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TAL DÍA COMO HOY…

… el 5 de mayo de 2000, entrando en la recta final de su existencia, aparece el nº 337 de Arquitectura HOY.

La aparición de este número del encartado que durante casi una década estuvo alojado en las páginas del diario Economía HOY, sirve para evidenciar algunas de las circunstancias que desde algún tiempo lo venían afectando, sin que por ello hubiese perdido su rigurosa periodicidad.

Brevemente podríamos decir que Arquitectura HOY casi milagrosamente había podido sobrevivir desde que nace en 1992, en medio de un país afectado por una aguda crisis. Ello, a pesar del esfuerzo que lo mantenía, logró impactarlo de varias maneras: primero, obligándolo a reducir el número de páginas (de cuatro a dos) a partir del sábado 1 de abril de 1995 (nº 101) y, más adelante, debiendo modificar su día tradicional de salida, los sábados, por los viernes desde el nº146 (22 de marzo de 1996), momento en el que igualmente el diario dejó de ofrecer su edición sabatina. Ambas condiciones se vieron también acompañadas por una merma en lo que fueron los integrantes iniciales del Comité de Redacción y por el espaciamiento cada vez mayor de las colaboraciones aportadas por algunas de sus firmas más consecuentes tanto nacionales como extranjeras.

De hecho, el número que nos ocupa ilustra de manera clara una de las características propias de la última etapa en que el suplemento apareció. Por un lado permite, casi excepcionalmente, ver a sus dos principales promotores (Juan Pedro Posani y Alberto Sato) compartir la página (cosa que no ocurría desde hacía tres meses), quizás como parte de una economía de esfuerzos que había que administrar. Por el otro, sirve para apreciar la presencia como colaboradores del reducido Comité de Redacción conformado por Posani y Sato de Carolina Heredia, Mario Quirós, Stefan Gzyl, Jaime Méndez, Juan Vicente Pantin, Roberto Puchetti, Max Rengifo, Henrique Certad, Erica Sogbe y María Elena Troconis, todos jóvenes, en su mayoría estudiantes de arquitectura en la UCV. Este último dato no es menor ya que sobre sus hombros, bajo la guiatura de los dos veteranos, es que se pudo lograr la continuidad que caracterizó la última etapa, amén de abrirles la oportunidad a muchos de ellos de poder ejercitarse tanto en la actividad crítica y reflexiva como en la reporteril a través de breves artículos, reseñas o entrevistas.

En el contexto del año 2000 que da inicio a un nuevo siglo y con él a la entronización en Venezuela de la V República, gracias a la aprobación de una Constitución sometida a referéndum en 1999 en medio del impacto causado por la tragedia de Vargas, aparece muy temprano la noticia de la muerte de Bruno Zevi (maestro y principal referencia intelectual de Posani durante los años de su formación como profesor de historia y crítica de la arquitectura en la UCV) y se preparan los eventos vinculados a la celebración del centenario del nacimiento de Carlos Raúl Villanueva. A todas estas, Posani ya había escrito hasta en 10 ocasiones entre enero y mayo (mostrando una actividad muy alta en comparación al año anterior) dejando huella, una vez más, de su agradecimiento y reconocimiento a Bruno Zevi con motivo de su partida (“En el nombre de la arquitectura”, 4 de febrero); su admiración por la arquitectura de Alvar Aalto (“Reflexiones circunspectas”, 11 de febrero); mostrándose duramente crítico con la organización del Salón de Arquitectura Centro-Occidental organizado por el Colegio de Arquitectos del estado Carabobo, por el bajo nivel de lo allí mostrado (“Salón decepcionante”, 18 de febrero), o con la respuesta dada por Peter Eisenman en la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela (“Eisenman en gallego”, 31 de marzo); reafirmando su línea de pensamiento en torno a la importancia que tiene tomar en cuenta las condiciones propias del lugar del planeta en que se vive (“¿Dónde está el trópico?”, 3 de marzo); reflexionando en torno al tema de la casa a raíz de la publicación de 24 obras de arquitectos chilenos contemporáneos (“Geografía de la casa”, 7 de abril), o en clave ambientalista (“La naturaleza de la naturaleza o de cómo acercarse a ella sin estropearla ni renunciar a lo humano”, 14 de abril); proponiendo salidas a los temas de la preservación y conservación del patrimonio (“El futuro del pasado. Cuatro afirmaciones perentorias y veintiocho preguntas circunstanciales que surgen de la duda”, 24 de abril); o manifestando un tono más militante en apoyo al Viceministro de Cultura, Manuel Espinoza con quien compartía la necesidad de insistir en la idea de que la arquitectura y el diseño son factores decisivos de la cultura urbana que debían ser incorporados a la discusión política (“El diálogo indispensable”, 10 e marzo).

El artículo que Posani escribe para el número que hoy nos ocupa, “La provocación de Maiquetía”, como su nombre lo indica, puede considerarse un texto que apela a la exageración pedagógica y a la ambigüedad ideológica como posibles detonantes de otra polémica dentro de las páginas del semanario que en este caso nunca se dio. El artículo valora en positivo algunas invasiones de edificios a medio construir en el estado Vargas después del deslave que, tras la provisionalidad, improvisación, suave alegría y azar con que los ocupantes actúan, piensa Posani, se encierran lecciones para quienes proyectan y construyen viviendas convencionales, rígidas, pesadas e inflexibles. Apelando a referentes que podrían servirle de apoyo que van desde “los hallazgos momentáneos de Le Corbusier” a “la casa-cortina de Shigeru Ban en Tokio”, pasando por la Plaza Cubierta de Villanueva, “las cortinas al viento de Krier” o “las telas de Christo”, se afirma que “del azar de las acciones humanas y de las catástrofes de la naturaleza, estalla instantánea y providencial una visión de futuro, una proposición robinsoniana de invención y de reto”, afirmación que apelando a una “autenticidad que no terminamos de descubrir” podría justificar lo injustificable y que convertida en costumbre amparada desde el gobierno que tanto apoyó Posani, tuvo su máxima expresión en la llamada “torre de David”.

Sato por su parte, menos activo a lo largo del año que Posani, sólo había intervenido en dos ocasiones: la primera el 4 de febrero con el texto “Rancho indocumentado” en el que habla del fenómeno que está ocurriendo ante la reciente catástrofe venezolana, como es la proliferación de imágenes bi y tridimensionales de viviendas que, aparte de su homogeneidad y regularidad, guardan gran semejanza con los ranchos (vivienda espontánea indocumentada) con la particularidad de que disponen de documentación legalizada por estar diseñadas por profesionales universitarios expertos en la materia; y la segunda dando inicio el 28 de abril a una trilogía de textos que tocan tres categorías con los cuales la arquitectura ha de toparse en los tiempos actuales, dedicando a lo efímero y lo transitorio el primer episodio tratando de reivindicar para ellos un lugar respetable dentro de la lógica proyectual.

En el artículo “Solidez” del 5 de mayo, Sato se ocupa de la durabilidad y perpetuidad física y simbólica de los edificios como atributo no necesariamente intrínseco de la arquitectura: “puede ser efímera y transitoria como el útero materno, como la choza primitiva, como una estructura tensil, o como un carro. Todo depende, cuándo y cómo se desarrolla un grupo social en un territorio determinado, aún contraviniendo las leyes generales de la institución arquitectónica, que de paso, trastabilla por todas partes”, dirá. Así, volviendo a lo expresado en su artículo anterior, lo efímero y lo transitorio, conceptos “que no parecen ocupar un lugar respetable en el lenguaje arquitectónico” lucen hoy como términos motivadores para el proyecto arquitectónico más aún en zonas propensas a un desastre natural.

Sin proponérselo, Posani y Sato coinciden en manifestar ambos aún la resaca producida por el deslave de Vargas dirigiendo cada uno su pensamiento hacia alternativas que permitan, no sólo la prevención, sino la posible solución de los problemas que allí se evidenciaron. También la dualidad sólido-efímero ronda sus preocupaciones en diferentes claves, las cuales marcan el alejamiento ideológico que paulatinamente se irá dando entre ellos.

Hasta el 13 de octubre, fecha de aparición del último número de Arquitectura HOY, Posani participará otras 8 veces. Sato lo hará en 3 ocasiones más.

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… un 14 de abril del año 1924 fallece en Chicago Louis Sullivan y otro 14 de abril pero de 1868 nace en Hamburgo Peter Behrens.

1. Izquierda: Louis Sullivan. Derecha: Peter Behrens

Esta coincidencia permite repasar no sólo la biografía y trayectoria de dos de los pioneros de la arquitectura moderna, sino la trascendencia de una obra que por más que se conozca sirve para establecer una serie de asociaciones.

A Louis Henry Sullivan, nacido en Boston en 1856, formado como arquitecto en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Cambridge, y posteriormente en la École des Beaux Arts de París, se le conoce por haber desarrollado su carrera en Chicago donde ya en 1873 entra como dibujante al estudio del ingeniero William Le Baron Jenney, que en los años siguientes sería reconocido como uno de los pioneros en el diseño de edificios en altura sustentados con estructura de acero. Parte a Europa en 1874 y si hay algo que Sullivan trae de su pasantía allí por dos años es el rechazo del academicismo arquitectónico imperante por aquel entonces pero también el entusiasmo y la admiración por el riguroso método racionalista de concepción de proyectos y composición introducido por la Escuela francesa. Su instalación definitiva en Chicago a partir de 1875, coincide con la reconstrucción de la ciudad destruida por el gran incendio de 1871, donde empieza trabajando en el despacho del ingeniero Fredrik Baumann, dedicado sobre todo a problemas estructurales relativos a las grandes obras, como puentes y viaductos. En 1879 entró a formar parte del gabinete de proyectos del ingeniero alemán Dankmar Adler, del cual se convertiría en socio en 1883 formando la firma Adler & Sullivan, iniciando una colaboración que durará hasta 1895.

2. Auditorium Building, Chicago. Adler & Sullivan, 1889.
3. Adler & Sullivan. Izquierda: Wainwright Building, San Luis, Musuri, 1891. Derecha: Guaranty Building, Buffalo, New York, 1895

A Adler & Sullivan junto al mencionado William Le Baron Jenney y los estudios de William Holabird & Martin Roche y Daniel Burnham & John Root se les considera como los pioneros de lo que se denominó como La Escuela de Chicago punto de partida, gracias al aporte teórico de Sullivan, del desarrollo del edificio en altura y de la estética vinculada a él. Sullivan estaba convencido de que esta tipología requería de un diseño particular y entrevió que el rascacielos podría ser un símbolo de la cultura americana y, por lo tanto, una oportunidad para crear algo nuevo, autóctono, que expresara su época, cosa que cristaliza en 1890 aprovechando el encargo del empresario Ellis Wainwright para la construcción un edificio de oficinas de alquiler de 10 pisos en St. Louis.

Seis años más tarde, Sullivan pone por escrito su teoría sobre el rascacielos en uno de sus ensayos más famosos, «El edificio de oficinas en altura artísticamente considerado». Allí expone que este edificio debe tener tres funciones claramente diferenciadas: la planta baja y el primer nivel que están en contacto con la gente y donde se encuentra el acceso claramente marcado, los lugares comunes, los comercios, etc. Una segunda parte, el cuerpo del edificio, conformado por una serie de pisos iguales donde se encuentran las oficinas que deben tener la máxima iluminación posible. Y por último, un ático en el techo donde albergar la sala de máquinas (sala de ascensores, bombas, etc.) y que debe explotarse para obtener un remate contundente del edificio. Como último requisito, la fachada debía estar tratada armoniosamente, dándole unidad al diseño.

Además, Sullivan trata otro concepto fundamental: «Cada edificio debe expresar el impulso original o idea, que impregna la masa y cada detalle». En el caso del rascacielos, Sullivan aclara que la idea en el edificio en altura «es noble… Tiene que ser alto…». Hoy puede resultar obvia esta observación, pero si se pone en el contexto de la época -en el cual aún se estaba experimentando-, Sullivan muestra una notable visión de futuro. Y llega a su «fórmula final». Afirma que todas las cosas en la naturaleza tienen una forma que expresa su vida interior y cuando se analizan revelan la «esencia de las cosas… Cuando la función no cambia, la forma no cambia… Es la ley que impregna todas las cosas… La forma siempre sigue a la función…. Es la ley. Lo que existe en el espíritu busca y encuentra siempre su contraparte en la forma, su imagen visible». Con el Wainwright Building y luego, en 1895, con el Guaranty Building (trece pisos en Buffalo, Nueva York) «la forma sigue a la función» había entrado en la historia de la arquitectura.

4. Casa Peter Behrens, Darmstadt, Alemania, 1900

Por su parte, Peter Behrens (1868-1940) estudió arte en Karlsruhe y en Düsseldorf. Trabajó como pintor, dibujante publicitario, fotógrafo y diseñador de joyería, muebles y objetos de cristal y porcelana. Su gran debut llegó cuando co-funda la Colonia de Artistas de Darmstadt, donde acudió al llamado del Gran Duque Ernst Louis de Hesse-Darmstadt como pintor e ilustrador, y en la Mathildenhöhe, mostró sus dotes de arquitecto autodidacta, diseñando su casa: una obra de arte total que fue su presentación en sociedad y en la que nada está dejado al azar. Behrens diseñó la estructura, y también todo lo que hay en ella: muebles, toallas, pinturas, cerámica, etc.

5. Propaganda diseñada por Peter Behrens para la AEG en la que se promocionan lámparas eléctricas, 1910
6. Algunos trabajos de Peter Behrens para AEG
7. Peter Behrens. Fabrica de turbinas AEG, 1909

Sin embargo, fue su incorporación en 1907 a la Deutscher Werkbund (asociación mixta de arquitectos, artistas e industriales, creada ese año para integrar los oficios tradicionales con las técnicas industriales de producción en masa), fundada en Düsseldorf por Hermann Muthesius, lo que marcó su inclusión dentro de los pioneros del diseño y la arquitectura modernos. Compartiendo la idea de que el diseñador debe abordar “desde los cojines de los sofás a la construcción de ciudades”, participó allí junto a Josef Maria Olbrich, Bruno Paul, Lilly Reich y Henry van de Velde, a quienes se sumó desde 1911 Walter Gropius. Ese mismo año (1907) Behrens, será nombrado consejero artístico de la AEG (Allgemeine Elektrizitäts-Gesellschaft -Compañía General de Electricidad-), encargándose de proyectar publicaciones, logotipos, lámparas, escaleras eléctricas, fábricas, conjuntos de habitaciones para obreros, tiendas y publicidad para la AEG. Nacía así el diseño industrial como tal, en la colaboración entre el creador y la empresa.

8. Izquierda: Louis Sullivan. Derecha: Frank Lloyd Wright

Para finalizar y no dejar pasar por alto la que quizás sea la más importante coincidencia, habría que decir que por las oficinas o despachos de estos dos notables arquitectos pasaron en su momento quienes en definitiva encarnaron y se constituyeron en figuras señeras de la modernidad en el siglo XX.
Frank Lloyd Wright, siendo un joven de 21 años, luego de haber dejado los estudios de ingeniería en la Universidad de Wisconsin (su lugar de nacimiento) y de haberse trasladado a Chicago, donde comenzó a trabajar en el estudio de Joseph Lyman Silsbee (el arquitecto que había levantado la iglesia donde su tío predicaba en Spring Green), recala ocupando un puesto de dibujante en la oficina de Adler & Sullivan, quienes proyectaban desde 1887 el Auditorium Building, su primera gran obra donde trasladaron su estudio una vez concluido en 1889, para entonces el edificio de mayor tamaño en los Estados Unidos y el más alto de la ciudad, inmediato antecedente la ya citada Escuela de Chicago, para el que Wright diseñó algunos espacios interiores ya convertido en la mano derecha de Sullivan.

A partir de entonces entre Frank Lloyd Wright y Louis Sullivan se gesta una estrecha relación maestro-discípulo que tiene además como dato anecdótico el que a los 22 años (1889) cuando Wright decide comprar un terreno en Oak Park para construir la casa en la que vivió con su primera mujer, Catherine, consigue, para costear el gasto, que Sullivan le ofreciera un contrato de 5 años y un pago adelantado de $5000. Sin embargo, la relación entre ambos se quebranta en 1893 (cuando Wright ya contaba con 26 años) al enterarse Sullivan que el ambicioso joven había estado aceptando encargos a sus espaldas, en particular el proveniente de W.H. Winslow, un fabricante de ornamentos en hierro forjado al que Sullivan le compraba la decoración para sus edificios, para quien Wright diseñó la que se conoce como su primer encargo como arquitecto independiente y la primera de sus prairie houses (casas de la pradera): la Winslow House.

9. Izquierda: Peter Behrens. Derecha arriba: Walter Gropius. Derecha centro: Mies van der Rohe. Derecha abajo: Le Corbusier

Del otro lado, es harto conocido que, dada la estatura alcanzada por Behrens y su condición de pionero en el la relación arquitectura e industria, lo que derivó en una expresión arquitectónica donde función y forma estaban estrechamente relacionadas a través de un lenguaje que dejaba a atrás reminiscencias históricas, trabajaron en su despacho entre 1907 y 1911 nada menos que Walter Gropius (1907-1910), Adolf Meyer (1907-1908), Ludwig Mies van der Rohe (1908-1911) y Le Corbusier (5 meses en 1910), siendo una reconocida influencia, tal como lo mostraría el propio Gropius en su libro La nueva arquitectura y la Bauhaus en el enfoque conceptual de la afamada escuela de la que se celebra este 2019 su centenario. Behrens en 1907 ya se había sumado a la Deutscher Werkbund y se muda a Berlín donde los ya mencionados jóvenes solicitan incorporarse como aprendices en su oficina mientras realizaba para la AEG lo más reconocido de su trabajo como director artístico y proyectista (entre otras cosas la archiconocida nave de turbinas para la empresa en 1909), contribuyendo así a consolidar, como ya señalamos, una nueva idea: la de la identidad corporativa, para cuyo desarrollo era necesario un nuevo tipo de empleador, el industrial visionario involucrado en todos los aspectos producidos por su industria (Emil Rathenau para el caso de la AEG), y también de proyectista, el «consultor» de diseño. Behrens proclamaba con esto la unión del arte y la industria, en sintonía con los ideales de la Deutscher Werkbund que marcaron de diversas maneras las trayectorias de Gropius, Mies y Le Corbusier y con ello el devenir de la arquitectura moderna.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Izquierda: https://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Sullivan. Derecha: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/behrens.htm

2. https://sites.google.com/site/arquitectolouishsullivan/home/analisis-de-auditorium-building

3. Izquierda: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Louis_Sullivan_-Wainwright_Building,_Seventh%2B_Chestnut_Streets,_Saint_Louis,_St._Louis_City_County,_MO.jpg. Derecha: https://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Sullivan

4. https://www.pinterest.es/pin/683562049680664558/

5 y 6. https://www.brandstocker.com/aeg-y-el-origen-del-branding/

7. https://twitter.com/bauhausmovement/status/988036671429111810

8. Izquierda: http://intranet.pogmacva.com/fr/autores/32907. Derecha: http://64340929.weebly.com/inspiration.html

9. Izquierda: https://www.urbipedia.org/hoja/Peter_Behrens. Derecha arriba: https://historia-biografia.com/walter-gropius/. Derecha centro: https://www.metalocus.es/es/autor/mies-van-der-rohe. Derecha abajo: https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/5004/Le%20Corbusier

TAL DÍA COMO HOY…

… el 17 de febrero de 1996 aparece en el número 142 de Arquitectura HOY, por tercera ocasión, un importante espacio dedicado a cubrir los resultados del «Concurso para la sede del Conservatorio de Música del estado Carabobo».

El Concurso para la sede del Conservatorio de Música del estado Carabobo, promovido por la Gobernación de dicho estado junto al Colegio de Arquitectos de Venezuela (filial Carabobo), se convirtió en el evento que copó la actividad disciplinar durante la última mitad de 2015, año particularmente movido en cuanto a la realización de llamados de este tipo. Basta recordar que en ese mismo lapso de doce meses la Dirección de Gestión Urbana de la Alcaldía del Municipio Libertador promovió el Concurso para proyectar las Áreas de Acceso al Cementerio General del Sur, El Cementerio, Caracas, adjudicándosele el Primer Premio al arquitecto Doménico Silvestro, y que la Gobernación del Distrito Federal y el Instituto de Patrimonio Cultural auspiciaron el Concurso Patio Jardín / Gobernación del Distrito Federal, Esquina La Torre, Plaza Bolívar, Caracas, ganado por los arquitectos Jorge Rigamonti, Mario Quirós y Alfredo Caraballo.

Así, el jurado integrado por Eduardo Santaella, Juan Pedro Posani, Guillermo Mujica Sevilla, David Gouverneur, Tomás Martínez, Frida Añez Magasrevy, Alfredo Fermín y Elizabeth Canales, decidió otorgar por unanimidad el 9 de diciembre de 2015 el primer premio del Concurso del Conservatorio de Valencia, al equipo conformado por Edwing Otero, Alfredo Sanabria, Juan Luchsinger y Hugo D’Enjoy (OSLD) con la colaboración de María José Sedales y José Guerra. El segundo premio recayó en María Mercedes Boggiero e Iván Niubó y el tercero sobre Manuel Delgado Arteaga con quien colaboraron de José Manuel Da Silva, Henry González, Claudia Medina, Ricardo Pérez y Miguel Ramírez. Además se otorgaron hasta 8 Menciones Honoríficas siendo expuestos todos los trabajos presentados del 10 al 15 de diciembre de 2015 en el Museo de la Cultura de la capital carabobeña.

Quizás por la escasa promoción que tuvo el certamen o quizás por haber sido un año cargado de eventos, lo cierto es que para ser evaluados se entregaron únicamente 29 proyectos apareciendo sus resultados por primera vez en la edición nº 136 de Arquitectura HOY del 16 de diciembre de 2015 con la nota «Valencia entra en tono» a cargo de Carolina Heredia y Enrique Fernández-Shaw. Posteriormente se le brindaría la oportunidad a los ganadores de mostrar su propuesta (una breve descripción y las imágenes más representativas) en el nº 137 del 13 de enero de 2017 cuya información fue recogida por Carolina Heredia en «Entonando el Nuevo Año con la ‘caja de música'», hasta que finalmente Juan Pedro Posani decide saldar bajo el título de “A petición” una deuda crítica que debía como jurado del concurso el 17 de febrero de 2017 en el nº 142 que hoy nos ocupa.

En tal contexto lo primero que destaca Posani es el “altísimo nivel de aportes y contribuciones al diseño que se ha evidenciado en buena parte de los concursantes” ello basado en que, a pesar de la “escasa” participación, “casi la mitad -o tal vez más- de las proposiciones reflejan notable madurez, seguridad de pensamiento y dominio y control del lenguaje formal”. Sin embargo tales bondades, no atadas “a formalismos y formulismos de moda”, en los mejores trabajos lucen “comedidas” o excesivamente sensatas y prudentes extrañando Posani “una cierta carencia de sentido del riesgo que frena los ímpetus del atrevimiento”.

Al entrar a analizar posibles razones para que aparezcan las apreciaciones formuladas, Posani se atreve a atribuirlas en buena parte a “una fuerte asimilación de algunas de las mejores enseñanzas de la arquitectura española contemporánea -cuya información ha tenido y tiene amplia acogida en Venezuela- y que se distingue por la serenidad con que ha absorbido y, en más de un sentido, superado la experiencia moderna (…) sin renegar del pasado, más bien apuntando a él como permanente y amable referencia, pero también sin permanencia enclaustrada en una sumisión carente de actualidad y de sentido activo de la historia”.

Finaliza Posani su aproximación general a los resultados del evento señalando: “… es con gran alegría que se advierte cómo ha crecido y se ha impuesto, en la mayoría de los trabajos, la consideración de la relación con el contexto, bien sea éste cultural, ambiental o simplemente paisajista”, apreciación que se corrobora con toda claridad cuando extraemos de la escueta memoria del proyecto ganador lo siguiente: “La solución se caracteriza por expresar con claridad las dos partes esenciales del programa, en una edificación compuesta por dos volúmenes que cumplen roles diferentes y que se articulan volumétricamente en un conjunto por medio de una plaza cubierta que orienta los accesos a cada una de las partes” o, en palabras de Posani, “… resuelta con gran dominio del tema funcional” lo cual “se evidencia a cabalidad en la diferenciación de los cuerpos volumétricos y en la distribución de sus contenidos programáticos”. Dentro de la misma línea “contextualista” pero alejada de la manera como se expresan los ganadores, Isabel Lasala no duda en calificar la propuesta presentada por su padre, dentro de la categoría “Puro paisaje” en el libro Creando lugares. Entre la exaltación y la superación del objeto arquitectónico en la obra de Pablo Lasala (2014) donde precisa: “Lasala ofrece paisajes construidos para la contemplación, lugares que no evidencian su programa pero que nos hacen saber que estamos ante algo especial”.

Para quienes quieran detenerse en recrear los comentarios puntuales que Posani ofrece a cada una de las propuestas que resalta en el artículo -lamentablemente truncado por los duendes que suelen aparecer en las imprentas-  en el que además de los tres primeros premios incorpora únicamente las menciones otorgadas a Jesús Tenreiro, Pablo Lasala y Francisco Bielsa, siempre les queda la oportunidad de bajar el documento que encabeza esta nota. De resto, reconocer que la celebración de este concurso, aunque terminó de nuevo en frustración por la no realización de la obra, deja el sabor de estar en presencia de un episodio digno de ser repasado, donde se apostó de nuevo al talento nacional y la calidad se hizo presente de múltiples maneras, dejando en nuestras manos un calificado testimonio del momento que atravesaba nuestra arquitectura.

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… el 11 de noviembre de 1995 aparece el número 128 de Arquitectura HOY, todo un abanico de posibilidades para calibrar lo que ocurría en ese momento en el ambiente cultural y arquitectónico del país.

Cinco son las noticias recogidas en este ejemplar del semanario que apareció como encartado en el diario Economía HOY entre 1993 y 2000: cuatro de ellas a modo de reseñas y la otra como detonante de una reflexión crítica.

La primera corresponde a la realización los días 13 y 14 de noviembre en el Ateneo de Caracas, con motivo de la celebración de los 20 años de Fundarte (siendo Tulio Hernández su presidente en ese momento), de un seminario titulado “La gestión cultural de las ciudades”, cuyo interesante temario permitió abrir un debate por demás necesario y a Hernández canalizar una línea de trabajo permanente que lo distingue hoy en día como una autoridad en la materia. Algunos de los asuntos tratados fueron: La ciudad y la cultura: el espíritu urbano en la creación de Fundarte; Ciudad, municipio y gestión urbana: la experiencia pionera  de la Fundación Cultural José Ángel Lamas; El proyecto del Museo de la Ciudad de Caracas; La gestión de los cascos históricos de la ciudades: la experiencia de Ciudad Bolívar; Patrimonio intangible, memoria cultural del Municipio; Caracas: una ciudad sin historia o una historia mal contada; y El papel de la cultura en los planes estratégicos de las ciudades: Caracas, una visión hasta el 2001.

Como testimonio de que el tema del diseño industrial continuaba teniendo relevancia en el país y en particular para quienes conducían Arquitectura HOY (a lo largo del año y de forma puntual el tema es abordado por Ignacio Urbina Polo a través del texto “Diseño de vehículos” -27/05/95- y por Juan Pedro Posani en “La astucia de los objetos” -03/06/95-), y como parte de una febril actividad divulgativa a nivel internacional, se cubre la apertura de la importante muestra titulada “Detrás de las cosas. Diseño industrial en Venezuela”, inaugurada el 12 de noviembre de 1995 en el Centro de Arte la Estancia, la cual se mantendrá abierta hasta el 01-03-96. De la reseña publicada se rescata: “…se expone a un conjunto de productos diseñados y producidos en el país durante los últimos diez años, instalándose en la cotidianidad del venezolano. Del amplio espectro de temas que componen el diseño industrial, la selección que se ha realizado busca un primer acercamiento a la actividad del público con productos de uso cotidiano y de fácil identificación. (…) El hecho que Venezuela haya creado en el Centro de Arte La Estancia un núcleo de información y divulgación del diseño constituye un paso de singular importancia porque tiene alcances latinoamericanos (…) … se trata de estimular la producción industrial en Venezuela cualificando su oferta y, a la vez, generar una demanda también cualificada del público, alentando expectativas futuras de la sociedad venezolana fundada en el trabajo creativo”.

En tercer lugar, cerrando la cobertura que a lo largo de 3 entregas anteriores (09-09, 16-09 y 14-10) se le dio a su desarrollo como noticia, se muestra, acompañada de dos expresivas imágenes de la propuesta ganadora, el resultado final del Concurso Nacional de Ideas Áreas de acceso al Cementerio General del Sur -Caracas-, promovido por la Dirección de Gestión Urbana de la Alcaldía del Municipio Libertador, cuyo vencedor fue Doménico Silvestro. El jurado (integrado por Francisco Sesto, Lucas Pou, Sara Márquez, Tulio Hernández y Rosa Stredell) otorgó además tres Menciones Honoríficas que recayeron una en el planteamiento hecho por Roberto Castillo, la segunda sobre el equipo conformado por María José Sedales, Juan Luchsinger y Hugo D’Enjoy y la tercera en la pareja constituida por Alessandro Famiglietti y Ángela Rodríguez. De la idea ganadora se destacó “su comprensión de la globalidad del problema” y su “claridad y fuerza al tiempo que sintetiza la escala monumental y la doméstica en una solución muy atractiva estrechamente ligada al lugar”.

Como parte del seguimiento dado por Arquitectura HOY a la exposición “Tomás Sanabria. Arquitecto. Aproximación a su obra” montada en la Galería de Arte Nacional (GAN) entre el 10 de septiembre y el 19 de noviembre de 1995, pero en este caso como punto de partida de la aparición de una columna que sostuvo durante más de dos años con periodicidad quincenal, Azier Calvo se refiere a la muestra en su texto “Otra manera de leer los años 50”, década en la que Sanabria y su arquitectura jugaron, junto a otros protagonistas, un papel relevante en la conformación de una identidad arquitectónica venezolana otra basada en la manera como se asumía la dupla tradición-modernidad. La columna de Calvo titulada “En clave” apareció tres veces el año 95, 21 a lo largo de 1996 y 18 durante el 97, registrándose su última salida (del total de 42 entregas) el 12-12-97. Durante este lapso este espacio se reveló como clara demostración de la capacidad de relevo y renovación que caracterizó el funcionamiento del semanario y apuntaló en buena parte el interés en desarrollar un pensamiento crítico signado por temas tales como el valor de la arquitectura venezolana de los años 50 como soporte para construir una nueva noción de identidad, la relación entre proyectar e investigar en la actividad del arquitecto como eje en la estructuración de un programa de postgrado en diseño en la FAU UCV, la docencia de la arquitectura, la reseña de libros, el análisis de obras y los más variados temas de actualidad nacional e internacional.

Finalmente, en el número de Arquitectura HOY que nos ocupa, se anuncia la realización entre el 20 y el 23 de noviembre de un seminario vinculado a la exposición “Un lugar, cuatro arquitectos. Botta, Galfetti, Snozzi, Vacchini en el Ticino”, abierta durante ese mismo mes y hasta febrero en el Museo de Bellas Artes, donde se contaría con la presencia en Caracas de los cuatro reconocidos arquitectos suizos quienes dictaron cada uno una conferencia. “Las moradas de la memoria”, “Los lugares de lo Moderno”, “La Ciudad del Arquitecto” y “Arquitectura, Poesía y Pensamiento”, fueron los sugerentes títulos escogidos para la ocasión. El evento se constituyó en el broche de oro de un año lleno de relevantes muestras  donde “Arquitectos y obras. Manuel Delgado, Enrique Larrañaga, Pablo Lasala, Fernando Lugo, Joel Sanz, Doménico Silvestro, Jorge Rigamonti y Jesús Tenreiro” (reposición de la montada en julio-agosto del 94 en el Centro Cultural Consolidado por la Universidad José María Vargas, esta vez traída a los espacios expositivos de la FAU UCV del 13 al 29 de octubre del 95) se sumaría a las ya mencionadas  dedicadas a Tomás Sanabria y al diseño industrial en Venezuela. Aunque lo pudimos haber hecho al comienzo de esta nota, invitamos ahora al lector a realizar un sencillo ejercicio comparativo del número y calidad de las actividades que acontecían en aquel noviembre de 1995 (año que muchos ya señalaban como parte de una crisis estructural de país) con lo que hoy protagoniza nuestro desvencijado mundo cultural.

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… el 2 de septiembre de 1995 Arquitectura HOY dedica por completo su número 122 a anunciar el evento “Meridiano, Continente y Contenido en Arquitectura”, organizado por la Carrera de Arquitectura de la Universidad Simón Bolívar con motivo de los 25 años de su creación.

“Meridiano, Continente y Contenido en Arquitectura” se trató del suceso académico más importante de los realizados aquel año en el país el cual, aunque se desarrolló entre el 18 y el 21 de octubre, fue objeto de una amplia cobertura por parte de sus organizadores entre el 02-09 y el mismo 21-10-95, dando pie incluso a posteriores reflexiones, intercambios y recuentos que alargaron su presencia hasta finales del año y comienzos del entrante.

En el ambicioso programa de “Meridiano…” que aparece expuesto en la entrega monográfica a la que hoy nos dedicamos, se señala de manera grandilocuente: “En tiempos como el nuestro, de permisividad acrítica y desinteresada, es dable pensar que en el continente americano, que ha demostrado ser tan fértil para los sueños esenciales de la humanidad y las operaciones híbridas de la modernidad, puedan recuperar esas esencias y esos sueños quienes asumen el pensamiento como mecanismo de actuación sobre las cosas. Acaso toca a Caracas, territorio central de la disyunción América del Norte-América del Sur y origen histórico de varios sueños que consiguieron extenderse por todo el continente, retomar ese papel de nodo, de encuentro, y de proyección, y, en ella, a la Universidad Simón Bolívar, cuyo lema es ‘La universidad del futuro’, asumir la promoción de este proceso de reflexión hacia adelante. (…) El evento se propone, a partir de una asunción del proyecto como testimonio de pensamiento, investigar acerca de las diversas y con frecuencia enfrentadas maneras de proyectar, esto es, de pensar, en arquitectura, en nuestro continente”.

Se dieron cita al encuentro, además de un destacado grupo de arquitectos venezolanos, “entre egresados de la USB en sus 18 promociones y otros arquitectos locales de larga y significativa trayectoria en el ejercicio, la crítica y el pensamiento arquitectónicos en el continente”, como invitados internacionales: Rodolfo Machado y Jorge Silvetti, Francisco Liernur, Ignacio Dahl Rocha, Enrique Norten, Evelyn McFarlane y Adam Drisin, Monica Ponce de León y Nader Tehrani, Jorge Rigau, Cristián Undurraga y Ana Luisa Devés, Teófilo Victoria y María de la Guardia.

Cada sesión contó con la participación de un invitado internacional, un invitado nacional y un egresado de la USB “presentando sus trabajos y sometiéndolos a la discusión por parte de los otros participantes y de un panel con participación de un invitado magistral, un crítico local que actuará como moderador”. A ellos se sumaría como “instigador” un reconocido arquitecto y docente entre los que ya hubiesen colaborado como profesores invitados en la USB.

En lo relacionado al rol jugado por el semanario Arquitectura HOY es bueno señalar que paulatinamente y a lo largo de 5 entregas (comenzando por la del 02-09-95 que nos ocupa), se va calentando el ambiente, asumiendo Enrique Larrañaga la responsabilidad de hacerlo presentando la obra y trayectoria de algunos de los invitados al evento. Así, las páginas del semanario sirvieron para conocer la Mill Road House (Madison, Alabama, EEUU) de Mónica Ponce de León y Nader Tehrani (02-09-95), la Casa Ortiz (Ciudad de México) de Enrique Norten (16-09-95), la casa Ca´Ziff (Miami, Florida) de Teófilo Victoria y María de la Guardia (30-09-95), la trayectoria profesional de la oficina que conforman Machado & Silvetti (14-10-95) y la Casa La Pedrera (Santa María de Manquehue, Chile) de Cristián Undurraga y Ana María Devés (21-10-95).

Culminada la programación, Arquitectura HOY dedicó otro número monográfico (04-11-95) donde Henry Vicente (“De este a otro meridiano, sin cambiar de meridiano”) y Abner Colmenares (“Una aproximación a la crítica arquitectónica”) publicaron dos textos referenciales para quienes quieran obtener la mejor aproximación crítica a lo allí acontecido.

También, en tono provocador y sarcástico, Juan Pedro Posani escribió sus opiniones sobre el encuentro en “Un meridiano de calor. ¿En Maracaibo habría que usar sombrero?” (18-11-95), apoyadas en su ya conocida y reiterativa postura sobre cómo debe actuar el arquitecto nacional, expuestas una vez más a raíz del debate acaecido en la última sesión, provocación que dio pie a Enrique Larrañaga para elaborar dos respuestas a Posani en tono epistolar (“P.M.1” -09-12-94- y “P.M.2” -16-12-95-), que añadieron otro importante ingrediente, en este caso desde lo disciplinar, al debate Posani-Sato de finales del 94 e inicios del 95. El desarrollo de la idea de disciplina permite a Larrañaga ubicar en otras coordenadas la discusión sobre nuestro hacer y le permite señalar el dogmatismo en que ha caído Posani quien “entiende como sordera toda voluntad de prestar atención a sonidos diferentes”.

Con algo de demora, también formaron parte de este debate el artículo “MARACAIBO 1” publicado por Lourdes Peñaranda y Ernesto Montiel el 27-01-96, el titulado “Lo disciplinar va por la sombra (de Maracaibo)” de Doménico Silvestro que apareció el 10-02-96 (al cual se le dedicó prácticamente la totalidad del número 141) y “MARACAIBO 2” de Lourdes Peñaranda del 24-02-96. Por su parte, Posani no pierde la oportunidad de responder a Larrañaga en la primera entrega del año 1996 (nº 137, 13-01) mediante el texto “La disciplina, el clima y las repeticiones” y de hacer unas breves recomendaciones a Peñaranda en “Una anotación paralela” (24-02-96). Vista a la distancia, la pretensión de los organizadores del evento de no proponer “respuestas a las muchas dudas y responsabilidades que implica ser arquitecto en nuestro tiempo y en nuestro espacio” sino más bien “de alimentar, a partir de la asunción del proyecto como objeto de pensamiento, de la discusión como reflexión común, y sin temor al vértigo de la intensidad” se cumplió a cabalidad. La colaboración y apertura dada por el semanario, como se ha podido ver, permite afirmar que se trató de un episodio a todas luces referencial.

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… el 1 de julio de 1995, Arquitectura HOY dedica el nº 113 a reseñar la primera visita de Josep María Montaner a Caracas.

Durante el mes de junio de 1995 el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber (MACCSI) invitó al catedrático, teórico, crítico y arquitecto catalán Josep María Montaner (1954) a objeto de dictar un seminario que sirviera para ampliar conocimientos a los interesados acerca de la evolución y estado del arte de lo que para aquel momento ya se había convertido en un boom a nivel internacional: la proliferación de proyectos y la construcción de museos de toda índole de manos de reconocidos arquitectos a lo largo y ancho del mundo.

Montaner, para entonces asiduo articulista de arquitectura en los periódicos El País y La Vanguardia, desde donde se ejercitaba con periodicidad semanal abordando temas que luego vería plasmados en sendas publicaciones, no sólo había profundizado en el estudio de la tipología museística sino que había logrado que la editorial Gustavo Gili lanzara dos libros de su autoría (Los museos de la última generación. The museums of the last generation -1985- elaborado junto a Jordi Oliveras y Nuevos museos. Espacios para el arte y la cultura -1990-), habiendo aparecido un tercero ese mismo año de 1995 (Museos para el nuevo siglo), lo que lo convertía en uno de las figuras en habla hispana mejor posicionadas a la hora de aportar sus puntos de vista, métodos de análisis y evaluación de un fenómeno que ameritaba ser conocido y auscultado.

De la visita de Montaner a Caracas dejó testimonio la página de Arquitectura HOY que aquí reproducimos de dos maneras: a través del texto “Museos y arquitectura” de la profesora de Historia y Crítica de la Arquitectura en la FAU UCV María Fernanda Jaua y de la entrevista que Enrique Fernández-Shaw le realizara titulada “Montaner y los museos del siglo XXI”.

Por otro lado, ya Montaner había entrado en contacto con los lectores de Arquitectura HOY un par de años antes a través del artículo “Pensamiento y arquitectura” el cual apareció en el número 19 (26-06-1993) donde, bajo la premisa de que la arquitectura mantiene una estrecha relación con las ideas predominantes en cada momento, analizaba brevemente las formas arquitectónicas generadas en el seno del postestructuralismo, extracto a la vez de un capítulo de uno de sus libros más importantes, también editado por Gustavo Gili: Después del movimiento moderno. Arquitectura de la segunda mitad del siglo XX (1993).

Volviendo al evento que hoy rememoramos, la profesora Jaua sitúa con clara precisión el por qué de la presencia de Montaner en Caracas cuando comienza su artículo señalando: “Templos del fin de siglo, nuevos monumentos de cualquier ciudad en el mundo que se precie, centros comerciales del arte, auténticos signos de la cultura posmoderna, escenarios predilectos para el espectáculo de la sociedad posindustrial, tema ansiado por cualquier arquitecto para alcanzar la gloria, no hay revista de arquitectura donde no aparezca y que no les haya dedicado una monografía. Los museos son, sin duda, los edificios más destacados de estas últimas décadas”. Jaua en su escrito repasa de forma panorámica el contenido del seminario, reflejo directo de las indagaciones y reflexiones que dieron origen a las publicaciones ya para entonces acumuladas por el catedrático de la ETSAB invitado, de donde resalta el papel jugado por los museos como manifestación del curso cambiante de las ideas arquitectónicas y su evolución en el tiempo, el eterno dilema entre contenedor y contenido a la hora de darle impulso a una realización museística, el conflicto entre arquitectos y especialistas en cuanto a qué priorizar en el diseño de estos edificios y la distancia entre lo que acontece en otros países en contraste con la realidad venezolana a la hora de considerar dicha tipología como punta de lanza al momento de expresar la situación de nuestra arquitectura.

Montaner también tuvo la oportunidad de dictar una charla en la FAU UCV durante los días que estuvo en Caracas, momento que aprovechó Fernández-Shaw para entrevistarlo. Más allá de la nueva oportunidad que tuvo de señalar los paradigmas hacia los que apuntaban los museos del siglo XXI y de indagar el por qué se había desatado un boom en la construcción de este tipo edilicio, al preguntársele sobre los rasgos particulares de las instalaciones visitadas en Caracas respondió: “… son museos mucho más razonables, más sencillos, más directos, no como muchos de los europeos, que suelen estar sobrediseñados … los que me han gustado son los de Villanueva, los antiguos, la Galería de Arte Nacional y el Museo de Ciencias. El Museo de Bellas Artes es muy brutalista, con muchos espacios perdidos…”. Ni una palabra sobre las complicadas condiciones a las que tuvo que adaptarse el MACSI (el ente que lo había invitado) para poder funcionar.

Montaner, quien estuvo una vez más a Venezuela en 1998, logró publicar en 2003 Museos para el siglo XXI, el ultimo capítulo (hasta ahora) de su saga sobre el tema. Obtuvo en 2005 el Premio de Urbanismo de España del Ministerio de Vivienda a la iniciativa periodística por sus artículos en El País y La Vanguardia y ha sido codirector junto a Zaida Muxi del Máster Laboratorio de la Vivienda Sostenible del Siglo XXI de la Universidad Politécnica de Cataluña, creado en 2004 (del cual se abrieron 10 versiones hasta el período 2013-2014) y del Laboratorio de la Vivienda Sostenible Barcelona desde donde ya se han organizado tres Congresos Internacionales de Vivienda Colectiva Sostenible, el último finalizado el 18 de abril pasado en Guadalajara, México. Para el día de hoy Montaner ya tiene acumulados 35 libros sobre arquitectura siendo el más reciente La Condición Contemporánea de la Arquitectura (Gustavo Gili, 2015), donde detecta las características arquitectónicas del reciente cambio de siglo en una interpretación de la evolución de la disciplina desde 1990 hasta la actualidad.

Los cambios que se han producido en sus intereses teóricos y su vinculación con Zaida Muxi le han permitido  a Montaner incursionar paulatinamente en la siempre polémica relación entre política y arquitectura la cual dio como producto la publicación Arquitectura y política. Ensayos para mundos alternativos (Gustavo Gili, 2011) y le ha impulsado a asumir más recientemente su postulación por el distrito Sant Martí y elección en 2015 como concejal dentro de la coalición Barcelona en Comú, plataforma de izquierda que impulsó la elección de la activista social Ada Colau como Alcaldesa de la ciudad condal. Ostentando el cargo de Concejal (Regidor) de Vivienda y Rehabilitación del Ayuntamiento de Barcelona desde junio del año 2015, Montaner ha logrado entre otras iniciativas la aprobación del Plan por el Derecho a la Vivienda de Barcelona 2016-2025 tema clave dentro del programa de gobierno de Colau.

Sería interesante, a partir del giro que nos permite detectar un Montaner más próximo a temas reales y más comprometido con la ciudad y su arquitectura desde el punto de vista social y político (vinculado ahora como personaje público a la gestión de corte populista que Barcelona en Comú impulsa), saber cómo visualiza la actual situación de nuestro país y qué opinaría sobre las condiciones que atraviesan nuestras desvencijadas ciudades. No vaya a ser que como tantos otros personajes vinculados a la izquierda europea prefiera mirar hacia otro lado.

ACA