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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 437

Sobre el tema de los concursos de arquitectura mucho se ha escrito y reflexionado a nivel internacional y, como ya hemos comentado desde aquí en otras ocasiones, se trata de una asignatura pendiente en lo relacionado a la recopilación cronológica, descriptiva, gráfica y curatorial (acompañada con el correspondiente análisis crítico) de una práctica que ha sido recurrente en nuestro país.

1. Filippo Brunelleschi. Propuesta ganadora del concurso para la construcción de la cúpula de Santa María dei Fiore, Florencia (1420).

Siendo una actividad tan antigua que algunos ubican su primera aparición desde hace más de 2500 años y su “formalización” a partir del primer renacimiento, lo cual permitiría construir a partir de ella una particular historia de la arquitectura, tradicionalmente los concursos han servido para dos propósitos fundamentales: promover la buena arquitectura y ampliar o democratizar el acceso al trabajo buscando, a su vez, convertirse en revulsivos al acartonamiento de la estructura profesional y medios para conocer las tensiones arquitectónicas que se dan en un determinado momento, sin que ello siempre logre cumplirse a cabalidad.

2. Charles Garnier. Corte y fachada de la propuesta ganadora del concurso para la Ópera de París (1860)

De hecho, la diversidad de modalidades que existen a la hora de hacer un llamado para contender en torno a temas o propuestas de arquitectura, abre un abanico tal que habla por sí sólo de las dificultades existentes para cumplir con los deseos de obtener calidad mediante la libre competencia. Así, un paneo general de lo que han sido las convocatorias a competir devela que existen, bajo una primera gran clasificación que establece la existencia de concursos públicos, convocados por la administración pública, o privados, convocados por entidades o promotores privados, los siguientes tipos de contienda:

  • Concursos abiertos (internacionales, nacionales o regionales) o concursos limitados a profesionales seleccionados por invitación o «no abiertos», los cuales, a veces están precedidos por un proceso de clasificación de los posibles participantes.
  • Concursos de anteproyectos o de ideas, dependiendo de si el objetivo es construir el objeto de la convocatoria o solo generar nuevas ideas que orienten posibles propuestas o guíen el desarrollo de las ideas formuladas.
  • Concursos de una fase o dos fases, en función de la escala y complejidad del problema lo cual permitiría también hablar de concursos mayores y concursos menores tanto a nivel arquitectónico como urbano.
3. Tres de las propuestas presentadas para el polémico concurso internacional para la sede del Chicago Tribune que no finalizó con su construcción. Izquierda: Anteproyecto ganador, John Mead Howells y Raymond M. Hood. Centro: Segundo premio, Eliel Saarinen. Derecha: Anteproyecto de Walter Gropius y Adolf Meyer.

En todos los casos de manera más o menos clara se establecen unas bases que los concursantes deben seguir en las que se fijan los objetivos que el convocante aspira que se cumplan, las variables programáticas y contextuales, los plazos y requisitos de entrega, así como el jurado evaluador, el cual se aspira esté integrado por actores independientes de reconocido prestigio y experiencia profesional o académica.

4. El muy polémico concurso del proyecto para el Palacio de los Soviets, Moscú (1931-1933). Izquierda: Maqueta de la propuesta presentada por Le Corbusier. Derecha: Dibujo de la propuesta ganadora de Boris Iofán que finalmente no fue construida.

Sea como sea, de acuerdo a lo expuesto por Fernando Pérez Oyarzun en “Tras los concursos”, artículo introductorio al nº 67 de la revista ARQ (diciembre 2007) dedicada al tema, “…los concursos han dado ocasión a que arquitectos aún no consagrados, emerjan frente a arquitectos de prestigio y trayectoria. A este estado de cosas parecen confluir dos circunstancias propias de la arquitectura. La primera es la relativa dependencia que el resultado de una obra tiene de las circunstancias que la rodean. Ellas van desde el ambiente cultural hasta la sensibilidad y la actitud del cliente. De este modo aún arquitectos de gran talento han sido incapaces de mantener un nivel parejo en sus obras. La segunda razón tiene que ver con algo que ya Aristóteles señaló como propio de las disciplinas artísticas: ellas no producen soluciones necesarias sino posibles. Las artes, y en este aspecto la arquitectura, participan de tal condición, no se limitan a escoger entre unas cuantas posibilidades, aún buenas o factibles, sino que se empeña en generar nuevas alternativas. Es difícil, por tanto, prever o visualizar una solución arquitectónica sin haberla hecho alcanzar un cierto grado de completitud y desarrollo. Eso es precisamente lo que un proyecto se propone y lo que un concurso pretende explotar. En un cierto sentido ellos pueden ser vistos, tomando las palabras de François Jacob acerca de la investigación científica, como un taller de lo posible”.

5. Dibujos presentados por los ganadores de dos de los más importantes concursos internacionales realizados durante el siglo XX que finalizaron en la construcción de las obras. Izquierda: Jorn Utzon. Planta de techos de la Ópera de Sydney (enero 1957). Derecha: Renzo Piano y Richard Rogers. Corte-fachada del Centro Cultural del plateau Beaubourg en París (que después sería conocido con el nombre de Centro Pompidou) (1971).
6. Dos de los pocos edificios importantes realizados en Venezuela producto de concursos de arquitectura. Arriba: Jesús Tenreiro. Palacio Municipal de Barqusimeto (1966- 1968). Abajo: Jesús Sandoval Parra, Tomás Lugo Marcano y Dietrich Kunckel. Sala de Conciertos y Sede de la Orquesta Sinfónica Venezuela (Complejo Cultural Teresa Carreño) (1971-1983).

La polémica que siempre rodea los resultados y las dificultades que con demasiada frecuencia surgen a la hora de llevar a feliz término las propuestas ganadoras, son rasgos adicionales que hermanan a los concursos convocados prácticamente en todo el mundo, pero con particular notoriedad en Venezuela. Sin embargo, pese a esa importante cuota de desprestigio, los concursos se siguen organizando existiendo arquitectos que se han declarado adictos a ellos y numerosos sitios web que promocionan una importante cantidad de ellos a nivel internacional, muy atractivos para las jóvenes generaciones que intentan sobresalir. Lo anteriormente dicho no contradice lo que en algún momento expresó el renombrado crítico de arquitectura argentino Roberto Fernández (citado por Humberto Eliash en “Reflexiones sobre los concursos de arquitectura” publicado en la revista AS -Arquitecturas del Sur, diciembre de 2005), acerca de que “los concursos de arquitectura representan la combinación del arte de elegir y el oficio de ser elegidos”.

7. Ubicación del Colegio San Francisco Javier en Punto Fijo, estado Falcón (izquierda) y vista aérea del conjunto con la Sala de Usos Múltiples objeto del concurso arriba a la izquierda (derecha).

Este extenso preámbulo, quizás sirva para fijar la atención en el concurso cuya imagen engalana nuestra postal del día de hoy: el convocado en 1990 por la Congregación de las Religiosas Javerianas para la Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier, Punto Fijo, estado Falcón, ganado por el arquitecto Jorge Castillo Blanco (1933-2022).

De acuerdo a lo anteriormente expuesto es posible decir que se trató de un certamen por invitación de carácter privado, que podríamos calificar de “menor” dada la escala del problema a resolver, convocado con la intención de obtener anteproyectos que permitieran concluir posteriormente en la construcción del edificio, y del cual desconocemos quienes pudieron ser el resto de los llamados a participar e incluso el jurado evaluador, a pesar de que fue publicado en la revista entrerayas nº 21 (junio de 1997) y en el catálogo de la “IX Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura venezolana de fin de siglo 1987—1998” como uno de los “proyectos invitados”.

8. Pabellones de aulas del Colegio San Francisco Javier construidos a mediados de los años 1950.

De acuerdo a la descripción elaborada por Castillo, la propuesta buscó complementar las actividades del que es considerado como uno de los centros educativos más importantes del estado Falcón, fundado 3 de diciembre de 1954 por las Hermanas de Nazaret, que contaba con un amplio terreno ubicado sobre la avenida Ramón Luis Polanco cruce con avenida Los Ruices en Punto Fijo, donde desde finales de los años 1950 se habían construido un conjunto de edificaciones de sobria arquitectura y correcta orientación conformadas fundamentalmente por los pabellones de aulas y sus servicios de apoyo.

9. Croquis de Jorge Castillo que formaron parte de la propuesta presentada a concurso.

Para 1990, cuando el colegio contaba con una población de 1200 alumnos se produce el llamado a concurso con el objetivo de diseñar “un gran espacio para usos múltiples de gran flexibilidad” que se ubicaría estratégicamente en la esquina noroeste del conjunto (cruce entre las avenidas Ramón Luis Polanco y Los Ruices), al lado del estacionamiento, lo cual facilitaba enormemente su accesibilidad con miras a ser compartido con la comunidad.

10. Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier. Corte por la diagonal de la planta cuadrada (arriba) y corte transversal (abajo)

“Las condiciones climáticas de la zona, temperaturas medias entre 27º y 30ºC, vientos constantes y sol inclemente” generaron las determinantes que guiaron el diseño del edificio, el cual fue resuelto teniendo como concepto un “techo madre” que obedecía a una “estéreo-estructura de forma cuadrada” (estructura espacial reticulada), según palabras de Castillo.

11. Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier. Fachadas noreste (arriba) y sureste (abajo)

“Dirigir el viento a través de bloques persiana de concreto colocados en diferentes posiciones para permitir la entrada y salida del mismo al recinto en diferentes posiciones, lográndose una ventilación cruzada, creándose un clima interior confortable y una luz tamizada” dio pie para resolver la envolvente y dotar de confort ambiental a la sala. Por su parte, la cubierta fue realizada con “láminas de aluminio de color azul y se proyecta como una gran ‘sombrilla’ que cubre ampliamente la planta del espacio de usos múltiples con todos sus servicios”, acotará Castillo. Y añade: “Es importante anotar la independencia de esta cubierta cuadrada con el espacio circular (no se tocan entre ellos), creando esa eterna dualidad: círculo/cuadrado; cielo/tierra; femenino/masculino”. Techo y envolvente, tratados con independencia y tino, permitirán la aparición de espacios intermedios que a modo de corredores rodearán la sala y facilitarán la definición del acceso en una de las esquinas (la sureste).

12. Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier. Planta libre (izquierda) y con acomodos para cine, teatro y misa.

“Los servicios (camerinos, sanitarios, depósitos de sillas, almacenaje, oficinas) se ubicaron en la periferia, para servir al gran espacio central. (…) El mobiliario (800 sillas, mesas, cubos móviles que unidos formas el escenario y otros) se almacenan apilados en depósitos diseñados y ubicados en los extremos noroeste y noreste de la sala”. El edificio capaz de albergar a 800 personas se puede organizar como auditorio, cine, teatro, sala de graduaciones, exposiciones y como capilla para oficiar misa.

13. La sala durante su fase de construcción.
14. Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier. Detalle de la estereoestructura (izquierda) y pérgola de acceso (derecha)

La estructura metálica de la cubierta a cuatro aguas (que tiene doble altura en su centro culminado en una claraboya y decrece hacia los bordes), al quedar exenta prácticamente en todo el perímetro, colaborará en acentuar su ligereza. Para el diseño del piso se utilizó granito con flejes que “además de ser una propuesta estética, da la posibilidad de colocar las sillas en las posiciones adecuadas según el evento a realizar en la sala”, afirmará Castillo.

15. La sala en funcionamiento.
16. El interior de la sala un día de graduación.

Finalmente, “se tomó muy en cuenta en el diseño del paisajismo, usar solamente especies autóctonas de la zona cují, xerófilas, trepadoras y piedra de coral”.

17. Jorge Castillo. Derecha: Parque El Conde (1968, demolido); Izquierda: Edificio para la Entidad de Ahorro y Préstamo El Porvenir en Coro (1971)
18. Jorge Castillo. Izquierda arriba: “El DIORAMA”, Campo de Carabobo (1971) ; Derecha arriba: “Casa Mara” (1972); Derecha centro: casa Gamero (1974); Derecha abajo: casa Chelique Sarabia (1975); Izquierda abajo: Museo de la Cultura en Valencia (1986).
19. Jorge Castillo. Casa particular “El Amarillo” (1975).

Para cuando Castillo, nacido en Maracaibo en 1933 y egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1959, ganó este concurso ya tenía buena parte de su brillante carrera de arquitecto recorrida y era considerado como uno de los arquitectos más audaces y creativos de su generación. Su talento ya podía apreciarse, entre otras, en obras como: el Parque El Conde (1968); el Edificio para la Entidad de Ahorro y Préstamo El Porvenir en Coro (1971); “El DIORAMA”, Campo de Carabobo (1971) ; el diseño y producción del sistema constructivo “Casa Mara” en poliéster y poliuretano (desarmables y reforzados con fibra de vidrio) para unidades móviles de viviendas, escuelas, hoteles, campamentos (1972, premio vivienda unifamiliar en la V Bienal Nacional de Arquitectura 1973); la casa Gamero (1974, junto a Ralph Erminy, Premio VI Bienal de Arquitectura Integración de las Artes 1976); su casa particular “El Amarillo” (1975); la casa Chelique Sarabia (1975) o el Museo de la Cultura en Valencia (1986).

A lo anterior se añadiría su actividad en paralelo como artista plástico y su distinción con el Premio Nacional de Cultura, Mención Arquitectura 1999 en reconocimiento a su obra y trayectoria.

Para finalizar, debemos decir que la Sala de Usos Múltiples del Colegio San Francisco de Javier tiene el privilegio de ser un proyecto que procedente de un concurso se logró construir. En 1993 se concluyó la obra y en 1997 fue galardonada con el Premio RAGA (Regional de Arquitectos del Grupo Andino) al mejor proyecto de Arquitectura construido más representativo entre los países del Grupo Andino, en el XXI Congreso de dicha organización realizado en San Cristóbal, estado Táchira, Venezuela, del 26 de febrero al 1 de marzo.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 9, 10, 11, 12, 13 y 15. Revista entrerayas nº 21 (junio de 1997)

1. María Dolores Muñoz. «El concurso de arquitectura como búsqueda de coherencia entre realidad constructiva y posición teórica: una reflexión desde la historia». Revista AS -Arquitecturas del Sur, diciembre de 2005 (https://revistas.ubiobio.cl/index.php/AS/article/view/880).

2. Carmen Milagros González Chávez, Domingo Sola Antequera. «L’Opéra de Paris de Charles Garnier. Un escenario para la literatura y el cine«. Vegueta 24. Anuario de la Facultad de Geografía e Historia (file:///C:/Users/USER/Downloads/VEG_2024_1_15-1.pdf).

3. Fernando Pérez Oyarzun. “Tras los concursos”. Revista ARQ nº 67 (diciembre 2007)

4. La Espina Roja. Palacio de los Soviets de Le Corbusier (http://espina-roja.blogspot.com/2019/07/palacio-de-los-soviets-de-le-corbusier.html); y Pedro Ponce Gregorio, Ignacio Peris Blat y Salvador José Sanchis Gisbert. «Historia de un concurso. El caso de Le Corbusier y el Palacio de los Soviets de Moscú» (https://www.researchgate.net/publication/367078401_Historia_de_un_concurso_el_caso_de_Le_Corbusier_y_el_Palacio_de_los_Soviets_de_Moscu/fulltext/63c0a53feab5ff0149a95185/Historia-de-un-concurso-el-caso-de-Le-Corbusier-y-el-Palacio-de-los-Soviets-de-Moscu.pdf)

5. Guillem Carabí-Bescós. «De la mancha a la geometría: Jørn Utzon y la Casa de la Ópera de Sydney» (https://www.redalyc.org/journal/1936/193654981001/html/); y metalocus (https://www.metalocus.es/es/noticias/obra-maestra-de-la-arquitectura-en-paris-centro-pompidou-por-renzo-piano-y-richard-rogers)

6. Revista CAV 2/22 (1967); Correo de Lara (https://correodelara.com/esta-es-la-historia-del-vanguardista-palacio-municipal-de-barquisimeto/); Colección Crono Arquitectura Venezuela; y Teatro Teresa Carreño (https://es.wikipedia.org/wiki/Teatro_Teresa_Carre%C3%B1o)

7. Capturas de Google Earth.

8. Colegio San Francisco Javier Punto Fijo (https://www.facebook.com/photo.php?fbid=566395016802840&id=290713321037679&set=a.566394406802901&locale=sv_SE); y Colegio San Francisco Javier (https://nazaretglobaleducation.org/colegio/colegio-san-francisco-javier/)

14. Colegio de Arquitectos de Venezuela/Museo de Bellas Artes. Catálogo de la “IX Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura venezolana de fin de siglo 1987—1998” (1998)

16. María Fernanda Gomes (https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=colegio+san+francisco+javier+punto+fijo#lpg=cid:CgIgAQ%3D%3D,ik:CAoSLEFGMVFpcE9JOEdzNElUUTdsWnRTM3RlanI4UDlmME9LaUdPaC0wS19aLS1o)

17 y 18. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

19. Julio César Mesa (@juliotavolo)

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 373

El llamado a concurso privado de ideas de arquitectura que hiciera en febrero de 2002 la empresa Sincrudos de Oriente C.A. (SINCOR), sociedad mercantil integrada por las empresas Total Venezuela, S.A., filial del grupo Totalfinaelf (Francia); PDVSA Sincor S.A. (Venezuela) y Statoil Sincor, A.S. (Noruega), que participaba en el desarrollo de la faja petrolífera del Orinoco, significó para los participantes invitados el encontrarse por primera vez de forma explícita con la oportunidad de hacer propuestas que no sólo se tradujeran en un “edificio emblemático para la empresa y la arquitectura nacional” dado “el carácter e importancia de las actividades que realiza SINCOR en el estado Anzoátegui”, sino “…que además de demostrar excelencia en el diseño, también contemplen su sustentabilidad y viabilidad técnica y económica”, tal y como rezaba en las bases del concurso elaboradas el año 2001 por sus organizadores.

Por si esto fuera poco, hacia el final del documento entregado a los convocados, en la sección “La arquitectura que queremos” se manifestaba de manera aún más explícita el compromiso de la empresa con los valores ambientales de la arquitectura: “Queremos una arquitectura nacional, que enfatice los contenidos de su localización regional–tropical… (que combine) el uso de tecnologías apropiadas y materiales constructivos locales con un lenguaje global acorde al nivel de nuestras exigencias como empresa multinacional y multicultural… Requerimos una arquitectura sostenible, con vista a nuestras actividades en los próximos 35 años en el lugar, que valorice los aspectos de redunden en la disminución del consumo energético, sin menospreciar las ventajas de los sistemas de control ambiental”.

1. Láminas presentadas en el concurso por el equipo de VAV Proyectos y Construcciones, C.A.

En tal sentido, a la firma VAV Proyectos y Construcciones C.A. con el arquitecto Domingo Acosta a la cabeza (junto a Fruto Vivas y Efraín Vivas, la colaboración de Mauricio Espina, Erick Vivas y Ariel Donoso y propuesta paisajística de Enrique Blanco), ganadora a la postre del certamen, se le presentó la inmejorable ocasión de plasmar en la práctica toda una serie de planteamientos que Acosta como profesor e investigador dentro del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) venía desarrollando en el área del desarrollo tecnológico.

Así, en el artículo titulado “Hacia una arquitectura y una construcción sostenibles: el proyecto para el edificio sede de SINCOR (Barcelona, estado Anzoátegui)”, publicado en la revista Tecnología y Construcción, Vol 19, Nº 2 (2003), Acosta develará lo que serían los aspectos conceptuales vinculados al enfoque en torno a sostenibilidad, que ya desde los años 90 del siglo XX, introducidos por Alfredo Cilento, se venían debatiendo y explorando dentro del IDEC y la manera como ellos fueron incorporados en la concepción y puesta en escena de la idea ganadora del concurso.

2. Planta de conjunto (izquierda) y esquemas explicativos sobre la consideración de las variables climáticas (derecha).

Con la más absoluta claridad, Acosta declara cómo: “Nuestra propuesta se centra en cinco ideas para una arquitectura sostenible: el techo como filtro ambiental; el patio interior: ventilación e iluminación naturales; vegetación y ciclo del agua: la incorporación de los procesos naturales al entorno del edificio sede; estructura flexible y de rápido montaje; y construcción seca y por componentes modulares, todo ello bajo la premisa que encierran las siguientes estrategias: hacer más con menos recursos; reducción del consumo energético; reducción de la contaminación y de los peligros para la salud; construir bien desde el inicio; cero desperdicio, y producción local, flexible y de pequeña escala”.

Enfocado claramente con la intención en convertirse en un edificio manifiesto, y en un importante eslabón dentro de un campo al que se le ofreció la posibilidad de explicar y dar salida a temas que se manejan desde el interior de la academia, Acosta expondrá cómo el proyecto asumió cada una de las ideas plasmándolas en criterios y objetivos que se aplican en la implantación de la edificación en el predio, el uso de diversos elementos, la escogencia de los materiales, la utilización de un determinado sistema estructural y la organización del programa.

Ante el reto de trabajar en un lote de 43.000 metros cuadrados de superficie, plano, físicamente muy homogéneo, sin mayor relevancia del paisaje, de escasa vegetación, alta humedad relativa, temperaturas fuera de la zona de confort, velocidad del viento más moderada que fuerte y elevado nivel freático, insertado en un sitio de bajo perfil, deprimido y sin mayor interés, en medio de un contexto ruidoso, polvoriento y contaminado que originan un fuerte deterioro de la calidad ambiental y urbana, la respuesta incorpora una serie de intervenciones urbanísticas que apuntan a mejorar su accesibilidad, dar relevancia al tratamiento de las áreas exteriores y procurar la concentración del edificio de 7.500 metros cuadrados de construcción, orientado norte-sur, en el segundo tercio del terreno.

3. El techo como filtro ambiental.
4. El patio interior: ventilación e iluminación naturales.

Para materializar las ya mencionadas “cinco ideas para una arquitectura sostenible”, Acosta expondrá cómo cada una estará acompañada de una serie de elementos arquitectónicos y constructivos orientados por un grupo de estrategias.

Así, el techo como filtro ambiental se referirá “al concepto del doble techo con vegetación, un sistema pasivo de control ambiental ideal para moderar las fuerzas del clima” y estará conformado por pérgolas, una “nube vegetal” y un “paisajismo elevado” donde “la vegetación en las azoteas invade las pérgolas”.

El patio interior: ventilación e iluminación naturales “propone el patio interior como lugar fresco y lleno de vegetación para proteger de la excesiva radiación solar y de la lluvia, y permitiendo la ventilación natural en las áreas comunes del edificio, para así lograr significativos ahorros de energía”.

5. Vegetación y ciclo del agua: la incorporación de los procesos naturales al entorno del edificio sede (izquierda) y Estructura flexible y de rápido montaje (derecha)

Vegetación y ciclo del agua: la incorporación de los procesos naturales al entorno del edificio sede “establece que la vegetación y el agua son los grandes protagonistas del enfoque ecológico de nuestra propuesta como contribución a mejorar los deteriorados procesos ambientales del entorno urbano”, para lo cual “se creará un laguna que consolide el vínculo de la vegetación y el agua al entorno de la sede y para control del ciclo del agua” y se utilizará “vegetación abundante en el paisajismo: caminerías, estacionamientos y laguna”.

Estructura flexible y de rápido montaje “responde a los principios de flexibilidad del espacio exigidos por los usos de la sede”, contándose con espacios libres de 15 m x 15 m ofreciéndose la máxima flexibilidad, facilitando la coordinación modular de la estructura y demás elementos prefabricados modulares.

6. Construcción seca y por componentes modulares (izquierda) y despiece del edificio (derecha).

Construcción seca y por componentes modulares “intenta lograr el ideal de ‘cero desperdicio’ a través de procesos de construcción y ensamblaje de componentes de estructura y cerramiento guiados por los principios de la ‘construcción seca’ y de la ‘desconstrucción’”, planteándose el uso de una estructura conformada por “elementos prefabricados modulares apernados”, la fijación a ella de los cerramientos exteriores (paneles de fachada, ventanas y elementos de protección solar) mediante pernos y tornillos, el uso de cerramientos interiores flexibles y desmontables y la sujeción de los elementos de la pérgola mediante ganchos.

7. Vista fachadas norte y este (izquierda) y planta baja (derecha).

SINCOR que en 2002 realizó la primera producción de crudo sintético que alcanzó los 180.000 barriles diarios a partir de un suministro de 200.000b/d de crudo pesado proveniente de la región de Zuata en la Faja del Orinoco, y que en 2005 anunció que perforaría ocho nuevos pozos productores y esperaba perforar unos 67 pozos en el año 2006 y 84 pozos en el 2007, se vio obligada a convertirse en empresa mixta en 2007 siendo luego asimilada por el consorcio llamado Petrocedeño. Presumimos que este último evento terminaría dejando de lado la construcción del edificio ganado por concurso que hoy nos ha ocupado y con ello la posibilidad de poner a prueba los interesantes planteamientos de una arquitectura y construcción sostenibles que lo sustentaban.

8. Vista fachada norte.

Por otra parte, la labor investigativa acumulada por Acosta (egresado de la FAU UCV en 1979, Ph.D.en Arquitectura de la Universidad de California, Berkeley, 1986 y profesor titular del IDEC, FAU, UCV), le permitió presentar en septiembre de 2002 el trabajo de ascenso a la categoría de profesor asociado titulado “Arquitectura y construcción Sostenibles: propuestas y experiencias profesionales y académicas”, por el que obtuvo el Premio Bienal Carlos Raúl Villanueva al Mejor Trabajo de Ascenso de la FAU-UCV en 2004, y más adelante, junto a Alfredo Cilento, “Edificaciones sostenibles: estrategias de investigación y desarrollo”, publicado en 2005 en Tecnología y Construcción Nº 21 I. Acosta en 2015 dirigió el equipo ganador del Concurso para la Subsede Guayana del Banco Central de Venezuela (BCV), la cual le hizo merecedor de la Mención Honorífica del Gran Premio XIII Bienal de Arquitectura de Venezuela, 2019 (coautor arquitecto Miguel Acosta), y publica en 2019 el libro Diseñar en el Antropoceno: La arquitectura más allá de la sostenibilidad con el que obtiene el Premio Juan Manuel Cagigal 2021 al mejor libro de texto de Ingeniería y el Hábitat, otorgado por la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. https://domingoacosta.org/sincor y http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_tc/article/view/3542