¿SABÍA USTED…

… que el 11 de agosto de 1942 abrió sus puertas el hotel Ávila?

1. Hotel Ávila. Wallace K. Harrison (con Max Abramovitz & Jaques André Fouilhoux), 1942 . Fachada principal hacia la calle

Caracas estuvo esperando muchos años para contar con una instalación hotelera acorde a su jerarquía como capital de la República. Más aún cuando a partir de la conversión de Venezuela en país exportador de petróleo comenzó a recibir cuantiosos ingresos y a ser objeto de importantes inversiones que derivaron hacia la mejora paulatina de su infraestructura.

2. Vista satelital de la urbanización San Bernardino con el señalamiento algunas de las principales edificaciones allí ubicadas. El hotel Ávila está distinguido con el número 4.
3. Cruce de las Avenidas Vollmer (derecha) y La Estrella (izquierda), San Bernardino, Caracas. Años 1950

De allí que cuando la ciudad comienza a crecer decididamente, y a finales de los años 1930 se rompe por primera vez de manera clara con el tradicional patrón de retícula característico de su casco histórico, y se desarrolla la urbanización San Bernardino, los capitales norteamericanos ligados a los hidrocarburos ven en dicho sector una buena oportunidad para invertir. Ello daría pie a la construcción de los mejores hoteles de la época: el Waldorf (1944), Potomac (1949) y Astor (1950), encabezados por el Ávila (1942), el de mayor estatus y más amplias comodidades y servicios de todos ellos. Luego se terminará de construir en San Bernardino el Centro Médico (1947), obra de Stelling, Tani & Cía., con asesoría de Edgar D. Martin, de Chicago; y la Shell contratará a Badgeley & Bradbury, una compañía de arquitectura de Nueva York, para la elaboración del proyecto de su edificio sede que termina de construirse en 1950.

Estas iniciativas, junto a la ejecución en 1944 de la primera edificación sede en Venezuela de la Creole Petroleum Corporation en la Plaza Mohedano; la instalación de la Embajada de los Estados Unidos en el edificio Valderrey (1948) en San Bernardino, obra del ingeniero Emilio Solórzano Yánez; la ocupación por parte de la Mene Grande Oil Company (tercera en producción tras la Creole y la Shell) del edificio Vulcania, también en San Bernardino; y de cinco pisos del recién construido Edificio Phelps (1946), obra del arquitecto estadounidense Clifford C. Wendehack, ubicado entre las esquinas de Veroes a Ibarras, por la Sinclair Venezuelan Oil Company, han llevado a Henry Vicente en el texto “Distritos Petroleros en CCS”, aparecido en el portal Prodavinci el 8 de agosto de 2017, a considerar a la zona de San Bernardino-La Candelaria justamente como el primer “Distrito Petrolero” que se detecta en Caracas, cuya suerte “se sellaba simbólicamente en 1956 con el traspaso del Hotel Ávila a empresarios venezolanos”, luego de que el resto de las actividades mencionadas y sus respectivas sedes migrara al este de la ciudad.

San Bernardino, como ya se adelantó, es, corroborado por Henry Vicente, “la primera urbanización yuxtapuesta al centro de la ciudad con un esquema de ocupación territorial diametralmente opuesto a éste, de ejes y nodos estrellados, pero contando también con modelos de habitación aislada, suburbanos”. Su trazado libre y sinuoso con paseos arbolados centrales, aunque se atribuye a Maurice Rotival, tiene en el proyecto de Gustavo Vollmer (1897) un claro precedente y en la mano del ingeniero Gustavo A. Marturet su ejecutor material. Allí, a las faldas del Ávila, en un terreno de un poco más de 15 hectáreas perteneciente a la antigua Hacienda Gamboa, bordeado por el río Anauco que baja del cerro creando un remanso donde se forma la Laguna de Gamboa, Rotival, en 1939, a instancias de del Presidente Eleazar López Contreras, selecciona el lugar que se ofrece a Nelson Rockefeller para desarrollar un hotel que por su ubicación sobre una colina tendrá la oportunidad de aprovechar unas excelentes vistas sobre la ciudad.

4. Plan general e implantación del hotel Ávila
5. Hotel Ávila. Izquierda: Planta baja. Derecha: Primer piso
6. Hotel Ávila. Fachada Principal

El proyecto se le encarga al arquitecto norteamericano Wallace K. Harrison (1885-1981) a través de su firma Harrison, Fouilhoux & Abramovitz, de fuertes vínculos con el Grupo Rockefeller (para quien ya había proyectado en Nueva York el Rockefeller Center -1930-), quien hace una especie de alto en su militante adscripción a los movimientos de vanguardia europeos, «escucha al entorno» y se “tropicaliza” asimilando errores cometidos en encargos anteriores hechos en el Caribe, siendo el Ávila el único hotel que se detecta en la cronología de su obra y la única edificación realizada en Venezuela de su mano.

Hannia Gómez en el catálogo de la exposición “Our Architects en Caracas. Arquitectura norteamericana en Caracas. 1925-1975” (2017), señala cómo Harrison, quien cuando se termina de construir el hotel tenía 67 años, propone una arquitectura entre venezolana y americana, tradicional y moderna, internacional y caribeña, entre el Yatch Style y el Spanish Colonial (que) se convirtió en una referencia para toda la región desde el día mismo de su inauguración” y en “uno de los más importantes monumentos modernos de la capital”.

7. Vista aérea del hotel desde el noroeste

El edificio de 120 habitaciones se implanta como remate de la arbolada avenida Jorge Washington, se oculta entre la vegetación que lo antecede, y se direcciona compositivamente permitiendo el disfrute del Ávila y del valle de Caracas, a través de una planta compuesta por dos alas rectangulares que se articulan formando un ángulo, producto de una correcta lectura de las condiciones del sitio. Es en el vértice formado por los dos cuerpos “donde el arquitecto, siguiendo un impulso… absolutamente personal, inserta las formas libres de la marquesina de la entrada, del lobby y del salón de fiestas…”, comentará Gómez. Por otro lado, se señala cómo el pasillo-estar cubierto ubicado en la entrada del hotel que “garantiza la vista de la transitada terraza de la entrada”, proviene de emular al Caracas Country Club instalación que fuese visitada en varias ocasiones por Harrison y Nelson Rockefeller en busca de referencias “locales”.

8. Diversas tomas tanto del exterior como del interior el hotel

Harrison, egresado de la École des Beaux-Arts de París, adecúa su claro esquema funcional y la pura volumetría que rinden honores a la arquitectura moderna, a las condiciones climáticas húmedas propias del lugar donde se ubica, orientándolo correctamente, logrando una fluida relación entre el interior y el exterior, utilizando materiales locales y dotándolo, además, de elementos que lo aproximarán expresivamente a la arquitectura tradicional autóctona: romanillas en los corredores exteriores, balaustradas de madera torneadas en los balcones privados de las habitaciones y un amplio corredor previo al lobby central del hotel, todos cubiertos de teja criolla. La diferencia que se establece entre la lectura del edificio desde su acceso, donde se muestra complaciente con la cultura lugareña, y la que ofrece hacia el interior más decididamente internacional, revela aspectos interesantes de la formación del arquitecto y una proximidad asombrosa con la actitud asumida posteriormente por Villanueva (graduado también en la École des Beaux-Arts) en «El Silencio».

9. Vista actual de la fachada principal del hotel Ávila

“El Hotel Ávila, representó, como señala González Casas, un momento crucial del cambio cosmopolita vivido en la Caracas de los cuarenta”, apuntará Henry Vicente. En 1944 Clifford Wendehack realiza su ampliación (avalada por Harrison), reformulada y construida por la firma Hegeman-Harris. Al año siguiente (1945) el salón principal fue redecorado, y proyectadas la remodelación y ampliación del cuarto piso así como la “Casa del Presidente” por Badgeley, Wood & Bradbury.

El “experimento caraqueño” de Harrison es desplazado en 1953 como primer hotel de la ciudad al terminarse la construcción al sureste del hotel Tamanaco, el cual acompaña la aparición de un segundo “Distrito Petrolero”, pero eso es tema para otra ocasión. Desde hace años pasó al olvido aquel dicho que rezaba “en el Ávila es la cosa”, sinónimo de fiesta, celebración y encuentro en fechas importantes para la sociedad capitalina.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.pinterest.com/pin/382946774550958068/

2. Captura de Google Earth. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3. https://twitter.com/tachirense89/status/1074131812870430720?lang=ar

4, 5 y 7. Hannia Gómez. Catálogo de la exposición «Our architects en Caracas. Arquitectura norteamericana en Caracas. 1925-1975» (2017)

6. https://www.ccscity450.com/obra/hotel-avila/

8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

9. http://guiaccs.com/obras/hotel-avila/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 239

El Centro Comercial Bello Monte (a veces denominado Centro Bello Monte o también Torre Bello Monte) es el primer edificio de envergadura realizado con éxito en Caracas por BFG Arquitectos, firma conformada en 1970 por Moisés Benacerraf, Manuel Fuentes y Carlos Gómez de Llarena. Fuentes se independiza en 1973 pero la sociedad Benacerraf  & Gómez Arquitectura perdurará por más de 30 años constituyéndose en una de las oficinas de arquitectura más importantes de la historia reciente en Venezuela. Es de destacar que aquel mismo año de 1970 Benacerraf, Fuentes y Gómez ganan el Primer Premio del Concurso Internacional para el Palacio Municipal de Caracas y en 1976 el Premio Nacional de Arquitectura con la Torre Europa construida entre 1971 y 1975.

1. Centro Comercial Bello Monte, Colinas de Bello Monte, Caracas. Tinta sobre albanene. Carlos Gómez de Llarena, 1970

Para Hannia Gómez en “Obra Reciente de Benacerraf & Gómez. Caracas, Venezuela”, publicado en el blog Desde la Memoria Urbana el 27 de abril de 2016, “En la obra conjunta Benacerraf & Gómez van a encontrarse la primera modernidad venezolana más ortodoxa, encarnada en la experiencia de Benacerraf, con la nueva modernidad venezolana de la segunda mitad del siglo, actualizada por la fuerza proyectual de Gómez de Llarena, cuando la memoria de la propia modernidad y la necesidad de darle importancia a lo urbano se estaban haciendo cada vez más presentes y urgentes, y se estaban redoblando tanto la sofisticación del diseño y la importancia de la estructura, como la aspiración a la excelencia en la calidad de la construcción y en el refinamiento en los detalles. (…) La capacidad de Gómez de Llarena como dibujante de perspectivas (en las que no solo dibuja sino que diseña los proyectos), le abrieron el camino desde muy temprano en su carrera, contando con una oficina de arquitectura propia desde los veinte años de edad, trabajando para los arquitectos Martín Vegas, José Miguel Galia y Walter J. Alcock. Esta facultad, y la inclinación por el diseño en perspectiva de los volúmenes calzando en los escenarios de la ciudad, marcará inmediatamente el perfil de la obra de Benacerraf & Gómez.»

2. Pequeño centro comercial ubicado en el cruce de la Avenida Principal de Bello Monte y la Calle Lincoln (frente a la tienda por departamentos Sears), que fue demolido en 1970 para iniciar la construcción de la Centro Comercial Bello Monte. El edificio ha sido atribuido al arquitecto norteamericano Don Hatch.
3. Dos vistas de la fachada sur del Centro Comercial Bello Monte

Ubicado en la zona comercial de la Urbanización Colinas de Bello Monte entre las avenidas Principal de Bello Monte y Leonardo Da Vinci y la calle Lincoln, la obra de 19.000 m2 de construcción descansa sobre un terreno de 3.600 m2 en el que anteriormente se encontraba un pequeño centro comercial que había sido construido en los años 50 frente a la tienda por departamentos Sears. Fue proyectada para contener 12 apartamentos tipo estudio en cada uno de los 11 pisos de la torre, planta baja y mezzanina comercial, y estacionamiento en el sótano y parte del nivel calle.

4. Comparativa de las plantas tipos de las torres de oficina de Benacerraf & Gómez 1970-1998. Torre Bello Monte (remarcada), Torre Europa, Torre América, Torre El Recreo y Torre Copérnico

Este notable edificio también da inicio al desarrollo de una tipología que será aplicada y desarrollada posteriormente por Benacerraf & Gómez en obras como la ya mencionada Torre Europa y continuará con la Torre América (1978), la Torre del Banco Unión (1980), las torres gemelas del Centro El Recreo (1990) y las del Centro San Ignacio (1998). “Observando algunas de las plantas de sus torres de oficinas entre 1970 y 1998, vemos como ‘todos los edificios tienen la misma planta’. Porque ellas no son sino una repetición diferente de un mismo tema. En todas se trabaja la misma idea de ‘la planta útil’: un enorme container, una planta amplia y modular que funciona diáfanamente, un uso del piso total, con su circulación vertical y horizontal y la ubicación clara de los grandes servicios y de la ductería. ‘Una constante desde la Torre Bello Monte (1970)’ ”, recogerá Hannia Gómez intercalando frases del arquitecto Gómez de Llarena.

5. Vista hacia el este que permite apreciar las fachadas norte y oeste del Centro Comercial Bello Monte

Asimismo el Centro Comercial Bello Monte comienza a señalar una ruta relacionada con el compromiso urbano que todas las obras de la firma han demostrado tener en el tiempo. “El edificio ‘es como un guante que calza perfectamente bien en el lugar y lo hace entendible, lo hace lógico. Desde su primer croquis debe crear y resolver la situación urbana donde se encuentra. Luego, se vuelve indispensable para entender ese espacio. Cada edificio es imprescindible en el lugar donde está’. Ambas ideas estarán en toda la obra de Benacerraf & Gómez. Una arquitectura legible y un instrumento para reorganizar la ciudad. Pero también, un sistema”, afirmará Hannia Gómez.

La franqueza que exteriormente manifiesta el edificio, construido en concreto obra limpia obedeciendo a una clara modulación estructural, permite rescatar el principio de que se trata de “una arquitectura que se entiende al observarla perfectamente bien: cuáles son sus partes, cuáles son sus elementos constitutivos, cómo son las oficinas, cómo son los comercios, cómo los medios de escape, dónde están las circulaciones, los accesos, las instalaciones. ‘La expresión exterior es el resultado de cómo todo funciona por dentro. La expresión es la idea, cómo esta se construyó y cómo funciona; es expresar la verdad. Todo lo expresa el edificio; todo se lee: la modulación, las columnas, las vigas, los muros de resistencia que refuerzan la estructura, incluso desde el aire’ «.

6. Centro Comercial Bello Monte. Vista de la torre y detalle de la fachada este
7. Acceso a la torre de oficinas del Centro Comercial Bello Monte

Durante muchos años tal y como lo fueran el Centro Profesional del Este y el Centro Comercial Mata de Coco en su momento, en el Centro Comercial Bello Monte tuvieron su asiento un grupo importante de oficinas de arquitectura e incluso de profesionales que formaban parte de los servicios por ellos requeridos, quienes pudieron comprar o alquilar espacios en momentos en que la bonanza económica del país y la abundancia de trabajo lo permitieron. Las dimensiones de los apartamentos (tipo estudio) que originalmente conformaban la torre, permitían un buen acomodo para estas actividades hasta el punto de que con el tiempo el cambio de uso se tornó inminente. La alta concentración de arquitectos obedeció a las comodidades que la edificación ofrecía, su excelente ubicación y conectividad con el resto de la ciudad a lo cual se sumaba la cercanía de la UCV, institución en la que muchos de ellos daban clases por lo cual también era visitado por un nutrido grupo de estudiantes que los consultaban, trabajaban o colaboraban con ellos. El tratarse de un proyecto en el que intervino Carlos Gómez de Llarena, profesor activo y muy respetado, y su probable actuación como promotor de la venta de los apartamentos entre sus colegas, debe haber influido también en ello.

Es de hacer notar que había mucha movilidad de personal entre las diversas oficinas, además de que se promovía el intercambio y colaboración profesional creándose un clima de franca camaradería. Como dato anecdótico se puede asomar el hecho de que en momentos en que se abrían las convocatorias a concursos de arquitectura, frecuentes en las tres últimas décadas del siglo XX, el edificio se sumía en un clima de tensión y sana competencia en virtud de que muchos de sus ocupantes eran asiduos participantes en tales eventos, saliendo de allí un elevado porcentaje de ganadores, de premiados en general y de mencionados.

Del numeroso grupo de arquitectos y firmas que tuvieron y aún tienen al Centro Comercial Bello Monte como base de operaciones vale la pena destacar: BFG Arquitectos (Moisés Benacerraf, Manuel Fuentes y Carlos Gómez de Llarena) y luego Benacerraf & Gómez Arquitectura quienes mantuvieron su oficina allí por varios años, en el PH, hasta mudarse a la Torre América; la firma conformada por Bernardo Borges, Francisco Pimentel y Jacobo Koifman (piso 9), luego continuada por Pimentel y Oscar Capiello en el mismo espacio; la sociedad entre Edwing Otero (quien venía de trabajar con Borges y Pimentel) y Alfredo Sanabria la cual devino luego en OSLD cuando se incorporaron Juan Luchsinger y Hugo D’Enjoy (piso 10), conservando Otero aún la oficina; Gustavo Legórburu, su hijo Gustavo Luis y su esposa Maritza (piso 10); José Miguel Roig y luego su hijo Cristóbal (piso 10); Pablo Lasala (quien también había trabajado anteriormente con Borges y Pimentel) y su esposa Silvia Hernández incorporándose luego sus hijas Isabel y Ana (piso 5); Jesús Tenreiro, su esposa Ana y sus discípulos Manuel Delgado y Rafael Urbina compartieron espacio en el piso 3; Armando Hernández (piso 11); Roberto Puchetti (piso 5); Hernán Zamora y Henry Vicente; Jesús Sandoval; Alberto Enríquez; Doménico Silvestro (posteriormente trasladado a la Torre América); y SPA (Joel Sanz, Juan Carlos Parilli y Francisco Arocha). Debemos reconocer que este somero recuento lo hemos logrado confeccionar gracias al apoyo y buena memoria de Alfredo Sanabria.

Para finalizar vale la pena agregar que, pese al cambio de uso que sufrió y los años transcurridos, el Centro Comercial Bello Monte presenta hoy en día, gracias a la nobleza y calidad de su construcción y al mantenimiento que lo ha acompañado, un buen estado de conservación. Sus moduladas y bien proporcionadas fachadas largas (norte y sur), beneficiadas por la incorporación de jardineras previstas como elementos de protección solar y espacios generadores de sombra, han podido absorber y disimular en gran medida los efectos de la aparición de equipos de aire acondicionado que paulatinamente fueron apareciendo, otro acierto a sumar a los ya mencionados dentro de esta obra que sin duda ha dejado huella.

8. Vista desde el este del Centro Comercial Bello Monte

Nota
De acuerdo a lo que se recoge en https://carlosgomezdellarena.blogspot.com/2010/10/biografia-biography.html, “En Marzo de 1971 BFG Arquitectos gana el Premio Municipal del Distrito Sucre en la Quinta Bienal de Arquitectura por el proyecto del Centro Bello Monte”. Este dato pareciera que tiene que ser revisado ya que, en primer lugar, la Quinta Bienal de Arquitectura se realizó en 1973 y, en segundo lugar, el Premio Municipal del Distrito Sucre de aquella ocasión le fue otorgado a la Torre La Primera proyecto de Celina Bentata. Nos preguntamos si el premio otorgado no corresponderá al Distrito Federal de esa misma Bienal ya que el edificio se encuentra justo en el límite entre ambas circunscripciones.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 4. http://hanniagomez.blogspot.com/2016/04/obra-reciente-de-benacerraf-gomez.html

2, 3 y 8. Colección Crono Arquitectura Venezuela

5, 6 y 7. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Architecture in Effect (2 vols.)

Volume 1: Rethinking the Social in Architecture: Making Effects
Sten Gromark, Jennifer Mack, Roemer van Toorn

Volume 2: After Effects: Theories and Methodologies in Architectural Research


Edited by Hélène Frichot with Gunnar Sandin & Bettina Schwalm

Actar Publishers

2020

Idioma: inglés

Nota de los editores

Architecture in Effect presenta investigaciones sobre la co-constitución de la arquitectura y lo social abordando problemas concretos y avanzando teorías y metodologías exploratorias. El libro incluye una amplia colección de ensayos que surgen de un colectivo de investigación de varios años que ha reunido a socios de Suecia, los países nórdicos, el Reino Unido, Europa y los Estados Unidos. La perspectiva de orientación social del Volumen # 1, Rethinking the Socialin Architecture, se complementa con discusiones de teorías y metodologías arquitectónicas y transdisciplinarias en el Volumen # 2, After Effects. Juntos, estos volúmenes gemelos reflexionan sobre temas como la idea utópica de un estado de bienestar, el papel de los puntos de vista intersubjetivos y no humanos y el impacto de las imágenes históricas y actuales en la creación de realidades. La tarea de estos libros es presentar una amplia gama de temas de investigación que combinan enfoques de investigación históricos, materiales y críticos que responden a nuestras crisis y desafíos actuales. En última instancia, esto permite avanzar en nuevos modos de producción de conocimiento dentro de la arquitectura en su relación con la transformación social.

ACA

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Búnker

Juan Toro

La Cueva Casa Editorial

2019

Nota de los editores

Juan Toro se suma al catálogo de La Cueva con Búnker. Se trata de un ejercicio documental que narra las huellas de un cautiverio. Las imágenes del fotógrafo y comunicador social exploran el lugar de los hechos y contrapuntean con una crónica de María Isoliett Iglesias traducida al inglés por Victoria Ballas Armas. Iglesias hace un ejercicio de periodismo narrativo: dialoga con las imágenes registradas por Toro, recrea los hechos, los confronta con testimonios y entrevistas. Así Búnker llama la atención sobre tantos horrores que requieren verse mejor.

Juan Toro. (Caracas, 1969)  Fotógrafo y comunicador social, obtuvo en el 2010 el primer lugar en el Concurso Arte Sin Mordaza, entre otros reconocimientos y exposiciones (PhotoEspaña, 2010; Organización Nelson Garrido, 2013; Galería Tres y 3, 2018). Algunos de su trabajos en la línea del archivo y el documentalismo: Oujier y  [Expedientes]. Fragmentos de un país. Sobre su trabajo han reflexionado voces como Douglas Monroy, Elizabeth Marín Hernández , Sandra Pinardi y Ana Teresa Torres.

ACA