¿SABÍA USTED…

… que el 2 de julio de 1961 el presidente Rómulo Betancourt coloca la primera piedra de Santo Tomé de Guayana, acto que oficializa la fundación de lo que a partir de 1979 se llamará Ciudad Guayana?

1. Santo Tomé de Guayana (1637)

Si bien el proceso sostenido de industrialización del país se inicia en 1936 durante el gobierno de Eleazar López Contreras, cobrando impulso durante el mandato de Isaías Medina Angarita (1941-1945), el desarrollo de la región de Guayana, estado Bolívar, toda vez que atesoraba una importante cantidad de recursos que podían constituirse en alternativa para la generación de ingresos diferentes al petróleo, no empieza a potenciarse sino a partir de que la planificación empieza a ser considerada una actividad a ser tomada en cuenta por nuestros gobernantes.

En tal sentido podría decirse que es a partir del “trienio adeco” (1945-1948) que tras ser descubiertos en 1947 los yacimientos de mineral de hierro en el cerro Bolívar, cuando comienzan a aparecer las primeras iniciativas tendientes a motorizar una industria acerera nacional. La iniciativa se toma desde el sector privado con la creación en 1948 de la Siderúrgica de Venezuela S.A. (SIVENSA), empresa que inicia en 1950 las operaciones de la primera acería venezolana, cuya planta localizada en el sector de Antímano (Caracas) alcanza una capacidad de producción de 20.000 toneladas de cabillas al año, dando pie a la constitución del Sindicato Venezolano del Hierro y del Acero, ente que inició los estudios preliminares para la instalación de una industria siderúrgica en el país.

2. Izquierda: fotografía aérea del yacimiento de hierro de Cerro Bolívar. Derecha: Ferrocarril construido por la Orinoco Mining Company (OMC) que conectaba Puerto Ordaz con el Cerro Bolívar.
3. Vista de una zona de Puerto Ordaz, escasamente poblada donde se establecieron las
primeras “barracas” para trabajadores de la OMC (1952).

Sin embargo, no será sino hasta 1953 que, rescatándose uno de los más importantes planes elaborados durante el “trienio”, el régimen militar venezolano toma la decisión de construir una Planta Siderúrgica en Guayana. Se crea la Oficina de Estudios Especiales de la Presidencia de la República y se le encomienda, entre otras tareas, priorizar el Proyecto Siderúrgico. Ello deriva en la suscripción de un contrato en 1955 con la firma Innocenti de Milán, Italia, para la construcción de una Planta Siderúrgica en el sector de Matanzas con capacidad de producción de 560.000 toneladas de lingotes de acero, cantidad que en 1957, tras modificación del contrato, se aumenta a 750.000 toneladas anuales, iniciándose ese año la construcción de la planta. Ya en 1956 se habían comenzado a hacer las labores para electrificar el rio Caroní con el inicio de la construcción, a cargo del general Rafael Alfonso Ravard, de la Central Hidroeléctrica Macagua I, primera en la región y apoyo fundamental para echar a andar la industrialización en la zona.

Una vez llegada la democracia, en 1958 se crea el Instituto Venezolano del Hierro y el Acero, adscrito al Ministerio de Fomento, sustituyendo a la oficina de Estudios Especiales de la Presidencia de la República, con el objetivo básico de impulsar la instalación y supervisar la construcción por etapas de la planta Siderúrgica, y en 1960 se da un paso fundamental al crearse la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), nombrándose como su presidente al ya citado general Ravard. A la CVG se le asignan, entre otras, las funciones del  Instituto Venezolano del Hierro y el Acero, en momentos que se eleva la capacidad de producción de la planta a 900.000 toneladas, y se le encomienda la planificación y construcción de lo que hoy conocemos como Ciudad Guayana.
En 1961 año en que se fundaba por séptima vez Santo Tomé de Guayana, ya en febrero se había creado la primera planta de Aluminios Primarios: CVG Aluminios del Caroní S.A. (CVG ALCASA) y en agosto se concluía y ponía en funcionamiento Macagua I.

A todas estas, la zona en la que se desarrolla este impresionante movimiento industrial podríamos decir que no se encontraba del todo preparada para recibir el impacto de las importantes migraciones que ello producirían y las demandas correspondientes desde el punto de vista urbano y de oferta de vivienda.

4. Plan maestro de Puerto Ordaz, desarrollado por TPA (Town Planning Associates) para la Orinoco Mining Company
5. Vista de viviendas residenciales construidas para los trabajadores por la OMC en Puerto
Ordaz (1967)
6. Izquierda: maqueta del Centro Cívico de Puerto Ordaz diseñado por TPA entre 1951 y 1953. Derecha: Dibujo del modelo de la casa junior para los trabajadores de la OMC.

No obstante, previamente, luego del descubrimiento de los yacimientos de hierro en el Cerro Bolívar, ya la Orinoco Mining Company, empresa ganadora de la concesión de explotación, había contratado en 1950 a los arquitectos Carlos Guinand Baldó y Moises Benacerraf, y al ingeniero Francisco Carrillo, para el diseño de dos centros urbanos: uno en Puerto Ordaz (ideado para 50.000 habitantes), a ser ubicada en el sitio donde se planificaba la siderúrgica, al margen norte del río Caroní y al lado del Río Orinoco; y otro en Ciudad Piar (35.000 habitantes), sitio de la extracción del mineral. Ambos estarían vinculados a través del ferrocarril que traería el mineral de hierro desde el lugar de su extracción hasta el de su procesamiento y posterior embarque sobre el Orinoco. Los profesionales venezolanos invitaron como asesores de arquitectura y urbanismo a los integrantes de la internacionalmente reconocida firma Planificadores Urbanos Asociados (Town Planning Associates -TPA-) fundada en 1945 por José Luis Sert junto a Paul Schulz y Paul Lester Wiener.

De acuerdo a lo expresado por Carola Barrios en el artículo “Can Patios Make Cities? Urban Traces of TPA in Brazil and Venezuela” (ZARCH nº 1, 2013) “en ambos casos los planes maestros se dividirán en varias fases y sectores para controlar la expansión. Las casas individuales constituirán el principal tejido celular de la vivienda à redent, en una afinidad más cercana con el modelo Garden City, siguiendo la tradición de los campamentos mineros de EE.UU. En su segregación espacial y social, los modelos idealizados diseñados para las casas de trabajadores senior y junior muestran un gran contraste con los pocos resultados de construcción y las condiciones locales en sus proyecciones utópicas”.

Del plan para Puerto Ordaz, que llegó a construirse aunque con notables discordancias y sustracciones respecto a lo previsto originalmente, y en particular de su Centro Cívico fechado en 1951, Sert desarrolló sus ideas, recogidas posteriormente en el libro publicado en 1952 The heart of the city: towards the humanization of Urban Life (El corazón de la ciudad: hacia la humanización de la vida urbana). Tal y como señala José Javier Alayón González en el artículo “Villanueva-Sert. Itinerarios entrecruzados” (https://www.academia.edu/15770249/Villanueva-Sert._Itinerarios_entrecruzados), Sert al ampliar la idea de patio a la de la acepción inglesa de core la eleva a la de “núcleo fundacional”, estableciendo para su intervención “tres espacios-patio en función de su privacidad: la casa, el barrio y el distrito urbano, derivados todos del modelo mediterráneo. El último y más importante de estos espacios estaría configurado por los edificios representativos, administrativos y comerciales. Para Sert, patio era ‘una palabra intrigante, que rápidamente conjuraba visiones de cielo soleado, agua clara, palmeras y brisa fresca’, elementos que empleó en el Centro Cívico de Puerto Ordaz”. Como confirmación de la experiencia realizada en tierras latinoamericanas, al año siguiente de aparecer The heart of the city… Sert y Wiener publicaron en la revista Architectural Forum el ya citado manifiesto titulado: “Can Patios Make Cities?” donde afirman que el patio, el instrumento de proyecto más antiguo de las ciudades latinoamericanas, puede convertirse en un elemento tipológico clave en el diseño de la ciudad moderna.

7. Evolución del desarrollo urbano de Ciudad Guayana desde antes de 1950 hasta 1997.
8. Izquierda: vista aérea del centro de Altavista. Derecha: primeras instalaciones de la Siderúsgica del Orinoco (SIDOR), cerca de 1960.

En todo caso teniendo sólo como referencia estos antecedentes, el re-establecimiento de Santo Tomé en 1961 (que terminó de conocerse oficialmente como Ciudad Guayana desde 1979) da pie para pensar en la posibilidad de contar con una ciudad totalmente planificada. Ubicada en la confluencia de los ríos Orinoco y Caroní en medio de un paraje privilegiado por la naturaleza, de Santo Tomé se registra una primera fundación por Antonio de Berrío a mediados del siglo XVI.

9. Rómulo Betancourt poniendo la piedra inaugural de la población Santo Tomé de Guayana, 1961

Para el desarrollo del séptimo intento fundacional de Santo Tomé en pleno siglo XX, a tono con lo más avanzado en cuanto a estudios sobre la materia, se conforma para la elaboración de su Plan Director un equipo de profesionales venezolanos (entre quienes se encontraban los arquitectos Juan Andrés Vegas -egresado del Instituto Tecnológico de Massachussetts -MIT- y Gustavo Ferrero Tamayo -egresado de la Universidad Nacional de Colombia-, y el ingeniero Alfredo Calzadilla -también egresado el MIT-) liderado por el general Rafael Alfonzo Ravard (Presidente de la CVG y también egresado del MIT), que trabajan en colaboración técnica con el Joint Center for Urban Studies -JCUS- (MIT-Universidad de Harvard, creado en 1959) grupo dirigido por Lloyd Rodwin en compañía de Donald Appleyard, John Friedmann, Lisa Peattie y Willo von Moltke, con quien la Corporación firmó un contrato de asesoría en 1962.

En medio de tensiones y un fuerte intercambio de ideas entre quienes lideraban ambos equipos, el Plan Director de Desarrollo Urbano para Santo Tomé de Guayana se culmina a finales de aquel año. Según nos relatan Simone Rots & Ana Maria Fernandez-Maldonado en “Planning Ciudad Guayana, an industrial new townin oil-rich Venezuela” (International Planning Studies, 2019), las discrepancias partían de hecho de que Rodwin respaldaba el papel del planificador como actor esencial para prestar atención a los aspectos sociales y económicos en el proceso de planificación. Ravard por su parte “tenía un enfoque de planificación tecnocrático dirigido a promover el crecimiento económico de la región de Guayana, expresando las opiniones de la élite política venezolana en ese momento”. Rodwin “enfatizó la necesidad de un equipo multidisciplinario para poder abordar todos los aspectos de planificación y diseño para un desarrollo inclusivo. Según él, el objetivo principal de Ravard era simplemente ‘fomentar el crecimiento económico de la región y especialmente alentar a las empresas que podrían competir en los mercados internacionales’ una visión que consideró inadecuada para el desarrollo urbano inclusivo”.

10. Concepto físico integral de Ciudad Guayana
11. Ciudad Guayana. Izquierda: Plan Maestro de Desarrollo Urbano para 1.300.000 habitantes. Derecha: Vialidad
12. Vista aérea de Ciudad Guayana. A la izquierda las represas Macagua II y Macagua III. Su construcción desencadenó otros proyectos, como el parque de La Llovizna , el Ecomuseo del Caroní y la Plaza del agua. También se construyó una carretera escénica que conecta ambos lados del río.

Ciudad Guayana, considerada en su momento un modelo que se contraponía a Brasilia, otra ciudad de nueva planta que se fundaba casi al unísono en Latinoamérica, basó buena parte de su enfoque en la directrices emanadas de lo que se denominó el “Plan o Programa de Guayana” (CORDIPLAN) y en “la noción (propuesta por el JCUS y en particular por John Friedmann) de core region análoga a los polos de desarrollo de François Perroux, aplicable a un territorio rico en recursos mineros, hidráulicos y energéticos, pero escaso en cultivos y provisiones”, como señalará Arturo Almandoz Marte en “Rómulo Betancourt y la Venezuela urbana, III: Ciudad Guayana” -2020- (https://prodavinci.com/romulo-betancourt-y-la-venezuela-urbana-iii-ciudad-guayana/).

Su primer Plan Director buscaba resolver la unión entre el centro cívico de Puerto Ordaz y la Siderúrgica (construidos a lo largo de la margen norte del Río Caroní) y la pequeña ciudad de San Félix (establecida al lado sur del mismo río) integrando numerosos asentamientos informales dispersos en el medio. Como dirá Ricardo Avella en “Ciudad Guayana, a planned growth pole on the Orinoco. A critical assessmenton the role of spatial planning” -2017- (https://www.academia.edu/39780480/Ciudad_Guayana_a_planned_growth_pole_on_the_Orinoco._A_critical_assessment_on_the_role_of_spatial_planning): “Su idea era hacer una ciudad integrada uniendo estos fragmentos, creando una columna vertebral de desarrollo central y una macro cuadrícula. Para lograr esta integración, un puente y un centro de la ciudad cerca de Puerto Ordaz fueron fundamentales. Desde San Félix hasta la acería había más de 25 kilómetros y un río que tenía que ser cruzado por pequeños transbordadores. La mayoría de los trabajadores locales vivían en San Félix, y pasaban muchas horas al día tratando de llegar a sus trabajos. Los planificadores pensaron que un puente sobre el Caroní acercaría los empleos e integraría los asentamientos aislados, y que el centro de la ciudad de Alta Vista podría atraer a la creciente población y dirigir la expansión de la ciudad hacia el oeste.”  Así, el plan dio pie para que luego se fueran sucediendo las ampliaciones con los sectores Alta Vista, Unare, Matanzas y Cambalache.

Al de 1962 seguirán luego tres planes mas en distintos momentos, dos revisiones del Plan Director (1969 y 1979), el Plan Rector de Desarrollo Urbano (1985) y el Plan de Ordenación Urbanística (POU) en 1993-94, el cual fue producto de un acuerdo de cooperación entre el gobierno nacional (representado en ese entonces por el Ministerio de Desarrollo Urbano y la Corporación Venezolana de Guayana) y el gobierno municipal (la Alcaldía de Caroní).

Con el tiempo la confianza que se había colocado en el futuro de Ciudad Guayana se fue apagando. Ya la crisis petrolera de 1973 y la dura competencia a nivel internacional con otros países mineros encendía las alarmas de un porvenir basado en el crecimiento económico sostenido. El centro de Alta Vista no se concreto jamás y su desarrollo estuvo detenido durante décadas y como dice Avella “nunca se convirtió en el imán que supuestamente atraería el crecimiento de la ciudad hacia la orilla occidental del río Caroní. San Félix continuó creciendo rápidamente y sin planificación alguna. Puerto Ordaz también creció, pero no tanto como San Félix y un ritmo más lento, ya que dependía del músculo financiero de CVG, el dueño de la tierra. El polo de crecimiento planeado no era tan fuerte como todos pensaron que sería, y esto se refleja en la comparación entre el crecimiento demográfico proyectado por los planificadores en la década de 1960 y el que realmente ocurrió”. Estudiada hasta el cansancio y duramente golpeada con el devenir de los años, particularmente durante los últimos diez, el futuro de Ciudad Guayana (la ciudad del futuro) está en manos de una necesaria reactivación económica del país dentro de un modelo económico distinto al actual. Pero quizás, además de la necesaria superación de la política clientelar y el rescate del interés por trabajar con base en el estímulo económico ligado a la producción, la clave puede estar en alcanzar niveles de sostenibilidad que actualmente no se poseen y que colaborarían a consolidar una identidad que se quedó varada en el tiempo.

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 2, 4, 7, 10, 11 izquierda y 12. https://www.academia.edu/39780480/Ciudad_Guayana_a_planned_growth_pole_on_the_Orinoco._A_critical_assessment_on_the_role_of_spatial_planning

3. file:///Users/aziercalvo/Downloads/2445-Texto%20del%20art%C3%ADculo-7793-1-10-20150602.pdf

5, 6. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4953898

8. https://docomomo.org.br/wp-content/uploads/2016/08/CON_19.pdf

9. https://prodavinci.com/romulo-betancourt-y-la-venezuela-urbana-iii-ciudad-guayana/

11 derecha. https://devizcaino.blogspot.com/2013/07/ciudad-guayana-ciudad-planificada.html.

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 221

El Concurso de Ideas para el Palacio Municipal del Distrito Sucre del Estado Miranda, organizado por la Comisión de Urbanismo del Concejo Municipal de dicho distrito con el auspicio del Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV), se constituyó en el certamen que copó la atención del gremio durante el año 1985. Planteado en dos etapas, la primera buscó seleccionar de entre el alto número de participantes las cinco mejores propuestas para, luego de ser desarrolladas a nivel de anteproyecto, proceder a escoger la ganadora definitiva.

A modo de preámbulo podríamos decir que lo que en aquel entonces se conocía como el Distrito Sucre, tuvo su más lejano origen en la fundación de Petare el 17 de febrero de 1621 con el nombre de “Dulce Nombre de Jesús de Petare”, sobre una colina al extremo este del Valle de Caracas que mira al río Guaire, en el territorio que fuera habitado por los mariches, grupo indígena perteneciente a la familia lingüística Caribe. Según se recoge en la serie ¿Quiénes somos? publicada por el Centro de Historia Regional de Petare (Fundación José Ángel Lamas, marzo 2000), a cargo del antropólogo Félix A. Baptista -citada en https://es.wikipedia.org/wiki/Municipio_Sucre_(Miranda)-, “entre 1811 y 1819 el actual territorio de Sucre formaba parte de la Provincia de Caracas. En 1822 se crea el Cantón de Petare con los sectores de Baruta y El Hatillo bajo su jurisdicción. En 1853 se reorganizan las parroquias del Cantón. En 1864 pasa a ser parte del Estado Caracas, y el nombre cantón es sustituido por el de Departamento. En 1879 pasa a formar parte del Estado del Centro y en 1881 del Estado Guzmán Blanco”, momento en que recibe por primera vez la denominación de “Distrito Antonio José de Sucre” conformado por los municipios Libertad, Monagas y Petare como sede del gobierno. “En 1904 su territorio se anexa al Distrito Federal hasta 1909 cuando vuelve a formar parte de la jurisdicción del Estado Miranda”, sumándose posteriormente los municipios Monagas (primero Dos Caminos y luego Leoncio Martínez en 1948), Libertad y Unión a los municipios Petare, Baruta, El Hatillo y Chacao.

1. Casco colonial de Petare (circa 1950)

Para 1985, momento en el que se convoca el concurso que hoy nos ocupa, el Distrito Sucre era considerado como la entidad de ese rango más importante y rica del país. Aún no se había promulgado la Ley Orgánica de Régimen Municipal (1989) que lo eliminó para transformarse en municipio produciéndose su casi simultáneo desmembramiento de donde surgen con el mismo rango Chacao, Baruta y El Hatillo. Abarcaba la zona de la ciudad con el mayor crecimiento urbano y albergaba los terrenos más apetecibles para que ello se diese.

No hay que olvidar cómo desde que empieza el desarrollo de Caracas hacia el este del valle, paulatinamente desde finales de los años 20 del siglo XX y aceleradamente desde 1936, fueron las haciendas que ocupaban la demarcación del Distrito Sucre las que se fueron transformando en urbanizaciones que, con base en un trazado propio para cada una se iban parcelando y se vendían sin contar aún con los servicios básicos ni con un mecanismo que las regulase. Su intercomunicación se daba a través de lo que antiguamente eran los caminos reales convertidos luego en carreteras.

2. Plano regulador de Caracas. Información básica, 1950. Crecimiento histórico de la ciudad.
3. Plano regulador de Caracas, 1951. Estudio preliminar. Usos propuestos de la tierra.

Así, cuando se crea la Comisión Nacional de Urbanismo en 1946, y se busca ordenar el proceso de urbanización de la capital, cuyo principal fruto es el Plano Regulador de Caracas de 1951 que incluía el Distrito Federal y el Distrito Sucre, ambas entidades y sus respectivos concejos municipales  buscaron alargar lo más posible su puesta en vigencia, actuando, paradójicamente en medio de una dictadura, con total discrecionalidad a la hora de otorgar permisos de construcción, cambios de uso y aumentos de densidad. Será sólo en 1958 cuando las Ordenanzas y sus Planos de Zonificación fueron sancionados legalmente por ambas cámaras edilicias. En ese lapso (1946-58) se podría decir que se dispara el crecimiento del Distrito Sucre y se pone en evidencia la discrecionalidad mencionada de parte de su ingeniería municipal (acompañada de arbitrariedad y corrupción) la cual se instala y se convierte en modus operandi durante muchos años también luego de la caída de Pérez Jiménez. Sobre este tema y sobre la competencia que se desató entre el Distrito Federal y el Distrito Sucre por atraer las inversiones que aceleraran sus respectivos desarrollos urbanos sin mayores consideraciones ni técnicas ni éticas, recomendamos leer Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna de Juan José Martín Frechilla (2004) y muy particularmente dentro del “Diálogo esencial con Leopoldo Martínez Olavarría” los puntos “Urbanizar el este” y “Permisos y ordenanzas”.

En este contexto, proyectar el Palacio Municipal del ente local más poderoso e influyente del país después del Distrito Federal se convertía en un atractivo adicional. Más aún cuando, también por concurso, ya se habían obtenido los anteproyectos para el Palacio Municipal de Barquisimeto (1966, Jesús Tenreiro, construido por fortuna casi de inmediato) y para el Palacio Municipal del Distrito Federal (1970, Manuel Fuentes y Carlos Gómez de Llarena) que se encontraba en una larga espera de 15 años sin saber su destino definitivo. Luego, en 1982, como para enfriar aún más el asunto, la Gobernación del Distrito Federal organiza el Concurso para un edificio que albergaría sus oficinas administrativas en el frente norte de la Plaza Bolívar (ganado por Daniel Betti, Raúl Grioni y Javier Usarraga) que también terminó durmiendo el sueño de los justos.

Pese a los nada auspiciosos antecedentes pero contando con que el afán de una entidad acaudalada podría superar los obstáculos que siempre se anteponían a la construcción de un edificio ganado por concurso en nuestro país, se hace el llamado convirtiéndose su convocatoria en todo un éxito atrayendo en particular a las nuevas generaciones de arquitectos: se inscribieron 143 personas o grupos de los cuales entregaron 80. El calificado jurado estaría conformado por Gorka Dorronsoro, Américo Faillace, Carlos Gómez de Llarena, Henrique Hernández y José Miguel Galia y el coordinador del evento sería Oscar Olinto Camacho.

Las autoridades del Distrito Sucre habían seleccionado un terreno para el Palacio dentro de un contexto altamente fragmentado, atravesado por un tramo elevado de la autopista que conduce hasta Guarenas que lo dividía en dos partes: una al sur relativamente próxima pero a la vez espacialmente aislada del casco histórico de Petare, colindante con la avenida Francisco de Miranda y de mayor vitalidad urbana por estar muy cerca de la estación del Metro; y otra localizada más al norte en el sector de La Urbina alejada si se quiere de todo compromiso con la ciudad.

El programa contemplaba grosso modo espacios para la Cámara Municipal (que comprendía el salón de sesiones, la presidencia y sala de reuniones), las Comisiones (despachos de los diferentes concejales), las Oficinas de Administración Municipal, la Presidencia, la Biblioteca Municipal, los Servicios para Empleados (como gimnasio, comedor y guardería), más los Servicios Generales, estacionamientos y espacios abiertos para actividades públicas. Era recomendable, según los organizadores, visualizar la construcción del edificio por etapas.

Como ya se mencionó al inicio, el concurso se organizó en dos fases siendo seleccionados luego de concluir la primera para luego competir en la segunda los arquitectos Miguel Acosta; Angel Luis García Palmas; Oswaldo Molina y Sergio Sevcik; Juan Carlos Parilli; y Marcos Sanoja, alcanzando el primer premio de la segunda etapa y por ende declarado ganador el arquitecto Juan Carlos Parilli.

4. Concurso de Ideas para el Palacio Municipal del Distrito Sucre del Estado Miranda. Propuesta presentada por el arquitecto Oswaldo Molina, una de las clasificadas en la primera etapa
5. Concurso de Ideas para el Palacio Municipal del Distrito Sucre del Estado Miranda. Dos de las propuestas clasificadas en la primera etapa. Izquierda: arquitecto Marcos Sanoja. Derecha: arquitecto Ángel García
6. Concurso de Ideas para el Palacio Municipal del Distrito Sucre del Estado Miranda. Boceto de la propuesta presentada por el arquitecto Miguel Acosta, una de las clasificadas en la primera etapa

Los cinco anteproyectos fueron publicados con gran despliegue en el número 66-67 de la revista PUNTO que, aunque estuvo listo para salir el año 1985, terminó viendo la luz (por razones que no nos detendremos a precisar) doce años más tarde en 1997. Todos ellos de diferentes maneras intentaron sortear las dificultades que imponía el complicado terreno asignado buscándose en todo momento pasar de una zona sur pública que se convierte en el acceso natural al edificio muy vinculada con la ciudad, a otra ubicada al norte donde se iban ubicando las actividades secundarias, con menor carga simbólica que demandaban mayor privacidad.

7. Propuesta ganadora del Concurso de Ideas para el Palacio Municipal del Distrito Sucre del Estado Miranda presentada por el equipo encabezado por Juan Carlos Parilli.

De la propuesta ganadora cuyo equipo de trabajo estuvo integrado por Juan Carlos Parilli, Joel Sanz, Francisco Arocha, Tabaire Pérez, Claudia Vélez, María B. Delgado, Milena Miliani, Milagros Lunar, Ruth Chacón, Isabel Caleya y Francisco Canestri (arquitectura) y Luis Ocando (maquetista), y que contó con la asesoría de Enrique Arnal (estructura), Abraham Wainberg (instalaciones eléctricas), Germán Romero (instalaciones sanitarias), Percy Pittaluga (instalaciones de seguridad) y Luis José Odón (instalaciones mecánicas), cuya información gráfica hemos decidido reproducir en extenso, transcribiremos parte de su memoria descriptiva y en particular la que hemos considerado facilita mejor su comprensión desde el punto de vista conceptual:

“La edificación se concibe como una forma unitaria, un paralelepípedo horizontal de doscientos cincuenta metros de largo, cincuenta y cuatro de ancho, y dieciséis de altura, armado por una retícula estructural de 9 x 9 metros. Se espera que esta geometría simple y contundente contribuya a sugerir claves y lineamientos para el futuro desarrollo de los lotes de terreno que están aún sin edificar y proponga cierto orden en un contexto excesivamente fragmentado. (…) Este volumen no es homogéneo, sino que se va transformando, haciéndose cada vez menos compacto en la medida que se acerca al extremo sur del terreno y a la Avenida Francisco de Miranda, haciéndose más públicas las funciones y de mayor jerarquía los espacios.”

La proximidad con la fecha de promulgación de la ya mencionada la Ley Orgánica de Régimen Municipal que terminó desmontando la organización programática que daba sentido al proyecto, amén del impacto que normalmente incorpora las alternancias en el poder político sobre planteamientos provenientes de gestiones anteriores, donde por lo general se desvanece la voluntad requerida para su cristalización, ralentizaron y desvanecieron toda posibilidad de que este edificio se construyera, pasando a engrosar el nutrido número de los que han corrido con esa suerte dentro de la historia de los concursos de arquitectura a nivel nacional.

8. Terminal de Pasajeros y Mercado Municipal La Urbina-Petare, Franco Micucci, 2011-2013. Izquierda: Plano de Conjunto. Derecha: Mercado

Cabe señalar, para concluir, que el sector sur del terreno asignado en 1985 para el Concurso del Palacio Municipal del Distrito Sucre fue el escogido por la Alcaldía del Municipio Sucre para realizar en 2011 el proyecto del Terminal de Pasajeros y Mercado Municipal La Urbina – Petare. Su autor, el arquitecto Franco Micucci, incluyó en su equipo de trabajo a los arquitectos Andrea Hernández, Claudia Vergara, Srah Lipps, Cruz Criollo y José Ángel Pérez. La obra con una superficie de terreno de 7.404,23 m2 y área de construcción de 5.000 m2, de un notable valor arquitectónico, afortunadamente se terminó el año 2013, convirtiéndose de inmediato en un importante dinamizador urbano para la zona.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://procomunidad.blogspot.com/2013/02/historia-de-petare.html

2. http://bp1.blogger.com/_pJx5ybxSpwE/R9Ac9gHJjTI/AAAAAAAAARg/_9ewPexOc4k/s1600-h/Caracas+1950.jpg

3. http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-zonificada/

4, 5, 6 y 7. Revista PUNTO, número 66-67, 1997

8 izquierda. http://www.arquitecturaenacero.org/proyectos/edificios-de-equipamiento-y-servicios/terminal-de-pasajeros-y-mercado-municipal-la-urbina

8 derecha. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

Nota

Como complemento imprescindible de esta nota recomendamos visitar https://catalogosdearquitectura.wordpress.com/2018/03/12/parilli-juan-carlos-spa-1985-alcaldia-de-sucre/ donde se encuentra una impecable reproducción gráfica la propuesta ganadora de Parilli (modelo 3d y dibujos elaborados por Juan Carlos Lázaro y edición de imágenes a cargo de Juan Carlos Lázaro y Ramón Fermín) y un acertado análisis crítico realizado por Joel Sanz extraido de «Cinco lecciones de Carlos Raúl Villanueva», conferencia dictada en el Colegio de Arquitectos de Milano, Italia, el 9 de noviembre de 2006.

ACA

VALE LA PENA LEER

La cúpula que cambió el mundo

Hace 600 años que empezó el milagro. Filippo Brunelleschi inició el 7 de agosto de 1420 los trabajos para alzar el domo de la catedral de Florencia, cuya construcción marcó el inicio de la modernidad

Silvia Colomé

Brunelleschi inició los trabajos de construcción de la cúpula el 7 de agosto de 1420, hace 600 años

02/08/2020

Tomado de https://www.lavanguardia.com

Cuando llovía, las gotas caían como lágrimas en el interior de la catedral de Florencia.Un enorme agujero de 45 metros de diámetro se abría al cielo, conexión directa con un Dios que todavía no había iluminado al mortal que debía alzar la mayor cúpula de la cristiandad y de la historia.

La cuna del Renacimiento se mantuvo años a la intemperie, esperando. Arnolfo di Cambio diseñó a finales del siglo XIII una nueva catedral, gótica, que debía superar en grandeza a las de Pisa y Siena, las grandes rivales de Florencia. Y así acabó siendo, a pesar de su muerte, de la llegada de la peste negra, de los cambios de arquitectos que todavía ampliaron más el proyecto original y del problema que acabó generando: ¿Quién sería capaz de construir una cúpula a 55 metros del suelo, que alcanzaría en el exterior 54 de diámetro y de un peso de 29.000 toneladas sin contar la linterna?

El gran reto: elevar una cúpula a 55 metros del suelo

En 1380 se concluyó la nave central. Ningún proyecto parecía lo suficientemente sólido para unas obras que no podían concebir el fracaso. El poder y el prestigio de Florencia estaban en juego. En 1418 la Opera del Duomo, la institución que velaba por la construcción de la catedral y que todavía hoy se mantiene activa gestionando su patrimonio, impulsó un concurso para poner fin a este despropósito e iniciar lo antes posible los trabajos.

Un plano de la estructura interior de la cúpula elaborado por Bernardo Sansone Sgrilli en 1733
(Opera de Santa Maria del Fiore)

Se presentaron doce maquetas. Dos de ellas quedaron finalistas, la de Filippo Brunelleschi y la de Lorenzo Ghiberti, los mismos artistas que también compitieron unos años atrás para esculpir la famosa puerta del Paraíso del Baptisterio. En aquella ocasión, Ghiberti ganó la partida.

Brunelleschi, un hombre temperamental, se sintió ofendido y abandonó la ciudad junto a su amigo Donatello. Ambos se instalaron en Roma, donde estudiaron las ruinas del mundo clásico. Y allí permaneció Filippo unos diez años, un tiempo que le resultó muy útil. Poco después del retorno a su ciudad, le devolvió a Ghiberti la jugada. Esta vez fue él quien ganó el concurso.

El Panteón de Agripa en Roma

La observación del Panteón de Agripa seguramente le inspiró, e ideó una propuesta original e ingeniosa que bebía de las fuentes clásicas y aportaba nuevas soluciones. Demasiado arriesgado para la Opera del Duomo, que decidió que Ghiberti compartiera con él la construcción. Las chispas entre ellos, dos conceptos artísticos casi opuestos, no tardaron en llegar y Brunelleschi acabó liderando en solitario unas obras que empezaron el 7 de agosto de 1420. En dieciséis años logró lo que parecía imposible, todo un hito, la gran obra maestra arquitectónica del Renacimiento que marcó el inicio de la era moderna.

“Fue un verdadero desafío, nadie había hecho hasta entonces una cúpula de ese tamaño”, explica Francesco Gurrieri, arquitecto, miembro de la Opera del Duomo y uno de los grandes expertos en la cúpula de Brunelleschi. Una de las cifras más espectaculares de la obra es su altura. Su base se levanta a 55 metros del suelo, se alza hasta los 91 y con la linterna llega a los 116, según los cálculos del matemático Giuseppe Conti de la Universidad de Florencia. “Fue épico, representa la capacidad del hombre de superarse a si mismo ante los retos”, añade la arquitecta Carolina Garcia, experta en historia de la arquitectura de la UPC.

Los intentos anteriores para levantar la cúpula se habían derrumbado a las primeras de cambio. Los nervios típicos de las catedrales góticas se hacían añicos contra el suelo. Hasta que llegó Brunelleschi y cambió el sistema constructivo recurriendo al mundo clásico. “Encontró en el pasado las respuestas del futuro”, apunta Garcia. De los muchos logros de la cúpula, quizás el primero fue este cambio de chip.

Una cúpula de doble piel

Y fue así como concibió una cúpula de doble piel. La primera, la interior, funciona por gravedad, como el Panteón de Agripa de Roma, y es la que le da estabilidad; mientras que la segunda, la exterior, recupera la estética gótica con unos nervios que parten de los ocho puntos de la base octogonal del tambor. “Respetó la construcción en líneas del gótico pero, para que fuera posible, recurrió al ingenio de los romanos”, resume la arquitecta. Y todas estas líneas confluyen en un mismo centro, el ombligo de la cúpula situado en el actual mirador donde se eleva la aguja. “Sería como el centro del mundo”, explica.

Pero Brunelleschi introdujo muchas más innovaciones que “fueron fundamentales”, según Gurrieri, como el uso de la técnica de la espina de pez para hilvanar la cúpula interior. El método consiste en colocar unos ladrillos planos en horizontal y otros en vertical trazando una diagonal. Con este sistema, que da una gran estabilidad a la construcción, “se genera un mecanismo en forma de cuña que evita el deslizamiento de los ladrillos”.

Vista de la cúpula de Brunelleschi

Para el experto de la Opera del Duomo, otra proeza del florentino fue construir toda la estructura sin armadura de madera, sin andamios que se apoyaran en el suelo, solo a partir del tambor dejado por los anteriores arquitectos medievales, desde donde ideó un andamio aéreo que se iba elevando al mismo tiempo que avanzaba la obra. Además, proyectó sus propias máquinas y herramientas de construcción.

La lista de las aportaciones tecnológicas de Brunelleschi para construir la cúpula es larga e incompleta. “Todavía hoy no sabemos del todo cómo lo logró”, revela Garcia. “Por eso se siguen haciendo catas e investigando”. El Getty Research Institute de Los Angeles descubrió en 2012 escondida en el subsuelo del actual museo de la Opera del Duomo, que albergó los trabajos de construcción de la catedral, una pequeña maqueta que utilizó el también escultor para idear su creación más colosal. “Proyectaba como nosotros ahora”, se emociona Garcia.

De hecho, Brunelleschi temió siempre por su proyecto y evitó explicar detalles o dibujar planos. Los dieciséis años de trabajos no fueron fáciles, con críticas constantes de colegas y ciudadanos que consideraban inviables sus ideas. “Fue, con razón, muy celoso de su proyecto y, por ejemplo, hasta cinco años después del inicio de la obra no reveló públicamente el secreto de la espina de pez”, explica Gurrieri.

La proporción áurea

En cambio, sí tuvo un confidente de excepción, el astrónomo, geógrafo y matemático Paolo dal Pozzo Toscanelli, de quien fue alumno y le ayudó en los cálculos de la cúpula. Eso sí, buscando siempre la llamada proporción áurea. “El número de oro formaba parte del trabajo de arquitectura de la época, sería como para nosotros ahora encender el ordenador”, compara divertida Garcia. El resultado se nota en las proporciones que otorgan a la estructura su belleza característica.

Pero la cúpula es mucha cúpula y su vida siguió evolucionando cuando Brunelleschi falleció. Llegó a iniciar la linterna (que pesa 750 toneladas), pero no vivió lo suficiente para acabarla. De hecho, uno de los secretos bien visibles de la cúpula es que no está finalizada. Permanece a obra vista casi todo el tambor. Baccio d’Agnolo, unos setenta años después, ganó el concurso para decorarlo pero solo terminó uno de los ocho lados. La tradición explica que dejó el trabajo tras recibir unas duras críticas de Miguel Ángel, aunque seguramente fuese por temor al sobrepeso que añadía a la estructura. Desde entonces “nadie pensó en terminarlo”, comenta Gurrieri.

Las pinturas interiores de la cúpula de Brunelleschi

Otra polémica llegó con la decoración interior, encargada a Giorgio Vasari más de 130 años después. 3.600 metros cuadrados de pintura. Ya mayor, murió al cabo de poco y le sucedió Federico Zuccari que cambió el fresco por la témpera y acabó las 700 figuras en tan solo tres años. El resultado no convenció a los florentinos y muchos pidieron irónicamente que se volviera a pintar.

La cúpula de Brunelleschi no solo es el gran símbolo de Florencia, el orgullo todavía hoy de sus ciudadanos, sino que aún ostenta el récord de ser la mayor del mundo construida en mampostería. Y se convirtió en un modelo a seguir en otras iglesias, como la del Vaticano. Cuando Miguel Ángel partió de Florencia para iniciar sus trabajos dijo, observándola, según relata Vasari en sus Vidas: “Me voy a Roma para construir a tu hermana, más grande que tú pero no tan bella”. La de la catedral de Saint Paul de Londres también está inspirada en ella. “Inició una cadena en el tiempo que llega hasta la actualidad”, considera la experta de la UPC.

La cúpula de Brunelleschi, Florencia

El coronavirus ha impedido que se realizaran los actos de homenaje organizados por la Opera del Duomo. Algunos de ellos seguramente se recuperarán el año que viene, como un espectacular videomapping en 3D sobre el domo. Pasados 600 años ya no viene de uno más. Y la cúpula resiste. “Goza de buena salud”, diagnostica el arquitecto Gurrieri antes de señalar que cuenta con un sistema de monitoreo constante. Y lo más importante, sigue siendo una joya de la arquitectura y un ejemplo de superación humana. La mejor representante de los tres principios de Vitruvio: utilitas, venustas et firmitas (utilidad, belleza y firmeza).

Filippo Brunelleschi retratado por Masaccio

Brunelleschi, un hombre clave del Renacimiento
Filippo Brunelleschi, que empezó como orfebre y relojero, siguió como escultor y acabó convirtiéndose en el gran arquitecto del quattrocento florentino, no solo encarna a la perfección el espíritu polifacético y humanista que sitúa al hombre en el centro del mundo. Con sus logros revolucionó toda una época.

La cúpula de la catedral de Florencia es el ejemplo más visible, pero su mente privilegiada para encontrar soluciones aparentemente fáciles a problemas difíciles le llevó también a idear la perspectiva lineal, que permitía representar figuras tridimensionales sobre un plano y que caracteriza la pintura del Renacimiento. Su amigo Masaccio la utilizó por primera vez en el fresco La Trinidad. Aunque murió joven, tuvo tiempo de retratar a su colega en el famoso fresco de la capilla Brancacci.

ACA