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TAL DÍA COMO HOY…

… el 12 de noviembre de 1994 aparece en la primera página del número 86 de Arquitectura HOY, firmado por Juan Pedro Posani, el artículo “Voyeurs de la cultura” con el que se encenderá una rica e interesante polémica con Alberto Sato que luego también incorporará a otros lectores del semanario.

Este texto, que nace del abrumador contraste que provoca en su autor, recién llegado de un viaje a Venecia, el ir escuchando Mozart en su vehículo mientras transita por la avenida Bolívar de Caracas padeciendo el “tráfico desordenado, la violencia visual del abandono y de la desidia, lo construido siempre a medias, sin terminar” o, en otras palabras, “las intenciones sin éxito de un país que intenta y no logra y no cuaja” (percepciones que al sol de hoy no han variado un ápice, pudiéndose, por el contrario, elevar al cuadrado), es lanzado como provocación por Posani, como parte de una preocupación de larga data que ve cómo la cultura venezolana se comporta con base en una actitud imitativa asociada a nuestra condición de espectadores periféricos y de segunda de cuanto acontece en los diferentes “centros”.

Como consecuencia directa de lo señalado afloraría, según Posani, la poca capacidad creativa que manifiestan los arquitectos venezolanos, asomándose la posibilidad de encontrar salida a este problema, en primer lugar, a través de propiciar el desarrollo del discernimiento interpretativo que permitiría no sólo hablar el lenguaje del “otro” sino también hablarlo “para el otro”, en clara alusión a lo formulado por Germán Carrera Damas en De la dificultad de ser criollo (1993); y, en segundo lugar, en el desarrollo de razones sólidas, compartidas, elementales y lógicas basadas en la comprensión del clima, el paisaje, los materiales y las formas constructivas, por ejemplo.

El artículo viene ilustrado con dos fotografías: una que muestra “la deconstrucción en Europa” a través del Instituto de Investigación de Nuevas Tecnologías (1987), obra de los arquitectos Belinisch & Partners, F. Stepper y A. Ehrhardt, y otra dedicada a “las nubes flotantes de Alexander Calder en el Aula Magna de la UCV. Obra que se combina con el magnífico espacio realizado por Carlos Raúl Villanueva”.

El pañuelo lanzado desde “Voyeurs de la cultura” es inmediatamente recogido por Alberto Sato quien, ubicado más desde la óptica de la diferencia que desde la de la identidad, desde la diversidad más que desde la unicidad y asentado más en la sabia experiencia acumulada por la cultura universal que rastreando infructuosamente entre los pliegues de las tradiciones, las realidades tecnológicas y las condiciones específicas del territorio donde la arquitectura se instala, escribe quince días después (26-11-1994) “Una lectura caníbal”, colocando sobre el tapete sus discrepancias con Posani, dándose inicio a un intercambio de hasta 9 textos (5 de Posani y 4 de Sato, incluyendo los señalados) que se prolongará hasta febrero de 1995.

Con respecto al recurrente tema del mimetismo de la arquitectura venezolana o, como lo reformula el mismo Posani, al hecho de que «somos, aunque nos duela y lo disfracemos con el gusto -refinado o no del cosmopolitismo y la universalidad- espectadores de la cultura ajena», Sato minimiza su importancia y la revierte al considerar que «en arquitectura, por más pródigo y rico que sea nuestro medio, es difícil prescindir de los aprendizajes y de los lenguajes aprendidos», por lo que es inútil ir en contra de una tendencia que se encuentra en el centro mismo de la actividad del arquitecto, tratando de «volver a descubrir los mecanismos auténticos, autónomos y originales de la creación arquitectónica», que como bien se sabe están llenos de la más absoluta subjetividad.

También, ante la insistencia de Posani en desviar la mirada hacia los elementos ambientales y constructivos, Sato nos invita a ubicarnos en «la esfera de la calidad de los hechos creativos y dentro del complejo tejido de realidades externas y propias». En pocas palabras, apunta más a la actividad del individuo que a la del colectivo y al hecho de que es condición natural de toda buena arquitectura en cualquier tiempo y en cualquier lugar el estar referida y dar una respuesta adecuada a las condicionantes del medio que la rodea, es decir, que no es necesario hacer de ello un punto de honor.

Posteriores a la polémica suscitada, muestra clara del impacto causado y de las reflexiones a que dio lugar entre los lectores asiduos del semanario, son los textos: “Pido la palabra” de Max Rengifo y Roberto Puchetti (25-02-95), “¿Dónde está el norte?” de Ernesto Curiel, “Con permiso Posani y Sato” de Cristóbal Colón C. (ambos del 11-03-95) y “La arquitectura como exploración de cultura” de Abner Colmenares (18-03-95), los cuales Enrique Fernández-Shaw encabezó con el antetítulo de “Intervenciones”. Como efecto retardado de este debate no se puede dejar por fuera, a modo de complemento interpretativo del ejercicio de contrapunteo intelectual llevado a cabo por Posani y Sato, el interesante artículo titulado “Arquitectura y filosofía” de Guillermo Briceño aparecido en el nº 104 del 29-04-95.

Teniéndose al duelo Posani-Sato con eje fundamental, el año 2000 las Ediciones de la Biblioteca de Arquitectura FAU UCV como parte de la Colección de Ensayos Críticos sobre la Arquitectura Venezolana publica Debate y disquisiciones sobre el anón y el cambur, libro que a la postre se convertirá en su único título. Si de alguna manera se puede resumir el fruto de este interesante, infrecuente y a la vez respetuoso debate dentro del desarrollo de nuestra arquitectura, se podría decir que el mismo no encierra otra cosa que una discrepancia de índole metodológica, sin aparente solución, acerca de cuáles deben ser los instrumentos y actitudes que deben privilegiarse para abordar el acto creativo de la arquitectura venezolana contemporánea, discusión vigente y necesaria en los centros de enseñanza de esta disciplina del país.

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… el 30 de julio de 1994 se dedica por entero el número 72 de Arquitectura HOY a cubrir la realización, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, de la VI Conferencia Internacional sobre Conservación de Centros Históricos y Patrimonio Edificado Iberoamericano, que tuvo como tema central “La conservación de la arquitectura moderna”.

El importante evento organizado por el Consejo Académico Iberoamericano, que se llevó a cabo del 24 al 30 de julio de aquel año, permitió a este ente reafirmar la importancia asumida por las universidades en momentos en que se hablaba con mucha insistencia sobre el tema de la integración. Ello es resaltado por Ciro Caraballo (Coordinador Académico del encuentro) en el artículo que encabeza el semanario “El Consejo Académico Iberoamericano. Una respuesta universitaria a la integración latinoamericana”, quien señala cómo “en 1989, un grupo de investigadores de la Facultad de Construcciones de la Universidad de Camagüey, Cuba, se dio a la tarea de organizar un encuentro con arquitectos e historiadores latinoamericanos con el objeto de presentar a discusión el trabajo que habían venido desarrollando en el casco histórico de Camagüey, 300 hectáreas de ciudad con importantes monumentos coloniales y republicanos”, lo cual permitió reconocer y compartir problemas comunes a toda Latinoamérica “en lo referente a la conservación de los bienes patrimoniales y su inserción en la dinámica urbana contemporánea”, “descubrir el potencial de colaboración académica de las universidades regionales en tan actual temática” y dar pie para que un año más tarde se creara el Consejo Académico Iberoamericano “con la participación de 12 universidades de la región y de España”.
Así, cuando en 1994 Caracas acoge la VI Conferencia (actividad que se venía realizando con periodicidad anual), ya 48 centros de estudios de nivel superior habían refrendado su compromiso y se había creado el Instituto Iberoamericano de Estudios del Patrimonio Edificado y la Ciudad, claras muestras del entusiasta impulso que había tomado la iniciativa.
La escogencia de la capital de Venezuela como sede no fue casual: el tema central seleccionado y su condición de urbe moderna llena de valiosas edificaciones y lugar donde se asienta la más importante ciudad universitaria realizada durante la década de los años 50 en Latinoamérica, la señalaban como el lugar idóneo para adelantar los debates que se podían suscitar vinculados a la subvaloración, maltrato y demolición de un importantísimo patrimonio edificado “sin proceso alguno de historia y registro”, actividad para la que las universidades pasaban a ser piezas claves a través de la actividad de investigación.
Como bien señala Caraballo, para aquel entonces “el tema de la conservación de la arquitectura moderna es un gran desconocido, aún para aquellos académicos que dedicamos nuestros días a la investigación sobre patrimonio edificado” siendo “más complejo aún … el tema de la conservación de la ciudad moderna”. Con ello quería dejar sobre el tapete los impostergables asuntos que el evento debía tratar relacionados, por un lado, a lo que es esencial dentro de la arquitectura moderna a diferencia de la antigua (a la hora de enfrentarse a su preservación) en cuanto a uso de materiales, aspiración a la permanencia y valores artísticos externos a ella y, por el otro, a la imposibilidad de pensar la ciudad moderna bajo el criterio de congelamiento con que se habían tratado sectores considerados históricos y el imperativo de incorporar la propia dinámica urbana, social y ciudadana como variables, temas en los que Caracas ofrecía y ofrece un inagotable terreno para la indagación por el deterioro manifiesto de muchos de sus valiosos ejemplos.
Bajo este marco general, la convocatoria al evento se hizo buscando atender cuatro asuntos fundamentales:
1.- El objeto arquitectónico a preservar y su entorno.
Relación objeto-entorno.
La adecuación y adaptación del objeto a preservar a nuevos usos y exigencias.
2.- El deterioro de la arquitectura moderna.
Causas que intervienen en su destrucción.
Preservación de materiales contemporáneos. El cemento armado: patología y preservación.
3.- Incidencia del crecimiento urbano sobre las zonas de carácter histórico ambiental.
La nueva arquitectura en los contextos antiguos.
Las demandas por una mayor intensidad del uso de la tierra.
Aspectos económico-financieros de los Planes de Desarrollo Urbano.
4.- Concientización y capacitación profesional.
La impartición de la disciplina a nivel universitario.
La formación de Instituciones y Organismos que se avoquen a la problemática de la preservación.
El acto de apertura de la VI Conferencia Internacional sobre Conservación de Centros Históricos y Patrimonio Edificado Iberoamericano se llevó a cabo en el Aula Magna con la disertación acerca  de “La arquitectura del siglo XX y su preservación”. Las 68 ponencia inscritas se presentaron en el Auditorio de la FAU y en sus diferentes Aulas Anfiteátricas así como los correspondiente paneles de discusión (mesas redondas) todo lo cual estuvo acompañado por una exposición, lo que da una clara señal del interés generado, importancia y magnitud del encuentro al que asistieron mas de 600 delegados, entre profesionales y estudiantes procedentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, España, México y Venezuela.
Adicionalmente se previó un programa de visitas a diferentes sitios de interés con el propósito de mostrar edificaciones relevantes y conjuntos arquitectónicos modernos en la ciudad de Caracas y sus zonas vecinas (donde podían ser evaluadas las inserciones de nueva arquitectura dentro de contextos históricos), zonas residenciales (donde se encuentran ejemplos pioneros en nuestro país de edificaciones modernas) y la misma Ciudad Universitaria de Caracas como máximo exponente de la arquitectura venezolana del siglo XX.
Las consideraciones y recomendaciones producto del debate suscitado a partir de la presentación y discusión de las conferencias magistrales, ponencias y comunicaciones incluidas en el evento en torno a los cuatro asuntos fundamentales sobre los que giró la convocatoria, recogidas en la denominada “Acta de Caracas”, pueden consultarse en número 73 de Arquitectura HOY del 6 de agosto de 1994. Allí se anuncia también la realización de la VII Conferencia en la Universidad de Camagüey Plaza de Santa Lucía, Cuba, en torno al tema “Turismo y patrimonio” y la VIII en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, que se dedicaría a “Renovación Urbana y patrimonio edificado”.

El número del semanario que hoy nos ha servido de excusa para elaborar esta nota, además del texto ya citado de Ciro Caraballo que ocupa su carátula, incluye en las páginas centrales, como material complementario al evento, los “Fundamentos de rehabilitación, conservación y restauración y el patrimonio de Caracas”, escrito elaborado por Melín Nava desde Fundapatrimonio (organismo adscrito a la Alcaldía de Caracas); y en la página de cierre, como producto de las actividades desarrolladas en el mismo, el sondeo realizado entre los Premios Nacionales de Arquitectura asistentes acerca de las obras que podían empezar a conformar nuestro legado moderno (“El Patrimonio Moderno en Venezuela según los premios nacionales de arquitectura”), lo cual arrojó un interesante resultado digno de consulta y no exento de polémica.
Verdadero preámbulo, junto al Foro-Taller «La Ciudad Universitaria de Caracas como patrimonio cultural» celebrado en 1992 en el Museo de Bellas Artes por iniciativa de Carlos Delgado Bruzual, del trabajo que derivó en la declaratoria de la Ciudad Universitaria de Caracas como Patrimonio Mundial por la Unesco el año 2000, los asuntos tratados en esta la VI Conferencia Internacional sobre Conservación de Centros Históricos y Patrimonio Edificado Iberoamericano mantienen al día de hoy plena vigencia, más allá de que la sucesión con que se dieron las primeras convocatorias haya languidecido paulatinamente en el tiempo junto al ímpetu de la importante labor desarrollada por el Consejo Académico Iberoamericano.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 73

Entre finales de la década de los años 80 y durante toda la de los 90 del siglo XX la prensa diaria se convirtió en el principal vehículo para informar, opinar, debatir, comentar y reflexionar sobre arquitectura y ciudad en el país. El declive y discontinuidad de las principales revistas que tradicionalmente se habían constituido en la punta de lanza de esta actividad, llevó a los arquitectos a tocar las puertas de los periódicos para trocarse en columnistas que, con asombrosa regularidad, empezaron a ocupar un importante espacio dentro de sus páginas culturales.
Así, se ha podido constatar que, desde plataformas y visiones muy distintas y abordando gran diversidad de temas, la arquitectura y la ciudad fueron objeto durante esos años de estudio y análisis dando paso incluso a la elaboración de discursos que aspiraban llenar el vacío histórico que en Venezuela ha existido por construir teoría, ejercitar la crítica y revisar la historia. Con el ojo puesto en lo que estaba aconteciendo al momento tanto a nivel nacional como internacional, imbuidos en los aires de apertura que la postmodernidad propiciaba y bajo el amparo de la diversidad entendida en sus justos términos, se empieza a desarrollar desde algunos de los principales diarios de circulación nacional una labor divulgativa y en buena medida pedagógica donde lo permanente y lo cambiante, lo universal y lo particular, lo esencial y lo circunstancial, lo global y lo local, se convierten en categorías que daban soporte a los juicios de quienes semanalmente iban apareciendo en la palestra.
De entre los diversos periódicos que abrieron sus puertas a este fenómeno, llama la atención el apoyo que ofreció el más modesto y el que quizás estaba más lejos de las preocupaciones que lo motorizaban por estar dirigido a un segmento muy preciso del público. Así, Economía HOY, gracias a la visión de su directora/editora María Di Mase (quien se hizo acompañar de un Consejo Editorial de muy alto nivel y un equipo de profesionales de primera línea), empieza a ofrecer prácticamente desde su creación en 1990 hasta su desaparición en 2000, un importante espacio a la cultura y dentro de ella a la arquitectura, hasta el punto de convertirse, para quienes quieran asumir con interés y rigor el estudio de lo acontecido durante la década que cerró el siglo pasado, en consulta obligatoria.
Ahora bien, lo que se podría denominar “la página de arquitectura de Economía HOY”, estuvo siempre bajo la responsabilidad del profesor, historiador y reconocido crítico Juan Pedro Posani, y sufrió una interesante transformación en el tiempo, que podría dividirse en varias etapas:


– La primera, que abarca desde 1990 hasta 1993, con la coordinación de Posani en solitario y principal articulista, conformada en su mayoría por una sola página ubicada dentro de la sección de cultura de la edición sabatina del periódico, de la cual se registraron en total 142 apariciones. En este lapso cabe destacar que Posani obtiene el Premio Nacional de Arquitectura 1992 y la página de Economía HOY la Primera Mención Internacional (Crítica y Periodismo) en la VIII Bienal de Arquitectura de Quito (BAQ) también en 1992.


– La segunda, correspondiente a los 4 primeros números del suplemento-encartado Arquitectura HOY, aparecidos entre mayo y diciembre de 1992, cuyas dimensiones oscilaron entre 12 y 16 páginas, a cargo de un Comité de Redacción encabezado por Posani más un grupo de colaboradores.


– La tercera está relacionada con el momento en que se fusionan la página sabatina de arquitectura y el encartado Arquitectura HOY a partir de su número 5, manteniéndose dicha denominación así como la figura de un Comité de Redacción y diversos colaboradores bajo la coordinación general de Posani. Esta etapa tiene a su vez dos fases: la comprendida entre el 13 de marzo de 1993 y el 25 de marzo de 1995, entre el número 5 y el 100, donde se mantiene la figura de suplemento encartado (semanal en este caso), ahora de 4 páginas; y la que transcurre entre el 1 de abril de 1995 y el 13 de octubre de 2000, que va del número 101 al 358, donde Arquitectura HOY abandona el formato de encartado, se reduce a la mitad y pasa a ocupar las dos páginas centrales del diario Economía HOY vinculadas siempre a la sección cultural. Es de resaltar que a partir del número 146, al dejar de circular el periódico los sábados, Arquitectura HOY empieza a aparecer los viernes.


La postal del día de hoy recoge justamente la portada del numero 1 de Arquitectura HOY correspondiente a la segunda etapa que hemos señalado. Aparece el sábado 2 de mayo de 1992 con Juan Pedro Posani como Coordinador Editorial, Alberto Sato y Henrique Vera como Consejo de Redacción, Elides J. Rojas como Jefe de Redacción, Rosanna Espinel y Estibaliz las Heras a cargo de la diagramación y Marisol de Carliz al frente de la edición.
Así, con el aval que proporcionaba el que durante más de dos años ininterrumpidamente se hubiese publicado la página sabatina de arquitectura en el diario, Posani, al presentar a la directiva de Economía HOY, junto a Alberto Sato y Henrique Vera, el ambicioso proyecto de un suplemento trimestral, logra sin mayores inconvenientes su inmediata acogida. Sin que por ello se detuviese las entregas de los sábados, se programaron los primeros cuatro números de Arquitectura HOY previstos a aparecer (como en efecto ocurrió) durante el traumático año de 1992, cubriéndose todas las expectativas iniciales y tornándose de inmediato en referencia dentro del medio arquitectónico del país. Aparecidos el sábado 2 de mayo (como ya se dijo), el viernes 3 de agosto, el sábado 3 de octubre y el sábado 19 de diciembre, aunque constituyen el inicio de una saga que se extendió hasta el año 2000 a través de 358 números, merecen una consideración aparte dadas sus peculiares características.
Varios son los elementos comunes de estos suplementos iniciales: su carácter monográfico; el estar encabezados siempre por un editorial; su extensión; la inserción de publicidad; su capacidad de convocar a reconocidas firmas a nivel nacional e internacional; su estructura, en la que se combinan entrevistas, colaboraciones o artículos de fondo, vinculados al tema central; la incorporación de información actualizada sobre concursos, congresos, seminarios, exposiciones y cursos; y la presencia de un proyecto u obra de arquitectura realizado en el país ampliamente documentado y reseñado, todo lo cual los convirtió en verdaderas revistas, cuidadosamente editadas en formato tabloide y papel color salmón, propios del periódico que acompañaban
Para el número 1 se seleccionó Expo Sevilla 92 como eje temático. El editorial, escrito por Posani bajo el título “A pesar de todo…”, sirvió no sólo para justificar la escogencia de este evento como protagonista de la entrega, sino para exponer la importancia del compromiso que se adquiría con la salida periódica del suplemento, la particularidad de que ocurriese auspiciada por un periódico interesado por la economía pero que ya tenía más de dos años publicando semanalmente una página de arquitectura, y la aspiración de convertirse en espacio vivo, amplio y plural que, debatiéndose entre “circulación masiva y sedimentación de elite”, demostrase que no se trataba de otro proyecto efímero de los muchos que poblaban la historia de las publicaciones periódicas de arquitectura en el país. La clave para vencer tal maleficio quizá se encontraba, según Posani, en la vitalidad que estaban demostrando tener los diarios como tribuna para la difusión, el intercambio y la confrontación de ideas dentro de la disciplina desde finales de los años 80, para lo cual era importante contar con “un órgano especializado (…) abierto (…) a la información, al debate, a la crítica de arquitectura nacional e internacional”.
Con Expo Sevilla 92 como excusa, se ilustró no sólo la manera como podía visualizarse una estructura perdurable para el encartado, sino la forma como se pretendía ofrecer al lector herramientas para contextualizar el debate en torno a un evento de importante magnitud, que empezó a llenar páginas en todos los medios de difusión sobre arquitectura a nivel internacional y que ameritaba ser observado desde nuestro país, buscando interpretar críticamente los temas fundamentales en torno a los que giraba. De esta manera, el proyecto del pabellón de Venezuela para la Expo, centro principal de atención del número, se mostró ampliamente documentado, acompañado de una extensa entrevista realizada a sus creadores (Henrique Hernández y Ralph Erminy) donde se aclaraban aspectos fundamentales de su concepción y lógica proyectual absolutamente ligadas al sistema constructivo que permitía materializarlo. Adicionalmente, la primera entrega de Arquitectura HOY presentó tres artículos de fondo dedicados a  asuntos asociados a: contextualizar la inserción del pabellón dentro de la larga cadena de pequeñas edificaciones que desde 1889 han representado a nuestro país en este tipo de ferias; destacar el eslabón ocupado por la Expo en la evolución tanto de la arquitectura como de una idea de ciudad dentro de la modernidad; y señalar la trascendencia de la operación urbana y económica de este acontecimiento para España en general y Andalucía en particular.
25 años se cumplieron el pasado 20 de abril desde que Expo Sevilla abrió sus puertas y el 2 de mayo desde que apareció el primer número de Arquitectura HOY. Quienes quieran visitar sus páginas y toda la colección para revisarlas, estudiarlas o corroborar lo que hemos expresado aquí pueden dirigirse a la base de datos INFODOC BD/JJMF/SEU-FAU-UCV® (http://www.fau.ucv.ve/infodoc/).

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… el 11 de junio de 1994 aparece en las páginas centrales del nº 64 de Arquitectura HOY el veredicto y las imágenes del proyecto ganador del Concurso Nacional de Ideas para Sede de la Junta Parroquial de la Parroquia Catedral y Centro Deportivo del Liceo Fermín Toro, realizado por el arquitecto Joel Sanz Pino (1947-2013).

Sanz, egresado de la FAU UCV en 1970, Premio Nacional de Arquitectura en el año 2000, insigne profesor de proyectos, admirador de la obra de James Stirling y de la labor pedagógica de Ramón González Almeida, se caracterizó por ser un sempiterno concursante quizás siguiendo los pasos de su compañero y amigo Pablo Lasala. En esas lides, ya Sanz había logrado previamente alzarse victorioso en el Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Centro Italiano Venezolano de Oriente, Barcelona (1989) y del Centro Comercial City Garden, Maracay (1993), acompañado en este caso por sus socios Juan Carlos Parilli y Francisco Arocha con quienes durante años conformó la firma S+P+A Arquitectos C.A. Más adelante también ganará junto a Juan Carlos Parilli, Claudia Hernández, Omar Ladera y Roberto Castillo, el Concurso Nacional de Ideas “La Cultura Libera al San Carlos” para la Transformación del Cuartel San Carlos en Centro Nacional de Culturas, promovido por el Instituto de Patrimonio Cultural  (IPC), el Consejo Nacional de la Cultura y el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes el año 2000.
El certamen que hoy nos ocupa, promovido por la Alcaldía del Municipio Libertador, cuyo veredicto fue dado a conocer el 2 de junio de 1994 en la sede del Concejo Municipal de Caracas, se proponía para dar respuesta a dos programas disímiles a los que debía preverse su construcción separada, a ser localizados en un terreno en esquina ubicado en el sector Caño Amarillo con frente hacia la Avenida Sucre en su acera oeste, muy próximo al Liceo Fermín Toro, al Arco de la Federación y a la escalinata del Parque el Calvario.
La propuesta, realizada en colaboración con Juan Carlos Parilli, Francisco Arocha, María Inés Gómez, Omar Ladera, Roberto Castillo, Aleisa Mondolfi, Elizabeth Bernys, María Patricia Sabas y Ricardo Sanz, se destacó entre las 71 ideas presentadas porque, según palabras del jurado, se escoge “una implantación y una organización volumétrica que separa y hace identificables, en un espacio que les es propio y que a la vez se vincula claramente con la ciudad, a la junta parroquial y al centro deportivo, permite su fácil construcción por etapas y controla sus magnitudes, con un adecuado sentido de la escala de la intervención”. Así mismo, “el jurado valoriza el espacio arbolado entre las dos instituciones, que constituye el corazón interno del proyecto, conectando los sectores alto y bajo, dando así una respuesta contundente a una de las exigencias esenciales de las bases. Igualmente considera acertada la forma de enfrentar volumétricamente la avenida Sucre, y el hecho de que la central eléctrica de algún modo se integra a la volumetría del proyecto sin ser negada”.
La claridad con que es expuesto el veredicto sin lugar a dudas tiene que ver con la composición de un calificado jurado presidido por Oscar Tenreiro que contó con el acompañamiento de Fernando Pérez Oyarzún (Chile) y Luigi Snozzi (Suiza) como invitados internacionales y Frank Marcano, Lucas Pou, Edwing Otero, José Manuel Rodríguez e Isabel Sánchez como representantes nacionales.
Con este concurso se abrió de nuevo otra expectativa en la que se buscaba esperanzadoramente “que la construcción del proyecto ganador sea el primer paso de una serie de operaciones similares, generada igualmente de concursos, dirigida a convertir la arquitectura de las instituciones en tema esencial de la cultura urbana de nuestro país”.
Lamentablemente tan loables intenciones no se cumplieron y finalmente el proyecto ganador del Concurso Nacional de Ideas para Sede de la Junta Parroquial de la Parroquia Catedral y Centro Deportivo del Liceo Fermín Toro no se construyó, pasando a engrosar la larga lista de iniciativas de este tipo que en nuestro país han tenido el mismo destino.

ACA

¿SABÍA USTED…

… que tal día como hoy, el 26 de febrero de 1994, aparece en el nº 51 de Arquitectura HOY el artículo titulado “¿Dónde está el norte?” de Juan Pedro Posani, considerado como el segundo más relevante escrito breve elaborado en nuestro país entre quienes consultamos para adelantar una posible antología de Textos Fundamentales?

En los años 90 cuando Posani retoma luego de un largo silencio el compromiso de escribir con periodicidad semanal, vuelve a insistir en los temas que desde hacía ya mucho tiempo le venían preocupando, un tanto deslastrado del componente altamente ideológico que caracterizó su producción crítica de los años 60 y 70. En esta nueva etapa, reafirma sus inclinaciones existencialistas, retoma el realismo como bandera y se preocupa por el asunto de la identidad y con ella el de la autenticidad.

Reaparece, como parte de una actitud que busca abrir los ojos al extraviado accionar de nuestros arquitectos, la necesidad de tomar en cuenta la estrecha relación que la arquitectura debe buscar con el medio al que pertenece, al uso de los materiales y tecnología del lugar y de los dispositivos adecuados para controlar las variaciones climáticas.

Dentro de ese contexto, partiendo de rememorar la pregunta con la que Villanueva se aproximaba a la hora de corregir los proyectos de los estudiantes (¿Dónde está el norte?), Posani no hace otra cosa en su artículo que refrescar el significado que dicha pregunta llevaba asociado: consideración del contexto, la inclinación del sol, las brisas y las lluvias, las vistas, la temperatura, la geografía y la cosmografía. En pocas palabras la “relación con la tierra y con el clima. La vida y el azar nos dieron un tiempo y un lugar. De allí -nos decía Villanueva- hay que partir.”

Posani rescata las recetas que James Marston Fitch (referido por Reyner Banham) daba para diseñar en el trópico húmedo que mantienen “toda la serena verdad de la experiencia comprobada durante siglos:

  1. Pisos separados de la tierra… ofreciendo la máxima exposición a las brisas dominantes.
  2. Grandes techos livianos a manera de protección contra el sol y la lluvia tropicales.
  3. Corredores y balcones continuos para proteger las paredes de la inclinación del sol y de la lluvia que las azota.
  4. Grandes puertas y ventanas, del piso hasta el techo, para la máxima ventilación.
  5. Cielosrrasos altos y desvanes ventilados, para mayor confort.
  6. Persianas controlables, para proveer todas las combinaciones de ventilación y de privacidad.”

Con dicho baremo por delante, en tono claramente prescriptivo, Posani señala en su artículo, lo siguiente: “Una vez definidos los aspectos esenciales el enfrentamiento con el clima y de haberlo asumido como factor que determina el horizonte del diseño arquitectónico, el paso siguiente puede ser el de la manipulación espacial y formal, atendiendo a los impulsos de las sensaciones individuales, de la memoria o de la ‘cross-fertilization’ de la información cultural.” Ética de un hacer que se iguala a una estética austera y sin excesos.

Cierra Posani su disertación subrayando: “Diseñar partiendo del norte es poner los pies sobre la tierra; es abrazar la realidad; es observarse en el espejo y acordarse de los abuelos. Diseñar partiendo del norte es, sobre todo, orientarse hacia el futuro; es disponer de un mapa en el cual esté marcado un proyecto de vida y de país”. Todo un alegato que pone en evidencia una trayectoria vital, que ha dado pie a diferentes polémicas pero en la cual su autor encontró la manera de elaborar un discurso reiterativo pero no menos consistente del cual hoy en día temas como la sostenibilidad son claros herederos. También abre la oportunidad, bajo el supuesto de que no puede haber diversidad sin autenticidad, de apreciar y evaluar la arquitectura venezolana en toda su amplitud marcando con ello claras diferencias con el “todo vale”.

ACA