1975•Se concluye la construcción, se ocupa y comienza a operar el Centro Comercial Propatria, ubicado en la calle Principal Simón Bolívar, de la Urbanización Propatria, Caracas, proyectado por el arquitecto Carlos Brando Paz (1924-2016) (FAU UCV, promoción 4-1955),
El nuevo centro comercial de 88.000 m2 de construcción, cercano a la estación terminal del Metro de Caracas, tiene extensas superficies resueltas en concreto en obra limpia así como su estructura portante. Las circulaciones fueron dispuestas de manera perimetral a los locales, permitiendo contemplar el movimiento de la clientela desde el exterior del edificio. Internamente la circulación es asistida por escaleras mecánicas.
Tiene 240 locales comerciales, tiendas por departamentos, dos cines, bowling, oficinas gubernamentales, oficinas, consultorios médicos y agencias bancarias.
Se complementa el centro con un estacionamiento para 1.500 vehículos
Carlos Brando P. fue integrante del grupo TABO del Banco Obrero, donde desarrolló diversos proyectos en equipo con otros profesionales, destacándose el Conjunto Multifamiliar Diego de Losada. En 1963 se incorporó como docente de la asignatura Diseño en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, cargo que mantuvo hasta su jubilación. En su práctica privada, asociado en algunos casos, proyectó el Club Campestre Los Cortijos, Caracas (1957) y el Centro Nacional de Telecomunicaciones CANTV con Guido Bermúdez, Pedro Lluberes e Isaac Van Praag, Caracas (1973). Fue Presidente del Colegio de Arquitectos de Venezuela en 1976.
1974•Se termina de construir el conjunto Centro Comercial Paseo Las Mercedes y Hotel Holiday Inn ubicados en el cruce de la Av. Principal y el Paseo Enrique Eraso de la Urbanización Las Mercedes, diseñado entre los años 1969 y 1971 por el arquitecto Jimmy Alcock. El conjunto de 80.000 m2 está compuesto de un basamento de 4 niveles de uso comercial que se organiza en torno a un espacio central provisto de una cubierta móvil traslúcida, que permite al abrirse la estrada de ventilación. En el extremo norte del basamento se levanta un hotel de 10 pisos, que tiene 220 habitaciones.
Parte del sótano se utilizó para instalar un restaurante y un cine. Años después se desarrolló en estos espacios un importante centro cultural, aumentando el número de salas de cines-teatro, una galería de arte, una librería y diversos cafés y restaurantes.
El centro está servido por un estacionamiento para 1.300 vehículos.
El espacio adjunto a la entrada del hotel desde el interior del Centro Comercial, de 3 alturas, fue intervenido por el arquitecto Domingo Álvarez con un obra con luz, espejos fijo y otros móviles, que busca modificar la percepción que tenemos del sitio.
El anuncio publicado en la revista Integral nº 7 (1957) que ilustra la postal del día de hoy, aparece un año después de que el equipo encabezado por los arquitectos Jorge Romero Gutiérrez, Dirk Bornhorst y Pedro Neuberger (Arquitectura y Urbanismo, C.A.) y complementado por un importante grupo de empresas, concluyeran el proyecto de “El Helicoide”, emblemática y polémica edificación que colocó, como pocas, ante el mundo la capacidad profesional, técnica y constructiva desarrollada durante aquellos años en un país que se mostraba a la cabeza de la modernidad Latinoamericana.
1. Portada de la revista Integral nº5, diciembre 1956. Diseño: Omar Carreño
El empuje propagandístico y el esfuerzo por lograr convencer a una sociedad que lo veía quizás como una propuesta a contracorriente de su aplacada condición provinciana, hicieron de la obtención de recursos un eslabón clave y dificultoso para poder cristalizar el proyecto en obra construida. Las páginas de Integral (editada justamente por un grupo encabezado por Romero Gutiérrez), se convirtieron durante todos esos años en la vitrina donde esta ambiciosa edificación se fue promoviendo y mostrando, teniéndose el nº 5 (diciembre 1956) como punto culminante del despliegue del proyecto convirtiéndose, por el cuidado con que fueron realizados la edición, el montaje y la presentación, en una de las publicaciones más hermosa de cuantas se han editado en el país desde esa fecha, cuya portada y diseño artístico estuvieron a cargo de Omar Carreño.
2. Despliegue del interior de la revista Integral nº5 (diciembre 1956) donde se muestra y explica el proyecto de El Helicoide.
Así, bajo el título «Helicoide de la Roca Tarpeya. Centro Comercial y Exposición de Industrias”, situado entre las páginas 22 y 42 del número ya señalado, la revista ofrece toda la información necesaria para comprender las razones que permitieron imaginar y diseñar este edificio tallado en un pequeño cerro de 101.940 m2 de los cuales 29.192 m2 se destinaron a vías y espacios verdes, y el resto 72.748 m2 a su construcción, de los cuales 46.715 están dedicados a locales comerciales y exposición de industrias, 8.445 a bienes comunes y 17.588 “a la construcción actual o futura de entrepisos o mezaninas en los locales que sobrepasen el 50% computables”. Además, existen 17.000 m2 destinados a estacionamientos y aceras cubiertas. En resumen, la edificación se ubica en el 50% del área del lote y se construye con base en el 100% de su superficie.
3. Esquema de circulación de El Helicoide publicado en la revista Integral nº 5, diciembre 1956.
La génesis del proyecto es expresada de la siguiente manera por sus autores: “El Helicoide es una forma geométrica irregular que se asemeja a la forma piramidal de la colina que le sirve de asiento: su funcionamiento está estrechamente ligado a su forma, así como la edificación a su topografía: su expresión lineal consiste en una espiral de subida entrelazada con una espiral de bajada que envuelven la colina, muy simples, pues a medida que se asciende la espiral se encuentran los estacionamientos, locales de comercio y exposición, sin que sean perceptibles el ascenso y el descenso, ya que el gran desarrollo de las rampas da una pendiente muy suave de 2.5% de promedio (…) El atractivo principal del edificio consiste en que inmediatamente que el vehículo entra en él, comienza a recorrer las rampas de acceso como por un estacionamiento donde a su paso se encuentran los distintos locales y puede estacionar en el punto que le sea más conveniente: no existe final de estacionamiento ni vías que interrumpan la continuidad de la circulación”.
4. Corte transversal de El Helicoide publicado en la revista Integral nº 5, diciembre 1956.
Como respaldo a lo señalado con relación a este Centro Comercial adaptado a las más actuales exigencias y estándares internacionales, en el número 5 de Integral aparecen, con relación al proyecto: los Objetivos, la Definición y un Resumen General de él, impreso y desplegado en siete laminas de papel transparente, con cada una de sus plantas, permitiendo ver la correspondencia entre cada uno de los niveles con el inferior y la relación vehicular con los diferentes espacios. Se encuentra también detallado el esquema de circulación, un corte esquemático del edificio indicando su relación con la avenida Fuerzas Armadas, los locales comerciales y algunos de ellos considerados especiales, las vitrinas de exhibición, el Palacio de Espectáculos y la Central de Televisión, el diseño del Kindergarten, la Central de Administración y Comunicación y el Centro Automotriz (ubicado muy próximo al acceso, con una bomba de gasolina, túnel de lavado automático, venta de carros y taller mecánico). En la página 40 se describen en detalle los diferentes Locales Tipo propuestos, terminando con las cinco plantas del Club de Propietarios. Cabe destacar cómo en el punto más alto del edificio los proyectistas colocaron a modo de remate un domo geodésico que se encuentra entre las tres primeras a ser construidas en aluminio, creada por el visionario ingeniero Buckminster Fuller.
El proyecto, una vez concluido en 1956 comienza a ser reconocido y premiado internacionalmente por su novedoso diseño arquitectónico y su original plan urbano. En tal sentido, El Helicoide fue reseñado en la revista Time (1957) y destacado en la exposición «Roads» montada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) en agosto-septiembre de 1961 y, nuevamente, en el mismo museo entre marzo-julio 2015 en la exhibición «Latin America in Construction: Architecture 1955–1980».
5. Portada del folleto promocional de El Helicoide, 1956.
Luego de cuatro años de construcción ininterrumpida iniciada en 1957, en 1961 El Helicoide se paraliza definitivamente una vez que se ralentiza el ritmo de la obra en 1958 con la caída de la dictadura de Pérez Jiménez y no logran cristalizar las múltiples negociaciones entre lo promotores, el Gobierno Nacional y los entes económicos financistas.
En varias ocasiones se consideró la estructura del edificio, terminada en su 90%, como base de diversos proyectos de recuperación y remodelación, no prosperando ninguno de ellos. Así, mientras en 1966 sirvió de refugio a damnificados causados por las lluvias (situación que se repitió en 1979 convirtiéndolo en lugar de asentamiento de construcciones informales), en 1982 tras 16 años de ocupación (cuando ya habitaban allí 1.860 familias y unas 9.300 personas) El Helicoide es desalojado completamente en seis meses gracias a la presión ejercida por el “Comité de rescate del Helicoide”, luego “Proyecto Helicoide”, coordinado por Sonia Miquilena de Cárdenas, quien propone convertirlo en una “ciudadela cultural”. Entregado en comodato a la Gobernación del Distrito Federal, en 1983 se anuncia la construcción de la primera etapa de dicha “ciudadela” (proyectada por el arquitecto Ralph Erminy), lográndose sólo rescatar y ubicar en su lugar el domo geodésico de Fuller para albergar actividades culturales. Previamente (1969) el MOP propone sustituir el uso comercial original por oficinas públicas, centro de estudios y adiestramiento del IVSS y del INCE y exposiciones; en 1974 el informe desarrollado por la Oficina de Arquitectura Oscar R. Tenreiro Degwitz para el Centro Simón Bolívar propone la inclusión en El Helicoide de áreas para la Biblioteca Nacional, el Archivo General de la Nación, la Imprenta Nacional, el Museo de Historia Natural y el Museo de la Ciencia y de la Técnica; en 1975 mediante Decreto de expropiación se autoriza al recién creado Instituto Nacional de la Vivienda (INAVI) la adquisición de los bienes afectados y se encarga el proyecto “Nuevo Helicoide Caracas” al Grupo Tekto (Carlos Celis Cepero y Ana Teresa Caraballo-Gramko de Celis Cepero), quienes solicitan la asesoría de los autores del proyecto original y proponen mantener el uso inicial de centro comercial, ampliando los porcentajes de construcción a cien mil metros cuadrados incorporando un gran hotel en forma de torre cilíndrica y otros cuerpos rentables; finalmente, el 10 de septiembre de 1986, El Helicoide es adjudicado a la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención DISIP (SEBIN desde 2010), no sin antes detectarse un último intento por convertirlo entre 1991 y 1993 en el Centro Ambiental de Venezuela y sede del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Renovables según plan maestro presentado por los arquitectos Julio Coll y Jorge Castillo, del Taller de Arquitectura JC-JC.
Sobre los avatares que sufrió El Helicoide durante su proceso de construcción y las consecuencias que derivaron en su imposible culminación y destino se ha escrito mucho. Las asociaciones que han llevado a considerarlo una “Torre de Babel tropical” aunadas a la noción de “ruina moderna” o de “esencia y espectro de la modernidad venezolana” se han mostrado como poderosas imágenes para convertirlo, además, en reflejo del devenir histórico del país.
6. Izquierda: libro El Helicoide de Dirk Bornhorst (2007). Derecha: libro Downward Spiral: El Helicoide’s Descent from Mall to Prison editado por Celeste Olalquiaga y Lisa Blackmore (2018)
Su triste destino actual como sede de la policía política y cárcel donde bajo difíciles condiciones se encuentra recluido un considerable grupo de personas que han manifestado su oposición al gobierno, ha dado origen a la creación del “Proyecto Helicoide” (https://www.proyectohelicoide.com/) concebido y dirigido desde 2013 por Celeste Olalquiaga, asociación civil sin fines de lucro, dedicada a rescatar el valor arquitectónico, cultural y social de la edificación que hoy nos ocupa y que ya cuenta entre sus haberes la realización de exposiciones, la elaboración de numerosos textos y la reciente publicación del libro Downward Spiral: El Helicoide’s Descent from Mall to Prison. Este último, sumado al editado por Oscar Trodman bajo la autoría de Dirk Bornhorst aparecido en 2007 titulado El Helicoide conforman dos caras muy distantes entre sí pero absolutamente complementarias de lo que ha sido este testigo mudo y símbolo a la vez del colapso que ha sufrido Venezuela.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal. Revista Integral nº 7, 1957.
1, 2, 3, y 4. Revista Integral nº 5, diciembre 1956.
La imagen que ilustra nuestra postal del día de hoy muestra una toma parcial de la fachada este que da hacia la calle El Colegio (entre la Calle Real de Sabana Grande y la avenida Casanova, Caracas) del Centro Comercial del Este, terminado de construir en 1953, obra del arquitecto Diego Carbonell (Rio de Janeiro, 1923- Caracas, 1998). Esta edificación tiene el privilegio de disputarle al Gran Avenida (Guinand, Benacerraf y Vestuti, de finales de los 40 e inicios de los 50) el ser considerado como primer shopping de la ciudad en virtud de que ambos empezaban a mostrar, aunque fuese a pequeña escala, las características propias de esta tipología proveniente de Norteamérica, cuyo desarrollo es explicado de forma didáctica, entretenida y rigurosa por Lorenzo González Casas en el ensayo “Compraventas en CCS: De la bodega esquinera al mall” que puede consultarse en http://www.ccscity450.com.ve/ensayo/compraventas-en-ccs-de-la-bodega-esquinera-al-mall/.
Así, el lugar que ocupa el Centro Comercial del Este en la evolución de dicho uso en Caracas, se colocaría entre el Gran Avenida (hoy demolido, situado próximo a la Plaza Venezuela, al inicio de la Calle Real de Sabana Grande en lo que hoy es la parte norte de la estación del Metro Plaza Venezuela) y el Centro Comercial Las Mercedes (Don Hatch, 1954), cuando la actividad comercial empieza a emigrar al este de la urbe luego de la aprobación del Plan Monumental en 1939 y de que la inversión proveniente del negocio petrolero fijara en esa zona de la ciudad su principal punto de interés. González Casas lo refiere cuando afirma: “En paralelo con la aparición de los supermercados y centros comerciales, se produjeron varios ensayos que buscaban dar respuesta al problema de estacionamiento ya que, si bien el mismo es importante para llegar al destino, una vez allí representa un problema, salvo en un drive-in. Como alguna vez expresara Victor Gruen, arquitecto de centros comerciales en los Estados Unidos, ‘nunca un auto ha comprado nada’. Los proyectos oscilaron entre esconder el vehículo o monumentalizarlo; la primera solución se ensayó en el Centro Comercial del Este, en Sabana Grande, de Diego Carbonell, con un anillo de tiendas en torno a un estacionamiento central separado de la calle, lo cual produjo que algunas tiendas tuviesen doble acceso. La segunda fue El Helicoide de la Roca Tarpeya, de Jorge Romero, Dirk Bornhorst y Pedro Neuberger, un artefacto que tuvo al movimiento vehicular como leitmotiv.”
Como ya traduce la cita, el Centro Comercial del Este, a diferencia del Gran Avenida que se desarrolla linealmente creando una calle de servicios paralela a la vía principal, busca ocultar pero a la vez privilegiar la presencia del vehículo dentro de su concepción al permitirle al usuario llegar en carro prácticamente a la puerta de los locales. Su esquema, una banda que bordea un lote correspondiente a la mitad sur de una irregular manzana localizada en el sector San Antonio de Sabana Grande, genera un gran patio-estacionamiento al que se accede por el lindero norte y que contiene en su centro una área verde sombreada hoy en día por un imponente árbol. La búsqueda de respuesta hacia las tres calles que lo rodean (El Colegio al este, San Antonio al oeste y la avenida Casanova al sur), junto a la necesidad de salvar la pendiente del terreno, permitió a Carbonell desarrollar la casi totalidad de los locales a medios niveles de manera de permitir su ingreso tanto desde el exterior peatonal como desde el interior vehicular.
La fotografía de la postal, tomada con toda seguridad cercana a 1956, momento en que se traslada la librería Cruz del Sur (cuyo anuncio se aprecia en el penúltimo local de la derecha) de la sede que ocupó desde 1944 de Piñango a Llaguno (avenida Baralt, edificio Bolívar) al Centro Comercial del Este, ofrece en sí misma varios aspectos a resaltar. Uno de ellos es el carácter absolutamente moderno de la edificación que busca, pese a su modesta escala, otorgarle monumentalidad a su relación con la calle El Colegio, creando un generoso espacio urbano apergolado a doble altura que enfatiza, gracias al desplazamiento de los volúmenes, el acceso y descenso peatonal al corazón del conjunto. También, contrastando con la sencillez de líneas del edificio y el uso de materiales como el vidrio y aluminio de cerramiento, el concreto en la cubierta (plana en los volúmenes que dan al este y el oeste pero que mirando con atención se puede apreciar cómo está trabajada con pequeñas bóvedas en el cuerpo de la izquierda correspondiente al frente sur hacia la avenida Casanova) y el acero en los apoyos, destaca el elemento característico del alumbrado público de la época cuya silueta tradicional poblaba Caracas en aquel entonces y de los que quedan aún vestigios hoy en día. Otro detalle no menor es la presencia al borde de la acera de parquímetros, artefactos que ocuparon las calles de la ciudad como claro mensaje de un interés por convertir la avasallante aparición del vehículo que las convertía (y convierte) en estacionamiento, en racional oportunidad para recaudar impuestos, rasgo de civilidad que hoy se ha perdido quedando el usufructo de la anárquica ocupación de vías en manos de desempleados e indigentes.
1. Centro Comercial del Este. Diego Carbonell, 1953. Vista desde la intersección de la calle El Colegio con la Avenida Casanova
El edificio, salvo lo señalado en su frente este no ofrece mayores consideraciones de protección a quien transita por las aceras no ocurriendo lo mismo para quien llega en carro para lo cual cuenta con un corredor de transición entre el estacionamiento y los negocios creado por el voladizo de la parte superior de los locales.
Durante años el Centro Comercial del Este se convirtió en referencia por albergar tiendas y actividades que tuvieron repercusión en toda la ciudad: la firma que representaba la popular moto Vespa, el local donde se ubicaba “Animalia Canilandia” dedicado a la comercialización de fauna de todo tipo, la empresa Paragón C.A. dirigida al ramo de equipos y materiales de oficina muy afín a la actividad de los arquitectos, la sombrerería de Margot Meier, Aisla C.A. dedicada a la venta e instalación de materiales aislantes y acústicos y sobre todo la ya mencionada librería Cruz del Sur todo un centro cultural, punto de reunión de la intelectualidad caraqueña y de resistencia a la dictadura donde se realizaban mesas redondas, foros, recitales, presentación de autores y publicaciones, exposiciones de artesanía, fotografía, pintura y escultura.
Para darnos una idea de cómo Cruz del Sur se apropió del espacio que el Centro Comercial del Este ofreció a sus inquilinos (y que con algo de atención en la foto se puede apreciar), valga el testimonio de Violeta Roffé su fundadora y alma (junto a su hermano Alfredo):
“Miguel Arroyo hizo el diseño de la librería. Todo estaba hecho en madera de caoba con fondos blancos de fórmica; las vitrinas tenían seis o nueve paneles con libros en cada panel. Una preciosidad de lugar… (…)
El local del Centro Comercial del Este contaba con cuatro niveles. En el tercer nivel organizamos una sala de exposiciones que Miguel Arroyo había diseñado con repisas de cristal y paneles de metal fijos en las paredes. Allí teníamos objetos de cerámica y realizábamos exposiciones permanentes. Los cristales se desmontaban y en su lugar se montaban paneles con los cuales se modificaba la estructura del pequeño espacio destinado a las exposiciones. (…) Nosotros estuvimos allí hasta el año 1973. Después vinieron las etapas de Cristina Guzmán, de la librería de la ULA y la etapa final, esplendorosa, de Julio Cacique y Rafael Castarlena.(…)
Los foros se realizaban en la parte de abajo que casi siempre se llenaba, circunstancia que obligaba a los asistentes a salir por las puertas laterales…”. (“Violeta Roffé: Hubo una vez una librería” en Cruz del Sur. Una librería, una revista una causa. Héctor Seijas con colaboración de Violeta Roffé. Monte Ávila Editores/Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central. 2000). Cruz del Sur cierra definitivamente en 1989 y nos atreveríamos a decir que desde entonces el Centro Comercial del Este perdió buena parte de su encanto para posteriormente entrar en un proceso de creciente descuido y deterioro hasta el punto de encontrarse al día de hoy vandalizado, subdividido al máximo, rota la relación entre calle y estacionamiento a través de los 4 medios niveles de sus espacios comerciales, impedido con rejas su acceso peatonal y convertido en una sucesión de locales cerrados que permiten encontrar sólo en su respuesta hacia la calle un cierto nivel de dignidad y en su interior un sórdido espacio que funciona aún de estacionamiento pero también como taller mecánico al aire libre.
ACA
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Postal y 1. Colección Crono Arquitectura Venezuela
1973•La empresa Constructora Dayco, C.A. concluye para un banco privado los 50.000 m2 del Centro Comercial Libertador, ubicado en la esquina noroeste del cruce de la Av. Libertador con la Calle Negrín, El Recreo, Caracas, proyectado por los arquitectos Bernardo Borges y Francisco Pimentel (ambos graduados en la FAU UCV en la promoción 6 / 1957). Para el seguimiento y control de la obra se contrató a la empresa Pert-Graf Consultores (Kelemen+Kelemen y Asociados).
La proximidad de las fundaciones del edificio a la trinchera de la Avenida Libertador representó cierta complicación para su construcción, la cual alcanzó la cifra de $ 9.500.000.
La imagen que acompaña la postal del día de hoy corresponde a un edificio del que se habla poco cuando se suele describir la imponente Unidad de Habitación Cerro Grande, proyectada por Guido Bermúdez, primer superbloque realizado en el país, que en la perspectiva aparece como lejano telón de fondo.
De Cerro Grande, edificación de alta densidad (300 habitantes por hectárea) y gran altura (14 pisos) conformada por 144 apartamentos (48 a un nivel y 96 dúplex), dirigida a la clase media, emplazada frente a la calle Real de El Valle, al Sur de Caracas, cuyo proyecto fue presentado en la Exposición Nacional de la Vivienda en 1951 por Bermúdez, del Taller de Arquitectura del Banco Obrero, construido a partir de 1952 e inaugurado en diciembre de 1954, se han destacado sus indudables valores arquitectónicos, sus fuertes vínculos con la Unité de Marsella de Le Corbusier (1947-1952) y su papel pionero jugado dentro del Plan Nacional de la Vivienda (1951-55).
Sin embargo, bien vale decir que el Centro Comercial, ubicado al oeste de la parcela, diseñado por el propio Bermúdez junto a Pedro Lluberes y Carlos Brando se constituye en una pieza con valores propios a pesar de su condición de complemento funcional del renombrado edificio.
El número 1 de la revista Integral permite conocer a través de la memoria descriptiva elaborada por sus creadores el valor que tiene para el planteamiento, constituido fundamentalmente por un prisma alargado, resuelto dentro de una sencilla estructura modular en concreto armado de 3 x 5 metros, que no supera los tres pisos, el adaptarse a la ligera pendiente del 10% que posee el terreno de manera de evitar en lo posible los movimientos de tierra. También el detectar el comportamiento de las fachadas y el tratamiento de la planta ante la desfavorable orientación que se asume: hacia el este (tal y como muestra la perspectiva) se ubican los pasillos que conectan los locales proveyéndoles la protección necesaria del sol de la mañana y sombra al que por allí transita; hacia el oeste se colocan los servicios dando como resultado un frente que ofrece pocas aberturas, protegido por el talud que limita el terreno y en consonancia con la proximidad a la vía de servicios.
Centro Comercial Cerro Grande. Extremo surCentro Comercial Cerro Grande. Extremo norte
Interesante también resulta descubrir la manera como son tratados los extremos del volumen para sacar partido a la clara plasticidad que se buscaba contando con las cubiertas como acompañantes: al sur (protagonista principal del dibujo) se localiza en la planta baja “un grupo asistencial” conformado por una farmacia, un consultorio médico y otro odontológico y en los dos niveles superiores una pequeña fuente de soda con un bar en la mezzanina; al norte rematando el “grupo comercial” de cinco locales se encuentra uno de mayor tamaño que alberga un supermercado de dos pisos. Esta modesta pero muy cuidada obra evidencia, tras su racionalidad, el manejo de los códigos propios del momento y el correcto uso de las variables que conforman su elemental programa. Sin hacer casi ruido, sometido a la majestuosa presencia de la Unidad de Habitación este pequeño Centro Comercial logra, no obstante, convertirse en instrumento que toca de manera afinada y virtuosa la partitura que le corresponde dentro de la sinfonía del conjunto.
ACA
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Revista Integral, nº 1, 1955
Nos interesan temas relacionados con el desarrollo urbano y arquitectónico en Venezuela así como todo lo que acontece en su mundo editorial.