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Biblioteca Gabriel García Márquez
Barcelona
SUMA Arquitectura
2022
El pasado año 2023 el mundo de la arquitectura se vio impactado cuando la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA) otorgó su máximo galardón, el «Premio a la mejor biblioteca del mundo», entre los espacios inaugurados durante el año precedente a una edificación situada en la calle del Treball del barrio barcelonés de Sant Martí de Provençals. En el anuncio hecho el lunes 21 de agosto en la ciudad holandesa de Róterdam, durante el Congreso Mundial de Bibliotecas e Información se agregaba que “el equipamiento se ha impuesto a nuevas bibliotecas de las ciudades de Krsko (Eslovenia), Parramatta (Australia) y Shanghái (China)”. También se supo que era “la primera vez que entre los nombramientos a este galardón internacional se encuentra una biblioteca del sur de Europa. También es la primera vez que una biblioteca con casi 4.000 m2, ha sido nominada al premio, las últimas bibliotecas ganadoras disponen de una superficie más extensa, como la Missoula Public Library (EE.UU.) con 10.000 m2, la Deichman Bjørvika (Noruega) con 13.500 m2 y la Oodi Helsinki Central Library (Finlandia) con 18.000 m2”.

Inaugurada el 28 de mayo de 2022, el impacto que este edificio produjo en su entorno inmediato, traducido en mejoras de las condiciones urbanas, la calidad ambiental y su apropiación por parte de los usuarios, no se hizo esperar: hasta julio de 2023 la biblioteca recibió más de 300.000 visitas, una media de más de un millar de personas al día, y llevó a cabo casi 200.000 préstamos. El atractivo del equipamiento y su capacidad “gentrificadora” ha trascendido, hasta el punto de que popularmente ya lo han llamado “el Guggenheim de La Verneda” en alusión al barrio vecino donde se ubica. Es por todo ello que la biblioteca García Márquez, fue galardonada con el Premi Ciutat de Barcelona de Arquitectura 2022.
Lo cierto es que según hemos recogido de la amplia cobertura que se le dio a la noticia, “los vecinos del distrito de Sant Martí reclamaban desde hacía años la construcción de una biblioteca central, ya que la única instalación que existía era la biblioteca Jaume Fuster, que ocupaba la cuarta planta del Centro Cívico y que data de la década de 1960. En el año 2015 se licitó la construcción del nuevo equipamiento, que fue concedido por concurso público a Suma Arquitectura, estudio liderado por Elena Orte y Guillermo Sevillano”.

Su nombre en honor al Premio Nobel de Literatura 1982 Gabriel García Márquez, obedece al hecho de que luego de haber escrito su obra más importante (Cien años de soledad, 1967) y en medio del éxito editorial que le significó, el narrador colombiano se residenció junto a su mujer, Mercedes Barcha, y sus hijos Rodrigo y Gonzalo en Barcelona. Por consejo de Carmen Balcells y seducido por el aura mítica que le había conferido a la ciudad Ramon Vinyes, García Márquez habita la ciudad condal entre 1967 y 1975 (etapa final del franquismo), donde escribió su segunda gran novela El otoño del patriarca (1975) y también vio la salida de Relato de un naúfrago (1970), un material que había publicado en la prensa colombiana sobre un polémico naufragio, que contribuyó en gran medida a dar impulso a Oscar Tusquets en el lanzamiento de su editorial creada en 1969.
Especializada, por tanto, en arquitectura latinoamericana, entre su colección también se encuentra el fondo del caricaturista Francisco Ibáñez, padre de Mortadelo y Filemón y vecino de Sant Martí. Se trata de la tercera mayor de la ciudad (4.170 m2) y fue ejecutada con una inversión de 11,3 millones de euros, pudiéndose decir que nunca hubo dinero mejor invertido.
Pero, tal y como nos corresponde, no quisiéramos dejar de resaltar los valores urbanos y arquitectónicos que este sorprendente edificio posee, planteados desde el momento mismo de su concepción.

Con relación a su implantación, le correspondió responder a una parcela en esquina dentro de la trama de Barcelona, lo que le valió a sus creadores para ir esculpiendo en cierta forma el dinámico volumen del objeto. El típico chaflán de las manzanas barcelonesas es aprovechado para elevar el edificio, generar el acceso principal y ceder parte de ese espacio para crear una plaza que funciona como área de transición hacia la entrada y como lugar donde se inicia un necesario y rico diálogo social. El volumen posee, además, cuatro grandes aperturas pensadas en función de los grandes focos de atracción urbana, aperturas que también dialogan con unos majestuosos árboles existentes.


El edificio está construido con una estructura de madera que aumenta la sostenibilidad al reducir la huella de carbono y las emisiones de gases de efecto invernadero que además permitió acelerar el proceso constructivo gracias a la industrialización y prefabricación de sus partes, posibilitando que el proyecto haya sido exitoso en términos de tiempo y costes. La piel externa es una constante que envuelve las cinco fachadas del edificio mediante un sistema de pliegues a modo de hojas de origami que hacen referencia a libros apilados, pero que también sirven para generar una cubierta ventilada que facilita el control térmico. Está lograda con base en resinas de poliuretano y fibra de vidrio cuyos componentes contemplan la posibilidad de ser reutilizados.


En el interior, todo gravita alrededor a su vacío central, un amplio patio triangular que conecta todos los usos del programa a la escalera principal. Corazón de la biblioteca, el patio es, a su vez, conector de luz natural, activador visual y programático de todos los espacios, flujos y conexiones de sus ocupantes. Se trata de un espacio que también funciona como “chimenea solar”, un recurso particularmente efectivo para activar las circulaciones de aire según el clima exterior, una manera de ventilación natural, para un mejor rendimiento de sostenibilidad pasiva.

La combinación de la estructura de madera con elementos de acero ha permitido grandes luces que a su vez han facilitado la creación de grandes espacios y una variada riqueza de interacción entre ellos que no descuida tener a los libros en las mejores condiciones (posee un fondo de más de 40.000 documentos) y ofrecer a los lectores una amplia diversidad de situaciones para la lectura. La estructura, a su vez, presenta tres núcleos verticales de madera contralaminada, alrededor de los cuales se ordenan de manera eficiente las diferentes áreas de la biblioteca. Dos de estos núcleos son de forma triangular e incluyen escaleras y ascensores, que se ubican en yuxtaposición al patio interior. El tercer núcleo, de forma cuadrada, encierra los aseos y áreas de almacenamiento.

SUMMA Arquitectura, creadores de la obra, enfatizan en la memoria publicada en archdaily.com lo siguiente: “Durante la ejecución del proyecto, planteamos desde el estudio el desarrollo de un programa pionero para implementar en la Biblioteca Gabriel García Márquez contando con toda la implicación del Consorci de Bibliotecas. (…) entendemos que las bibliotecas son el paradigma del espacio público, que han pasado a convertirse en catalizadores y condensadores sociales. Desde nuestro punto de vista, su relevancia no se basa en los programas y actividades que alberga y podrían darse en cualquier otro lado, si no en la intensidad espacial única, en sus cualidades como ecosistema. De esta manera, suponemos que la arquitectura en general de la biblioteca (la estructura, la fachada, etc.) está directamente relacionada con el mobiliario, el programa, la colección y los usuarios. (…) El programa arquitectónico resulta intenso y dinámico pues actúa como auténtico condensador social, que ha capturado y desarrollado situaciones que fomentan la experiencia de la información, el intercambio y la producción de conocimiento. En la biblioteca García Márquez se ofrecen simultáneamente diversos ecosistemas que reproducen las condiciones de tomar la fresca (en el ágora-escaparate de la plaza elevada), de una tertulia (en el espacio del foro de ideas de planta baja), de un plató de televisión o una ceremonia teatralizada (en la sala polivalente extensible de la planta inferior), de leer como en casa, de espiral de encuentros (desde la escalera central del patio) etc. De esta manera, a través de la acumulación de los diversos ecosistemas, la biblioteca pública se configura como un espacio acogedor donde cada uno puede encontrar su lugar, su rincón. La biblioteca es el hogar de todos”.
ACA
Procedencia de las imágenes
1, 2, 7, 8 y 10. Biblioteca Gabriel García Márquez / SUMA Arquitectura (https://www.archdaily.cl/cl/1000190/biblioteca-gabriel-garcia-marquez-suma-arquitectura)
3. Diario La Vanguardia.»La Barcelona de Gabriel García Márquez» (https://www.lavanguardia.com/cultura/culturas/20190407/461494407829/gabriel-garcia-marquez-barcelona-premio-nobel.html#foto-3); y Colección Fundación Arquitectura y Ciudad
4, 5 y 6. «Un gran edificio, amable con sus vecinos. Biblioteca Gabriel García Márquez por SUMA Arquitectura» (https://www.metalocus.es/es/noticias/un-gran-edificio-amable-con-sus-vecinos-biblioteca-gabriel-garcia-marquez-por-suma-arquitectura)
9. El Periódico. » La Biblioteca Gabriel García Márquez, la mejor del mundo 2023″ (https://www.elperiodico.com/es/fotos/barcelona/biblioteca-gabriel-garcia-marquez-gabo-fotos-88784590)

Public Space in Metropolitan Barcelona
Interventions and Conversations 2018-2022
AMB (ed.)
Actar Publishers
2023
Idioma: inglés
Nota de los editores
La AMB (Área Metropolitana de Barcelona) publica el sexto volumen de la colección Espacios Metropolitanos, un catálogo que presenta las principales intervenciones del periodo 2018-2022 que han configurado el espacio público de la Barcelona metropolitana. El volumen recoge 56 de los 251 proyectos construidos durante estos años, agrupados en seis temáticas que la periodista Anatxu Zabalbeascoa introduce a través de entrevistas a dos expertos que ofrecen sus perspectivas desde dentro y fuera de la Administración metropolitana.
Con Aportes de:
Ramón Torra (Presentación), Xavier Mariño (Prólogo), Albert Gassull (Epílogo).
Entrevistas de Anatxu Zabalbeascoa a Imma Jansana, Cati Montserrat, Iñaki Alday, Margarita Jover, Antoni Farrero, Josep Ferrando, Oriol Ribera, David Chipperfield, Carlos Llinás, Beth Galí, Claudi Aguiló-Riu, Eva Pagès, Paul Lecroart, Javier Ortigosa.
ACA

El 9 de abril de 2009 en el importante diario La Vanguardia apareció la nota firmada por Joaquim Ibarz titulada “Barcelona descubre al arquitecto venezolano Carlos Raúl Villanueva”. La misma, se iniciaba de la siguiente manera: “El Fomento de las Artes y del Diseño (FAD) de Barcelona, la institución que es referente en Europa del diseño, la arquitectura y el urbanismo que se hace en Cataluña, no podía haber elegido una exposición más adecuada para conmemorar el 50 aniversario de la creación de los premios que otorga cada año al mejor edificio y al mejor interiorismo. Bocetos y planos originales, vídeos, maquetas, fotografías y nubes flotantes de Alexander Calder forman parte de la muestra Carlos Raúl Villanueva y la Ciudad Universitaria de Caracas, que se presenta en Barcelona hasta el 13 de mayo. Los muros góticos de la sede del FAD en la Plaza dels Angels acogen esta singular muestra de la que fuera considerada la obra arquitectónica más importante de la América hispana. Después de Barcelona, la exposición viajará por varias ciudades de Europa y Latinoamérica”.
De esta manera se colocaba en el lugar que le correspondía, el esfuerzo que para la promoción y llegada a feliz término de la exhibición liderizó el arquitecto venezolano Igor Peraza (a quien correspondió realizar la museografía), y que contó con la muy cuidada comisaría-curaduría del también arquitecto y profesor Javier Cerisola.

Inaugurada el 26 de marzo de aquel año, bajo el auspicio del Gobierno Bolivariano de Venezuela y el Museo de Arquitectura (MUSARQ), Carlos Raúl Villanueva y la Ciudad Universitaria de Caracas contó con el apoyo de la Fundación Villanueva, el COPRED, la Galería de Arte Nacional, la FAU UCV y el Museo de Bellas Artes, así como del propio FAD y del Departamento de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat de Cataluña.
El programa que se siguió el día de la inauguración, en la que hizo acto de presencia el embajador de la República Bolivariana de Venezuela en España, Alfredo Toro Hardi, incluyó la presentación de la exposición a cargo de Juan Pedro Posani, director general del Museo Nacional de Arquitectura, y palabras de Beth Galí, presidenta del FAD, teniendo como momento central y destacado el dictado de la conferencia “La Ciudad Universitaria de Caracas. Espacio fluido, velos y vuelos” dictada por Silvia Hernández de Lasala, la cual fue seguida por un Coloquio en el que participaron los arquitectos Josep Quetglas y César Portela estando presentes, entre otros, Oriol Bohigas y Benedetta Tagliabue.


La cobertura mediática dada a la exhibición fue amplia (de ella destacamos el artículo «Villanueva o la madurez de la vanguardia» de Oriol Bohigas publicado en El País el 31 de marzo de 2009 –https://elpais.com/diario/2009/04/01/catalunya/1238548042_850215.html-), y en casi todos los casos se trató de colocar en contexto la relevancia de la obra expuesta, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO el año 2000, las particularidades que envolvieron tanto a la curaduría como al montaje y la cantidad y calidad del material mostrado lo cual, junto a datos relacionados a la biografía de Villanueva, su concepción del conjunto sede de la UCV y la importante experiencia de síntesis de las artes que allí se dio (que Posani calificó como “la obra de arte más importante de nuestro país”), permitían al público catalán que decidiera acudir a la sala del FAD, desconocedor en buena medida de lo que allí se exponía, tener una visión amplia de la experiencia que irían a visitar.
El muy completo artículo escrito por Elisa Rodríguez Campo para la revista ArtNexus nº 74 (septiembre-noviembre 2009), señala cómo “todo el material es mostrado elegantemente sobre un dispositivo museográfico diseñado especialmente para la muestra, inspirado en perfiles y estructuras propias de la Ciudad Universitaria”. Y añade: “Se consigue reunir 3 enormes maquetas, 25 fotografías, 49 planos y 2 bocetos, y no sólo se trata de colecciones particulares, ni colecciones oficiales sometidas a estrictos controles de seguridad, sino que parte importante del rico archivo de la Ciudad Universitaria es rescatado del propio taller de arquitectura de Villanueva y exhibido por primera vez”.

Por otra parte, la muestra estuvo acompañada con la publicación de un muy cuidado catálogo bilingüe, el cual se colocó a la altura del compromiso asumido. Producido por el Museo Nacional de Arquitectura, coordinado por Javier Cerisola y diseñado por Eduardo López y Mahadev Rojas, la edición está acompañada con fotografías de Paolo Gasparini y Silvia Lasala y tuvo un tiraje de 1.000 ejemplares. Se estructuró colocando el “Catálogo de obras” (impreso en papel glasé con excelente resolución) en sus páginas centrales y contiene los textos “Villanueva en Barcelona” de Juan Pedro Posani; “Pequeña historia de una exposición” de Beth Galí; “Curar Villanueva” de Javier Cerisola; “La Ciudad Universitaria de Caracas. Síntesis de modernidad, tradición, técnica, arte y naturaleza” de Silvia Hernández de Lasala; cerrando con “La síntesis de las artes” y “El problema de la integración” de Carlos Raúl Villanueva. Además, cuenta como “Anexos” con una Biografía de Carlos Raúl Villanueva, una Cronología de la Ciudad Universitaria de Caracas y una Selección bibliográfica.


Del escrito elaborado por Cerisola, el que mejor ilustra los avatares que giraron en torno a la conceptualización, selección, documentación y acopio del vasto material que conforma la exposición abierta en Barcelona, verdadero trabajo en equipo, se pueden detectar los dos importantes retos que le correspondió enfrentar como su curador: el primero consistió en encontrar un filón que le otorgara a la muestra una connotación particular en vista de la cantidad de veces que ya había sido abordada y exhibida la obra de Villanueva. El segundo, justamente, apuntó a señalar cómo su carácter novedoso consistió en resaltar la fuente primordial de donde procedió el material expuesto: “Por primera vez, se recurre exclusivamente para una exposición sobre la Ciudad Universitaria de Caracas, a mostrar los materiales originales guardados en el archivo de la propia Ciudad Universitaria”, expresará Cerisola. Por ello la muestra, a diferencia de lo que han sido los dibujos mayormente conocidos del Maestro, sirvió para hacer en cierta forma público el repositorio que contiene toda la planimetría que soportó la construcción de la magna obra preservado en la “Casona Ibarra” y, por tanto, tuvo que ser acompañada de un arduo proceso de selección de entre “más de 8.000 unidades entre planos originales, definitivos o desechados, esquemas generales, bocetos y fotocopias simples o intervenidas por los dibujantes; sin contar fotografías, álbumes de informes técnicos, memorias y otro documentos escritos”. Como desafío, silente si se quiere, se encontraba el hecho de que tan ardua labor se dirigía a un público que desconocía el valor expresivo y formativo encerrado en el vasto material que se develaba.

El resultado, casi arqueológico, terminó agrupando “piezas tan valiosas como planos dibujados tradicionalmente a lápiz y firmados por el maestro, maquetas de hasta 60 años de antigüedad, croquis y bocetos, así como planos firmados conjuntamente por Villanueva y los mismos artistas, lo cual evidencia cómo este arquitecto supo escoger al más selecto grupo de artistas de la escena de vanguardia en Europa y Estados Unidos e invitarlos a formar parte activa del proyecto, dejándolos hablar desde sus propias poéticas e integrándolos a la empresa que se había trazado”, complementará Rodríguez Campo.
Será en definitiva “la huella contenida en aquellos papeles, hoy velados por un color amarillento, sobre los que se distinguen sellos que dictaminan ‘definitivo’, así como discretas salpicaduras de vino, recuerdo del éxito de un proyecto tan colosal como único, no sólo para la generación que le tocó verlo erigirse sino para todas las generaciones que hemos tenido la oportunidad de disfrutarlo”, lo que sin duda otorgó a lo presentado en Barcelona hace 14 años un valor propio, trascendente e inolvidable.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela
2. http://igorperaza.com/es/portfolio/exposicion-carlos-raul-villanueva/, http://archive.osa.cat/images/2009/fad%20villanueva/index.html y https://www.artnexus.com/es/magazines/article-magazine-artnexus/5d63490290cc21cf7c0a21ef/74/carlos-raul-villanueva
3, 4 y 5. Catálogo de la exposición Carlos Raúl Villanueva y la Ciudad Universitaria de Caracas, Fundación Museos Nacionales/Museo de Arquitectura/Fomento de las Artes y del Diseño, 2009

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El llamado a concurso privado de ideas de arquitectura que hiciera en febrero de 2002 la empresa Sincrudos de Oriente C.A. (SINCOR), sociedad mercantil integrada por las empresas Total Venezuela, S.A., filial del grupo Totalfinaelf (Francia); PDVSA Sincor S.A. (Venezuela) y Statoil Sincor, A.S. (Noruega), que participaba en el desarrollo de la faja petrolífera del Orinoco, significó para los participantes invitados el encontrarse por primera vez de forma explícita con la oportunidad de hacer propuestas que no sólo se tradujeran en un “edificio emblemático para la empresa y la arquitectura nacional” dado “el carácter e importancia de las actividades que realiza SINCOR en el estado Anzoátegui”, sino “…que además de demostrar excelencia en el diseño, también contemplen su sustentabilidad y viabilidad técnica y económica”, tal y como rezaba en las bases del concurso elaboradas el año 2001 por sus organizadores.
Por si esto fuera poco, hacia el final del documento entregado a los convocados, en la sección “La arquitectura que queremos” se manifestaba de manera aún más explícita el compromiso de la empresa con los valores ambientales de la arquitectura: “Queremos una arquitectura nacional, que enfatice los contenidos de su localización regional–tropical… (que combine) el uso de tecnologías apropiadas y materiales constructivos locales con un lenguaje global acorde al nivel de nuestras exigencias como empresa multinacional y multicultural… Requerimos una arquitectura sostenible, con vista a nuestras actividades en los próximos 35 años en el lugar, que valorice los aspectos de redunden en la disminución del consumo energético, sin menospreciar las ventajas de los sistemas de control ambiental”.


En tal sentido, a la firma VAV Proyectos y Construcciones C.A. con el arquitecto Domingo Acosta a la cabeza (junto a Fruto Vivas y Efraín Vivas, la colaboración de Mauricio Espina, Erick Vivas y Ariel Donoso y propuesta paisajística de Enrique Blanco), ganadora a la postre del certamen, se le presentó la inmejorable ocasión de plasmar en la práctica toda una serie de planteamientos que Acosta como profesor e investigador dentro del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) venía desarrollando en el área del desarrollo tecnológico.
Así, en el artículo titulado “Hacia una arquitectura y una construcción sostenibles: el proyecto para el edificio sede de SINCOR (Barcelona, estado Anzoátegui)”, publicado en la revista Tecnología y Construcción, Vol 19, Nº 2 (2003), Acosta develará lo que serían los aspectos conceptuales vinculados al enfoque en torno a sostenibilidad, que ya desde los años 90 del siglo XX, introducidos por Alfredo Cilento, se venían debatiendo y explorando dentro del IDEC y la manera como ellos fueron incorporados en la concepción y puesta en escena de la idea ganadora del concurso.

Con la más absoluta claridad, Acosta declara cómo: “Nuestra propuesta se centra en cinco ideas para una arquitectura sostenible: el techo como filtro ambiental; el patio interior: ventilación e iluminación naturales; vegetación y ciclo del agua: la incorporación de los procesos naturales al entorno del edificio sede; estructura flexible y de rápido montaje; y construcción seca y por componentes modulares, todo ello bajo la premisa que encierran las siguientes estrategias: hacer más con menos recursos; reducción del consumo energético; reducción de la contaminación y de los peligros para la salud; construir bien desde el inicio; cero desperdicio, y producción local, flexible y de pequeña escala”.
Enfocado claramente con la intención en convertirse en un edificio manifiesto, y en un importante eslabón dentro de un campo al que se le ofreció la posibilidad de explicar y dar salida a temas que se manejan desde el interior de la academia, Acosta expondrá cómo el proyecto asumió cada una de las ideas plasmándolas en criterios y objetivos que se aplican en la implantación de la edificación en el predio, el uso de diversos elementos, la escogencia de los materiales, la utilización de un determinado sistema estructural y la organización del programa.
Ante el reto de trabajar en un lote de 43.000 metros cuadrados de superficie, plano, físicamente muy homogéneo, sin mayor relevancia del paisaje, de escasa vegetación, alta humedad relativa, temperaturas fuera de la zona de confort, velocidad del viento más moderada que fuerte y elevado nivel freático, insertado en un sitio de bajo perfil, deprimido y sin mayor interés, en medio de un contexto ruidoso, polvoriento y contaminado que originan un fuerte deterioro de la calidad ambiental y urbana, la respuesta incorpora una serie de intervenciones urbanísticas que apuntan a mejorar su accesibilidad, dar relevancia al tratamiento de las áreas exteriores y procurar la concentración del edificio de 7.500 metros cuadrados de construcción, orientado norte-sur, en el segundo tercio del terreno.


Para materializar las ya mencionadas “cinco ideas para una arquitectura sostenible”, Acosta expondrá cómo cada una estará acompañada de una serie de elementos arquitectónicos y constructivos orientados por un grupo de estrategias.
Así, el techo como filtro ambiental se referirá “al concepto del doble techo con vegetación, un sistema pasivo de control ambiental ideal para moderar las fuerzas del clima” y estará conformado por pérgolas, una “nube vegetal” y un “paisajismo elevado” donde “la vegetación en las azoteas invade las pérgolas”.
El patio interior: ventilación e iluminación naturales “propone el patio interior como lugar fresco y lleno de vegetación para proteger de la excesiva radiación solar y de la lluvia, y permitiendo la ventilación natural en las áreas comunes del edificio, para así lograr significativos ahorros de energía”.

Vegetación y ciclo del agua: la incorporación de los procesos naturales al entorno del edificio sede “establece que la vegetación y el agua son los grandes protagonistas del enfoque ecológico de nuestra propuesta como contribución a mejorar los deteriorados procesos ambientales del entorno urbano”, para lo cual “se creará un laguna que consolide el vínculo de la vegetación y el agua al entorno de la sede y para control del ciclo del agua” y se utilizará “vegetación abundante en el paisajismo: caminerías, estacionamientos y laguna”.
Estructura flexible y de rápido montaje “responde a los principios de flexibilidad del espacio exigidos por los usos de la sede”, contándose con espacios libres de 15 m x 15 m ofreciéndose la máxima flexibilidad, facilitando la coordinación modular de la estructura y demás elementos prefabricados modulares.

Construcción seca y por componentes modulares “intenta lograr el ideal de ‘cero desperdicio’ a través de procesos de construcción y ensamblaje de componentes de estructura y cerramiento guiados por los principios de la ‘construcción seca’ y de la ‘desconstrucción’”, planteándose el uso de una estructura conformada por “elementos prefabricados modulares apernados”, la fijación a ella de los cerramientos exteriores (paneles de fachada, ventanas y elementos de protección solar) mediante pernos y tornillos, el uso de cerramientos interiores flexibles y desmontables y la sujeción de los elementos de la pérgola mediante ganchos.

SINCOR que en 2002 realizó la primera producción de crudo sintético que alcanzó los 180.000 barriles diarios a partir de un suministro de 200.000b/d de crudo pesado proveniente de la región de Zuata en la Faja del Orinoco, y que en 2005 anunció que perforaría ocho nuevos pozos productores y esperaba perforar unos 67 pozos en el año 2006 y 84 pozos en el 2007, se vio obligada a convertirse en empresa mixta en 2007 siendo luego asimilada por el consorcio llamado Petrocedeño. Presumimos que este último evento terminaría dejando de lado la construcción del edificio ganado por concurso que hoy nos ha ocupado y con ello la posibilidad de poner a prueba los interesantes planteamientos de una arquitectura y construcción sostenibles que lo sustentaban.

Por otra parte, la labor investigativa acumulada por Acosta (egresado de la FAU UCV en 1979, Ph.D.en Arquitectura de la Universidad de California, Berkeley, 1986 y profesor titular del IDEC, FAU, UCV), le permitió presentar en septiembre de 2002 el trabajo de ascenso a la categoría de profesor asociado titulado “Arquitectura y construcción Sostenibles: propuestas y experiencias profesionales y académicas”, por el que obtuvo el Premio Bienal Carlos Raúl Villanueva al Mejor Trabajo de Ascenso de la FAU-UCV en 2004, y más adelante, junto a Alfredo Cilento, “Edificaciones sostenibles: estrategias de investigación y desarrollo”, publicado en 2005 en Tecnología y Construcción Nº 21 I. Acosta en 2015 dirigió el equipo ganador del Concurso para la Subsede Guayana del Banco Central de Venezuela (BCV), la cual le hizo merecedor de la Mención Honorífica del Gran Premio XIII Bienal de Arquitectura de Venezuela, 2019 (coautor arquitecto Miguel Acosta), y publica en 2019 el libro Diseñar en el Antropoceno: La arquitectura más allá de la sostenibilidad con el que obtiene el Premio Juan Manuel Cagigal 2021 al mejor libro de texto de Ingeniería y el Hábitat, otorgado por la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela.
ACA
Procedencia de las imágenes
Todas. https://domingoacosta.org/sincor y http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_tc/article/view/3542