Archivo de la etiqueta: Caracas Country Club

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 351

Nuestra postal del día de hoy dedicada a reproducir el “Mapa índice de los lotes adjudicados por el Sindicato Blandín a sus suscriptores”, trazado por la Oficina de Ingeniería Edgar Pardo Stolk sobre el General Plan del Caracas Country Club (plano nº23, archivo 7947), Caracas, Venezuela, de Olmsted Brothers-Landscape Architects, Brookline, Massachusetts, fechado en noviembre de 1928, nos permite repasar varios aspectos involucrados a la creación de esa urbanización, sus antecedentes y su significado dentro del desarrollo de la trama urbana de la capital venezolana.

El primer asunto que puede ofrecernos pistas sobre los antecedentes del tema que abordaremos tiene que ver con el momento en el que un “selecto grupo de personas de la sociedad caraqueña” encabezado por los señores William Phelps, Robert Wesselhoeft y A. Mustard, quienes para entonces ya habían comenzado a practicar el golf, deciden fundar en 1918 el “Caracas Golf Club”, antecedente directo de lo que hoy conocemos como “Caracas Country Club”. El acta constitutiva sería firmada por ciento treinta y cuatro personas y el sitio escogido para albergar las primeras actividades y luego la correspondiente casa-club, se ubicaría en el sector Las Barrancas de la Hacienda La Vega, área que luego llevó el nombre de La Quebradita.

1. Primera ubicación del Caracas Golf Club, luego Caracas Country Club, en el sector Las Barrancas de la Hacienda La Vega (extremo oeste de la actual avenida San Martín, entrada de la urbanización Vista Alegre)
2. Las instalaciones del club desde el este (f.1920s).

Tal y como señala Hannia Gómez en “An experimental green” texto publicado en su blog Desde la memoria urbana el 19 de septiembre de 2019, el lugar donde funcionaría el club era “…una amplia franja de piedemonte en forma de media luna que se extendía al norte del rio Guayre, del Camino Real (hoy Avenida San Martín) y de la línea del Ferrocarril, llegando hasta el sitio llamado ‘Cruz de la Vega’ (la esquina del mismo nombre aún se conserva). Los terrenos de suave pendiente combinaban una vasta sabana de árboles ocasionales, en su mayoría hermosos Cujíes, con una serie de barrancos”.

El acondicionamiento de los terrenos se llevó a cabo de forma progresiva desde su estado inicial “con un solo solo green y nueve diferentes tees de salida … hasta convertirse en una nueva cancha formal con 9 hoyos con su propio tee y su propio green, diseñada por el arquitecto de golf norteamericano Charles Henry Banks (quien luego también proyectaría los campos de golf de Blandín) y que duró en vigencia hasta la mudanza del club en 1930”. Sobre una explanada de 5.000 m2 cercana al Camino Real se decidió ubicar la casa-club, terminada de construir en 1923 y cuya autoría se la disputan entre el fundador Robert Wesselhoeft y el para entonces joven arquitecto, recién llegado de Europa, Alfredo Jahn López, quien en 1926 diseñaría la sede del Club Paraíso. El camino de acceso se ubicaba en el lugar donde hoy se encuentra el monumento a Artigas al final de la avenida San Martín en la entrada de la urbanización Vista Alegre.

3. Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux. Central Park, Nueva York (1858).

Así, cuando en 1928 el Sindicato Blandín (constituido por las familias Vaamonde, Phelps, Hauck, Brandt, Machado y Arismendi), por sugerencia de Nelson Rockefeller, encarga a la ya mencionada firma Olmsted Brothers-Landscape Architects (proyectistas de Central Park de Nueva York), el diseño al este de la ciudad de una urbanización campestre que contendría 18 hoyos para practicar el golf, en los terrenos que ocupaban la antigua Hacienda Blandín junto a los de las haciendas Lecuna, el Samán y la Granja, se trasladará el antiguo Caracas Golf Club (ya para entonces denominado Caracas Country Club) a una nueva sede, dejando atrás los terrenos acondicionados de La Quebradita, contratándose para el diseño del nuevo campo al ya conocido especialista Charles Henry Banks.

4. Crecimiento de Caracas hacia el este plasmado en el «Plano de Caracas y sus alrededores» de Eduardo Rohl (1934).
5. Detalle del plano de Rohl en el que se ve el trazado del Country Club (izquierda) y foto aérea de la construcción de la urbanización en fechas cercanas a 1930 (derecha).

De esta manera, la urbanización Country Club, proyectada en 1928, construida por etapas y terminada en 1941 se convertiría, tras Los Chorros (1914-1935) y junto a Los Palos Grandes (1928-1940) y La Florida (1929), en pionera dentro del racimo de desarrollos que hacia el este ya empezaban a poblar el valle de Caracas producto de la venta de los terrenos de las haciendas que los ocupaban. De esa manera también surgirían Campo Alegre (1932), San Bernardino (1939), Los Caobos (1939-1941) y Altamira (1943-1944).

Por otra parte, como señalan María Isabel Peña e Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), el Caracas Country Club “es un desarrollo pionero del urbanismo residencial en la ciudad, que logró integrar el diseño urbano con el paisajismo natural del valle (…) La firma norteamericana de Olmsted, padre del paisajismo americano (…), planteó aprovechar el valor del escénico paisaje de la Hacienda Blandín, la presencia de grandes árboles como mangos, bucares rosados, mijaos y sus incomparables vistas sobre el valle de Chacao y el pico Ávila. El plan maestro colocó la casa club en el mismo sitio donde se ubicaba la casa de hacienda, manteniendo la relación entre la vieja casona y su entorno, reafirmando los valores paisajísticos del existente camino Blandín flanqueado por palmas washingtonias en la avenida principal y un inolvidable túnel de bambú en el acceso a la casa club. El puente sobre la quebrada Chacaíto (siglo XVIII) también se mantuvo en su ubicación tradicional, mientras que la vía de acceso, paralela a la quebrada de Chacaíto, se planteó a lo largo del arroyo que regaba la plantación de café, lo que reforzó la costumbre de arbolar las entradas a las haciendas en el valle de Caracas, entre los años 30 y 40 (tal como la avenida Vollmer en San Bernardino o la avenida del Parque en Campo Alegre)”.

6. La urbanización en plena construcción (izquierda) y ya concluida en fechas cercanas a su inauguración (derecha).
7. Dos vistas de los campos de golf y una de la vialidad principal.

También, continúan Peña y González Viso, “los campos de golf, diseñados por el arquitecto norteamericano C. H. Banks, fueron construidos en dos etapas (nueve hoyos en 1930, y el resto en 1934), preservando la topografía natural de las faldas del Ávila y reforzando las vistas hacia las colinas del sur y la montaña. Para conservar intactos los árboles centenarios que aún hoy vemos florecer, se trazaron parcelas de formas irregulares y se desvió el trazado de las calles, colocando grandes extensiones de grama bordeadas por masas de árboles al mejor estilo del movimiento internacional Garden City”.

Con relación a los proyectistas quizás valga la pena señalar que la firma Olmsted se originó en el otoño de 1857, cuando Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux acordaron participar en el concurso de diseño de Central Park en Nueva York. Cuando su plan «Greensward» recibió el primer premio en abril de 1858, los dos hombres se comprometieron a supervisar la construcción del parque: Olmsted como arquitecto en jefe y Vaux en una posición subordinada como arquitecto consultor. Durante los siguientes siete años colaboraron en diferentes trabajos, pero aparentemente no tenían ningún acuerdo formal de asociación. Esta situación cambió en el otoño de 1865, cuando formaron la firma de Olmsted, Vaux & Co. con la cual obtuvieron varios encargos importantes. Olmsted también fue socio del estudio de arquitectura Vaux, Withers & Co. Ambas sociedades se disolvieron en 1872.

8. Frederick Law Olmsted (padre) y Calvert Vaux.
9. John Charles Olmsted y Frederick Law Olmsted (hijo) fundadores de Olmsted Brothers en 1898.

Luego, Frederick Law Olmsted creará F.L. Olmsted & Co, y en 1893 junto a John Charles Olmsted (su sobrino e hijo adoptivo) y Charles Eliot fundará Olmsted, Olmsted & Eliot. Después de 1895, Olmsted ya no ejerció activamente y dos años más tarde, tras la muerte de Eliot, los socios restantes de la firma, John Charles Olmsted y Frederick Law Olmsted, Jr. la rebautizaron como F.L. & J.C. Olmsted. Al año siguiente, la firma se hizo conocida como Olmsted Brothers.

Para cuando a Olmsted Brothers se le encarga el proyecto del Caracas Country Club ya J.C. Olmsted había fallecido (1920) y había quedado al frente de la firma Frederick Law Olmsted, Jr., sumándose luego como socios de pleno derecho James Frederick Dawson en 1922, Percival Gallagher en 1927, Edward Clark Whiting en 1927 y Henry Vincent Hubbard también en 1927, todos arquitectos paisajistas formados en la oficina. Para entonces la compañía Olmsted Brothers-Landscape Architects ya era la más importante de los Estados Unidos en su ramo.

10. Postal que muestra el acceso a la casa-club (c.1935.).
11. Fachada y planta de la casa-club.

Con relación al diseño de la casa-club del Caracas Country Club, sólo agregar que sería William H. Phelps quien invitaría a Cliford Charles Wendehack, quien fuera su compañero de estudios en la escuela de Lawrenceville, a participar en el concurso internacional que el Sindicato Blandín había organizado para tal fin. Una vez declarado ganador, Wendehack quien había presentado una propuesta en estilo Spanish revival vería como se le abrían las puertas para realizar en Caracas “gran cantidad de obras, empezando por una serie de casas-modelo para la venta en el propio club, con cinco tipologías que eran todas variaciones de un mismo tema, en torno siempre a una torre cilíndrica”, señalará Hannia Gómez en Our architects en Caracas, catálogo de la exposición del mismo nombre realizada en 2017.

La construcción de la casa-club “estuvo a cargo de Carlos Guinand Sandoz, quien resolvió gran parte de su arquitectura e hizo aportes fundamentales en su imagen final. Inaugurada en diciembre de 1930, esta obra representa una de las mejores realizaciones en su tipo en Venezuela”, señalará González Viso en Caracas del valle al mar

12. Manuel Cabré y El Ávila pintado desde el Caracas Country Club.

Desde su finalización, los campos de golf del Caracas Country Club se convirtieron lugar de visita frecuente para los caraqueños y en el sitio predilecto desde donde Manuel Cabré realizó buena parte de las obras donde el cerro El Ávila sería el protagonista principal, encontrando allí encuadres y lugares que convirtieron esa serie de pinturas en una colección memorable.

Como se indica en www.ccscity450.com, a mediados de los años setenta, dado el incremento del tráfico por las calles de la urbanización y el paulatino aumento de la inseguridad, “los campos de golf fueron cercados y posteriormente amurallados, impidiendo su contemplación al paso y negando una de las experiencias escenográficas más hermosas de Caracas, donde el paisajismo acompaña las vistas hacia el Ávila de manera única”.

13. Vista aérea de la urbanización en la actualidad.

Wikipedia por su parte señala: “En dos ocasiones (2006 y 2010) el gobierno de la Alcaldía mayor y el central propusieron dar un uso diferente al CCC para construir edificios residenciales en sus terrenos de golf, pero finalmente el proyecto no se llevó a cabo”.

Lo anterior ocurría pese a que en 2005 el Instituto del Patrimonio Cultural, había declarado a la urbanización Caracas Country Club (el parcelamiento, sus calles y casas) “Bien de Interés Cultural de la Nación”, publicándose así en la Resolución Nº 003-05 de fecha 20 de febrero, pasando, en consecuencia, a estar protegida por el artículo 178 de la Constitución Nacional.

Hoy en día el Caracas Country Club es considerado un importante pulmón vegetal y forma parte del patrimonio moderno de Caracas.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. http://guiaccs.com/obras/caracas-country-club/

1 y 2. http://hanniagomez.blogspot.com/2019/09/an-experimental-green.html

3. https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:New_York_City-Manhattan-Central_Park_(Gentry).jpg

4. http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-del-caballo/

5. http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-del-caballo/ y https://ceovenezuela.com/articulo/cesar-garcia-urbano-taylor-el-country-club-la-historia-de-caracas-en-una-sola-urbanizacion/

6. Colección Crono Arquitectura Venezuela y http://guiaccs.com/obras/caracas-country-club/

7. http://guiaccs.com/obras/caracas-country-club/ y https://www.ccscity450.com/obra/campos-de-golf-caracas-country-club/

8. https://www.olmsted.org/the-olmsted-legacy/frederick-law-olmsted-sr y https://www.nps.gov/people/calvert-vaux.htm

9. https://www.olmsted.org/the-olmsted-legacy/john-charles-olmsted y https://www.olmsted.org/the-olmsted-legacy/frederick-law-olmsted-jr

10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

11. http://guiaccs.com/obras/casa-club-caracas-country-club/

12. https://www.revistafairway.com/venezuela/cabre-pintaba-desde-el-caracas-country-club/

13. https://ceovenezuela.com/articulo/cesar-garcia-urbano-taylor-el-country-club-la-historia-de-caracas-en-una-sola-urbanizacion/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 292

La posmodernidad en Venezuela tuvo, más allá de los círculos académicos, un efecto si se quiere leve en cuanto a manifestación tanto en la arquitectura como en la ciudad. Sin embargo, si alguna obra de las realizadas en nuestro país durante los años 80 del siglo XX recoge de manera refinada aquello que Charles Jencks denominó El lenguaje de la arquitectura posmoderna (1977), esa es la quinta Palmasola, ubicada en la Av. Oriente del Caracas Country Club, diseñada por Carlos Brillembourg.

En este interesante ejemplo, la vivienda unifamiliar despojada de ataduras económicas volvió a convertirse en el territorio de experimentación ideal para que un arquitecto, muy próximo a las tendencias más en boga, lograra recrear mediante lo que algunos podrían calificar como un “juego erudito”, un historicismo vinculado a la manera como Aldo Rossi lo tradujo salpicado del uso de elementos propios de la arquitectura tradicional y de ciertos guiños cercanos a la estética de Luis Barragán.

1. Vista de la quinta Palmasola desde el sur

La blanca casa, permanentemente y desde el ángulo que se mire, recurre a ejercitar la memoria colocándose a contracorriente de experiencias más asociadas a la arquitectura moderna sin dejar de manifestar su deuda con una continuidad temática y una forma de articular los espacios.

Según María Teresa Novoa, quien escribe una reseña de Palmasola en la Revista CAV 49 (abril 1986) acompañada de una completa información fotográfica: “Brillembourg al buscar sus raíces en la historia de la Arquitectura y en el ambiente, se torna sensible al camino que marca la estética de los 80, y define su discrepancia frente a la opción gratuita e improductiva de la ortodoxia racionalista. En Palmasola presentimos la historia de la Arquitectura más allá de la ocasión de un acercamiento material entre Arquitectura nueva y Ambiente antiguo”.

2. Quinta Palmasola. Maqueta
3. Quinta Palmasola. Planta baja
4. Quinta Palmasola. Dibujo axonométrico

La casa en esencia está conformada por un paralelepípedo ubicado al extremo este de la parcela, paralelo a la calle, que alberga la mayor parte del programa, articulado a un pequeño cubo que contiene la sala el cual está rodeado de una columnata circular que cita directamente al templete de San Pietro in Montorio de Bramante. En ella se define con toda claridad un eje espacial perpendicular a la calle a partir del juego engañoso e indirecto con el acceso exterior que, tras el ingreso, se convierte en un hall relacionador de sus dos niveles y de distribución al resto de la planta baja. En el hall se ubica una limpia escalera que conduce a las habitaciones en la planta alta y desde él se puede continuar en línea recta hacia la sala, ir a la derecha a un grupo de ambientes para el uso personal del dueño de la casa (estudio, biblioteca y dormitorio auxiliar con un amplio guardarropa-baño), o acceder a la izquierda al comedor, a un pasillo de servicios que comunica con la cocina y el garage o a un generoso ambiente intermedio que por su ancho cuesta calificarlo de corredor, el cual se convierte en el máximo protagonista de la fachada posterior, conduce a una pequeña piscina y está delimitado por un pórtico que entra en el agua.

5. Quinta Palmasola. «La pared azul» en los espacios destinados al servicio de la piscina.
6. Quinta Palmasola. Hall de entrada

De la descripción aparecida en el catálogo de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura. La arquitectura del lugar (1987) extraemos lo siguiente: “… los espacios destinados al servicio de la piscina se encuentran incluidos como una estancia a cielo abierto, en donde se ha planteado un singular experimento de Arte Ambiental -La pared azul- que nos recuerda las igualmente felices realizaciones del arquitecto mexicano Luis Barragán”.

El jardín donde irrumpe la piscina está igualmente protagonizado por una esbelta palma datilera de la cual la casa deriva su nombre.

De la descripción hecha por Novoa sabemos que el piso de la casa es de parquet “siguiendo el dibujo de la espina de pez mientras en la logia se ha usado mármol ‘botticino’ y en el exterior ‘travertino grezzo’ ”.

Esta obra, ecléctica por donde se le vea, juega de manera muy hábil con la volumetría, las visuales, las relaciones interior-exterior y la incidencia solar garantizando la iluminación y ventilación natural para todas las estancias y el correspondiente confort ambiental.

Si apelamos al ilustrativo gráfico que Jencks elaboró para el libro ya mencionado, buscando armar el árbol genealógico del cual se desprende el vocabulario usado por la arquitectura posmoderna, la quinta Palmasola sería heredera de lo que el conocido crítico e historiador califica como “urbanismo ad hoc” por la clara influencia que manifiesta del neorracionalismo italiano inspirado a su vez en el análisis de la ciudad tradicional, lo cual nos permite aventurar que el jardín posterior de la casa tiene la aspiración de ser considerado un patio y también una plaza.

Por otro lado, Brillembourg, venezolano residenciado desde muy temprano en los Estados Unidos, una vez graduado de arquitecto en Columbia University en 1975, trabajó casi de inmediato con Jimmy Alcock y seguidamente con la firma Mitchell/Giurgola. Fue miembro fundador en 1977 del Instituto de Arquitectura Urbana (IAU), funda en 1980 en Caracas la oficina Brillembourg Arquitectos y Urbanistas estableciéndose finalmente en Nueva York donde ejerce desde 1998 en su oficina Carlos Brillembourg Architects.

Palmasola coincide con la estadía en Caracas de Brillembourg desde finales de los años 70 y buena parte de los 80 y con su actividad dentro de Instituto de Arquitectura Urbana donde el contacto con los invitados internacionales venidos a Venezuela gracias a esa organización, ejerció sobre él una notable influencia que supo manejar con sapiencia y elegancia.

La casa obtuvo un reconocimiento en la VIII Bienal Nacional de Arquitectura (1987) y fue publicada en la revista Casa Vogue en abril de 1985.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela

1, 2, 4, 5 y 6. https://www.carlosbrillembourgarchitects.com/1975-1985/palmasola

3. Revista CAV 49, abril 1986

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 268

Otra de las piezas que ha pasado a ser icónica dentro de la arquitectura moderna venezolana es la casa que Gustavo Wallis Legórburu (1897-1979) proyectó para si mismo y su familia a finales de los años 30 del siglo XX y que terminó de construir en 1942: Piedra Azul. Como tal, se trata de un obra bien documentada, que ha sido objeto de diversas apreciaciones y descripciones y cuyo análisis crítico también ha sido accesible a través de diferentes fuentes.

Para Juan Pedro Posani primero en atender la existencia de la edificación en Caracas a través de su arquitectura (1969), Piedra Azul forma parte del capítulo “El Estilo Internacional” en el que se valora por encima de todo la obra de Manuel Mujica Millán como pionero dentro de una especie de “eclecticismo estilístico” donde el “internacional” era considerado como un estilo más, sumándose a él otros arquitectos que, como Gustavo Wallis, “se unían a Mujica en adoptar a veces las formas desnudas del cubismo arquitectónico”. Así, a la hora de referirse a la casa de Wallis (ubicada bajo el epígrafe de “el ‘estilo’ se difunde”, la despacha de la siguiente manera: “las formas-clichés del estilo internacional se difunden mediante las obras de varios arquitectos. Entre ellas debe ser recordada la quinta ‘Piedra Azul’ en el Country Club, del Arquitecto Gustavo Wallis. En esta quinta que fue premiada en el Primer Congreso Panamericano de Arquitectos, el Arq. Wallis sigue los esquemas de las articulaciones volumétricas ‘pintorescas’ y de los contrastes de materiales, con algunas reminiscencias muy llamativas en su época de los voladizos de la ‘casa de la cascada’ de Wright”.

1. Fachada norte

La transcripción de lo expresado por Posani la hemos hecho completa exprofeso porque es a partir de ella que fueron apareciendo las posteriores aproximaciones que conocemos de la obra, en su mayoría apelando, por un lado, a una mayor amplitud de lo descriptivo y, por el otro, cuando se profundiza un poco más, a valorar otros aspectos que Posani pasó por alto o no les dio importancia.

Así, en el catalogo de la exposición “La casa como tema” organizada por la Fundación Museo de Arquitectura en el Museo de Bellas Artes en 1989, Piedra Azul pasa a formar parte de aquellos casos que ejemplifican “La casa como tema de abstracción” ubicados al inicio de la modernidad venezolana, cuyo texto principal fue elaborado por William Niño Araque. Allí, sin discrepar demasiado en lo esencial con lo ya expresado por Posani en cuanto al peso que tuvo lo estilístico al momento de diseñarse y de las dificultades que se presentaban para incorporar un tratamiento del espacio verdaderamente moderno en las viviendas destinadas a la burguesía caraqueña (donde la Casa-estudio en Campo Alegre, 1933 y la Casa Blanca en La Florida, 1937, ambas de Mujica se convierten en clara excepción), Niño Araque intenta construir un discurso que busca explicar la manera como se hacen manifiestas diferentes novedades provenientes del neoplasticismo, el productivismo, el constructivismo o el expresionismo tardío en combinación con un funcionalismo que les permite a los arquitectos experimentar. De tal manera, Piedra Azul se sumará a la contundente ruptura con el academicismo planteada por Carlos Raúl Villanueva a través de la Escuela Gran Colombia (1939-1942), de la cual es contemporánea, grupo que incluye también otras obras que “formularán una auténtica síntesis del lenguaje neoplástico”.

2. Plantas
3. Fachada oeste.
4. Fachada este (principal)

Considerando la descripción en sí, en el catálogo de “La casa como tema” al referirse a Piedra Azul mencionan de forma muy escueta e imprecisa lo siguiente: “Construida a inicios de la década del cincuenta (sic), Piedra Azul marca notablemente la presencia de la Arquitectura Moderna e Internacional influenciada por la obra de Wright. La insistencia en las articulaciones volumétricas, las opciones vernáculas presentes en los muros de piedra y los contrastes de materiales en relación directa al tratamiento de la Casa de la Cascada, particulariza la imagen de esta casa en el área residencial donde se implanta”.

En otra vuelta de tuerca que condujo a un mayor rigor en el tratamiento del tema que hoy nos ocupa, Niño Araque, ahora para el catálogo de la exposición “Wallis / Domínguez / Guinand. Arquitectos pioneros de una época”, montada en la Galería de Arte Nacional en 1998, desarrolla de manera más hilada y fluida una descripción que no se separa de lo anteriormente expresado pero que ahonda aún más en aspectos compositivos y funcionales. También se hace eco de las distorsiones que ha podido crear la reiterada relación directa de Piedra Azul con la Casa Kauffman de Wright planteando que “dicha relación establece un tipo de interpretación que desconoce una cantidad de aspectos únicos que la presentan como un manifiesto de plena modernidad”.
Sin embargo, al leer la descripción hecha en busca de algún rasgo no señalado anteriormente, se nos vuelve a recordar, por ejemplo, que “el juego volumétrico neoplasticista expuesto en la casa, se libera en esta ocasión de todas las ataduras académicas”, a lo que se suma a modo de revelación que “la composición se origina a partir del ensamblaje de volúmenes blancos y volados, con un cuerpo de piedra maciza que los sostiene a partir de la idea de un basamento. Este juego alternado de texturas lisas y blancas con texturas rugosas y grises, desarrolla plásticamente una solución novedosa que demuestra la madurez de un vocabulario formal”.

5. Izquierda: Vista de la fachada este (principal). Derecha: Detalle de la fachada este (principal)
6. Izquierda: Detalle de la fachada sur. Derecha: Detalle del espacio de la escalera.

Es de resaltar en el texto sobre Piedra Azul de la exposición “Wallis / Domínguez / Guinand…” el hecho de detenerse en el valor que presenta el diseño de cada una de sus cuatro fachadas, “las cuales expresan su funcionalidad interna”, en la adaptación del edificio a la topografía (donde se salva un desnivel de tres metros) y en la definición del acceso que, como en proyectos anteriores realizados por Wallis (las casas Degwitz y Sucre), “se organiza siguiendo el estricto canon funcionalista…”

estableciéndose una clara diferencia entre la entrada principal y la que se destina al estacionamiento en virtud de la proporción que adquieren las respectivas marquesinas. Valga decir que el eje virtual que parte del acceso principal sirve para organizar el claro funcionamiento de las diferentes áreas que constituyen la vivienda: las sociales y de servicios en la planta baja y las íntimas (con sus servicios alternos) en la planta alta. Amplias terrazas que resuelven la relación interior-exterior se hacen presentes en cada nivel como importantes desahogos y oportunidades de disfrutar de las vistas lejanas

La horizontalidad reforzada por el uso de aleros de diferentes dimensiones y la racionalidad de la estructura aporticada son otros atributos que se valoran y a su vez derivan en “una sobredimensionada solidez”.

“Su espacialidad interior -referirá Niño Araque- es densa debido a la marcada insistencia en el uso de la piedra en combinación con el mármol  y a sus techos de material acústico. De esta interioridad y como referencia plástica única y sosegante aparece la escalera, resguardada por un vitral a doble altura que acentúa su atmósfera de penumbra”.

A modo de cierre, otro importante tema es resaltado dentro del análisis realizado por Niño Araque: el de la pared de vidrio (“como gran lucernario arquitectónico”) y la escalera adosada (“como columna vertebral de esta situación teatral y modernizante”), los cuales se constituyen en constantes dentro de la arquitectura de Wallis presentes en obras anteriores como el Palacio de la Gobernación de Caracas y el ya demolido Banco Central de Venezuela.

7. Diversas tomas recientes internas y externas de la casa.

Wikipedia añade a nuestro recorrido un dato si se quiere curioso que no habíamos detectado entre quienes se han ocupado de la casa, relacionado con el origen del nombre del inmueble. Allí se señala: “Mientras ejecutaba la construcción de varias edificaciones de la que sería la Urbanización La Castellana, se hicieron movimientos de tierra en las faldas del cerro El Ávila que dejaron al descubierto muchas rocas. Unas piedras de un color particularmente azulado llamaron la atención de Wallis, quien decidió colocar una cantera en el sitio y extraerlas para usarlas como material en la próxima construcción de su residencia personal. Con esto en mente, en 1941 diseñó el inmueble, inspirándose en los trabajos de Frank Lloyd Wright, y que recibiría el nombre del material escogido, sobre una parcela de 2.000 m² en la zona norte de Caracas”.
Una última referencia aproximativa al conocimiento de la casa Piedra Azul la constituye la nota elaborada por Diego Wallis para Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) donde realiza un ejercicio de síntesis de apreciaciones provenientes de diferentes fuentes (fundamentalmente de los textos elaborados por Niño Araque) muy semejante al ejercicio que hoy hemos realizado desde aquí.

Wallis habitó la casa durante varias décadas. Hasta donde sabemos, actualmente continúa perteneciendo a su familia y se encuentra en un buen estado de conservación. Información obtenida del portal http://www.conlallave.com aparecida en abril de este año certifica que la casa se encuentra en venta y el amplio despliegue fotográfico que acompaña el aviso permite observar con detalle la actual condición del inmueble.

8. Parte del trabajo de levantamiento y representación de la Casa Piedra Azul llevado a cabo por los estudiantes Kevin Marcano, Adana Pedrón y Andrea Paredes dirigido por los profesores Joao de Freitas y Alberto Manrique en la Unidad Docente Nueve de la Escuela de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva de la FAU UCV.

La documentación fotográfica y planimétrica que durante años se manejó de la casa Piedra Azul siempre fue escueta y reducida a las mismas tomas. Es por ello que la muy reciente experiencia académica (ubicable en https://www.instagram.com/jddefreitasjoao/) emprendida en el curso de pregrado de diseño (3º, 4º y 5º semestres) que dirigen los profesores Joao de Freitas y Alberto Manrique en la Unidad Docente Nueve de la Escuela de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva de la FAU UCV, dirigida a reproducir y analizar casas referenciales dentro del paisaje caraqueño (entre las que se ha incluido Piedra Azul a cargo de los estudiantes Kevin Marcano, Adana Pedrón y Andrea Paredes), además del valor formativo que denota ofrece un riquísimo material que desde ahora se puede considerar como importante aporte al conocimiento y representación de la edificación a la cual hoy dedicamos esta nota.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. http://guiaccs.com/obras/casa-piedra-azul/

1, 2, 3, 4, 5 y 6. Galería de Arte Nacional, Wallis/ Domínguez/Guinand. Arquitectos pioneros de una época, 1998

7. https://twitter.com/arquitecturavzl/status/503382997991960576?lang=gu y https://www.conlallave.com/propiedades/apartamento-en-venta-barbara-marin-60465133.html

8. https://www.instagram.com/p/CQYeeGjHkc9/