 16 años, desde muy temprano los trabajos de Joel Sanz se encuentran impregnados de un interés especial por la invención. Señala Mónica Silva Contreras en el texto titulado “Joel Sanz. De la arquitectura de su tiempo a la arquitectura de su lugar”, publicado en Arquitectos y obras. 1, 2 y 3. (1993) cómo “mediante la referencia explícita a imágenes con un fuerte acento tecnológico, el arquitecto intentaba la búsqueda de un estilo personal que debía estar, sobre todo, adecuado a su tiempo bajo la premisa consciente de lograr en el mismo un carácter vanguardista acorde con el contexto que ofrecían las publicaciones de otros países”.
1. Izquierda: Parte del trabajo final de grado de Joel Sanz publicado en la revista Punto nº 44, octubre 1971. Derecha: Residencia para ancianos en Caraballeda para la Fundación Planchart. Carlos Gómez de Llarena con la colaboración de Joel Sanz.
Con los trabajos de Archigram primero y de James Stirling después como referentes, aprendiendo del último una manera poco convencional de estructurar espacios y de utilizar una combinación de materiales por él desconocida, los estudios de Sanz transcurren interrumpidos por el proceso de Renovación Académica y culminan con un trabajo de grado, dirigido por Ramón González Almeida, que consistió en diseñar un sistema de objetos móviles realizado en plástico que sumaba vivienda y servicios para personas que se dirijan a zonas recreacionales estratégicamente ubicadas en el país que disfrutarían de estancias de más de un día. Con él obtuvo una calificación de 19 puntos, honor que le fue reconocido en el acto de graduación.
Su relación con González Almeida, sumada a una pasantía realizada con Jesús Tenreiro, una preparaduría en Geometría Descriptiva con Pablo Lasala y su colaboración, recién graduado, con Carlos Gómez de Llarena en el proyecto de una Residencia para ancianos en Caraballeda para la Fundación Planchart, le abren la puerta a su incorporación como profesor en su alma mater en 1972, punto de partida de una dilatada y reconocida carrera docente. Aquel mismo año funda un taller de proyectos, junto a Pablo Lasala, Carlos Gómez de Llarena y Jacobo Koifman, que se denominó Unidad Docente 5, que pasó a ser Unidad Docente 7 y luego Unidad Docente 9, taller que actualmente continúa en la FAU UCV.
Sus inicios como profesor de diseño le permitieron experimentar con ejercicios destinados a desarrollar la imaginación y transgredir los hábitos de diseño, mientras en su oficina asociado con Jesús Sandoval (la segunda que abriría desde 1970), los proyectos seguían cargados de alto contenido tecnológico y de guiños a la arquitectura de James Stirling.
Sin embargo, paulatinamente Sanz irá incorporando a su trabajo docente y profesional la preocupación por la respuesta al clima que creció al unísono con la conciencia del lugar como condición complementaria a su desempeño proyectual, haciéndose consciente la lección aprendida a través de los trabajos que como estudiante realizó en el Taller de González Almeida.
2. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Casa Hato Samuelero, estado Barinas (1977).
“Todas estas inquietudes comenzaron a formar parte de las obras que proyectaba Sanz con el equipo que conformó en 1975 con dos de sus alumnos, Juan Carlos Parilli y Francisco Arocha, quienes venían participando de casi todas sus experiencias docentes, integrándose ellos mismos, más tarde, al campo de la enseñanza de la arquitectura; habían participado en las experiencias del Taller de Sanz, desde los ejercicios para la imaginación hasta los entonces recientes temas vinculados a los problemas ambientales”, apuntará Silva Contreras. Así nacerá la firma S+P+A, Arquitectos, C.A.
3. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Dos de las experiencias realizadas en Higuerote: La casa de mi madre (1987, izquierda) y Mercado Municipal (1979-1982, derecha).
Luego vendrá la experiencia de le permitió a Sanz (como Ingeniero Municipal de Higuerote) y a su oficina convertir el pueblo en laboratorio proyectual y fuente inagotable de ejercicios docentes, donde se experimentaba con la ruptura con los esquemas tradicionales, el uso de los materiales, la precariedad de recursos y la siempre necesaria consideración de los aspectos climáticos: la temperatura, las variaciones de presión, la luz, la sombra y la ventilación, que dieron como resultado la elaboración en 1985 de un “Catálogo para la Arquitectura Tropical” que perseguía la reflexión sobre los conceptos del patio y el corredor”.
El concepto de espacio intermedio, de relación y transición entre el interior y el exterior, producto de lo experimentado en la universidad, percolaría directamente al ámbito profesional marcando la obra realizada por S+P+A mediante variaciones compositivas que hacen de la experiencia de diseñar en el trópico los temas centrales de muchas propuestas. Así, “con la recurrente necesidad de hacer de la arquitectura un cobijo para el hombre que la habita, al conformar recintos cerrados, motivos centrales en la composición arquitectónica, se refuerza la existencia de una arquitectura de protección, que se vuelve sobre sí misma, que hace del techo el elemento en el que se trabajan las posibilidades formales, estructurales y de aplicación tecnológica. Los espacios dedicados a los accesos o a la concentración del público en los edificios institucionales, por ejemplo, permiten identificar en las cubiertas uno de los temas más trabajados”, precisará Silva Contreras.
4. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Proyecto ganador del Concurso Nacional de Ideas para Sede de la Junta Parroquial de la Parroquia Catedral y Centro Deportivo del Liceo Fermín Toro (1994)5. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Propuesta ganadora del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui (1989). Plano de conjunto (izquierda) y corte fugado (derecha).
Con base en todo este preámbulo es que conviene repasar la participación de Joel Sanz junto a S+P+A en los concursos en los que participaron en las décadas de 1970 y 1980 y, en particular a los convocados para el Diseño de Sistemas Constructivos para Estaciones Ferroviarias (1976), el del Palacio Municipal del Distrito Sucre, estado Miranda (1985) y el de la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona (1989) que hoy nos ocupa, obteniendo el primer premio en los dos últimos.
6. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Propuesta ganadora del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui (1989).
Sanz, desde muy temprano vio en los concursos una excelente oportunidad para exponer sus ideas de arquitectura utilizando la transgresión como estrategia traducida en un inteligente manejo de las variables exigidas por los organizadores. Sin convertir el participar en algo inocente, también se veía en ello la posibilidad clara de obtener trabajo para la oficina de proyectos. Espoleado por la sana competencia que se dio entre los pares que formaban parte de su círculo docente y de amistad, fueron numerosas las ocasiones en que se vieron las caras en los numerosos certámenes que entonces se convocaban estableciéndose para el resto de los participantes un listón muy alto que debía ser superado.
7. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Propuesta ganadora del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui (1989).
De tal manera, para cuando se presenta la oportunidad de participar en el concurso para el Centro Ítalo Venezolano de Oriente convocado a través de su presidente Oswaldo Di Berardino, quien había dado a la arquitecto Lena Nalsen de Cavalleri la responsabilidad de organizar el evento, Sanz junto a Parilli y Arocha ya tenían casi 15 años de experiencia trabajando juntos y todo el bagaje acumulado en cuanto a desempeño que hemos descrito en líneas anteriores.
Por tanto, al observar las imágenes reelaboradas por Ramón Fermín en su blog es inevitable referirse a la cubierta como gran tema garante de sombra y cobijo sin dejar de tamizar la luz, al patio como elemento organizador que dicta la pauta en cuanto a disposición de las funciones que conforman al edificio, al corredor como espacio intermedio, a la presencia de una envolvente que alberga servicios y a la vez filtra el sol, y al claro énfasis dado al la tecnología y a los aspectos constructivos como pautas para un estricto control de la geometría.
8. Joel Sanz (S+P+A, Arquitectos). Propuesta ganadora del Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Ítalo Venezolano de Oriente, Barcelona, Estado Anzoátegui (1989)
Junto a Joel Sanz aparecieron como colaboradores en la propuesta presentada, además de Juan Carlos Parilli y Francisco Arocha, Luis Felipe Zamora, Claudio Vélez, Milagros Lunar y Rosita de Lisi
El segundo premio le fue otorgado a Pedro Sanz y sus colaboradores Magally López, Mariela Ramírez, María C. Mantilla, Marta Campo, Yelitza Yalastasi y María Elena Lander. El tercer premio recayó sobre Laura Velandia de Romano.
El jurado estuvo integrado por los arquitectos Fruto Vivas, Oscar Tenreiro, Leopoldo Sierralta y Hernán Canela y por los señores Francisco Martínez y Freddy Mogna Cruz por el Centro Ítalo Venezolano de Oriente.
En resumen, Sanz, quien proyectó mucho y construyó poco, tiene en el concurso para el Centro Ítalo Venezolano de Oriente un eslabón clave para comprender lo que fue una sólida trayectoria.
2 y 5. Mónica Silva Contreras. “Joel Sanz. De la arquitectura de su tiempo a la arquitectura de su lugar”, Arquitectos y obras. 1, 2 y 3. (1993)
3. Museo de Bellas Artes. Catálogo de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura “La arquitectura del lugar”, Caracas (1987); y Mónica Silva Contreras. “Joel Sanz. De la arquitectura de su tiempo a la arquitectura de su lugar”, Arquitectos y obras. 1, 2 y 3. (1993)
4. Semanario Arquitectura HOY, nº 64, sábado 11 de junio de 1994.
El Concurso Nacional de Ideas para el Teatro Municipal El Hatillo, promovido el año 2001 por la Gobernación del estado Miranda, la Corporación de Servicios y Mantenimiento del estado Miranda y la Alcaldía del Hatillo buscaba, de acuerdo a las bases que acompañaron su convocatoria, obtener propuestas para la solución de un teatro clásico (tramoya y servicios) para 1.000 espectadores con actividades de apoyo, zona rental de oficinas (4.000 m2), servicios y estacionamientos.
1. Ubicación del terreno al este del pueblo de El Hatillo.
Se ubicaría en un terreno de 4.500 m2 delimitado al norte por la calle El Progreso (entrada a la urbanización La Lagunita), al sur por parcelas residenciales y al oeste con la calle Buena Vista, el pueblo del Hatillo y (a la distancia) la iglesia parroquial.
Culminado el período de entrega para el que se exigían un máximo de seis láminas rígidas de 60 x 90 cms. que mostraran la información fundamental (memoria, plantas, cortes, fachadas y perspectivas, siendo la maqueta un requisito opcional), el jurado otorgó el primer premio que garantizaba la contratación del anteproyecto y proyecto al escultor, pintor y dibujante Miguel Acosta González, profesor universitario, egresado de la FAU UCV en 1979, quien contó con la colaboración de los también arquitectos Luciano Landaeta, Juvenal Salcedo y Luis Sánchez Alonso.
El interesante proceso de diseño seguido por Acosta, recogido en “Distancias y aproximaciones entre dibujos e ideas. Experiencias en cuatro concursos de arquitectura”, trabajo de ascenso presentado en 2004 para optar a la categoría de Asistente dentro del escalafón universitario en la FAU UCV, permite no sólo encontrar los aspectos claves que fueron esgrimidos para producir y sustentar la propuesta ganadora, sino el importante peso que cobraron los medios de representación utilizados para que dicho éxito cristalizara.
Lo primero que salta a la vista a la hora de observar cómo se abordó el problema es la interpretación que se le dio al programa. Alejándose de la aspiración expuesta por los convocantes de contar con un “teatro clásico”, Acosta y su equipo propusieron más bien la creación de un “centro cultural”, transformando el teatro en una pequeña sala anfiteátrica para 250 espectadores, planteando sólo las oficinas propias de la institución llevándolas a 400 m2 y reduciendo el estacionamiento para una capacidad de 100 vehículos.
2. Del tradicional patio colonial a su adaptación al terreno.
La consideración del diseño de un edificio público asociado a la imagen arquetipal de la casa (célula de un organismo mayor como lo es la ciudad), y en particular de la casa colonial propia de pueblos como El Hatillo, estará presente desde un comienzo como idea generadora de la propuesta. En tal sentido, en el texto introductorio del proyecto elaborado por Acosta para el trabajo de ascenso mencionado, señalará: “La mayoría de las casas de pueblos coloniales como El Hatillo tiene patios internos alrededor de lo cuales se colocan los corredores, habitaciones y espacios. (…) Cuando comenzamos a trabajar en este concurso esto fue lo primero que se nos vino a la mente y propusimos esquemas de funcionamiento y formas que tuvieran que ver con la creación de un patio interno: una serie de volúmenes alrededor de un espacio central. (…) La idea de casa colonial con patio, heredada de la tradición española, fue la primera imagen con la cual trabajamos; se mantuvo presente con ciertas alteraciones”.
3. La idea va tomando forma.4. Vista general de la idea dentro del contexto.
Otra imagen recurrente, presente desde el inicio, estará asociada a la idea de teatro: “Al igual que con la casa, cuando pensamos en un teatro es casi seguro que recordemos los teatros griegos como imagen arquetipal. (…) Dichos teatros eran tallados en las montañas y los constructores aprovechaban las pendientes naturales de los terrenos para su construcción. (…) De aquí surgieron dos temas para el Centro Cultural: el escalonamiento y la topografía. (…) El primero se manifiesta en la vibración que produce la repetición sucesiva de las gradas de un teatro y el segundo en el tallado de la edificación por niveles: continuidad entre naturaleza y arquitectura”.
Las ideas expuestas dieron pie a lo presentado a concurso luego de un rico proceso en el que, en primer lugar, la geometría triangular del terreno (con los tres lados diferentes entre sí) obligó a adaptar la forma rectangular del patio tradicional. Ello junto a las consideraciones topográficas llevó a proponer la imagen de un “triángulo cubista” el cual fue boceteado “repercutiendo en el conjunto en formas geométricas curvas, rectas y quebradas”.
5. De arriba a abajo: Plantas, corte longitudinal y fachada oeste de la propuesta presentada a concurso.
A los ajustes sucesivos a que se sometieron las primeras ideas se sumó el tratamiento propuesto para el hall de acceso del edificio entendido como una “plaza cubierta” desde donde se pudiera “atravesarlo mediante una calle interna escalonada”. “La edificación comienza a funcionar como un edificio urbano: plaza cubierta, pequeña plaza interna (patio en escalera) y una calle peatonal que permitiera la conexión entre las calles colindantes. La edificación se planteó como una pieza adaptable a las distintas situaciones espaciales y formales del contexto. (…) En ese momento, la imagen de casa se transformó en imagen de edificio institucional (Centro Cultural) que responde al contexto de una manera uniforme con una geometría ligera y severa al mismo tiempo”.
6. Proceso de ajustes que conllevó el anteproyecto.7. Lámina resumen del anteproyecto.
Durante el desarrollo del anteproyecto una vez obtenido el premio, los promotores y organizadores insistieron en la necesidad de incorporar el “teatro clásico” (ahora para 700 espectadores) planteado en las bases del concurso, transformado (como ya se dijo) en sala anfiteátrica con capacidad sólo para 250 presentada como idea ganadora. Ello originó un importante ajuste que “afectó considerablemente las condiciones formales y espaciales del programa”, el intento de equilibrar sin éxito el teatro con el resto del edificio y el inicio de un proceso de diálogo que condujo a la aceptación por parte de los clientes de retomar la idea de una sala de conciertos para 350 espectadores, “con las dimensiones suficientes para hacer danza y teatro pero sin las complicaciones de un Teatro Clásico”. De aquí surgiría la volumetría resultante plasmada finalmente: “un par de xilófonos (marimbas) de direcciones y proporciones distintas, integradas por el cuerpo del Hall de Acceso … lo cual fue aprovechado como imagen para resolver también la Biblioteca”.
Finalmente, el resultado logrado permitió afirmar que el teatro se abrió hacia el pueblo del Hatillo e interactúa con él, y que el edificio institucional paso a ser un edificio-teatro donde el escalonamiento de pisos y techos cobran gran protagonismo.
8. Dibujos de Miguel Acosta que acompañaron la propuesta presentada a concurso.
Los dibujos utilizados para presentar tanto las dos etapas de ideas -material entregado para el concurso- (bocetos y croquis exploratorios a mano alzada en los que se van alternando perspectivas y plantas de conjunto que concluyen con plantas, cortes y fachadas a escala 1/200), como el anteproyecto (croquis definitorios de plantas a mano alzada y dibujos a escalas 1/100 y 1/50,) fueron realizados fundamentalmente utilizando lápiz y marcadores negros (punta fina y punta gruesa) sobre croquis blanco y amarillo.
La riqueza expresiva que muestra a modo de memoria conceptual la presentación realizada desde el primer boceto a los dibujos más precisos, denota una vez más la virtuosidad como dibujante de Acosta y el valor que siempre ha tenido para él como método de aproximación creativa a la arquitectura. Ello le permitirá afirmar: “la relación entre dibujo e ideas es de orden dialéctico: donde comienza el dibujo concluyen las ideas y donde surgen las ideas se define el dibujo”.
Acosta, asiduo participante en concursos de arquitectura, había obtenido el segundo premio en el certamen para la “Escuela de Danza de la Ópera de París, Nanterre” en 1983, fue finalista en el convocado para el “Palacio Municipal del Distrito Sucre del Estado Miranda” en 1986 y obtuvo en 1998 el primer premio del “Concurso de Ideas para el Edificio de Apoyo al Museo de Arte Colonial-Quinta Anauco”, antes del reconocimiento alcanzado en el que hoy nos ha ocupado. Posteriormente continuaría cosechando éxitos como ganador del primer premio en: el “Concurso para el Mercado Popular de Antímano” (2013), el “Concurso Público para el Proyecto Sede del Banco Central Guayana” (2015), el “Concurso para la remodelación de la vieja oficina postal de Miami” (2015) y, más recientemente, junto a Rafael Montes, del “Concurso de Ideas para la manzana del Taller del Hierro, Oporto” (2022).
9. Vistas aéreas del Anfiteatro El Hatillo.10. Dos imágenes recientes del Anfiteatro El Hatillo.
Nota
Entregado el trabajo por parte de Acosta, finalmente como tantos otros concursos realizados a nivel nacional los promotores decidieron no construirlo. En su defecto lo que se realizó años después fue, tomando en cuenta parte de lo propuesto por Acosta, la restitución de lo que era una infraestructura venida a menos y que hoy se conoce como Anfiteatro El Hatillo, sala multipropósito que, sobre la calle Bella Vista (justo al lado del Centro Comercial Paseo El Hatillo), ocupaba uno de los tres terrenos (el identificado como P2) que se pensaban integrar al momento del lanzamiento del certamen. Con un aforo para 700 espectadores los trabajos se terminaron en 2013 y desde entonces ha funcionado con el objetivo de promover los talentos locales nacionales. La obra requirió la restitución del techo y la refacción de general de paredes e iluminación.